Miedo
La rubia se paso la mano por la cara para después maldecir en un susurro, Matteo se encontraba revisando la pequeña caja de cartón mientras miraba de vez en cuando a la rubia hecha un manojo de temblores y susurros.
—Aquí dice que si sale dos rayitas es positivo –aviso señalando con el dedo la instrucción.
—¡Eso es obvio, Matteo! –dijo casi como un regaño causando que el castaño saltara suavemente sobre su asiento totalmente desprevenido de escuchar a la rubia gritarle– Perdón, no quise gritarte.
El italiano nego mientras apagaba la tetera que estaba a unos metros de la sala, unos segundos después regreso con una taza y una cuchara.
—No puede estar pasando esto, de verdad no me puede estar pasando a mi –dijo con los ojos cristalizados mirándolo acercarse con la taza en las manos– ¿Qué voy a hacer?
—Es una prueba de embarazo, pueden equivocarse.
—Tal vez pero yo soy regular y no me ha bajado en esta semana –respondió con dificultad.
—¿Le dirás? Creo que es totalmente necesario que le digas, debe saberlo.
—Lo sé pero, es difícil que yo, especialmente yo se lo diga, ni siquiera puedo nombrarlo porque en verdad duele.
—¿Hace cuanto hablaste con Luna?
—Hace un mes, le pedí disculpas nuevamente y ella me mando un audio diciendo que no quería hablar conmigo y luego me ignoró –respondió riendo con nada de gracia, una lágrima salio de su ojo a causa del ardor en ellos.
—Ámbar –la ojiazul volteo a verlo, Matteo se lamio los labios para después rascarse la barbilla– Simón me ha preguntado sobre tu estado, el de verdad quiere que lo perdones y que le des una oportunidad. Creo que con todo eso y esto, sería muy bueno que hablarán y resolvieran las cosas, pueden terminar en buenos términos y esperar o pueden terminar como ustedes deseaban.
—¿Qué? –preguntó casi en un susurro– ¿Le haz respondido lo que te ha preguntado?
—Simón estaba muy desesperado, la vez que salí por comida el me llamó casi llorando pidiendo que te pasara el celular y pudieran hablar.
—Matteo –lo nombró casi en reproche mientras otra lagrima rodaba por su mejilla.
—No puedes pedirme que lo ignore, el te hizo muy feliz y estoy seguro que si arreglan las cosas puede hacerte el doble de feliz.
—Si claro, mira que feliz estoy, pudriendome con el odio de Luna y con todo esto.
—Al menos dile a tu familia, no pueden dejarte de lado asi que no le temas a eso, ellos han sido iguales contigo, se han preocupado por ti e incluso te mandaron dinero.
—Luna esta ahí, si voy y les digo ella me detestara más.
—Luna no te odia, tan solo esta dolida así como tu lo estás, no se puede borrar el cariño que se le tiene a alguien y por más que lo "odies" aun quedara algo de amor y cariño, Ámbar no todo esta perdido.
Matteo quito las lágrimas de sus mejillas para después besarle la frente y abrazarla, había pasado dos semanas desde que todo se había desvanecido.
El día que Ámbar había pisado París no sintio nada de seguridad, se sentía totalmente frágil y vulberable, nada se iba, tenía todo grabado en la mente.
No funcionaba su método de defensa.
La oportunidad de modelaje había sido cancelada puesto que el director del proyecto había terminado en el hospital debido a problemas con de salud.
Todo lo que había sido su forma de olvidarlo, se había desvanecido en unas semanas.
Debía buscar una solución, y no escapar pues todo sería peor.
Todo en Ámbar estaba hecho a partir de miedo y pedazos de su corazón quebradizo. Todo se veía ta oscuro y opaco.
La sorpresa de estar nuevamente en un avión la hizo temblar sobre su asiento, con los audífonos puestos en sus oídos se sentía más protegida del mundo.
Por la ventana del avión se veía el cielo de la noche dandole la bienvenida a el lugar donde todo sucedio, en un suspiro tomo sus maletas mientras sus manos resbalaban con el sudor nervioso que se desprendía de su palma.
—¿Ámbar? ¡Cariño! –la voz de Lyli fue la primera en anunciar que la rubia había llegado a la mansión.
Todos los familiares salieron del comedor con una sonrisa cálida mientras veían a la recién llegada acomodar sus maletas mientras la mayor la abrazaba.
Todo fue abrazos y cariños, nadie se veía distinto hacía su persona, parecía estar todo bien.
Nadie dijo nada sobre lo sucedido, después de unas horas se despidieron para ir a dormir.
—Creí que regresarías hasta el año siguiente –comento una de las primas cercanas de Ámbar, casi al mismo nivel de Luna– Luna no dio detalles sobre la boda, dijo que ya no quería y simplemente se fue. Solo me dijo a mí.
—Ori yo no quise hacer eso, se me salió de las manos, no quería arruinarle nada a Luna.
La pelirubia nego para después sentarse a su lado.
—¿Hay algo más detrás de esto? –Oriana preguntó a la ojiazul, Ámbar parpadeo varías veces tratando de ocultar sus lágrimas– Debes decirle, todos ataran cabos y estaran indignados al saber que no les dijiste.
—Llevo unos días sin bajarme, no era mi intención hacer más grande el problema.
—Deja de atormentarte, no cometiste un delito, errores humanos.
—No se que hacer ni como decirles esto, todos me odiaran cuando les diga la verdad y Luna me odiara más de lo que ya me odia.
—No te odiaran por qué saben perfectamente que tu no intentas lastimar a nadie, Ámbar todos te queremos, jamás te odiaran. Tal vez entren en shock y las amigas del abuelo quieran meter cizaña, pero no habrá odio.
La rubia trato de relajarse con las palabras de Oriana, realmente necesitaba que le dijeran "todo estara bien" aun sabiendo que estara mal, necesitaba un poco de posibilidades para no caer en un hoyo negro de dolor mayor.
Durante la noche no pudo dormir debido a los múltiples y nerviosos escenarios que pasaban por su mente, no quería sentir más dolor del que tenía.
—¿Qué nos quieres decir, cariño? –le preguntó Sharon mientras tomaba su té.
Casi toda la familia estaba en la sala esperando a que Ámbar soltará lo que debía decir. La rubia estaba más que asustada, estaba aterrada.
—Y-yo... –su voz tembló nerviosa, la rubia aclaro la garganta para después tomar aire– Creo que, en realidad no me ha bajado...
—¡¿Qué?! Pero sí ya estas muy vieja para que aun no tengas la regla, ¡no tiene sangre! –chillo su primo más pequeño sin captar el verdadero sentido, en su mente imaginaba que su prima nunca en su vida le había bajado.
La rubia soltó una risita nerviosa con el "vieja" de James, Ámbar tenía veintitrés casi veinticuatro.
—No me refiero a eso sino que, yo soy regular y no me ha...
—¡Ayyy, tienes un bebé! –chillo la esposa de Alfredo con total dulzura y emoción, todos al instante se emocionaron embelesados y ansiosos por el nuevo bebé.
—¡Seré abuela!
La rubia no hizo nada más que quedarse callada y esperar a que ellos le pusieran nuevamente atención.
—Yo me hice una prueba y salio positiva, pero esas cosas a veces se equivocan y quiero hacerme una prueba de sangre.
—¡Que emoción!
Cuando todos se iban a levantar la rubia habló aceleradamente.
—También hay otra cosa que quiero contarles, es algo... difícil y por favor les pido que no me dejen de escuchar hasta que termine de hablar –suplicó con los ojos vidriosos.
Todos la miraron curiososo para después murmurar un "si".
Con dificultad les explico todo, cada vez más había rastros de enojo en los rostros de sus tíos, la miraban indignados como sí hubiese cometido un asesinato.
—Y-yo de verdad lo siento –susurró con un gran nudo en la garganta, el único que no entendía que pasaba era James y se preocupó al ver a su prima mayor estar llorando tan desesperada y rota.
Intento aceecarse a abrazarla pero su madre lo detuvo tomandolo del hombro.
—Niños salganse de aquí, esto es conversación de adultos y una niña –soltó con amargura, los más pequeños obedecieron aun curiosos tratando de entender qué era lo que pasaba.
Ámbar trato de prepararse para la tormenta que se avecinaba pero no pudo, realmente estaba sufriendo.
—¡¿Cómo se te ocurre hacer eso?! –gritó la madre de Luna, su tía la miraba totalmente furiosa– ¡¿No sabes cuánto sufrió mi hija?!
—Sí y lo lamento mucho, yo quería decirle pero no podía por qué no quería verla sufrir y yo no podía sacar la verdad por que era como fuego en mi garganta.
—Sí, tan culpable te vez pero ¿vez lo que paso? Te acostaste con su prometido y encima te embarazaste, ¡¿Dónde esta la culpa en eso?!
—Calmate –le dijo su esposo pues realmente estaba sobreexplotando su furia.
—Perdón, lo lamento mucho, no quise que pasara esto y se que esta muy mal pero realmente necesito que no me den la espalda por qué eso me dolerá más y no creo soportar este dolor –sollozo mirando suplicante a su familia.
—¡No te ayudare, no lo mereces, arrastrada! –Alfredo se levanto bruscamente para encarar a su hija.
—No te permito que le hables así a mi nieta –habló con firmeza– Sí no te vas a controlar, bien te puedes ir a gritarle a alguien más.
Después se acercó a abrazar a Ámbar la cuál solllozo libremente entre los brazos de su abuelo, el mayor trató de calmarla.
—No olviden que también Simón tiene la culpa –murmuró la madre de Ámbar con algo de sorpresa aún, se acerco hasta si hija para calmarla– Shh, calma.
—Mamá –la ojiazul sollozo tratando de tranquilizarse pero no podía.
—Mañana vas a hablar con Simón y vas a ir a hacerte un análisis, después hablarás con Luna –explicó su padre con un tono levemente autoritario mientras limpiaba sus lágrimas.
Después de que casi todos volvieran a su rutina, logró calmarse ya estando en su habitación. Se sentía tan rota sin embargo el cariño y lealtad que habían demostrado sus padres y abuelo realmente la hizo sentir mejor.
Por mensajes le había dicho a Matteo que le pasara su número a Simón para poder hablar, por más ganas de llorar que tenía debía actuar rápido.
Casi instantaneamente el castaño la llamó totalmente acelerado y ansioso de escucharla nuevamente, su corazón latía como loco.
—¿Ámbar, que sucede? ¿Estás bien? ¿Dónde estás?
—Hay un problema –al instante se quiso golpear mentalmente– No es un problema, no se le dice así. Debemos vernos mañana, debo hacerme una prueba de..
La rubia se mantuvo callada tratando de tener valor para decir la palabra, Simón entreabrio los labios.
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—¡¿Embarazo?!
Sonrió entre su tristeza ante el tono sorprendido de Simón, tembló nerviosa para después asentir como sí él la estuviese viendo.
—Sí, estoy en la mansión y ya le dije a mi familia.
—¿En serio? ¿Puedo ir a hablar ahora contigo? Fisicamente.
—Mañana, no ahora.
Hubo unos segundos de silencio, tratando de encontrar un final a su dolor pero no lo encontraba.
No encontraba el final de su dolor.
—Te extraño, de verdad lo lamento mucho Ámbar. Por favor perdóname, no he podido dormir tranquilo sin imaginarme el dolor que estas pasando y eso me hace sufrir más por qué por mi culpa paso todo esto... de verdad lo lamento tanto.
Ámbar no quería seguir llorando, quería dejar de llorar como una persona extremadamente vulnerable.
—Mañana hablamos.
Finalmente colgo la llamada para después suspirar y limpiarse sus lágrimas, necesitaba dormir y recuperar esas horas de sueño.
Eliminar esa fragilidad y ser fuerte como lo era antes.
Simón estaba emocionado y ansioso, deseaba ya ver a Ámbar y tenerla cerca. No podía contener su felicidad de haber escuchado su voz, pudo captar su dolor y eso realmente le dolía pero ansiaba poder estar cerca y eliminar su dolor con amor, cariños y abrazos.
El la quería mucho.
Ella lo quería mucho, pero estaba sufriendo.
Bien, tardee siglos en darme cuenta que nunca publiqué la siguiente parte del one shot "amante de medianoche"
Perdonen :'[
Escribiré la siguiente parte de este y del anterior, se viene fuerte las disculpas de Ámbar del oneshot anterior y se viene fuerte lo de el siguiente.
Creo que no me explique bien JAJAJA no importa
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