Lo siento


Ambos estaban afuera.

Uno sentado al lado del otro, en silencio absoluto.
Ya llevaban más unos minutos en silencio, solo acompañándose entre si.

La rubia relamio sus labios mientras movía su dedo indice golpeando ligeramente su codo, algunos mechones rubios flotaban en dirección a su izquierda causandole cosquillas en su mejilla y barbilla.

—Lo siento– murmuro Simón mirando a la ojiazul, Ámbar permaneció mirando al frente frunciendo los labios– Lamento el haberme ido, tenías razón, estaba molesto por verte con Matteo.

—Ya no importa, ya paso– dijo casi en un susurró débil, se acomodo el pequeño mechón rebelde y volteo a verlo– ¿Porqué no lo aceptaste?

Simón hizo una mueca y bajo la mirada a sus manos unidas abrazando sus rodillas. El que estuvieran sentados en los tres escalones afuera de la mansión Benson los obligo a flexionar las rodillas.

Estaba haciendo algo de frío, lo cual era raro pues estaban en mero apojeo de verano.

—Cosas de estúpidos, no lo se, creí que así no me vería tan patético– la rubia curveo una ceja.

—En realidad te veías algo idiota– confesó con leve burla, el castaño sonrió aún con la mirada baja– No tenía sentido que lo escondieras, tu bien sabes lo que sucede con Luna. No había razón para que lo ocultaras, ambos estaríamos a mano.

—Si pero con Luna nunca ha pasado nada entre ella y yo– soltó sin pensar.

Calló abruptamente y volteó a verla, pudo ver sus ojos zafiro observarlo de reojo para después bufar y suspirar.

—¿Siempre eres tan inseguro con esto?– cuestionó sutilmente mirandolo detenidamente– Con Matteo ya no hay nada, fuimos y somos mejores amigos. Eramos cercanos y nos gustamos, después no había quimica, fin.

—En realidad, ustedes volvieron unas dos veces más – agrego Simón con un ligero puchero, la rubia lo miro fulminante para después girar los ojos.

—De acuerdo entonces, eramos cercanos y comenzamos a gustarnos, nos hicimos novios durante seis meses, falto química y terminamos, lo intentamos por dos veces más hasta que terminamos porque simplemente era pasajero y no había nada mas que una amistad de cuatro años. ¿Algo más, Simón? – los ojos azules se volvieron demandantes y autoritarios.

—Ámbar yo de verdad te quiero, me gustas pero no puedo evitar pensar de más– confeso apenado mirando sus irís azules y brillantes– Tu no sientes nada pero ¿que sucede con el? Puede haber probabilidades de que el no haya borrado lo que siente, aunque sea una pizca de amor más alla del cariño.

—Simón, Matteo esta saliendo con otra chica, yo misma los presente y si hubiera esa 'pizca de amor' el la habría rechazado sin embargo no lo hizo. Yo lo conozco desde hace años, yo puedo saber perfectamente como se siente con tan solo mirarlo– afirmó con un gesto irritado– Tranquilo, no hay enamoramiento por parte de los dos, nada, no hay y no volvera a haber. Es parte de mi pasado y yo del suyo, nada más amigos.

Simón se quería golpear, la estaba cuestionando con cualquier cosa y ella estaba dando respuestas concretas, en algún momento Ámbar se cansaría de tantas preguntas.

—Sólo fue algo pasajero, sólo nos confundimos– aclaro brevemente acomodando su cabello rubio.

Había pasado un mes desde que se habían distanciado, en esas semanas la rubia había reflexionado sobre su sentir y profundizar en su corazón si verdaderamente valía la pena el dar una segunda oportunidad al castaño.

Y es que sinceramente se estaba enamorando, incluso más que con el italiano, su corazón salía desbocado cada que se lo cruzaba o lo pensaba. Comenzaban a tener dueño esos latidos desesperados, esas mariposas revoloteando o ese nerviosismo.

Matteo había sido el primero en darle su hombro para pensar en vez de llorar, el italiano se había ofrecido a darle al menos un buen golpe al mexicano por haberla dejado plantada sin embargo la ojiazul no se lo había permitido pues sabía que si Matteo se metía todos sus perros falderos (los chicos que lo seguían por popularidad) se meterían con Simón y eso sería meter demasiada gente para algo de dos personas.

Matteo aun así le causo un pequeño susto a el castaño enfrentandolo en la clase de deportes, simplemente habían sido unos cuantos empujones e insultos sin embargo Ámbar lo había regañado explosivamente ante su impulsividad. Matteo era muy sobreprotector cuando se trataba de la ojiazul, tal vez habían sido sus dos formas de quererla el que siempre que se tratara de ella quería verla sonreír y ser alegre.

—Debería ser yo el que de explicaciones‐ murmuro con vergüenza pasandose la mano por el cuello.

—Entonces te escucho– respondio Ámbar acomodandose en el escalón.

—Ámbar yo no se como manejar esto, jamás he sido bueno con las relaciones o con mis palabras... Lamento el haberte lastimado por una tontería, te juro que no quise hacerte sentir mal o que tuvieras que pasar las críticas– la rubia sonrió a medias y relamio sus labios de nuevo.– Me deje llevar por mi inseguridad y mi cabezota estúpida, no quería verte llorar por mi culpa.

Simón busco la mano de Ámbar para después acariciarla con delicadeza, sus ojos viéndose admirando ese bonito brillo que causaba la luz de la luna acompañada del anochecer.

El ligero canto de los grillos demostraba que eran más de la siete.

—Debí haberme quedado, habríamos pasado un buen rato. Te veías tan preciosa con esa blusa– las mariposas revolotearon en el estomago de Ámbar causando un ligero rojo subir a sus mejillas. – Te arruine la noche y no sabes cuanto lo siento, de verdad perdón Ámbar.

Su voz se había convertido en un ligero susurro, uno tan suave que parecía una ligera caricia estremeciendola.

Sus ojos miel eran sinceros, transmitían la culpa y tristeza que había visto la misma noche en que habían discutido.

La rubia acortó la distancia, rozando sus labios, un delicado roce que la estaba emocionando.

Al principio se había arrepentido de no escucharlo, sin querer su corazon herido la atormentaba con el hecho de que probablemente había tomado una mala decisión el dejarlo con la palabra en la boca pero con los días había caido en cuenta que era primero cuidar su corazón y su equilibrio.

Con Matteo todo había sido un desastre, había escuchado primero a su necesidad de estar cerca de el que a su cerebro y las razones por las que darse un tiempo, había sido un circulo vicioso de besos y lágrimas.

Había finalizado todo cuando ambos habían terminado tan lastimados que tuvieron que darse un tiempo, el italiano había ido de vacaciones con su abuela y aprovechar para darse su espacio mientras la ojiazul trataba de superar ese epsiodio.

Después de esas vacaciones todo volvio a la normalidad, cariño fraternal.

No todo era eterno, ese sufrimiento no habia sido para siempre. Ámbar por un momento penso que de verdad ese circulo sería para siempre.

El castaño no dudo en acercarse más para después acariciar su mejilla mientras ambos se volvían a encontrar.

Un beso muy sutil, donde se sentía la melancolía y el perdón.

De verdad estaba sucediendo, se estaba enamorando después de mucho tiempo. Después de tenerle tanto miedo a esa sensación tan bonita pero destructiva, volvía a sentir esas mariposas volar alegres en su estomago.

Un agridulce sabor.

Bueno, bueno! Esto me ha gustado.

Sinceramente me gusto escribir este one shot, describir a la queen y lo que había pasado con Matteo.

Yo digo que Ámbi estuvo excelente en darse su tiempo, darle importancia a si estabilidad emocional y no volver al mismo círculo vicioso como con Matteo :3

Hay ya me siento como psicóloga, pero enserio siempre ponganle importancia a su estabilidad. No se dejen llevar, por más que lo necesiten no se dejen llevar que son primero ustedes ❤

Cuídense, lavense las manitas y no salgan de casita solo si es necesario. 💕💕

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