Insomnio


Desde su cama veía la luz de la luna colarse por la ventana, la cortina estaba levemente corrida hacía la izquierda dejando ver claramente al satélite natural brillar mientras las nubes eran arrastradas por el viento.

Una suave sonrisa estaba incrustada en sus labios mientras jugaba con el algodón de su cobertor cubrirle el cuerpo mientras la brisa fría y estremecedora acariciaba sus brazos desnudos.

Su celular vibró en su mesita de noche mientras el sonido de su notificación retumbó en su tranquilo silencio.

Un punto, era el mensaje por parte del castaño. Segundos después hubo otro mensaje haciéndola sonreír abiertamente.

¿Estás despierta? Podríamos salir al patio, no hace tanto frío.

Rápidamente le contestó levantándose de su cama y poniendo sus zapatos cómodos. Salió de su cuarto y espero en la esquina del pasillo a que Simón fuera a buscarla, se mordió los labios ansiosa al verlo acercarse a ella.

—Hola –susurró el castaño sonriendole mientras tomaba su mano.

El llevaba una sudadera delgada, a comparación de Ámbar el si estaba cubierto del poco frío. Ambos caminaron hasta la parte trasera y abrieron la puerta para después salir.

Ambos fueron hacía una fuente del jardín, se sentaron en silencio observando la luna mientras sus respiraciones eran audibles.

—Me ha llegado un correo, dicen que en unos días podré ir a México –comento Simón observando a Ámbar mientras jugaba con la manga de su sudadera.

Ámbar volteo a verlo, el castaño se mantuvo en silencio jugando con sus manos levemente nervioso.

—Podría quedarme y arreglar las cosas con Nico y Pedro –murmuro esperando respuesta de la rubia– Así podríamos intentar... algo.

—¿Te quedarías por mi? – preguntó en un susurro, el asintio suavemente acariciando su mano– Simón tu extrañas a tu familia, ellos seguramente estan emocionados por que vayas con ellos.

—Bueno sí pero, no sé. Estos días han sido perfectos –susurró evitando sus ojos sintiendo la vergüenza teñir su rostro en un leve rojo– La he pasado muy bien contigo, me siento muy bien a tu lado.

—Yo también –Simón volvió a verla, en su rostro había una sonrisa realmente genuina– Tal vez necesitaba algo de empalagosidad.

El castaño abrio la boca fingiendo indignación tratando de evitar reírse.

—Eres muy dulce Simón, pero no puedo evitar que no vayas con tu familia –Ámbar puso su cabeza en el hombro del castaño– Podemos hablar por videollamada cuando tengamos insomnio.

—¿Y cómo nos besaremos con la distancia entre nosotros? –preguntó acariciando su rodilla, Ámbar puso su mano sobre la suya para repartir una sutil caricia en su mano.

—Besaremos nuestra mano imaginando que eres tú y que soy yo –Simón se rió lamiendose los labios– No creí que mi plan maquiavélico terminaría así, y en tan poco tiempo.

—Entonces si pensabas hacer algo –murmuro vacilante– Extrañaré tus planes raros.

—No son raros, sólo no funcionaban –el aire comenzo a ser más frío y fuerte.

La piel de Ámbar se erizo ante el frío viento, Simón se alejo un poco para quitarse su sudadera y dársela a Ámbar.

—Apuesto a que te queda mejor, incluso en pijama pareces una diosa –Ámbar tenso los labios ocultando su sonrisa.

La rubia se puso la sudadera y acomodo el gorro, quedaba algo grande pero era realmente cómoda y cálida.

—¿Me la puedo quedar? –Simón acaricio su mejilla, el asintió para después besar sus labios con sutileza y volver a poner su cabeza en su hombro.

—Lo bueno es inesperado –murmuro Simón casi en un suave susurro– Mi abuelita decía que siempre me encontraría con personas fugaces, algunas se quedan y otras se van. Tú eres una persona fugaz, podríamos intentar si tu lo deseas.

—Sí quiero –respondió acariciando su brazo– Tú iras a México y hablaremos por mensaje y videollamadas, además podremos hablar cuando no tengamos sueño.

—Entonces no dormiré con tal de hablar contigo –Simón rozo sus narices para después besarse, Ámbar acaricio sus mejillas mientras él acariciaba su cintura.

Los besos de Simón eran adictivos, dulces y delicados pero con ese toque pasional, sus caricias hacían estremecer a la ojiazul.

—Tenías razón, extrañaré a mis amigos, pero en especial a ti –susurró mientras aun estaban cerca.

—Yo también te extrañaré, infragante –Simón sonrió y volvió a besarla para después separarse y volver al silencio tranquilo mientras veían el cielo nocturno.

—Te quiero, bonita –fue lo ultimo que dijo mientras Ámbar entraba a su habitación, la rubia volvió a acercarse para besarlo y susurrarle su sentimiento mutuo.

Se recosto en su cama y respiro profundamente, se sentía en el cielo realmente. Esa tranquilidad y paz, se sentía realmente viva.

Entonces, realmente me faltaba esto...

Siempre lo había tenido todo, todo a excepción de algo genuino y sincero.

Se acurruco entre su cobertor aun con la sudadera de Simón, traía algo de su esencia en la tela de algodón.

Había hecho lo correcto, habría tiempo de sobra para tener algún futuro entre los dos. Entendía realmente esa necesidad de calor fraternal, casi todos sus días habían sido fríos respecto a la familia, por eso prefería que Simón fuera a México pues no quería que por ella ae quedara aun con las ganas de pasar tiempo con sus padres.

Tranquilamente se dejo vencer por el sueño cerrando los ojos mientras el olor de Simón se impregnaba en su pijama.

––

Simón cerro sus maletas para después tomar su celular y guardarlo en su mochila.

—Simón –el castaño volteo hacía la ojiazul, entre sus manos había un sobre de plástico con un par de hojas blancas en su interior– Cállate y no lo veas ahora, me dara vergüenza y te lo quitaré.

Simón sonrió mostrando sus hoyuelos mientras recibía el sobre azul aplasticado, le dio una mirada vacilante mientras guardaba el sobre en su mochila.

—Que dulce saliste, Ámbar –se burló recibiendo un golpe de la ojiazul– Aún sigues siendo dulce.

—Cállate –murmuro evitando su mirada con las mejillas levemente rojas– Como eres mi obra de caridad, decidí... Hacerte un dibujo, mierda que vergüenza.

—Y ¿que hay en la otra hoja? –preguntó Simón acercándose y tomándola de la cintura.

—Algo –respondió simplemente mientras lo miraba con detenimiento– No pude dormir mucho y me salió dibujar algo por la madrugada.

—¿No dormiste? –en la voz de Simón se escuchaba esa preocupación haciendo sonreír a Ámbar, alla negó mordiendose los labios– ¿Nada de nada?

—Puedo dormir después, no me desmayo si no duermo.

—Pero puede ser malo para tu salud, Bonita –Ámbar giro los ojos para después besarlo.

—Llámame cuando llegues ¿si? –había nervios en su voz, en su interior deseaba que se quedará y arreglara las cosas con los dos argentinos para que pudiese quedar y seguir trabajando y estar juntos.

Si que había pasado mucho en tan poco tiempo.

Menos de dos meses y ya estaba realmente enganchada, e incluso podría decirse que ya estaba por terminar la etapa y considerarse realmente estar enamorada de Simón.

—Te llamaré, lo prometo Ámbar –acaricio su mejilla mientras con su otra mano acariciaba su cintura.

—Ramiro llegara pronto para ir al aeropuerto –aviso la ojiazul dándole una sonrisa.

Esta vez había rayos de sol y frescura, la temporada de huracanes y lluvia se habían ido.

—Mi madrina aun no regresa de la fiesta con sus amigas así que la mansión esta libre.

Ambos salieron de la habitación para después caminar entre los pasillos y bajar las escaleras.

No esperaron mucho a que el chileno llegase y le ayudara a Simón con sus maletas. Durante el camino la pasaron hablando y riendo.

—Adiós Simón, pasatela muy bien y ten realmente cuidado con las chicas Ámbar es realmente celosa y no dudará en asesinarte cuando te vea hablando con otra chica que no sea ella –Ámbar lo golpeo en el brazo– Sólo digo.

Ambos se abrazaron para después ser turno de Ámbar y recibir un abrazo envolvente, la rubia puso sus brazos sobre el cuello de Simón mientras el abrazaba su cintura y escondía su rostro en su cuello.

Aprovecho y le dio un sutil beso en su cuello haciéndola estremecer.

—Quedan cosas pendientes, bonita –susurro contra su piel.

—Justo ahora se te ocurre –reprocho con las mejillas rojas.

Era un abrazo realmente cálido, como si te curará de cualquier feo sentimiento y te dejara esa sensación de paz y tranquilidad. Eso era Simón, era esa paz que Ámbar quería desde hace mucho y que al fin había conseguido después de buscar.

Por el altavoz anunciaron el poco tiempo que faltaba para que despegará el avión, de pronto a la ojiazul se le cristalizaron los ojos al escuchar el mensaje de tiempo agotado.

—Vendré en tu cumpleaños, y tu irás por el mío –dijo Simón acariciando sus mejillas– No llores, bonita.

—Tu vas a llorar primero –el castaño se rió y asintió.

—Debo irme –Ámbar se acerco a besarlo y aun en el beso lo abrazo– Te voy a extrañar.

—Yo también –ambos se miraron a los ojos, ese bonito y sincero brillo en los ojos miel con toques cafes– Te quiero, Simón.

—Yo también te quiero, Ámbar –le dio un último beso, esta vez corto– Te llamaré cuando aterricé el avión.

Ambar asintió parpadeando rápidamente.

—Adiós –se despidió el castaño dirigiéndose a los dos, Ramiro le sonrió y Ámbar se despidió con la mano pues sentía que su voz no era la mejor opción en ese momento.

Simón avanzo hacía la salida para después dirigirse a su avión y esperar a que comenzara a volar.

—¿Quieres ir por comida? –preguntó Ramiro mientras manejaba.

La ojiazul alejo su mirada de la ventana para después hacer una mueca con la boca.

—No tengo hambre, tengo que hacer tareas –el chileno asintió para después doblar a la izquierda.

Ámbar al llegar a su casa se recosto en su cama y se puso sus audífonos, sentía esa soledad en su casa sin la presencia del castaño.

Sin darse cuenta quedo dormida con la música sonado en sus oídos relajandola.

Un estruendoso rayo la hizo despertar de golpe, había sido tan fuerte que hizo parecer que su musica estaba en un volumen casi nulo.

Ya era de noche, se había ido la luz y ahora estaba volviendo a llover.

Su corazón estaba acelerado debido al susto de ser despertada de esa forma tan brusca. Instantáneamente el miedo de estar en la oscuridad la hizo perder el sueño y revisar la hora.

8:43 p.m.

Había pasado casi cinco horas dormida, el insomnio si había tomado factura.

—¡¿Ámbar?! –la voz de su madrina la hizo apresurarse y abrir la puerta.

—Madrina, ¿por qué estas tan empapada? –la mayor estaba escurriendo.

Su moño estaba deshecho y su ropa estaba oscura por la cantidad de agua.

—La lluvia es tan fuerte, no caminé mucho y aun así me moje bastante –Sharon suspiró para después irse .

De pronto el nerviosismo la comenzo a atacar, camino hasta su telefono y reviso las notificaciones y no había nada.

Aun faltaba muchas horas para que Simón llegara a México, tal vez unas seis horas o más. No había por qué alarmarse y entrar en pánico.

—Ven a cenar, no haz comido nada –dijo Sharon asomandose con una toalla secando su cabello.

—Claro que sí.

—Amanda y Mónica no te vieron comer, baja ahora mismo.

Con algo de fastidio bajo con la lámpara de su celular prendida, hace menos de un mes ella y Simón habían pasado la noche a oscuras debido a una tormenta.

Después de cenar volvió a su cuarto y se recosto en su cama.

No había ninguna señal de tener sueño, estaba con los ojos bien abiertos y con la necesidad de mantenerse despierta.

No queria dormir, no tenía ganas de hacerlo.

Se levantó de su cama para después ir a su armario y sacar la sudadera de Simón, volvió a su cama para después ponérsela sobre su pecho.

Su pecho subía y bajaba, sus manos sudaban mientras sus pies se ponían fríos y también sudaban.

Cerro los ojos y respiró profundamente.

Ámbar aún sigues viva, respira y exhala. Ese avión no te hizo daño, sigues estando viva y superarás este trauma.

Cuando abrió los ojos lagrimas salieron de sus ojos, estaba teniendo pánico.

La lluvia seguía golpeando su ventana, incrementaba y bajaba la fuerza, era una tormenta bastante fuerte e incluía truenos.

Salió de su cuarto aun con los ojos llorosos y con la sudadera de Simón entre sus brazos, camino hasta la habitación en la que se había quedado y fue hasta su escritorio para sacar una hoja en blanco y comenzar a dibujar.

Puedes dibujar, eso te ayuda a eliminar el estres o tristeza. Hay varios dibujos específicos para aliviar algun sentimiento, empieza con mandalas y después podrías variar con otra clase de dibujo.

Hace varios años había pasado una situación traumática en un viaje junto a su madrina, hubo mucha turbulencia y parecía que en cualquier momento se estrellarian y terminarían hechos pedazos.

El trauma aun seguía, sin embargo cada vez perdía su intensidad. Pero ahora estaba volviendo a tener fuerza, la tormenta era muy fuerte y aun faltaba mucho para que el viaje terminara.

Tenía mucho miedo de que pasara algo, estaba sufriendo internamente.

Falta otra parte 7v7

Ansío ver sus comentarios sufriendo
jiji

Me estoy volviendo mala, soy asesina de ilusiones XD

Vancouver Sleep Clinic tienen música muy buen :')

¿Quieren matarme? ¿Meper donan de cualquier decisión que tome? 👉👈😔

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