Corte de luz


Por más que estuviess mal, se había sentido descaradamente feliz cuando descubrieron que la computadora de Ámbar no tuvo reparo.

Durante ese día, después de haber vuelto a hablar sobre sus ideas y una que otra mini discusión, Simón se fue a reír junto a Luna en su casa mientras comían de la pasta que le había prometido a la castaña y de paso terminar en un cariñoso beso en los labios.

Quiero más.

Le había dicho Luna una vez que habían dejado de besarse, con total intención de referirse a roces más calientes sin embargo el castaño había explicado que revisaría algunas cosas de su trabajo y que probablemente lo único que le daría sería trabajo gratis para que revisará junto a el los papeles de varias carpetas.

Al final Luna decidió por irse y dejar tranquilo al castaño, no sin antes de besarle la mejilla y sonreírle.

Tres días después llego el momento de tener otra reunión con Ámbar para poder avanzar en el proyecto del cual ambos estaban enredados, se mentalizó con tratar de ser lo más profesional para no reirse en su cara de su laptop descompuesta.

La ojiazul había casi informado a último momento que la reunión sería en la casa de él cosa que lo tomó desprevenido sin embargo decidí no contradecir pues le ahorraría el viaje a cualquier punto de encuentro.

Diez minutos después llegó Ámbar con ropa relativamente casual, un pantalón de mezclilla azul claro con una blusa de mangas que en una forma rara caían como cascada debajo de sus muñecas. Por más que su ropa fuera "normal" se veía esa chispa de profesionalismo y elegancia.

—Hola –saludó por cortesía dejandola pasar a su hogar, la rubia le respondió con el mismo ánimo.

—Hoy debemos revisar los ahorros –anunció sacando de su bolso una laptop plateada con la manzana de Apple en la parte trasera.

Simón frunció el ceño mientras la seguía hasta el living.

—Creí que no tenías laptop.

—Es de repuesto –respondió con una sonrisa orgullosa.

—Genial, ¿quieres agua o algo?

—No gracias, no quiero volver a caer en la necesidad de buscar otro repuesto –Simón soltó un bufido sarcástico para después acercarse– ¿Donde puedo conectar el cargador?

Simón no respondió sin embargo tomo la cabeza del cargador de la laptop para ir hasta una pared que estaba justo a lado de ambos para después conectarla.

—Gracias. Oye, estaba pensando en que sería buena idea contratar a algún músico clásico, no sé, tal vez de piano o violín para hacer más entretenida la fiesta.

—¿No sería mejor idea un DJ? –cuestionó tomando asiento a su lado, la rubia arrugó la nariz mientras escribía la contraseña.

—No lo sé, eso es más como para un After party.

—Jazz –murmuró casi como un comentario vago, la rubia meneo su rostro como dando a entender que estaba en un cincuenta de cien la idea– Seria algo elegante y llamativo, así no parecerá velorio.

—Puede ser, ¿cuál es la clave del WiFi?

—Prefiero escribirla yo –Ámbar giró los ojos para después ofrecerle su laptop para escribir la contraseña– Listo.

Pasaron exactamente casi media hora viendo cada dato importante para elegir la idea que más convenía, para sorpresa de ambos casi no hubo discusiones incluso hubo una que otra broma en la que los dos se rieron sin ninguna pizca de sarcasmo o venganza.

—Entonces, ¿quedamos con el Jazz? –preguntó Simón después de pasar un rato en que decidieron la temática del evento.

—Sí.

El castaño aplaudió agradecido de que dicho género sonase en el evento.

—¡Por primera vez estamos de acuerdo de algo!

—Sí, por primera vez no tengo ganas de golpearte –acordó la ojiazul con una falsa sonrisa amigable, el castaño borró su sonrisa para después girar los ojos– Te dije que soy buena líder, Simón.

—Sí, claro.

—Lo soy –afirmó con naturalidad.

—Claro que no, no niego tu trabajo es muy bueno pero no llenas los estándares de trabajo perfecto.

—¿Ah sí? ¿Cómo en qué? –lo desafió mirándolo con detenimiento como sí un leopardo mirase a su presa desde la distancia.

Esos ojos azules lo comenzaban a hacer que se irritara.

—No voy a darte una lista entera de lo que haces mal, olvídalo.

—De acuerdo –musitó con una mueca– Aunque yo hago mejor mi trabajo que los demás.

El castaño giró los ojos fastidiado.

—¿Se quitó el capuchino de tu ropa? –decidió cambiar de tema, Ámbar suspiró girando los ojos.

—No, tu noviecita tuvo la maravillosa idea de tirar esa bebida que, por cierto parecía estar hirviendo, en mi ropa. Dile que gracias y que necesito su número para que pagué mi laptop que no salen de los árboles –informó levantándose del sofa.

—¿Que? –jadeó pues bien sabía que a penas la castaña podía pagar la renta de su departamento.

—Qué necesito su número, no sera mucho, me compadezco de ella y sólo le pediré que pague la mitad. –le restó importancia con un gesto tranquilo.

Simón frunció el ceño horrorizado.

—Luna no puede pagarte, sólo fue un accidente.

—Mi laptop pagó el accidente.

—Pues si pero... no fue intencional, Ámbar.

—Lo sé Simón pero yo tampoco estoy feliz por haber comprado otra laptop a último momento, ahí habían muchos datos que se perdieron y que aunque ella me pagué no se podrán recuperar. –el castaño se puso frente a ella tratando que su mirada la hiciera sentir empatía y retractarse– Pasame su contacto.

—No.

—¿Por qué no? –preguntó con falsa inocencia mientras ponía una mano en su cintura mientras recargaba su peso en si pierna derecha.

—Por qué el suelo de Luna no podrá pagar el precio de esa laptop.

—Sólo sera la mitad, cinco mil y ya –Simón abrió los ojos a tope tanto que parecían salirse en cualquier momento– ¿Qué? Debería estar feliz, no va a pagar once mil pesos, en cambio yo pagaré el precio de esta y me quedaré con los cinco mil de ella.

—¡Es mucho dinero!

—Puede ser de pagos en pagos, no soy tan mala –el castaño frunció el ceño tratando de almacenar cada fibra de su molestia y preocupación por el dinero de la castaña.

—Ámbar ella no puede pagarlo.

—¿Entonces quién lo hará? ¿Tú pagarás por ella?

El castaño cerró la boca abruptamente, no quería parecer mal amigo sin embargo entre sus planes no estaba perdee cinco mil pesos por una laptop que el no descompuso.

—Pero que buen novio eres, eh? –canturreo con diversión dándole un suave golpe en el hombro como si fueran dos buenos amigos.

—No es oficial –aclaró casi dándole un tick nervioso de estrés instantáneo– Mira, yo no puedo perder ese dinero y se que ella tampoco, sí tan sólo pudieras olvidar ese error te juro que... que dejare que escojas lo que quieras para el evento.

—¿Ah?

—Sí, Ámbar si tú dejas que Luna quedé libre del problema yo dejaré que tu hagas el evento como tu quieras, pero tan sólo no la hagas perder ese dinero.

Por primera vez le había hablado con sinceridad y amabilidad real, estaba dispuesto a rogarle con tal de no molestar a la castaña que ni idea de donde estaba justo en ese momento.

—¿En serio? –Simón asintio repetidas veces– ¿Y cómo se que lo cumplirás, Simón?

—Lo prometo.

Ámbar achinó los ojos mientras analizaba el rostro del castaño, Simón trató de poner la mejor cara para convencerla aunque sabía que si la ojiazul aceptaba estaba completamente seguro que además de eso le diría otra condición.

—De acuerdo.

—¿De acuerdo?

—Sí, sí eso es lo que quieres entonces considera a tu novia libre de problemas conmigo –el castaño sonrió aliviado– Pero, otra cosa.

—Ya lo suponía, ¿qué?

—Confirmaras que yo hice todo en público, frente a nuestro puesto más alto –Simón palidecio al instante.

—¡¿Qué?! –Ámbar se rió en la cara de Simón a tal punto en que incluso pudo percibir el aliento a menta que desprendía la bosca de la ojiazul.

—Tu cara no tiene precio, es broma.

—Oh mierda, por un momento pensé que lo decías en serio, te odiaria completamente.

La rubia frunció el ceño con un círculo en los labios.

—¿Me odias? –Simón cerró su boca dándose cuenta de lo que acaba de soltar.

No vas a negarlo ¿o si?

Su subconsciente quiso ver el mundo arder, evadió ese pensamiento para después negar.

—No, pero digamos que en ocasiones no eres mi persona favorita, no es por ofender ni nada.

—No pues gracias, que lindo halago. –murmuró con sarcasmo para después voltear hacía un pasillo con el ceño fruncido– ¿Dónde está tu baño?

—Aquí –señaló el pasillo– Es la puerta café.

La rubia avanzó hasta el baño para después entrar y perder tiempo.

Necesitaba buscar una buena condición, o tal vez una pequeñita venganza por su laptop descompuesta.

Con una sonrisa triunfadora salió del baño taconeando el piso de madera con total seguridad y elegancia, al llegar a la sala Simón le echó un vistazo al ver que comenzaba a recoger sus cosas.

—¿Ya te vas?

—Sí, necesito comenzar a buscar personas para el banquete y todo eso –explicó con una sonrisilla entre los labios.

Simón dudó por un segundo para después finalmente hablar y levantarse del sofa.

—Si quieres puedo ayudarte con esonde encontrar personas, tengo contactos –se ofreció con amabilidad.

—¿En serio?

—Sí.

—Okey, entonces mañana me pasas esos contactos. Hasta mañana, Simón –el castaño pudo notar ese tono malvado en su despedida.

—¿Necesitas un taxi?

—Así estoy bien –ambos avanzaron hasta la puerta– Te veo mañana.

—Hasta luego.

No estaba loco, entre esa sonrisa pudo ver que estaba planeando algo, algo malo y no tenía idea de que podría llegar a ser.

(---)

Su enojo seguía intacto, con cada palabra que Ámbar recitaba no podía eliminar esa rabia, se sentía estúpido.

Había sido bueno, la había ayudado aún después de que le haya dejado escoger lo que deseara con tal de librar a Luna y aún así le había dado un buen golpe.

Esa sonrisa de ojos azules lo había distraído para atacar como venganza de su laptop, esa estúpida laptop.

Hace exactamente media hora había llegado un largo mensaje de Luna el cual parecía semejante a un testamento, tardó dos minutos en leer la extensa forma en que la ojiverde le había informado que ya no quería tener nada con él hasta el punto en que sólo lo hizo sentirse con dos volúmenes abajo de autoestima.

Lo había rechazado en un texto innecesariamente largo, pero lo había rechazado.

Yo no quiero estar con alguien al que le coquetea a dos chicas al mismo tiempo.

Esa chica, esa chica se las iba a pagar muy caro.

Según Simón en las últimas reuniones que habían tenido, habían sido agradables e incluso divertidas, habían escuchado música para relajarse mientras trabajan y para finalizar comiendo la deliciosa pasta que Simón había cocinado.

Sí, le había cocinado a ese demonio rubio de ojos azules.

Aunque había sido algo raro la despedida de la última reunión, algo silenciosa y con miradas detenidas que lo habían dejado pensar antes de ir a dormir, se había sentido extrañó cuando se dejó hipnotizar por sus iris azules y aún más cuando tuvo impulsos de acercarse... ¡trampa!

Eso era trampa, una jodida trampa, ¡había caído en la trampa!

Esas sonrisas bonitas, trampa.

Esa esencia dulce e hipnotizante, trampa.

La música lenta de The Weekend, trampa.

¡Esa maldita canción! Lo había distraído al igual que las cosas anteriores.

Trampa, pura trampa.

—Espero que sus propósitos de año nuevo se cumplan y que estén rodeados de nuevas oportunidades y mucho éxito –pronto los aplausos hicieron que Simón volviera a la realidad– Simón, ¿quieres decir algo?

El castaño posó sus ojos en ella, en esa coqueta sonrisa mientras le ofrecía el micrófono. Ámbar sonrió aún más al ver esa chispa de furia.

El castaño tomó el micrófono para después pasar al frente y seguir con el discurso motivacional y de falsa alegría para finalizar el año.

Aunque en realidad no era exactamente para fin de año, faltaban dos días para el verdadero fin de año sin embargo el calendario había sido amable al dejar caer el treinta y uno en domingo.

Al finalizar sus palabras, todos volvieron a aplaudir para después dar inicio al evento.

—Ámbar –la llamó cuando la rubia estaba planeando escapar, ella volteó con inocencia hacía Simón.

—¿Qué pasa, Simón?

—Necesito hablar contigo –pidió con la voz ronca del enojo.

Ámbar fingió demencia frunciendo el ceño mientras arreglaba su cabello, su vestido dorado de hombros descubiertos llegó a llamar la atención del castaño antes de recibir el mensaje de Luna y enfurecer.

—¿Por qué? Estoy ocupada, tal vez después.

—No, ahora –tomó su muñeca y la dirigió hacía el pasillo donde nadie estaba y donde nadie pondría atención.

—¿Qué? Oh, ya se. Quieres felicitarme por como organicé todo, ¿verdad? Te dije que soy buena, mi trabajo es perfecto.

—¿Qué le dijiste a Luna?

Ámbar ni siquiera se tomó el tiempo de retener su sonrisa, ella sonrió con libertad frente a los ojos de Simón.

—Nada, sólo dije que tu pasta era deliciosa y ya, no lo veo como un problema.

—No, eso no fue lo que hiciste. Tú fuiste y le dijiste que estaba coqueteando contigo cuando nunca lo hice y jamás lo haré.

—¿Qué? Por dios, sólo fue un comentario y ya.

—¿Entonces sí lo hiciste? –preguntó con los músculos contraídos.

—Es divertido verte enojado, hasta eres atractivo estando tenso –murmuró con una suave tono seductor.

—¿Te divierte arruinarme?

—No, sólo fastidiarte –el castaño se mantuvo callado aún con enojo mirando sus ojos azules, ese azul era manipulador.

—¿Por qué?

—No lo sé –respondió con simpleza– Por que tengo ganas y ya.

—¿Ganas? O sea, te levantas después de dormir y dices "hoy tengo ganas de molestar a Simón" dime, ¿es así?

—Más o menos –respondió relamiendo sus labios.

Simón la miro en silencio, callado y analizando cada movimiento.

Sí hay trampa, hay venganza.

—¿Qué? –preguntó Ámbar esperando a que hiciera o dijera algo.

Simón sin decir nada la tomó de la cintura para después acercarla, con firmeza puso sus manos entre su fina cintura.

—¿Quieres saber de qué tengo ganas? –a Ámbar le pareció escuchar su pregunta en un tono ronco.

—Sí –respondió sin rodeos– ¿De que tienes ganas?

Simón se mantuvo callado mirándola, Ámbar subió las cejas esperando a que hiciera algo.

De pronto la luz se fue dejando en total oscuridad a todo el edificio, en el interior del salón se escucharon gritos sorprendidos y nerviosos por la oscuridad sin embargo ambos se mantuvieron en sus posiciones sin alejarse.

Aún a oscuras podía sentir la mirada desafiante de Ámbar.

—¿Y bien? –preguntó burlona rozando su aliento con la nariz de Simón.

—Eres increíble –murmuró con sarcasmo soltandola.

—Lo sé.

Simón gruñó aún sin irse completamente, estaba frente a ella con la espalda recargada en la pared.

—¿Qué vamos a hacer? No se ve nada –dijo Ámbar cruzando los brazos sobre su pecho.

De pronto sintió algo impactar con sus labios, algo suave y cálido.

Simón volvió a acercarla con una mano en la cintura y otra en su mejilla, Ámbar correspondió atrapando los labios del castaño entre sus dientes para morderlo con suavidad.

De pronto la oscuridad y esa rabia fue gasolina para encender cada parte de si, Simón separó sus labios de los de Ámbar para después tomarla de la mano y llevarla a un lugar con más soledad.

Cuando finalmente llegaron a un pequeño salón, Simón acorraló a la rubia contra la pared para después seguirla besando mientras acariciaba su cintura.

Sus respiraciones eran pesadas mientras que el aire que iba y venía eea cada vez más caliente.

—No eres mi persona favorita –gruñó rozando la piel de Ámbar con sus labios.

—Tu tampoco la mía –lo atrajo hacía sus labios para seguir besandolo con efusividad.

Cada vez las caricias se intensificaban, los besos descendieron hasta el cuello de la rubia.

Ámbar suspiró cuando la mano de Simón se escabulló por debajo de su vestido, acariciado la piel de su muslo volvió a sus labios.

De pronto la luz volviendo, Ámbar lo empujó sutilmente para tomar aire y evitar que alguien llegase a ver lo que estaban haciendo.

Ambos tomaron aire con sus espaldas recargadas en la pared, segundos después Ámbar arregló su cabello y vestido mientras el castaño se disponía a verla.

—Se nota que soy tu persona menos favorita, ¿eh? –se burló causando que el castaño bufara.

—Lo mismo digo, Ámbar.

Cuando finalmente todo estaba en orden, regresaron al salón para después hacer que continuarán con el evento como si jamas se hubiesen dado besos en el pasillo.

Hasta aquí siento el calor 🌚✌

Comenten ideas para los siguientes oneshots, yo ya tengo una en mente y es muy cute :>

Y también la segunda parte de el OneShot anterioe 7v7
MUAJAJJAJA

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