Cordura
—¿Qué haces? –preguntó Simón con una nota de curiosidad, la ojiazul sonrió con un poco de malicia.
—Irme. –respondió con simpleza mientras abría una maleta.
El castaño frunció el ceño, la rubia se dignó a ignorar su mirada confundida para después dirigirse al pequeño armario y de este sacar su ropa.
—¿Vas a escapar? ¿Otra vez? –sus preguntas fueron cortas pero se lograba notar ese sentimiento de inquietud y decepción.
—Sí, Simón. El que yo siga aquí, nos está arriesgando mucho, tanto para mi como para ti. –Ámbar respondió mientras hacía rollitos su blusas.
Hace unos tres meses, Simón había ayudado a que Ámbar escapara de aquel lugar tan horroroso. El castaño había cumplido con su promesa, la había ido a visitar en su cumpleaños y le había regalado un globo de helio color roja junto a un pequeño pastelito.
En esa misma ocasión, Ámbar discretamente había subido las mangas de su blusa dejando a relucir los hematomas que había en su pálida piel causando que Simón entendiera sus razones para querer escapar.
Son tan falsos que da miedo. Para los medios son héroes que ayudan a estabilizarnos, en realidad nos empeoran, nos lastiman y nos arruinan más.
Sin darse cuenta, el castaño había renunciado a su usual tranquilidad como estudiante de psicología para ayudar a aquella ojiazul; ahora Simón corría el riesgo de que lo arrestaran por haber participado en el escape de una paciente en proceso de medicamento.
Y ahora, Ámbar simplemente quería escapar. Nuevamente y dejándolo a su propia suerte en esa situación de peligro.
—Escapando, aún sigue siendo riesgoso para cualquiera de los dos, Ámbar.
—Sí bueno, al menos tu estarías a salvo de mi y eso es mejor a que yo siga aquí. –farfulló encogiendo los hombros con una mueca.
Simón frunció el ceño, con cautela se acerco hasta Ámbar para quedar a su lado.
—Pero tú estás bien, vas a estar bien, yo puedo ayudarte. Ámbar, te prometo que yo te ayudaré. –murmuró intentando buscar su mirada.
—No desconfío de ti, yo sé que me ayudarías, pero no quiero que por mí cambies lo que haz hecho hasta ahora, eso no es bueno para tu futuro. –dijo con un tono suave y tranquilo mientras observaba los ojos cafés de Simón en las penumbras del atardecer– Tu me ayudaste, yo te voy ayudar a deshacerte de mí. Me iré lejos.
Eso fue un golpe directo para Simón, la rubia volvio a su acción anterior para seguir acomodando su ropa.
Un silencio reinó la habitación en la que se encontraban; cuando Ámbar había escapado, ambos se había ido directamente a una ciudad lejana, Simón había aprovechado que se había terminado su segundo año para estar en vacaciones y permanecer alejados de la ciudad cercana evitando cualquier peligro de ser arrestados.
Durante tres meses habían estado viviendo juntos. No había sido tortuoso, en realidad había sido bastante agradable para ambos; salidas juntos, ir a comer y quedarse despiertos para mirar las estrellas por la ventana en total oscuridad.
En esos meses, Simón pudo conocer más a profundidad la personalidad de Ámbar; pudo escabullirse de aquella faceta fuerte y orgullosa para llegar a su lado sensible y vulnerable, en donde había inseguridad y recuerdos agrios del pasado. La había ayudado a mejorar, le dio muchos consejos para traerle algo de tranquilidad.
Había regalado un poco de cordura entre tanta locura.
—¿A donde vas a ir? –preguntó lleno de preocupación e inquietud.
—Me gusta España. –sonrió con sutileza, había una pisca de ternura en su sonrisa que hizo derretir a Simón causándole más dolor– Estaremos bien, uno lejos del otro.
—Por favor, deja de repetirlo. –suplicó en un susurro.
—Es la verdad, lo siento Simón.
Ambos volvieron al silencio, el castaño permaneció callado viendo por la ventana mientras Ámbar arreglaba sus maletas.
Simón sabía que ya no había nada qué discutir, Ámbar había tomado su decisión y seria totalmente imposible que cambiará de parecer; no la iba a presionar ni le iba a suplicar, aún cuando por dentro quería arrodillarse y pedirle que no se fuera.
Al llegar la hora de dormir, ambos se tendieron en la cama para observar el cielo estrellado con las nubes oscuras adornando entre el sutil brillo de la luna y sus acompañantes. El aire frío acariciaba la piel de ambos, el cantar de los grillos hacía más tranquilo su silencio, de vez en cuando algún perro callejero ladraba denotando la presencia del canino.
Ámbar se acomodó quedando justo a su lado, sus hombros rozandose mientras que ninguno miraba al otro.
Simón, con total lentitud y delicadeza, buscó la mano de Ámbar para que al encontrarla ambos entrelazaran sus dedos sintiendo el calor del otro. Él volteó en su dirección, observando su perfecto perfil admirandola como a una diosa en plena luz de luna llena.
—Me alegra que serás libre y tendrás la tranquilidad que mereces. –confesó en un susurro, la ojiazul sonrió levemente aún sin voltear a verlo.
—Lo mismo digo. –finalmente hubo contacto visual, los iris azules brillaban anhelantes reflejando vida y entusiasmo.– Aún no me voy Simón, calma.
Su corazón latio acelerado, su vista viajó hacía sus labios rosados y apetitosos. Sentía necesidad y ganas de acercarse a probarlos, Ámbar volvió a dirigir la mirada hacía la ventana para después relamerlos con total naturalidad.
Eso lo tentó más, comenzaba a respirar agitado y nervioso. La fragancia que Ámbar desprendía lo mantenía hipnotizado, sus movimientos suaves eran como los de el aire, sus iris azules podrían ser lo único que vería en toda su vida y podía jurar que jamás se aburriría; podía perderse gustoso en ese azul zafiro.
—No puedo calmarme, siento que el tiempo se está escapando contigo.
—Atrapame mientras puedas, entonces. –lo invitó en un susurro suave.
Aquello fue un permiso aceptado. La rubia volvio a mirarlo causando que su corazón diera un vuelco emocionado e ilusionado.
Algunos de sus cabellos rubios danzaban tranquilos con la brisa que entraba y salía. Simón se acercó pasando una de sus manos a su mejilla para que ella también se acercará y finalmente estar juntos, uno respirando cerca del otro.
Ámbar sintió los latidos acelerados de Simón contra su pecho, la piel calida del castaño acarició su mejilla. Finalmente estuvieron lo suficientemente cerca uno del otro para darse el beso que ambos anhelaban.
Fue como detener el tiempo, una explosión de universos que los transportaron al espacio en donde nadie se encontraba, sólo ellos y las estrellas; era suave y delicado, cada fibra de su ser vibraba al ritmo de sus acelerados corazones.
Ámbar tomó a Simón de la nuca para acercarse más, pegó su torzo al de él permitiendo que el la tomará de la cintura, Simón la sujetó con firmeza mientras sus labios se acariciaban a un ritmo lento.
Había lentitud, deseo anhelante y necesidad. Era como un silencioso grito suplicante que pedía la presencia de ambos para sentirse completos, para poder detener nuevamente el tiempo.
Las caricias aumentaron, sus manos se deslizaban descubriendo lo que se encontraban, acariciando con delicadeza y violencia su piel tibia. Sus labios jugaban entre si con total violencia, se rozaban causando reacciones que encendían más su necesidad de sentir.
Con Ámbar debajo de el, Simón pudo descender de sus labios a su cuello para después dejar suaves besos en su piel pálida causando que la rubia jadeara. Sus manos se deslizaron por sus muslos, las puntas de sus dedos se escabulleron y acariciaron lo que escondía su short para dormir.
—Simón. –susurró en un tono ronco, aquel llamado fue una de las mejores cosas que escuchó en su vida, había sido como tocar el cielo.
Este momento quedaría grabado en su corazón, sería el recuerdo de la mejor noche de toda su vida; las estrellas serían el recordatorio de las pecas que Ámbar tenía, la luna sería el recordatorio de sus brillantes ojos y el mar le recordaría a sus iris azules.
Cada fibra en su ser tendría el recuerdo de Ámbar, sus caricias y besos dejarían marca.
—Eres bonita, mucho más que eso, eres hermosa y aún así queda corto. –susurró Simón con la cabeza de Ámbar sobre su pecho.
La rubia trazó con su dedo índice el pecho de Simón, acariciando con suavidad y lentitud. Sonrió al escucharlo, disfrutó del momento cerrando los ojos.
—Contigo me siento libre, pero no quiero ser libre mientras tu quedas atado a mí. Debe de ser mutuo para que haya paz.
Volvió el silencio, uno tranquilo y sereno. Ambos se permitieron dormir, piel con piel, abrazándose con suavidad y ese toque protector.
A la mañana siguiente Simón despertó solo, sin nadie a su lado. Ningún indicio de la rubia, sólo una nota en la mesita de noche.
Fuiste un pedacito de paraíso en mi infierno; las personas son fugaces y lamentablemente el tiempo tuvo que pasar rápido para que yo me fuera, sólo los momentos quedan grabados y guardados en nuestro interior, quedan atrapados en el tiempo.
Sé libre, Simón, disfruta de lo que tienes y vive tu vida como si fuera la última vez que verás la luz.
Con cariño, Ámbar.
Después de terminar de leer la pequeña nota, Simón comenzó a arreglar todo.
Tras unos días para tomar tiempo y valor, finalmente salió del departamento que habían rentado para después volver a su ciudad y perderse en su cotidianeidad.
Con el pasar de los días, decidió disfrutar tal y como Ámbar se lo había aconsejado. Trató de vivir cada segundo como si fuera el último.
Después, ya no hubo riesgo, la noticia de la paciente fugitiva había dejado de ser retomada.
Sólo quedó aquella noticia en los recuerdos de los expectadores, perdidos en el tiempo.
Volví perras✌😗
Aprovecho que público esto para platicar un poco.
Miren, últimamente mi creatividad se ha estado agotando con los oneshot simbar y creo que me tomaré un descanso, seguiré actualizando mis demás novelas sólo me tomaré un descanso por aquí para que algunas ideas vuelvan.
No las quiero asustar (ahre como si fuera el fin del mundo), pero creo que no muy lejano será el momento en que deje de escribir One Shots simbar, siento que tengo que soltar en algún momento a mis bebés para que pueda crecer más como escritora.
Con esto No quiere decir que los dejaré de shippear, ó que dejaré de actualizar Perdidos y Querido Simón; seguiré haciéndolo pero en cuanto termine esos dos proyectos, dejare de escribir sobre Simón y Ámbar para centrarme en mis novelas propias 🤧💖
Mi amor a Simbar y Michaentina jamás se desintegrara, los seguiré shippeando hasta morir 😔❤
Por ahora me daré un descanso con los One Shots para centrarme en mis demás novelas. Justo ahora estaba pensando en reescribir Perdidos por que siento que hay mucho relleno y poca acción, veré que hago pero por lo pronto sólo me daré una pausa por aquí ¿okey? 👀💖
Volveré en unas semanas :))
Luego me convierto como los Wandis y no vuelvo JAJAJAJAJA no es cierto, volveré mis cielas 👁👄👁👌
Nos leemos luego, gracias por todo su apoyo y sus comentarios, me dan años de vida cada comentario 🤧🥺💖
Hasta luego <3
Volveré con mood asesina :>
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