▶ Capítulo final

Sanha desde pequeño tuvo el gran sueño de casarse y formar una familia, tener una hermosa casa blanca con un lindo jardín llenos de girasoles y rosas las cuales eran sus flores favoritas; con una mascota y muchos hijos adoptivos.

Aquellos que correrían como unos locos sueltos en su hogar, pero llenaría por completo su felicidad.

Pero ese sueño no quería construirlo solo, él quería que su mejor amigo fuera parte de aquel.

Moon Bin, quién fue parte de su familia feliz creada en su cabecita por tantos años, quién lo protegía y mimaba mucho junto a sus hijos.

Ahora se casaba.

Y todos esos hermosos sueños, solo quedaron en eso, en unos simples e insignificantes sueños.

Para decir verdad los sueños son solo eso, sueños, nada que ver con la dura realidad, nada de los lindos sueños que esperas que se hagan realidad se hacen, así es la vida, es como cuando sueñas ser una estrella, y en vez de ser una estrella, sales estrellados al creer poder hacerlo.

Porque los sueños no son para cualquiera, solo para gente afortunadas que pueden lograr cumplirlos, y Sanha, no lo era.

Toda su vida de imaginar cosas imposibles, nunca se imaginó haciendo tal cosa como amarrarle el moño del traje de boda de su amigo, justo lo que estaba haciendo ahora, porque lo que él solo recibe es lo menos previsto, lo menos deseado.

- Ya esta... Listo - sonrió al terminar de armarle el moño a su mejor amigo y amor de su vida - Estas muy guapo - halago.

Moon Bin le devolvió la sonrisa débilmente.

- No... El que esta guapo aquí eres tú, estas muy hermoso - sus ojos oscuros brillaban con amor.

Y como no, si su lindo pequeño tenía puesto un traje negro que delineaba muy bien su silueta, estaba verdaderamente precioso ante sus ojos.

Aunque ya todo era muy tarde, si solo se hubiese dado cuenta del gran amor que le tenía, todo hubiese sido completamente distinto, su vida hubiese estado tan soleado y lleno de vida, pero no, ya había montado a la nube negra sin darse cuenta, su vida ya estaba oscura por la gran tristeza que emanaba en todo su ser.

- Gracias.

Sanha conecto miradas con él, mientras no podía evitar sonreír con un leve sonrojo en sus mejillas.

El rubio le observo detenidamente y como si el cuerpo del menor tuviera un imán, fue acercándose lentamente hacia él.

- Bu...Bueno, ya me voy - dijo Sanha de repente al ver las intenciones de su amigo - Ya casi es hora.

- ¡No te vayas!

Moon Bin no lo detuvo como últimamente lo solia hacer agarrando sus muñecas impidiendo a que se vaya porque él quería, por esta vez solo decidió decirlo, ya no quería detenerlo a la fuerza, y hacerlo sufrir mas de lo que ya lo había hecho.

- No me iré a China - respondió el castaño alegremente - Iré solo a mi departamento, para alistarme - sonrió para así dar media vuelta y dar marcha hacia la salida.

- Te amo... - aquellas dos palabras lo hicieron detener - No importa si me caso hoy con Yeji, quiero que sepas que mi corazón te pertenece a ti y a nadie
mas.

Los ojos de Sanha se cristalizaron y sin responder salió de aquel lugar de una vez por todas, con el corazón en la garganta.

Eran la 13:30pm de la tarde, la tan ansiada boda estaba a pocos minutos de dar inicio, Moon Bin estaba nervioso en el altar, todos los invitados se encontraban ansiosos en sus respectivos asientos, ya todo estaba listo, solo faltaba la llegada de la hermosa novia.

Aunque eso era lo menos importante
para Moon Bin, quien desesperado buscaba con la vista al verdadero amor de su vida.

Su Sanha.

Cuando trató de caminar hacia Minhyuk y preguntar sobre su pequeño algo definitivamente llamo su atención, Minhyuk estaba de lo mas acaramelado. con un chico, que no era su pollito.

Enfurecido por total descaro iba dispuesto a romperle la cara.

Pero el sonido del piano fue el que lo detuvo esta vez, aquel anuncio de que la novia ya se encontraba en la parte posterior de la iglesia dispuesta a entrar.

Conteniendo la rabia arreglo su traje sin apartar la vista en Minhyuk quien se dio cuenta de que lo estaba observando fijamente y le saludo como si nada.

Frunciendo aún mas el ceño, fijo su mirada a las puertas de la iglesia las cuales fueron abiertas de par en par por los encargados del sitio.

Su visión se puso nublosa al instante por la luz del sol, quien parecía el encargado de guiar a la novia, no veía absolutamente nada, hasta que esta se acercó un poco mas.

Todo el mundo se le vino a los pies por la mala jugada de su visión, después de pensar que era algo muy estúpido sonrío mientras cerraba los ojos y negaba con su cabeza, su vista le estaba jugando muy mal, no debería hacerle esto. Al volver abrirlos y ver que su visión seguía igual, no pudo ni siquiera pestañear.

Era un ángel que lo venía a rescatar de este gran error que iba cometer o era su anhelo de estar con Sanha quien lo hacía ver tales cosas, pero no... Yeji quien estaba a lado de su imaginación con Sanha hizo que se diera cuenta de que no era solo una simple imaginación.

Ella estaba con un elegante vestido negro y quien debería estar entre los invitados, vestía un hermoso traje blanco con una hermosa corona de flores que adornaba su sedoso cabello castaño y un ramo entre sus manos.

Los invitados estaban tan sorprendidos como él.

Hasta que llegaron al altar y fue donde anonadado le observo de pies a cabeza.

- Sa...Sa... - no podía formular palabra alguna.

- Si Binnie, soy Sanha... Tu amor - sus lindos ojitos veía cada hermosa facción en el rostro de su amigo y ahora compañero de vida.

- P...Pe...

- Te lo entrego Binnie - intervino Yeji con una sonrisa angelical - Cuída con toda tu vida a nuestro bello ángel, protégelo, mímalo, amalo y no lo hagas sufrir o te la veras conmigo - amenazo - Ahora que estas advertido... De todo corazón, quiero que sean muy felices.

Con lo último dicho y una lágrima de dolor y felicidad a la vez se dirigió a su asiento junto a los demás invitados, se retiró la lágrima con delicadeza para no arruinar su sombra y sin responder las millones de preguntas realizadas por los invitados se sentó prestando atención, era un verdadero alivio no haberle dicho absolutamente nada a sus padres, observó con ojos llorosos a la que iba ser su boda, pero ya no había marcha atrás, fue su decisión propia, y aunque dolía no lo podía negar, no sentía arrepentimiento alguno.

- Sanha amor, ¿Que pasó?... No entiendo - al fin sus palabras pudieron salir con fluidez.

- Muchas cosas Binnie - fue su
respuesta - Muchas Cosas - dijo sin dar
más explicación.

El sonido del piano volvió a sonar, y todos los presentes pusieron toda su atención, ya daba inicio la boda.

- Todos de pie mis queridos hermanos...

...

Sanha salió agitado de la casa de su amigo, no podía contener sus lágrimas mas, le dolía el pecho, era mucho para él, su respiración se agitaba con cada paso que daba pero no quería detenerse, tener que dejar a la persona que amaba junto a otra, le costaba, pero era su decisión y no podía cambiar nada, estimaba a Yeji más que a cualquier persona en el mundo y no quería que ella sufra por él, no era tan mala persona para hacer algo así, no quería, tenía que olvidarse de Moon Bin así le costase toda su vida.

Siempre se decía así mismo que hay que dejar que se marchite una flor para que la otra deslumbre, y no podía dejar que esa flor marchita sea ella.

Prefería mil veces marchitarse él, se consideraba una persona fuerte y sabía que con un poco de agua volvería a revivir, aunque llevara tiempo.

Cuando había pasado cinco casas se dejó caer sobre el frio pasto de uno de los jardines de los vecinos de Moon Bin, su pecho subía y bajaba con desesperación sentía que se ahogaba, sus lágrimas brotaban una tras otra, ese sentimiento de soledad apareció y no quería sentirlo mas.

- Sanhie, no llores corazón.

Yeji quien trató de ir tras de él se acercó
a consolarle.

- Ye... Yeji - trató de limpiar sus lágrimas sorprendido, pero Yeji se lo impidió encargandose ella misma, retirándolas con sutileza.

- Sí, soy yo Sanhie - sonrío.

- P...Pero ¿Qué haces aquí?, deberías estar arreglándote para tu boda con Moon Bin - dijo entre susurros e hipando como un bebé.

- No... El que debería estar alistándose eres tú, tus ojos hinchados van lucir feos en tu boda.

- ¿Mi... Mi boda?

- Sí, tu boda con Moon Bin - respondió serena y sin dejar de mostrar su angelical sonrisa.

- P...Pero y tú, no entiendo... Yo no quiero que tu sufras Yeji - la abrazo con fuerza y sus sollozos se escuchaban aún más fuertes.

- Yo sufro si tu sufres amigo, si el hombre que amo sufre, yo no soy egoísta Sanhie, yo fui quien se interpuso entre ustedes, desde que te conocí y vi las atenciones de Moon Bin hacia ti, me di cuenta de muchas cosas -  explico mientras comenzó a dar
leves caricias en la fina espalda del rubio - Al principio pensé que eran solo ideas mías, pero con todo lo que pasaba entre ustedes lo confirme, Moon Bin te ama mucho solo que era el único idiota en no darse cuenta, y debo confesar que a pesar de ello quería casarme con él, porque tenía el pensamiento de que él te olvidaría, pero no fue así... Anoche les escuche a ambos - confeso - En especial a ti... Ibas a renunciar a todo por mí y eso lo valoro mucho, Minhyuk también me explico todo y déjame decirte Sanhie que eres la persona mas pura en sentimiento que he conocido, y quiero que sepas que si ustedes son felices yo también lo seré, porque son lo mas importante en mi vida, después de mi familia y sé que mi sacrificio  - sonrío por lo último dicho ya que en su pensar sonaba muy exagerada - Bueno le digo sacrificio porque dejar al hombre que amas duele y verte a ti se demuestra, así que no será en vano mi sacrificio, porque sé que ustedes se aman mucho.

Sanha la escucho atentamente y a pesar de ello sus lágrimas no cesaban, era como si cada palabra dicha por Yeji se le clavaban como cuchillos en el corazón, era muy sensible no cabía duda y al parecer el fuerte no era él... Era Yeji.

- Ya cálmate Sanhie, tu bello rostro se hinchara, ya sabes cómo son los invitados y nunca falta el criticón.

- No son mis invitados Yeji, son los tuyos - hipo.

- La mayoría... Bueno, si es verdad, pero ellos solo serán de relleno - sonrió - Hoy madrugue, debo confesar que es mi primera vez en hacerlo - volvió a sonreír - Pero lo hice con el fin de contactar a todas tus amistades cercanas, tu mamá también estará.

- ¿Mi... Mi mamá? - se limpió las lágrimas mientras se separaba a verla.

- Claro, te vas a casar pequeño, es obvio que este tu dulce mamá.

- Eres muy buena Yeji, y eso hace que me sienta aún mas triste - puchero.

- No te sientas triste, yo no lo estoy... Así que no te preocupes - le ánimo - Vamos, de pie, hay que ponerte precioso más de lo que ya eres, tu traje ya esta listo.

Yeji lo ayudo a levantarse y lo guío hasta su auto, Sanha estaba confundido pero se dejó llevar, confiaba en ella, Yeji era un ángel incapaz de hacerle algo malo.

Juraba que llevaría este gran gesto de una verdadera amistad, en su corazón.

Cuando llegaron un hermoso traje blanco lo esperaba encima de la cama ajena, Yeji lo dejo solo para que se cambie y luego de unos minutos entro para maquillarlo, utilizo solo maquillaje natural ya que Sanha no necesitaba mucho de ello para verse bien, solo agrego un poco de base en algunas pequeñas casi diminutas manchas y sombra de colores suave, el brillo en sus gruesos labios fue el toque final para su rostro, peino bien el sedoso cabello castaño para luego ondulárselo y como detalle final le puso la corona de flores blanca, la sujeto muy bien con el propio cabello para que no cayera.

- Listo - dijo Yeji con una gran sonrisa al ver su grandioso trabajo.

Sanha se observó en el espejo y a pesar de que no era mucho el arreglo que le hizo Yeji, no podía negar que lucía diferente.

- Gracias Yeji, muchas gracias - la abrazo ligeramente para así soltarla al rato - T...Tengo una inquietud, que pasara si yo me paro en el altar en vez de tú, van a decir tu nombre - soltó apenado.

- No. No lo harán... Arregle eso en la mañana también, te cuento que por casi no aceptan el cambio de nombres, pero al final lo logre... No hay nada que el dinero no pueda hacer verdad, a excepción de comprar el corazón de una persona - le sostuvo del brazo - Ahora vamos, un esposo muy guapo te espera señor Yoon Sanha...

...

- ¿Moon Bin, aceptas a Yoon Sanha como tu esposo?, ¿Prometes serle fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, amarlo y respetarlo todos los días de tu vida, hasta que la muerte los separe?

- Sí, acepto - respondió sin pensarlo dos veces, era lo que mas deseaba en el mundo.

- ¿Yoon Sanha, aceptas a Moon Bin como tu esposo?, ¿Prometes serle fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, amarlo y respetarlo todos los días de tu vida, hasta que la muerte los separe?

- Sí, acepto.

Ambos se regalaron miradas cómplices y los mas importante llena de amor.

- Ustedes han declarado su consentimiento ante la iglesia. Que
la bondad llene sus corazones y que su futuro hogar se llene de muchas bendiciones. Y lo que hoy se ha unido, que no lo separe el hombre... Intercambien anillos, por favor.

Moon Bin estudio las bellas facciones del rostro de su esposo, para luego regalarle una mirada de mucha gratitud a Yeji quien ahora sostenía la almohada con los anillos, los acercó para que Moon Bin fuera el primero en agarrarlo y ponerlo así en el dedo anular de su amado.

- Recibe este anillo como signo de amor y de mi fidelidad.

Sanha sonrió sonrojado, para luego el agarrar el anillo y ponérselo esta vez a su esposo.

- Acepta este anillo como signo de mi amor y fidelidad.

Una vez los anillos puestos se observaron de nuevo con amor, se sostenían con cariño las manos mientras juntaban sus frentes.

- Ahora que han compartido el símbolo de su amor, los declaró esposo y esposo, pueden besarse.

Ambos se dieron una última mirada cómplice, para por fin unir sus labios en un tierno beso lleno de amor y deseo, se separaron al escuchar los aplausos de los invitados, todos estaban tan emocionados que se le olvidaron ese pequeño asunto de que Sanha no era el novio.

- Felicidades hijo - la madre de Sanha fue abrazar a su pequeño con sus ojos llorosos - Te lo pongo a tu cuidado Moon Bin, protege por siempre a mi pequeño, sí.

Bin asintió mientras abrazaba gustoso a su suegra quien era como una segunda madre para él.

- ¡Sanha, mi amor! - sorprendido el castaño recibió gustoso el abrazo de la madre de Moon Bin, pensaba que no iba a estar, ya que no estaba de acuerdo con la boda del rubio con Yeji.

- Señora Moon, p... pensé que no vendría - soltó apenado.

- Por supuesto que no iba a venir... Era algo muy estúpido lo que Moon Bin iba hacer, yo siempre supe que este tonto que tengo de hijo te amaba a ti y a nadie más.

- Madre - susurro Moon Bin apenado y se acercó a darle un grato abrazo.

Agradeciendo internamente que Yeji se encontrara entretenida con unos amigos, ya que no se merecía por nada del mundo escuchar lo que pensaba su madre.

- Vamos, es hora de salir de la iglesia, tienes que lanzar el ramo - y como si la hubiese invocado con la mente, Yeji hizo apto de aparición.

Ambos volvieron asentir emocionados, cuantas veces lo habían hecho en el día no lo sabían, pero si es para dar un sí sin necesidad de hablar lo seguirían haciendo cuántas veces sea necesario.

Una vez fuera de la iglesia todos los solteros se pusieron atrás del rubio ansiosos, no importaba si eran hombres o mujeres simplemente se ubicaron y Yeji quien era la mas emocionada entre todos, estaba en medio de todos riendo.

- ¡Vamos Sanhie, lánzalo hacia mí! - amarro su cabello con un moño después de haberse quitado sus tacos y como si fuera una arquera se puso en una posición muy cómica, lista para recibir el ramo.

El castaño sonrío y se ubicó en una distancia considerable entre el gran grupo de personas que quería su ramo.

- Uno, dos, y... - el resto de invitados comenzaron con el conteo - Tres...

Sanha lanzó el ramo.

Muchos silbidos después de ello no pasaron desapercibidos, todos los que iban a recibir el ramo comenzaron con una pequeña pelea pero sin agresividad para ver quién lo agarraba primero, ese sentimiento de competitividad se apodero de Yeji quien cayó desparramada en el piso intentando agarrarlo.

Pero lo importante de todo, es que lo hizo, a pesar del gran golpe que se dió lo hizo o eso es lo que creía ya que otra mano que no era de ella, también lo sostenía.

- Yo lo agarre primero - dijo Yeji y trató de arrebatarle el ramo.

- No. No fue así - respondió la otra persona mirándola desafiante.

- Yeji linda, ¿Te encuentras bien? - Sanha preocupado se acercó y trató de ponerla de pie, pero al parecer ella estaba más concentrada en reclamar su ramo.

- ¡Dame mi ramo! - mascullo molesta.

- ¡No es tu ramo, es el mío!

Todos los invitados veían con gracia aquella escena, mientras Sanha y Moon Bin no sabían que hacer para poner el
orden.

- ¡Es mío y se acabó el asunto! - Yeji le arrebató el ramo con fuerza y se puso de pie.

Arregló su postura mientras se ponía sus zapatos e ir orgullosa hacia los esposos.

- Mira Sanhie, lo conseguí - dijo con una gran sonrisa dibujada en su rostro.

El castaño la vio alegremente, mientras Moon su no podía apartar su mirada donde estaba la otra persona aún en el piso. Yeji aún con su sonrisa deslumbrante volteo a ver donde el rubio tenía su mirada y eso hizo que deje sonreír. Se sintió culpable por como estaba aquella, así que se acercó.

- Dame la mano - estiró la suya propia amablemente.

- Puedo hacerlo sola, gracias - aquella chica hizo un puchero y se puso de pie como lo dijo... Sola, lucía muy orgullosa según su comportamiento.

La chica se iba a retirar pero Yeji la detuvo estirando su brazo donde sostenía el ramo.

- Ten, es tuyo.

Pensaba que aquella lo iba a rechazar por la actitud que demostró hace un rato, pero no fue así.

- ¡¿En serio?! - dijo emocionada, Yeji asintió - Gracias - la abrazo con fuerza.

- Ya veo que se hicieron amigas - intervino Sanha quien gustoso se acercó a ellas de la mano de su esposo - Después de que casi se matan - sonrió.

- ¡Sanha, no exageres! -dijeron ambas al mismo tiempo y se sonrojaron al darse cuenta de ello.

- Bueno, las presento - dijo de repente Sanha - Yeji, ella es Karine, Karina - se dirigió a su otra amiga - Ella es Yeji.

Ambas chicas solo asintieron como muestra de saludo.

Unas cuatro horas aproximadamente habían pasado, todos se encontraban reunidos en un gran salón de eventos, el ambiente estaba muy animado, había una conversación amena entre la mayoría de invitados pero era agradable, mientras otros solo se limitaban a degustar los deliciosos bocadillos que eran servidos en hermosos platos de porcelana.

Todo estaba muy bien decorado con cortinas de color vino y manteles blancos de seda, todo era divino como una celebración de la realeza.

La música era suave para disfrutar mejor de la ceremonia, todo estaba muy bien organizado, y como no si Yeji se encargó sola hasta el más mínimo detalle de la que iba ser su celebración de recién casados, pero ya eso era otra historia, había que pasar la página lo más rápido posible no era bueno quedarse estancada en los mismo, ella era valiente y podía sobrevivir sin Moon Bin, tal vez el rubio no era para ella y estaba bien con ello, tal vez el destino le preparaba buenas cosas.

Como lo había hecho con Sanha y Moon Bin.

El grato momento de todos fue
interrumpida por el sonido de una copa que era golpeada levemente con una cuchara.

El causante de ello, era Minhyuk.

Quería llamar la atención de todos ya que se encontraba muy aburrido, aunque el ambiente era agradable no era su estilo y decidió hacer algo que fueran partícipes todos.

- ¡Hagamos un brindis! - propuso
alzando un poco la voz para que le escucharán todos - ¡Por los recién casados, por un futuro mejor y por lo que ustedes quieran, qué les parece!

Todos sonrieron de acuerdo a la propuesta, alzando sus copas con champán, algunas con agua y otras simplemente con jugo, solo querían brindar.

- ¡Un brindis por los recién casados! - grito Minhyuk alegremente.

- ¡Salud!

Moon Bin y Sanha estuvieron encantado con todo, en todas las pocas horas de la noche que han estado juntos como recién casados no dejaron de sonreír y decirse cuanto se amaban mutuamente.

Al parecer todo el teatro que hizo con Minhyuk, sirvió de algo, nunca pensó que fuera tan celoso.

Los minutos transcurrían muy rápido y con ello la diversión aumentaba, todo y cada uno de los invitados decidió brindar por una cosa distinta y por mas estúpido que sonara el motivo del brindis todos siguieron con el juego lo importante era gozar y pasarla bien un rato.

La hora del vals de los esposos llegó y con ello las luces fueron disminuyendo de a poco poniendo un ambiente romántico, el único sitio que era iluminado era donde los tórtolos iban a bailar junto a otras parejas que se unirían después de que ellos lo hagan.

El castaño se encontraba en una de las mesas junto a su madre y suegra, teniendo una plática de lo mas feliz ya que aquellas mujeres eras muy ocurrentes soltando cosas que le avergonzaba pero a la vez le gustaba ya que contaban cosas de su esposo junto a él de niños que no recordaba pero le ponía muy feliz escucharlo.

Pero todo ello se detuvo por el apago de las luces, aquello lo hizo despertar de su gran entretenimiento, dirigió su mirada donde todos la tenían, era exagerado su pensar pero sintió que su corazón se detuvo unos segundos para luego bombear con fuerza simulando de querer salir de su pecho.

Y como no hacerlos si observo, como su amado esposo se acercaba lentamente hacia él hasta arrodillarse de manera muy elegante y hermosa ante sus pies, sus mejillas se encendieron por la supuesta vergüenza que decía sentir ante el momento.

- Será que este hermoso príncipe, me concede esta pieza de baile - estiró su mano como todo un caballero.

Sanha asintió y gustoso agarró la mano de su ahora esposo, se puso de pie y se dejó guiar por su amado, este lo llevo hasta el centro de la pista, se volvieron a mirar con amor y dulzura, aquella mirada era tan significativa para Sanha que no quiso romperla, así que decidido llevo sus dos brazos alrededor del cuello de su esposo, él cual le sonrío con amor y paso sus fuertes brazos por su fina cintura acercandolo mucho mas hacía él, al parecer el espacio personal no existía para ellos o quizás en verdad nunca existió, ellos tan solo querían crear momentos especiales para ambos y guardarlos muy dentro de sus corazones.

Ya que todo les parecía tan irreal.

Pero no lo era.

El momento era tan real como la existencia de ambos.

- Te amo - susurraba Moon Bin a cada
segundo mientras le miraba y le daba leves giros para terminar en la misma posición, y seguir moviéndose al compás de la suave canción.

- Yo mucho más Binnie, no sabes cuanto.

- Quiero que tú amor hacia mí, sea más grande que el universo, porque el mío hacia ti no hay universo que se compare.

El castaño sonrío mientras le miraba.

- Mi amor hacia tí, tampoco hay universo que se comparé.

- No me robes mis palabras Sanhie, sé original - se burló un poco.

Le dió un último giro para terminar sosteniendo lo de su cuerpo y Sanha como todo un gran bailarín termino con su pies derecho alzado de manera elegante.

Un tierno beso completo el bello vals.

Todos aplaudieron a los recién casados, motivandolos a que bailen otra pieza, ante los ojos de todos, era la pareja más hermosa que hayan visto en su corta vida.

Ambos se volvieron a mirar
contemplando sus bellas facciones, es que por mas que no lo quisieran hacer, era inevitable.

Se amaban, no cabía duda.

- ¿Tú crees que Yeji esté triste? - preguntó Sanha apenado de repente, comenzando con un nuevo baile.

- No lo creo - Moon Bin respondió dando un casto beso en esos deliciosos labios - En toda la fiesta a estado entretenida con tu amiga Karina, así que no te preocupes por ello amor.

- ¿En serio? - dijo el castaño con dudas.

Moon Bin le giro levemente para que la viera, y todo lo dicho por su esposo era cierto.

- ¿Tú crees que a Yeji le llegue pronto el amor de su vida?

- Creo que sí, todo puede pasar en esta noche, tal vez la encuentre aquí.

- Al parecer todo puede pasar en solo una noche.

- Claro, por ejemplo en esta noche puede que quedes inválido - apretó con morbo su trasero.

Sanha se sonrojo, y pego su mejilla en el amplio pecho de su esposo disfrutando los latidos de su corazón, aquellos eran mas melodioso que cualquier canción y eso le gustaba.

Ahora Moon Bin era solo de él, ya no era mas su amigo o bueno, tal vez si lo era, ya que en un esposo siempre encuentras un amigo, ese quien te animará siempre, con la única diferencia que no te dirá solo un te quiero, sino un te amo un sin fin de
veces.

Justo como lo hacía en ese instante, y no porque era un momento especial, ese te amo ellos en verdad lo sentía y no era cosa de un día, sino de un para siempre.

FIN♡








Llegamos al capítulo final de esta bonita historia, gracias por el apoyo 💚

Falta un capítulo más!!

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