Pasó más de un minuto en el cual, seguían abrazados mientras se veían a los ojos casi sin pestañear, la mirada del castaño estaba llena de esperanza.

Él, en realidad quería ser besado por su Binnie.

Pero por último el ya nombrado, no mostraba reacción alguna en su rostro, estaba con su ceño levemente fruncido mas no soltaba palabra alguna, aquel simple acto comenzó asustar a Sanha, quien por miedo a que este le rechace o diga algo hiriente, opto por bajar su mirada muy avergonzado, su corazón dolia, tuvo en verdad esperanza de que su amigo lo hiciera, pero al parecer, su amigo no quería; ni besarle.

Sanha se apartó lentamente y volvió a mirarle sonriendo con amargura.

- Si no quieres, no lo hagas, no est...

Sus palabras quedaron sellados entre los gruesos labios del rubio, aquellos les cayó de sorpresa sobre los suyos, fue una sensación demasiado cálida y maravillosa la que sintió, quien viera la escena dirían que no están teniendo un beso en realidad, ya que solo mantenían sus labios unidos sin movimiento alguno, era como un pequeño beso que compartían un niño de jardín, pero eso era más que suficiente para Sanha.

El rubio cerró sus ojos mágicamente ante el leve roce de sus labios con los del castaño, gruesos y suaves, se sentía en realidad bien, después de estar casi un minuto juntos, se separó lentamente, para volver a mirarlo.

Sanha también le devolvió la mirada, pero con un rubor intenso en sus mejillas.

- ¿Po...por qué hiciste eso? - pregunto Sanha nervioso, mientras se tocaba sus labios.

Moon Bin ante la pregunta frunció su ceño incrédulo, y se cruzó de brazos.

- ¿No me lo pediste, Sanhie? - respondió como si fuera lo más obvio - Además solo fue un roce de labios, ni siquiera cuenta como beso - se encogió de hombros restándole importancia.

- P...pero, por un momento pensé que no querías hacerlo - bajo su tono de voz e inclino su cabeza hacia el piso.

El rubio le miro enternecido, a veces su pequeño como le solía decir de vez en cuando, se pasaba de tierno, era en verdad precioso.

Se acercó de nuevo a él y alzó con delicadeza su cabeza, rodeo aquel angelical rostro con sus dos robustas manos mientras le regalaba una mirada muy intensa, aquella que cohibío demasiado a Sanha, esos orbes cafe oscuro que lo veían sin pestañear, lo hacía sentir en el paraíso.

- Solo fue un roce, Sanhie - acarició
con sutileza las mejillas de este, el cual cerro los ojos al instante, Moon Bin sonrió conmovido - Falta aún el verdadero beso.

Para cuando menos lo espero Sanha, tenía otra vez los delgados labios del mayor sobre los suyos, aquellos se movían de una manera tan hambrienta que por un instante se quedó nulo, no sabiendo cómo responder, las manos de su amigo otra vez yacía sobre su fina cintura arrinconándolo por segunda vez al escritorio, la manera que lo sostenía era tan posesiva, que lo hizo jadear gustoso entre sus labios.

Aquel pequeño gesto fue suficiente para que Moon Bin perdiera el poco autocontrol que tenía, sin vergüenza alguna mordió los gruesos labios del menor para que reaccionará, y lo hizo, Sanha no se hizo esperar ni mucho menos de rogar, entrelazó sus brazos alrededor del cuello de Moon Bin, profundizando más el beso.

Estaba muy sediento por ello.

Los besos no te mandan a las nubes, pero Moon Bin se sentía en ese mismo instante en ellas, los dulces labios de su pequeño era la gloria, y por instinto de la lujuria alzo al castaño haciendo que este se sentará en el escritorio, en ese precisó instante aprovecho para escabullirse entre medio de aquellas fuertes piernas que el menor poseía, apretando con euforia la delgada cintura al lograr su cometido.

Profundizó aún más el beso de lo que ya estaba, metiendo su lengua en aquella deliciosa boca de su amigo, el cual la recibió a gusto chupándola en el trance, era un beso en realidad exquisito el que estaban compartiendo ambos. Antes de separarse maldicieron en sus mentes, estaban molestos con el aire y sus pulmones, ¿Por qué rayos tenían que respirar?, les pareció muy molesto aquello, pero si querían seguir viviendo, tenían que hacerlo.

Ambos estaban jadeantes por aquella casi pecaminosa acción, estaban con sus bocas levemente abiertas, aspirando grandes bocanadas de aire mientras se observaban, el rubio nuevamente acunó entre sus manos el precioso rostro de su amigo, y juntó sus frentes.

- Besas realmente bien, Sanhie - sonrió satisfecho.

– T...Tú también - respondió con timidez el castaño.

- No sé la razón por la cuál me pediste que te besara - dijo Moon Bin entre una leve sonrisa - Pero no preguntaré... Solo sé que estaré para ti siempre y cuando lo quieras hacer, soy tu amigo - beso la pequeña nariz y volvió a juntar sus frentes.

Después de esto, Sanha no podía pensar con claridad, solo que se sentía muy bien tener a su amigo a su disposición.

Se había olvidado que Moon Bin siempre estaba a disposición de hacer lo que él pidiera.

- ¿De verdad? - pego un pequeña risilla. Bin asintió, y se separó del más bajo para volver a mirarlo a los ojos.

- Si... Mi "Gran Amigo" - termino de decir haciendo un gran énfasis a lo
último dicho.

Sanha hizo un puchero de insastifacción a lo último dicho, odiaba con toda su alma que Moon Bin le llamara así.

- ¿Qué paso precioso? - pico la pequeña nariz, al ver tan lindo puchero.

- No me digas gran amigo, Binnie - ladeó su cabeza - Quisiera que me llamaras distinto, como lo acabas de hacer ahora, con lo de “Precioso” - suspiro.

- Pero si yo siempre te digo precioso, lindo, cariño, mi pollito y un sin fin de cosas lindas, no solo gran amigo -  toco la pequeña mano ajena, al ver que este miraba por otro lado, menos a él - Si no te gusta, dime cómo quieres que te llamé.

- ¡Amor! - soltó sin pelos en la lengua, mientras le veía con el ceño fruncido, que en vez de hacerlo lucir enojado, se veía aún más adorable.

Moon Bin rió ante lo dicho, su enano a veces era un caso demasiado especial.

- ¿Para qué quieres que te diga así Sanhie? - pregunto con una gran sonrisa aún en sus labios.

- Porque quiero - respondió mientras pataleaba sobre el escritorio y puso sus
ojitos aguados - ¿Acaso no me amas? - preguntó dolido, dejando a Moon Bin callado al instante.

Sus ojitos no lo soportaron más dejando caer sus lágrimas.

- No mi Sanhie... No llores precioso, por favor - repartió varios dulces besos en el rostro ajeno.

- No quiero, tú no me amas - sollozo aún más.

- Como que no te amo - se defendió - Si eres lo más importante de mi vida, después de mi mamá.

- ¿Y Yeji, no la amas a ella? - la pregunta que hizo, lo dejo desconcertado a él mismo, no supo de dónde le salió eso, pero la pregunta ya estaba hecha, solo faltaba la respuesta.

- Claro que si pequeño, si no lo hiciera no me casaría con ella - respondió con obviedad, mientras tocaba el rostro ajeno.

- Entonces tú no me Amas, porque amas a todo el mundo - puchero - Mentiroso, ofrecido - volteó su rostro.

- Hey Sanhie, tampoco así - rió ante lo dicho, el más bajo era muy ocurrido.

- ¿Entonces? - el castaño volvió su mirada a él.

- Amo a mi madre, amo a Yeji y te
amo a ti - contesto para luego revolver
el cabello castaño.

- Entonces no me amas tanto - se le
aguaron de nuevo sus bellos ojos - Estoy en tercero.

- No...No Sanhie - suspiro el castaño -No escuchaste lo anterior, te dije que eras lo más importante de mi vida después de mi madre.

- ¿En serio? - su boca se ancho tan grande en una hermosa sonrisa, de esas que tanto le encantaba al rubio.

- Si, y ya no quiero que llores por estas clases de cosas, se arruina tu bello rostro mi gran amor - dijo mientras retiraba con delicadeza las lágrimas con su pulgar, de los ojitos de su pequeño.

- ¿Dijiste mi gran amor? - abrió aún más sus ojitos.

- Si, Yoon Sanha es mi gran amor - sonrió - ¿Te gusta así?

El castaño asintió tiernamente.

- Si.... Y ahora quiero que me beses de nuevo - dijo atrayendo a su amigo de nuevo hacia él.

Moon Bin negó divertido, para luego acatar órdenes, comenzando con otro beso pero el cual fue muy distinto, porque ya no había brusquedad, solo amor de amigos, si se podía llamar así

Porque para el rubio su Sanha era su gran amigo, su alma gemela, su confidente, el cual cuidaría, mimaría, engreiría siempre, y estaría dispuesto hacer lo que sea por él.

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