Cap 2: Bienvenida

–Calle de Passy... Bueno, Rue en francés... Bah lo que sea. Solo espero que no esté muy lejos...–Iba mirando el papel en el que había escrito la dirección de la casa del francés. Aún recordaba como había sido aquella noche...

*Flashback* 

–Tranquila, (t/a). Tu nueva coartada y plan será este: serás la hija del jefe de Canadá. 

–¿Perdón? 

–Es perfecto. 

–Disculpe señor, pero no lo entiendo. 

–Tu has dicho que tenías a alguien que ver, ¿no es cierto, (t/a)? 

–Sí, así es. 

–Con esa mísera coartada que has dado, se puede elaborar algo mucho más complejo... Esa persona a la que ibas a ver tal vez pudiese ser Francia. 

–¿Por qué? 

–Tu padre, jefe de Canadá, preocupado por tu seguridad te mandó a (t/p) para así protegerte por años. Cuando fueses mayor de edad te dejaría salir, pero dado que has pasado allí muchos años en (t/p) has olvidado gran parte de la lengua francesa, que tanto se aprecia en Canadá, por eso el jefe de Canadá desconcertado podría mandarte a París para que así recuperases ese... Idioma.–Su voz sonaba con picardía y una pizca de maldad, no obstante no le culpo. Una involuntaria sonrisa se dibujó en mi rostro. 

–Es un buen plan, señor. Sin embargo, Canadá me habría hablado de los otros países y sabría como son. Sospecharían por el hecho de que...–Me interrumpió con una risa. 

–Eso fue hace años, ¿es que acaso te acuerdas (t/n)? Solo eras una niña pequeña cuando abandonaste Canadá...–dijo en tono burlón. 

–Entiendo. 

–Así, te ganarás un lugar entre ellos. Y desde dentro mientras practicas ese estúpido Oh La La y todas esas tonterías podrías enfrentarles, y creo que ya sabes como.–En esos momentos no podía ver a mi jefe, pero juraría que estaría sonriendo ampliamente.

–¿Harían eso solo por una chica que acaban de conocer? Además, al ruso no parezco gustarle demasiado. 

–Siguen siendo hombres, (t/a). Reaccionan ante los impulsos más primitivos, como por ejemplo el futbol o una mujer hermosa que se ponga en su camino.–<<¿Sabe que él también es un hombre y se está incluyendo en el mismo saco?>>–. Y por el ruso no te preocupes, si no cae en tus redes siempre podrías desacerte de él. 

–Es demasiado grande. 

–Oh, vamos no seas modesta. Te he visto tumbar a hombres más grandes que armarios.

–S-sí, bueno... Pero eso era la Academia...

–Bueno, entonces podrás llamar si de verdad necesitas tanta ayuda–dijo molesto–. Además, todos los días demás mandarme un informe sobre los avances que vayas logrando. Y de paso, roba toda la información que tengan sobre (t/p). 

–Sí, señor. Una cosa más, ¿cómo se van a creer que yo soy la hija del jefe de Canadá?

–¿(T/n)? Claro que es la hija de mi jefe.–Me quedé en shock al oír la voz de Canadá salir por el aparato–. Señor Francia, ¿me haría un gran favor? ¿podría ayudarla durante un par de meses? Se lo pido por favor.

–Ca-canadá... ¿cómo es posible?–dije aún sin creérmelo. Una risa salió por el altavoz.

–(T/n), (t/n), (t/n)... Tan ingenua como siempre...–respondió la voz de Canadá–. La tecnología de hoy en día en el distorsionado de voces es increíble, ¿no crees? 

–Sí, señor. 

–Te mandaremos todos tus "documentos" sobre tu nacionalidad canadiense y demás papeleo. ¿Algo más? 

–¿Las armas...?

–Puedes meterlas en una bolsa y decir que es la ropa sucia. O puedes tirarlas al Sena. 

–¿Cómo?

–Pues claro que debes llevártelas, ¿¡qué te has creído!? ¡Deja de preguntarme y piensa tú algo en vez en cuando! 

–Sí, señor. Perdón, señor. Prometo no fallarle más. 

–Bien, espero mañana tu informe de como has logrado introducirte en la casa del francés, aunque dudo mucho que con lo que sabes sobre ellos que te vaya mal. Pero, por si acaso... Si cagas esta misión, vas a ir a la pared, ¿entendido soldado?

–Pe-perfectamente señor. Cambio y corto.–Colgué a toda velocidad. Suspiré con agonía. 

Esto iba a ser más difícil de lo que pensaba. Y con el pervertido encima de mí todo el día más... 

<<Que sea lo que tenga que ser. No quiero que mis últimos pensamientos del día estén dirigidos a ese tío. Lo que me faltaba ya para terminar bien el día>>. 

*Fin del Flashback* 

A la mañana siguiente tuve que esconder todo, incluso las armas, las cuales había guardado en un compartimento secreto de mi mochila, este solo se abriría si yo era la que ponía el código. Solo por seguridad por si a ese pervertido le da por meter las narices en mis cosas... Tal vez ahí debería meter también mi ropa interior.

Y volvemos al punto en el que empezamos. Yo buscando la casa de Francia. 

–A ver, Passy número 14... Passy numero 14...–Una valla de gran altura metálica rodeaba un hermoso jardín que debía de costar por lo menos cultivar algo parecido 50 años. Seguí caminando hasta el buzón que se encontraba al lado de un timbre y la puerta de entrada al jardín. Leí el cartel y sonreí alegre–. ¡Aquí es! ¡Por fin! La de vueltas que he dado para poder encon-.–Paré quedándome en shock al ver la altura de la casa que estaba en medio del jardín–. Que hijo de su madre...

Una mansión que parecía de un ministro francés o algo parecido, de color blanco estaba ante mí mostrando poder, dinero y elegancia. 

–O sea, que mientras este tío vivía en su mansión como un rey, teniendo a su servicio todo tipo de caprichos... Yo vivía en una habitación de veinte metros cuadrados y cada día tenía que luchar por sobrevivir... Se merece una palmadita... En la cara... Con una nevera. Ya me vengaré del estúpido este cuando tenga la oportunidad.–Abrí la puerta y caminé por las baldosas arrastrando mi maleta hasta la puerta. 

Suspiré y me preparé para ser tan mentirosa y falsa como el dinero del Monopoli. Apoyé los nudillos para llamar, pero esta se abrió sin querer. ¿¡Qué clase de seguridad es esta!? Abrí un poco la puerta viendo a través de ella un gran recibidor. Este tenía una lámpara de araña en el techo, debajo una mesa con un florero lleno de rosas y a ambos lados dos puertas grandes, las dos abiertas. Al fondo, una gran escalera sería la que llevaría al segundo piso. 

Miré a ambos lados antes de entrar. Vale que era pronto, las siete de la mañana, pero era muy extraño que todo estuviese a oscuras y en tanto silencio. Parecía la típica película de miedo en la que el tipo del cuchillo sale de detrás de la planta de la esquina. Sin embargo, a mí eso no me daba miedo, era una espía/luchadora en potencia. Podría acabar con cualquier loco y maniaco en un momento. 

–¿Señor Francia?–pregunté caminando por la entrada–. ¿Hola? Señor Francia, soy (t/n) la hija del jefe de Canadá–grité caminando hasta las habitaciones que se encontraban a ambos lados de la entrada–. ¿Está usted en casa?–grité mirando todo con curiosidad. Descubrí que la sala de la izquierda era el salón y la de la derecha era la cocina. Allí vi una figura humana–. Ah, señor Francia, estaba aquí. Cuanto me alegro. Me había asustado un poco...

Volviendo con lo de antes, es cierto que podría acabar con cualquier loco y maniaco... Pero no con un loco y maniaco desnudo. 

Al ver detenidamente a Francia, de espaldas, cocinando algo en la encimera de la cocina, me di cuenta de que estaba desnudo. Y por desgracia, no había censura y vi su trasero blanco desnudo. Comencé a gritar tapándome los ojos asustada. Sabía que era un pervertido, pero jamás se me ocurrió pensar que se pondría a cocinar desnudo...

–¿¡Eh!?–preguntó girándose hacía mi confuso–. ¿¡(T/N)!?

Yo no podía dejar de gritar. No, de ninguna manera podía yo quedarme aquí. ¡Iba a terminar como una regadera!

–(T/n), es una alegría verte, mais (pero) deja de gritar, por favor. Vas a despertar a todos.–Me había agarrado por los hombros, pero no separé las manos de mis ojos. 

–¡Suéltame! ¡Estás desnudo!–Le grité enfadada. Dejé de gritar por un momento para escucharle.

–Ah~. Era por eso. Es que me relaja~.–Comencé a gritar de nuevo–. No, no, deja de gritar. ¡No pasa nada!

–¡¡FRANCIA!!–gritaron unas voces a coro. <<Un segundo,no me digas que...>>.

–¿¡CHICOS!?–pregunté yo–. ¿¡QUÉ HACÉIS VOSOTROS AQUÍ!?–Eso sonó más como si realmente estuviese confusa por verles y no... No como estaba ahora, gritando por dentro como cuando ayer América descubrió su helado caído. (Sí, estaba calles más adelante, pero le oí de lo alto que chillaba).

–¿¡(T/n)!?–gritaron todos. 

–¿Qué?–pregunté yo confundida a más no poder. 

–¡(T/n)!–Esa voz la conocía muy bien. 

–¿Feliciano?

–No, eso es una pared, da~.–Unas manos me cogieron por los hombros y me giraron hacía el lugar en el que estaría Feliciano, supuse que fue Francia. 

–¡(T/n)! ¡Qué alegría que hayas venido a vernos! ¡Nos has encontrado, eres mejor orientándote de lo que creía!

–¿Estáis... Todos aquí?

–¡Vivimos con Francis por el momento!–AH NO. Eso si que no. Yo acepté porque pensé que solo viviríamos en la casa el pervertido y yo. Los demás pensé que se quedarían en un hotel, no en casa del francés. Pues eso si que no. A mi nadie me dijo que debía de convivir con ocho tíos. Lo siento, pero (t/n) se larga. Ya encontraré otra idea para poder espiarles, porque esta sin duda era una muuuuuuy mala idea.

Quite las manos de mis ojos. Los siete estaban en pijama en las escaleras con cara de dormidos y sorpresa. Francia estaba más cerca que antes de los países y llevaba un mantel rosa puesto para tapar su parte delantera.

<<Pobre delantal... Nota mental: jamás acercarme a ese delantal...>>.

–¡Cla-claro! Esto es una simple visita jejeje.–Comencé a caminar hacía atrás de manera disimulada mientras sonreía incómoda –. Yo es que... Venía a ver a alguien, pero me he confundido de casa... ¡Y os he encontrado... Qué suerte...! Bu-bueno... Yo debo irme, que me estarán esperando...–Había logrado acercarme más a la puerta tirando de mi maleta–. Porque estoy más que segura de que este no es el 14 de la calle Passy... Tiene que haber un error...–Mentí y disimule, porque una buena espía siempre mantiene su coartada hasta el final y para irme de allí a toda velocidad.

–Este sí es el 14 de la rue Passy, chérie–me aclaró el francés.

–(T/n)-san no me digas que es...–dijo perplejo el japonés. No pudo terminar la frase.

–¡Tu eres nuestra sorpresa!–exclamó el italiano corriendo hacía ti–. ¿Es que eres familia de Francia? ¿Una provincia tal vez?

–No Feliciano.–Le atrapó el francés de la camisa haciendo que se parase a su lado–. Ella es la hija del jefe de Canadá. (T/n) Trudeau (es el apellido del actual presidente canadiense). Y va a pasar unos meses conmigo para que tome unas clases de francés. Ese fue el favor que me pidió ayer Canadá, que cuidase de ella en mi casa. Aunque más que un que un favor me parece un regalo.–Me guiñó un ojo a la vez que miraba de forma coqueta.

–Entonces va a vivir con nosotros.–Se soltó del agarré del francés y corrió a abrazarme con fuerza–. Bienvenida a tu nueva casa, (t/n).–Rodeé el cuello del italiano y escondí mi cara antes de comenzar a llorar.

–Mirad, está llorando... Aww, si que se alegra de vernos. Que tierna, aru~.

–Little girl, no llores, el héroe está aquí.

–Creéme, no vale la pena llorar por gente como nosotros–dijo el británico.

<<¿POR QUÉ? ¡NO QUIERO VIVIR CON ELLOS! ¡No quiero convivir con ocho tíos, de los cuales uno se pasea por la casa desnudo... ¿¡PERO QUE HICE PARA MERECER ESTO!? Seguro que tengo mal karma por haber destruido aquel casino...>>.

–A mi no me parecen lágrimas de felicidad–dijo el ruso con su sonrisa aniñada. Los demás le miraron mal.

–¿Como alguien podría finjir eso, Rusia?

–De la misma manera que Francia va desnudo o Inglaterra cocina mal.

–¡YO NO COCINO MAL!

–Yo lo hago para que podáis observar mi bello cuerpo.–Dio una vuelta sobre sí mismo levantando el delantal.

Se oyeron quejas y gritos asqueados por parte de los seis. Algún que otro insulto y amenaza escuché, y una nueva pelea entre Inglaterra y Francia que terminó con Arthur lanzándole unos pantalones a la cara.

–Ponte algo de ropa, pedazo de pervertido.

Lloraba en el hombro de Feliciano no por estar alegre, lloraba por mi desgracia. El ruso tenía razón, pero tenía que seguir finjiendo. Italia y yo seguíamos abrazados ajenos al otro alboroto.

Cuando me calmé un poco, Italia me sonrió.

–Perdón, los feelings...

–No pasa nada ragazza.

–Así que sois los países... ¿Como no me di cuenta antes...? Aunque eso explica muchas cosas...

–Sí. ¿Canadá no te habló de nosotros?

–Era muy pequeña cuando me fui a (t/p). No recuerdo mucho...–Miré al suelo, y con el disgusto que tenía encima, no fue difícil dar pena.

–Lo siento...

–No pasa nada.–Le dediqué una pequeña sonrisa. Parecía realmente preocupado por mí... Nah, solo serían imaginaciones–. Así que vosotros sois los países–dije hablando más alto para llamar su atención–. Alemania, Japón, Inglaterra, América, Rusia, China,–los fui enumerando de izquierda a derecha tal y como estaban colocados en la escalera. A continuación miré a los que estaban muy cerca de mí –. Francia y tú Italia...

–Muy bien bella.

–Tampoco es que haya sido muy difícil por lo que vivimos ayer, vuestro acento y... Y que la mayoría lleváis curiosos pijamas sobre vuestras casas...–Con eso me refería a América, Rusia, China e Italia. Tambien incluiría al pervertido, pero no pienso volver a comentar el delantal rosa.

–¡Es que es el pijama de un hero! Nahahaha.–Su pijama era uno de águilas y vaqueros, bastante curioso.

–Da~, a mi me encanta. ¿Algún problema?–El del ruso era de girasoles y botellas de vodka. No sabía que hacían esa clase de pijamas...

–Los pandas son adorables...–El de Yao era el más normal, con el puesto parecía un auténtico panda.

–¿Eh? Ve~.–El de Feliciano tenía la bandera italiana y platos de pasta. Que típico viniendo de él. Aunque según me habían contado en la Academia, Italia solía dormir con poca ropa y con otras personas. Igual como estaba con todos decidió bajar en pijama.

–Espera un momento, si vosotros sois los países... ¿Por eso me hacíais ayer tantas preguntas extrañas? Lo del mapa tiene que ver con algo obsceno, ¿verdad?–Sabía la respuesta totalmente, pero me gusta ver sus reacciones nerviosas y sonrojadas.

–Nosotros podríamos preguntarte por otro lado, si ayer llegaste a París, ¿por qué no viniste directamente a ver a Francia?–El ruso iba a ser un hueso duro de roer. Intenté no ponerme nerviosa–. Y no creo que fueses por el turismo pues Francia podría haberte llevado a visitar lo mismo.

–Rusia.–Ludwig le miró mal indicándole que se callara. Ojalá le hubiese hecho caso.

–Ella quiere sus respuestas y yo quiero las mías, da~.

–Es una historia muy larga...

–Eh, se me ha ocurrido una idea. ¿Por qué no vamos a desayunar a algún sitio y así (t/n) nos cuenta más cosas de ella?

–Me parece una idea genial–dijo Japón.

–Por una vez estoy de acuerdo con el capitalista. Felicidades, Alfred has utilizado tu cerebro por una vez.

–Nahahahaha, gracias ruski llámame cuando tu lo logres.

–No empecéis otra vez, aru~. Con el buen ambiente que se había creado.

–¿Alemania podemos ir?–le preguntó Italia emocionado.

–No parece mala idea después de todo...

–No, no, no, no–dije yo. Y no es que estaba preocupada por la comida o por el dinero, sino porque sabía que me iban a preguntar hasta la marca de ropa interior que estaba llevando, además al estar en un lugar público no podría gritar o irme... Estaría rodeada y sin poder escapar–. No lo veo buena idea... Mejor quedémosnos aquí. No es que hoy haga muy buen tiempo...

–Nahahahaha, yo sé que le pasa a (t/n). Está preocupada por cuanto cuesta. Tranquila, Francia paga.

–¡Sí!–dijeron muchos alegres.

–Sí... Espera, ¿quoi?

Y al igual que al pobre francés, o iba a serlo después de pagarle el desayuno al americano, a mi me obligaron a salir de allí y a desayunar con ellos.

...(***)...

Y aquí está el nuevo capítulo. No tardé tanto como otras veces, ¿no? Lo subí pues me voy de vacaciones y tal vez no esté mucho. Espero que os guste ^^.

De paso, muchas gracias por los votos y comentarios como siempre. El karma os lo compensará. XD

Y ya que hablamos de Canadá... ¡Muchas felicidades pues hoy es 1 de Julio! ¡¡Felicidades Canadá!!
ヽ(*≧ω≦)ノ(*^3^)/~♡

¡Hasta la próxima!




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