Cap 1: Encantada, soy (t/n) (Parte 1)
El vídeo no me sirvió de nada.
Bueno, tampoco es que lo hubiese mirado detenidamente. Plantada en medio de París, comencé a pensar que tal vez estar en la academia no era tan malo. Al menos, no te arrollaban por la calle los miles de turistas que había en la capital francesa.
Mi principal tapadera era la de una turista rica y mimada. Daba el pego completamente. Vestía unas botas marrones y rojas, unas medias blancas debajo de mi falda sedosa roja, encima llevaba una camisa de (c/f), la cual estaba casi tapada por una chaqueta blanca y para rematar en mi cabeza llevaba la típica gorra parisina de color negro. Junto a la cámara que llevaba al cuello y la mochila a mi espalda, no había duda alguna de que parecía una turista malcriada.
Llegar no fue complicado. Tomé el avión en el aeropuerto de la capital que en unas horas me dejó en la ciudad europea. Cogí un taxi que me llevó a la puerta del hotel, y tras coger la tarjeta me fui a mi habitación. De la maleta solo saqué las armas y las escondí por la habitación, no vaya a ser que alguien, las de la limpieza o cualquier ladrón, las encuentre.
Resoplé. Tras dejar mi maleta en el hotel que la agencia me había asignado, un hotel de cuatro estrellas, nada mal, salí a explorar la ciudad. Mientras caminaba aún me preguntaba como era posible que pasase la maleta con todo lo que llevaba ahí dentro.
Y ahí, en medio de una calle totalmente desconocida para mí, caí en la cuenta de...
-¡Estoy en una de las ciudades más grandes del mundo! ¿¡Cómo se supone que los voy a encontrar!?-pensé-. Mucha suerte tendría que tener para encontrarles. Un gran golpe de suerte... Sabía que debía de...-Un golpe me sacó de mis pensamientos.
Un chico de cabello castaño claro, con un extraño rulo anti-gravedad, estaba en el suelo. Iba vestido con una visera que ponía: <<Pasta>>, una chaqueta azul, una camiseta con la bandera italiana y una cámara de un tamaño gigantesco. Vaya, si había alguien que parecía más turista que yo, y más raro... El italiano se tropezó conmigo. Se frotaba la cabeza algo dolorido. Me agaché para ayudarle.
-Oye, ¿estás bien?-Abrió los ojos, unos color miel muy bonitos, que al momento cerró para sonreírme. Le ayudé a levantarse.
-Vee, sí. Gracias, bella.
-No es nada. Ve con más cuidado, ¿de acuerdo?
-Vee, de acuerdo.
Y corriendo se fue calle arriba.
-Ay, estos turistas italianos...-hablaba en alto riéndome-. Que despistados son. Un segundo... ¿Italiano? ¿Rulo anti gravedad? ¿Despistado y torpe? ¿¡¡¡PASTA!!!?
Me paré en seco en medio de la calle haciendo que algunas personas tuviesen que esquivarme.
<<¡¡MIERDA!! Era la representación de Italia del Norte. Nadie puede ser tan... Tan... En fin, tan él>>.
Eché a correr en la dirección en la que se fue, rogando que no se hubiese ido muy lejos. Encontrarle fue un golpe de suerte, literalmente, y no iba a desaprovecharlo. Y casi de otro golpe me le encuentro. Se había parado en el escaparate de una tienda de animales y casi me le llevo por delante. Por suerte, me dio tiempo a reaccionar y a esconderme detrás de una papelera.
Le seguí a lo largo de la calle, en la que según tenía entendido estaba el Moline Rouge. No obstante, el italiano parecía estar buscando otra cosa. Se paraba en todos los letreros de las calles y seguía caminando. Sin duda alguna, se había perdido. Tras diez minutos de deliberación conmigo misma y de que cada vez se estaba perdiendo más, decidí ayudarle o nunca encontraría a las demás representaciones.
Salí de detrás de una esquina caminando como si nada, simulando que acababa de verle mirar el nombre de la calle. Me acerqué con naturalidad.
-Oye... Ya me he encontrado dos veces contigo. Y tengo la sensación de que sino te ayudo vas a estar por horas dando vueltas. Así que... ¿a dónde vas? Yo, por ejemplo, voy a... Eh... ¡Al Sagrado Corazón! Sí, a la Basílica. ¿Y tú?
-Yo también voy hacía allá. Allí me esperan mis amigos.-No pude evitar pensar si se trataba de los mismos amigos que tenía en mente.
-¿¡En serio!? Me tienes que estar tomando el pelo-dije pensando que era imposible que hubiese tenido tanta suerte-. Esto... Quiero decir... ¿¡En serio!? ¡Qué casualidad! ¿Vamos entonces?
Él asintió con felicidad. Quién me iba a decir a mí que yo era quien iba a reunirles, ayudándoles a reunirse para la reunión. En esos momentos, mi mente comenzó a idear un plan para que no celebrasen la reunión.
-Vee, yo me llamo Feliciano Vargas. ¿Cuál es tu nombre, bella?
-¿El mío? Yo soy (t/n)(t/a)
<< ¡NO! ¿¡POR QUÉ HE DADO MI NOMBRE REAL!? Agh. Debería de haber tenido más cuidado. Bueno, ¿ya qué más da? Así será más fácil cuando me llame. A su vez, yo no estoy registrada en ningún registro mundial, por lo que si intentan rastrearme no encontrarán nada sobre mí >>.
-Es un nombre muy bonito.
-Gra-gracias...-contesté. ¿Estaba sonrojada?
Por el camino, Feliciano me habló de muchas cosas de su país, o de su casa para él. Me sorprendió el hecho de que no revelase en ningún momento que podía ser una representación. Tal vez, Italia del Norte era mucho más astuto e inteligente de lo que todos en la academia pensábamos. Su tapadera de turista era impecable y no parecía salirse del papel en ningún momento. Me estaba dejando muy sorprendida.
-Es por esta calle.-Le indiqué haciendo que me siguiera-. Eres un turista muy curioso, Feliciano.
-Vee, gracias. Alemania siempre me dice que soy muy despreocupado y descuidado con las cosas más importantes, como la economía. Vee, Alemania es mucho mejor que yo con la economía, pero últimamente me esta ayudando mucho. ¡Seguro que podré salir de esta crisis con su ayuda, vee!
<<Retiro lo pensado. ¡Acaba de delatarse más de cuatro veces en unas pocas frases! Es tan descuidado como todos pensábamos...>>.
-¿Alemania? ¿Crisis?-Me hice la tonta. Si seguía su juego se daría cuenta de que yo les conocía y comenzaría a sospechar.
-¿¡Eh!? No es na-nada, bella. Es solo que...-Giró su cabeza y todo lo que estaba consiguiendo lo tiró por la borda-. ¡¡¡ALEMANIA!!!
Allí estaban las representaciones, al pie de las cuestas para subir al Sagrado Corazón. Los conocía a todos. El rubio y bien peinado, alto y fornido con ojos azules de color hielo, además de que parecía un militar, era Alemania; Japón era el más bajo del grupo, tenía el pelo negro y corto, con los ojos de color marrón y llevaba una cámara colgada al cuello, igual que yo; América era el rubio con un mechón anti gravedad extraño, que no dejaba de gritar y reírse en medio de la calle como un maníaco, llevaba una gorra de los Yankees de Nueva York, que tapaban sus gafas y sus ojos azules; Rusia era tan alto como pensaba, sus ojos violetas y su pelo casi albino casi pasaba desapercibido comparado con su ropa, a pesar de ser casi verano y llevaba bufanda, ¿no tenía calor?; Francia era el único que estaba vestido sin parecer un turista que amaba demasiado su patria, aunque supongo que si fuesen a otro país él sería el primero en vestirse de forma extravagante, lo reconocí por sus ojos azules y su larga melena ondulada y rubia; por último estaba el cejas, quiero decir, Inglaterra, sus grandes cejas estaban encima de sus ojos verdes y con una mano se aguantaba la cabeza aplastando un poco de su pelo rubio.
<<Un momento... Si eran ocho... ¡Y son siete! ¿Quién me falta?>>
Tardé unos momentos en darme cuenta de que el chino no estaba en escena. Tal vez se fue porque todos, menos Alemania y Japón parecían estar dándole una paliza a Francia. Con el grito de Italia todos dejaron de discutir y pegarse para fijar sus ojos en nosotros dos. Miré hacía otro lado para que no viesen mi mirada de odio, tenía que poner mi sonrisa falsa en menos de dos segundos o pensarían que soy una borde. (Teniendo en cuenta lo que le hicieron a mi país, ser una borde es el menor de sus problemas).
-Feliciano, yo creo que me voy a quedar por...-Feliciano me tomó del brazo y corrió calle arriba arrastrándome como un saco mientras ignoraba mis quejas y gritos de enfado.
-¡Hola chicos!-dijo muy alegre, como sino hubiese pasado nada.
-Feliciano, ¿dónde estabas?-El alemán fue el primero en acercarse a nosotros, y no parecía precisamente contento de ver a su amigo europeo-. ¿Por qué te separaste de Francia?
-Vee, ¡hola Ludwig! ¿Separarme de mi hermano mayor Francia? No. Cuando llegué a casa de Francis no había nadie. ¡Pero él me dejó una nota para encontraros!-dijo inocentemente el italiano con una sonrisa provocando que a Francis los demás le miraran de una forma asesina. El pervertido se limitó a sonreír de forma nerviosa-. ¡Me perdí por las calles de París! Y estuve dando vueltas mucho rato, yo solo.-Los demás países estaban a punto de lanzarse al cuello de Francia, no obstante entendía el porque bastante bien-. Pero gracias a (t/n) (t/a) os he podido encontrar, vee. Ha sido una ragazza muy amable, me encontró cuando daba vueltas por ahí, vee.-Yo me limité a sonreír muy nerviosa al notar los ojos de todos encima de mí.
Alemania me miró frío y calculador, lo que me hizo ponerme más nerviosa. Sus ojos se movieron desde mis pies hasta mi coronilla analizando cada parte de mi cuerpo, algo avergonzada, miré a otro lado. Cuando comenzó a hablarme le miré a la cara.
-Merci, pour... Agh, como se dice... Merci, pour ton aide...-Intentó hablar en francés. Miraba repetidas veces a Francia, que estaba aún en el suelo. Él pareció darle el visto bueno a sus palabras-. Pues eso... Merci.
-De nada, pero podrías hablarme normal. Os estaba entendiendo perfectamente antes.
-Pe-pero si hablas...-Se sonrojó lo que me dio algo de risa. Sonreí de forma abierta-. Da igual. Muchas gracias por haber ayudado a traer a Feliciano hasta aquí.
-No es nada. Los turistas tenemos que ayudarnos entre nosotros.-Feliciano me dedicó una sonrisa que no pude resistir a devolverle-. Creo que ya...
-¡¡¡¡EL QUE LE TIENE QUE DAR LAS GRACIAS SOY YO!!!!
Francia corrió hacía mí a tal velocidad que no me di cuenta de que estaba agarrado a mis piernas hasta que el alemán comenzó a tirar de él para que se despegase, opuso más resistencia.
-Merci. Merci, belle fille.-Mis mejillas tomaron un rojo tomate ante aquella escena. Ya no sé si era porque me estaba dando las gracias de rodillas, porque me daba vergüenza que me mirara desde esa posición, o que toda la gente de la calle me mirase.
-Va-vale... Solo suéltate ya...-Yo seguía pegando con mis manos la falda a mis piernas.
-¡Fran...! Quiero decir, Francis... ¡FRANCIS! ¡SUÉLTALA AHORA MISMO!-gritó Inglaterra.
-Porque tú lo digas. Hasta que mi deuda con la belle fille esté saldada, no voy a soltarla.-Me miró a los ojos con un brillo de alegría en la mirada-. Me has salvado de esos salvajes y has traído a Feliciano sano y salvo. ¿Cómo podría agradecértelo?
-Soltándome estaría bien... No ha sido nada, pero en serio... Suéltame la falda.
-Podría invitarte a cenar, a dar un paseo por París...
-Soltarme la falda.-dejé caer entre medias pero seguía sin escucharme.
-O podría invitarte a mi casa.-Me miró de forma pervertida. Me habían avisado de que era pervertido, sin embargo, no imaginé que tanto al ser tan pronto...-. Tranquila, echaría a toda esa chusma de casa para estar solos tú y...
-¡QUE YA TE HE DICHO QUE LA SUELTES! ¿¡Y CÓMO QUE SOMOS CHUSMA!?-El inglés había noqueado a Francia obligando que se soltara de mis piernas-. Lo siento, lady... Es un estúpido de nacimiento...
-¿A quién llamas estúpido, hooligan?-Y ya se había vuelto a reincorporar. Cuanta energía tenían todos.
-¡A ti, come caracoles!
-¡AL MENOS MI COMIDA SE PUEDE COMER, NO COMO LA TUYA!
-¡¿QUÉ DIJESTE?! ¡¡ESTA ES LA GOTA QUE COLMÓ EL VASO!! VEN AQUÍ.
Comenzaron a pegarse en medio de la calle. A este paso, atraerían a la policía. La gente nos miraba asustada e intentaba evitarnos o salía corriendo 'disimuladamente'. ¿A qué clase de locos me han asignado vigilar? Ojalá yo pudiese salir corriendo...
Alemania separó a ambos, interponiéndose entre ellos y gritándoles cosas en alemán, que creo que entendieron. Yo no, pero supuse que no serían halagos por la buena imagen que me estaban dando... Y por montar el espectáculo en medio de la calle.
Feliciano me miraba y sonreía, supuse que no quería meterse en el conflicto. Ya mucho había pasado el pobre aquella mañana por culpa de Francia. Tras separarlos, Rusia tomó en un abrazo asfixiante a Francia y América a Inglaterra, en el fondo, muy en el fondo me dieron pena. Japón, no tardó mucho en acercarse, darme las gracias por traer a Feliciano y presentarse de una forma muy educada. Además, me pidió disculpas por todo el grupo. Sonreí aceptando las disculpas. Al final del día, tendría agujetas en la cara de tanto sonreír.
Alemania siguió gritando a Francia e Inglaterra en la esquina de la calle, Rusia y América se acercaron a nosotros cuando Kiku me había estado preguntando si veía anime.
-HAHAHAHAHAHA, así que tú eres la girl que salvó a Feliciano. ¡Eres toda una heroine! Yo soy Alfred F. Jones, pero se me conoce como al Hero de todos.
-Pues yo nunca había oído hablar de ti antes.-El ruso se rió por lo bajo. Al americano no pareció molestarle, del todo.
-¿Ah, no?-preguntó haciendo un puchero algo desilusionado-. ¡Genial! Eso me da una escusa para estar más tiempo contigo y que me conozcas mejor.
-¿Perdón?-pregunté riendo. ¿Se me estaba insinuando? Rusia comenzó a envolverse en un aura oscura, MUY MALA SEÑAL. Le miré nerviosa-. ¿Y-y tú quién eres?
-Yo soy Iván Braginski. Y soy de Rusia, da~. Gracias por traer a Feliciano, hermosa (t/n).
Alfred e Iván se miraban de forma fulminadora. Una bombilla imaginaria se encendió encima de mi cabeza. Yo era la que debía de separarlos y devolverlos a casa, y por lo que veía, acababa de encontrar la solución a mi problema.
-Empecemos el plan.-pensé-. ¿Y por qué lo pienso y no lo hago? Agh, deja de hablar contigo misma... Pero antes de todo.
Miré a Feliciano. Del bolsillo de mi chaqueta saque un mapa del metro de París y se lo entregué. Lo tomó con ambas manos con una gran sonrisa.
-Ten, no quiero que te pierdas otra vez. Yo ya me tengo que ir.-Les sonreí.
-¿No te será necesario el mapa, da~?-me preguntó Rusia.
-Tengo muy buena memoria para los mapas.-<<O sino seguiría en el desierto del Sáhara, en el Amazonas, en...>>, pensé-. Digamos que se me da bien eso de la geografía y los mapas.
Todos ellos se sonrojaron, incluso yo me sonrojé. Yo lo hice por dos razones:
1.- Yo no suelo comentar eso cuando conozco a alguien.
2.- Pensé en que estaban pensando ellos. Mirar un mapa, era en parte, como mirar una radiografía suya o una foto de su cuerpo...
-¿Y el mapa de Francia te gusta?-¿Cuándo volvieron esos tres? Francia era medio ninja, ¿o algo así?
-¿Perdón?-respondí incómoda pero intenté disimularlo.
-¡NO LE PREGUNTES ESAS COSAS!-le volvió a gritar Inglaterra llevándose una mirada de enfado de parte de Alemania. Francia sonrió victorioso.
-Tranquilo Arthur, tan solo es una pregunta inofensiva.-Le miraba con una gran sonrisa que provocaba que mis nervios crecieran-. Solo le estoy preguntando cuál es su país favorito, algo meramente trivial y aleatorio.-Me miró directamente a los ojos-. Así que belle fille, ¿cuál es tu país favorito?
Que mentiroso. Utilizaba la táctica de: <<es solo una extranjera que no nos conoce>>, para así poner a los demás en mi contra. O tal vez solo quería que le respondiese que era él para reírse en la cara de Inglaterra y luego secuestrarme y llevarme a su casa para... Perdón, ¿qué estaba diciendo? (N/A: Para jugar al parchís no penséis mal XD)
-Eh... Pues yo... ¿Mi país favorito?-Notaba las miradas de todos encima de mí. Como si fuese a responder la pregunta del millón. Por suerte, una idea cruzó mi mente-. Fácil, mi país favorito es la Antártida.
Todos me miraron decepcionados y con cara desesperada. No pude evitar reírme a carcajadas, puse mis manos en mi boca... No solía reírme en la academia. Sin embargo, a los chicos parecía que les gustaba que me riera.
-Pienso que esa no era la respuesta que esperabais.
-Pues no...-reconoció más de uno.
-Siempre que alguien digo que mi país favorito es la Antártida porque me gustan todos los países del mundo-hablé cruzándome de brazos. Todos se sonrojaron levemente-. ¿Qué pasa es que sois de una agencia de viajes o algo así?-Reí. <<Que buena actriz soy>>, pensé.
-Algo así-dijo Italia sonriendo. Me descrucé de brazos.
-Bueno, ya es tarde.-Miré mi reloj-. Ha sido un placer conoceros, pero ya debo de irme o no me dará tiempo a ver todo lo que quiero ver hoy.-Sonreí por última vez antes de comenzar a andar alejándome de ellos-. Y no os volváis a perder. Adiós.
-¡Adiós bella!-me gritó Italia sacudiendo la mano. Comencé a alejarme del grupo y a subir las escaleras.
<<Veamos si estaba en lo cierto y puedo separarlos>>. Sonreí de forma malévola sin que nadie me viera.
-Chicos,ya he vuelto, aru~. ¿Qué me he perdido?-Esa era la voz de China.
<<Oh, te acabas de perder el inicio de mi plan>>.
...(***)...
¡Y ya nos conocemos todos! Menos China, por ser el chico de los recados XD.
Algo que quería comentar es que: Sí, lo sé. Prometí que iba a subir rápidamente el primer capítulo, pero es que yo soy de escribir lento y pensarme mucho las cosas. ^^, Os aviso por eso que no voy a actualizar de forma muy rápido, sobre todo porque tengo muchos exámenes. Lo que tiene el último curso, que te aspira la vida hasta la última gota. Por ello pido disculpitas.
También, quería daros las gracias a todos y todas por todo vuestro apoyo, vuestros comentarios y votos que he recibido. ¡¡Mil gracias!! Lo sé, soy más cursi que un unicornio XD.
Intentaré subir la segunda parte del capítulo 1 lo más rápido que pueda, pero no prometo nada.
¡Hasta la próxima!
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