Un deseo extraño
ADVERTENCIA: está historia es muy explícita y demasiado extraña (ya ni me acordaba de haber escrito esto) así que si no quieres traumas sugiero no leerla. La foto de arriba da el tema principal de este one shot.
Vegetto se adentró a una oscura y húmeda cueva; estaba lleno de polvo y ramas, apestaba a sudor pero por fin había logrado juntar las 7 esferas del dragón. Sólo le faltaba recojer la que creía estaba ahí adentro. Ya hacía 5 días que las buscaba sin parar; sólo se detenía para comer y dormir. Su desesperación por pedir su deseo lo llevaron a descuidarse un poco pero una vez que haya terminado se arreglaría antes de presentarse ante él, si no tal vez lo mataría.
Quitaba las piedras con velocidad, esta esfera había sido la más fácil de encontrar; la primer esfera que encontró estaba en el fondo del mar y tuvo que pelear contra una ballena para poder obtenerla, no mató a el animal, sólo lo envío al antártico. La segunda y tercera tuvo que buscarlas en los desiertos donde se desesperó más por el horrible calor que sentía. La cuarta, quinta y sexta esfera estaban repartidas en diferentes islas y bosques. Y por fin, se encontró la última en un hoyo debajo de una de esas piedras.
-¡Por fin lo logré!-celebró mientras limpiaba la esfera con sus guantes sucios. Metió la esfera en la bolsa que llevaba, la cerró y la amarró a su cintura para luego emprender vuelo hacia un lago cercano. Tomaría una ducha antes de llamar a Sheng-long.
Descendió apresurado, desvistiendose por completo, entró al agua y empezó a tallar su cuerpo quitándose la suciedad que tenía en su piel. Mientras se bañaba pensaba en su deseo, en lo que haría cuando viera a Gogeta y el lugar a dónde lo llevará para aprovechar la ocasión que Vegetto suponía, nunca podría repetirse.
Una vez bien limpio, salió del agua y se vistió, ya no quería perder tiempo valioso, tiempo que quería aprovechar con Gogeta.
Sacó las esferas de la bolsa que llevaba, las acomodó cuidadosamente en el suelo y gritó impaciente:
-¡Sal de ahí Sheng-Long, y cumple mi deseo por favorcito!- inmediatamente el cielo se oscureció y comenzaron a caer rayos. Una potente luz comenzaba a emanar cada esfera, disparado en forma de serpiente. De bajo de la intensidad se mostraba poco a poco el gran dragón.
- Puedo cumplirles un deseo, el que ustedes quieran. ¡Adelante! Dígame.
Sonrió victorioso al verlo.
...
-¿Donde se habrá metido?-pensó con un poco de preocupación. Se encontraba recostado sobre el césped del planeta supremo, el aire era una suave brisa y los rayos del sol eran sutiles en su cara; con los ojos cerrados, trataba de relajar su cuerpo. Hacia ya 5 días que Vegetto no aparecía, comenzaba a extrañar a su idiota favorito -Estara bien, es Vegetto. Regresará pronto- escuchaba la brisa recorrer su cuerpo, mover las hojas de las plantas que lo rodeaban. Sonrió de lado, su cuerpo se sentía ligero a cada segundo, el calor dado estaba entibiandolo y su preocupación pasó cuando se quedó dormido.
...
-He cumplido tu deseo, ¡Hasta luego!- anunció Sheng Long antes de que una fuerte aura de luz blanca rodeará su ser, fragmentandolo y entrando de nuevo a las esferas. Éstas subieron al cielo y salieron disparadas en diferentes direcciones. Pasaría un año para volver a recolectarlas.
--¡Muchas gracias Sheng Long!-- dijo al ver cómo las esferas se alejaban --Bien, es hora de ir con ella-- puso sus dedos en su frente, teletransportandose al planeta supremo.
Apareció cerca de ella, no quería despertarla aún, quería que lo digiriera un poco. Lo que le frustraba era que no podía verla bien.
--¡Vegetto!-- despertó asustada llamándolo, sintió su ki cerca. Se levantó con rapidez provocando que sintiera mareos. Sujetó su cabeza con fuerza, esperando que pasara -- Vegetto...-- susurró pero, al escuchar su voz se aterró: era más delgada y suave como...
--¡Sí se volvió mujer!-- celebró el pelinegro con entusiasmo desde su escondite.
--¡Qué... Qué rayos me pasó!-- chilló asustada. Miró sus piernas, estaban delgadas y bien formadas, incluso sus atuendos se modificaron ligeramente ya que ahora portaba unos shorts con unas calcetas largas negras, lo que le daba aún más figura; tenía un top que cubría sus pechos (los cuáles habían crecido bastante) teniendo su chaleco --Es- esto no pu-puede ser... Soy una mujer... Incluso...-- llevó su mano derecha a su entrepierna, no sintió el bulto de su hombría. Su cuerpo se paralizó--AYY SI SOY TOTALMENTE UNA MUJER-- sus ojos se llenaron de algunas lágrimas, no le agradaba estar así, y temía que no tuviese solución.
-Esa es mi señal-- pensó e inmediatamente salió de su escondite --¡Gogeta, he vuelto!-- corría hacia donde estaba su "amigo" abrazando sus piernas, ocultando su rostro --pero... ¿Que te pasa Gogeta?-- fingía inocencia, era bueno para mentir.
--¡Vegetto, ayudame! ¡Me convertí en esto y no sé porqué pasó!-- se levantó una vez escuchó a su idiota. Mala idea.
Vegetto le observaba atónito, era hermosa, su cuerpo era tan resplandeciente, tan bello y frágil; su voz también era acordé a lo que era ella. Perfecta. --Vegetto, ¡Hey! ¿Me estás escuchando idiota?-- lo hizo volver al momento.
--¿En verdad eres Gogeta?-- en su mente todo pasaba como lo había planeado, y su cuerpo también reaccionaba como quería.
--¡Vegetto ahora no, eres un pervertido!-- se alejó sonrojada del pelinegro, iba a usar la teletrasportación, sin embargo, no pasó nada. Comenzó a correr lo más rápido posible. Vegetto al ver lo que hacía, usó la misma técnica para estar frente a ella.
--Tranquilizate... Gogeta...-- la abrazó. Ella trataba de librarse, sabía que era lo que quería; no estaba en la forma para hacerlo y su estado de ánimo era peor. Luchaba pero su fuerza no era la misma así que no hacía daño alguno a Vegetto -- Gogeta...-- pasó su mano por debajo de su ropa interior, comenzando a mover sus dedos en lo que él creía, era el clítoris de Gogeta.
Gogeta respiraba rápidamente pero tampoco respondía ante lo que le hacía Vegetto. Comenzaba a sentirse bien.
-Tranquilizate... Gogeta.
-Qu... Qué quie... Quieres- su cuerpo se relajaba, ya no apretaba su muñeca, lo estaba disfrutando.
--Incluso así te ves hermosa-- le susurró. Daba movimientos más acelerados con sus dedos, esperando a que el cuerpo de su amado reaccionara.
--Ca... Cállate.... Mmm-- cerró los ojos -- Oh~... Ve... Vegetto... Ah~... No debe-mos hacerlo... Aquí...-- apenas podía decir, el pelinegro sabía cómo estimularla muy bien. No quería parar pero tampoco quería hacerlo ahí.
-- no te preocupes por eso-- usó su otra mano para teletrasportarse a una cabaña, al parecer aislada de todos.
Aparecieron sobre la cama, y Vegetto cada vez movía mejor sus dedos, lo que provocaba que los gemidos de Gogeta fueran más sonoros.
--Oh~ Vegetto... Mmm... Así... Sigue... Ah~... Si...-- instintivamente abría sus piernas, cedió ante las caricias de Vegetto. Desató la cinta de su shorts y los bajó, dejando ver la acción de la mano de Vegetto en sus genitales - Ve... Más... Ra- rápido... Vegetto...- pidió ya excitada.
No puso objeciones, obedeció aumentando los movimientos de sus dedos, retorciendo de placer el cuerpo de Gogeta.
--Oh~... Si... Ahh~... Sigue así... Más...-- su cuerpo se arqueo ante los movimientos tan exactos y deliciosos que le daba.
Siguió así hasta que se mojó, dejando parte de su esencia en el guante de Vegetto. No podía detenerse, aún no terminaba de jugar con Gogeta. Se apartó de donde estaba, puso el cuerpo de Gogeta con cuidado en la cama y comenzó a desvestirse, quería estar preparado para ese momento.
Gogeta veía como dejaba su cuerpo desnudo frente a ella, lo que hizo que, al verlo así, se mojara de nuevo.
--Has lo mismo Gogeta-- le sugirió. Ella inmediatamente obedeció; se quitó el top y el chaleco con desespero, anhelando a Vegetto. De nuevo, se acercó a sus genitales, la abrió de piernas y comenzó a lamer su clítoris lo cual hizo que soltara un gemido lleno de aún más placer.
-- Oh~... Si... Ahh~... Ahh~... Ohh~...-- su respiración estaba acelerada.
Vegetto se movía con gentileza, quería hacerlo gozar al máximo ya que pronto regresaría a ser de nuevo hombre, su deseo tenía un límite de 2 horas y ya había pasado una.
Lo abrazó para besar sus pechos. Los estimulaba acariciando suavemente y de vez en cuando, los devoraba.
-- Voy a entrar-- avisó a Gogeta. No sabía si iba a hacerlo lento o rápido, ya que si era mujer temporal significaba que era virgen.
Decidió ir lentamente, como acostumbraba cuando era hombre.
--Oh~... Se siente... Diferente... Vegetto... Ahh~...-- sentía cómo el miembro del pelinegro entraba en ella. Ya estando completamente dentro, la abrazó para cambiar de posición y dejarla a ella sobre de él, permitiendo que entrara aún más.
--Estas a tu libertad Gogeta... Muévete... Salta sobre él... Te gustará aún más-- dijo sujetando su cadera. La subió y bajó, una y otra vez, sintiendo lo que quería, lo que era su propósito, sentir el mismo placer de penetrarlo. Ambos comenzaron a gemir.
--Oh... Oh... Se siente... Ahh~... Ahh~...♥
Saltaba, sintiendo un placer absolutamente genuino. Se mantuvo así por un rato, no le importaba si se venía o no, le encantaba sentir el miembro de Vegetto así y el mencionado, amaba los gemidos que le provocaba.
--Faltan 2 minutos-- pensaba el chico de los arcillos. La detuvo un segundo, dentro de ella se quedó y antes de que terminara... Haría lo que él odia:
--Me vendré dentro de ti Gogeta-- advirtió, sin dejarlo moverse, un espeso líquido llenó a Gogeta. Unas pequeñas lágrimas salieron de sus ojos, incluso su cuerpo se arqueó, llevándola de nuevo al orgasmo.
Vegetto no terminaba de sentirse satisfecho, salió de Gogeta. Lo recostó a un lado suyo; se había agotado. Lo había disfrutado. Se acostaron de frente, mirándose fijamente, Gogeta sonrió y Vegetto correspondió de la misma manera. El cuerpo de Gogeta comenzó a brillar, formando a lo que era antes, su cuerpo musculoso regresó: volvió a ser hombre. De nuevo, mala idea. Suspiró profundamente.
--Se terminó... Ya te extrañaba mi Gogeta-- susurraba mientras lo besaba. Movía sus labios con ternura, sentía cada rose. Su lengua lo hacia más provocativo. Ya se hallaba sobre Gogeta. Dispuesto a penetrarlo de nuevo.
--No... Ahora me toca a mi-- se quiso apartar, pero Vegetto se negó.
--No he terminado...-- cerró los ojos, acercó sus labios, besando desesperado a su amado. Bajo de nuevo, introduciendo su miembro en su boca.
--Ohh~... Ve- Vegetto... Mmm...-- lo sentía, no se detendría. Y él no se quejaba.
Seguirían jugando por un buen rato.
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