Capítulo 2
Capítulo 2
Después de dos días, la tripulación del Black Dispair llegó a New Port Royal.
Circe debía admitir que era un lugar casi exótico, exuberante de vegetación y vida.
- E-es... fascinante- exclamó Circe casi sin voz
- ¿Dijo algo, Señorita Roig? - Preguntó el capitán, el cual había sido casi el último en bajarse del navío
-Que es fascinante- sus ojos recorrían cada rincón, tratando de asimilar cada detalle para conservarlo en su memoria – es hermoso, tanta vegetación, la riqueza arquitectónica... m-me quedo sin palabras – sus ojos se posaron en Derian, los cuales ahora resaltaban con un brillo de emoción. Esto le permitió al Capitán, detallar el color de sus ojos, eran color miel. Ahora que la miraba con detenimiento, podía ver que sus ojos eran grandes, sin embargo, eran ligeramente almendrados, las pestañas tupidas, largas y oscuras que acompañaban a sus ojos, resaltaban de forma casi hechizante su tonalidad miel.
- ¡Circe! – ambos se volvieron al escuchar la voz de Dune venir tras de ellos
-Dune – respondió la chica con una sonrisa dulce. Derian los miró a ambos y le pareció curiosa la familiaridad con la que se referían el uno del otro
-Recordé que no tenías un lugar donde quedarte, entonces supuse que si querías podías quedarte en mi casa. Hay muchas habitaciones y aparte de eso, te conseguí un lugar en donde puedes trabajar como mesera, solo como mesera- recalcó Dune con un leve enrojecimiento en sus mejillas. A Derian le pareció muy extraño que se sonrojase, porque él era del tipo de hombres que no lo hacían, aunque conociendo a Dune, cuando veía una dama, podía convertirse en un tarugo completo
- ¡Dune, eres un sol! – Circe corrió a abrazarlo, este quedó estupefacto por un momento, pero le devolvió el gesto – Capitán Pierce, déjeme felicitarle por tener un excelente teniente – Derian miró a Dune y le pareció que estaba un poco abochornado ante tantos halago provenientes de una mujer.
-No es nada, solo te estoy ayudando porque sé que no tienes a nadie a quien recurrir, además, así podemos compartir más anécdotas – Circe sonrió con inocencia y Dune simplemente dibujó una sonrisa leve en sus labios << ¿Ahora comparten anécdotas?>> pensó Derian, lo cual le produjo una sensación extraña en el cuerpo
-He de reconocer, que tu ofrecimiento a la señorita Roig es loable, Sin embargo, como capitán del Black Dispair, es mi responsabilidad velar por aquellas personas que aparecen de la nada de otra época en mi barco- Circe lo miraba sorprendida y Dune no se quedaba atrás- De todas maneras, no vivimos tan lejos el uno del otro, y ella podrá ir al trabajo que le conseguiste de...mesera – Circe estaba hecha un ocho, no sabía, ni podía pensar con claridad en ese momento
-C-capitán yo...- De pronto, se le ocurrió a Circe realizar una táctica para comprobar la razón por la cual el capitán Pierce había respondido de esa manera
-Oh, Capitán Pierce – Dijo Circe mientras que al tiempo se acercaba a Dune- ¿No creerá usted que le robaré al mejor teniente que existe de su lado... o sí? – paseó sus manos atrevidamente por el pecho de Dune, al cual esto lo tomó por sorpresa tanto, o igual que a Derian – No pensará que me aprovecharé de este hombre con un cuerpo trabajado que haría babear hasta a la dama más distinguida- sus manos subieron hasta la piel descubierta del cuello de Dune- Ya sé... teme que este hombre me deshonre, lo obligue a casarse, y que su esposa, o sea yo, le prohíba terminantemente volver a la mar- sus manos delicadas terminaron de subir hasta llegar a su rostro y cada una de ellas se posaron en cada lado de este, obligándole a mirarla a los ojos miel -pero tranquilo, Capitán Pierce- su rostro se acercó al de Dune, el cual, casi estático, se limitaba a padecer las caricias sugerentes de Circe – Nunca le arrebataría la felicidad a la persona que amo – sus rostros se encontraban a pocos centímetros, al igual que sus labios. Ganas no le faltaron a Derian de separarlos de golpe, pero una parte de él quería saber que tan lejos podría llegar Circe con esta absurda actuación.
El siguiente acto lo tomó casi por sorpresa, cuando de forma escandalosa, la lengua de Circe lamió los labios de Dune.
- Eso fue demasiado cursi para mí – dijo alejándose de Dune y echándose a reír. – Lo siento Dune, amigo mío. Jugué demasiado sucio – le guiñó un ojo, para luego mirar a Derian, el cual tenía un gesto tenso plasmado en el rostro - ¿También debería pedirle disculpas a usted...Capitán Pierce?
-Vamos, debemos preparar su habitación- dijo Derian ignorando la pregunta de Circe, la cual, lo tomó como una táctica evasiva -Nos reuniremos dentro de una semana para hablar de nuestra próxima... "Aventura" – dijo Derian dirigiéndose a Dune, el cual a duras penas y podía asimilar las palabras
-S-sí, Capitán- y así lo dejaron, en la mitad de la calle y sumamente confundido.
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¿Por qué la había arrastrado con él? Finalmente se desharía de ella, Dune se haría cargo de Circe y el simplemente ya no tendría nada que ver. Pasarían tiempo juntos en la casa de Dune, hablarían de lo que les gusta, encontrarían que tienen cosas en común, se atraerían mutuamente, se enamorarían con el tiempo, harían una vida juntos, crearían nuevas memorias y anécdotas los dos... ¿A qué viene ese pensamiento? Se reprimió severamente, ¿Por qué le preocupaba lo que esos dos tortolitos hicieran o dejaran de hacer? Quizás... el no querían que ellos dos compartieran tanto tiempo juntos porque ella era demasiado interesante y él quería ser el primero en conocerla en su totalidad antes que cualquier otro ¿o era por otra razón? ¿será que la razón que le dio Circe era la correcta?
- ¿Podríamos ir un poco más lento, Capitán Pierce? – dijo Circe casi sin aliento – Usted mide casi dos metros y yo mido si mucho metro sesenta y dos, por ende, sus piernas son mucho más largas que las mías ¡Tenga piedad! O tendrá que cargarme si quiere que vayamos un poco más rápido– Derian frenó en seco y la miró con el ceño fruncido por el sol - ¿Algún problema, Capitán?
-Si ¿desde cuándo dejaste el trato formal con Dune? – Circe se encogió de hombros
-Desde el primer día – dijo como si eso no representara problema alguno - ¿Por qué la pregunta, Capitán? – Sus ojos brillaron con malicia y devoraron los suyos -¿Quieres que te trate con la misma informalidad con la que traté a Dune hace un momento? – su voz se tornó dolorosamente aterciopelada, y para acabar de completar, con paso tortuoso se acercaba a el -Oh capitán, lo siento por haber ignorado tus gritos que rogaban por ser tratado con más...-se empinó y atrajo a Derian por los hombros , seguidamente, acercó sus labios al oído derecho de Derian – informalidad – Derian sintió como sonreía en su oído. De verdad, que esta mujer lo iba a volver completamente loco.
-No juegues con fuego, Circe- ronroneó en el oído de la chica - si no conoces las consecuencias- era ahora Derian el que tenía controlada la situación. Circe se había quedado quieta entre las manos del él. Se sentía tan vulnerable, una vulnerabilidad que le hacía temblar las piernas. Pero eso no la detuvo de contraatacar.
-Derian, conozco a la perfección las posibles consecuencias – Circe ahora fue la que tomó el control rodeando por el cuello a Derian – Las consecuencias de dejarme llevar por la atracción y sucumbir ante el placer – ahora sus ojos se fijaron en los de él, negros como solo el ónix podría llegar a ser -un embarazo no deseado, y tener que formar una familia – Derian frunció el ceño -un desenlace aterrador ¿no crees? – Circe sonrió con simpleza y soltó a Derian de su agarre
- ¿Embarazo? – Circe lo miró con incredulidad
-Si, embarazo. Sabes cómo se hacen los niños ¿no? - Derian la miraba atónito. – cuando una mujer y un hombre mantienen relaciones...
- Si eso lo sé a la perfección – Circe lo miró con gesto burlón – a lo qué me refiero es... ¿Te aterra tanto la idea de un embarazo?
-En realidad esa es la que menos me aterra. Podría tenerlo, o darlo en adopción, cualquiera de las dos posibilidades es válida para mí – de un momento a otro, su mirada se perdió en algún punto del bosque – pero la idea de formar una familia por el simple hecho de haber tenido un bebé que ninguna de las partes deseaba... me...- por un momento, Derian notó una tristeza profunda en la mirada de Circe -Además – retiró la mirada del bosque para luego fijarla en el -Tu pareces un hombre que donde pone el ojo pone la bala, te ves muy saludable y muy fértil... estoy segura de que si te veo en ropa interior, podría quedar embarazada de por vida- de verdad, que esta mujer no tenía filtro alguno, pensó Derian mientras la miraba hablar sobre la terrible posibilidad de concebir un bebé en estos momentos.
- ¿Eso quiere decir que soy un peligro si me vieras en ropa interior? – se cruzó de brazos, marcando aún más sus trabajados músculos de sus brazos – Y si te dijera que no me gusta usar ropa interior, porque odio perder tiempo en ponerme tela sobre tela ¿eso me haría un peligro mayor? – Circe se sorprendió y a Derian le gustó dicha reacción
- ¡Serías un crimen de lesa humanidad! -Circe le tapó los ojos a Derian - ¡No miren a este hombre a los ojos! Camina para llegar a tu casa – esto último lo susurró - ¡No lo miren a los ojos porque podría embarazarlos! – todas las personas que había en la calle los miraban - ¡Donde pone el ojo pone la bala! ¡No dejen que sus hijas, mujeres, hermanas, sobrinas, cuñadas, primas, tengan contacto visual con este potente hombre! ¡Sálvense quien pueda! - Todos parecían muy asustados, no por las palabras, sino por la persona que las vociferaba - ¡Incluso puede embarazar a los hombres!
-Eso sí que es imposible – Circe le destapó los ojos y se encogió de hombros con gesto de inocencia
- Todo es posible en la viña del señor – dijo con cierto aire solemne
- ¿cristiana? – preguntó Derian mirándola a los ojos. Circe hizo un gesto de molestia
-Padres cristianos, pero soy atea- Derian a penas y podía asimilar tal declaración– Claro está que es irónico, aunque mis padres les gustaba mucho la mitología, sobre todo la griega, por eso mi nombre. Pero eran fieles creyentes del dios cristiano-Siguieron caminando al mismo paso, bueno, Derian caminaba al paso de Circe, mientras la escuchaba, casi incrédulo a lo que oía – trataron de inculcarme sus creencias, pero digamos que no fue la forma idónea. Obligándome a ir a misa todos los días, que hubiera sido solo a la misa de las doce del mediodía. ¡Pero es que era a la de todas horas! Lo único bueno era que no íbamos a un mismo templo dos veces en el día y eso me permitía admirar la arquitectura única de cada templo. Ninguno era igual al otro- Derian solo podía imaginarse a una pequeña Circe diciendo vulgaridades mientras corría por la iglesia- Aparte de eso, los vi violar los diez mandamientos, cada uno de ellos. Mamá engañaba a papá y viceversa, se mentían en la cara - se encogió de hombros -De todas maneras- dijo cambiando el tema- ¿ya casi llegamos a tu casa? - preguntó con curiosidad, pero dicha curiosidad, no ocultaba el hecho de que Circe, estaba ocultando algo- ¿crees que me podrías mostrar New Port Royal? Quiero familiarizarme un poco- Derian asintió con simpleza. Ambos continuaron caminando hasta llegar a la casa de Derian.
Para ser la casa de un pirata, era bastante ... a quién quería engañar, era gigantesca. Llena de decoraciones, sin espacio alguno para descansar la vista. Circe se sentía abrumada por la cantidad de objetos tirados en el suelo.
-Derian- el capitán del Black Dispair se volvió hacia Circe mientras que se servía un poco de brandy en un vaso que había encontrado en algún lugar del monumental desorden - ¿Tienes el corazón roto? -Derian, el cual había tomado un poco de brandy, lo escupió por la sorpresa
- ¿Qué? – las palabras habían entrado en su cabeza de forma violenta - ¿corazón roto?
-Si no es eso, debo decirte... que eres un acumulador compulsivo – Circe se acercó hacia él, tomó el vaso, se sirvió un trago del licor y bebió, para luego mirar a Derian a los ojos y agregar con gesto solemne- Estás enfermo – Derian la miró demasiado confundido como para poder reaccionar
- No soy un acumulador compulsivo y no tengo el maldito corazón roto – Circe había tomado una botella de licor de una mesa y había comenzado a beber, lo cual, era extraño en ella. ¿pero quién iba a saber? Las personas que la rodeaban a penas y la conocían. Sin embargo, sabía que, si llegaba a beber más de la cuenta, iba a caer en el vicio que casi mató a su padre.
-Eso es lo que un acumulador compulsivo y un hombre con el corazón roto diría, cariño- tomó un sorbo- Pero te ayudaré, podré despejar un poco la mente- se incorporó, tomó otro sorbo de brandy y miró a Derian- Prestame una camisa- este se cruzó de brazos – esta está sucia y sudada. No puedo pensar con claridad, además, mi ropa está en el B.D
- ¿B. D? – repitió Derian casi con aire ofendido
-Si, le cogí cariño al navío, es un apodo – Circe sonrió – ¿también quieres un apodo cariñoso?
-No gracias, prefiero conservar mi dignidad – Circe solo se limitó a verlo con una sonrisa burlona
- ¿Me vas a prestar la camisa o no? – Derian la miró con el mismo gesto
-Están todas sucias – Circe se enderezó, tomó aire y se giró sobre sus talones con dirección a la salida - ¿A dónde vas?
- Voy a donde B.D, papi – respondió Circe notablemente molesta
-El Black Dispair, no es un carruaje, pequeña. No puedes subir y bajar cuando te plazca – Derian notó un como Circe frenó en seco y solo volvió el rostro
-N-no me digas así y yo hago lo que se me da la gana – y salió corriendo, dejándole a Derian una satisfacción en su pecho.
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Circe logró sacar sus pertenencias del camarote de Dune, gracias a un pirata que aún permanecía cerca del Black Dispair.
-Ese hijo de la grandísima puta, me tomó desprevenida, no esperaba que el usara esa.... ¡Estúpido pirata! - murmuraba bullosamente
- ¿Estás perdida, mi niña? - Circe vio una mujer de unos sesenta y tantos años parada frente a ella, mirándola con cara de preocupación
-N-no señora, no estoy perdida- respondió mientras trataba de controlar el escalofrío que esa mujer le provocaba
-Mi niña, es normal estar asustada- <<mis riñones, carajo, mis hermosos y saludables riñones>> repetía en su mente
-No estoy ni asustada, ni perdida, Señora- Comenzó a caminar hacia la casa de Derian – Que tenga buena tarde - de pronto, la mano delgada y huesuda de la mujer, la tomó del brazo- ¡Por la mierda! – pegó un grito ahogado y vio a la mujer a los ojos- S-s-señora, ahora si me está asustando
-Es normal estar asustada– la mujer puso su mano delgada en la mejilla de Circe – Después de todo, esta no es tu época, Mi niña – Circe palideció, las palabras no salían de su boca seca.
- ¿C-c-c-cómo supo que...? - Circe no pudo soportarlo, se desplomó en el suelo.
<< ¡Circe!>>... <<Circe, cariño, es hora de tu ofrenda>>
-N... ¡No! – gritó una sudorosa y pálida Circe - ¿D-Derian? ¿D-Dune? – miraba a su alrededor, no recordaba en donde estaba
-Le atinaste a la primera – dijo el pelinegro sentado en una silla cerca de la chimenea. Al ver que Circe no le respondía con algún tipo de broma o algún comentario sarcástico, se acercó hacia la cama - ¿Qué pasó? ¿Por qué no entraste a la casa? Estabas tirada en el piso frente a la puerta, bañada en sudor – Circe aún se miraba las palmas de las manos
-L-lo sabía...n-n-no estoy loca- Derian la miró sumamente confundido- La mujer sabe que yo no pertenezco aquí – Circe alzó la mirada y la fijó en los orbes ónix de Derian
- ¿Te golpeaste la cabeza o qué? - Circe negó con suavidad - ¿Entonces?
-N-no es nada – decidió no contarle, tal vez estaba alucinando por la exposición al sol, o quizás había escuchado mal – Muy bien, Señor acumulador con un corazón roto- se incorporó de forma casi violenta, hasta el punto de que se tambaleó, pero Derian la sostuvo – Muchas gracias, señor pirata. Pero eso no lo exonera de limpiar – puso sus delicadas manos en ambas caderas y se dispuso a cambiarse.
Derian debía admitir que lo tenía cautivado, no solo por su forma de ser, sino también físicamente.
Claramente, Circe no era como ese tipo de mujeres delgaduchas, no. Pero tampoco llegaba al otro extremo. Su cuerpo era perfecto.
-Me vas a dejar embarazada si me miras así- bromeó mientras se quitaba la camisa y la cambiaba por una limpia
- Temo informarte, que así no funciona – se puso de pie, se cruzó de brazos y se apoyó contra la pared de espaldas – No me molestaría mostrarte, pero como ya has mencionado un millón de veces, le tememos al matrimonio y a formar una familia, así que... ¿para qué arriesgarnos?
-Estás aprendiendo, cariño – sonrió de forma sugerente y se terminó de abotonar la camisa
-Debería conseguirte vestidos, no puedes andar por la vida con solo una camisa y... ese minúsculo pedazo de tela – Circe lo miró con aire ofendido
-Yo puedo andar como se me dé la gana, señor – Circe se acercó y tocó la nariz de Derian con la yema de su dedo índice – Vamos a organizar esta casa y luego me llevarás algún riachuelo, quiero bañarme y sacarme el agua salada de mi cuerpo.
-Puedes bañarte aquí – Circe paró y encaró al pirata
-Quiero un jodido Riachuelo, Derian - Sus ojos miel destellaban con determinación, ella quería su riachuelo, con o sin la ayuda de Derian lo iba a encontrar. O eso fue lo que le transmitieron cuando fijó sus ojos.
- Cuando terminemos la atrocidad que vayas a hacerle a mi casa, te llevo- Circe sonrió como si fuera una niña pequeña, la cual había logrado que le dieran un caramelo.
Había caído la noche, Derian estaba agotado, pero Circe no. Claro, él había hecho todo el trabajo que implicase mover cosas pesadas, cargar las estatuas, alzar a Circe para que alcanzara los lugares altos, aunque no podía negar que le hubiera desagradado esta última "tarea"
-Muéstrame el riachuelo, Derian tesoro - Derian no la miró, se limitó a cerrar los ojos- Aunque cierres los ojos, voy a seguir aquí. Y todo porque no querías que me fuera con Dune – tomó una camisa limpia, una toalla y unos frasquitos, los cuales, Derian asumía que se los había dado Dune – Si estás muy cansado, lo entiendo. Es duro remover sentimientos enterrados y recuerdos desechados de amores que nos robaron más de una lágrima. Le diré a Dune que me llevé a algún riachuelo y volveré antes de... cuando termine mis asuntos- sonrió con aire de inocencia, pero Derian no se creyó semejante mentira.
- Mujer, te puedes esperar unos segundos-Circe lo miró con los ojos entrecerrados
-Muy bien, pero quiero saber – Derian no abrió los ojos – tomaré eso como un "Continua, hermosa Circe" – Derian soltó un resoplido – Ignoraré ese sonido. ¿Por qué tantas cosas? Tenías unos bustos exquisitos tirados en una esquina, unos cuadros espectaculares y ni que decir de las joyas ¿Para qué acumular tantas cosas si no las vas a apreciar? - Derian finalmente abrió los ojos
-No lo sé, y tampoco es que me importe – Circe lo miró confundida – Podría decirse de que son trofeos, recordatorios de que pude haber muerto cuando los robé
-Recordatorios de los peligros de la vida de un pirata- Circe se sentó al lado de Derian y observaba con deleite su resultado. Todo estaba perfectamente organizado, los bustos divinamente exhibidos, las pinturas colgadas en las paredes – Sé que no tengo ni idea de lo que es ser un pirata. Pero parece divertido- Derian la miró con curiosidad, mientras que Circe admiraba un busto de una mujer de cabellera larga – Dejarse llevar por sus impulsos, hacer lo que se les venga en gana sin miedo a... nada – eso no era del todo cierto, se dijo Derian en su mente. Claro que todos tenían un miedo, sin importar que tanto hubiesen viajado, sin importar cuantos navíos hubiesen atracado... el miedo estaba latente en sus mentes– Sería interesante llevar esta conversación a cielo abierto – Una sonrisa brillante se dibujó en los labios de Circe
-No me dejarás descansar hasta que te lleve a tu maldito riachuelo ¿no? – Asintió con suavidad y se incorporó de la misma manera.
- Vamos Dery cielo, será relajante- Derian se incorporó mientras que al tiempo asimilaba ese apodo
- ¿Dery? – Circe sonrió, asintió y tomó la gran mano de Derian entre las suyas
-Vamos- repitió y salieron de la casa del Capitán del Black Dispair.
La caminata hasta el riachuelo fue tranquila, a excepción por unas cuantas miradas tanto por parte de hombres y mujeres. Derian y Circe caminaban y charlaban animadamente, como si se conocieran de toda la vida. Sin embargo, la charla y la caminata se vio interrumpida por una mujer pelirroja.
- ¡Derian! – susurró Circe – ¡Hay...una pelirroja frente a nosotros! - Derian la miró con una sonrisa burlona
- ¿Nunca habías visto una? – La chica aún les obstruía el paso
- ¡Por Hades, Derian! ¿No sabes lo que dicen de los pelirrojos?! - Circe seguía sin ver a la mujer a los ojos
- ¿Qué dicen? - Derian conocía a la chica. Era una mujer con la que había estado un par de veces o quizás más... no recordaba
- Dicen que no tienen alma y que si los miras a los ojos...te arrancan la tuya – Derian no pudo contener la carcajada, Circe seguía sin ver a la chica- ¿Mujer o sombra? Ay virgilio, necesito que me ayudes en estos momentos – A pesar de que estaba bromeando, la pelirroja no captó el chiste.
- ¿Esta es tu nueva...zorra? - << ¿Nueva zorra?>> repitió Circe en su mente, no se iba a dejar amedrentar por una mujer sin alma
-Ay querida, te equivocas – Derian, el cual ya se había aplacado un poco, vio como la mujer pelirroja miraba a Circe como si se la quisiera comer viva- Yo no soy zorra de Derian – tomó a Derian por el rostro – al contrario- Miró una última vez a la chica, para luego fijar sus ojos en los de el – Él es mi perra – con esta última frase, besó los labios de Derian, el cual, al inicio fue tomado por sorpresa, pero enseguida, al sentir el embriagador sabor dulce de los labios de Circe, combinados con el brandy que habían tomado... terminó por desencadenar el deseo más profundo que sentía el capitán del Black Dispair. Sus labios se acariciaban suavemente, como si no hubiera las más pecadoras segundas intenciones de llevarlo más allá. Seguían acariciándose mutuamente, hasta que Derian fue tomado por sorpresa por la lengua de Circe pidiendo permiso de la forma más impura en la que una dama pudiera hacer. Obviamente le cedió el paso, y comenzó la lucha por dominancia. Circe llevaba las de perder en esta batalla, ya que Derian la tomó por la cintura y la pegó más a su cuerpo. Esto provocó en Circe una corriente que le recorría por toda la columna. Pero eso no se quedaría así, no cuando Circe lo besó con más intensidad en medio de una calle sin importarles lo que los demás pensaran o dijesen. Sus pequeñas manos viajaron a la parte trasera de su cabeza, llegando a la nuca y enredando sus delgados dedos en la maraña de pelo negra. Siguió con el beso rebosante de lujuria, y cuando Derian parecía haberse relajado, Circe mordió con suavidad casi tortuosa su labio inferior, para luego introducir su lengua y tomar el control por un breve lapso. Seguía acariciando los suaves labios del pirata, para luego, separarse por la falta de aire.
-Al parecer ya se fue tu amiga - Derian la miró confundido – Creo... que necesitas un baño en ese riachuelo, Derian. - Circe se mordió el labio inferior con la vista que estaba teniendo de la erección del pirata
-Y una mierda que vamos a ir a ese maldito riachuelo – espetó con voz ronca y profunda. Circe sintió el mismo escalofrío que sintió al besarlo, pero esta vez recorrer sus piernas hasta su zona intima
-Lo siento, Dery. Pero quiero de verdad que quiero ir a refrescarme al aire libre – Respondió Circe conteniéndose para no volver a besarlo.
-Circe – sus ojos parecían mucho más oscuros, como si eso fuera posible -Estás jugando...
- ¿Con fuego? –lo interrumpió. Circe acercó sus labios a los de Derian- Lo sé- sus ojos se fundieron en una mirada del más profundo y oscuro deseo – Un pirómano sabe reconocerlo y controlar el fuego, Derian – plantó un pequeño beso sobre los labios semi abiertos de Derian – Que bueno que yo soy una pirómana.
Y de esta forma, se separó del capitán, el cual gruñó con notable insatisfacción y frustración de no poder ir más allá. Pero eventualmente lo lograría, se vengaría de los dulces labios de Circe.
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