Capítulo 7
Narra Mark:
En cuanto pusimos un pie fuera de la limusina, muchos periodistas y paparazzi salieron a nuestro encuentro, jamás había estado en un alboroto así, ni siquiera comprendía sus preguntas. Me asusté demasiado, por lo que busqué refugio en Perth, abrazando su cintura con fuerza y él me envolvió entre sus brazos mientras llamaba a Bill.
Varios guardaespaldas nos rodearon, creando un camino a empujones en medio de los periodistas y de no haber sido de aquella manera, no hubiéramos podido entrar en el club. Era mi primera vez en un lugar como ese, no tuve tiempo para nada más que mis estudios y trabajo en Corea, así que esto es completamente nuevo para mí.
Había un pequeño pasillo, bastante corto, solo para el acceso al club en general, dentro, habían varias mesas, donde los chicos bebían y coqueteaban tanto con chicas como con chicos. En el centro de aquel club, las luces llenaban y adornaban una amplia pista de baile, donde algunas parejas estaba bailando hasta sudar.
- ¡Es mi primera vez en un lugar así! - Dije emocionado por las ganas de ir a bailar.
- ¿Primera vez? ¿Acaso tu abuelo no te daba dinero para ir a lugares así en Corea? - Su pregunta se escuchó tranquila, nada que ver con lo arrogante que ha sonado este tiempo atrás.
- Bueno, la ropa parece que está en sintonía con las personas que visitan el club. - Cambié de tema lo más rápido que pude. - Me gusta mucho, no recuerdo la última vez que usé ropa de marca.
- ¿De qué hablas? ¿Qué significa la última vez? - Su voz cambió, no era arrogante, pero sí más oscura.
- Perth... ¿Podemos bailar un poco? ¡Vamos!
Tiré del brazo de mi esposo y prácticamente lo arrastré hasta la pista de baile, algunos ojos curiosos nos miraban con descaro, pero yo solo quería volver a bailar entre sus brazos. No sé bailar realmente, aunque él sí, por eso considero que solo debo seguir el ritmo con mis caderas y espero que él también me guíe.
- Mark, espero que estés consciente que tienes que hablar conmigo en cualquier momento y contarme todos los secretos que me ocultas. - Dijo en mi oído, con su voz tratando de superar el volumen de la música.
- ¿Qué es lo que quieres saber en realidad? - Al menos necesito saber, si puedo contestar.
- Todo Mark, quiero saberlo todo sobre ti. - Suelta Perth sin tapujos. - Hace menos de un día, me di cuenta que me enamoré y le entregué mi corazón a alguien que no conozco.
Continuábamos bailando, Perth me ayudaba a moverme al ritmo de la música, y mientras me miraba directamente a los ojos, dijo sus últimas palabras, por eso supe que no había ni una pizca de ironía. Entonces, me invadió la confusión, ya no sé lo que siente Perth por mí, porque su forma de tratarme, es como si me gritara que me odia.
Sin embargo, sus ojos me gritan que aún hay amor en él para mí; lo experimenté más, cuando se le ocurrió besarme en aquella pista, y ya no pude moverme, solo correspondí sus besos. Al soltar mis labios, ya llevábamos un buen rato bailando, así que me dijo que me sentara, que conseguiría algo para que yo comiera.
- Ten, come un poco. Interrumpí tu desayuno y ya es muy noche, es mejor no tentar una enfermedad en el estómago.
- Gracias, Perth.
Todo en ese instante, fue perfecto, Perth me trató con tanto cariño y respeto, que incluso, se tomó el tiempo y la delicadeza para darme de comer, así que tuve la confianza de abrazar su brazo izquierdo. Cuando al fin, ambos estuvimos llenos, nos quedamos en la mesa, pero mi bebida se acabó y le iba a decir a Perth, sin embargo, alguien nos interrumpió.
- ¡Perth, creí que no vendrías! ¡No tienes idea de lo mucho que te extrañé! - Llegó una chica con voz chillante y literalmente se sentó entre mi esposo y yo, ignorando mi presencia.
- Hola Kate, que gusto verte. Te presento a... - Perth trató de involucrarme y ella habló primero.
- Pediré una bebida especialmente para ti, prometo que te gustará.
En un momento, me sentía excluido, yo dejé de tener presencia para quien se supone es mi esposo, así supe que todo lo que pasó antes, fue solo una buena actuación de parte de Perth para guardar las apariencias de un matrimonio perfecto; sentí que mi corazón casi se deshacía de dolor, eso me llevó a tomarme la bebida que le trajeron Perth e ir a bailar de nuevo.
Mientras estaba en la pista, mi pulso empezó a acelerarse, tenía calor y frío a la vez, no quería que la música terminara, y estaba saltando como los demás chicos que estaban allí. De pronto, alguien se acercó a mí por mi espalda, creí que era Perth y me giré para que pudiéramos bailar juntos, pero su voz no era la misma.
- ¡Hola lindura! ¿Bailas conmigo? - Su sonrisa se veía hermosa y accedí.
- Trátame bonito y bailamos toda la noche. - Fue mi respuesta.
Él sonrió y me dijo al oído que sus planes para más tarde, no era bailar, pero que sí eran conmigo, y así nos quedamos juntos y bailando, hasta que mi consciencia empezó a desaparecer. Pronto, alguien nos separó de un empujón, casi me caigo, sin embargo un fuerte brazo me sostuvo, supe que era Perth, aunque después ya no pude asociar nada de lo que sucedió.
Narra Perth:
Parece que Mark empieza a tener confianza conmigo, lo noté dos veces, la primera en la entrada cuando buscó mi protección y la segunda, al expresar algunas cosas sobre su vida antes de llevarme a bailar. Pero al tenerlo a tan poca distancia, no puedo evitar desearlo con todo mi ser, por eso lo besé, porque todo en Mark me enciende con rapidez.
- ¡Perth! ¿Te gusta el club? ¡La sección VIP es exclusiva para ti! - Kate no dejaba de hablar ni un solo minuto.
- Deberías atender a tus demás clientes o podrían irse.
Solo quería echarla para volver a la hermosa escena que habíamos creado con Mark, incluso me sentí incómodo con las miradas de la gente, yo no quería que esto pasara, es humillante. La peor parte se la lleva Mark, sé que deben estar diciendo que le soy infiel y cosas así, por esa razón, quiero salir corriendo de aquí con él.
He decidido ser diferente con Mark, porque ya no puedo tolerarlo, quiero creer que soy fuerte y que sus lágrimas no me duelen, cuando la realidad es, que mi corazón también se está dañando en este proceso de querer verlo sufrir; porque no pensé con detenimiento, no pensé en que si el amor de mi vida sufre, yo sufro con él.
Estaba tan sumergido en mis pensamientos del cambio que quiero tener con mi esposo, que me olvidé por completo de la presencia de Kate y sobretodo, la de Mark. Tan desconcentrado estaba de lo que ocurría a mi alrededor, que no me percaté de las piernas de Kate que estaban sobre mi regazo, ni la bebida que Mark ya había ingerido.
- ¡Señor Tanapon! ¡Señor, señor! - Bill apareció, para traerme de vuelta a la realidad.
- ¿Qué sucede Bill? - Dije, bajando casi de forma bruta las piernas de Kate.
- ¡Tal vez, quiera ver hacia la pista de baile!
Me giré levemente, solo para encontrarme con un tipo que había puesto sus sucias manos sobre el cuerpo de mi Mark, la ira me inundó al ver que se acercó para bailar con él. Pero también, noté el extraño comportamiento de Mark, así que vi la mesa, para darme cuenta de que se tomó mi bebida y que en el fondo del vaso, se veían unas pastillas casi deshechas.
- ¡¿Qué le pusiste a la bebida?! - Agarré el cuello de Kate con la intención de estrangularla si no me decía lo que quería escuchar.
- ¡Me... Mmm... Me asf... Asfixias!... - Apenas podía respirar y no me importaba.
- Por última vez, antes de que mueras, ¡¿qué tenía la maldita bebida?!
- Una... D... Una droga para provocar... La exci... Excitación...
- Bill, quitala de mi vista antes de que la mate.
Arrojé a Kate a los brazos de Bill, quien la envió lejos con otro guardaespaldas y se la llevaron, mientras yo corría a la pista de baile, para sacar a Mark de los brazos de ese tipo que quería besarlo. Empujé al sujeto y debido al efecto de la droga, Mark se tambaleó, si no hubiera sido porque lo agarré con fuerza, definitivamente se habría caído y golpeado la cara.
Una batalla estuvo cerca de empezar con aquel tipo, porque nadie, absolutamente nadie, puede poner sus asquerosas manos sobre alguien tan puro como mi esposo, nadie lo merece. Sin embargo, Bill y otros dos guardias del club intervinieron, llevándoselo del lugar y cometí el error de desahogar mi ira y frustración en Mark.
- ¡¿Qué demonios para contigo?! ¡¿Tan urgido estás de tener un pene metido en el culo?! - Mark me miró con resentimiento, jamás me había visto de aquella forma.
- ¡Tú no me quieres! - Cambió abruptamente el tema y empezó a llorar. - ¡Me culpas de ser tan malo como mi abuelo, pero eres tú quien me trata como lo hace él!
- ¿Qué rayos estás diciendo? - Agarré sus brazos para zarandearlo.
- Es cierto, él es malo conmigo, me desheredó hace quince años y me abandonó a mi suerte en Corea, de no ser por los padres de Mean, me habría convertido en mendigo. Me odias y ni siquiera me has preguntado mi versión de la historia. - Lo abracé por la cintura para acercarlo.
- Yo no te odio... Dímelo Mark, cuéntame tu versión. - Dije mientras lo cargaba en mis brazos para sacarlo de aquel club, así que su boca estaba cerca de mi oreja.
- Yo tampoco te odio... Te amo con todo mi corazón, Perth... Hace unos meses, me pidieron medio millón de dólares para guardar un secreto del que mi abuelo no puede enterarse, pero no contaba con esa cantidad, por eso lo busqué y él dijo que tú me lo darías si me casaba contigo.
- ¡¿Qué más?! ¿Me odias por ser un Tanapon?
- No, jamás podría odiarte... Yo te amo, desde que me diste el primer ramo de rosas, ¿lo recuerdas? Me sorprendiste en medio de una clase, allá en la universidad de Seúl.
Ni siquiera me imaginé que Mark recordara eso; y mientras lo sacaba del club, esos recuerdos inundaron mi mente, el tiempo que tardé en escoger las rosas, deseando que le gustaran. La forma en que me metí en la clase interrumpiendo, la maestra quería ahorcarme y finalmente la imagen más hermosa de Mark envuelto en timidez y con sus preciosas mejillas de un color carmesí.
- ¡Ya no me trates mal, te lo suplico! - Pedía, mientras lloraba cuando nos subimos a la limusina, pero no quise alejarlo, nos quedamos en la misma posición. - Cuando él me despreció, me dolió, pero si tú lo haces, me matas lentamente.
- Ya no más, mi amor. Juro por la vida de mis padres que las cosas serán diferentes desde este momento,. Volveré a amarte Mark, nadie podrá separarnos. Te amo tanto.
Mis lágrimas empezaron a fluir mientras escuchaba todo esto, ojalá hubiese escuchado a Mark antes, porque ahora me siento culpable por nuestro sufrimiento...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top