Capítulo 6




Narra Perth:



Cuando llegué a la universidad de Corea, lo primero que pensé es que no quería que un extraño estuviera tan cerca de mí, en verdad me disgustó la idea de que me dieran un tour. Pero, en cuanto tuve de frente a Mark, todo aquello se disipó, se veía tan hermoso, radiante e inocente, que no pude evitar que mi corazón latiera con fuerza.

Pasé tres años diciéndole lo que sentía, suplicando por una oportunidad, algo que jamás hice por nadie, pero también sabía que Mark no era un capricho, es el amor de mi vida. Después de todo ese tiempo, al menos quería saber cómo se sentía besar sus labios y descubrí que él también tenía sentimientos por mí, lo cual me emocionó.

Dos años después de volver a Bangkok, hice planes para ir a Corea, ya no podía seguir viviendo sin Mark, quería tenerlo conmigo, poder abrazarlo, besarlo, que fuera lo primero que mis ojos vieran al despertar y lo último antes de quedarme dormido, pero él se me adelantó, mostrando su verdadera cara frente a mí, demostrando que es un Rogers.

- IBA A IR POR ÉL ABUELO... YO QUERIA TRAERLO DE COREA. - Grité decepcionado cuando él se fue con su abuelo.

- Hijo, cálmate, ni siquiera sabes la razón por la que él se presentó así. - Mi abuelo que siempre ha sido muy observador, trató de calmarme. - ¿Viste su expresión? ¡Solo brilló cuando vio el mar y cuando su mirada se cruzó con la tuya!

- ¡Es solo un Rogers, un cruel y desalmado Rogers! - Dije ahogando mi furia.

La peor parte, es que sigo amando a Mark con cada centímetro de mi ser, es como algo que no puedo arrancarme, un sentimiento que mi necio corazón no quiere dejar ir. Los siguientes días previos a la boda, estuve pensando la razón por la que acepté este absurdo contrato, y la única verdad, que mi corazón creyó que no había otro modo de tenerlo.

- ¡Perth, te mereces toda la felicidad del mundo! - Mi abuelo llegó a animarme el día de la boda, estaba que saltaba de felicidad, al fin Mark sería mío.

- ¿Nos permites Tanapon? - Rogers llegó y sabía que solo planeaba arruinar este día especial, pero jamás esperé sus duras palabras.

- ¡Qué bien me quedó el plan, ¿verdad?! - Habló irónicamente cuando mi abuelo se fue.

- ¿De qué rayos estás hablando? - Pregunté con seriedad.

- De enviar a mi nieto a Corea, hacerlo pasar como pobre, ponerlo en tu camino para que te enamoraras y finalmente usar ese sentimiento en tu contra. - Rogers dijo que todo fue un plan entre Mark y él.

En un principio, pensaba ser el esposo perfecto para Mark, demostrarle día a día cuanto lo amo, sin importar qué él solo deseaba mi dinero; pero al escuchar esas palabras, algo en mí se rompió. No podía creer que Mark, mi hermoso, tierno y encantador luchador Mark, era tan cruel como su abuelo y eso fue lo que desató mi horrible lado.

Conozco todos los chismes que se dicen sobre mí, empezando con esa gran mentira de que soy un playboy Tailandés que tiene mil amantes y las cambia por otra más hermosa cuando quiere. Desde que aterricé en Tailandia, solo tuve una novia, una chica muy guapa que me recordaba mucho a Mark, pero aparte de ella, no hubo más nadie.

- Señor, ya está listo el crucero para que se vayan de luna de miel. - Entró Bill para informar cuando Rogers se había ido.

- No habrá luna de miel Bill. Por favor, cancela todo y lleva muchas botellas de whisky a mi oficina. - Fue mi orden.

- ¿Prefiere estar borracho en su luna de miel, señor? - Bill es como mi padre, me ha cuidado desde que tengo 12 años, por eso se preocupa por mí.

- Solo haz lo que te pido.

Mi voz se escuchaba tan apagada, seguía procesando la idea de que Mark es un ser tan malévolo como su abuelo, eso hacía que fuera difícil concentrarme en la felicidad que mi corazón sentía aquel día, en el que por fin uniría mi vida a la de él; sin embargo, después de hacerle el amor a Mark, dije aquellas palabras tan duras.

No fue mi intención lastimarlo, pero me sentía herido, traicionado, usado y manejado a su antojo solo para su conveniencia, me dolía el alma y quería morir porque al fin era mío, aunque no como quería. Yo habría sido capaz de poner la luna, el sol y las estrellas en una bandeja de oro si Mark así lo deseaba, y él prefirió chantajearme.

Esa noche de la boda, ni siquiera salí de casa, fui a mi oficina a emborracharme hasta que pudiera olvidar todo mi dolor; luego, mi cuerpo y mente se adornecieron, quedándome dormido. Perdí la conciencia de todo, solo quería que nadie me hablara, sobretodo al despertar, cuando la resaca me provocó un dolor se cabeza indescriptible.

- ¡Señor Tanapon! ¡Señor, Señor! - Bill invadió mi oficina sin permiso antes del mediodía.

- ¡Deja de gritar! ¡Me duele la cabeza, maldición! - Le llamé la atención.

- ¡Mil disculpas, es que... Es su esposo, no abre la puerta de la habitación y tampoco responde!

Corrí con mi guardaespaldas hasta mi habitación, abrí con mis llaves de emergencia, encontré a Mark con una fiebre terrible, su cuerpo sudaba y temblaba, jamás supe de una persona que se enfermara de la noche a la mañana, hasta que el doctor dijo que su gripe era por estrés; pero, ¿qué es eso que podría estar causándole estrés a Mark?

Dentro de mi habitación, hay una cámara escondida que es sensible al movimiento, es por si alguien se mete a mi mansión, al menos quisiera saber quién es para poder demandarlo. Sabía que había estado grabando la noche anterior, así que la revisé, encontrándome con la gran sorpresa de que Mark había estado llorando por mis palabras.

- Es mi culpa, Bill. - Dije mientras cerraba mi Laptop.

- ¿Qué es su culpa, Señor?

- La enfermedad de Mark... Haz que preparen mis cosas por favor, mañana nos iremos al departamento que tengo en la ciudad, viviré allí hasta que Mark se recupere.

Sabiendo que soy el problema de la salud de Mark, decidí irme, viviendo fuera es más fácil no lastimar sus sentimientos ni herir su corazón, por lo tanto, podría recuperarse mejor. Me quedé toda la noche cuidándolo, se veía tan hermoso dormido, es como si me hubiera sacado la lotería al tenerlo en durmiendo en mi cama.

- ¡Recupérate mi amor!... ¡Por favor, no pienses en mí para que no te estreses!

Acaricié su rostro, quitando algunos mechones de cabello de su frente, admirando la tranquilidad que reflejó cuando escuchó mi voz y sintió mis caricias, así que lo besé antes de irme. Di la orden de que lo cuidaran como si de mí se tratara, que él tenía tanta autoridad como yo en esa casa y que me dieran informes diarios sobre su salud.

Me mantuve trabajando todo el tiempo, para no pensar demasiado en Mark, trataba de no extrañarlo, pero fue inútil, quería verlo, acariciarlo, besarlo, quería hacerle el amor todo el tiempo. Añoraba su mirada de admiración y su sonrisa de ilusión, era como cuando estuve dos años separado de él, aunque esta vez fue peor, porque lo tenía tan cerca.

- Bill, ¿qué ha comprado Mark con el dinero que se depositó a su cuenta? - Íbamos en la limusina de regreso, después de casi un mes de no verlo.

- Señor, lo que le dije el día de su boda. Diez minutos después del depósito, el dinero fue enviado a una cuenta en Corea, eso es todo lo que sé.

- ¿Mark no gastó nada? - Pregunté confundido y Bill solo asintió. - ¡Quiero que hagas una investigación a fondo! ¡Quiero saber exactamente en qué se usó ese dinero!

- ¡Sí señor!... Una última cosa. En verdad, el señor Mark no se parece en nada a la persona que le describió el señor Rogers, lo he estado observando en todo este tiempo.

- ¿Crees que Rogers miente? - Indagué.

- Solo sé que para ser un niño mimado por su abuelo, desde que vive en la mansión Tanapon, no se ha comunicado con él, ni siquiera pregunta por su abuelo. Lo único que sí descubrí, es que ha hecho varias llamadas de larga distancia a Corea, aún no sé adónde ni a quién.

- Investígalo; pero antes, pide que traigan ropa para ir a un club esta noche y que traigan lo más revelador en la talla de Mark.

Solo quería humillar a Mark, deseaba hacerlo sentir como yo me sentí el día de nuestra boda cuando Rogers me dijo todas aquellas cosas, incluso, no debía ponerle una mano encima. Sin embargo, todo cambió, al tenerlo enfrente, con esa ropa ajustada a su cuerpo, que me dejaba ver perfectamente sus deliciosas curvas.

Lo metí a la habitación y no lo dejé, hasta que se quedó profundamente dormido por el cansancio de la actividad que habíamos tenido; luego susurré en su oído: "Te amo, Mark". Sabía que no estaba escuchando y que no sería consciente de mis palabras, me recosté sobre su hombro, pero se movió y supe que estaba incómodo, por eso lo abracé.

Aunque, nada se iguala al momento en que lo vi bajar los escalones, con aquellos shorts sumamente cortos y ajustados a su piel, el top, los zapatos de plataforma y el maquillaje leve en su rostro. Logré todo lo contrario, porque lejos de parecer una ramera, Mark se veía espectacularmente inocente; incluso pensé en todas las posiciones en que añoraba tenerlo.

- Bill, nadie, absolutamente nadie, puede acercarse a Mark. - Dije con celos en mi corazón antes de subirme a la limusina.

- Como diga, señor.

Las piernas descubiertas de Mark me están volviendo loco, deseaba abrirlas, besarlas, acariciarlas, quería hacer mío a mi esposo en esa limusina; y casi lo logro, si no hubiera sido porque me interrumpieron. Pero, también me encantaría ir más allá, que Mark fuera más valiente y osado, como para subirse en mi regazo y saltar sobre mí hasta que tengamos un grandioso orgasmo.

(Click... Click... Click...)

- ¿Cómo se siente ahora que ha salido por primera vez con su esposo?

- ¿Por qué no habían salido juntos?

- ¿Acaso tienen problemas, apesar de que solo ha pasado un mes de su matrimonio?

- ¡BILL! - Grité con ira.

Una manada de periodistas a los que llamo buitres, por la osadía de inventar tantos chismes sobre mí, nos recibieron en la entrada del club y no permitiré que hagan sentir incómodo a Mark, él no está acostumbrado a este tipo de atención...

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