Capítulo 15
Narra Mark:
Perth cayó sobre mis brazos al recibir el disparo, Plan se desmayó por el impacto de lo que estaba ocurriendo y yo no podía organizar mi mente, solo veía la sangre que se esparcía por el piso. No se movía, no emitía sonido de dolor, ni siquiera sabía si estaba respirando, solo podía llorar en silencio por el shock en el que había entrado.
- ¡Vienes ahora conmigo, Mark!... Sé que Perth y tú no están juntos, eso quiere decir que pudiste quedar embarazado y ese niño será mío. ¡Levántate y ven...!
Pum (disparo de arma)
- ¡Ve a molestar a los muertos! ¡Maldito Rogers! - Entró Bill después de matar a mi abuelo, pero nada me importaba más que hacer reaccionar a Perth y empecé a sacudir su cuerpo.
- ¡Perth! ¡Mi amor reacciona! - Lo sacudí con más fuerza. - ¡Mírame! ¡Dime algo! ¡¡PERTH!!
- Mark... - Mean trató de intervenir.
- ¡NO! ¡NO PUEDE ESTAR MUERTO!... ¡ABRE TUS OJOS, MI AMOR! - Gritaba con todas mis fuerzas. - ¡NO TE ATREVAS A DEJARME SOLO! - Levanté mi rostro y busqué otra ayuda. - ¡Bill! ¡Por favor haz algo! - Él se acercó y me arrebató el cuerpo de Perth.
- Hay algo que debo confesar... Sobre las ocasiones en las supuestamente desobedecí al señor Perth. No lo hice, jamás hice nada que él no me pidiera. - Bill me dejó sin palabras, mientras él se concentraba en quitar el abrigo de Perth.
- ¿Nada que él no pidiera? - Repetí con incredulidad.
- Todo, absolutamente todo, fue orden del señor. Tratarlo como un rey, llevar al médico para que lo examinara, incluso planeó que usted viniera a Corea para descansar de todo; y habría sido perfecto, de no ser porque anoche nos informaron que su abuelo tomó el primer vuelo nocturno hacia acá.
- ¿Perth vino a protegerme? - Pregunté con un profundo dolor en mi corazón por no confiar en él.
- El señor Tanapon jamás se perdonaría si algo malo llegase a pasarle, preferiría morir antes que eso. Aún cuando no sabe todo lo que usted le oculta, siempre quiere estar un paso adelante para cuidarlo.
Mi corazón estaba haciéndose pedazos, le he mentido y ocultado cosas tantas veces, pero él solo buscaba la forma de amarme y protegerme de cualquier persona que quisiera lastimarme. Bill, terminaba de abrir su camisa mientras me contaba, que Perth siempre daba una orden de que fueran malos conmigo y a mis espaldas pedía que me trataran como a un rey.
Perth pretendía tratarme mal para que yo creyera que así se portaría conmigo si no hablaba con él como si le tuviera confianza, pero estaba realmente lejos de ser tan malo como creía. Es hermoso saber que mi esposo me ama, aún cuando tengo tantas cosas que no le he dicho, solo existo yo para él, soy su prioridad número uno y eso no parece cambiar.
- El señor Tanapon lo ama, usted es lo más importante para él. - Dice Bill y mi corazón late con normalidad, cuando alcancé a ver aún con el velo de lágrimas que cubrían mis ojos, un chaleco antibalas que protegía su torso.
- ¡Perth! - Grité de emoción, pero Bill me detuvo para que no lo tocara.
- ¡Un momento!... - Con una navaja, rompió el chaleco y notamos que la bala logró traspasarlo. - ¡UN MÉDICO, RÁPIDO!
En cuestión de segundos, me habían arrebatado a Perth, los médicos se llevaron a mi esposo a cirugía para tratar de salvar su vida, corrí tras ellos, pero no me dejaron acompañarlo. Esto no puede estar pasando, él es el único que me ha amado sobre todas las cosas y aún sobre las mentiras, sin embargo, estoy a punto de perderlo.
Me quedé fuera del quirófano durante al menos unas 4 o 5 horas, hasta que finalmente venían saliendo, me moría de la preocupación, solo deseaba volver a estar en sus brazos. El doctor dijo que su estado de salud no era estable, la bala rozó una arteria pulmonar y que hicieron todo lo que pudieron para que no se dañara del todo.
- ¿Pero, estará bien? - Pregunté limpiando mis lágrimas.
- Es difícil de decir, perdió demasiada sangre. Las próximas horas serán decisivas.
Después de pasar toda la noche en observación, con mi corazón casi deteniéndose, suplicaba mirando al cielo, esperando a que mis padres y sus padres pudieran escucharme y ayudarme. Solo un milagro podría salvar su vida, eso quedaba claro, por eso busqué socorro en el único lugar donde estoy seguro que harán algo.
El doctor dijo que el hecho de que sobreviviera la noche, fue un milagro, pero que aún faltaba lo más importante, y eso es, que no se atreviera a quedar en coma, porque eso me mataría. Mi hermano ha vuelto a mí, sin embargo, esa felicidad quedará completamente opacada si Perth no despierta y cuando lo pasaron a una habitación, el doctor me pidió que hablara con él.
- Perth... Mi amor, por favor vuelve conmigo. - No pude evitar llorar al verlo conectado a una máquina que lo ayudaba a respirar y me acerqué a su lado derecho antes de inclinarme para escuchar su corazón latir. - Perdóname, por ocultarte lo que pasaba, pero no sabía si podía confiar en que me ayudarías.
- ¡Mark...! - Se escuchó un susurro lejano, pero que me devolvió la esperanza.
Al levantar mi rostro, noté que él seguía con sus ojos cerrados y aquella luz de esperanza otra vez se oscureció, creyendo que eso solo había sido producto del deseo de mi corazón. En aquel instante, el cansancio de un mes entero de no haber dormido en los brazos de mi esposo, cayó sobre mis hombros y terminé dormido encima de su pecho.
Al despertar por la tarde, aquella esperanza se veía cada vez más perdida, tenía ganas de gritar por la desesperación de ver a mi Perth tirado en la cama de un hospital y todo porque no tuve el valor de abrazar mi felicidad a su lado y decirle toda la verdad; me siento tan culpable de que estemos en esta posición, y no quiero enfrentar a su abuelo si algo malo pasa.
Es decir, no puedo ni siquiera darle un bisnieto y ahora por mi culpa, está a punto de perder al único nieto que le queda en sus cinco sentidos; estoy a punto de perder mi felicidad. Agarré la mano de Perth y la llevé a mi rostro, para simular que estaba despierto y que me limpiaba las lágrimas de mis mejillas con sus cálidos dedos.
- Perth, no sé qué hacer... Huh... Dime qué hago para que vengas a mí... Hik... No quiero perderte mi amor, por favor, te contaré todo, lo juro. Ya no habrá más secretos que nos separen... Solo vuelve...
- ¿Cómo pudiste ocultar a tu hermano por tantos años?
- ¡Perth! - Instantáneamente levanté mi rostro y con mi mano acaricié su cabello y rostro.
- ¿De verdad se acabarán los secretos? - agité mi cabeza en aceptación.
- Sí, mi amor. No habrán más cosas ocultas.
Empiezo a explicarle a Perth, que en cuanto llegamos a Corea, lo primero que hice, fue cambiar nuestros apellidos, pero que no podíamos usar el mismo, para evitar que lo encontraran. Sobretodo al conocer su diagnóstico, mi abuelo hubiera sido tan malo, que incluso habría firmado una autorización para desconectar a Plan.
No podía arriesgar así la vida de mi hermano, él se había convertido en mi motor, lo único que me daba la motivación necesaria para seguir adelante, es lo que me quedó desde el accidente. Perth se quedó escuchando toda mi historia, incluyendo cuando le dije que la cirugía de Plan es lo que me llevó a buscar a mi abuelo para que él pagara.
- Entonces, el medio millón de dólares fue para pagar la cirugía de Plan, ¿verdad? - Cuestiona con un poco de duda.
- Sí, tuve que pagar la consulta para ver si Plan aplicaba para la cirugía, pero el médico solo podía hacerla el día de nuestra boda y si era aceptado, ese mismo día prepararía todo para salvarlo, y así fue. - Con su mano en mi barbilla, me hizo levantar el rostro para verlo a los ojos.
- ¿Qué pasa con el dinero que has estado enviando a Corea en estos meses?
- Era para Mean. Él es fisioterapeuta, porque se enamoró de mi hermano desde el primer día que lo vio, así que estudió para ayudarlo a levantarse de la cama o eso es lo que decía antes. - Recordé con una sonrisa.
- ¿No le paga el hospital? ¡Perdón que sea tan directo, es solo que aún tengo muchas dudas! - Moví los mechones de pelo que caían sobre su frente y sonreí.
- No te disculpes, está bien. Y con respecto al pago de Mean, es porque el hospital no tenía suficientes ingresos para pagar un fisioterapeuta y aunque él quiso hacerlo gratis, no podía dejar que no tuviera su respectivo pago por su inmensa ayuda... ¿Y tú? ¿Tienes algo que confesar?
- ¿Qué quieres que confiese? - Hice un puchero cuando preguntó eso.
- Que delante de mí dieras una orden y a mi espalda dieras otra completamente diferente... - Lo dije con voz de regaño.
- ¡Bill será castigado con una quincena sin pago! - Le di un leve golpe en el estómago. - ¡Eso duele, aún estoy lastimado! - Me reclama.
- Si castigas a Bill, yo te castigaré a ti. - Perth sonríe antes de hablar de nuevo.
- Yo te amo, Mark. Y puedo parecer duro e insensible delante de ti, pero luego me voy a llorar a mi departamento por la forma en que te traté, no podría ni mirarte mal, sin sentirme culpable. - Se escucharon tan sinceras sus palabras que me levanté y lo besé.
- Yo también te amo.
Volví a acomodarme en su pecho, abrazándolo y jugando con sus dedos, cuando de repente, me pide que hablemos con su abuelo de manera tranquila para explicarle que no podemos tener hijos. Perth incluso me dice que no revelemos que yo siempre lo supe, y como mi abuelo mandó a tachar mis documentos médicos, esa sería la excusa perfecta.
Aún así, me sentí terriblemente mal, lo que yo había pensado que sucedería, fue todo lo contrario; Perth aún me ama, tanto es su amor, que está dispuesto a decirle a su abuelo que buscaremos otras opciones para tener herederos para los Tanapon aunque no lleven su propia sangre y eso me hace muy feliz y muy triste a la vez.
- Debí haberlo dicho desde hace cinco años, seríamos tan felices desde entonces. - Resentí para mí mismo.
- Eso ya no importa, porque...
- ¡Mark, Mark, Ma...! ¿Perth, despertaste? - Entra Mean, asustándonos.
- Con tus gritos, despertarías hasta a un muerto, ¿qué pasa? ¿Por qué gritas?
Mean empezó a recordarme los exámenes que me hicieron la semana pasada, porque había estado vomitando mucho y mi hermano insistió hasta que permití que me hicieran los estudios. Finalmente, hoy obtuve la respuesta, Perth se preocupó cuando supo que no me había sentido muy bien, pero nada fue más importante que saber la razón.
- ¡Debiste decírmelo! ¡Estoy enojado contigo ahora, pero no digas nada, hablamos después! Mean...
- Pero yo... - Mean habló antes de que yo pudiera protestar.
- Estás embarazado Mark... ¡Van a ser papás!...
N/A: Más o menos así es como imagino a Bill, recuerden que es guardaespaldas de Perth, pero es mucho mayor que él, ya que lo cuida desde antes de los 10 años.
*Créditos de la foto*: Descargada de internet de una plataforma que habla de asiáticos que son guardaespaldas.
PD. No es tal cual, pero sí creo que se parece a como lo imagino.
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