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Admiradora secreta<Parte dos>

Al despertar siento que algo cálido está posado sobre mi pecho. Levanto la cabeza para encontrarme con la misma rubia que me secuestró de una manera poco convencional.

Ella se acurruca más contra mí y abre sus ojos para verme. De inmediato una gran sonrisa aparece en su rostro -Buenos días puchunguito. -suspira mientras acaricia con su mano izquierda mi cabello.

Puchun... ¿Qué?

-Ya te divertiste, Merian. Acaba con esto. -hablo serio y por primera vez, desde que esto empezó, tengo el control de mi cuerpo. Me muevo con libertad.

Sin esperar un segundo más yo me separo de ella y tomo mi abrigo estando dispuesto a salir de allí. Dispuesto a regresar a mi vida. Pero, justo cuando iba a tomar la perilla de la puerta ella gritó.

-¡Detente!

Mi cuerpo queda inmóvil al oírla, de nuevo tengo esa horrible sensación de que me encuentro encerrado, no controlo mis acciones. Sólo soy un espectador.

-Cariño, regresa. -susurra ella. Yo giro para volver y acostarme junto a la rubia. Mis brazos la rodea para apegar su pequeño cuerpo al mío.

-No puedes hacer esto. -digo agitado pero Merian le susurra algo al muñeco. Mis labios se vuelven a sellar, me acerco más a ella y le doy un tierno beso.

-Buenos días princesa. -hablo y me sorprendo por mis propias palabras. Mis manos acarician su cabello con delicadeza y sin querer sonrío para ella.

Esto no me gusta, no me gusta nada.

Luego de separarme, ella se pone de pie sobre la cama y comienza a desvestirme. Primero desliza mi camiseta por mi torso y brazos para luego quitarla. Después es turno de mis pantalones y los baja hasta mis tobillos, dejándome únicamente en ropa interior.

La chica se muerde el labio inferior al verme así. Y siento mi cara arder mucho, jamás he estado así de expuesto frente a nadie. Me da mucha vergüenza.

-Oh Luke... Te mantienes en muy buena forma. -murmura pasando sus dedos por mi abdomen plano.

En este momento temo que pueda pasar lo peor pero respiro aliviado cuando Merian comienza a vestirme de nuevo, sólo que está vez, es con otra ropa.

-Me encanta ese pijama pero no puedes acompañarme a la escuela así. -habla cuando termina de pasar la camiseta negra por mi cabeza y luego la coloca en su lugar.

Después ella aparece con unos jeans oscuros y se arrodilla frente a mí. Levanta su mirada, mirándome de una forma inocente mientras sus manos juegan con el borde de mis boxers azules.

Mierda, mierda, mierda, mierda, mierda, mierda y más mierda.

-No me mires así bebé. -susurra con una sonrisa pícara en su cara -Hoy no podrá ser, pero ganas no me hacen falta. -habla seductoramente. Hasta siento como su cálido aliento choca contra mi entrepierna.

Ella hace que coloque cada pierna en los jeans, luego los sube y termina abotonandolo correctamente. Bueno al menos con esta ropa no me siento ridículo.

¡Espera! ¡¿Dijo que la acompañaría a la escuela?!

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