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–¡Hey! –digo mientras camino detrás de Soledad, ella me ignora y saca un cigarrillo de su bolsillo y lo enciende –¡Es estoy hablando!

–No molestes. –contesta cortante.

Yo la tomo de los brazos y veo con más atención su estado. Lo que tiene en su mano no es un simple cigarrillo, sino que es droga, además parece que se estaba drogando antes re venir a la fiesta.

–¿Por qué haces esto?

–¡Suéltame! –me da un empujón pero continúo con mi mano en su brazo. Ella intenta darle una calada a la droga pero yo se la quito y lo piso.

–Ya basta. –digo serio.

–¡No! –intenta agacharce para tomar de nuevo esa cosa pero la sostengo de los hombros –¡Largo! –me da otro empujón.

–No. –niego con la cabeza.

–¿Por qué? Quiero estar sola. Pero tú insistes ¿Por qué? –habla y lentamente apoya su frente en mi hombro.

–Porque eres mi amiga. –respondo, ella suelta una risa y levanta su  mirada.

–Mírame... soy un desastre ¿Por qué querrías ser mi amigo? –murmura mirándome a los ojos.

Yo tomo su rostro con mis manos y acomodo un poco su cabello –Porque quiero ayudarte a dejar esas cosas que te hacen daño. –contesto y veo sus muñecas, están nuevamente cortadas pero esta vez las heridas son más profundas.

Desato la bandana de mi cabeza y la corto en dos con mi navaja, luego cubro las heridas de Sole como antes lo hice.

–¿Tus padres lo saben? –le pregunto serio.

Ella asiente y abraza sus piernas, ambos nos encontramos sentados en el cordón de la vereda –Pero a ellos no les importa, hago esto para llamar su atención pero no funciona, además mi padre suele golpearme sin razón, por eso hoy salí de casa y no saben dónde estoy. No les importo. –susurra y noto que comienza a llorar.

–No tenía idea. –murmuro agachando la mirada, eso explica su comportamiento y forma de ser.

–N-No tengo... a donde ir y no quiero v-volver a casa. –dice intentando limpiar sus lágrimas. En ese momento yo la rodeo con mis brazos y la acerco más a mí, la abrazo por un momento pero ella me rechaza.

–No quiero tu lástima. –dice mirando a un lado.

–No es eso, voy a ayudarte Sole, aunque no quieras. –hablo sonriendo. Yo me pongo de pie y extiendo mi mano hacia ella.

–Como no tienes a donde ir vendrás conmigo. –digo mientras la ayudo a pararse.

–No Ashton. –niega pero ya está decidido.

–No te dejaré en la calle. Vamos. –yo la llevo a mi casa y en ningún momento la dejé de tomar de la mano. Parecemos una verdadera pareja.

Yo saco mi llave y abro la puerta, ya son las 4 de la mañana y mi mamá debe trabajar, por eso no ha despertaré –Pasa. –digo en voz baja y Soledad entra detrás de mí.

–Tu casa es muy linda. –dice sonriendo. Wua, es la primera vez que la veo sonreír.

–Gracias. –contesto y la llevo a mi habitación. Ella está un poco desorientada y es por eso que la dejo en mi cama mientras voy a la cocina por algo de comida y jugo.

Al regresar la encuentro mirando los posteres de las paredes de bandas de rock –Escuchamos las mismas bandas. –habla al verme en la puerta.

–¿Ah si? Si quieres podemos ir a sus recitales. –digo y me siento a su lado. Tengo una bandeja con pizza y jugo de naranja.

–Gracias. –ella toma una porción y comienza a comer –Perdón Ash. –murmura en un momento.

–¿Por qué?

–Tú quieres ayudarme y yo sólo te grito cosas feas. Lo siento. –dice y luego toma un poco de jugo.

–No confías en las personas tan fácil, eso es todo, te perdono. –contesto sonriendo. La habían terminado la pizza y veo sus muñecas lastimadas, realmente me duele verla así.

–Aún no entiendo por qué me ayudas.

–Porque eres tan frágil, vulnerable. Quiero protegerte. –no sé lo que estoy diciendo ¿Estoy enamorado de ella?

–No soy frágil. –corrige molesta.

–Okey. –agacho la mirada, nunca me puse a pensar por qué quiero ayudarla. No puedo resistirme, creo que ella me atrae.

Lentamente tomo sus muñecas y comienzo a besar las heridas para hacerla sentir mejor, sé que le duele mucho. En ese momento sus ojos se conectan con los míos, yo me inclino hacia adelante y ella copia mi acción hasta juntar nuestros labios.

Sus labios son cálidos y suaves, ambos nos movemos con lentitud y al final nos terminamos separándonos –Fue increíble. –murmuro e intento besarla de nuevo pero Sole mira a un lado.

–No, eso no debió pasar. –habla contante y se pone de pie. Ella corre a la puerta y sale de la casa.

–¡Espera! –exclamo corriendo detrás de ella. Cuando la alcanzo la tomo de la cintura y ella forcejea para soltarse. Un policía que pasaba por allí malinterpreta la escena y me inmobiliza contra el frío asfalto.

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