Capítulo 11

Marcos

El día ha estado tan movido que la tarde me sorprende. Ni siquiera he podido verificar mi teléfono.

Me lavo la cara deprisa, después me escabullo hacia la salida. Ignoro a todos alrededor mientras avanzo por el parqueo hasta que llego a mi auto. Verifico el celular, tengo varias llamadas perdidas de mis padres y algunos mensajes.

No les respondo porque necesito llegar a casa lo más pronto posible. Hoy es la convención y estoy tarde.

Pienso en Diana.

Aprovecho que el semáforo está en rojo para llamarla. Activo el manos libres.

—Marcos.

Su voz llena el vehículo.

—Se me ha hecho tarde. En media hora pasaré por ti —digo deprisa—. Discúlpame, no te saludé.

—Ya estoy lista.

Sus palabras me hacen sonreír. Ella parece interesada por esta salida.

—Genial, nos vemos en un rato.

—Tómate tu tiempo.

Suspiro al momento en que cuelgo la llamada. Estoy emocionado, me gusta pasar tiempo con Diana. Me gusta ella.

En llegar a casa, prepararme y salir de nuevo, me toman cuarenta minutos. Vuelvo a llamar a Diana para que no se desespere y cuando llego a su edificio, la encuentro fuera.

Me bajo rápidamente y le doy un beso en la mejilla. Su cara se torna rojiza. Estoy casi seguro de que está apenada por mi atrevimiento.

—Lamento la demora —digo mientras la guío al auto.

—Acababa de salir de la casa.

Me alivia lo que ha dicho.

Le abro la puerta del copiloto y, cuando ella se acomoda, subo al volante. Me tomo unos segundos para admirarla.

Diana lleva el pelo en un moño alto con algunos mechones cayéndole por la frente. Su bello cuello está adornado con una cadena finísima dorada. El vestido que luce es corto, por las rodillas, de una tela delicada manga larga.

La dulce fragancia que emana de ella provoca que aspire profundo.

Está preciosa. Deseo decírselo, pero hay algo que me frena. En cambio, aparto la mirada de ella y enciendo el vehículo. El silencio que nos arropa es incómodo. La tensión se percibe en el aire.

—¿Qué tal tu día?

De reojo, veo que posa su mirada sobre mí a la vez que se frota las manos.

—¿Tienes frío? Puedo modular el aire acondicionado.

—No, está perfecto —responde—. Tuve mucho trabajo, Marcos. Lo mismo de todos los días.

—Sí, yo igual.

Silencio de nuevo. 

—¿Has ido a una convención?

Niega, así que le dejo saber, más o menos, lo que veremos ahí en unos minutos.

Una vez llegamos, busco dónde parquear el vehículo.

Entramos uno junto al otro. De manera sutil, agarro su mano y entrelazo nuestros dedos. Saludo a algunos compañeros y amigos que me encuentro, también presento a Diana. Los halagos que recibe causan que ella se mantenga con la cabeza agachada. Se limita a agradecer bajito.

—Marcos, qué sorpresa tan grata.

Ana, una excompañera de cuando inicié la universidad, me abraza efusiva. Por el rabillo del ojo veo que Diana se suelta de mi agarre y se aleja.

—Cuánto tiempo —digo mientras me aparto despacio.

Le presento a Diana, después nos enfrascamos en una conversación sobre lo que hemos hecho en todos estos años.

No me pasa desapercibido lo incómoda que luce Diana, por lo que trato de que se una a la charla.

Dejo de lado a los demás y me concentro en buscar alguna bebida. El evento está a punto de empezar.

—¿Te sientes a gusto? —pregunto mientras le paso una copa de champán.

—Es un buen ambiente —responde antes de darle un sorbo a la bebida sin despegar su mirada de mí.

El tono acaramelado de sus ojos me tiene embobado. Estoy convencido de que es la mujer más hermosa que hay en todo el salón.

Nos dirigimos hacia las sillas. Casi todas están ocupadas, por lo que nos toca en las últimas filas.

Los mozos pasean con refrigerios y diferentes tipos de bebidas. Diana y yo probamos cada una.

—¿Qué tal está? —susurra Diana agitando un vaso con algo rosado.

—Sabe bien —digo cuando lo pruebo y ella hace lo mismo.

Nos tomamos algunos, porque sabe a fresa, además de que comemos varios pinchitos de carne.

—No me gusta —dice con una mueca después de haber bebido de una copa con algo verde.

—Mi turno.

Le doy un sorbo y casi escupo. Diana se ríe fuerte. Algunas personas voltean a vernos con desdén.

—¿Te parece si nos vamos?

—Aún no termina, Marcos —alega espantada cuando me levanto.

Le hago una seña con la mano y ella, después de mirar alrededor, me sigue.

—No aprovechaste la charla.

—Pero la pasamos bien.

Su sonrisa se ensancha. Los hoyuelos que se le marcan me parecen lo más hermoso del mundo. Cómo me gustaría besarlos.

—Creo que estoy ebria, Marcos —dice entre risas a la par que caminamos por la acera.

—Yo también.

Paramos en un puesto ambulante de carnes y todo tipo de guarniciones. El dependiente nos sirve en platos desechables y nos da unos palitos finitos para que comamos con ellos.

Es la primera vez que pruebo algo como esto. Confieso que sabe bien.

No hay lugar donde sentarnos. Diana se acomoda en la acera, como algunos, y me mira sugerente.

La posición en la que se encuentra hace contraste con lo elegante que está vestida. Mi traje es caro, aunque esto no me frena. Me siento junto a ella y nos miramos cómplices, con una sonrisa en los labios.

—Comí demasiado —se queja a la par que acaricia su estómago.

—Ven, te llevaré a tu casa.

La agarro de la mano y la ayudo a levantarse. Regresamos por mi auto. Diana y yo conversamos y nos reímos de cosas sin sentido en todo el camino.

A pesar de que me siento enérgico, estoy en mis cabales aún. Ella es la que parece más afectada por el alcohol que consumimos.

Abre la puerta de su casa. Entra primero y enciende las luces.

—Voy a ponerme cómoda —avisa, pero me muevo rápido porque tropieza con sus propios pies—. Estoy bien, Marcos.

La acompaño a su habitación. Ella se pierde de inmediato en donde creo que es el baño.

El cuarto es amplio, con paredes blancas y una cama mediana llena de mantas acolchadas. Me acerco a un espejo ovalado que está junto al armario. Hay fotos de Diana y su hermano pegadas ahí, además de un papel cortado a la mitad con algunos apuntes:

[✓] Acampar en un bosque.
[✓] Viajar en un globo aerostático.
[  ] Subir a un flyboard.

Es mi lista de deseos.

Su voz me sorprende, pero lo disimulo. La miro a través del espejo cuando se posiciona a mi lado.

—No sabía que tenías una.

—He pasado la mayoría de mis años complaciendo a otros, por eso decidí plasmar lo que había querido experimentar desde niña.

—Es una lista corta.

—Como la vida, Marcos. No quise ser pretenciosa ni tirarle piedras a la luna. Hace tiempo que no persigo conseguirlo, solo la dejé ahí como una motivación más.

Sus palabras me conmueven. Miro el papel de nuevo, solo le falta un deseo por realizar.

—Es... interesante. Quizás algún día escriba algo como esto.

—Hazlo, pero, sobre todo, trata de cumplirlo.

«Tú ya te rendiste», pienso.

Me giro para que nos quedemos frente a frente. Diana lleva el pelo suelto ahora, le cae en ondas suaves por los hombros hasta la espalda. También cambió el vestido por una camiseta enorme desmangada.

No puedo expresar lo atractiva que luce de esta manera ni lo mucho que deseo acortar la distancia entre los dos.

—Debo irme —digo, aunque no muevo ni un músculo.

Ella desvía la mirada mientras se rasca el brazo izquierdo. Entonces, me fijo en el moretón.

—¿Te duele? —Diana me mira como si no entendiera un carajo—. Parece un hematoma.

Le señalo el lugar.

—Me golpeé hace días —dice a la vez que cubre el área con una mano—. No es la gran cosa.

Abro la boca para rebatir sus palabras, pero el miedo y la angustia que reflejan sus ojos no me lo permiten.

—Si necesitas algo, lo que sea, puedes contar conmigo.

—Lo sé, Marcos. Muchas gracias.

—Gracias a ti por acompañarme y hacer de esa convención la mejor de mi vida.

Nos reímos al mismo tiempo.

—No fue un comportamiento muy profesional...

—Me divertí mucho. 

Ella bosteza. Es mi señal para irme.

—Descansa, Diana.

Me atrevo a dejar un beso en su frente. Ella cierra los ojos.

Me alejo y salgo del cuarto sin mirar atrás. No sé qué diablos haré con lo que estoy sintiendo, pero debo buscar la manera de no caer tan duro por Diana. No soportaría otra desilusión sentimental.

***

Muchísimas gracias por seguir aquí, amores. ❤️‍🩹

Me gustaría saber qué opinan de la historia hasta ahora.

Besos.💋

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top