Capítulo 85.
De cacería.
"En tiempos de guerra la gente se transforma en toda clase de cosas. El destino de cada cual se enloquece."~YASUNARI KAWABATA
Muchas veces el destino nos pone en caminos diferentes, donde nos damos cuenta de que realmente estamos completamente solos y que no podemos avanzar más allá de lo que nos permite la vida, nuestro corazón muchas veces se cansa de recibir tantos golpes que de repente deja de sentir todo aquel dolor que se acumula en un momento.
Cuando la vida se vuelve completamente monótona y entra en una etapa de nulidad, es completamente imposible salir de ella, nos damos cuenta de que no estábamos realmente preparados para todo lo que el futuro nos deparaba y que aunque quizás estamos a salvo pronto esa seguridad que teníamos se acabará por completo.
Nos damos cuenta de que realmente debíamos disfrutar las pequeñas cosas que ocurrían en nuestra vida, nos damos cuenta de que la vida es tan corta que es imposible poder entender todo lo que ocurre a nuestro alrededor, todo se vuelve completamente pequeño y es imposible poder tener un buen sentimiento en nuestros corazones.
Para nadie es fácil perder a quien más ama, para nadie es fácil poder superar lo que viene después de un luto o la pérdida de alguien, a veces la muerte llega tan repentinamente que es imposible darnos cuenta del momento en el que entra en nuestras vidas, o más bien nos arrebata a esta.
Mi madre siempre me había dicho que la muerte no era simplemente para la persona que dejaba el plano terrenal, sino también para todas aquellas personas que tenían que quedarse durante el resto de sus vidas extrañando y deseando que esa persona estuviese a su lado. Mi mamá siempre me dijo que debíamos estar preparados para el momento en el que la muerte llegara a azotar nuestras vidas, no se referían sólo a la muerte que podía llegar a ellos, sino a todas las personas que podía amar en mi vida.
Quizás era un poco pesimista en que lo único que teníamos seguro en la vida era la maldita muerte, pero era algo cierto porque realmente el ser humano es lo único que tiene seguro y sin embargo es lo único que no puede controlar. Es realmente horrible tener que ver morir a las personas que amas, pero es parte de la naturaleza humana y tarde o temprano llegará para azotar nuestras vidas.
Por eso debemos disfrutar de las personas que amamos, tratar siempre de guardar recuerdos en nuestra mente como si fuesen fotografías completamente únicas, porque después de todo cuando las personas se marchen de la Tierra y quizás nuestro cerebro deje de recordar todos a quien amamos por la vejez, lo único que quedará, será lo que nuestro corazón más conservo en nuestros recuerdos, esas fotografías que tomó sin que nosotros nos diésemos cuenta.
Cuando llegue el final de nuestras vidas lo único que recordamos es el amor que sentimos durante todo ese tiempo, hayan sido pocos años o hasta la vejez, lo único que recordamos y que podremos llevarnos en este plano terrenal es el amor que sentimos en nuestros corazones, sea por nuestra familia cercana o por nuestros amigos, incluso ese amor que nos volvió completamente locos, un amor que fue tan hermoso que perdurará por el resto de la vida.
Cuando había sido obligada a alejarme de toda mi familia para protegerlos, lo único que me mantuvo con vida fue el recuerdo del amor que yo les tenía a ellos, el recuerdo de que había sido amada en el pasado y que mi corazón había tenido un lugar seguro. Era jodidamente horrible solo tener mis recuerdos para saber que ellos habían existido. Había noches en las que realmente no había dormido ni un solo segundo, porque simplemente mi mente no me dejaba tranquila al pensar que jamás podría volverlos a ver.
Muchas veces le había hablado a mi psicóloga del CTRATA, para hablar sobre todo lo que mi corazón estaba albergando. Sus palabras habían sido simples, <<los extrañas más ahora, que sabes que ellos están vivos porque tu corazón sabe que aún tiene un lugar seguro al cual recurrir, esto cambiaría si supieras que ellos están muertos, los extrañarías pero con el tiempo aprenderías a vivir sin ellos, ahora tu corazón sabe que ellos están con vida y por lo tanto te exige día y noche, que recurras a su lugar seguro. Como profesional de la salud mental, te diría que regreses, esa será la única forma en que tu cabeza deje de torturarte con pensamientos y que tu corazón deje de doler todo el tiempo. Pero conociendo tu historia, creo que es mejor que trates de vivir sin ellos>>
Ni siquiera lo habia considerado, aunque me estaba dañando a mí misma, porque era regresar a un lugar en el que sólo haría daño a más personas, podía dejar de desear estar ahí y realmente le rogaba al cielo jamás tener que enterarme de que toda mi familia había muerto, prefería vivir estando alejada sintiendo que mi corazón se partía a cada instante, que saber que jamás podría volver a saber de ellos.
Realmente rogaba al cielo jamás tener que pasar por el duelo que había vivido cuando había sido secuestrada por el maldito bastardo de Magnus Schiavone, ese duelo que ni siquiera había podido vivir completamente pues me había tenido que obligar a fingir que ni siquiera me importaba haber perdido a todas las personas que amaba. Además de que ni siquiera había querido vivirlo, tenía que escapar de ese lugar para poder vengar a todas las personas que amaba y eso era lo que me había mantenido con vida.
Pero por alguna razón el que mis sueños y pesadillas me estuviesen advirtiendo o quizás simplemente eran producto del estrés que estaba viviendo, estaba realmente causándome sentimientos en mi interior que estaban calcinándome por dentro. Debería considerarme una completa loca por estarle haciendo caso a pesadillas que no tenía ni una sola justificación, yo siempre había sido una fiel creyente de que los sueños jamás representaban algo que ocurría en nuestras vidas, sin embargo en ese momento realmente sentía que mi corazón estaba volviéndose completamente vulnerable.
Trataba de concentrarme en toda la planeación de la estrategia para el ataque y también para fungir como refuerzos en caso de que las cosas se salieran de control con los otros dos equipos, sin embargo mi cabeza no podía dejar de pensar en los malditos sueños que me habían atormentado la noche anterior. Sí, mi madre había dormido toda la noche a mi lado y Por Primera Vez en 3 semanas habías logrado conciliar el sueño por más de una hora, sin embargo con mi memoria fotográfica era imposible poder olvidarme de mis manos ensangrentadas y todos los cuerpos de las personas que amaba a mis pies.
Los ojos sin vida de todos ellos eran como un martillo perforando lo más profundo de mi ser, me dolía como una condenada barra de hierro quemando mi garganta saber que eso se podía volver realidad, saber que realmente no podía protegerlos a todos y que como lo habían dicho mis padres, yo no era inmortal, incluso si los salvaba una y otra vez llegaría el momento en el que mi cuerpo dejase de ser lo suficientemente fuerte y me convirtiera en alguien completamente vulnerable.
Odiaba mi maldita mortalidad, odiaba no poder proteger a todos los que amaba y más, que los estuviesen cazando o que fuesen un blanco por mi culpa, realmente me preocupaba que todo lo que estaba pasando y lo que podía pasar por mi culpa, la persona que estaba detrás de todo lo que estaba ocurriéndonos, estaba atacando indirectamente hacia mí porque realmente sabía que la única forma de llegar hasta mí y de debilitarme lo suficiente como para rendirme, era por mi familia.
Porque de lo contrario yo seguiría peleando hasta el último respiro de mi ser, no importaba si me dañaba no me hacían tantas cortadas que era imposible poder volver a levantarme, si mi familia estaba salvo yo tendría la fuerza necesaria para vencer a 1000 huracanes. Pero si ellos estaban en medio de un solo huracán dejaría que me consumiera para poderlos poner a salvo y por desgracia la persona que estaba detrás de todo sabía esa debilidad.
No tenía ni la mínima idea de quién era quién podía estar detrás de ello, era completamente imposible que una persona ajena a mi supiera eso, sí quizás era transparente referente al amor que sentía por ellos, pero sólo personas seleccionadas sabían que ese era mi punto más débil, claro, además de los bastardos obsesionados como Magnus Schiavone.
Realmente debía aprender a controlar todas mis emociones referentes a mi familia, sólo los estaba poniendo en riesgo al no ser capaz de controlarme a mí misma y tampoco de controlar aquello que me hacían sentir los bastardos que estaban atentando contra ellos. En ese momento debía concentrarme completamente en la misión que teníamos en curso, fuera de ahí lo podríamos resolver después.
—Podemos entrar por aquí—murmuró Archie—. A menos que tengan centinelas rodeando la zona; este es el punto ciego más correcto en el que podemos infiltrarnos para entrar por el bosque, de otra manera la única entrada sería la puerta principal a todo este infierno y creo que atacar antes de que las victimas sean liberadas, no es una buena idea.
—Opino lo mismo—murmuró Nick—. Debemos pensar bien nuestros movimientos, no podemos arriesgarnos a que alguien ataque a los ministros o a los rescatistas si se dan cuenta de nuestra presencia, aunque creo que deberíamos caminar otros veinte kilómetros desde aquí, es más seguro que tratar entrar por este punto.
—Llevaré el dron de calor—murmuró Archie—. Un nuevo bebé en el que hemos estado trabajando. Por cierto, Pávlov, tu chica es realmente inteligente con este tipo de armamento—aseguró.
—Por supuesto, Mik es la mejor en armamento de espionaje ¿Recuerdas? Trabajo en la división secreta del ejército Gamma—murmuró con orgullo—. ¿Key, nos estas escuchando?
—Si—murmuré—. Solo estoy tratando de analizar las posibles entradas, no podemos simplemente arriesgarnos a entrar por un punto que no conocemos, es un terreno no explorado y eso nos haría perder tiempo si encontramos alguna dificultad que no está trazada en el mapa—aseguré.
—Pero...
—Pero es la mejor opción, perderíamos alrededor de 20 minutos, si entramos por este punto pero si entramos por el otro nos arriesgaríamos a que la misión se viniera abajo y no pudiésemos hacer nada al respecto... Sí, en definitiva la mejor opción es entrar por el lado que sugiere Archie.
—Me alegra que me des la razón, princesita—murmuró con una sonrisa—. Me pondré en contacto con Julia, tenemos un ritual en el que nos despedimos cada que vamos a una misión.
—Eso es una combinación de tristeza y ternura—murmuró Nick—. De repente me dieron ganas de hablar con Mik.
—Puedo habilitarles redes seguras a los dos, sé que necesitan hablar con sus parejas para sentirse seguros, a mí me pasa—aseguró.
—Yo si—murmuró Nick—. Necesito a mi preciosa para estar bien.
Archie le dio una pequeña sonrisa y le señaló su celular, ese hombre realmente era el mejor Hacker que podíamos tener, no solo lograba encontrar información en los lugares más profundos de la red, sino que era capaz de volver cualquier dispositivo completamente seguro para una comunicación internacional.
Nick, le regaló una pequeña sonrisa y salió de la habitación donde realizábamos la planificación final de nuestra estrategia, miré nuevamente la pantalla que se encontraba sobre la mesa para poder trazar un buen mapa para entrar sin ser descubiertos antes de tiempo. Se suponía que era un campo libre por lo tanto no tendríamos muchos problemas para adentrarnos, sin embargo habíamos descubierto que los cazadores amaban hacer trampa y habían enviado centinelas por todos lados.
—Tu celular y el de Conall ya están habilitados para que puedan llamarse de forma segura—murmuró.
—¿Podías hacer eso?
—Trabajé toda la semana para lograr pasar el sistema de seguridad a nuestros teléfonos y a los más cercanos en la base, supuse que todos necesitábamos estar conectados de forma segura con los demás. Le informaré a Conall que puede comunicarse contigo, seguro no te contestaría lo llamas, lo que hace mi programa es llamar de un número y lada diferente en cada llamada, eso por supuesto, nos hace imposibles de vulnerar nuestra comunicación.
—Si que eres el mejor Hacker—murmuré.
—Por supuesto—aseguró —. No esperes menos de mí. Reconocerás su llamada por los últimos dos dígitos, 33.
Solté una pequeña risa sin poder evitarlo mientras veía como Archie se alejaba de mí dejando mi celular sobre la pequeña mesa en donde estábamos, lo miré por un par de segundos, a decir verdad no habíamos tenido una conversación privada desde que se habían vulnerado los sistemas de comunicación, todo lo que habíamos hecho o hablado se había llevado a cabo en las reuniones que realizábamos 2 veces al día por la conexión segura y aunque había estado realmente molesta con él por haber ido a haber al bastardo que nos había arruinado 2 años de nuestra vida, lo extrañaba tanto que necesitaba escuchar su voz exclusivamente para mí.
Traté de no tomar el teléfono para marcar desesperadamente su número, aunque quería hacerlo realmente no sabía si podría soportar hablar con él cuando estábamos tan alejados y una sensación agonizante estaba en mi interior. Él era el único que podía contener todas esas emociones pero también el único capaz de desbordarlas a pesar de que me había esforzado en que mi equipo no se diera cuenta de ello.
Antes de que pudiera pensar en olvidarlo y dejar el celular refundido en la cómoda, comenzó a vibrar con una desesperante melodía, totalmente externa a la que yo tenía programada. Miré la pantalla y el número seguro, caracterizado por los últimos dos dígitos 33, me hizo sentir que mi corazón latía frenéticamente.
Tomé el teléfono entre mis manos temblorosas, sintiéndome como una tonta adolescente a la que su primer novio le mandaba un mensaje. Sentí que mis ojos se iluminaron sin siquiera poder verlos en un espejo y como mi corazón comenzaba a latir de una forma desesperada al saber que escucharía su voz de una manera tan privada.
Puse el teléfono en mi oído tratando de no gritar de emoción al escuchar su pesada respiración del otro lado, una respiración que era claro que él trataba de controlar, pues seguramente al igual que yo estaba completamente emocionado de poder tener una comunicación tan única, habíamos estado una semana sin poder hablar prácticamente nada privado y en ese momento podíamos tener lo que habíamos estado esperando.
—Amor... mi muñequita—susurró.
Sentí como si una ráfaga de alegría me atacara completamente, como si impactara de lleno en mi corazón y me hiciera sentir completamente feliz pero vulnerable a la vez. Quería gritarle todo lo que me había estado guardando, no los reproches por haberse puesto en un peligro inminente al visitar al maldito bastardo que nos había jodido la vida por 2 años, sino, gritarle todo el amor que sentía por él y lo mucho que lo adoraba y lo queria a mi lado.
—Hola—susurré.
—Muñequita...joder... tenía un discurso completamente preparado para este momento y sólo ha sido necesario escuchar tu voz para que hagas que mi cerebro sea más pequeño que una semilla de mostaza—murmuró y solté una pequeña risa.
—¿Un discurso? —pregunté risueña.
—Si, mi amor, un discurso para decirte lo idiota que fui al haberte preocupado cuando ya tenías suficientes cosas en la cabeza—murmuró—. Y para pedirte perdón por no haberte avisado que iría a ver al hombre que te hizo la vida imposible, pero creí que de alguna manera podía encontrar información con él...
—¿Y lo hiciste? —pregunté.
—Algo, pero aún no encuentro nada conciso, me dijo que él tampoco lo conoce pero que escuchó de alguien, que ese hombre nisiquiera sabía que era hijo de Lombardi, no fue hasta la muerte de su padre adoptivo que se enteró.
—¿Sabe eso pero no el nombre?
—Nadie lo sabe—murmuró—. Todos hemos tratado de encontrar su nombre, pero realmente parece que el hijo de Giuseppe es un fantasma desde hace tiempo—aseguró—. Pero ya hemos hablado bastante sobre ello, lo único que quiero en estos momentos es hablar con mi futura esposa en menos de una semana.
Solté un pequeño suspiro al escuchar esas palabras, los sueños habían sido mi peor tortura durante todo ese tiempo, pero el hecho de que nuestra boda se acercase cada día más era el motor que me impulsaba a seguir día con día, era como si mi corazón de repente se sintiera alentado por continuar a pesar de que las pesadillas nos hacían tener pensamientos intrusivos.
—Una semana—susurré—. Jamás creí que estaríamos tan cerca—murmuré.
—Pues acostúmbrate, amor, porque el veinticinco por la mañana será nuestra primer mañana como esposos, cierta muñequita eligió noche buena para una fantástica boda.
—Una boda navideña, es mi época favorita y también será nuestra primera navidad juntos ¿Por qué no hacerla más especial? —pregunté risueña—. Dios, no puedo creer que por fin realmente seremos esposos.
Trataba de evitar es mencionar las pesadillas que me habían estado atormentando durante todo el tiempo que habíamos estado completamente alejados, realmente era horrible tener esos pensamientos intrusivos cuando quería disfrutar completamente del hecho que nos casaríamos, algo que habíamos estado esperando durante años.
—¿Por qué no me dijiste que tu tío era un completo lunático por las bodas?
—Claro que es un lunático, soy su sobrina preferida, es claro que va a volverse tan loco como lo hizo con la boda de mis padres—aseguré riendo—. ¿Te hizo visitar muchos lugares?
—Y personas—aseguró—. Te extraño como no tienes una idea, no he podido dormir sin ti entre mis brazos, así que asegúrate de traer a salvo tu hermoso y precioso trasero o me encargaré de azotarlo hasta que regrese a mí.
—Que romántico—me burlé.
—Así me amas, muñequita—murmuró seguramente con su preciosa sonrisa que me haría arder como un infierno—. Realmente cuídate en esa misión, te necesito como mi oxígeno.
—Es una misión sencilla—murmuré—. No te preocupes, mañana en cuanto podamos comunicarnos, me aseguraré de ser la primera en llamarte, estaré bien, lo prometo.
—Está bien, mi amor—murmuró—. Te extraño y ya estoy contando los minutos hasta tenerte entre mis brazos, me estoy volviendo loco sin ti...
—Y yo sin ti—murmuré—. Pero te prometo que pronto estaremos juntos, pronto podremos abrazarnos.
—Y pronto podré hacerte mía—murmuró—. Pronto tendremos tanto tiempo junto que más te vale no hacer planes por tres meses—gruñó.
—Después de las elecciones, no tendré tiempo para nadie que no sea mi esposo—murmuré—. Durante tres meses...
—Cumple tu promesa, amor, o me asegurare de azotar tu lindo trasero hasta que recuerdes tu promesa—murmuró y solté una pequeña risa.
—Quizás sea yo la que lo azote—murmuré riendo—. Debo ir a prepararme, en media hora debemos estar listos y nisiquiera tengo puesto el uniforme.
—Doble chaleco antibalas, amor—murmuró—. Te amo, de aquí a tres vueltas al universo a pasito de tortuga—sonreí como una tonta enamorada al escucharlo.
—Creí que tu forma de decir te amo era diciendo que congelaría el infierno y volverías cenizas del cielo—murmuré.
—Lo es, pero ahora mi muñequita necesita algo que no la haga querer quemar el bosque entero—murmuró riendo—. Pero, muñequita, eso está más que implícito: Congelaré el infierno y volveré cenizas el cielo por ti, así que, mi amor, no te atrevas a irte de mi lado, porque lo único que habrá en el mundo será oscuridad y dolor.
Traté de aguantar las lágrimas dentro de mis ojos, no era momento de ponerme sentimental y a llorar como una cría, realmente me dolía como un carajo tener que si tiene cada una de sus palabras como una despedida y no era porque estuviese manifestando que algo malo ocurriera en la misión, pero era totalmente consciente del peligro que corríamos al estar en territorio enemigo, cazando a cazadores.
—Te amo, tres vueltas al universo a pasito de tortuga—murmuré—. Te llamaré en una horas, lo prometo.
—Estaré esperando tu llamada.
—Te amo...—murmuré.
—Yo a ti, mi muñequita.
Colgué la llamada antes de que pudiera escuchar mi primer sollozo, quizás era completamente ridículo pensar que eso podía ser una despedida, pero también se debía a todo el entrenamiento militar que había tenido a lo largo de mi vida, siempre me habían enseñado que en cada misión debía despedirme de los que amaba como si fuese la última, claro, con la promesa de regresar siempre a salvo; pero como mi madre siempre lo había dicho, la muerte era lo único que el ser humano no era capaz de controlar.
De cierta manera esa misión se sentía como el inicio de algo, quizás más bien era el final de una época en la que habían estado causándole un gran dolor a todas las personas que habían sido víctimas de ellos, pero en el fondo de mi corazón sentía que era algo más, algo que me pertenecía a mí y no sólo a las víctimas de ese clan.
Me permití llorar no más de 10 minutos, sabía que no podía ir con todas esas emociones desbordándose en mi corazón, por eso las había dejado salir para que no me interrumpieran mientras hacía mi trabajo, un trabajo que seguramente salvaría cientos de vidas esa tarde.
Cuando me despejé caminé hacia mi ropero y encontré rápidamente mi uniforme de táctica, era un completo, de un material parecido al látex pero tan resistente que era imposible traspasarlo con cualquier navaja, era cómodo y aerodinámico, se cernía completamente a cada una de mis curvas y me hacía sentir completamente libre a pesar de que era apretado.
Me coloqué un chaleco antibalas más delgado de los normales, no tenía los logos oficiales de la organización, pero sí que me cubriría como una segunda capa de protección. Suspiré como una tonta soltando una pequeña risa al darme cuenta de que realmente le estaba haciendo caso a mi prometido de usar dos chalecos antibalas, tomé todas las armas que podía llevar ocultas, como navajas, dagas o recargables de repuesto. Me coloqué el segundo chaleco, un chaleco blindado con todos los logos de la IISMFCMO, sintiéndome de cierta forma más segura.
Me abroche rápidamente las botas y me aseguré de colocar mis armas principales, mi brújula, lampara y GPS manual. Abroché mi arma con el cinto especial en mi pierna derecha, mis dagas gemelas en la pierna izquierda y la correa de arma larga sobre el chaleco antibalas, me veía realmente como toda una heroína. Me hice 2 trenzas de boxeadora para que el cabello no me estorbara en ningún momento, me coloqué el pasamontañas sobre mi cuello y por último, agarré el casco que tenía una linterna integrada y lentes de visión nocturna.
Me miré una última vez al espejo y sonreí ante el resultado, no era muy fan de usar ese tipo de uniformes tácticos pero realmente me encantaba cómo me veía en ellos, me hacía saber que realmente era la maldita general del mejor ejército de todo el planeta y candidata principal para ministra de la organización contra criminales más grande del mundo.
Salí de la habitación y me reuní con todos mis compañeros en la sala principal, todos vestían el mismo uniforme y agradecía que mis padres también vistieran de la misma manera, aunque a decir verdad, ver a mi madre con ese traje daba miedo. Se veía realmente perfecta y dominante, sus grandes ojos miel brillaban completamente y me hacían sentir la mujer más pequeña sobre la Tierra.
—Bien, soldados—murmuró mi padre, haciendo que nos reuniéramos a su alrededor—. Esta noche, Nuestra principal misión es llevar de regreso a todas esas víctimas, sanas y salvas a sus hogares, pero también su misión principal es que ustedes mismos regresen a casa sin un solo rasguño, no quiero asistir al velorio de ninguno de ustedes, prometimos regresar a casa y eso haremos, todos tenemos personas esperándonos así que no les fallemos y regresemos en una sola pieza.
—Si las cosas se complican salimos, no hay momento de hacernos los héroes, sabemos que nuestra misión es rescatar a cuántas víctimas podamos, pero también sabemos que una ley fundamental de nuestro trabajo es salir si es necesario, no quiero héroes, quiero soldados entrenados, salven a cuantos puedan, pero nada de heroísmos—gruñó mi madre.
—Ya los escucharon, señores—murmuré—. Todos tenemos la promesa de regresar a casa, así que regresemos en una sola pieza, tenemos personas que amamos que están esperándonos en casa—murmuré—. Cuídense unos con otros y recuerden, somos mortales, pero somos soldados ¡Los quiero concentrados, nada de distracciones! —ordené.
—¡Si, general! —gritaron todos.
—Bien, es hora.
Mis padres nos dieron la autorización del despliegue, como lo habíamos platicado cada equipo subió a un auto diferente, para ser exactos, autos todo terreno que eran capaces de escalar incluso montañas empinadas, aunque tendríamos que ir a pie la mayoría del tiempo para no llamar la atención con el ruido de los motores, nos ayudarían a llegar lo más lejos posible. Como Tess, le había enviado un mensaje a Olivé para informarle que llegaría un poco tarde a la reunión, me dio las coordenadas de encuentro, sin siquiera sospechar que eso era lo que habia estado deseando.
Nick manejó por las inclinadas colinas, llegando hasta el punto de bosque más profundo y a kilómetros de distancia del pueblo más cercano, claro que tenían completamente estructurado el plan para no ser capturados por nadie. Agradecía que el traje que me había colocado y en realidad todos los trajes que nosotros usábamos eran completamente térmicos en el interior, lo que significaba que si el clima exterior era demasiado frío, el traje se adaptaría para permanecer caliente y proteger al soldado de una hipotermia. El frío en Croacia, más en ese punto en el que nos encontrábamos era realmente horrible, considerando las fechas de invierno, el viento era como ráfagas de hielo que podían incluso cortar la piel y por un momento, sentí mayor pavor por las víctimas, morirían congeladas si los bastardos no las cazaban y era claro que ese era su plan, morían o morían.
Descendimos del auto justo 2 horas después de haber dejado el hotel, el camino había sido realmente largo y por el clima que enfriaba cada minuto más era claro que una tormenta de nieve se acercaba al lugar, no tenía que ser un problema ya que las tormentas en ese lugar eran normalmente en la zona montañosa y nosotros apenas nos habíamos acercado a las colinas.
—Te noto tensa—murmuró Nick.
Los tres caminábamos a la par por ese espeso bosque, sintiendo como mi piel se cortaba por los finos cristales que corrían en el viento, pero no le daba mayor importancia, estaba concentrada en terminar con esa mierda y regresar a casa.
—Lo que dijo Pávlov—murmuró Archie—. Desde hace días.
—Que observadores—murmuré.
—Somos agentes de espionaje—murmuró Archie con obviedad—. ¿Qué te tiene así?
—Pesadillas—contesté.
De cierta manera sentía que con ellos no tenía que ocultarme, quizás era porque uno de ellos me había demostrado totalmente su lealtad al proteger mi secreto de falsa muerte durante casi dos años y el otro me había salvado en el punto más bajo de mi vida. No tenía miedo de contarles mis mayores temores.
—¿Pesadillas?
—Si—contesté—. Pesadillas en donde todos los que amo mueren y tengo miedo de que se vuelva en realidad, me fui para protegerlos pero siento que no fue suficiente, con mi regreso se han convertido en el blanco de cientos de ataques, nada me asegura que los siguientes no serán mis padres o mis hermanos, tampoco que no atacaran a mis tías que son indefensas fuera del mundo militar o a todos ustedes en una misión coordinada—murmuré.
—Es común sentir ese miedo—murmuró Archie—. Siempre he admirado la forma en que proteges a todos los demás, la forma en que estás dispuesta a sacrificar tu felicidad o tu vida con tal de mantenerlos a salvo, pero creo que sí hay algo que nosotros no podemos controlar, es la muerte. Sí, es doloroso y malditamente asqueroso, pero creo que debes de dejar de preocuparte por todos nosotros, gracias a ti estamos con vida y no hubiese sido posible si no fueras tan valiente. Pero nosotros también somos fuertes y como persona que estuvo consciente del dolor que todos los demás sentían cuando creímos que te habíamos perdido, puedo decirte que nuestro mayor miedo no es perder nuestra vida, si no volver a perderte a ti.
—Yo no viví el dolor que ellos sintieron cuando te alejaste, pero viví tu dolor. No dejes que las pesadillas te controlen y por supuesto que eso no se volverá realidad, todos somos lo suficientemente fuertes para protegernos y protegerte a ti, así que asegúrate de no ponerte en mucho riesgo porque quizás no seamos tan fuertes para soportar tres balas—murmuró Nick—. Y venga, seguramente se debe a todo el estrés que estás teniendo o que te urge tener a tu futuro esposo.
—¡Nick! —chillé.
—Así me quieres, osa—murmuró riendo.
Solté una pequeña risa y asentí. Ninguno dijo otra palabra, comenzamos a caminar con prisa entre la maleza y los altos pinos que se extendían por todos lados, era realmente hermosa la vista, pero no cuando sabíamos que pronto se convertiría en una mierda llena de sangre.
Caminamos por más de 20 km, tratando de no perdernos y de encontrar un camino correcto hacia las víctimas, aunque nuestro objetivo como equipo de ataque, no era rescatarlas, debíamos ponerlas a salvo.
—Debemos atacar en el momento justo, cuando todo se encuentren cerca de nosotros, de esa manera no tendrán tiempo de huir, si atacamos en un momento equivocado puede que alerten a los demás y perdamos a demasiados—murmuró Nick.
—No te preocupes, Pávlov, gracias a tu mujer, tenemos el mejor dron que detecta calor. Por lo que sabemos las víctimas no tienen ropa muy abrigadora, así que su temperatura corporal debe de estar disminuida, pero los bastardos claramente no se arriesgan a congelarse, así que será fácil identificar quiénes son víctimas y quienes cazadores, además, interrumpiré su señal antes de que puedan dar el comunicado a los demás, aunque eso significa que quizás nosotros también nos quedemos incomunicados con los demás equipos. Cortaré completamente la señal en un radio de 90 km.
—Equipo R, en posición, recién acabamos de escuchar el disparo que fue producido como orden de alerta, debemos tener cuidado se acerca una tormenta de nieve por el norte, aunque seguramente caerá sólo en las montañas, debemos ser precavidos—murmuró Giandrick.
Sus palabras se interrumpieron completamente nuestra conversación, Archie sonrió y desplegó su dron de calor a los aires, nisiquiera se notaba, al contrario de lo que creía, era del tamaño de un murciélago e incluso tenía esa forma.
—Vaya, eso no me lo esperaba—murmuró Nick.
—Júntate conmigo, Pávlov—murmuró con un guiño.
—¿A cuánto estamos de la ubicación señalada?
—Tres kilómetros—murmuró—. Puedo detectar las señales, Como los sospechamos les dieron una ventaja, las víctimas están por todo el lado noroeste, del otro lado de su ubicación.
—Copiado—murmuró Waibel—. Vamos en camino.
—Nuestras presas estan reunidas a menos de tres kilómetros de aquí y no nos hemos encontrado con un solo centinela—murmuró.
—Bien, avancemos—ordené.
Sentía que mi corazón latía frenéticamente buscando un apoyo en cualquier lugar, cada vez nos acercábamos más a los bastardos que estaban listos para asesinar a personas inocentes por simple diversión, era realmente perverso lo que querían hacer, destruir vidas completamente vulnerables para llenar el vacío que estaba en sus oscuras almas.
—Equipo D, escuchamos el segundo disparo hace un par de segundos, la cacería está a un tiro de iniciar—murmuró mi padre.
Miré la pequeña pantalla que llevaba Archie en sus manos, dándome cuenta de que se encontraban realmente cerca de nosotros, a menos de un Kilómetro y por lo que podíamos ver, también llevaban armas largas, señal de que su cacería seria autentica. Sentí asco y pavor al saber que esos bastardos ni siquiera tenían un poco de remordimiento o temor de Dios, realmente debían estar completamente enfermos para sentir placer o diversión de quitarle la vida a personas inocentes.
Sentía cierto coraje hacia todas esas personas, quería ser yo quien les volara los sesos para que entendieran lo que realmente se sentía morir indefensos, las víctimas no tenían manera de defenderse y la única forma de que no paran de correr, eran las ganas de sobrevivir que tenían.
—Ahora sí, que se prenda esta puta mierda—murmuró Archie, tomando dos armas entre sus manos y sonriendo como un verdadero psicópata.
—Acabemos con esos culos enfermos y volvamos a casa—murmuró Nick, siguiendo la acción de Archie.
—Olivé, es mía—murmuré—. Nadie la toque, la necesitamos con vida. Los demás, si disparan, tienen permiso de aniquilación.
—Eso suena estupendo, princesita—murmuró Archie—. Ministros...
—Que empiece la fiesta—escuché la voz de mi padre—. Tienen la orden de volver a salvo a casa, no lo olviden.
—Cumpliremos su orden, señor—murmuré—. Todos estamos listos para regresar a casa, pero primero, pateemos traseros criminales.
—Diviértase, general—murmuró mi madre—. Nosotros los cubrimos desde arriba.
—Perfecto—murmuré—. ¿Listos?
—Nunca lo estuve más—murmuró Nick, cargando las armas con maestría.
—Pateemos esos culos sucios—murmuró Archie.
Sonreí sin poder evitarlo, de la misma manera, saqué mis dos armas principales, dos armas tan letales que estaba segura le volarían los sesos a muchos pervertidos. Sonreí como toda una loca, me encantaba sentir que la adrenalina aumentaba en mi cuerpo, como si realmente ese fuese el lugar donde disfrutaba de causar daño sin remordimiento, esas personas eran atroces, eran como el hombre que me habia arruinado la vida a mí.
Me deslicé entre las sombras, siguiendo a uno de los grupos de cazadores más grandes, eran como esos amigos que se organizaban los fines de semana para salir a cazar venados, pero en lugar de eso, los hijos de puta cazaban personas, como si fueran menos que animales.
Avanzamos varios metros y los pasos de los demás se escucharon cercanos, sonreí al ubicar a través de los lentes de visión nocturna el horrible rostro de uno de los mayores bastardos, el hijo de puta más influyente del mundo político.
—Señor presidente—murmuré.
Palideció al verme y era claro que lo hacía, sonreí, sabiendo que él no vería mi sonrisa pero sentiría mi sorna. Nisiquiera lo pensé un segundo, apunté directo a su pierna y disparé, inmovilizándolo inmediatamente, por la sustancia inyectada. Por eso era esencial llevar dos armas, una para dormir y otra para volar cabezas.
—¡Estamos bajo...!
—No, nene, no se descubre que estoy aquí hasta que yo quiera—gruñí, saltando sobre su espalda y oprimiendo el punto correcto en su cuello para hacerlo caer de rodillas—. No me gustan los aguafiestas.
—¡Hey, Robinson! ¿Qué decías? —murmuró otro chico.
Antes de ser descubierta, me lancé a un árbol para ocultarme y trepar un par de ramas a gran velocidad, el hombre se acercó con cautela al no escuchar respuesta, sonreí un poco y sin hacer un solo ruido, le lancé un dardo tranquilizante, obligándolo a dormir por lo menos durante dos horas. Lancé otro dardo hacia el que habia desmayado, nisiquiera era necesario hacer mucho esfuerzo, eran estúpidos.
Terminé con tres tipos más, los amarré a los árboles más cercanos y cubrí su boca con cinta, no estaba segura de que la sustancia funcionara hasta al amanecer y no era buena idea dejarlos vagando por el bosque.
—¡Princess, necesitamos apoyo! —gritó Archie—. ¡Estamos en una emboscada!
—¡Estoy en camino! —contesté—. ¡Resistan!
Corrí por el bosque, escuchando los disparos y el ajetreó a unos cuantos kilómetros de distancia, estaba realmente oscuro, tanto que parecía que no habia un solo punto donde la luz de la luna llegara. Por los lentes, podía ver más allá de mis pies, pero era condenadamente difícil saber si estaba yendo en la dirección correcta, sentía pánico y pavor, sabía que era jodidamente difícil poder tomar el camino correcto si no conocía el terreno.
Escuché los disparos más cerca y supe que estaba a nada de llegar, seguí corriendo, tratando de no tropezar en la maleza. Me deslicé por la parte trasera de donde se escuchaba el disturbio, encontré a mis padres, disparando con certera maestría, siendo apoyados por Archie y Nick.
—¿Dónde está Álex? —gruñí.
—Apoyando a Waibel—respondió Archie—. ¡A las tres! —gritó.
Me agaché, girando en mi derecha y sin un solo fallo, atiné al pecho del hombre. El tipo cayó de rodillas, teniendo un efecto inmediato por la droga inyectada.
—¿Cuántos han rescatado? —pregunté.
—Faltan varias—murmuró Nick—. Corrieron, creyeron que ellos también eran parte de los bastardos.
— Boss, vayan a apoyar, Nick y yo podemos encargarnos del resto de los bastardos—murmuré.
—Cuídense—ordenó mi padre, disparando a un último hombre.
Mis padres salieron corriendo, detonado sus armas a todos los que se les atravesaban, los grandiosos ministros Kim se veían jodidamente entrenados para todo, nisiquiera tartamudeaban al disparar con maestría, ellos eran mi mayor ejemplo, tanto como personas como agentes.
Archie y Nick, ataron a todos de la misma manera que yo lo habia hecho, regresaríamos al amanecer, cuando llegasen los refuerzos, serian parte de los ejércitos de Croacia y un par de nuestros equipos de la base Alpha, liderados por mis tíos.
—Sigamos avanzando—ordené al ver los cuerpos de todos los criminales.
—Si, señora—murmuraron.
Los tres comenzamos a avanzar por el bosque, disparando ocasionalmente a algunos de los que bastardos que se acercaban a nosotros.
—¡No dispare! —chilló un hombre, levantando las manos.
Lo examiné, tenía los ojos moreteados y diferentes cortadas en su rostro, sin embargo, vestía un pulcro traje y una chamarra abrigadora, Nick levanto su arma, señal de que no le tendríamos consideración a ningún bastardo.
—Identifíquese—ordené.
Su rostro estaba prácticamente deformado, parecía haber sido víctima de alguna especie de ácido corrosivo, su piel parecía chamuscada y se podían ver algunas ampollas. Era eso, o una víctima superviviente de un accidente nuclear.
—Dimitri Dawson—murmuró, levantando las manos en señal de paz—. Y...Yo soy Dimitri Dawson.
—Señor—saludé, haciendo un saludo militar—. ¿Cómo llego aquí?
—S...Soy victima... ellos... joder... no puedo evitar querer llorar—murmuró—. M...Me secuestraron, me torturaron y me quemaron, ellos... ellos querían matarme...
—Ya estamos aquí, señor—murmuré—, como sabe, no podemos revelar nuestra identidad ahora, pero tenga confianza que somos los buenos. Atén a esos bastardos y sigamos, aun debemos rescatar a más personas—ordené.
Nick y Archie asintieron, y caminaron hacia los cuerpos de los hombres que habíamos dejado atrás. Saqué una pequeña barra energética de mi bolsillo y se la entregué al hombre, quizás su rostro habia sido destrozado y no podía ver sus expresiones, pero sabía lo que era salir después de una tortura, necesitaba alimentarse.
—¿Qué le hicieron? —pregunté.
—Querían las claves del ISAMANUDE—murmuró—. No se las di, primero fueron torturas psicológicas, después físicas y cuando se dieron cuenta de que no cooperaria, me quemaron con ácido, una y otra vez.
—¿ISAMANUDE? ¿Qué es eso?
—International satellite of massive nuclear destruction—murmuró—. Hace años se creó un satélite de enfriamiento masivo, era por si en algún momento entrabamos a la tercera guerra mundial y el planeta se convirtiera en un horno de radiación, el satélite tiene la capacidad de neutralizar la radiación...
—¿Eso es posible?
—Es un proyecto secreto, desde el bombardeo de Hiroshima, todos los creadores e investigadores de la radiación, comenzaron con la búsqueda de una manera de evitar la destrucción de una tercera guerra mundial o una guerra nuclear—explicó—. Los códigos, solo los tenemos personas especiales en todo el mundo...
—¿Por qué querrían esos códigos? —pregunté.
Un segundo de silencio me hizo captar sonidos de pasos moviéndose y supe que no estábamos solos, al girar la mirada, la sangre se me congelo y sentí un frio recorrer todo mi cuerpo.
<<Mierda, no>>
.
.
.
¿Qué creen que paso?
¿Qué les pareció?
¿Qué creen que ocurra?
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