Capítulo 77.
Fecha.
"El amor más fuerte es aquél que puede mostrar su fragilidad." Paulo Coelho.
Dicen que la vida es tan impredecible que no podemos saber lo que ocurrirá dentro de 10 años. No sabemos si hoy estaremos en lo más alto en la cima, y mañana estamos en lo más profundo del fango de la desesperación y el dolor, un dolor tan grande que es imposible poder pensar con claridad y donde nuestra vida se ve opacada por cientos de situaciones que salen de nuestras propias manos. Pero precisamente por ello debemos de disfrutar los pequeños momentos de felicidad esos donde quizás estamos disfrutando de una vida plena que pronto llegará a su fin.
Cuando estás dentro de la milicia, te enseñan que todas las cosas pueden ser momentáneas, puedes creer que lo tienes todo y mañana pueden arrebatarte absolutamente todo lo que tenías en tu vida. Siempre te dicen que debes de disfrutar los pequeños momentos de tranquilidad porque dentro de ese mundo puede pasar un día o 20 años hasta que vuelvas a respirar el mismo aire de tranquilidad.
Una de las pequeñas enseñanzas que te dan al principio o cuando vas por primera vez a misiones de campo, te dicen que debes de abrazar a tu madre como si fuera la última vez que la vieras, debes decirle a tu padre las cosas que te hirieron o el dolor que sentiste por alguno de esos comportamientos, pero que de igual manera debes abrazarlo como si fuera la última vez que estuvieses a su lado. Si en algún momento de tu vida llegabas a tener hijos, te decían que siempre los preparas para tu muerte, desde niños les enseñaras que un día podías no regresar.
Es algo realmente cruel, preparar los que más amas para una muerte inminente, pero eso significa estar en la milicia o más bien en el ejército más poderoso del mundo, ese ejército en donde sabes que sólo tienes dos alternativas, ganar para vivir o ganar para morir con honor. Desde pequeño cuando entras a este mundo te enseñan que la vida es realmente efímera y que durante el resto de tu vida militar lo es.
Te enseñan que puedes encariñarte de las personas que amas, pero que así también debes de enseñarte a desprenderte de ellas porque no sabes del momento en el que tendrás que bloquear todos tus recuerdos. Te enseñan que la lealtad para tu familia es lo mayor y no sólo la familia de nacimiento, si no aquella familia en la que te desarrollas durante toda tu vida militar, los soldados se convierten en tus hermanos y sabes que debes de protegerlos tanto como si fueran tu sangre, por eso sin importar la tortura que te hagan nunca debes romper tu lazo con ellos.
Precisamente porque te forman como si fuesen una gran familia, crees que nadie puede traicionar esa confianza, pero hay personas que nacen con la maldad en su corazón y que sin importar la formación que tengan, siempre buscarán el momento indicado para traicionar a los que aman, su corazón se llena de avaricia y egoísmo y sólo ven por ellos mismos, dejan de ver a aquellas personas que siempre les tendieron la mano.
No existe peor dolor para un militar de las fuerzas especiales de la IISMFCMO que ver a una persona buena corromperse por el egoísmo y la avaricia de querer tener las cosas de manera más fácil sin luchar por ellas, quizás es el motivo por el que muchas personas dejaban de creer en el ejército y preferían retirarse, ver convertido a alguien quiere realmente bueno en un completo monstruo por la avaricia, es realmente un sentimiento muy desagradable. Porque es posible ver, como un corazón lleno de luz y bondad se convierte en una bola sin forma, oscura, llena de dolor y egoísmo.
Las traiciones de las personas que consideras tu familia durante años son las que a veces duelen más en el alma, porque es imposible determinar quiénes serán aquellos que te van a traicionar cuando menos lo esperes, Sin embargo, otras veces ellos mismos te dicen que lo harán con algunas acciones que quizás pasan desapercibidas al ojo del amor y la familia.
Sí, te enseñan a amar con locura y a entregarte completamente a las personas que te entregan su corazón, pero también te enseñan que siempre debes de desconfiar hasta de tu sombra, no puedes determinar si una persona es buena o mala, porque a veces como siempre dice el viejo dicho, los lobos se disfrazan de ovejas para atacar al pastor.
Pero la mayor enseñanza que se había quedado en mi corazón desde que tenía memoria, era el disfrutar las cosas pequeñas que ocurrían en mi vida y también las cosas grandes que siempre se quedarían en mi memoria, aquellas que quizás podrían ser un recuerdo agradable cuando estuviera bajo una tormenta de tortura.
Pedir matrimonio al hombre que amaba, jamás había estado en mis planes, pero desde que conocí a Conall rompió todos mis esquemas y me hizo saber que sin importar lo que ocurriera siempre existen momentos en donde los planes no salen como los hemos trazado, algunas veces se vuelven realmente complicados y es imposible poder descifrarlos completamente, pero no complicados en una manera mala, sino en una manera hermosa en la que se cambia totalmente lo que teníamos sentado.
Era imposible darme cuenta de todo lo que había cambiado en mi vida desde que lo había conocido, si miraba tres años atrás, podía ver que toda mi vida solo se habia centrado en mi carrera como militar, yo era la que no rompía ni una sola regla y yo era la que siempre buscaba seguir un plan, no daba un paso sin hacer todo un bosquejo de una estrategia, Pero tras la llegada de Conall, todo eso había quedado en el olvido.
Ni siquiera estaba segura de lo que podía pasar al minuto siguiente, sin embargo quería tomar la mano de ese gran hombre que me hacía sentir amada y segura sin una sola palabra, él era capaz de hacerme subir al cielo y nadar entre nubes de algodón, también era capaz de llevarme al llanto para que yo misma sacara lo que había en mi corazón y me torturaba, pero de la misma forma él me sacaba del pozo depresivo y así como me destruía me ayudaba recuperarme.
No tenía miedo a quedarme en ese lugar, no tenía miedo de sentar cabeza con ese hombre, porque estaba segura de que cada cosa que ocurriera en nuestra vida iba a ser improvisada pero a la vez saldría perfectamente como si hubiese tenido un plan de años. Amaba esa emoción, de que sin importar cuán perdida me encontrara, él me iba a encontrar y me iba a hacer amarme a mí misma.
Conall se habia convertido en mi todo, Era la curita que sanaba todas mis heridas y que incluso dañada y pisoteada, me hacía sentir la mujer más hermosa y en la cima de la Tierra, pero lo mejor era que ni siquiera miraba ese daño que tenía en mi interior, no veía la muñequita rota que había terminado con torturas y traumas de por vida, él veía más allá, veía la mujer fuerte que había vencido a la muerte más de 10 veces, veía la mujer que había sobrevivido a dos secuestros y a su muñequita descarada que siempre le sacaba canas verdes cuando trataba de dominarla.
Me amaba en todas mis facetas, incluso cuando yo era una masa temblorosa y llorosa, Me amaba en todas las facetas que tenía cuando era enojona, risueña, mandona o insoportablemente melosa, incluso cuando me ponía celosa como un demonio y amenazaba hasta a las moscas que se atrevían a ver a mi hombre.
Me amaba y yo lo amaba, no hacía falta más.
—Felicidades, mi niña—murmuró mi madre, estrechándome entre sus brazos—. Es el anillo que tu abuela le dio a tu abuelo—explicó—. No lo encontré hasta hace un par de años y creo que deben tenerlo ustedes, después de todo, él te dio el anillo que su abuelo le dio a su abuela.
—¿Tú sabias eso?
—Por supuesto—aseguró—. Aunque creo que él tenía planeado hacerlo en privado, así que tendrán una fantástica noche.
—¿Y la misión?
—Partiremos a las siete—murmuró—. Nosotros nos encargaremos de toda la logística, tú disfruta de tu noche y nos veremos por la mañana en la pista.
—¿Realmente sabias esto? —pregunté.
—Si—murmuró—. También me di cuenta de tus intenciones cuando Nick te dijo algo, tus ojos se iluminaron e inconscientemente miraste el anillo en tu dedo...
—¿De verdad soy tan transparente?
—Cariño—murmuró —. Soy tu madre, sé cuándo piensas algo antes de que tu pienses en ello—aseguró.
La abracé sin poder evitarlo, me sentía realmente feliz por lo que estaba ocurriendo, incluso si miraba 1 año atrás, podía darme cuenta de lo afortunada que era al haber regresado a mi hogar, ni siquiera yo había podido predecir que 1 año después estaría realmente feliz, rodeada de mi familia y con planes de una próxima boda.
—Tengo miedo—murmuré.
—Tener miedo está bien, siempre y cuando ese miedo no te domine y haga que termines sobre pensando las cosas y con ataques de ansiedad—murmuró—. Cuando tu padre y yo nos comprometimos por primera vez, cuando me obligaron a casarme para no perder todo lo que tus abuelos me habían dado, tenía demasiado miedo al futuro, no teníamos mucho tiempo conociéndonos y a pesar de que mi corazón lo amaba, sentía un gran miedo de lo que podía ocurrir. Es normal tener miedo cuando vas a unir tu vida con la persona que amas, pero eso es lo que debe de darte valor, que lo amas y ese amor es correspondido y recíproco.
—Gracias, mami—murmuré—. Pero no tengo miedo al matrimonio, tengo miedo a no ser lo suficiente por...
—Alto ahí, señorita—gruñó —. Nisiquiera lo menciones porque te desheredo.
—Estoy dañada, mamá. Fui pisoteada y nisiquiera puedo cumplir uno de mis más grandes sueños, no puedo ser madre...
—Eso no te hace menos mujer o persona, fuiste pisoteada, y sientes que fuiste dañada porque te causaron heridas demasiado fuertes que aún están en tu cuerpo, pero vas a superarlo y vas a ver que solo era un miedo, por el tiempo que llevo conociendo a ese hombre que ahora es tu prometido, estoy segura de que ni siquiera le importa las cicatrices que tengas sobre tu piel.
—No me preocupan las cicatrices de mi piel, al principio me daban asco porque eran cicatrices que yo no había decidido tener, eran cicatrices que me habían sido causadas por el odio y la avaricia de un hombre enfermo. Pero ahora me siento insegura por las cicatrices que hay en mi interior, cicatrices que siento que pueden romperse si alguno de ustedes llega a faltarme—murmuré.
—¿Tienes miedo a perdernos?
—Si—susurré—. He tenido pesadillas, en todas ellas tengo las manos manchadas de sangre y ustedes están muertos, absolutamente todos. Tengo miedo a no ser rápida y no poderlos proteger, temo convertirme en un maldito monstruo, un monstruo que apague su vida.
—No eres un monstruo y jamás lo serás—murmuró con el ceño fruncido—. Tu padre y yo lo hemos hablado cientos de veces, tú heredaste la valentía de ambos, pero al doble. Heredaste también el amor y la bondad por todos los que necesitan tu ayuda, no te importa si son conocidos o desconocidos, tienes una luz que irradia bondad y que siempre está dispuesta a ayudar al que sea. Cuando te vemos a ti sabemos que hicimos un gran trabajo como padres, sabemos que no nos equivocamos al criarlos como lo hicimos. No apagues esa luz por los temores de perdernos o de convertirte en un monstruo, porque no lo eres ni lo serás jamás.
—En eso te equivocas, mamá. Si los llegan a dañar me convertiré en el mismísimo diablo.
—Y no esperamos menos—murmuró con una sonrisa juguetona—. Por desgracia también heredaste cuatro veces esa característica nuestra.
—No cualquiera tortura a los tres líderes de la mafia, les quema el trasero como si fuera carne asada y destruye medio país por encontrar al hombre que ama—murmuré.
—Y nisiquiera sabes todo lo que hicimos cuando te creímos perdida—murmuró mi madre—. Y es mejor que no lo sepas—aseguró guiñando un ojo.
Solté una pequeña risa.
—¿Qué hago si me siento dañada?
—Busca tu curita—murmuró señalando con el mentón a Conall —. Después de que la inquisidora me secuestrara, quedé con traumas que eran imposibles de controlar, mi corazón dolía a cada instante y era imposible respirar sin sentir que el aire me faltaba, no podía ni siquiera escuchar una campana tocarse porque desencadenaba traumas que me hacían sentir más herida de lo que ya estaba, me sentía pisoteada y las marcas que tenía en mi cuerpo me recordaban que había sido ultrajada. pero me aferré a tu padre, él fue el que me ayudó a salir y a reconstruirme a mí misma, ¿Sabes que hizo para quitarme el miedo a las campanas?
—No—murmuré.
—Cuando nos casamos, tu padre ordenó que cada iglesia de la Gran Ciudad tocara sus campanas, yo estaba tan absorta en nuestra boda que ni siquiera las escuché, cuando me dio una crisis por escuchar el replicar de las campanas, tu padre me envolvió en sus brazos y me mostró un video donde se miraba mi rostro feliz en nuestra boda y de fondo se escuchaban todas las campanas de las iglesias de la Gran Ciudad.
Por algún motivo sentí que mi corazón ardía en amor, realmente mis padres se amaban con toda su corazón y no había forma de que algo además de la muerte los separara.
—Conall es mi curita—susurré.
—Si, lo es—murmuró mi madre con una dulce sonrisa—. Deberías ir a verlo, tu padre debe estarlo atosigando con asesinarlo.
—Mi padre lo ama—aseguré.
—Si, pero le encanta molestar—aseguró riendo,
—Te quiero má—murmuré.
Traté de alejarme de ella pero antes de que pudiera hacerlo, tomó mi mano, obligándome a girar la mirada hacia ella.
—¿Qué ocurre?
—Incendia el cielo y congela el infierno si alguien daña a quien amas—murmuró —. Yo siempre he hecho lo mismo.
—Siempre he amado la relación que tú y papá tienen, se aman como si no existiese nadie más en el mundo.
—Para nosotros no lo hay—murmuró—. Tu padre y yo hicimos la promesa, de que incluso en la muerte estaremos juntos, si uno de los dos muere, el otro vengará su muerte y después lo alcanzará en la otra vida.
—Muy Romeo y Julieta—murmuré riendo.
—No, amor—murmuró —. Muy Hunter y Arisbette—aseguró con una sonrisa—. Anda, el rostro de tu prometido parece querer estallar en llanto.
Solté una pequeña risa abrazando a mi madre y alejándome de ella.
El resto de la noche transcurrió entre felicitaciones y palabras de buenos deseos para nuestra boda, todo mundo preguntaba por una fecha pero ciertamente yo aún no tenía ni la mínima idea de cuándo quería casarme, sabía que quería que fuese pronto, pero quizás pronto podrían ser seis meses.
—Niall quiere quedarse—murmuró Conall, cuando por fin pudimos juntarnos después de horas de recibir felicitaciones por separado—. ¿Quién iba a decir que me robarían a mi prometida toda la noche?
Solté una pequeña risa.
—Si no me hubiese adelantado, no tendrías prometida—murmuré.
—Mi amor, tú ya estas comprometida conmigo desde que apareciste por primera vez frente a mi mirada—murmuró riendo.
—Eres muy cómico—me burlé besando sus labios.
—Puedo enseñarte que tan cómico puedo ser esta noche—murmuró con una mueca de advertencia.
—No debería amenazar a su prometida, señor Harrison.
—Tiene razón, futura señora Harrison, debería hacerle lo que deseo sin siquiera advertirle—murmuró guiñando un ojo—. Nos vamos.
—¿Ahora? —pregunté señalando a los pocos invitados que quedaban, mis tíos, Kennett y nuestras abuelas.
—Ahora—ordenó.
Lo miré con una ceja arqueada pero asentí, no sólo teníamos que ir a descansar pues tendríamos un día largo, de cierta manera también queríamos disfrutar nuestra primera noche comprometidos y la última juntos durante por lo menos dos semanas.
<<Joder ¿Por qué no te esperaste a regresar? Ahora tendrás que soportar dos jodidas semanas sin tu prometido>>
Nos despedimos de todos los invitados que quedaban en el gran castillo, todos volvieron a felicitarnos una vez más por nuestro gran momento, asegurando que todos nos deseaban lo mejor para nuestras vidas y para la vida que formaríamos como un solo matrimonio. Niall se abrazó a nosotros, antes de decirnos lo mucho que le gustaba quedarse con sus belitos, después de todo, habia llamado a Kennett abuelo.
Mi madre me dijo que podía olvidarme de ser una general durante toda la noche, sin embargo a primera hora de la mañana tendría que estar en la base, claro que queríamos retrasarlo pero era imposible considerando que llegaríamos a la supuesta planificación de caza. Mis padres de alguna manera habían logrado conseguir una invitación formal por parte de los organizadores, no con nombres inventados o cosas absurdas, siendo ellos y eso de cierta forma era una ventaja, pues no se atreverían a matarlos al saber que ellos tenían el mundo a sus pies.
Por otro lado, todos los demás habíamos logrado infiltrarnos como guardias, mucamas o meseros, en mi caso yo era una invitada personal de mis padres, Theresa Sullivan, agradecía mi parecido con la actriz más glamurosa del momento y su cooperación con nosotros. Mi nombre era Tess y todo el mundo queria que estuviera ahí.
—Deja de pensar—murmuró Conall cuando tomó la autopista.
—No estoy pensando cosas malas, solo en cómo puedo terminar la misión rápido para regresar contigo—murmuré.
—Será pronto—aseguró.
Fruncí el ceño cuando no tomó la desviación a nuestro hogar, en su lugar tomó la pequeña brecha que llevaba al muelle barquero.
—¿A dónde vamos? —pregunté.
—Te dije que tenía planeado pedirte matrimonio—murmuró con una sonrisa—. Pero te me adelantaste, pequeña gatita escapista.
Solté una pequeña risa.
—Estuve pensando durante toda la noche, quería colocar ese anillo en tu dedo para que todas las mujeres que quieran acercarse vean que ya tienes dueña—murmuré risueña.
—¿A si? —preguntó con una sonrisa de lado.
—Si—contesté—. Necesitaban saber que tienes dueña y que no estas disponible para ellas, eres sólo mío.
—Muñequita posesiva—murmuró riendo—. Anda, vamos a tu sorpresa, no tenemos mucho tiempo antes de que tengamos que regresar a la orilla.
—Apenas son las diez—murmuré.
—Pero planeo hacerte el amor toda la noche, así que no perdamos el tiempo.
Solté una carcajada sin poder evitarlo cuando estaciono el auto y bajé para poder ver un hermoso Yate.
—¿Dónde quedó el otro?
—Lo vendí—murmuró—. Y compre este nuevo.
—Lo dices como si fueran empanadas—murmuré mirando la belleza.
Era un hermoso yate que claramente tenía un sistema automatizado, era grande y con hermosos ventanales que daban la vista total al interior de lo que parecía ser la sala y también el comedor, era hermoso y fue cuando noté que en la parte de arriba había una enorme cama con luces tintineantes por todos lados.
—¿Esa es la cama?
—Una de ellas—murmuró con una sonrisa—. La otra está en el camarote, ahí también están jacuzzi y el armario, aunque a decir verdad, no te traje mucha ropa, no creo que la necesitemos.
—¡Eres un pervertido, Conall Harrison! —chillé.
El yate era precioso, parecía que todas las partes de metal eran hechas de oro y todo estaba forrado con una preciosa duela, había velas de baterías y solté una pequeña risa al ver que también había pétalos de flores esparcidas por todos lados. Era un momento mágico y me gustaba saber que mi hombre era igual de detallista que como cuando lo había conocido.
—Debió costarte una fortuna—murmuré.
—Gano eso cada cinco minutos—murmuró y solté una carcajada.
—Deberían darte un premio de humildad—me burlé pasando mis dedos por los barandales.
Cuando menos me di cuenta ya nos habíamos alejado lo suficiente de la orilla como para que las casas que se podían apreciar se vieran como pequeños juguetitos a la orilla del mar, como lo había predicho, el yate era automático, por lo que sin importar nada, sólo éramos él y yo.
—¿A dónde iremos?
—Ya verás—murmuró con una sonrisa—. Sube a dormir, tardaremos un par de horas en llegar.
—Creí que no querías perder el tiempo—mordí.
—No me hagas ese tipo de comentarios, amor—murmuró acercándose como lobo a mi—. Porque puedo parar el yate aquí y follarte tan salvaje que todos en la orilla te escucharían.
Sus palabras no debían calentarme como lo hacía, sin embargo era imposible pensar en algo más cuando lo tenía tan cerca de mí, con el simple hecho de bajar un poco la mirada y observar el gran bulto entre sus pantalones, era un detonante para toda mi humedad
<< ¿Cómo diablos piensas sobrevivir durante dos malditas semanas sin él? ¡Mierda! Eso será difícil>>
—Mi prometido debería de pensar mejor en amenazarme con cosas que quizás me gusten—murmuré.
Antes de que pudiera decir algo más, mi cuerpo fue empujado por Conall contra la barandilla y el vestido arrancado de mi cuerpo con tanta velocidad que parecía que lo habia hecho sin siquiera tocarme.
Me encantaba cuando era así, claro que amaba cuando era amoroso y dulce, cuando me hacía el amor de una forma tan hermosa que perdía mis sentidos, pero también me gustaba cuando era salvaje y carnal, cuando parecía que nuestros cuerpos se adaptaban perfectamente al otro. Rodeé mis piernas a su cintura cuando sus grandes manos se posaron sobre mi trasero y me alzó sobre su cuerpo para poderme sostener con su miembro tocando la única tela que me separaba de estar completamente desnuda.
Su boca se prendió a mis pechos, nisiquiera era necesario que me tocara mi centro para sentir que los orgasmos se acumulaban en lo bajo de mi vientre, tenerlo tan cerca era suficiente para hacerme sentir deseosa y excitada. Nisiquiera me di cuenta del momento en el que terminamos sobre la mesa cercana a la punta del Yate, mi cuerpo era tocado con una extraña combinación de dulzura y ternura con descaro y salvajismo, me encantaba sentir sus ásperas manos sobre mi piel sensible, era como sentir aun mayor deseo por él.
No se internaba en mí, estaba completamente nublada por el deseo, temblando de necesitad y anhelando ser penetrada por él, sin embargo no lo hacía y descubrí que ese era su juego, no me daría lo que queria, me daría lo que él quisiera darme y en esos momentos me quería hacer tan deseada y amada hasta que mi cabeza dejara de pensar la sarta de estupideces que me habían acompañado durante meses.
—¿Sientes eso?—preguntó, sacándome del limbo.
Mi mano se apretaba a su duro miembro incluso por sobre el pantalón del hermoso traje que llevaba.
—¿Q...Qué?
—¿Sientes eso? —repitió y asentí—. Así es como me pones, sólo tú eres capaz de hacerme sentir las bolas azules y como si me pudiera correr por el simple hecho de mirarte, Eres una diosa, Keylani, eres tan hermosamente perfecta que amo cada centímetro de ti piel y cada suspiro de tu alma.
—Conall... —murmuré, sintiendo que la calentura era controlada por mi cerebro para ser capaz de escuchar la preciosa declaración de amor que me daba mi hombre.
—No hay momento en el día en que no piense en ti y antes de que lo digas, no, no solo cuando tenemos sexo, pienso en ti de tantas formas que si lo supieras seguramente me pondrías una orden de restricción a mis pensamientos por acoso—murmuró —. Te pienso a cada instante del día, sueño contigo incluso cuando estoy despierto y te amo como nunca he amado a nadie, quiero bajarte las estrellas si me lo pides o crearte un castillo en la luna si eso te hace sonreír. Por ti realmente volvería hielo el infierno y fuego el cielo.
Solté un suspiro al escucharlo, nisiquiera me importaba la pequeña brisa que se sentía en mi cuerpo caliente y desnudo, no me importaba ni un poco estar en medio del mar, desnuda y temblando de excitación, a decir verdad eso parecía haber pasado a segundo plano cuando sus palabras tocaron mis oídos, sus palabras llenas de amor.
—Te amo—murmuré.
Conall me dio una sonrisa, besando mis labios con ese calor que solo él sabía. Me hacía perder completamente todos mis sentidos, deseando entregarme completamente a él y me hacía olvidarme de absolutamente todo a mi alrededor.
—Mira hacia allá—murmuró.
Levanté mi cabeza para mirar en la dirección indicada y reprimí una exclamación de sorpresa al ver una isla, una preciosa isla que estaba completamente iluminada por lo que parecían ser algas fluorescentes, pero lo más hermoso eran las palabras escritas sobre la blanca arena.
<< ¿Quieres casarte conmigo?>>
—Si—murmuré.
—Aún no he dicho la pregunta, muñequita desesperada—murmuró riendo—. Ven...
Sin darme tiempo a decir algo, se quitó la camisa que era lo único que cubría su perfecto pecho y la coloco sobre mis hombros, ayudándome a colocármela para que por lo menos no bajase del yate completamente en pelotas.
Tomó mi mano y nos llevó a ambos hacía abajo, no tenía ni la menor idea de cuánto tiempo llevábamos en ese lugar pero era claro que eran varios minutos, mi cerebro había estado tan embriagado de endorfinas que el tiempo había desaparecido, el par de horas nisiquiera habían corrido por mi reloj biológico.
—Muñequita—murmuró cuando los dos estuvimos sobre la arena blanca, mis pies eran acariciados por la suave marea y sentía como mis ojos ardían por las lágrimas que amenazaban con salir de mis ojos—. Siempre creí que el amor era una estupidez, que amar te hacía débil y vulnerable, creo que tenía razón pero no en un mal sentido, amarte me hizo vulnerable para ti, te convertiste en lo único que tengo miedo de perder, lo único que si se va mi vida se acabaría, la única que puede destruirme con una sola palabra... cuando te dije mi miedo por los ratones aquella noche en la que estuvimos juntos por primera vez, lo único que podía pensar era "que estúpido eres, le acabas de dar tu único temor a un acostón", pero después me di cuenta que tú eras mi único temor, lo único que puede acabar con mi vida.
—Conall—murmuré, sintiendo que las lágrimas picaban mis ojos.
—Muñeca, tú eres la única capaz de hacer que vuelva el cielo un infierno y que vuelva cenizas de hielo al infierno. No te quiero solo para esta vida, no quiero que nuestro amor se reduzca a cien años, planeo amarte toda una eternidad—murmuró —. Así que esta noche, con las estrellas y la luna de testigos, quiero hacerte la pregunta que he anhelado hacer desde que te conozco... Keylani Kim Rossi ¿Me harías el honor de pasar el resto de mi eternidad a tu lado?
—Sí, quiero pasar el resto de mi eternidad a tu lado—murmuré.
Me lancé a sus brazos, sabiendo que él me sostendría sin importar nada. No me importaba lanzarme al vacío porque estaba segura de que el me estaría esperando para tomarme en brazos y mantenerme segura en un mar tormentoso que estaba empeñado en jodernos la existencia, Conall era eso, Conall me sostendría sin importar que él mundo se fuese en picada.
—Te amo, muñequita, en esta y mil vidas más.
Sonreí como una pequeña niña, aferrándome a su abrazo.
Tomó mis labios en un beso demandante, mostrándome todo el amor que me tenía, todo lo que siempre había anhelado tener lo tenía con él, amor, entrega y deseo. Todo, absolutamente todo lo que siempre había deseado lo tenía con él.
Me llevó hasta lo que parecía ser una hermosa tienda de estilo Belle tents, estaba iluminada por luces y era claro que ese hombre lo habia planeado desde días atrás, no importaba si yo me le declaraba antes o no, él ya lo tenía planeado.
Nos entregamos al placer, disfrutando de la danza y música de nuestros cuerpos, nisiquiera era completamente consciente de que estábamos en una isla desierta porque se sentía como estar en mi hogar, él era mi hogar, mi lugar seguro y donde quería permanecer hasta que mi alma dejara de existir.
Estaba completamente perdida en las endorfinas, sintiendo que mi cuerpo navegaba en las profundas aguas del placer que mi hombre me otorgaba, estaba en ese extraño lugar que él me habia dicho se llamaba subespacio. No sentía miedo, no sentía temor, él me cuidaba incluso cuando me desarmaba de esa forma.
—¿Cuándo? —susurró sobre mi oído, regresándome un poco a la normalidad
—¿Cuándo qué? —gemí, sintiendo como embestía mi interior con frenesí.
—Una fecha para nuestra boda, amor—murmuró.
—¿Me estas pidiendo una fecha para nuestra boda mientras me follas?
—Mientras te hago el amor—murmuró con una sonrisa—. Dime una fecha—ordenó.
Dejó de mover sus caderas en contra de mí, dejándome completamente frustrada y con ganas de asesinar a mi prometido.
—¡Conall! —grité.
—Puedo hacer esto toda la noche, mi amor—murmuró moviendo sus caderas contra mi—. Llevarte al límite sin dejar que te corras hasta que me des una fecha.
Sus caderas comenzaron a moverse con mayor frenesí contra mí y los gemidos que soltaba eran realmente ensordecedores, queria liberarme, pero cuando tocaba el clímax con mis dedos, Conall paraba, torturándome por una maldita fecha.
—¡Conall, podemos hablar después! —chillé.
—Después te vas a ir a una misión y no te veré hasta dentro de dos semanas—murmuró como un niño de dos años haciendo berrinche.
—Joder—gruñí —. ¿Y me castigas no dándome orgasmos?
—Sabes que tengo mejores castigos, pero quiero que lo digas sin estar en el subespacio.
Sus caderas empujaron hasta la empuñadura, haciéndome soltar un alarido de placer al sentirlo completamente en mi interior, partiéndome a la mitad, haciéndome perder la cordura y logrando que mi mente se convirtiera en una papilla.
—C...Conall—supliqué.
—Una fecha, amor—susurró, dando una embestida lenta pero salvaje—. Solo una fecha.
—¡Cuando tú quieras! —grité, presa de las endorfinas y el deseo.
—No, amor—gruñó—. Esa no fue una respuesta correcta, solo dime Keylani ¿Cuándo quieres que nos casemos?
—¿No puedes pedir esa respuesta como cualquier persona normal? —gruñí, sintiendo que mi cuerpo era azotado por cientos de temblores que me volvían presa de él.
—Una fecha—ordenó, saliéndose de mi interior.
Moví mis caderas, buscando volver a sentirlo, pero él se negaba a volverse a meter en mí, la frustración y el deseo me cegaban, nisiquiera estaba segura de lo legal que era presionar a alguien para una fecha de boda, pero lo nuestro nunca habia sido tradicional y por supuesto que la decisión del día más importante de nuestras vidas tampoco lo sería.
—J...Joder—gemí.
Mi cuerpo era azotado por el deseo, mi cabeza era una papilla y mi cuerpo rogaba por mi hombre, no era miedo lo que sentía, en realidad yo queria que nuestra boda fuese lo más pronto posible. Lo miré a los ojos, esa tormenta endemoniada me miraba esperando la respuesta que buscaba, no me daría lo que queria.
—Una fecha, amor—murmuró —. Elije una fecha, Keylani y te daré tantos orgasmos que vas a recordarme hasta que vuelvas a mis brazos.
—Conall—chillé.
Se metió de un solo golpe en mi interior y justo cuando creí que iba a bombear, se detuvo completamente en mi interior.
—Una fecha, nena, solo una fecha y te dejaré que acabes.
<<¡Hijo de la gran muralla! Debería vetarte de sexo el resto de tu vida!>>
—¡Navidad! —grité la primera fecha que se me vino a la mente, deseando seguir siendo penetrada por mi hombre.
—Me gusta, en un mes serás mi esposa—murmuró.
La embestidas se volvieron salvajes y carnales, mis gritos llenaban nuestra habitación junto con el delicioso sonido de nuestra piel chocando en la oscuridad de la noche. Lágrimas de placer brotaban de mis ojos y realmente lo único que deseaba era seguir perdiéndome en él y su toque, me importaba una mierda que tuviera un vuelo en menos de dos horas, lo queria solo a él, ya tendría tiempo de dormir.
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¿Qué les pareció este capítulo?
¿Qué creen que ocurra?
¡Se nos casan y ya hay fecha! ¿Qué creen que ocurra? ¿Podrán tener una boda de ensueño?
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