Capítulo 76.

Doy gracias por ti.

"A menudo damos por hecho las cosas que más merecen nuestra gratitud. "~ Cynthia Ozick.


Gracias.

Esa pequeña palabra que muchas veces se le olvida al ser humano que es sustancial para poder permanecer en paz con todo el universo, no importa en la deidad que creamos, no importa si creemos en Dios, Buda o el universo, darle las gracias por lo que tenemos y lo que vivimos día a día es algo importante para poder permanecer tranquilos.

Dar las gracias es un hábito que nuestros padres nos enseñan cuando apenas comenzamos a hablar, siempre nos dicen que debemos agradecer cuando nos dan algo o cuando recibimos algo, incluso que debemos dar las gracias por lo que tenemos día y noche, quizás antes de acostarnos debemos agradecer por haber tenido un mal día incluso o antes de levantarnos, agradecer porque podemos tener una nueva oportunidad de vivir.

Dar las gracias se convierte en un hábito que muchas veces damos por sentado y olvidamos que debemos hacerlo cada instante de nuestra vida, en las escuelas también nos enseñan en lo importante que es agradecer todo el tiempo, incluso le ponen el bonito nombre de Palabras mágicas, refiriéndose al Por favor y gracias.

El por favor también es otro habito que siempre escuchamos y que pocas veces llevamos a cabo, esas dos pequeñas palabras son capaces de doblar rodillas para suplicar por algo, quizás por nuestra vida o para pedir un milagro a la deidad en la que creemos ¿Cuántas veces no hemos escuchado "Por favor, Dios, eso no"? quizás siempre lo usamos en los momentos que necesitamos recibir una gracia, pero cuando dejamos de hacer común nuestras súplicas y nuestras gracias, parece que dejan de ser escuchadas por cualquier deidad que esté sobre nosotros.

Nunca había sido muy religiosa, pero creía en Dios, ese ser supremo que siempre me había acompañado, incluso en los momentos de mayor dolor y donde me sentía completamente abandonada, esos momentos en donde perdía el sentido a mi vida y lo único que quedaba estable era el creer en que alguien supremo estaba vigilándome, quizás dándome un castigo por mis pecados.

Mi madre siempre me habia dicho que no hay ser que no cometa pecados en el mundo, quizás algunos cometen algunos que no tienen mayor relevancia, Pero otros comenten pecados atroces, criminales que manchan sus manos de sangre por simple placer, que causan daño por el simple hecho de querer sentir la adrenalina de hacer el mal o arruinar momentos mágicos, personas que tienen la maldad en su corazón y que queda fuera de las manos del justo controlar eso.

Recordaba la primera vez que alguien perdió la vida en mis manos, habia pedido tantas veces perdón a dios por haberlo hecho que me habia quedado sin lágrimas, me sentía culpable y una criminal, sentía que no merecía tener una vida para arrebatar la vida de otros. Sin embargo, cuando comprendí la razón por la que habia jalado ese gatillo, supe que aunque mis manos se habían manchado de sangre, habia exhumado mi culpa al salvar a un bebé en manos de un pedófilo.

"Para obtener, debes sacrificar"

Eso era lo que me repetía una y otra vez, cada que mis manos acababan con la vida de alguien, no se volvió algo común, porque eso me convertiría en una psicópata, pero ya no sentía esa culpa cada que le arrebataba la vida a un criminal.

El perdón. Eso era lo que me había dado a mí misma, me perdonaba y sabía que cualquier ser superior que mirara mis actos, me perdonaba, quizás no me correspondía decidir quien vivía y quien moría, pero cada una de las personas que habían muerto en mis manos eran criminales que habían cometido actos atroces.

Quizás eso era lo que necesitaba, perdonarme por no poder tener hijos, dar las gracias por tener una maravillosa familia y un hombre perfecto a mi lado y también, suplicarle al cielo un milagro, pedirle por favor a Dios que me permitiera formar una verdadera familia con el hombre que amaba.

Los besos de Conall siempre reparaban mi alma, él era capaz de volverme pedazos, presionando mis límites para quebrarme y hacerme entender lo que él veía desde afuera de mí misma. Sin embargo, él era el único que podía reconstruirme; no , él no me reconstruía, él recogía mis pedacitos rotos y después me empujaba para que yo misma me reconstruyera y me diera cuenta de la mujer que era.

—¿Ves el sol? Cada atardecer se oculta en el horizonte, oculta su luz, sin embargo, cada mañana se levanta con mayor fuerza y da tanta luz que es capaz de iluminar todo un hemisferio—murmuró, besando mis labios por milésima vez.

—No soy el sol, no puedo apagarme y volver a brillar...

—El sol no se apaga, amor, solo se oculta por un corto tiempo y vuelve para demostrar quién es el que manda en todo el sistema solar—aseguró—. Así eres tú, puedes ocultarte por un periodo de tiempo para sanar, siempre y cuando te levantes y termines con todo lo que te ata y yo seré como la luna, te necesito para tener vida. Pero si te llegas a apagar, ahí la cosa va a cambiar, me convertiré en una supernova que acabara con todo a su paso hasta que vuelva a ver tu luz brillar.

Después de sellar todo lo que habíamos dicho con un hermoso beso en el atardecer, entregándonos todo sin palabras frente al ocaso; entramos a la casa de mis padres, donde mis tíos y todos nuestros amigos se encontraban realmente escandalosos.

Como siempre, Kennett discutía con Berto sobre alguna tontería de política, Charly y Mike peleaban por saber quién era el hermano favorito de mi madre aunque ambos eran conscientes de que mi madre los queria por igual, mi padre discutía con Avery sobre alguno de recuerdos de adolescencia.

Mi abuela charlaba animadamente con la señora Harrison, ambas parecían haber encajado perfectamente bien. Mi madre charlaba con Isabella y Lizbeth sobre alguno de sus productos de la Decisión Kim, mis hermanos discutían con Giancarlo, Álex y Jerry sobre alguna tontería de los juegos de mesa que habían esparcido en uno de los laterales de la gran sala de estar.

Jacob trataba de mantener una conversación con Archie y Julia, sin embargo, parecía atosigado por mi mejor amiga que cargaba una hermosa barriguita de siete meses. Estaba feliz por ella, aunque a veces sus cambios de humor eran irritantes, estaba cumpliendo un sueño que habíamos tenido desde niñas, donde un hombre amoroso fuese su esposo y formara una hermosa familia con él.

Niall jugaba con la hija de Archie y Julia, a pesar de que era una niña más pequeña, parecía entender perfectamente lo que Niall le decía. Era increíble como nuestra familia habia crecido y parecía querer seguir creciendo, una nueva oleada de nostalgia me atrapo y sin querer llevé mis manos a mi vientre, pero antes de que pudiera volver a encerrarme en mis pensamientos, Conall tomó mi mano y nos llevó hacía la cocina, donde Katy y Lucy preparaban la cena, ellas también eran parte de la familia, pero amaban cocinar y mi madre las dejaba.

Conall me ayudó a distraer la mente, juntos servimos los platos y jugueteamos mientras Katy nos platicaba las aventuras de sus hijos.

Después de la cena, cada uno volvió a lo que estaba, yo me senté en uno de los sillones, observando a los dos bebés que jugaban a mis pies con varios juguetes que mis padres le habían comprado a Niall. Conall charlaba con mi padre y mis hermanos sobre alguno de los últimos partidos de futbol, mientras bebían whisky.

—Parece la familia Montaner—murmuró Nick, soltando una risa.

Nick se sentó a mi lado, dejando un trago frente a mí.

—¿Montaner? ¿Y tú quién eres?

—Seguramente el recién llegado que no sabe cómo mierda encajar—aseguró—. Y el que tiene miedo de que le obliguen a hacer un extraño ritual para pertenecer a la familia, antes era distinto, estaba contigo, pero ahora soy alguien extra.

—Todos te aman—murmuré—. Te agradecen que hayas estado para mi incluso cuando estaba sola.

—Sé lo que es estar solo, cuando te conocí y vi la tristeza en tu mirada, supe que de alguna forma debía cuidarte, creo que lo hacía para enmendar mis errores del pasado, al no haber cuidado a Mik.

—Ahora puedes cuidarla—murmuré.

—Y tú estás con los tuyos y estoy seguro de que son algo así como los Montaner combinados con los Rossi de la antigua Cosa Nostra.

—Que mi madre no te escuche relacionar nuestro apellido con la Cosa Nostra, te hecha de la familia.

Nick soltó una carcajada, extendiendo el vaso que habia servido con dos dedos de Whisky, el olor a alcohol no me agradaba, no tenía ganas de beberlo por algún motivo, seguramente se debía a que mis pensamientos eran demasiado bulliciosos.

—No tengo ganas de beber—murmuré.

—¿A no? Algo en especial

—No me apetece—aseguré—. Puedes tomar dos.

—Mik me mata si se entera que bebi más de tres tragos—murmuró—. Estas demasiado seria, tú eres la que normalmente no se queda callada en ningún momento ¿Qué te ocurre?

—Pienso—murmuré—. Mi cabeza es un completo lío enmarañado... ya sabes, hay veces que mi cerebro es el que no se calla.

—¿Ocurrió algo con Conall? Sigue en pie cortarle las bolas si llega a hacerte llorar.

—No—murmuré riendo—. Es algo más interno, más mío...

—¿Y qué es eso?

—Miedo—murmuré.

—¿Miedo? —preguntó con una ceja enarcada—. Tienes la misma mirada que cuando te conocí, una mirada vacía y triste, algo te está carcomiendo por dentro y tú sabes lo que es, así que dilo o estoy seguro de que Conall hará que se lo digas.

— ¿Puedo confesarte algo? —pregunté.

—Sabes que nisiquiera es necesario preguntar, enana—murmuró—. ¿Qué es?

—Tengo miedo a que Conall encuentre a alguien que si pueda darle una familia, alguien que no esté defectuosa como yo, una no adicta...

—Es lo más estúpido que te he escuchado decir desde que te conozco y vaya que dices demasiadas estupideces cuando estas ebria—aseguró —. No estoy quitándole importancia a tu sentir o a tu inseguridad, todos hemos sentido ese tipo de inseguridades en la vida. Pero estoy seguro, de que ese hombre que esta por allá, no solo no le importa si eres "defectuosa" como tú lo llamas, él te ama de una forma enloquecida, ese hombre está dispuesto a matar a cada ser sobre la tierra por ti y hasta bajar al infierno para volverlo hielo o subir al cielo para convertirlo en fuego. Él te ama, Keyli, no importa si eres defectuosa o si no puedes tener bebés y sobre lo de adicta ¿Conoces a alguien que haya sobrevivido a una adicción como la que te fue provocada?

—Mi estudio...

—Sin tu estudio, alguien que haya salido de una adicción como la tuya por si sola—murmuró.

Negué, las únicas personas que habia conocido en el CTRATA habían muerto a las pocas semanas de iniciar con el tratamiento, incluso con adicciones que no eran ni la mitad del grado que yo tenía.

—Yo tampoco—murmuró—. Fuiste tan valiente y fuerte que sobreviviste a una adicción que pudo haberte matado, atravesaste un infierno en rehabilitación y no solo eso, tienes que vivir con las secuelas de ello ¿Eso te hace "defectuosa"?

—No—murmuré—. Pero, puede que encuentre a alguien sana, alguien que no sea berrinchuda y que...

—Keyli—gruñó—. Ese hombre esta loquito por ti, es físicamente imposible, pero juro que cuando te ve parece que sus pupilas se convierten en corazones. Nunca he escuchado a nadie hablar de otra persona como él lo hace de ti, está totalmente dispuesto a crear una maldita guerra si es necesario y a volver cenizas el puto universo. Te ama, eres la luz de su vida y estoy seguro de que ni porque tuviera mil mujeres a su alrededor las miraría. No eres defectuosa, Key y estoy seguro de que él piensa lo mismo.

—Lo dices porque eres mi amigo, no sabes si él...

—Eres más terca que una jodida mula—gruñó—. Keylani, ese hombre te ama más que a su existencia, a ese hombre le vale una mierda si tiene que quemar todo el mundo para verte feliz, ese hombre es capaz de apagar la luz de todos si la suya se apaga y ¿Sabes cuál es su luz? Tú, pequeña terca, tú eres su luz.

Lo miré por un par de segundos, sabía lo que Conall haría por mí, sabia el amor que me tenía y el amor que yo le tenía, sabía que ambos estábamos dispuestos a quemar el universo entero, pero no podía hacérselo entender a mi estúpido corazón que se ocultaba como una niña llorosa en el fondo de mi ser.

—Gracias, Nick—murmuré.

Nick me miró sin entender, nisiquiera yo me entendía o entendía lo que mi cabeza estaba planeando, pero Quién no arriesga no gana ¿Cierto? Sus palabras de cierta manera me habían hecho ver algo que mi corazón parecía negado a ver, Conall me amaba tanto como yo lo hacía, estaba dispuesto a volver cenizas el maldito mundo y a descender al infierno si era necesario. No debía tener miedo, él no era John y no era Arniel, él había sacrificado su felicidad cuando nos habíamos conocido para poder protegerme, si eso no era amor, no tenía mi la mínima idea de lo que era.

—Me da miedo cuando sonríes de esa manera, siempre significa que estas tramando algo—murmuró Nick.

—Lo hago—aseguré.

—¿Debo advertirle a Conall que guarde todos los cuchillos?

—Quizás—murmuré con una sonrisa divertida.

Nick me miró con terror, pero no hizo nada. Me prestó atención mientras me levantaba del cómodo sofá y cargaba a Niall y Keyla en mis brazos, ambos niños se aferraron a mí, soltando pequeñas risas cómplices.

—Mami—murmuró Niall —. ¿Dónde vamos?

—Vamos a preparar una sorpresa para papá y los abuelos ¿Sí? Pero es un secreto.

—¡Si! —chilló y luego cubrió su boquita con ambas manos —. ¿Qué hacemos? —susurró.

—Dile a la abuela si puedes cortar flores de su jardín.

—¡Si!

Me acerqué a mi madre, quien sin dudarlo un segundo, se apresuró a tomar a Niall en brazos, prestándole la atención que solo una verdadera abuela presta a su nieto, Niall parecía haber heredado mis dotes actorales, puso su mejor carita de niño bueno e incluso hizo ojos de cachorro.

—¿Qué haces, mi niño?

—Belita—murmuró haciendo un puchero, colocando uno de sus deditos debajo de su barbilla—. ¿Puelo coltal floles?

—¿Quieres cortar flores? —preguntó mi mamá extrañada —. ¿Por qué quieres cortar flores?

—¿No le dices a mamá? —preguntó Niall y realmente me sorprendió la habilidad que tenía, mi madre negó—. Quiero dale floles a mamá.

—Entonces te acompaño...

—¡No! Mamá me va a llevar y le diré que son flores para ti—murmuró Niall como todo un maestro de la actuación, en definitiva si ese niño no se convertía en soldado me aseguraría que fuera el próximo Brad Pitt —. ¿Si me lejas coltal floles?

—Si, peque, las flores volverán a crecer—aseguró mi madre con una pequeña sonrisa—. Dile a mamá que te llevé.

—¡Sí! —chilló Niall, extendiendo sus manitas para volver a mis brazos.

Después de pedirle permiso a Julia y Archie de llevar a su pequeño torbellino con nosotros, salimos del castillo. Me las arreglé para escurrirme de Conall y evitar que me siguiera mientras planeaba la más improvisada sorpresa en la historia, nisiquiera yo tenía un plan y en esos momentos era cuando me daba cuenta de lo que Conall era capaz de hacerme.

Niall ni siquiera dudo en ayudarme a planear la sorpresa, Denis se acercó a nosotros cuando comenzamos a cortar las flores de mi madre, seguramente me jalaría las orejas por cortar sus hermosos tulipanes, Lisianthus, peonias y cientos de rosas. Pero estaba segura de que el enojo se le pasaría pronto.

La pequeña niña quito los pétalos de varias rosas, Niall junto con Denis se encargaron de arreglar mi sorpresa y yo encendí las luces que colgaban de manera permanente en el pasadizo y solo eran encendidas en ocasiones especiales.

<<Esta es una ocasión especial>>

En cuanto comencé a colocar las letras que queria con los pétalos, sentí la presencia de alguien, creyendo que mi sorpresa se habia arruinado me giré resignada, sin embargo, solo se encontraban mis hermanos con el rostro cargado de confusión.

—Desde el primer momento en el que te desapareciste, supimos que algo estabas tramando, el instinto Kim sigue funcionando, princesita—murmuró Hunt.

— Y creímos que esto serviría—murmuró Gian, señalando una de las botellas de Champagne que mi padre cuidaba con su vida—. Seguro no le importara abrirla en una ocasión tan especial.

—¡Chicos!

—Somos los torbellinos Kim, Key—murmuró Hunt—. No íbamos a dejar a nuestra valiente hermanita sola y trajimos algo extra, quizás te sea útil considerando lo que has escrito con pétalos de peonias y rosas.

Solté un pequeño gemido ahogado al ver el interior de la cajita, no estaba segura de como diablos lo habían conseguido, pero estaba segura de que Arisbette Rossi de Kim tenía algo que ver, esa mujer era capaz de leer los pensamientos de los demás si se trataba de un gesto romántico.

—¿Es mucho?

—Es lo más romántico que ha hecho tu oscuro corazón—se burló Gian—. Anda, comenzaran a sospechar si no aparecemos pronto, dinos cual es el plan y nosotros te seguimos.

Les conté todo mi plan y una breve reseña del motivo. Ambos aceptaron sin siquiera dudarlo, sabía que mis hermanos me apoyarían aunque mi idea fuese la más loca del planeta, ellos eran los hermanos que estaban dispuestos a recibir regaños o balas por mí. Quizás era cuestión de genética, pero los tres teníamos el mismo grado de locura.

Cuando por fin terminamos mi improvisada sorpresa, sentía que mi corazón latía con demasiado frenesí, mis pensamientos iban más rápidos que un auto de fórmula uno, pero por primera vez estaba completamente segura y sin una sola duda o inseguridad de lo que queria. No habia miedos o temores, solo quería que las estrellas se alinearan a mi favor y todo resultara como lo tenía planeado, no importaba nada, solo queria que fuera un momento perfecto, necesitaba que lo fuera.

—Señorita—murmuró Denis acercándose a mi—. Si debo de decirle algo, creo que esto está a la altura del amor de sus padres—aseguró.

—¿Sí?

—Bueno, solo le faltan tres más—murmuró guiñando un ojo.

Solté una pequeña risa.

Escuché el bullicio de todos al acercarse, mis hermanos habían regresado al interior de la casa para llamarle a todos. Sentí que mi corazón latía frenéticamente sin poder ser controlado, me imaginaba cientos de escenarios pero nunca ese, mis manos temblaban por la emoción contenida y sentía que mi respiración estaba completamente acelerada. Niall y Keyla jugaban con algunos pétalos de rosa que habíamos dejado lejos de la sorpresa principal.

—¿Por qué debíamos venir aquí, hija? —preguntó mi padre con una ceja arqueada.

—¡Hunter! —regañó mi madre, dándole un pisotón al imponente ministro Kim—. Adelante, mi amor.

—¿Qué estas tramando, muñequita? —preguntó Conall.

Se acercó a mí con delicadeza, como si temiera que fuera a asustarme por un movimiento brusco. No era un gatito asustadizo, pero cuando me sentía vulnerable lo era y él lo sabía, esa era otra de las cosas que más amaba de él, sabía leerme incluso cuando ni yo misma era capaz de descifrar mis emociones.

—Nada—murmuré con inocencia—. Sólo queria tomar un poco de aire fresco.

—¿Aire fresco? Es la escusa más vieja, amor—murmuró riendo—. Y tus hermanos dijeron que querías que viéramos la lluvia de estrellas y no veo ni una sola estrella cayendo, debieron ponerse de acuerdo en su mentira.

—Odio que seas un agente—gruñí.

—Amas que sea un agente—aseguró con una sonrisa curvando sus labios—. Aunque lo niegues sabes que amas que sea un agente y pueda leerte. Ahora mismo sé que algo te esta emocionando demasiado, pero por el temblor que hay en tu hermosas manitas estoy seguro de que estas muy nerviosa. Quizás tiene que ver con que mi hijo cortó todas las flores del jardín de tu mamá, pero algo me dice que tiene que ver con algo más. ¿Qué es?

—Dios, no llevas ni dos minutos ¿Tan transparente soy?

—No—murmuró—. En realidad eres la persona más difícil de leer, pero te conozco tan bien que sé todo de ti, cada una de tus reacciones son diferentes. No presionare, pero todos tenemos la misma duda...

Sonreí, no tenía la mínima idea de cómo empezaría a decir todo lo que queria, como podía decir todo lo que mi corazón queria expresar o que podría pasar con mi vida después de la decisión que estaba tomando.

<<Bueno, su relación ha sido de improvisar todo, una más no tiene relevancia ¿Cierto?>>

—Yo—murmuré llamando la atención de todos, solté un suspiro, tratando de controlar mis emociones para continuar con mi improvisado discurso—. Estamos celebrando día de acción de gracias, una tradición que no teníamos, pero que ustedes hicieron nuestra cuando creyeron que yo habia muerto... sé que para todos es difícil recordar ese momento, estamos todos reunidos, no falta nadie, así que... demos gracias por lo que tenemos, somos y seremos... una familia.

No era mi discurso más emotivo, pero queria comenzar por algo.

—Doy gracias por estar todos reunidos, porque después dos años donde sentíamos que nuestra vida había perdido la luz, por fin estas con nosotros—murmuró Lui, con su marcado acento italiano.

—Doy gracias por esta hermosa familia, porque a pesar de que la sangre no es compartida, el amor sí que lo es—continuó Avery—. Doy gracias por que la luz de la vida de todos está de regreso.

Todos mis tíos comenzaron a dar pequeñas gracias, mientras todos mirábamos el cielo en ese pequeño espacio que simulaba ser una terraza cercana a la playa, el cielo estaba completamente despejado y las estrellas brillaban sobre nuestras cabezas. Mis amigos continuaron con palabras que sacaban más de una lagrima.

Nick dio gracias por reencontrar al amor de su vida, Mik por haber regresado a los brazos del hombre que tanto amaba. Archie por su hermosa familia que pronto pensaban expandir, Jerry y Álex dieron gracias por poder amarse en una familia que no los juzgaba, Giancarlo mi primo dio gracias por seguir soltero y vivir la vida loca; Hunt dio gracias por tenerme de regreso y dio gracias por saber lo que significaba amar, América dio gracias por tener vida, aunque podía notar perfectamente que miraba con disimulo a mi Hunt, sabía que ellos habían tenido una pequeña relación que habia terminado por razones desconocidas para mí. Lizeth tomó la mano de Giandrick, sorprendiéndonos a todos, pero mi hermano no parecía alterado, en realidad parecía haberse relajado completamente. Juntos dieron gracias porque el destino habia decidido darles un golpe en la cabeza para que ambos se amaran.

Kennett dio gracias por haber recuperado a su hijo y la señora Harrison agradeció por haber encontrado una verdadera familia.

Jacob y Marlen dieron gracias por su bebé, por su amor y todo lo que los rodeaba. Todos parecían realmente tranquilos al dar gracias a cualquier ente que estuviera sobre nosotros. Dibujaban sonrisas y estrechaban lazos con todos, hasta que llegó el momento de mis padres, lo que habia unido al principio toda nuestra familia.

—Esta noche, es una noche muy importante para todos nosotros, iniciamos esta tradición hace dos años cuando a ninguno nos calentaba ni el sol, creyendo que habíamos perdido a la mujer que siempre tiene una sonrisa para dar y un abrazó para consolar—comenzó mi madre—. Doy gracias al cielo porque hace un año, todos estábamos suplicando un milagro a Dios y hoy ese milagro esta frente a nosotros. Doy gracias por mi familia, la familia que nosotros elegimos formar y que se ha vuelto tan fuerte que creo que ni el ejército que dirigimos podría contra nosotros, somos una familia fuerte, honorable y amorosa. Doy gracias por el maravilloso hombre con el que comparto mi vida, por los tres torbellinos que tengo por hijos y por mi pequeño nieto que no es de mi sangre pero lo quiero como si lo fuera. Y gracias por tener a mi hija de regreso.

Sonreí tratando de aguantar las lágrimas.

—Hace un año todos estábamos allá adentro, tratando de no llorar, tratábamos de encontrar una luz en el camino y queríamos que un milagro sucediera, todos lo queríamos porque sentíamos que nuestra vida habia dejado de tener sentido—comenzó mi papá —. Gracias por todo lo que tengo en mi vida, gracias por haber puesto en mi camino a una mujer tan hermosa a la que puedo llamar mi esposa, por tener una gran familia que nos apoyó incluso cuando el mundo nos abandonó, una gran familia que parece ser toda una mafia, porque como ya lo dijo mi esposa estoy seguro de ni todos los ejércitos serían suficientes para acabar con nosotros. Gracias a Isabella por siempre ser mi pilar como mi hermana y a mis cuñados que siempre han estado cuando queria darle una sorpresa a mi reina, gracias a todos lo que han estado siempre aquí y doy gracias al cielo por ustedes. Pero sobre todo esta noche quiero agradecer al cielo por haberme regresado a mi pequeña florecita, a la niña de mis ojos y la pequeña revoltosa—murmuró señalándome con una sonrisa.

Solté un suspiro.

—Doy gracias por estar aquí—murmuré—. Nick es testigo que no había noche en la que no llorara cuando estaba lejos de ustedes, o en la que me despertará sintiendo que era una pesadilla pero era mi vida real y yo soy testigo de que no había noche en la que no le suplicara a Dios, sin creer en él, que me regresará al lado de las personas que amaba y por las que fui capaz de sacrificar mi felicidad y mi vida entera, estaba enojada con él y con la vida por haberme obligado a separarme de ustedes, la familia Montaner como bromeó Nick—murmuré y todos soltaron una pequeña risa—. Creí que me había deshecho de uno de los mayores problemas que tenía, el miedo, pero ahora tengo miedo porque no sé lo que nos pueda deparar el futuro y aunque no estamos en una guerra nuestras vidas en la milicia significan que siempre estaremos en una y si le soy sincera tengo miedo de no llegar un día a ser demasiado rápida para salvarlos. Sin embargo, esta noche no es para ponerme a llorar frente a todos ustedes, es para darle gracias a cualquier persona o ser que esté más arriba de nosotros, por haberme permitido regresar a mi hogar, por poder volver a abrazar a mi madre a mi padre a mis amigos y familia, por este pequeño enano que siempre es igual de revoltoso que yo cuando era una niña—murmuré cargando a Niall—. Pero, también quiero dar gracias por el hombre que tengo a mi lado, un hombre que siempre está dispuesto a volver cenizas el mundo por mí y que no me habia dado cuenta hasta hoy.

Conall frunció el ceño, siempre me lo repetía pero por algún motivo nunca lo había aceptado porque creía que era una simple frase sin un sentido más profundo.

—Amor—murmuró.

—¿Por qué no nos llevas a la sorpresa? —pregunté a Niall, ignorando el latir de mi corazón que parecía un elefante corriendo a toda velocidad.

—¡Si, mami! —chilló Niall y lo baje.

Todos comenzaron a seguirlo obedientemente sin decir una palabra, quizás no era la mejor sorpresa y era totalmente improvisada ¿Pero quién diablos determina que es y que no es una buena sorpresa? Eso iba desde el fondo de mi corazón y nadie podía juzgarme.

—¿Qué planeas? —murmuró Conall cuando nos acercamos al telón que Denis y mis hermanos habían colocado.

—En realidad debo confesarles que esta sorpresa es totalmente improvisada y seguramente mi mamá me querrá asesinar por haber cortado cada una de las flores de su jardín, pero creo que no podía esperar más para esto, no puedo esperar más para dejar de tener estos miedos que me consumen—me deslicé detrás de la cortina y tomé la cajita que habia preparado. Le hice una seña a Denis y las exclamaciones de sorpresa no se hicieron esperar al ver las palabras escritas—. Saben que nunca he sido una mujer que espera a que den el primer paso, aunque él me lo pidió en la intimidad yo quiero pedírselo frente a todas las personas por las que agradezco esta noche.

—Muñequita—susurró Conall, pude leer sus labrios y un brillo en su mirada.

—Conall Harrison—murmuré —. Cuando llegaste a mi vida fuiste un completo torbellino, desestabilizaste cada una de mis creencias y me hiciste romper más reglas de las que había roto en toda mi vida, te deslizaste bajo mi piel y te metiste en mi corazón, me hiciste saber que el amor puede ser delicado y lleno de amor, pero de la misma manera puede ser intenso y pasional. Me enseñaste que el amor es recíproco y que si no recibía ese amor de parte de alguien debía alejarme—murmuré colocando una rodilla en el suelo, quizás eso no se veía muy a menudo—. No tengo miedo de arrodillarme frente a ti, porque sé que tú me cuidas incluso cuando me encuentro así de vulnerable—dije, no solo refiriéndome al momento, sino a todas esas veces que me ponía de rodillas en nuestra habitación—. Estoy perdidamente enamorada de ti, mi corazón encontró su lugar seguro a tu lado y estoy completamente firme en mi decisión...

—Amor...

—Conall Harrison—murmuré—. ¿Quieres pasar el resto de tu vida a mi lado y ser mi pilar como lo has sido hasta ahora?

Conall me miró y pude ver que sus manos temblaban.

—No—murmuró y sentí que mi sonrisa se borraba, pero antes de que pudiera decir algo, me tomó en brazos y me puso de pie—. No solo quiero pasar el resto de mi vida a tu lado, quiero hacerlo por toda la eternidad—aseguró.

Quería saltar a sus brazos, pero no me dejó hacerlo, porque antes de que lo volviera a pensar, él fue el que se hinco frente a mí.

—Eres la mujer que más se enreda mis sentimientos, la que es capaz de destruirme pero a la vez de reconstruirme en un solo momento, un te amo no es suficiente para decirte todo lo que siento por ti, y como te lo dije, creo que lo que mejor expresa es que volvería el cielo un infierno y congelaría al infierno si eso te hiciera feliz. Te me adelantaste, porque esta noche pensaba decirte que no planeó posponer más la boda, porque quiero unir mi vida a ti en cuanto sea posible—murmuró con sus ojos brillantes, expresando exactamente lo que yo quería decir también—. Así que Keylani Kim Rossi, ¿aceptas a este idiota enamorado para el resto de tu vida?

Solté un gritó de emoción al ver un hermoso anillo en la palma de su mano.

—Conall—susurré.

Ya tenía un hermoso anillo en mi dedo, pero ese era como de la promesa de que en algún momento podríamos casarnos, el que me estaba dando en ese preciso instante era la promesa de que ese día estaba más cerca.

—Te mentí—murmuró—. No pienso pasar 2 o 3 años más, porque quiero gritarle al mundo que eres mi esposa y sobre todo decirle a mi universo qué es lo más importante para mí y que no tengo ojos para nadie más.

—¿Tu universo? —pregunte.

—Tú eres mi universo—murmuró con una sonrisa—. ¿Aceptas?

—Sí, Conall... Acepto—susurré.

Conall se levantó y me cargó en brazos, seguramente esa propuesta no era la más ortodoxa o tradicional, ni siquiera estaba segura de que una mujer pidiendo matrimonio estuviese en las leyes, pero ya había roto demasiadas leyes del amor y de la vida, otra más para unir mi vida con la del amor de mi existencia no era un gran pecado.

Rodeé mis piernas en su cintura mientras él me cargaba, como si nuestros labios fuesen dos magnetos, nos unimos en un beso que recalcó todo lo que habíamos dicho en nuestras propuestas de matrimonio, por primera vez quería que los cuentos de hadas realmente existieran y después de una mágica boda, ambos pudiéramos tener una vida totalmente tranquila y en paz.

Parecía que la vida se estaba alineando a mi favor, como si las estrellas por fin hubiesen coincidido y decidieran darme un respiro a la alegría y a La Paz que podría vivir eternamente, amaba Conall incluso más que a mi propia vida y mi felicidad, quizás sonaba demasiado cursi, pero él era mi vida y el motivo de mi alegría, desde el primer momento en que había cruzado su mirada con la mía ambos habíamos sentido la misma descarga eléctrica que era la unión de nuestras almas para toda la eternidad, sólo nos quedaba unirnos en el amor.

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¿Qué les pareció este capítulo?

¡Se nos casan!

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