Capítulo 69.
Equipo Keynall.
"Hay amores tan bellos que justifican todas las locuras que hacen cometer". ~ Plutarco.
La vida muchas veces nos ponen dilemas que no podemos comprender, en donde ciertamente perdemos todo el hilo de lo que ocurre y sentimos que nuestra vida deja de tener sentido, descubrimos cosas que siempre habíamos creído que eran algo diferente, pero por suerte o alguna coincidencia del destino, existen otros momentos que vienen después de la tormenta que nos hacen darnos cuenta de lo bello que es la vida y que sin importar nada, el amor qué se siente por otra persona es lo más grande que puede existir.
Toda mi vida me había preocupado encajar en un lugar y poder tener algo en donde yo me sintiera parte de ello, un lugar en el que pudiera ser yo sin tener miedo de absolutamente nada, donde pudiera ser yo y fuese aceptada de formas hermosas donde no les importará quién fuera o cuál fuese mi pasado. Sin saberlo había estado toda mi vida en un lugar así, mi ejército y mi familia.
Ahí no tenía que fingir ser algo que no era, podía ser una verdadera psicópata y a nadie le importaba si mataba un par de asesinos, pedófilos o mafiosos, realmente no les importaba si yo era una perra fría o si me valía un cacahuate terminar con toda una organización mafiosa, ellos estaban dispuestos a ayudarme, acompañarme e incluso brindarme las armas necesarias para acabar con todas aquellas personas que querían dañar al bienestar del globo.
A decir verdad a mí tampoco me importaba volver el mundo cenizas si de esa manera conseguíamos un lugar más seguro para vivir, un lugar como el que mis padres siempre me habían enseñado a tener, donde renace el amor y donde no hubiese peligro de muerte a cada dos minutos. Me gustaba mi trabajo y poder ser par de algo que mejorará la vida de cada persona en la Tierra y definitivamente no estaba dispuesta a cambiarlo por nada.
Quizás muchas veces nos enfrentábamos a la muerte cara a cara, eso implicaba a ser parte del ejército más poderoso sobre la Tierra, pero me gustaba sentir la adrenalina corriendo por mis venas y no es que fuese una adicta a ella, sino que me hacía sentir realmente bien conmigo misma poder ser yo y poder lanzarme vacío que implicaba estar en un mundo realmente lleno de posibilidades, un mar tormentoso en el que podías sumergirte si no te aferrabas bien al barco o el salvavidas en el que ibas, sin embargo yo estaba segura de que tenía ese salvavidas en mi vida, Conall lo era.
En el ejército no sólo te enseñan a saber disparar, recibir torturas e investigar cuando es necesario, también te enseñen a aferrarte a la cordura y a ese barco salvavidas que no permite que te hundas en un mar que te corrompe y te hace volverte un psicópata, siempre hacen hincapié en que la línea entre la cordura y la locura, dentro de ese mundo es demasiado delgada y por lo tanto debes estar preparado mentalmente para afrontar cientos de cosas de las que nadie es capaz de imaginar.
También te enseñan a que debes de aferrarte a lo que amas, te enseñan aquí si algo te gusta debes apasionarte por ello y buscar más y más para que no sea algo efímero, que sea algo que dure y que permanezca a través del tiempo. La pasión logra eso, no la pasión como sentimiento por alguien más, sino la pasión de aferrarte y adorar eso qué haces, siempre teniendo en cuenta que la línea es demasiado delgada para llegar a la psicosis. Por eso la obsesión no es algo bueno dentro del ejército o en cualquier ámbito, pero se necesita cierto grado de obsesión para poder permanecer en este.
Nuestro fin de semana en Londres fue realmente encantador, después haber solucionado todo lo que estaba ocurriendo en la vida de mi novio, aunque lo había sospechado un par de veces, jamás había creído que estaba en lo cierto al decir que ese hombre era su padre, tenían tantos comportamientos iguales que era difícil no ver que era más que una crianza cercana, ellos eran padre e hijo y habían estado demasiado tiempo alejados.
Por eso, traté de darles el mayor tiempo posible para que estuvieran juntos y recuperaran el tiempo perdido. Parecía que no importaba nada, ellos se habían concebido como padre e hijo incluso antes de que Kennett le revelara la verdad y era precioso ver a mi novio con una enorme sonrisa cada que su padre lo llamaba hijo, él siempre se habia sentido solo en el mundo aunque no lo dijera, me alegraba saber que sanaba sus heridas que habían provocado los malditos bastardos de Walter y Liliana.
Aunque queríamos quedarnos en esa burbuja de amor, era necesario regresar a nuestras vidas, que aunque en ellas siempre reinaba el amor, era momento de volver a ser nosotros con las misiones que teníamos en pie, no solo la de descubrir al verdadero heredero de los Lombardi, sino con acabar redes de pedofilia, narcotráfico y trata de personas que a pesar de ser mitad del siglo XXI seguían surgiendo día con día.
Suspiré pesadamente, no queriendo despedirme de mi pequeño gran valiente, tenía dos años, era demasiado pequeño para poder valerse por sí mismo, pero incluso un psicólogo especialista en infancia, había determinado que Niall tenía la mentalidad desarrollada para un niño de 6 a 7 años, podía resolver problemas por sí mismo y comunicar lo que le ocurría sin miedo a ello. Incluso habían hecho una prueba de darle caramelos, pero él no los recibió, alegando que si su mami no lo aprobaba, él no los comería.
—Es muy pequeño, podemos llevarlo a casa y traerlo—murmuré.
Me abracé al pecho de mi novio, sin querer aceptar que empezaba la etapa donde Niall estaría toda la semana en la academia y solo nos visitaría los fines de semana, era un bebé, pero un bebé demasiado inteligente, parlanchín y malhumorado. Entendía el dolor que mi madre había sentido cuando nos habia tenido que dejar en la academia por primera vez y comprendía sus lágrimas de ese día.
—Amor, los maestros coinciden que si queremos que siga su formación, es bueno que lo dejemos, aquí le enseñaran todo lo necesario, lo cuidaran y le darán tanto amor como nosotros.
—No—murmuré haciendo un puchero, pero era cierto lo que él me decía.
—Nosotros le hemos dado una primera crianza, es momento de que soltemos sus alas y lo dejemos libre ¿Sí? Es mi hijo, pero creo que el psicólogo y los maestros coinciden en que Niall se va a abrumar estando en casa, quizás es corto de edad, pero en un par de años estará en la etapa de rebeldía si sigue como va—aseguró y solté una pequeña risa.
—¿Estás seguro de que es lo mejor?
—Sí, amor—aseguró—. Y si nos llegamos a arrepentir, siempre podemos volver a llevarlo a casa... Niall es un niño muy inteligente, además, piensa que estando aquí estará más seguro, la academia es imposible de atacar y nadie se atrevería a entrar, sabiendo que hay soldados élite entrenando mini soldaditos.
Solté una pequeña risa, asintiendo.
—No debe preocuparse, general—aseguró una de las soldado—, estudie pedagogía y hay muchas más maestras aquí, cuidaremos bien al pequeño Niall, es un niño muy inteligente. Tendrá su habitación propia y sólo yo como su tutora personal podré entrar... además de que no se separara de mí en todo él día y si ocurre algo, ustedes serán los primeros en saberlo...
—¿Está segura?
—Si, general—murmuró la chica con una sonrisa risueña, realmente parecía una mamá preocupada.
—¿Él estará bien?
—Si—aseguró con una sonrisa—. Puede venir a verlo cuando quiera, no es una cárcel, es la academia que sus padres fundaron. Niall crecerá en estatura, musculo e inteligencia, si sigue así, creo que en unos cinco años lo tendrán en el ejército Alpha—bromeó.
—¿Ves? No hay nada de qué preocuparnos, amor—murmuró Conall—. Nos llamaran cualquier cosa...
—Hasta si tiene una cortada por más pequeña que sea—aseguró la mujer con una sonrisa—. No debe preocuparse, general. Cuidaremos bien a su hijo...
—Gracias—murmuré—. Y como lo dice el contrato de confidencialidad, si la prensa pregunta, no tienen ni idea de lo que hablan...
—No se preocupe por ello—aseguró la mujer con una sonrisa—. Nadie sabrá que es familiar de ustedes...
Sonreí, me dolía tener que dejar a mi pequeño ahí, pero también sabía que estaba en buenas manos y que lo formarían en carácter, fuerza y valentía, sería mi pequeño soldadito y eso me hacía sentir feliz, realmente feliz.
Niall nos dio un último abrazo, se colgó de mi cuello y me dio un beso en la mejilla, haciéndome sentir feliz al tener a mi pequeño tan cerca, era un niño precioso, perfecto y lleno de vida, no era mi sangre pero lo queria como si lo fuera.
—Mami, te veo el Sábalo—murmuró.
—Si, mi amor—murmuré besando su mejilla—. Pórtate bien y no dudes de decirle a tu maestra que nos llame si alguien te hace sentir mal o si te sientes solito ¿Sí?
—Si, mami—murmuró con una sonrisa tierna—. Te quielo, mami.
—Yo a ti, bebé—susurré.
Aguanté las lágrimas mientras Niall se despedía de Conall, sonriendo en brazos de su padre, realmente esperaba que ese día nunca llegara, mi madre me habia contado lo que habia sentido cuando nos habia llevado a la academia por primera vez, pero jamás creí que se sintiera tan fuerte.
Conall y yo subimos al auto después de un par de minutos de seguir con la mirada el camino que Niall había tomado, era momento de soltarlo y dejar que comenzara con su educación, era un niño pequeño y seguramente muchos juzgarían nuestra decisión, pero Niall era inteligente y merecía tener una buena educación.
Llegamos a la base después de varios minutos, aunque podía sentirse más libertad al no tener que cuidar a Niall, eso no quitaba el hecho de que me sentía solitaria sabiendo que no estaría con nosotros al dormir, aunque tenía su propia habitación en casa, lo teníamos a menos de veinte metros de distancia, en la academia estaría solo.
—Amor—murmuró Conall sacándome de mis pensamientos—. Niall se las arreglara solo, si tiene pesadillas, si tiene hambre, si tiene sueño, si lo molestan o está cansado, se lo dirá a su tutora, tenemos un hijo muy inteligente, seguramente no dejara que nadie lo intimide, así que no hay que preocuparnos por eso, ¿Si?
—¿Cómo haces eso?
—Leo tu mente, mi amor—aseguró besando mi mejilla con ternura—. Puedo ser un Edward Cullen para ti...
Solté una pequeña risa.
—Eres un tonto—murmuré.
—Me gusta más verte sonreír que preocupada, si tengo que ser un bobo para hacerte sonreír, me comportare como tal—aseguró con una sonrisa.
—Te amo—murmuré.
—Yo más, mi muñequita...
Sonreí, sintiendo como atacaba mis labios de repente, me gustaba sentir sus labios sobre los míos, me hacía sentir amada y en casa, algo realmente perfecto ocurría cuando sus labios besaban los míos, era algo completamente único.
Después de que nos bajamos del auto, ambos nos dirigimos a nuestros camarotes para colocarnos los uniformes reglamentarios, mis padres nos habían llamado a una reunión de carácter urgente, por lo que no teníamos mucho tiempo antes de que mi madre nos comenzara a llamar.
Llegamos a la sala de reunión junto con todos los capitanes que se apresuraban a entrar y a ocupar los lugares designados por los grandes ministros Kim, todos los admiraban de una forma realmente perfecta, queria poder llegar a tener eso si me elegían ministra. Saludé como era debido a mis padres, el general Bausili y a mi suegro, quien no borraba la sonrisa de su rostro, seguramente feliz por haber recuperado a su hijo.
—Buenos días a todos, esperamos que sus fines de semana hayan sido realmente renovadores y llenos de buenos momentos, que hayan descansado lo suficiente y disfrutado de sus familias, porque no volveremos a tener un descanso igual hasta dentro de dos meses—murmuró mi madre.
—Tenemos en puerta como mínimo siete misiones, dos de ellas permanentes—aseguró mi padre, encendiendo la pantalla con ayuda de Archie—. Primero hablare de los operativos de corta duración y asignare a las tropas que nos acompañaran en ellas...
—Hace unos días recibimos un reporte sobre una red de trata de mujeres de entre los 13 y 25 años de edad, todas ellas han sido secuestradas de barrios bajos de Venezuela, Colombia y Guatemala, se cree que detrás de esta red se encuentra Julio Jaramillo, alias el Gato negro de México—explicó mi madre.
—Es una misión sencilla, debido a que fuentes confiables nos han dado la ubicación de la casa de seguridad donde mantienen ocultas a las chicas—continuó mi padre—. Capitanes, Muni, Waibel y Kim H son designados a dicha misión. Tienen una semana para capturar a el Gato negro y regresar a sus hogares a esas chicas inocentes.
—¡Si, Señor! —contestaron los mencionados.
—Capitanas Jones y Raissa, junto con el capitán Vallarelli, comenzarán con el seguimiento de una pista que nos conecta con un asesino en serie que está causando muertes en masa en la ciudad de Berlín, partirán mañana por la mañana. Y tienen permiso para eliminar.
—Si, ministro—contestaron.
—Rossi y Kim G. se encargarán de la tercera misión, recibimos un reporte de contrabando de armas en el medio oriente, investigaran, planificaran y detendrán esa red, Se cree que se trata de grupos revolucionarios, por lo que también deben estar pendientes por si se topan con la ERR. Aunque se quedaron sin los Schiavone, siguen en las sombras buscando cobijo de algún mafioso, por lo que podemos enfrentarnos también al clan Lombardi.
—Si, señores... estamos listos para ello—aseguraron.
—Por último, hemos seguido la pista de un grupo farmacéutico que está haciendo uso de anfetaminas para la creación de fármacos contra insomnio y desintoxicantes, las personas estan logrando resultados, sin embargo, estan teniendo efectos secundarios que van desde los desmayos hasta problemas neurológicos. Se cree que se reparten en establecimientos legítimos e incluso varias clínicas de nutrición y trastornos del sueño las han recetado alrededor de mundo, Pávlov y Smirnov, son los encargados de detener el tráfico en lugares legítimos, deben incautar toda la sustancia.
—Si, ministros.
—Sin embargo, también existe un tráfico en el bajo mundo de las vegas—murmuró mi madre—. En una de las discotecas más acaudaladas, se reportó la existencia de esta sustancia. Pávlov, Smirnov, Kim H, Kim G y Vallarelli, estarán en el equipo élite que será dirigido por el coronel Harrison y la general Kim. Van a infiltrarse en el lugar y buscaran la manera de detener el tráfico de esa sustancia sin llamar la atención. No podemos hacer nada hasta que tengamos a Edwin Sawyer tras las rejas—explicó.
—¿Las vegas? —pregunté con una ceja levantada, la última vez que habia estado en ese lugar, las cosas no habían salido de la mejor forma posible.
—Sí—murmuró la ministra —. Y sé que no les gustará lo que voy a decir y antes de que lo piensen, es una estrategia para que dejen de inventar sandeces de ti como general, uno de ellos ya ha trabajado con ustedes pero...
—Me niego—gruñó Conall, seguramente entendiendo las palabras de mi madre—. Con todo respeto, ministra, ese hombre dejo de formar parte de nuestro ejército, por lo tanto también de las misiones ...
—Además, no pertenecen al ejército Alpha—murmuró Archie, haciendo segunda a Conall.
—Fue una decisión tomada por nosotros—afirmó mi madre—. Se unirán a ustedes en la base de los ángeles, ustedes planearan la estrategia estando allá y nos informaran sobre los avances de la misión, es claro que deberán coordinar todo con ellos.
Sabía que no tenía sentido ponerme en contra de la orden de mis padres, ellos habían decidido eso no por un conflicto personal o porque quisieran hacer que nos reconciliáramos de alguna manera, pero habia demasiados conflictos profesionales que solo podrían aclararse estando con ellos.
Archie nos entregó una tableta con el informe del lugar.
—Partirán en un par de horas a las vegas, Kim H, Kim G y Vallarelli, los alcanzarán cuando culminen sus misiones programadas. Smirnov, encárgate de tener en nuestro control todas las cámaras de Seks, es una discoteca turca y por el nombre, estoy segura de que son conscientes de lo que se trata. Después de incautar las sustancias de los lugares legítimos, los quiero en las vegas, deberían estar allá mañana a medio día.
—¿Fetichista? —pregunté, mirando el informe en la tableta.
—Erótico—aseguró mi padre—. Es una discoteca donde se realizan bailes de strippers, tanto de mujeres, hombres e incluso en parejas, tenemos el contacto del gerente general del lugar, tú lo conoces—aseguró mi padre—. Te reuniste con él hace dos años y medio en nuestra empresa, él señor Andréi Mordashov, él es su contacto directo, pero seguramente será el único en conocer su identidad.
—De acuerdo—murmuré, mirando con detenimiento el informe—. ¿Mi nombre es Isla Simone? —pregunté mirando la tarjeta de identificación.
—Correcto—aseguró mi padre—. Bailarina desde los tres años, una carrera intachable y fuiste llevada al mundo de stripper cuando cumpliste 20 años.
—¿Por qué mi nombre es Diesel? —preguntó Conall con la ceja levantada.
—Andréi te lo explicara—aseguró mi madre—. Nos pusimos en contacto con Andréi, la mejor forma de investigar es subiendo al escenario.
—¿Haciendo Striptease? —pregunté con una ceja levantada.
—Si—aseguró mi madre—. Hasta ahí es donde los podemos apoyar, lo demás depende de su equipo—afirmó.
Suspiré asintiendo.
—Bien, concluidas las explicaciones sobre las misiones sencillas. Pasamos a las dos permanentes que tenemos en puerta y que deberemos llevar a cabo en a la par con las misiones asignadas—murmuró mi madre, mirándonos a todos con seriedad —. Como sabemos, las últimas semanas descubrimos una red de trata de personas coordinada por el clan Denali en norte de Canadá, no nos correspondía intervenir a nosotros ya que la INTERPOL mantenía el control. Sin embargo, esta mañana recibimos un reporte de ayuda después de que Dawson, el presidente de la INTERPOL, fue secuestrado por los Denali, lo que creemos se relaciona con lo que se vivió hace más de 30 años, La cacería. Familias criminales secuestraban a personas que estaban en su contra, los llevaban al norte de Canadá y los cazaban...
—Creemos que se trata nuevamente de ello, pues se encontró el cuerpo de dos soldados de la INTERPOL en el sur de Quebec, con las palabras "The hunt began". Esta misión la llevaran a la par con sus misiones asignadas, investigaran y seguirán pistas desde donde se encuentren, en dos semanas debemos estar comenzando con este operativo—murmuró mi padre—. La general Kim, Capitanes: Pávlov, Smirnov, Vallarelli, Kim H y Kim G, Waibel y Muni, serán asignados a la misión de desmantelar la red de trata de personas, también será nuestra última misión de campo como ministros de la IISMFCMO, por lo que nosotros coordinaremos dicho operativo. Nuestras fuentes afirman que la sede será en Croacia, pero nos encargaremos de investigar más información respecto a esto.
—Coronel Harrison, usted se hará cargo aquí de la investigación de la segunda misión permanente, los Lombardi, tendrá el apoyo completo de los generales Harrison y Bausili, ambos lo ayudaran en la búsqueda de pistas y en el hallazgo de respuestas que nos ayuden a localizar y desenmascarar al heredero del Clan—aseguró mi madre—. Debemos encontrar al líder de los Lombardi antes de hacer el cambio oficial de ministros, no podemos arriesgarnos a dejar a un criminal de talla internacional libre y como un problema al próximo ministro.
—Como ordenen, ministros—aseguró Conall, apretando su mano alrededor de la mía por debajo de la mesa—. ¿Quiénes serán asignados a mi equipo?
—Bianchi, Jones, Raissa, Rossi, Rodríguez y para esas fechas llegará un nuevo miembro al el ejército Alpha, seguramente lo conocen, tuvieron un encuentro muy estrecho en el pasado.
—¿Quién? —pregunté con curiosidad.
— Nicolas Faez, o como ustedes lo apodaron, el pelón Árabe—aseguró mi madre—. Fue ascendido en las Fuerzas especiales de la Unión árabe hace un año y volvió a solicitar su ingreso a la IISMFMO, sus capacidades son extraordinarias y le hemos dado la oportunidad que estaba buscando, la merece...
—Lo recuerdo—aseguró Conall—. Buscaremos y desenmascaremos al hombre que está causando desastres y por lo que tenemos entendido, está buscando apoderarse de la Krug Ada.
—Bien—aseguró mi madre—. Los que van a las vegas, saldrán en un par de horas, General Kim, queda a cargo de la misión y del vuelo, no tenemos mucho personal para dicho operativo, así que deberá pilotar usted...
—Enterada—aseguré.
—Los demás equipos, seleccionen bien a sus agentes, tienen la libertad para hacerlo, siempre y cuando se lo informen al Coronel Harrison y sea aprobado por él y por la general ¿Quedó Claro?
—Si, señora—aseguraron todos al unisonido.
—Los que no fueron nombrados para las misiones Gato Negro, Berlín, Medio oriente o Vegas, se encargaran de entrenar a las tropas aquí, comenzaremos con el entrenamiento para la preparación de todos, pues sabemos que en las misiones permanentes podemos necesitar todos nuestros refuerzos.
—Bien, Se les dieron sus horarios de partida. Misión las Vegas, los quiero listos en un par de horas para partir, llegarán a la base principal de los ángeles, donde en compañía de Vallarelli y Lombardo, partirán a las vegas para encontrarse con Andréi.
Miré a mi madre, ella odiaba tanto como yo esa idea, pero debíamos ceder, considerando que nos encontrábamos en un conflicto de intereses, donde debíamos ser conscientes de que cualquier paso era capaz de echar a perder nuestra campaña.
—Nos vemos dentro de un par de semanas—murmuró mi madre con una pequeña sonrisa—, los estaremos esperando aquí para poder dar inicio con la segunda etapa de las misiones permanentes, por el momento nos basaremos más que nada en la investigación y búsqueda de información que nos lleve a lo que requerimos. Les deseamos éxito a todos, recuerden que son la élite de la élite, así que merecen darse un lugar.
—Permiso para retirarnos, señores—murmuré.
—Permiso concedido—aseguró mi padre—. Que todas sus misiones sean victoriosas.
Asentí.
Hice un saludo militar y salí de la sala de operaciones en compañía de mi novio, quien parecía igual de molesto que yo al tener que volver a convivir con un hombre que nos habia traicionado a ambos, que habia jugado con mis sentimientos y había roto la amistad que compartían desde que eran niños.
En el momento que llegamos a mi habitación, Conall sin darme tiempo de hacer algo, me alzó con su increíble fuerza y me hizo rodear con mis piernas su cintura, de manera que podía sentirlo más cerca de mí, de la forma que me encantaba sentirlo. Solté un pequeño suspiro, sintiendo como su virilidad parecía reconocerme, pues crecía incluso debajo de su pantalón de cargo. Rodeé mis brazos por detrás de su cuello, no por miedo a caerme, sino por ayudarlo a sostenerme en el aire.
Atacó mis labios en un beso cargado de emociones, emociones que me hicieron sentir que todo mi cuerpo perdía consciencia y se encerraba en sí mismo para poder disfrutar de lo que mi hombre tenía planeado, tampoco iba a discutir o a decir que parara, de cierta manera también me llenaba de rabia no solo el hecho de que tendríamos que trabajar con Arniel, sino que despues de ellos seríamos separados para realizar dos misiones diferentes con cientos de kilómetros entre nosotros, quizás por más de dos meses, algo que sería una locura considerando que nos estábamos acostumbrando a pasar más tiempo juntos que solos.
—Necesito tomarte, aquí y ahora—gruñó sobre mis labios, tocando con sus dedos la piel desnuda de mi top.
—Hazlo—murmuré, queriendo que sus labios siguieran sobre los míos.
Conall soltó una risa ronca, causando que todo mi cuerpo se estremeciera por la profundidad de sus palabras, él me hacía sentir de mil formas distintas, me hacía creer que era perfecta entre sus brazos y como si no existiese absolutamente nada más en la tierra que me hiciera sentir lo que él.
Sus labios volvieron a posarse sobre los míos, causando que mi cuerpo entrara en una especie de shock emocional, que solo causaba que me convirtiera en una masa temblorosa que lo deseaba de formas humanamente imposibles. Lo queria, lo necesitaba dándome el placer que solo él era capaz de causarme, sentirlo tan cerca que nuestros cuerpos se fundieran en uno solo y no existiese distancia entre nosotros.
Mi cuerpo lo reconocía y lo amaba, lo anhelaba de mil formas distintas. Eso me encantaba, saber que él era mío tanto como yo lo era de él, Conall me amaba y yo lo amaba a él, era el amor de mi vida y no habia una sola duda de ello.
—Andréi deberá ser inteligente, si no quiere perder clientes deberá ponerte detrás de bambalinas—gruñó, arrancando de un tirón mi top, volviéndolo trizas—. Si veo que alguien tiene una maldita erección por ti, le arrancare las bolas y haré que sufran. Eres mía, sólo yo puedo verte desnuda y solo yo puedo hacer que te mojes como ahora.
Sus palabras posesivas no debían causar nada en mí, pero lo hacían en grados realmente extremos, mi cuerpo lo anhelaba y lo queria dentro de mí, me calentaban sus palabras, que lo dijera de una forma tan ronca y como si yo fuese la única capaz de causarle tanta excitación.
—C...Conall...
Tomó mis pantalones y en menos de dos segundos, me encontraba completamente en ropa interior, sus besos fueron capaces de hacerme perder completamente, nisiquiera pude darme cuenta del momento en el que su cuerpo quedo igual al mío, con sus bóxer cubriendo la virilidad que me hacia sentir completamente idiotizada.
Jadeé cuando sentí uno de sus dedos hacer a un lado la braguita que vestía mi cuerpo, no debía sentirme tan excitada, pero lo hacía, mi cuerpo lo anhelaba de una forma realmente única, solo él podía causarme tanta excitación en tan poco periodo de tiempo.
—Me encanta cuando estas así de mojada, gatita—murmuró Conall sobre mi cuello—. Cuando me deseas tanto que tus braguitas estan mojadas, eres una gatita en celo que necesita tener a su hombre dentro para calmar su sed ¿No es asi?
Sus palabras eran dulces pero a la vez perversas, eso lo amaba tanto de él, sabía las palabras que podían ocasionarme ciertas crisis debido a mis traumas, sin embargo, se las arreglaba para darme ese toque de perversión que necesitaba de mi hombre para poderme sentir deseada de formas realmente únicas. Conall me causaba eso, hacía que mi cuerpo se encendiera como un jodido mechero, que lo deseara de formas incontrolables y lo necesitara para sentir placer, un placer realmente único.
De un solo tirón, quitó las únicas prendas que cubrían mi cuerpo y se prendió a mis pechos como si se tratase de un bebé. Solté un jadeo, sintiendo como sus dientes pellizcaban sin hacerme daño mis pechos sensibles que anhelaban su atención. Soltaba jadeos sin ser capaz de controlarlos, sintiendo su aliento caliente en las pequeñas mordidas que repartía sobre mis aureolas que estaban completamente erectas.
Sus dedos fueron bajando por mi abdomen, encontrando un camino hasta llegar a mi intimidad, que se encontraba completamente encharcada, deseosa de tenerlo dentro de Mí, jugaba sobre mis pliegues húmedos, causando que me retorciera bajo sus brazos. Sentía sus labios sobre mis pechos, sus dedos jugando en mi intimidad y su miembro creciendo bajo mi trasero, lo sentía presionar, solo demostrándome lo grande que era y lo delicioso que sentiría cuando decidiera dejar de torturarme y entrara en mi interior.
—C...Conall—gemí.
—Dime, muñequita—murmuró, besando mi cuello—. ¿Qué es lo que deseas? pídemelo y te lo daré.
Me retorcí bajo su agarre sin ser capaz de detenerme, sus dedos presionaron mi entrada, la cual cedió inmediatamente a su empuje. Uno de sus dedos entro en mi interior, hurgando en mi intimidad mojada y deseosa de él. Sólo Conall era capaz de causarme esas sensaciones que estaban llenas de nuevos descubrimientos, sólo él era capaz de hacer que mi intimidad se encharcara de esa manera.
—A...A ti—gemí.
—¿Cómo? —demandó.
—C...Conall—jadeé, queriendo que dejara de torturarme.
—Amor, dime como me deseas y con gusto te lo daré.
Solté un fuerte gemido cuando un segundo dedo se coló en mi interior, haciendo que todo mi cuerpo temblara, deseoso de ser poseído por ese hombre, por mi hombre. Pedí completamente el dominio de mi cuerpo, se lo entregué a él, a Conall, segura de que frente a él podía ponerme de rodillas, sabiendo que no era una humillación, era entregarme al placer que solo él era capaz de darme.
—A ti, joder—gruñí—. Te deseo a ti dentro de mí, ahora.
—Tus deseos son mis ordenes, mi amor—aseguró, deshaciéndose de la única prenda que cubría su miembro—. Voy a follarte tan fuerte que todos van a saber que tu hombre estuvo dentro de ti.
—No prometas cosas que no podrás cumplir—tenté.
Vi su sonrisa juguetona, sabiendo que habia logrado mi cometido, pero no tenía miedo, lo queria dentro de mí, abriéndome como solo él era capaz de hacerlo, queria desintegrarme en sus brazos como cada vez que me follaba de la manera más carnal posible, pero también cuando me hacia el amor de una forma tan lenta y delicada, tan única como él. Conall era la perfecta combinación entre perversión y amor, me tocaba con delicadeza y me hacía acabar con sus palabras.
De una sola embestida entró en mí, machacando toda mi intimidad y logrando que soltara un grito tan fuerte que estaba segura toda la base lo habría escuchado si su no fuera una habitación a prueba de sonido. Era carnal, no era lento. Era rudo y salvaje, su respiración se aceleraba en mi cuello mientras clavaba sus dientes sobre mi piel, marcándome como él lo hacía.
Mis uñas se clavaban en su espalda, cortando su piel en cada embestida que me daba, era tan carnal y salvaje que sentía que me machacaba por completo, con cada embestida me deshacía en sus brazos, con cada entrada me hacía gemir y sentir que me partía en dos. No tenía un ritmo, no tenía cuidado y empujaba mi cuerpo con el suyo contra la pared que estaba siendo testigo de tanta lujuria.
Sus caderas impactaban contra las mías, sus manos aferraban mis glúteos a él mientras me hacía perderme completamente en sus caricias. Me aferraba a donde podía, sintiendo sus penetraciones con tanta fuerza que mi cuerpo temblaba.
Perdí la cuenta de los orgasmos que me provocaba y agradecía ser multiorgásmica, eso que él me habia llevado a conocer y explorar. Soltaba alaridos de placer mientras mi mente se lanzaba al subespacio, ese momento en el que mi cerebro se desconectaba de la realidad y solo existía placer.
Conall gruñó, mordiendo mi cuello y haciéndome tener un último orgasmos explosivo, alcanzando él su propia liberación, tan fuerte que sentí como mis paredes se pintaban de él, el calor que vaciaba en mi interior me hacía sentir viva, deseada y satisfecha.
Ambos nos dejamos caer en la cama, donde nisiquiera habia sido consciente del momento en el que nos había guiado ahí. Su cuerpo cayó a mi lado, sudoroso y jadeante como yo.
Mi cuerpo temblaba, era una masita sudorosa, temblorosa y satisfecha, mi hombre me hacía perder la razón y me hacía navegar por el subespacio.
—¿Enserio dijiste eso, muñequita? —preguntó con voz risueña, regresándome a la realidad.
Enfoqué la mirada en él, tratando de encontrar la respuesta a su pregunta, no tenía ni idea de lo que me decía.
—¿Qué dije? —pregunté.
—Que tengo permiso de cortarle las bolas a quien se te quede mirando, pero que tú vas a coserle en coño a cualquiera que me mire—murmuró risueño—. Eres una gatita muy posesiva...
—¿Enserio?
—Si—aseguró, dejando un beso en mi espalda desnuda—. Me encanta que lo seas... pero no tendrás que coser coños, amor, nadie me causa excitación como tú y tampoco podría amar a nadie que no sea mi muñequita de ojos verdes.
—Te amo...
—Te amo más, muñequita celosa y posesiva.
Solté una pequeña risa, acurrucándome contra su pecho. Me gustaba saber que él era mi lugar seguro, estar con él era saber que no existía nada que pudiera separarnos, solo éramos él y yo, nada podía hacer que nos dejáramos y no solo era la necesidad de estar con el otro, era porque nos elegíamos una y otra vez, cada mañana nos escogíamos para permanecer juntos en las buenas y en las malas.
Cada día crecíamos en nuestro amor, nos amábamos más y más, sin importar nada alrededor, no importaba si atravesábamos mil tormentas, estaríamos juntos durante todo el tiempo que nos fuese posible.
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¿Qué les pareció esta capitulo?
Empieza la cuenta regresiva para que esto se encienda ¿Estan listos?
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