Capítulo 64.
Quitarse la corona.
"Cuando la vida te pone a prueba, quítate la corona y ponte la armadura. ¡demuestra de que estás hecho!" ~ Heber Espinoza
La vida muchas veces nos pone en una encrucijada, dónde realmente no tenemos idea de lo que podemos hacer para salir del hoyo profundo en el que nosotros mismos nos hemos metido, porque por más que lo digamos, el ser humano siempre busca los problemas donde no los hay y quizás es un comportamiento estúpido pero de cierta forma es la estrategia de supervivencia más acertada que tenemos como seres humanos. Puede sonar estúpido, pero lo único que tenemos totalmente establecido, es que no podemos hacer nada más de lo que está escrito en el destino.
Muchas veces las acciones que hacemos y que creemos no pueden repercutir en nuestra vida diaria, lo hacen de una manera cósmica logrando que todo lo que teníamos planeado y estructurado para toda nuestra vida caiga en picada y nosotros no podamos hacer absolutamente nada para controlarlo. Sí eso es una completa basura, pero es lo que los seres humanos tenemos que vivir para poder continuar en la Tierra.
Toda mi vida había crecido con la idea de que era falsa la creencia de que una princesa no puede quitarse la corona para ensuciarse las manos y de vez en cuando luchar por su propio futuro, o sacrificar todo lo que tiene para salvar a su reino. No un reino físico como lo es en todas las monarquías, sino más bien un reino en donde la familia es lo más importante. Claro que una princesa puede quitarse la corona y parar frente a todas las adversidades que quieran atormentar a su reino, en mi caso mi reino era mi familia y mis amigos, todos aquellos que habían tenido un espacio en mi corazón desde que era muy pequeña, e incluso a todos aquellos que se habían unido en el transcurso de mi vida, mientras yo me desarrollaba y lograba alcanzar y florecer como lo era en ese momento.
Siempre había creído que era estúpido pensar que el amor no tenía las bases y la fuerza necesaria para lo que se requería en la vida, yo había sido testigo de que el amor era capaz de romper barreras incluso del tiempo. Mis padres eran la clara prueba de todo ello, de que el amor era capaz de destruir naciones completas con tal de encontrar a la otra mitad de su corazón y que a su vez era capaz de destronar reinos que habían sido establecidos desde cientos de años atrás, el amor era tan fuerte que era capaz de hacer cosas inimaginables.
Mi madre decía que muchos consideraban el amor como algo tonto que volvía vulnerables a las personas, que la gente que no sabía amar consideraba que todo aquello que había en el mundo no podía estar lleno de amor porque simplemente todo seguiría a la jodida porque se volverían vulnerables y no podrían tener la fuerza necesaria para atacar aquello quiera maligno para la vida, pero en mi experiencia de vida me había dado cuenta que el amor era una fuerza incluso más poderosa que 1000 bombas nucleares.
Pero también era claro que el amor nos hacía hacer cosas estúpidas para poder mantener a salvo a las personas que amamos, y eso no estaba mal porque al final de cuentas hacer cosas estúpidas es de humanos, pero hay veces que la cordura es la que debe dominar y no debemos permitir que el amor nos ciegue completamente para tomar decisiones que pueden repercutir durante el resto de nuestras vidas. Sin embargo hay otras veces en las que es necesario tomar estas decisiones impulsivas y completamente estúpidas, decisiones que en definitiva van a complicar todo lo que hay a nuestro alrededor. Pero a veces tomar estas decisiones es lo que nos vuelve humanos y hace que las emociones puedan florecer de una manera hermosa sin convertirnos en piedra sin sentimientos.
Quizás no había pensado completamente en mi plan de hacer creer al mayor mafioso de la Tierra que tenía un hijo conmigo, incluso había pasado por alto todas las consecuencias que eso provocaría a lo largo en mi vida, sin embargo sabía que de otra manera ese hombre no diría nada y en su lugar apresuraría las cosas para que dejara de existir el pequeño niño que se había convertido en mi hijo. No me importaba si me había amenazado con matarme, realmente ya no tenía tanto miedo a la muerte como lo había tenido 2 años atrás a ese momento.
También sabía que tendría que enfrentarme a mis padres y a mi novio por haber roto la única promesa de no entrar o volver a ver a ese bastardo que me había arruinado la vida y que se las había arruinado también a ellos. Pero en esos momentos eso era lo que menos me importaba, sabía que el tiempo era un factor importante para regresar con vida al pequeño y a todos los demás rehenes, no podíamos perder el tiempo tratando de convencer a un mafioso que sólo pensaba en sí mismo de que nos ayudara y nos diera por las buenas algunas palabras que no servirían de nada pues si él no daba la orden de nada serviría que nosotros tratáramos de rescatarlo. incluso aún en la cárcel, Magnus seguía siendo el maldito rey de la mafia.
Sabía ese hombre estaba, aún dentro de ese lugar, totalmente en la cima de la pirámide de los criminales, esa era una de las mayores razones por las que realmente tenía que ganar las candidaturas, pues si no lo hacía cualquier otro podía liberarlo estaba seguro de que Oliver no lo haría, pero tenía mis mismas sospechas sobre Maxim, ya que él mismo me había dado demasiadas inseguridades y me decían que él no era lo que decía ser.
Lo me sorprendía realmente que todo lo estuviese manejando desde adentro, la tranquilidad que habíamos tenido durante meses era claro que era porque él lo tenía bajo control, estaba preparando un ataque para que nosotros nos diéramos por vencidos y que quizás le diéramos su libertad que era lo que más anhelaba en ese momento. Quizás era una simple suposición pero los mafiosos juegan de esa manera y siempre hay algo que van a querer hacer con tal de mantenerse en el poder.
Podían parecer egoístas mis palabras, donde yo había dejado atrás todas las opiniones de los demás para poder rescatar a varias personas que estaban en peligro y que eran completamente inocentes de lo que estaba pasando en el mundo del ejército. Pero realmente no me importaba mucho eso, yo habían hecho un juramento de regresar a salvo a todos los que estuviesen en peligro si estaba en mis manos, no me importaba que un mafioso me amenazara porque si yo quedaba en el poder me aseguraría de que se refundiera en la cárcel tanto tiempo qué se pudriría ahí.
Tomé una respiración profunda antes de bajar de la camioneta donde habíamos sido trasladados a Iron Pentagon Cage, en cuanto bajé y puse mi primer pie en el asfalto de la base, unos profundos ojos grises me miraron con tanto enojo que me sentí pequeña. Había roto mi promesa de no meterme en problemas o poner en peligro mi persona. Claro que quería gritar por ver esos ojos que siempre me miraban con amor llenos de llamas listos para darme la reprimenda de mi vida. Cuando gire la mirada tratando de buscar un poco de consuelo en los ojos de mi madre, no pude encontrarme más que su mirada miel convertida completamente en una llama que parecía arder de ira, ni siquiera me atreví a mirar a mi padre, sabía que él era el primero que me miraría con tanta decepción y rabia que no sabía si yo podría controlar mis emociones en ese momento. Había roto una promesa realmente importante para ellos, porque ya me habían perdido una vez y ninguno de los 3 quería volverlo a hacer.
—Quiero un informe completo de lo que ocurrió mientras no estaba—murmuré hacia Nick.
—Si, general—murmuró —. Suerte...—susurró por lo bajo, con una sonrisa de lastima.
Álex no fue diferente, se apresuró a encontrarse con su pareja y mis hermanos, quién es también esperaban a unos metros para que yo les diese una explicación de todo lo que había hecho en menos de 1 hora. Mis hermanos no se veían tan molestos como los 3 que tenía frente a mí, pero era claro que también me llevaría una reprimenda por parte de ellos.
—Debemos esperar a que nos contacten para darnos la ubicación de todos los rehenes—murmuré, tratando de parecer lo más tranquila posible a pesar de que por dentro estaba muriendo de miedo.
Traté de hacerme pequeña y pasar entre la barrera que los 3 habían creado justo para que yo no pudiese entrar más allá de la base, pero los 3 se pusieron firmes para no dejarme pasar y seguramente hacerme entender que todo lo que había en dicho estaba mal.
—A la oficina principal, ahora—gruñó mi padre.
—Tengo cosas que hacer y...
—Di una orden, así que cúmplela si no quiere suspensión, no me importa que estés en elecciones, te estamos dando una orden así que vamos a la oficina principal...—murmuró mi madre con esa voz llena de seguridad pero que a la vez que me daba tanto miedo.
Di un largo suspiro antes de seguir a los 3 por los pasillos de la base, sintiéndome como un corderito que llevaban al matadero y que realmente no podía hacer mucho para evitar la reprimenda que me darían por haber desobedecido las órdenes y haber roto mis promesas. Agradecía que en la base no hubiesen tantas personas, eso hacía más fácil el caminar alrededor de los pasillos que llevan directamente a la oficina principal.
—Coronel—murmuró mi padre—. Por ahora, déjenos solos y vaya a coordinar todo lo necesario para el rescate.
Miré a mi novio por un par de segundos, y podía ver que en su mirada también estaba preparando una reprimenda para mí, quizás no tenía un grado mayor dentro del ejército, pero había roto una de mis promesas de no ponerme en riesgo y sabía que eso lo molestaba, aunque no me tenía controlada, había traicionado su confianza.
—Hablaremos cuando salgas de aquí—susurró.
Asentí.
Salió de la oficina principal dejándome sola con mis padres. Me senté a la silla frente a su escritorio de mármol, donde ambos tomaron asiento detrás de este, sus expresiones eran completamente sobrias pero podía haber un destello de ira en sus miradas Y aunque nunca había tenido miedo de ello, en ese momento realmente me sentía la mujer más pequeña en el planeta, mis padres eran los únicos capaces de causarme esa sensación.
—Quiero una explicación del por qué te metiste a la jaula donde teníamos encerrado al criminal que te hizo tanto daño, cuando lo primero que te pedimos cuando dejamos que fueses tú la que estuviese en ese lugar era que tuvieras un contacto cero con ese hombre—gruñó mi madre.
—Además de todo, pasaste nuestra autoridad sin informarnos o pedirnos autorización de que entrases a ese lugar—murmuró mi padre.
—Conozco a Magnus, ese bastardo no iba a hablar a menos de que lo presionara con algo. Sé que no fue la mejor idea hacer lo que hice, pero fue el mejor plan que tuve para evitar una catástrofe. sabemos que cuando hay rehenes de por medio el tiempo es oro y no podemos desperdiciarlo por caprichos de un mafioso que no va a decirnos nada que pueda llevarnos hasta el lugar donde están las personas que fueron capturadas por él.
—¿Y te pareció una mejor idea meterte en la boca del lobo?
—No podíamos hacer nada más, estábamos perdiendo tiempo valioso que realmente sería necesario para lograr mantener a salvo a todas las personas que están como rehenes. Uno de ellos es a un niño que yo considero mi hijo y estoy segura que ustedes consideran su nieto. Así que pueden estar muy enojados y decirme que hice mal incluso que fui una estúpida por entablar una conversación con ese bastardo. Pero lo hice porque quiero a salvo a un niño que se ha convertido en mi mayor alegría... sé que ustedes harían lo mismo que yo.
Pude ver como la respiración de mi madre poco a poco se tranquilizaba, señal de que comenzaba a ceder a todas las palabras que había dicho, no estaba usando alguna manera de chantaje emocional, lo único que quería era que se tranquilizase en las cosas y entendieran las razones por las que yo había arriesgado todo al entrar a esa jaula. Sabía que ella lo entendería y también mi padre, ellos estaban dispuestos a sacrificar todo por mí o por mis hermanos, así que entendiendo el sentimiento de una madre que quería hacer todo para tener a salvo a un hijo que aunque no había sido de su sangre, lo amaba como uno.
—¿Qué fue lo que te dijo ese hombre? ¿Cómo lo convenciste de que te diera algo?
—Le mentí, dije que era su hijo para que diera la orden de que lo liberaran, sé que nos arriesgamos a que esos hombres no lo crean y le hagan una prueba de ADN a Niall, pero también sé que Schiavone va a ordenar que lo liberen y que me lo entreguen sano y salvo a mí.
—¿Cómo estas tan segura?
—Porque él cree que su hijo—murmuré—. Así que no va a arriesgar que sus hombres le hagan daño a su hijo.
—¿Qué pasa si se enteran que no es su hijo?
—Esperemos que ese sea uno de los escenarios que no pasen. Me dijo que un hombre se comunicará conmigo para decirme el lugar y el momento en donde me entregará a todos los rehenes.
—Según la base de datos tenemos extraviados a 3 civiles, que son Katy, Lucy y una de las mucamas de la casa del sargento, 3 soldados incluidos Paul Decker, estaba como escolta de Niall, el sargento y su esposa, además de cuatro niños entre ellos Niall.
—Es un rescate de 10 rehenes—murmuré —. Por más que no nos agrade la idea realmente debemos hacer hasta lo imposible por mantener a salvo a todos ellos, no sólo a mi hijo sino a todos los demás.
—En eso tienes razón, no podemos hacernos de la vista gorda cuando hay tantas personas que están sufriendo seguramente torturas...
—Entonces debemos planear una estrategia de rescate. te van a dar la ubicación, pero dudo que tú puedas traer a todos a casa.
—No sé dónde vaya a ser el punto de reunión, pero estoy segura de que no nos van a llevar a su madriguera, quizás a mí sea a la que pidan que vaya a ese lugar, voy a ser a la única mujer que le van a querer entregar a todos los rehenes, es algo peligroso pero dudo que podamos ir varias tropas.
—Por supuesto que no vas a ir sola—murmuró mi padre—. Ya hemos experimentado demasiadas pérdidas, como para exponerte de esa manera en un nido de mafiosos. No sabemos quiénes están detrás de todo.
—Sé que es algo complicado—murmuré—. Pero creo que debemos de cumplir con sus exigencias si queremos traer con vida a todas esas 10 personas...
—No podemos arriesgarte a que vayas sola—murmuró mi padre.
—Y lo entiendo completamente, pero todas esas personas están indefensas, seguramente nadie tiene un arma para defenderse y esos bastardos pueden estarle haciendo cosas horribles a las mujeres y a los niños que llevaron, estuve encerrada en el lugar donde tenían una encrucijada de mujeres, sé que esos bastardos son capaces de hacerles...
—Pero tú también eres importante, entiendo que esto es una misión y que no debemos meter sentimientos, pero no vamos a arriesgar de cuando ya te perdimos una vez...
—No me van a dañar a mí—murmuré —. Sí es cierto lo que Magnus me dijo, todos dentro de la mafia me consideran su reina. Así que no me van a dañar porque él va a dar la orden de que no lo hagan...
—¿Qué tan segura estás de que ese hombre no te mintió para hacer que vayas a sus dominios y te encierren hasta que él sea liberado?
—No estoy ni un poco segura de que sea así—murmuré —. Sin embargo, creo que no tenemos muchas opciones, el tiempo apremia en este tipo de misiones y entre más tardemos deliberado la estrategia que debemos de seguir para traer a salvo a esas personas, les estamos dando un mayor margen para que terminen con sus vidas...
—Pero también puede ser una trampa, pueden hacer que tú mueras, te recuperamos hace poco y no pensamos ponerte en riesgo, un riesgo que implica que posiblemente tu vida termine.
—Una vez me dijiste, que cuando elegíamos el camino de la milicia nuestra vida podía peligrar a cada 2 segundos. Yo soy consciente de ello y realmente no tengo miedo de entregarme sí con eso voy a traer a 10 vidas más—murmuré —. Quizás es algo estúpido pero esas personas son completamente inocentes.
—Pero eres una general y...
—También me dijiste una vez, madre, que hay veces que debemos de quitarnos las coronas y ensuciarnos las manos para poder mantener el orden en nuestro reino, tú fuiste la que me enseñó eso y creo que ese momento es ahora, debo de quitarme la corona que me reconoce como miembro de este lugar para poner ensuciarme las manos un poco y traer de regreso a todas las personas que en este momento nos necesitan...
—No vamos a dejar que vayas sola, tienes razón conociéndolos quizás van a querer llevarte a un lugar donde nosotros no podamos acceder, pero te acompañaremos hasta el límite que nosotros tengamos para mantenerte a salvo, después de eso todo dependerá de ti.
—Necesito que me apoyen con Conall, él se va a negar a pesar de que esté haciéndolo por su hijo...
—Lo sabemos—murmuró mi madre.
—Además no quiero que esta misión se conozca hasta que traigamos de regreso a todos los rehenes. Después de eso podemos dar la conferencia normal de todas las misiones que tenemos, alguien puede inventar que nosotros estamos haciendo esto para ganar votos... así que por el momento necesitamos que sólo los que vamos a participar que serán puros capitanes, sean los que estén enterados, ni siquiera los demás candidatos pueden saber lo que vamos a hacer.
—¿Hay algo que no nos estas diciendo?
—Creo que hay más infiltrados dentro de la IISMFCMO, no podemos confiar en nadie...
—Estoy de acuerdo con eso—murmuró mi padre—. Nadie se enterará hasta que regresemos, convocaré a una reunión para los capitanes en el momento que tú recibas las órdenes de él donde se encontrarán.
Después de hablar otro par de minutos sobre los detalles en la misión, me despedí de mis padres y caminé directo a mi camerino, donde estaba segura me esperaba mi novio listo para darme una gran reprimenda por todo lo que había hecho, le había prometido no volverme a poner en peligro y había roto esa promesa en tan poco tiempo que no tenía idea de cuál sería su reacción.
Abrí la puerta, encontrándome con sus feroces ojos grises parecidos a la tormenta más fuerte sobre la tierra. Me sentí realmente pequeña, estaba sentado en mi cama, con los dedos entrelazados bajo su barbilla y los codos sobre sus muslos. Sabía que estaba molesto y que seguramente me pediría una gran explicación del motivo de mi impulsividad, pero le daría la misma explicación a mis padres, lo hacía por Niall y sólo por él.
Cuando no me dijo nada, caminé hacia mi tocador, para poderme hacer un par de trenzar e ir a la sala de entrenamientos, si me iba a enfrentar con criminales en la entrega de rehenes debía estar preparada para todo. Pero antes de que pudiera hacerlo, sentí las manos de Conall sobre mi cintura y en un movimiento rápido, mi cuerpo se estrelló de lleno contra el colchón. No fue un golpe delicado, fue brusco, pero extrañamente, era algo que me hizo sonreír.
Quedé boca arriba, enfocando los ojos grises del hombre que amaba, quien me miraba con ferocidad pero a su vez, con tanto amor que sentía que podía derretirme por el simple hecho de tenerlo tan cerquita de mí. Sus piernas quedaron a cada lado de mis caderas y sus codos a los lados de mi cabeza, creando una prisión humana de la que claramente me era imposible escapar.
—¿Qué haces? —pregunté.
No me respondió, en lugar de ello, tomó mis labios con una increíble ferocidad. Movió sus labios sobre los míos, como si estuviese marcando territorio sobre mis labios y no pude evitar una risa entre el beso, al saber que no estaba enojado por la imprudencia de meterme a la jaula y tratar de llegar a un acuerdo, estaba molesto porque estaba celoso, tal como yo me ponía cada que una agente estaba a menos de dos metros de él.
Era un beso que me robaba el aliento con el simple roce de sus labios sobre los míos, jadeé sin poder evitarlo, cuando una de sus manos, dejó de estar a mi lado, para bajar entre nuestros cuerpos y comenzar a subir la camisa de mi uniforme. Solté una pequeña risa cuando sus labios descendieron por mi mentón hacia mi cuello, dándome besos que me hacían gemir y pequeños mordiscos que seguramente causaban moretones, pero que me encantaba tener sobre mi piel.
—¡Oye! —chillé.
Mi camisa fue arrancada a tirones de mi cuerpo, no podía negarlo, me excitaba que fuese asi de brusco, como un lobo dispuesto a marcar territorio en un pequeño conejito saltarín, a decir verdad, quizás no era la mejor analogía, pero me gustaba ser un pequeño conejito.
—Deja de pensar—gruñó.
Pasó la lengua sobre mis pechos desnudos, los cuales habían quedado descubiertos sin previo aviso, después de un arranque de mi brasier.
Solté un gemido sin poder evitarlo, cuando sus dientes mordisquearon con delicadeza mi pequeño pezón. Lo miré con atención, realmente desconectando mi cerebro de cualquier pensamiento cuerdo o análisis de lo que ocurría afuera. Sus manos descendieron por mi vientre hasta quitar el botón de mi pantalón y bajar a tirones hasta dejarme con solo mis pequeñas bragas cubriendo mi intimidad.
Conall sonrió, al ver que eran de las que a él le gustaban, de encaje pero cómodas, pequeñas y que hacían lucir mi trasero incluso más grande y apetecible. Sus dedos delinearon el pequeño borde de las bragas, haciéndome jadear y a la vez, mojarme como una maldita alberca.
<< ¿Cómo logra que mi cuerpo lo reconozca de esa manera?>>
Antes de que pudiera decir o hacer algo, lo vi desnudarse completamente, quedando solo con su bóxer de un bonito color azul. Solté un jadeo al ver la erección y la punta de su miembro sobresaliendo por encima del elástico. Volvió a subirse arriba de mí, besando mis labios y descendió sobre mi cuerpo por segunda vez, repartiendo y formando un camino húmedo hasta el inicio de mis bragas.
Yo no podía pensar en detenerlo u en cualquier otra cosa, mi mente se encontraba completamente desconectada como para pensar en algo que no fuese el placer que me daba mi hombre.
No supe cuánto tiempo paso, pero solo sabía que me encontraba completamente perdida en los brazos de mi hombre, mientras gemía y me retorcía bajo su toqué. La primer embestida fue realmente brusca, me hizo soltar un alarido de placer y él lo sabía, Conall no me daba menos o más de lo que necesitaba, me conocía perfectamente y me daba lo que sabía que me desconectaría del mundo.
A esa embestida le siguieron tantas que perdí la cuenta, mi cuerpo se sacudía con fuerza y podía sentir como la cama se estrellaba una y otra vez contra la pared y agradecía que la habitación fuera a prueba de ruidos o toda la base se enteraría de lo que ocurría. Lo sentí llenarme y yo perdí la cuenta de todos los orgasmos.
Después de que él nos metiera a la ducha mientras yo me encontraba en una nube de sensaciones, me secó y nos recostó a ambos en la cama, que se encontraba completamente deshecha por todo lo que habia sucedido. Nuestros cuerpos se amoldaban perfectamente uno al otro y eso realmente me encantaba.
Suspiré.
Dejé que su aroma me envolviera y me hiciera sentir segura, Conall era mi lugar seguro, él hombre que me daba la dosis perfecta de amor y perversión, con él podía tener orgasmos realmente explosivos, pero también, flores y corazones. Lo amaba.
—Si siempre me vas a recibir asi cuando me ponga en peligro, lo haré más seguido—susurré.
—No me tientes, amor—susurró, besando mi coronilla con más calma.
—Pensé que me ibas a gritar—murmuré.
—Estoy molesto como el demonio, amor—murmuró—. Pero eso no es sinónimo de que voy a tratarte mal o desacreditar tus decisiones, sé que lo que hiciste lo hiciste por Niall y por todos los demás. No te importa ponerte en peligro si logras salvar a esas personas y mi hijo—susurró.
—Sé que estas molesto—susurré—. Pero no puedo permitir que dañen a Niall y esa era la única manera de lograr que Schiavone diera la orden de liberarlo... sé que está detrás de todo y debemos averiguar cómo es que tiene contacto con el exterior, pero ahora, lo importante es traer a salvo a Niall.
—¿Te tocó ese bastardo? —preguntó.
—Si—susurré, no queria mentirle—. Me abrazo cuando mentí y le dije que Niall era su hijo... sé que no te gusta la idea, pero viéndolo de cierta forma... incluso cuando Niall regrese, Schiavone ordenará que nadie lo dañe... estará a salvo...
—Odio esa idea—aseguró—. Pero confió en ti, así que sé que si has planeado eso, va a resultar.
—Lo sentí abrazarme con más fuerza, mientras nos cobijaba a ambos con la manta, sentir su calor tan cerca era un reconforté y realmente me gustaba saber que estaba completamente a su lado, qué él era mi escudo, mi espada inquebrantable, pero a la vez, era él hombre que peleaba a mi lado y que no me hacía sentir inferior o algo por el estilo.
Sus dedos bailaban sobre mi espalda desnuda, mientras nuestras respiraciones parecían acompasarse en una sola, me encantaba saber que él era mi hombre y que yo era su mujer, no me importaba nada más, solo nuestra pequeña familia y Niall era parte de ello.
La pequeña burbuja explotó en el momento que unos toquidos apresurados resonaron en la puerta. Miré a Conall, quien sin pensarlo dos veces, envolvió una toalla en su cintura y se acercó a la puerta.
Pude ver los ojos de Archie y de Nick, ambos tenían una gran preocupación en su mirada y no era muy difícil adivinar la razón, más al detallar la pequeña caja que llevaban entre sus manos y un papel que parecía ser una carta.
—La guardia civil intercepto esto en el aeropuerto de la Gran Ciudad—murmuró Nick.
—Vayan a la oficina—ordenó Conall—. Iremos en unos minutos.
—Ahí los esperamos—murmuró Archie.
Suspiré cuando Conall cerró la puerta, me apresuré a ponerme de pie para poderme vestir nuevamente con mi uniforme y como ya era sabido, mis bragas no estaban por ningún lado. Miré a Conall, quien se colocaba el uniforme a la velocidad de la luz.
—¿Conall? —pregunté llamando su atención.
—Dime, amor...
—¿Dónde estan mis bragas? —pregunté.
—Tienes demasiadas—aseguró—, necesito un par más.
Solté una pequeña risa, a decir verdad no me molestaba que las tomará, en realidad me gustaba que lo hiciera, eso significaba que me deseaba tanto como yo lo deseaba a él y queria tener algo de mí. No hice mucho caso más al hurto de mis bragas, tomé unas nuevas y me coloqué un nuevo uniforme, dado que el mío habia terminado hecho tirones en el piso de mi habitación.
Salimos de la habitación, directamente a la oficina principal, donde ya se encontraban todos los capitanes y mis padres. Me senté en mi lugar designado y Conall se sentó justo a mi lado, mientras tomaba mi mano por debajo de la mesa, dándome un poquito de la seguridad que se habia ido a la Patagonia al saber que habia llegado una caja sospechosa.
—¿Ya analizaron que hay dentro? —pregunté.
—Si, señora—murmuró Archie—. Encontramos una joya preciosa, una corona de oro rosa con un gran zafiro...
—La joya—susurré, recordando la corona que Magnus me había obligado a usar el día de la presentación como reina—. Es la corona que se supone, me reconocía como reina de la mafia...Magnus me hizo usarlo cuando me presento frente a todos y me hizo creer que todos ustedes estaban muertos.
—¿Qué significa?
—El zafiro se refiere al color de su reinado—murmuré—. Todo era completamente azul... El oro rosa significaba lo extraño que es encontrarlo...
—¿Por qué te enviaría algo asi?
—Porque no voy a entrar como Keylani—murmuré—. Lo haré como la reina de la mafia...
—Bueno, esta mierda ya se puso buena—murmuró Hunt, codeando a Archie que se encontraba a su lado.
—Tienes razón, camarada—aseguró con una sonrisa.
Podía ver el fuego en los ojos de Conall, yo también odiaba ese título, pero si queríamos que Niall regresará sano y salvo a casa, era necesario que me hiciera pasar por un estúpido título de reina. Suspiré, sabiendo que eso sería una tortura y que definitivamente, todo podía irse a la mierda si daba un paso en falso. Debía enfrentar a todo el ejército de mafiosos que estaban furiosos porque yo había encerrado a su líder.
— No puedes entrar sola, es un nido de mafiosos que no dudarán en dispararte si das un paso en falso—murmuró Conall.
—Lo sé—aseguré —. Pero seguramente si alguien me acompaña terminaría con una bala en la cabeza.
—Podemos vigilarte desde lejos—murmuró Nick—. Tenemos las herramientas de espionaje más poderosas de los ejércitos, podemos vigilarte desde lejos y mantenerte a salvo en caso de que las cosas se compliquen.
—Bien—murmuré—. Pero no intervendrán aunque yo esté en peligro, no me van a dañar porque todos ellos tienen la concepción de que yo soy la reina de la mafia y creo que él dio la orden de que nadie me tocara un solo cabello así que tenemos esa ventaja y no la podemos arruinar porque sabemos que si Magnus se entera de que no cumplí mi promesa de ir sola, va a matar a todos y eso realmente no podemos permitirlo.
—Pero si las cosas se complican tú misma vas a salir de ese lugar—sentenció mi padre.
—Lo haré—contesté, tratando de tranquilizar los nervios de mi padre y de todos los que estaban rodeándome.
Todos los que estaban en esa reunión, se encontraban realmente asustados de lo que pudiese pasarme en caso de que las cosas se complicaran en donde estuviese. Ni siquiera sabíamos la ubicación en donde me vería con alguno de los líderes que Magnus había dejado en la cabeza, porque mis sospechas de que él seguía en el poder se habían confirmado en el momento que me había dicho que lo liberarían.
Pude observar la mirada felina de mi novio, era como un León que quería protegerme y mantenerme oculta de todo lo que pudiese dañarme de una u otra manera, quizás era algo tierno porque no cualquiera se preocupa por otra persona, pero yo misma me había probado y probado a los demás que no necesitaba ser protegida.
Pero sabía que de otra forma no dejarían que fuese sola a ese encuentro con los mafiosos para poder recuperar a todos los rehenes que llevaban casi 24 horas lejos de casa, los pondría a salvo a ellos, pero también a todos los que estaban sufriendo por culpa de la ambición y de alguna extraña estrategia para mantenerme a raya. Porque sabía que esa había sido la principal razón por la que habían secuestrado a Niall, Magnus me quería demostrar que él seguía teniendo el poder sobre mí.
<<Yo puedo, ese bastardo no va a quitarme a mi familia, no por segunda vez>>
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¿Qué les parecio este capítulo?
¿Creen que Keyli logre rescatarlos?
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