Capítulo 49.
Mi padre.
"No es fácil ni importante volver al pasado y reabrir las cicatrices de allí. La única justificación es saber que ese conocimiento me va a ayudar a entender mejor el presente."~ PAULO COELHO
La vida misma siempre nos enseña los momentos en que el amor es el antídoto para cualquier dolor, momentos en donde nos damos cuenta de que un abrazo o una palabra de cariño son suficientes para sanar heridas no sólo físicas, sino también del alma y del corazón, el amor es una fuerza realmente diferente, algo que nos hace mantenernos quietos y nos permite tener sentimientos humanos, sin el amor no sabríamos qué hacer ya que viviríamos en una soledad no buscada.
Recordaba todas las enseñanzas de mi padre, él mismo me había dicho que existen varias formas de amar, el primero es el autoestima te aprendes a amar a ti mismo, no en exceso, o se convierte en narcisismo, pero sí te amas a ti mismo y eres capaz de ver tus defectos y tus virtudes pero aún así amarte como a nadie, te das cuenta que no estás solo porque te tienes a ti mismo y te amas, apagas esa voz interior tan destructiva, esa voz que a veces te llena de inseguridades, pero que aun así tú te amas.
Mi padre también siempre había hablado sobre el segundo amor, el amor hacia otra persona o de pareja, ese amor que nos hace valientes, un amor que nos transforma completamente, cuando conocemos a la persona indicada nada nos da miedo y asumimos riesgos que estando solos jamás lo habríamos hecho. Él siempre me había dicho que eso se debía a que se despierta una parte del amor que antes no se conocía, te sientes querido por otra persona y te sientes totalmente en confianza, siempre me había dicho que cuando encontrara la indicada yo me daría cuenta de ello, y a pesar de que yo era un pequeño niño que no entendía mucho sus palabras, las había conservado en lo más profundo de mi corazón.
Mi padre también hablaba sobre el amor a los padres, amigos y hermanos, el amor a mis padres sólo lo había desarrollado con él, sólo él era capaz de mitigar los efectos que a veces mi propio estrés infantil me provocaba, él me decía que siempre podía acudir a él para cualquier cosa que pudiera ayudarme, que aunque mi madre se había ido, ella también me amaba pero yo estaba seguro de que eso era una completa mentira, así que la mayoría del tiempo odiaba a mi madre por haberme abandonado.
A mi único amigo, Conall, realmente lo quería, era alguien que me había acompañado en los momentos más oscuros de mi vida, que había estado a mi lado a pesar de que yo me comportara como un verdadero idiota y que compartía su vida con la misma mujer que yo. A mis hermanos, al único que quería era a Álex, a pesar de que la mayoría de las veces era un completo desastre, sabía que tenía a alguien en que confiar, alguien que si no tenía las palabras que decir me daría una palmada en la espalda y eso sería un apoyo suficiente para cualquier adversidad.
Mi padre también me había hablado del amor a los recuerdos, ese ese amor que siente cuando recuerdas momentos gratos que estuvieron en tu vida, Que a pesar de que estés viviendo una tormenta infernal, esos recuerdos te ayudarán a poner los pies sobre la Tierra y algo mágico va a suceder por más estresado o por más angustia que tenga el corazón, la imagen de un recuerdo agradable va a hacer que tú te des cuenta de que las cosas no están tan mal, vas a llenar tu corazón del amor que sentiste en ese momento y por lo tanto podrás luchar contra todo lo que esté en tu contra.
Mi padre había sido un buen hombre que realmente había experimentado los tipos de amor de forma realmente hermosas, se había enamorado de mi madre como nada, aunque ella lo había traicionado él jamás había dejado de amarla, sentía un gran amor por su familia aunque sus padres habían muerto y su único hermano habia desaparecido, él seguía queriéndolos realmente, mi padre también adoraba los recuerdos, por eso había sido realmente triste ver que su cerebro había dejado de funcionar de esa manera, que le había robado todos los recuerdos con una enfermedad que no tenía cura.
Yo realmente había sentido lo que mi padre había experimentado en el momento que los doctores le dijeron tiene Alzheimer, recordaba perfectamente el día en que habíamos llegado del hospital, mi tío aún estaba con nosotros por lo que nos llevaba de la mano a mi hermano y a mí mientras mi padre se sumía en su propia depresión, al principio eran simples episodios en donde él dejaba de recordar la mayoría de las cosas que le habían ocurrido, pero pronto esos episodios se convirtieron en los que tenía de lucidez, la mayoría del tiempo estaba encerrado en su cabeza y recordaba o creía estar en otra época.
Sin embargo, para mí que era un pequeño niño de 5 años, me encantaba ir y sentarme frente a él mientras pintaba, quizás eso era lo único que él no había olvidado, tenía cuadros tan hermosos que realmente valían la pena verlos, nunca llegó a decirme nada y en cierto punto creí que él creía que yo era un fantasma, no me decía palabra alguna a pesar de que había veces que estábamos 8 horas en su taller, pero a mí no me importaba eso con simplemente escuchar su tarareo mientras pintaba era suficiente.
Mi padre lo había sido todo para mí siempre, no hablaba mucho de él porque realmente era una vena sensible que no me gustaba sacar a la luz porque me hacía llorar, él era un gran hombre que no había merecido una sola enfermedad, pero que a pesar de que la vida lo había castigado con tantas cosas, él seguía fuerte y la última vez que lo había visto incluso me había sonreído quizás al creer que yo era su hermano. Jamás lo contradije cuando me llamaba de otras maneras, sabía que su cerebro no era capaz de procesar que yo era su hijo, a pesar de que a mi hermano siempre lo había reconocido no sentía celos por el simple hecho de saber que mi padre seguía con vida era suficiente.
Siempre me había gustado la chispa que mi padre tenía, él era capaz de sacarte una sonrisa cuando estabas más triste, era capaz de hacerte reír a pesar de que él no recordara absolutamente nada de su vida. Nunca había dejado de sonreír y de seguir su pasión de pintar, realmente me agradaba eso porque él merecía estar realmente enfocado en lo que amaba.
Ni siquiera tenía pensado llamar a mi madre o a mi hermano mayor, quizás podría considerarse egoísta pero no los iba a llamar cuando sabía que lo único que harían sería juzgarlo y decirle palabras hirientes, los conocía perfectamente y sabía que ellos no tenían corazón, Dorian había heredado el corazón venenoso de mi madre, la había querido en algún tiempo de mi vida y aunque yo no era de guardar rencor, realmente no podía perdonarle que me hubiese abandonado más de 3 veces cuando era un niño, en todas ellas me había abandonado porque había ido en búsqueda de un hombre que fuera capaz de satisfacer sus necesidades, no quería lidiar con un enfermo y por eso había abandonado a mi padre.
Sin embargo había llamado a Álex, quizás estar con él era una fortaleza para mí, a pesar de que la mayoría de las veces él se la pasaba haciendo chistes malos, eso era un alimento para nuestra alma y realmente necesitábamos estar bien para esperar el momento de la muerte de mi padre, era algo triste tener que esperar el momento en el que él dejara el mundo, pero era el único resultado.
—¡Hermanito! —chilló Alex.
—Álex—murmuré con una sonrisa.
Ambos nos estrechamos en un abrazo, por más que a veces realmente lo odiará por sus comportamientos infantiles era mi único hermano y estaba seguro de que sería el único de mi familia que quedaría después de la muerte de mi padre, él único en quien podría confiar después de que mi padre tuviera que partir del mundo.
Lo había ido a recoger al aeropuerto, aunque podía enviar a los escoltas sabía que lo que tenía que contarle debía hacerlo fuera de casa, aunque creía que mi padre ya sabía algo realmente no quería darle las malas noticias tan de pronto, además que el doctor me había dicho que lo mejor era que cualquier noticia de gravedad se la dijéramos con mensura.
Subimos al auto, habia pedido me dejaran manejar pues eso era algo que me desestresaba y me permitía manejar mejor mis nervios, nisiquiera le había dicho a Key que saldría para ir a recoger a mi hermano, podía notarla realmente cansada y no quería que ella insistiera en acompañarme, ella necesitaba descansar, la necesitaba fuerte para yo poder ser fuerte.
—Los ministros me dijeron, creí que tú me llamarías pero no lo hiciste.
—Estaba demasiado ocupado teníamos que trasladar a papá desde el hospital.
—Dime por favor que el bastardo de Dorian no está en casa, porque te juro que tomo un avión de regreso en este instante...
—En el hospital trataron de contactarlo durante dos semanas, seguramente está en uno de sus fabulosos viajes a islas desiertas gastándose el dinero de papá—gruñí.
— ¿Lo llevaron a un hospital en el asilo?
—El hijo de puta de nuestro hermano, no lo encerró en un asilo, el muy desgraciado lo llevó a un hospital psiquiátrico, lo comprendo nuestro padre tiene una enfermedad mental pero se suponía que él tenía que cuidarlo, él se ofreció a estar cuidándolo, yo le enviaba dinero cada mes y entiendo que me descuidé un poco después de que creí muerta a Key, pero tú estabas al pendiente.
—Jamás me dijo que lo metería a un hospital psiquiátrico, nuestro padre no necesitaba un loquero, él necesitaba que alguien estuviera a su lado y lo hiciera sentir bien, fue lo que dijeron los doctores la última vez que estuvimos en una consulta.
—Eso mismo creí yo, se supone que nuestro padre estaría a salvo con nuestro hermano, él no trabajaba y no hacía absolutamente nada, por eso nosotros nos la pasamos en el ejército para tener el dinero para pagar los tratamientos y ahora resulta que su única solución fue llevarlo a un hospital psiquiátrico y refundirlo.
—Que ni se aparezca por aquí, porque realmente lo asesino—gruñó.
Mi hermano siempre era bromista, pero en situaciones serias él realmente tomaba madurez y sabía afrontar las cosas con sabiduría, quizás ese era el motivo por el que nos llevábamos tan bien, aunque éramos polos opuestos ambos sabíamos enfrentar las cosas con sabiduría. Él no había vivido mucho tiempo con mi padre, pero estaba seguro de que lo recordaba como el hombre que a pesar de estar conectado a mil máquinas aun así lograba sacarnos una sonrisa.
—No eres el único—murmuré.
—¿Cómo se encuentra papá? Debo fingir ser alguien más o...
—No te he explicado todo lo que me dijeron los doctores—murmuré—. Nuestro padre tuvo un infarto hace 2 semanas, los doctores creen que de alguna forma ese infarto repercutió en su cerebro y causó un periodo de lucidez realmente extenso, no había tenido uno así desde hace más de 15 años, han sido 2 semanas en las que no se ha presentado ni un solo episodio, parece que es un milagro...
—¡Eso es genial! —murmuró, pero al no ver mi energía frunció el ceño —. Hay más, ¿Cierto?
—Si—murmuré—. Nuestro padre sufre de micro infartos cada mes, el último infarto fuerte que había tenido fue hace más de medio año, pero su corazón está realmente dañado, no hay forma de que paremos el daño que está sufriendo, los micro infartos se presentan sin precedentes, puede tener uno mientras está comiendo o está hablando con nosotros, pero lo que más nos preocupa son los infartos fuertes, si llega a darle uno normal por más bajo que sea, su corazón ya no lo va a resistir...
—Puede morir...
—En cualquier instante—murmuré—. Los doctores dijeron que no le dan muchas esperanzas de vida, ni siquiera más de 10 días.
—Pero si el último infarto antes del que tuvo hace 2 semanas fue hace seis meses, eso puede significar que no hay un periodo de tiempo, nuestro padre puede estar bien durante años y...
—Ya no, Álex—murmuré con un nudo en mi garganta—. Nuestro padre ya ha dado suficiente, si te llamé no es para que me ayudes a buscar una solución, los doctores recomendaron que fuéramos a Suiza a una clínica de eutanasia, con sus antecedentes... es posible que lo acepten en menos de un día...
—¡Estas idiota si piensas que voy a permitir que lo lleves a Suiza! —gruñó.
—Yo tampoco pensaba llevarlo—murmuré—. Lo único que podemos hacer ahora, es hacer que sus últimos días sean felices, no sabemos si lo tendremos lúcido o si de repente va a volver con las crisis, pero hay que tratarlo de hacerlo feliz de mil formas distintas.
—¿Mi Zolovka? ¿La dejaste en Las Vegas?
—¿Crees que me dejaría dejarla en Las Vegas? me amenazó con seguirme hasta el final del mundo así que, mejor la traje conmigo.
—Realmente estarías idiota si la dejas, supongo que tu compañero también está aquí...
—Si, lo está—murmuré —, sabes que también lo considero mi hermano y necesitaba su fortaleza.
—Entonces estaré con mi zolovka y mi Shurin—murmuró riendo.
—Eres un idiota—murmuré.
No dijimos mucho después de eso, simplemente nos quedamos en completo silencio mientras manejaba en dirección a Firenze, mi padre siempre había amado ese lugar, por eso sabíamos que sería el lugar en donde seguramente querría pasar los últimos días de su vida, claro que quería decirle que disfrutara, porque realmente no sabíamos cuándo la vida decidiría ser arrancada de él, pero no quería ver el dolor en sus ojos y sabía realmente que estaría triste en el momento que le dijéramos las palabras.
Estacioné el auto en el lugar indicado, pude ver a los escoltas de mi princesa rodear toda la casa y realmente sabíamos que nadie podía atacarnos, pero no estaba de más tener seguridad. Al entrar a la casa, omití una risotada al ver a mi mejor amigo con un mandil, mientras acomodaba la mesa en el jardín, pero también al ver que Kris vestía algo similar.
—No lo diga, señor—murmuró—. No me pagan lo suficiente para eso...
—Te ves muy chulo, Kris—afirmó mi hermano sonrojando al hombre.
—Gracias—murmuró con una sonrisa tonta.
—Deja ilusionar a un escolta, Jerry te espera en casa—gruñí—. Si dañas al mejor amigo de Key, puedo asegurarte de que vas a sufrir.
—Siempre podemos ser tres—afirmó con un guiño.
Golpeé su brazo de manera juguetona, ayudé a colocar las últimas cosas que le faltaban a mi mejor amigo y Álex hizo lo mismo, suponíamos que mi padre seguía durmiendo por lo que no fuimos a buscarlo y tampoco queríamos despertar a nuestra muñequita, sabíamos que estaba realmente cansada no sólo por el viaje sino por todo lo que le habíamos hecho noches atrás.
—¿Cómo les pinta la vida de casados? —preguntó Álex de forma bromista.
—Bastante bien, diría yo—aseguró Conall—. ¿Cómo va tu vida de cotilla?
—No me quejó—murmuró tirándole harina al rostro—. ¿Dónde está su muñeca?
—Llámala así una vez más y yo mismo te arranco las bolas—gruñó Conall y solté una carcajada.
—Son un par de lobos feroces cuando se trata de ella—gruñó.
—Álex, mejor cállate—gruñí con falsa molestia—. Iré a despertar a mi padre y también a Keyli, deben de cenar y después quizás pueden seguir durmiendo
—¿Papá está durmiendo? —preguntó Álex.
—Si, lo dejé en su habitación hace unas horas y le dije que me llamara cuando estuviera listo para salir—murmuré.
No le hice más caso y salí caminando hacia el lugar donde estaba mi muñequita, o donde la habíamos dejado descansando, pero al entrar a la habitación, descubrí que ni siquiera se había recostado en la cama, las cobijas estaban en su lugar y no se veía que hubiese dormido alguien sobre ella.
<<Pequeña conejita escapista>>
La conocía y seguramente había estado recorriendo toda la casa por su curiosidad, esperaba que no se hubiera metido en el bosque de manzanos porque realmente se perdería, ese lugar era un completo laberinto.
<<Es una general, por supuesto que no se va a perder y si lo hace, es más fácil que ella los encuentre a ustedes>>
Comencé a buscarla por los pasillos, hasta que llegué a la habitación de mi padre, creyendo que la encontraría en ese lugar, pero nisiquiera mi padre estaba y al descubrir las sábanas completamente acomodadas, me di cuenta de que ninguno de los dos se había acostado, se suponía que los habíamos mandado a dormir pero al parecer ambos tenían ideas parecidas.
Comencé a buscar por cada una de las habitaciones, conocía a mi pequeña conejita escurridiza y ella era capaz de esconderse en cualquier lugar, aunque sabía que no se estaba escondiendo podía perderse en el amplio espacio de la casa.
—¿Los perdiste, cierto? —preguntó Conall al verme pasar por tercera vez frente a la cocina.
—Ninguno de los dos está en su habitación—murmuré.
—Sabes que ella es una conejita escapista y curiosa—murmuró Conall—. Vamos a buscarla, si la encontramos a ella, lo encontramos a él.
Álex, Kris, Conall y yo, emprendimos una búsqueda por todo el lugar, parecía que realmente habían desaparecido pues no encontrábamos una sola señal de que estuvieran en donde los habíamos dejado. No me preocupaba si ella estaba con él porque sabía que de cualquier manera si mi padre se ponía mal ella podría controlarlo, pero me preocupaba que mi padre estuviera solo y ella de alguna forma se hubiera perdido en los manzanos.
—Nosotros iremos al jardín—murmuró Álex señalando a Kris—. Los buscaremos en los manzanos, ustedes búsquenlos en las habitaciones.
Ninguno de nosotros dijo algo, simplemente comenzamos a buscar a nuestra pequeña y a mi padre, no sabíamos realmente dónde podían encontrarse pero sabíamos que quizás estaban juntos. los buscamos por cada una de las habitaciones, creyendo que quizás estaban buscando la más cómoda para poder dormir pero realmente no había nada de ellos, comencé a preocuparme pues no sabía dónde podían encontrarse, si estaban juntos o no.
Comenzamos a escuchar un pequeño acorde de guitarra, ambos nos miramos sabiendo que se trataba de nuestra pequeña y caminamos hasta donde salía la hermosa melodía, era el único lugar donde no habíamos visto, pues realmente creía que mi padre no quería ver las pinturas que había hecho en sus primeros episodios.
Pero la descubrimos a ella sentada con una hermosa guitarra entre sus manos y a mi padre pintándola en oleo como a una verdadera Diosa, ninguno de los dos dijo nada, mi padre parecía realmente feliz al escuchar a mi esposa tocando la guitarra mientras él se concentraba en pintarla.
—si sientes frío
y hay mucha niebla
si las estrellas
esconden su brillo
si mi princesa
perdió su castillo
jugando en la arena
solo recuerda
YO VOY CONTIGO
te abrazaré
cuando te sientas sola
te enseñare
como cruzar las olas
te cuidare
si estas dormida
te encenderé
una luz en la mirada
para que nunca te de miedo nada
y vuelvas a soñar
tranquila.
Sin darme cuenta las lágrimas bajaban por mis mejillas, escuchar la hermosa voz de mi esposa cantar al son de una guitarra, realmente no teníamos idea de que ella tenía tantos talentos sobre el arte, porque la música es un arte hermoso. Su voz era hermosa y realmente angelical y mi padre se dedicaba a plasmarla en una hermosa pintura de óleo, él no había perdido en definitiva su toque.
Ninguno de los dos parecía percatarse de nuestra presencia, ella seguía cantando una canción tras otra y no sabía de dónde las había sacado, pero eran tan hermosas que llegaban al corazón, sabía que la primera que había tocado era la que su madre le cantaba cuando era una niña, lo sabía porque había descubierto que la señora Kim le cantaba al pequeño Niall, pero era la primera vez que la escuchaba ella cantarla y eso realmente era hermoso.
—Dijiste que no puedes tener hijos—murmuró mi padre al terminar la pintura—. Lamento mucho eso...
—Creo que lo estoy superando poco a poco, no le voy a mentir al decir que no quería ser madre porque realmente quería serlo en un futuro pero supongo que existen muchas alternativas, quizás adoptar sea la mejor opción.
—Estoy seguro de que serías una gran madre—murmuró mi padre con una sonrisa.
—Eso espero, señor—murmuró con una sonrisa tierna—. Pinta maravilloso...
—Tu música me inspira—contestó mi padre con una sonrisa—. ¿Has considerado ser una artista?
—Lo consideré hace algunos años, pero pasaron varias cosas que realmente me hicieron alejarme de ese mundo, pero me gusta cantar para mí misma y ahora usted conoce mi pequeño talento secreto.
—Debo considerarme afortunado—murmuró con una sonrisa—. Quisiera decorar una habitación con todos estos cuadros... ¿Me ayudarías a hacerlo?
—Por supuesto señor, podemos hacerlo mañana por la mañana...
—En realidad me gustaría hacerlo hoy... quizás podamos decirle a mi hijo y a tu otro esposo que nos ayude.
—Por supuesto—aseguró con una sonrisa—. Deberíamos ir a comer para comenzar a arreglar la habitación que desea...
—Quiero hacer mi pequeño museo con las pinturas que he hecho de mi niño—murmuró con una sonrisa —. Sé que lo olvidé durante años pero realmente quiero que al irme él sepa que siempre lo amé.
<< ¿Papá sabe que morirá?>>
—Claro—murmuró mi esposa con una sonrisa.
Empujé a Conall hacia el pasillo para que no nos vieran, no quería que el pequeño momento que habían compartido se arruinara, así que en cuanto ella salió nosotros nos hicimos como si estuviéramos buscándolos, Keyli sonrió mientras empujaba la silla de ruedas hacia nosotros. Mi padre realmente estaba feliz de tenernos ahí.
—¡Chicos! —saludó mi padre—. Deben de ver el hermoso cuadro que pinte para su esposa, realmente deben llevarlo a su casa para colocarlo en el centro de todo.
—Por supuesto que lo haremos, papá
Álex y Kris llegaron minutos después, Álex saludó a mi padre recibiendo la reprimenda del porque no llevaba suéter por la noche, mi padre siempre había sido así, suponía que porque él había vivido todo tipo de enfermedades y nos prevenía a nosotros para que no sufriéramos algo parecido.
Keyli ayudó a Conall a servir los platos mientras mi padre se ponía al día con mi hermano, antes de que pudiéramos decir algo, Keyli lo inyecto con la insulina para su diabetes y quince minutos después, todos cenábamos la deliciosa lasaña que mi mejor amigo había preparado, mi padre no paraba de elogiar su comida, a pesar de que él no era italiano realmente cocinaba como si lo fuera, el sazón era delicioso y por ese motivo él siempre era el que cocinaba en casa.
Cuando todos terminamos de cenar, mi pequeña, llevó a mi padre hacia la habitación que él quería decorar, no nos habían contado nada de su plan, solo nos habían dicho que necesitaban ayuda para colgar algunas cosas, me imaginaba que ambos querían darnos la sorpresa o más bien darme la sorpresa a mí de que colgarían todos los cuadros que mi padre había creado mientras estaba perdido.
Realmente jamás lo había visto a pintarme, pero me gustaba la idea de que lo hiciera me recordaba a mi hermosa infancia y eso me gustaba realmente. En Italia en esa época no debía hacer frío, pero extrañamente, el frío había comenzado a ser tan fuerte que realmente parecía que se acercaba a una nevada.
—¿Es posible que caiga nieve en Junio? —pregunté enarcando una ceja.
—Hace un par de años ocurrió lo mismo, hijo—murmuró mi padre.
Le puse una cobija a mi padre sobre sus hombros, para que se mantuviese en calor mientras nosotros seguíamos ordenando los cuadros, a los cuales yo me hacía el tonto al verlos, no quería arruinar su sorpresa.
—¿Saben que tienen una esposa que toca la guitarra hermosamente y también canta? —preguntó mi padre mientras me daba uno de los cuadros que Álex y Kris se habían encargado de trasladar desde el estudio de mi padre.
—No lo sabíamos—murmuré sinceramente—. Al parecer nuestra esposa tiene varios secretos artísticos...
—¿Qué otro instrumento tocas, cariño? —preguntó mi padre con real interés a mi muñequita que vestía con un hermoso pantalón de pijama y una gruesa chamarra.
—Violín—murmuró con una sonrisa—. Cuando estuve sola en Suiza, mi mejor amigo me ayudó a aprender a tocar el violín mejor, creo que de cierta forma la música fue una especie de acompañante para mí durante todo el tiempo que estuve lejos de casa.
—Yo sé tocar el piano, pero sinceramente siento que si lo hago frente a ti quedaré en vergüenza—murmuró mi padre llegando a mi esposa—. Eres una chica llena de talentos.
—Le agradezco sus halagos señor—murmuró con una sonrisa—. ¿Él museo de Dante sigue abierto?
—Hace un par de años aun lo estaba—aseguró mi padre—. Quizás deban ir a visitarlo mañana, estoy seguro de que se divertirán bastante, más si te gusta la historia de Dante.
—Soy una fanática—murmuró con una sonrisa—. Leí un libro cuando era una adolescente donde lo citaban y quedé completamente enamorada de ese libro, después leí la divina comedia y realmente fue algo único, para muchas personas la divina comedia puede ser una historia aburrida pero para mí realmente tiene un gran significado.
Mi padre sonrió.
—Más les vale que no dejen ir a esta hermosa mujer, aparte de bella, es una hermosa cantante, decoradora y amante del Arte.
—No pensamos hacerlo—murmuré con una sonrisa hacía mi padre—. Quería llevar a Key a las colinas para que viera el amanecer de Firenze ¿Aún hay entrada?
—Si—aseguró mi padre con una sonrisa—. La última vez que fui ahí te llevé conmigo...
Solté una pequeña sonrisa sin poder evitarlo, de eso habían pasado más de 20 años y era realmente bueno que mi padre se acordará de ello, sin poderlo evitar lo abracé, realmente me gustaba tener a mi padre de regreso.
Seguimos acomodando varios cuadros que mi padre quería lucir en esa habitación, eran cuadros hermosos que más de uno me sacó una lágrima, en todos aparecía un pequeño niño de ojos azules y estaba seguro que era yo, mi hermano Dorian tenía los ojos de mi abuelo por parte de mi madre, de un negro oscuro y profundo, y Álex tenía los ojos azules pero con tonos más verdes.
—¿Por qué has decidido colgar todos estos cuadros aquí? —preguntó Alex.
—Cuando era más joven, antes de que me detectaran esta horrible enfermedad, quería abrir mi propia galería con todos los cuadros que yo había pintado, no sólo son estos, en la bodega trasera me aseguré de guardar todos los demás cuadros que pinte a lo largo de mi vida, todos tienen una historia escrita atrás, y aunque estos no alcancé a ponerles una historia porque mi cerebro no me dejaba pensar con claridad, yo sé por qué los pintaba...
—¿Por qué era, papá?
—Quizás olvidé su nombre, olvidé incluso que era mi hijo, pero jamás olvidé que lo quería. Yo trataba de acordarme de su nombre de acordarme de quién era él o cualquier cosa que me ayudara a saber quién era, pero realmente mi cabeza no procesaba la información y yo no podía saber quién era, lo recordaba como el niño que estaba siempre a mi lado y cuando su mamá se lo llevó empecé a pintarlo cada que un recuerdo llegaba de él—murmuró mi padre.
Sentí que mi corazón latía frenéticamente y varias lágrimas caían sin poder ser controladas, era claro que hablaba de mí, realmente no podía concentrarme en lo que mi padre estaba diciendo, estaba tan triste que sentía que todo lo que estaba ocurriendo era una simple fantasía, mi padre era un hombre realmente bueno que nunca había merecido una sola enfermedad, él siempre fue un hombre bondadoso, cuando había sido alcalde de la ciudad, sus principales motivos eran poder permanecer al lado del pueblo y ayudar a los más necesitados.
—Papá—murmuré.
—¿Podrás perdonarme alguna vez por haberte olvidado? —preguntó mi padre con una sonrisa —. Quizás nunca fui un padre ejemplar y lo único que te di fueron recuerdos malos, verme conectado a máquinas o ver que olvidaba cada cosa que hacía segundos después de hacerlo, debió haber sido algo fuerte para ti, eras sólo un niño.
—No tengo nada que perdonarte papá, tú fuiste el hombre que me enseñó todo lo que sé, que me enseñó que el amor debe de ser dado incluso si no es correspondido y me enseñó lo que el arte es capaz de hacer en las personas y que una pintura es capaz de expresar todo lo que sentimos—murmuré poniéndome de rodillas frente a él, pude ver a Keyli, Conall, Alex y Kris salir del pequeño museo que mi padre habia creado—. No tengo nada que perdonarte y realmente me alegra haberte recuperado.
—Aunque olvidé tu nombre jamás olvidé tu rostro, siempre recordaba que eras mi pequeño niño... eras mi bebé y siento que no te di el amor que debía, debí abrazarte y no darte problemas, debía contarte cuentos en lugar de que me vieras conectado a cientos de máquinas... perdóname, hijo.
—Te perdono, papá, aunque no tengo nada que perdonarte—murmuré acariciando su mano que se encontraba con moretones, seguramente se debía a todos los medicamentos que le habían sido inyectados por años—. Gracias a ti soy el hombre que soy, gracias a ti puedo mostrarle a la mujer que amo todo lo que siento por ella, así que realmente no tengo nada que perdonarte a ti.
—Te agradezco, pequeño, gracias por no dejarme solo y venir cuando más te necesitaba.
—¿Recuerdas la promesa que tú me hiciste hace años?
—Por supuesto, hijo...
—También yo te hago esa misma promesa, no importa si tengo que atravesar vientos infernales o heladas rusas, cuando me necesites voy a estar ahí y ahora no me voy a alejar de ti hasta que estés completamente sano, si es necesario pediré a los ministros que me ayuden a trasladarte la Gran Ciudad, así podré cuidarte mejor y podrías estar a salvo, mi esposa ha estado buscando algunos médicos que pueden ayudarnos a que tus enfermedades sanen, quizás quedarías con la diabetes y con el Alzheimer, pero podrías tener una vida larga.
—Mi niño—murmuró mi padre—. Tú sabes lo mismo que yo sé, no me queda mucho tiempo y realmente ya no quiero estar sufriendo, le doy gracias a Dios y a la vida que me permitió volverte a ver y recordarte, pero sabes que mis días están contados y no podemos hacer nada contra la naturaleza, mi hora ya está escrita y aunque hagamos lo imposible, sabes que no podremos hacer nada contra la muerte.
—Papá...
—Lo he sabido desde que estoy consciente—murmuró con una sonrisa—. Sé que estoy muriendo, que mis órganos están tan dañados que van a dejar de funcionar en cualquier momento, que ahora lo hacen por los medicamentos que me están inyectando cada hora, pero que dejaran de funcionar en cualquier momento.
—Papá, no quiero que digas eso, déjame ayudarte, estoy seguro de que mi esposa y yo podemos buscar alternativas, Conall puede ayudarnos con el traslado a la Gran Ciudad...
—¿Eso te haría sentir tranquilo a ti?
—Quiero tenerte en mi vida, papá... fue un error haberte alejado cuando estabas más mal, debí haberte llevado conmigo a Alemania.
—Tranquilo—murmuró con una sonrisa—. Si te hace sentir tranquilo que vaya contigo a la Gran Ciudad, lo haré, quiero pasar el tiempo que me quede a tu lado...
Lo abracé con fuerza, sintiendo cómo los pedacitos de mi corazón se unían, mi pequeña era una de mis fortalezas, pero mi padre también lo era, así que los necesitaba ambos para poderme sentir completo y realmente buscaría todas las alternativas necesarias, para hacer que mi padre tuviera más oportunidades de vivir.
—Mañana deberías acompañarnos al Museo—murmuré al separarme de él—. Nadie mejor que el exalcalde para explicarle todo a mi pequeña...
—Por supuesto—murmuró con una sonrisa—. Deberías llevarla pasado mañana a las colinas para ver el amanecer... Vayan los tres, sabes que los amaneceres de Firenze son los más preciosos del mundo...
—Lo pondré en nuestra lista—murmuré—. Es hora de que vayas a dormir, papá.
Sonreí al ver que él realmente me hacía caso, lo guie hasta su habitación, él doctor que Keyli había contratado me ayudó a colocarle todo lo necesario para la noche, incluidos los líquidos intravenosos y las máquinas para la respiración artificial, me abracé de mi padre y esperé a que se quedará completamente dormido para ir a la habitación con mi pequeña y Conall. No dije nada al entrar, ellos se encontraban completamente dormidos, Conall tenía a mi pequeña abrazada por la cintura y su cabeza reposaba sobre el pecho de mi mejor amigo.
Me cambié de ropa rápidamente y me metí en las sábanas junto con ellos.
Mi corazón se sentía completo y realmente sabía que las cosas podían mejorar, mi padre me había recordado y no sólo había sido eso si no que había descubierto que él en realidad nunca me había olvidado, sólo había olvidado mi nombre.
<< No quiero perderlo ahora que lo recupere>>
.
.
.
¿Qué les pareció este capítulo?
¿Qué creen que ocurra en el próximo capítulo?
Pequeña notita: Preparen los pañuelos, no les diré para que capítulo pero van a llorar, sé lo que les digo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top