Capítulo 48.

Elijah Vallarelli.

"La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado." ~Gabriel García Márquez


Todos los humanos siempre desean la felicidad, existe una obsesión por ser felices, buscamos diferentes atajos para lograr ese sentimiento de felicidad "Disfruta con esto y conseguirás la felicidad rápidamente". Pero la felicidad no es eso. La felicidad depende del sentido que cada uno de nosotros le damos a nuestra vida.

Mi padre siempre me había dicho que el mundo había perdido completamente el sentido de la vida, el ser humano sustituyo el sentido de la vida por sensaciones. Esas sensaciones que son completamente materiales, que no realizan realmente el papel de un sentido a la vida, sino son cosas banales que creemos llenan nuestra alma pero no lo hacen.

No todo tiene por qué ser malo, pero es autodestructivo cuando sustituye el verdadero sentido de la vida. Los japoneses lo denominan "Ikigai", es ese sentido que uno le da a las cosas, es el sentido que le damos a nuestra vida para tener la felicidad que realmente anhelamos, no es simplemente tener un objeto banal que nos haga sentir supuestamente felices, es darle el sentido a nuestra vida para continuar con esa felicidad durante mucho tiempo.

La vida no siempre es perfecta, porque todos atravesamos tormentas que realmente no podemos controlar, en algún tema de nuestra vida, todos tienen un sufrimiento constantemente por algo: Como seres humanos siempre hay algo que nos preocupa y esas batallas nos marcan. Sin embargo lo importante de esas batallas es como vamos a lidiar con ellas, porque eso es lo que marca lo que nosotros conocemos como la felicidad, es conectar eso bueno que nos pasa en nuestro día a día pero también eso malo que sucede a cada instante de nuestras vidas, esas batallas que libramos sin siquiera saberlo y que nos marcan de una u otra manera, la felicidad consiste en ello, no es tener una vida perfecta, sin ningún problema o sobre una cama de rosas, la felicidad es lograr tener todo en equilibrio, ver lo bueno en lo malo y lo malo convertirlo en bueno.

A veces la vida nos regala estados de plenitud, en donde sabemos que las necesidades que como seres humanos tenemos están totalmente cubiertas y no queremos nada más para ser felices, nos damos cuenta que no importa el sufrimiento que estemos viviendo se puede ser feliz ya que se conecta la pequeña felicidad que habita en su vida con lo malo que puede estar ocurriendo en su día a día, esas pequeñas cosas muchas veces son el antídoto para el sufrimiento, y muchas veces esas pequeñas cosas son el amor.

Mi madre siempre me había dicho que el mejor antídoto para el sufrimiento es el amor, y saber que no estás solo, no soledad que tú buscas porque hay veces que como seres humanos buscamos estar solos, quizás para poder controlar más nuestras emociones o apagar nuestro cerebro por unos minutos de todo lo que nos rodea. El amor es el antídoto para el sufrimiento cuando tenemos esa soledad que no es buscada, es tener nuestro pequeño lugar seguro en dónde vamos a saber que no importa qué tan solo estemos o cuántas tormentas estemos atravesando, vamos a tener ese apoyo en donde no será necesario decir palabras, tendremos el completo apoyo de quienes amamos y nos ama. Es tener ese lugar seguro con una persona que nos escuchará no nos juzgará y que nos entenderá, que realmente nos hará sentir mejor con el simple hecho de contar lo que está ocurriéndonos, son esas personas vitamina que realmente nos ayudan a crecer y que nos hacen sentir que la vida realmente tiene sentido.

Para mí ellos eran esa persona vitamina, sólo quería crear sólo quería crear horas o días podía estar realmente preocupada por algún motivo o estar completamente quebrada por algo que estuviese ocurriendo, pero si ellos estaban a mi lado sabían que tendrían la fortaleza de un huracán y qué sin importar cuántas tormentas se atravesara, tendría mi lugar seguro bajo sus brazos.

Yo quería ser para ellos ese lugar seguro, así como ellos lo eran para mí yo quería que confiaran lo suficiente como para contarme todo lo que estuviese ocurriendo en su vida, quería ser el refugio que necesitaban para sentirse bien y que sin importar lo que ocurriera ellos sabían que me tendrían a mí.

Sabía que para ambos hablar de su pasado representaba un gran dolor, no pensaba presionarlos porque ellos tampoco me habían presionado cuando yo no podía hablar de mi propio pasado, el pasado que me atormentaba por el bastardo que me había secuestrado cuando era una niña, ellos me habían entendido y me habían abrazado cuando les conté aunque realmente nunca les había dicho completamente la historia.

La ansiedad se sentía en el aire, Arniel caminaba de un lado a otro sobre el césped mientras veíamos como dentro varias enfermeras caminaban de un lugar a otro, seguramente alistando el señor para poder ser dado de alta, era un hospital pequeño a diferencia de los de la Gran Ciudad o incluso en el que había pasado la mayor parte de mi recuperación, pero era acogedor y tenía buenos doctores que atendían en los pacientes con una enorme vocación, no sólo los atendían psicológicamente sino que también les brindaban las atenciones necesarias sí tenían alguna enfermedad física.

Arniel, parecía que haría un hueco en el césped, Conall me abrazaba mientras estábamos recargados contra el cofre del auto, habíamos decidido no interrumpir el pequeño momento de ansiedad de Arniel, entendía el motivo por el que se llamaba Shrek a si mismo, realmente se comportaban como ogro en el momento que su pasado lo golpeaba, pero aún así no pensaba alejarme o regresar a la Gran Ciudad y como yo se los había dicho éramos esposos y realmente no lo dejaría solo, por más que insistiera no lo haría.

Kris incluso habia comprado algunos contenedores de comida para mis escoltas y para nosotros, pues lo único que habíamos comido en el aire eran galletas y demás cosas, realmente nada saludable para nuestro ajetreado día, además no teníamos muchas horas de sueño sobre nuestros cuerpos pero eso parecía ser lo que menos importaba, había enviado a la mitad de mi guardia a la casa donde se suponía nos hospedaríamos en Firenze, era la casa donde Arniel había vivido toda su infancia y el lugar donde su padre lo había criado, además de que el lugar en donde el señor habia sido más feliz.

—¿Habló con su padre? —pregunté.

—No lo hizo—murmuró Conall—. Lo hará hasta que sea dado de alta, pequeña, pero su padre realmente es una vena sensible para él, así que hablar con él no va a mejorar mucho su ánimo que digamos, quizás se muestra diferente cuando esté con él pero nosotros tendremos que estar fuertes para el momento en que vuelva a entrar en este tipo de crisis, creo que esta es la razón por la que no quería que lo vieras así.

—Ustedes tienen que soportar mis pequeños episodios de locura, en los que yo me pierdo y dejo de ser yo misma, así que no me molesta ser parte de los suyos y si tú o él tratan de mi alejarme créanme que los haré sufrir, ahora estamos casados y nadie tiene que vivir las cosas solo.

—Eres una muñequita muy caprichosa—murmuró Conall besando mis labios.

—Señora—murmuró Kris—. Conseguimos la camioneta que solicito...

—Bien—murmuré.

Por lo que sabía el señor no tenía fuerza en la parte baja de su cuerpo, debido a un pequeño tumor que había tenido en la columna vertebral, tenía movilidad en sus piernas y en todo su cuerpo, sin embargo no tenía la fuerza necesaria para mantenerse de pie, por lo que había enviado a conseguir un auto especial para poderlo transportar hasta Firenze, Arniel no habia pensado en ello y suponía que yo podía hacerlo en su lugar.

—Los escoltas que usted envió a casa ya se reportaron, están preparando todo para que sea una casa como la recordaba el señor, no está mal cuidada ya que se supone que una señora estaba encargada de mantenerla limpia y en buen estado, así que solo se han encargado de surtir la despensa y diferentes cosas para que esté lista para nuestra llegada.

—¿El doctor?

—Viene en camino, Ray fue a recogerlo al aeropuerto internacional, nos esperaran en casa—murmuró y asentí.

—Encárgate de conseguir relajantes para Arniel, me da pendiente que esto le afecte de más...

—Claro—aseguró con una sonrisa—. Su padre se contactó con nosotros, suponemos que si celulares no tienen cobertura, así que nos han pedido que les compremos nuevas líneas Italianas, ya se lo informé a los escoltas de la ciudad, esperamos que los tengan al llegar, su padre estaba preocupado y su madre solo dijo que le de tiempo a él...

Sonreí.

—Bien—murmuré—. Encárgate de que todo esté listo para nuestra partida, el señor no tarda en salir.

—Por supuesto—murmuró con una sonrisa.

Estábamos realmente confundidos por lo que estaba ocurriendo, Quería abrazar a Arniel al verlo tan desesperado, pero sabía que él necesitaba un poco de espacio para poder procesar todo lo que le habían dicho sobre su padre, no me he ni idea de su lado en ningún momento pero le daría su espacio estando en el mismo lugar, seguramente lo que más necesitaba era poder estar tranquilo.

Conall me abrazó con fuerza contra su cuerpo en el momento que Arniel se irguió, él parecía tener pequeños temblores cuando uno de los doctores salió, por lo que sabía no había visto a su padre y entendía la ansiedad que podía estar sintiendo, no sabía cuánto tiempo llevaba sin verlo pero realmente debía ser impactante verlo completamente diferente.

Señor Vallarelli—murmuró el doctor en un marcado acento italiano, acercándose a Arniel—. Ya le dimos todas las instrucciones sobre el cuidado de su padre... y si decide tomar otra decisión debe comunicárnoslo y así nosotros podremos hablar a la clínica.

Ya tomé una decisión—murmuró con una sonrisa—. Iremos a Firenze para que él pueda estar tranquilo y como ustedes lo dijeron quizás es bueno que esté en un lugar donde fue feliz.

Debería consultarlo con su demás familia...

—Álex está de acuerdo y mi familia se encuentra aquí, así que no pienso consultar nada con Dorian o mi madre.

Realmente me había tomado por sorpresa saber que tenía otro hermano, en su expediente militar él era hijo único, pero suponía que como él lo había dicho se consideraba hijo único al tener un hermano qué se comportaba como un completo idiota y otro que no era hijo de su padre.

De acuerdo, firmó todas las formas así que... su padre.

—¡Hijo! —gritó un hombre mayor.

No era un hombre como lo imaginaba, realmente parecía conservar su musculatura a pesar de tener enfermedades, tenía el cabello canoso y unos ojos azules iguales a los de mi esposo, tenía la piel canela, pero aun así podía notarse que realmente era el padre de él, quizás era por la forma del rostro o la manera en que sonreía, pero parecía Arniel con más años. No era como yo lo había imaginado que estaría completamente delgado y sin vida, realmente parecía un hombre fuerte.

Sé que me dijeron que no esté dentro de ningún episodio pero ¿Qué ocurre si lo tiene?

Sólo hagan como que entienden lo que está diciendo y llame inmediatamente a la clínica para poderles decir cómo continuar, pero no presentado en dos semanas ni una sola crisis, sus niveles cerebrales realmente se encuentran bien y es como si hubiese ocurrido un milagro que curó el Alzheimer—murmuró el doctor.

Una enfermera alta con cabello castaño se acercó, mientras empujaba a quien suponía era el señor Vallarelli, Arniel parecía tener una nueva crisis de ansiedad al ver a su padre, él hombre era realmente imponente a pesar de estar en una silla de ruedas. Tomé con fuerza la mano de Conall, de alguna forma temía que Arniel se quebrara al ver a su padre, pero no borraba la sonrisa de su rostro.

—Papá—murmuró Arniel.

—¡Venga muchacho! ¡No te veo hace años! —chilló su padre—. Esta maldita enfermedad me hizo olvidarme de mi pequeño sapito.

Reprimí una pequeña carcajada al escuchar el apodo de su padre, Arniel no parecía avergonzado, realmente lucía feliz. El doctor se alejó un poco, pero antes de que lo hiciera lo alcancé, él me miró con una ceja enarcada pero solo pude sonreírle.

Buenas tardes—murmuré en italiano—. Camino hacia acá leí varios artículos sobre el Alzheimer, realmente ninguno de ellos se menciona lo que está ocurriendo al señor, así que hice mi propia investigación y me gustaría ver las tomografías que le fueron tomadas la última vez...

—Solo si es familiar o investigadora...

—Científica—murmuré—. Me especialicé en comportamientos cerebrales por consecuencia de narcóticos—mentí.

Realmente sólo tenía un par de estudios como científica, pero aunque sabía que no podía hacer mucho quería estar un poco informada de lo que tenía el señor.

Si me proporciona sus datos de contacto, con gusto puedo enviárselos—sonreí y le di los datos de mi correo.

Quizás no podía hacer mucho, no existía un antídoto para el Alzheimer y tampoco podía crearlo, pero quizás con mis conocidos científicos podía encontrar alguna sustancia que retrasará los episodios, de esa manera Arniel podría estar más tiempo con su padre.

Cuando regrese al lado de mis hombres y mi suegro, pude encontrar la mirada gris de Conall interrogándome y aunque creía que Arniel haría lo mismo, él se encontraba completamente perdido en una charla con su padre. Podía ver que su sonrisa había cambiado y estaba realmente feliz, no estaba dando la sonrisa falsa que me había dado durante todo el viaje, tenía una sonrisa real en su rostro y eso realmente me hacía sentir bien.

—Pequeña conejita traviesa ¿Qué estabas haciendo? —murmuró Conall.

—Estaba viendo la manera de ayudar a mi esposo—murmuré besando su mejilla—. Quizás podemos encontrar algo que ayude a retrasar los episodios, me contactaré con mis compañeros de Suiza para ver si alguno de ellos puede darme alguna señal de qué podemos hacer para que no tenga episodios tan continuos o para prevenir uno a futuro...

—Por eso te amamos, mi amor—murmuró con una sonrisa—. Arniel está realmente feliz...

Sonreí viendo la imagen donde padre e hijo se daban un fuerte abrazo, varias lagrimas caían por las mejillas de ambos y estaba segura de que era un reencuentro realmente anhelado, el señor había olvidado a su hijo durante años, pero sabía que quizás en el fondo de su corazón sabía que tenía un hijo que estaba ahí, que necesitaba su padre y por eso había regresado. Mi madre siempre me había dicho que el destino jugaba de diferentes maneras, quizás realmente el padre de Arniel quería pasar sus últimos días con su hijo, con el único que se habría preocupado por él.

—Álex viene en camino—murmuró Kris—. Por lo que tengo entendido los ministros le dieron tiempo para venir a visitar a su padre...

—Se lo informaremos a Arniel—murmuré con una sonrisa—. Me enviarán unos datos a mi correo, asegúrate de que lleguen al científico Rutherford en Suiza, dile que Venus los envió y que necesita un análisis completo.

—¿Venus? —preguntó Conall.

—Ese era mi nombre—murmuré con una sonrisa—. Necesito que un viejo amigo me ayude, es un científico de primera, así que puede ayudarme a saber que hacer, se especializa en los comportamientos neurológicos, así que incluso puede darnos una respuesta motivo por el que tiene un episodio de lucidez tan prolongado.

—¿Maquinaste eso en cuánto tiempo? —preguntó.

—lo hice en el tiempo que el doctor vino, realmente quiero ser útil, son mis esposos y realmente quiero estar para ustedes.

—Eres una conejita hermosa—murmuró besando la punta de mi nariz—. ¿Estas lista para conocer a tu suegro?

Solté una pequeña risa por tu burla, él realmente sabía cómo hacer que todo lo tenso se desapareciera, miré como Arniel me señalaba desde lejos y los nervios comenzaron a llegarme, pero rápidamente los apagué pues sabía que no me importaba lo que los demás pensaran.

—Si lo vemos en buenos términos, él también es tu suegro—me burlé.

—Estas ganándote otro buen castigo...

—Quizás lo que deseo es que me castiguen—murmuré empujando su pecho con un dedo—. Anda, tú también deberías ir a conócelo...

—Ya lo conozco, amor—murmuró con una sonrisa juguetona.

Sonreí al ver que mi segundo hombre se acercaba a mí, no tenía miedo de conocer al señor y si era igual de amable que su hijo tenía por seguro que no nos juzgaría. Arniel se acercó a mi yo antes de que pudiera decirle algo o preguntarle alguna cosa, tomó mi cintura y me plantó un enorme beso en la boca.

Sonreí sin disimular, realmente sentir sus labios sobre los míos era algo demasiado bueno, me gustaba sentirlo de esa manera, era sentirlo completamente mío. cuando nos separamos me di cuenta de unos segundos ojos azules que nos miraban, y aunque seguía sin temer porque nos juzgara, realmente me puse nerviosa, el beso no había sido nada discreto, pero a Arniel eso parecía no importarle.

—Tú padre nos mira—murmuré.

—Lo sé—aseguró con una sonrisa—. Papá... te presento a mi esposa, Keylani Kim...

—¡Un gusto conocerte! —chilló el hombre—. Ven acá, deja que le de un abrazo a mi nuera...

El hombre tenía una energía realmente vivaz, y me preguntaba si así había sido siempre, sin embargo por los pocos recuerdos que Arniel me había convertido en el jet, era claro que ese hombre era un verdadero padre, un hombre que era capaz de sacar sonrisas incluso cuando no había esperanza y era igual que su hijo, tenía un gran corazón alegre.

El hombre se paró con dificultad, no podía mantenerse de pie por mucho tiempo pero suponía que podía hacerlo de vez en cuando, antes de que pudiera decir algo, y me abrazó con fuerza, sus brazos se sentían realmente cálidos y podía sentir el amor de padre que tenía hacia su hijo, era claro que estaba feliz de poder conocer a su nuera y de alguna manera saber que su hijo no se quedaría solo cuando tuviera que partir del mundo.

—Mucho gusto—murmuré.

—Soy Elijah—aseguró con una sonrisa—. Seguramente mi hijo debió platicarme de ti en algún momento, pero esa tonta enfermedad hace que olvide hasta lo que comí ayer, pero bueno en estos momentos realmente recuerdo todo lo que hice incluso la semana pasada o hace veinte años ¿No es maravilloso?

—lo comprendo perfectamente señor—murmuré con una sonrisa—. ¿Cómo se siente?

—Me siento perfectamente bien ahora que mi hijo ha venido a visitarme, y no te preocupes querida sé lo que tengo y lo que me ocurre a mí, así que no tienes que fingir como si yo no supiera las cosas.

—No pensaba hacerlo—murmuré con sinceridad—, no me gusta comparecer a las personas y espero que eso no lo moleste, pero creo que es mejor hablar las cosas con la verdad a decir mentiras...

—¡Hijo! ¡Tienes que casarte con esta mujer! —chilló abrazándome con fuerza.

—Ya es mi esposa, papá...

—¡Cierto! ¡Bienvenida a la familia, cariño! —murmuró con su chispa que era algo que estaba reconociendo desde que había llegado a ese lugar, tenían una chispa realmente vivaz que iluminaba todo lo que había a su alrededor.

—Papá... sé que no es el momento pero ella no solo es mi esposa... es esposa de...

—¡Conall! ¡Hijo! ¿Cómo estas, muchacho?

El señor me dejó en el olvido, lo ayudé a sentarse nuevamente en la silla de ruedas y él sin el mínimo trabajo se acercó a Conall y lo abrazó como lo había hecho con su hijo, sonreí al detectar felicidad en los ojos de Arniel, seguramente él también se encontraba nervioso de lo que su padre creyera de nuestra relación.

—Señor Vallarelli, es un gusto volverlo a ver—murmuró Conall con una sonrisa.

—¡Caray, debí haber aceptado la apuesta con tu padre, bueno tu tío, él dijo que en algún momento estarían con la misma chica! —aseguró con una sonrisa.

—¿Por qué todo mundo piensa eso? —preguntó Conall risueño—. Realmente no fue algo planeado, señor... nos enamoramos de la misma chica que está viendo aquí enfrente.

—¿Y cómo no hacerlo? —preguntó con una sonrisa —. Es una belleza tanto en el exterior como por dentro—aseguró—¡Bienvenidos a la familia!

Sonreí sin poder evitarlo al ver la chispa del hombre, Kris tras una breve presentación, nos ayudó a subirlo a la camioneta que había rentado, un auto con escoltas era lo único que no seguía y estaba segura de que en ese lugar nos encontrábamos completamente a salvo, conocía a mis padres y seguramente habían mandado blindar toda la zona en donde estaríamos. El hombre no paraba de hablar, estaba diciendo cosas de las que Arniel estaba seguro él no recordaba, pero que extrañamente él hombre parecía tener una memoria fotográfica, tan buena que describía los detalles de lo que ocurría.

Cuando nos adentrábamos a la ciudad de Firenze, Kris nos indicó que teníamos una llamada desde Londres y sonreí al ver en la pantalla al pequeño Niall, ese niño realmente se había ganado mi corazón.

—¡Mami! —chilló al verme.

—Hola, peque—murmuré con una sonrisa.

—¿No hay saludo para tu padre?

—¡Papi! —chilló el niño con una sonrisa—. ¡La belita hizo galletas!

—¿De verdad? Guárdame unas pocas para cuando regresemos a la Gran Ciudad—murmuró Conall.

—La belita dice que tú te hagas tus galletas—murmuró y solté una carcajada, pero Conall parecía realmente confundido.

—Dice que la abuelita le dijo que te hicieras tus propias galletas—murmuré con una sonrisa—. No es difícil entenderlo...

—¡Para mí lo es, muñeca! —chilló Conall—. Dile a la abuela que me haga galletas, yo fui su primer nieto.

—Cuando vengas a Londres tendrás todas las galletas que quieras—murmuró la señora Harrison con una sonrisa—. ¿Cómo va todo en Italia? ¿Como esta Arniel y el señor Vallarelli?

—Estamos bien—contestó en señor Vallarelli, era un hombre realmente agradable, no era el típico suegro gruñón y era claro que tenía un enorme corazón.

—¡Elijah! —chilló la señora Harrison—. ¡Dios! ¿Estas bien? ¿Cómo te sientes?

—Me siento bien por ahora y yo también deseo que me cocines galletas, ya sabes, para recordar viejos tiempos...

—¿Recuerdas eso?

—Si—aseguró con una sonrisa.

Ambos señores se internaron en una larga plática en donde mencionaban todo lo que había ocurrido en el tiempo que el señor se había quedado en casa de los Harrison, realmente me gustaba saber que ellos se encontraban bien y que de cierta forma el señor parecía tener un gran avance con su memoria.

—Definitivamente tienes que venir a Londres cuando te recuperes—murmuró la señora Harrison antes de cortar la llamada.

El padre de Arniel no paró de hablar en todo el camino, me gustaba que combinaba Español, Italiano y Ruso al hablar, lo que tenía entendido el hombre también había vivido un par de años en Rusia, por lo que su acento era perfecto y realmente sí lograba entender lo que quería decir. Contaba algunas anécdotas de su hijo cuando era niño, e incluso llegar a la casa había abrazado con fuerza a la señora del aseo, asegurando que la recordaba completamente desde que había llegado a su puerta para pedirle trabajo.

Envié la mayor parte de los estudios a mi compañero en Suiza, realmente sabía que ellos podían hacer algo que por lo menos podrían darme una explicación a lo que estaba ocurriendo en el cerebro del señor. Conall y yo habíamos decidido darle un poco de espacio a Arniel para ponerse al día con su padre, parecía que ellos realmente tenían mucho de qué hablar y cosas que Arniel creía que su padre no recordaba, le habían sacado un par de lágrimas.

A pesar de que el mundo estaba realmente adelantado con la tecnología, aún no lograban descifrar totalmente todo lo que ocurría con enfermedades como el Alzheimer, era una enfermedad que realmente destruía todo el cerebro, hacía que el paciente perdiera la memoria y también algunas capacidades que son normales para todos, pero para ellos no, eso realmente era algo preocupante.

La casa en donde nos quedábamos era realmente enorme, parecía más bien una mansión con grandes y extensos jardines de manzanas y demás frutos, todas la construcción estaba hecha totalmente de cantera y daba un aire barroco pero a la vez renacentista, no sabía mucho sobre arte pero podía ver que en cada lugar había cuadros pintados y en ese momento no sabía si eran del señor o de Arniel. Me habían dejado explorar un poco mientras Conall y Arniel se encargaban de la cena, su padre se encontraba descansando y yo podía ver un poco de todas las habitaciones.

Entré a una de las habitaciones más grandes, eres realmente enorme y toda la iluminación ámbar me hacía saber que estaba dentro de un estudio de arte, pronto pude ver la sombra de un hombre sobre una silla de ruedas y supe que estaba junto con el señor Vallarelli, cuando estaba a punto de irme, él giró su mirada hacía mi y con una sonrisa me invito a pasar.

—Eres muy curiosa, ¿Cierto? Eso es algo que mi hijo me platico hace mucho tiempo...

—Solo me gusta conocer un poco el territorio en el que estoy, creo que se debe a que soy una agente—murmuré con una sonrisa mientras me acercaba a él.

Quedé realmente sorprendida al ver el hermoso cuadro que tenía frente a él, no era un cuadro que representaba el amor de un padre por su hijo, era él, suponía de joven con un pequeño niño de perfectos ojos azules, detrás de ellos se encontraba los manzanos que habia encontrado en el patio, realmente parecía un autorretrato hermoso.

—Es hermoso—murmuré.

—Aunque jamás volví a decir el nombre de mi hijo, no era porque no lo quisiera, era porque realmente no podía recordarlo, pero recordaba ese niño que siempre estaba a mi lado, sin importar que yo estuviera conectado a cables la mayor parte del tiempo—murmuró mirando el mismo cuadro—, sin embargo después de pintarlo lo olvidaba, creo que por eso toda mi arte se trataba de un hermoso niño de ojos azules, porque era de mi pequeño niño...

—Su hijo lo ama—murmuré.

—Yo lo amo a él—aseguró—. Sé que apenas nos conocemos, pero sé que él está realmente enamorado de ti y que te ama como nunca había amado a nadie...

—Y yo lo amo, señor—aseguré con una sonrisa—. ¿Cómo se siente? Los doctores dijeron que debía tomar sus medicamentos en orden...

—No te preocupes por eso—murmuró —. Los he tomado, el doctor que trajiste es muy estricto...

—Necesita a alguien que pueda atenderlo—murmuré con una sonrisa—. Le pedí a mi tío que me contactara con uno de los médicos especialistas en su problema, así que por eso hice que lo trajeran aquí...

—Esto es algo que ni siquiera le dije al doctor antes de salir del hospital—murmuró girándose en mi dirección—. No soy tonto, he estado tantas veces cerca de la muerte que ya sé cuándo va a llegar definitivamente, y eso es pronto... sé que tú también lo crees, crees que por lo que estoy recordando a mi hijo es porque no me queda mucho tiempo de vida.

—No diga eso, señor—murmuré —. Usted tiene mucho que vivir aun, no olvide que le prometió a la señora Harrison que iría a comer galletas...

—Tienes razón—murmuró con una sonrisa—, pero a lo que voy es que si realmente muero mañana o en algún día de estos, creo que me iría feliz porque sabría que mi hijo quedaría con una mujer que realmente lo ama, una mujer que está llena de amor y bondad...

Sonreí.

—Por supuesto que no se ira pronto—aseguré—, amo a su hijo, asi que realmente pienso cuidarlo de mil formas distintas y usted no dejará solo a su pequeño.

—Estoy feliz de haberlo recuperado, aunque no recordaba su nombre y ni siquiera quién era, créeme que jamás dejé de pensarlo, aunque no tenía la menor idea de quién era, seguía queriéndolo a mi lado y extrañaba los abrazos de mi pequeño Arniel...

—Estoy segura de que él esta igual de feliz—aseguré con una sonrisa.

El hombre sonrió mientras me mostraba varias pinturas que había creado del mismo niño, como mi madre siempre me lo había dicho el cerebro puede olvidar muchas cosas, pero el corazón no lo hace, eso había ocurrido con el señor, a pesar de tener una enfermedad Alzheimer que lo así olvidar completamente toda su vida, su corazón seguía recordando al niño que amaba, a su pequeño hijo que había dejado solo.

No podía ni siquiera imaginarme el dolor que mi esposo sentiría si ese hombre realmente moría, Elijah me mostro demasiadas pinturas, incluso algunas que su hijo habia hecho cuando era un niño, me dio un recorrido por toda la mansión, me llevó a los campos de frutos e incluso recolectamos varios, él hablaba de Arniel como su más grande adoración y estaba segura de que él quería pasar sus últimos días al lado de su hijo.

<<Cuando un padre ama a su hijo se nota>>

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¿Qué les pareció este capítulo?

¿Qué creen de Elijah? 

Preparen pañuelos (para lo que les sean utiles jajajaja quizás para asfixiarme)

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