Capítulo 47.

Italia.

"El pasado es la única cosa muerta cuyo aroma es dulce." ~Eduard Thomas


Cuando somos pequeños la vida nos pone a personas que nos hacen entender el mundo, personas que toman nuestra mano en la oscuridad y que nos guían a la luz, personas que nos cuentan cuentos cuando sentimos que no podemos dormir y que nos dan chocolates para calmar nuestro llanto, personas que nos abrazan cuando sentimos frío y que nos arropan cuando estamos durmiendo. Esas personas son nuestros padres y aunque algunos tenemos más suerte que otros, siempre tendremos una figura que nos hará creer que son nuestros padres.

Mis padres habían sido los mejores para mí, realmente me sentía afortunada de tenerlos como mis padres, porque ellos estaban ahí cuando tenía rodillas raspadas, pero también cuando tenía miedo a la oscuridad e iba corriendo a su habitación para refugiarme del monstruo que era inexistente en mi habitación, pero que yo creaba en mi mente infantil.

Mis padres siempre me habían alentado en todo momento, me contaban mágicas historias donde el amor siempre triunfaba y me habían enseñado que ese era el valor más grande que el ser humano puede tener, para mí, mis padres lo eran todo y no me imaginaba una vida sin ellos, realmente no sabía cómo podría vivir si en algún momento a ellos les llegase a pasar algo en alguna misión, yo realmente sentía que no podía vivir si ellos no estaban a mi lado.

Pero muchas veces los padres como con Conall, son unos hijos de puta que no quieren hijos pero que los tienen por dinero o por conveniencia, eso era algo que realmente me molestaba, era inconcebible que trataran mal a un niño que no tenía la culpa de haber nacido y aunque no conocía la historia familiar de ninguno de los dos, podía imaginarme que ambos habían sufrido maltrato por sus padres.

Arniel sólo había mencionado una vez a su padre lo había mencionado como un hombre bueno por lo que sabía que él tenía un buen padre pero una pésima madre, Conall era algo parecido, pero para el ambos padres eran nefastos que solo lo habían dado a luz por un tonto título real. Sabía que ambos habían sufrido abandono cuando eran pequeños, eso sí me lo habían contado en uno de los días que habíamos estado juntos antes de mi desaparición, ellos se habían conocido porque ambos estaban casi perdidos en un parque y podía imaginar a los 2 pequeñines tratando de encontrar a su familia.

Aunque, Arniel casi no mencionaba a su padre, en cuanto desperté y vi sus ojos llorosos supe que algo andaba mal, quizás era que los conocía demasiado bien como para saber que sus expresiones eran de tristeza o felicidad, pero los conocía y sabía cuándo en su alma había demasiado dolor. Así que en cuanto lo vi supe que algo andaba mal, no era difícil de adivinar.

Cuando supe que se trataba de su padre, sabía que sería algo muy difícil de procesar para él pero jamás imaginé que le habían llamado para decirle que le quedaba poco tiempo de vida, incluso si no hubiese sido por Conall, jamás habría sabido que su padre seguía con vida, pues en cierto punto yo creí que él estaba muerto.

Aunque ninguno de los dos me había hablado mucho de su pasado o de su infancia, sabía que habían sufrido y en ese momento uno de mis hombres se encontraba realmente triste por lo que estaba ocurriendo con su padre.

En cuanto llamé a mi madre me dijo que teníamos la semana de licencia por matrimonio y que buscaría la manera de darnos una semana extra para poder seguir en Italia atendiendo al padre de Arniel, sabía que quizás él me pondría una barrera para ayudarlo, Arniel siempre queria solucionar las cosas por su cuenta y era como yo, se encerraba en su mundo. Así que sabría que ese momento sería algo difícil para él, pero como se lo había dicho, no pensaba quedarme de brazos cruzados si alguno de los dos estaba sufriendo y tampoco me alejaría si ellos me lo pedían, habíamos hecho una promesa y esa promesa yo pensaba mantenerla firme hasta el final de mis días.

Llamé a Kris, quien inmediatamente me dijo que se encontraba en el estacionamiento subterráneo. No nos demoramos mucho en bajar y cuando supe que mis padres enviarían un jet para llevarnos hasta Italia, Conall me ayudó a Llevar a Arniel al auto, aunque él decía estar bien sabía que no era así, se mantenía encerrado en sus pensamientos y parecía que no podía expresar todo lo que estaba sintiendo, no podía decir que lo entendía, pero quería estar para él para el momento en que recibiera la noticia más triste.

Entre Conall y yo, nos pusimos en búsqueda de alguna solución, podíamos acudir a Shanghái o Tokio para que recibiera un tratamiento que lo ayudará a vivir más tiempo, pero todos nos decían lo mismo, por su edad y por todo lo que había enfrentado en su vida era difícil que un trasplante de corazón funcionara, además sin mencionar el Alzheimer que lo atormentaba. Era imposible que el señor sobreviviera una operación y lo que en la mayoría de los especialistas recomendaba, era que lo llevaran a un lugar tranquilo en donde él sintiera felicidad y de esa manera pudiera pasar los últimos días de su vida con tranquilidad.

Uno de los amigos de mi tío que también era doctor, fue el que me dijo que lo mejor que podía hacer era llevar al señor a estar tranquilo y con su hijo, que no podíamos hacer mucho pues en este tipo de casos la muerte puede llegar en segundos y si eran tantos los infartos que había tenido, era imposible que sobreviviera uno más. Por lo que le habían dicho a Arniel, había sufrido más de 20 infartos durante toda su vida, por lo que su corazón tenía más necrosis que tejido sano.

Arniel habia insistido una y otra vez que no era necesario que lo acompañáramos, pero era claro que no lo dejaríamos solo cuando nos necesitaba tanto, porque sí, también es su mejor amigo lo necesitaba y de cierta manera ellos también eran una especie de familia, pues compartían su vida conmigo, por lo que no estábamos dispuestos ni Conall ni yo a dejarlo solo con su dolor.

El vuelo hacia Italia fue realmente inquietante, el aire estaba tranquilo pero sabíamos que Arniel tenía un gran dolor en su corazón y apenas hablaba, sólo contestaba con monosílabos y cuando le dábamos de comer solo agradecía, podía ver que estaba realmente triste, su mirada estaba perdida.

—Me preocupa—murmuré hacia Conall.

—Tranquila, amor—murmuró con una sonrisa—. Él es así, toda su vida tuvo que enfrentar sus problemas él solo, no había nadie que lo enseñara a enfrentar problemas y cree que ahora sigue solo.

—Pero no lo está... ahora nos tiene a nosotros...

—Eso lo sabemos, amor. Pero su padre es una vena sensible que ni siquiera yo puedo saber hasta dónde lo afecta.

—No sabía que su padre tenía Alzheimer...

—Yo no lo supe hasta que teníamos 15, jamás hablaba de su padre y cuando lo mencionaba era como si estuviera muerto... pero los 15 él tuvo que ir a cuidar a su padre...

—¿Se separaron en ese entonces?

—Solo fueron un par de semanas, de alguna forma él logró que se trasladaron al Londres, ahí él lo cuidó durante años, pero su padre comenzó a empeorar con el Alzheimer antes eran episodios pequeños, pero pronto esos episodios se convirtieron en la vida cotidiana... creo que realmente debes de escuchar lo que él diga... yo no soy quién para contarte la historia de él...

—Pero no quiere contarme, no me voy a quebrar realmente se soportar este tipo de cosas.

—Lo sabemos también, amor, pero debes entender que no nos gustaría que de alguna forma lo que ocurre con su padre te afecte a ti.

—Si le afecta a uno de mis esposos, me afecta a mi—murmuré.

—Eres una ternurita cuando te lo propones—aseguró besando mis labios—. iré a ver al piloto, si quieres habla con él y no le hagas caso si se convierte en Shrek.

Solté una pequeña risa por sus palabras, sabía que Arniel estaba un poco delicado con todo lo que estaba ocurriendo, no me podía poner en sus zapatos pero me imaginaba a mis padres enfermos y realmente no quería vivir eso, por eso quería ayudarlo, quizás no podía hacer mucho pero si algo me había enseñado mi madre era que un abrazo a veces es la mejor curita para cualquier cosa.

Arniel se encontraba con la mirada perdida hacia el cielo, habíamos dormido un par de horas y al despertar él seguía en la misma posición, por eso realmente me preocupaba que estuviera pasando por todo eso encerrándose en una burbuja, era mi esposo y no quería que lo hiciera.

Me acerqué a él con cautela, escuchando un pequeño tarareo de su parte y sonreí sin quererlo, él realmente parecía tranquilo, pero sabía que en su interior estaba viviendo una completa tormenta.

—Hola—murmuré acercándome.

Él giró a la mirada hacia mi enfocándome, su mirada azul se encontraba apagada y estaba segura de que realmente estaba mal, no me gustaba verlo de esa manera normalmente él era el que estaba alegre y trataba de ver el lado positivo de todas las cosas, verlo decaído realmente era algo extraño pero suponía que su padre realmente representaba algo muy delicado en su interior.

—Hola, princesa—murmuró con una sonrisa que claramente era falsa.

Antes de que pudiera hacer algo, tomó mi mano y me jaló hacia él para que quedase sobre su regazo, me quedé viendo hacía la ventana, sintiendo que mi corazón latía ferozmente, me gustaba su cercanía pero realmente podía verlo mal. Sus labios se apoderaron de los míos antes de que pudiera rechistar, como todos sus besos me descolocó totalmente mis sentidos y me hizo perder la concentración en lo que pensaba.

al despegarse enterró su cabeza en mi cuello y supe que realmente necesitaba un abrazo, sabía que todo el drama familiar que ellos habían vivido también nos afectaba como nueva familia, pero estaba dispuesta a estar con ellos y acompañarlos a todo lo que tuviera que ver con sus familias. le sonreí un poco al despegar mi rostro de él, podía ver que tenía una sonrisa triste y realmente no tenía idea de lo que podía hacer para hacerlo sentir mejor.

—¿Cómo estás? —murmuré.

—Tranquila, pequeña, aún no me verás convertido en Shrek...

—No me importa si lo haces—murmuré—. Sólo que no quiero que lo pases solo, ahora me tienes a mí y a Conall... quizás yo no soy la indicada para hablar de ello, pero él sí y si quieres hablar yo puedo irme al otro camerino...

—Mi amor—murmuró callando mi verborragia—. Solo no quiero decirte porque sé que mi vida es una mierda... no tuve una infancia feliz y realmente no quiero que eso nos afecte...

—Yo no tuve una adolescencia feliz y aun así ustedes están conmigo, no me voy a espantar si me cuentas tu pasado en la misma forma que si él decide contármela, sólo quiero ser parte de su vida y quiero ayudarlos.

—Amor, tú eres mi vida—murmuró besando mis labios—. No es porque no te tenga confianza, sino porque realmente es una mierda toda mi infancia...

—Cuéntame—animé mirando la profundidad de sus ojos.

—¿Segura? ¿No saldrás corriendo al terminar?

—Necesitas más que un pasado triste para hacerme correr, amor—murmuré besando sus labios con delicadeza.

—Sólo hay una persona que sabe esto aparte de mí, Conall—murmuró —. Cuando era niño, mi madre nos abandonó porque se fue en búsqueda de uno de sus tantos novios, para ella mi padre no significaba nada, a pesar de que él era el dueño de toda una ciudad, ella no quería amarrarse a un hombre con enfermedades... mi padre siempre tuvo demasiadas enfermedades desde que era un niño, su sistema inmunológico es demasiado débil por lo que creo que incluso él es el paciente cero de un par de enfermedades—bromeó, lo miré con detenimiento, él realmente me contaría por primera vez su infancia—. No te voy a mentir elogiando a mi madre, ella era una completa perra que solo buscaba dinero, cuando mi padre le dijo que no le darían un solo centavo porque todo estaba destinado a sus hijos, ella enloqueció y se fue. Dorian siempre fue más independiente, yo tenía que estar con mi padre para...

—¿Quién es Dorian? —interrogué confundida.

—Mi hermano—murmuró —. Mi hermano hijo de puta mayor.

Abrí la boca con sorpresa al escuchar sus palabras, no tenía la menor idea de que él tenía un hermano mayor, solo conocía a Álex y en definitiva no era la descripción que habia dado a Dorian.

—Nunca lo mencionas...

—No merece ser mencionado, mi amor—murmuró con una sonrisa—. Yo era muy pegado a mi papá, siempre tenía que estar a su lado para sentirme seguro y a él no le molestaba eso, hubo un tiempo en el que yo tenía que estar con mi padre todo el tiempo, pues tenía cáncer de pulmón, aunque era un niño tenía que estar cuidando que él siguiera respirando. Tuvo demasiadas operaciones para lograr que tuviera una mejoría, todos creíamos que estaba bien y los doctores decían que su sistema estaba por fin trabajando bien. Pero nadie se dio cuenta del monstruo silencioso que estaba en su cerebro, la primera vez que se presentó una crisis, me desconoció completamente a mí, no me volvió a llamar por mi nombre desde ese día.

—Amor—murmuré al ver sus ojos llorosos.

—Lo llevamos a uno y mil doctores, pero todos decían lo mismo, que él no podía tener una vida normal, a pesar de que yo quería seguir viviendo con él, llegó mi madre para ser una héroe, aunque su heroísmo era llevarme a Londres y dejar que mi abuela me criara, realmente debo agradecer que haya hecho eso, ella jamás habría sido una buena madre... yo crecí y me convertí en soldado, Dorian es un papanatas que sigue viviendo del dinero de mi padre, él fue policía en su juventud y después se convirtió en alcalde de la ciudad de Firenze, así que tenía una gran fortuna sumándole que era de una de las familias más acaudaladas de la ciudad, así que el dinero no le faltaba, pero mi hermano seguía enriqueciéndose de ello, gastando el dinero hasta que mi padre en un momento de lucidez congeló toda la cuenta hasta su muerte. Además Álex y yo, decidimos que debíamos tratar a papá sin dañar su legado a pesar de que Álex no era su hijo...

—¿Álex no es su hijo? —pregunté, lo había escuchado un par de veces pero siempre creí que era una broma.

—Mi madre se mudó a Rusia cuando me dejo por primera vez, para perseguir a uno de sus novios, supongo que ahí fue el momento donde concibió Álex, pero aunque no sea de mi sangre totalmente lo quiero como a un verdadero hermano y mi padre lo quería como un hijo. Es una historia demasiado complicada, pero en resumidas cuentas cuando mi mamá fue a buscar más porque mi padre había sido detectado con Alzheimer, Álex se fue con ella y a mí me dejaron con mi abuela. Cuando cumplí los 15 mi padre empezó a empeorar, las crisis ya no eran momentáneas, los periodos de lucidez era lo que se había vuelto momentáneo... hice que se mudara a Londres para poder atenderlo y seguir con mi carrera, pero ahí intervino mi queridísimo hermano Dorian, insistió en llevárselo nuevamente a Italia y yo no tenía mucho dinero como para cuidarlo en Londres, aun no era nisiquiera un capitán, mi sueldo no me alcanzaba para tanto y no queria aprovecharme de la familia Harrison, así que acepté...

—¿Qué paso después?

—Visitaba a mi padre muy pocas veces, nunca lo volví a ver consciente o con momentos de lucidez, siempre que iba me confundía con mis tíos, su hermano que nisiquiera tenía idea de que existía, sus amigos y a pesar de que a veces yo le decía que era su hijo él no me entendía, no me creía eso... se suponía que Dorian lo cuidaba, yo le enviaba vivires, cuando ascendí como capitán del ejército, todo mejoro, podía enviarle más cosas, también comencé a enviarles dinero... cuando creí que estabas muerta, yo dejé de atender a mi padre, sólo les enviaba dinero pero ni siquiera preguntaba por él y creo que el hijo de puta de Dorian aprovecho eso. Me enteré el año pasado que lo habían encerrado en un asilo, yo realmente quería hacer que se mudara a la Gran Ciudad y así poder cuidarlo más de cerca, pero todos los doctores decían que realmente no es algo viable que viajara en avión por tantas horas, más porque puede tener un episodio de lucidez al subir al avión pero en el aire tener una crisis, así que eso es un gran problema.

—Entiendo... pero no dijiste que estaba en un hospital.

—Siempre creí que lo había encerrado en un asilo, cuando recibí la llamada por la mañana me di cuenta de que me había estado mintiendo todo el tiempo, en realidad lo encerró en un hospital psiquiátrico y abandono a mi padre.

—Amor... Debió decírtelo... ¿Cómo te contactaron?

—Según la enfermera mi padre jamás habla de mí, sabían de mi existencia por su expediente, pero mi padre recordó mi nombre, quién soy e incluso recordó mi número de teléfono porque no he cambiado en más de 10 años.

Pude ver que varias lágrimas caían por sus mejillas, estaba segura que si de alguno de mis padres se olvidaba de mí no podía vivir y de repente me reconocía realmente me sentiría dichosa, pero en su situación me imaginaba que eso no era una muy buena noticia.

—Pero ocurrió algo más ¿Cierto?

—la enfermera me dijo que mi padre tuvo infarto hace 2 semanas, los médicos creen que de alguna forma ese infarto provocó algo en su cerebro para que pudiera tener más episodios de lucidez, o en su caso un episodio de lucidez extendido por más de 2 semanas, sin embargo su corazón realmente no puede soportar otro infarto...

—Mi amor—murmuré tomando su mejilla.

—Es mi padre—murmuró—. Él me enseñó a ser un artista, me llevó Por Primera Vez a un museo y me compró las primeras pinturas de óleo, él me enseñó tantas cosas que de verdad siento que si lo pierdo, perderé esa parte de él.

—Mi mamá siempre me ha dicho algo—murmuré limpiando sus lágrimas—. Sí tenemos la oportunidad de estar con las personas que queremos, debemos aprovecharlas... quizás ahora no debes de llorar, mejor cuando lleguemos a Italia , deberás abrazar a tu padre tan fuerte para que él sepa que estás ahí, para que te recuerde y te asegures de que no te olvide hasta el final de sus días...

—Nunca podré saber cuándo será la última vez que me despida de él...

—Entonces asegúrate de despedirte todos los días como si fuera el último, de hacerlo reír y de quererlo porque quizás el motivo por el que te recordó es porque tú eres su felicidad. La mente humana aunque esté enferma trabaja de formas muy extrañas, quizás tu padre sabe que pronto puede morir y por eso quiere estar a tu lado, por eso te recordó y recordó incluso un número.

—¿Estarás a mi lado?

—Ni aunque quieras alejarme me voy a ir, ahora eres mi esposo y mis abrazos vienen en el paquete todo incluido.

—Te amo, muñequita—murmuró y sonreí besando sus labios.

—También te amo, Arniel—murmuré.

Escuché los pasos de Conall quien sin dudarlo se sentó en el sillón frente a nosotros con una gran sonrisa, conocía a mi ingles chismoso y sabía que se la habia pasado escuchando nuestra conversación.

—Tú también—murmuré —. Ni aunque quieran alejarme lo harán.

El resto del vuelo fue tranquilo, pude notar que Arniel estaba menos tenso y que hablaba un poco más, a pesar de que seguía pensando seguramente en todo lo que estaba a su alrededor, seguía sonriéndome y haciendo bromas con Conall.

El jet aterrizó en la pista civil de Italia, como era de esperarse mis padres también nos habían enviado transporte y al resto de mis escoltas. Podía notar el gran nerviosismo de Arniel, tronaba sus dedos y se le notaba realmente nervioso por todo lo que estaba ocurriendo, yo no quería decir algo que lo afectara o cambiara su humor, por lo que me dedicaba a abrazarlo.

—Creo que esto yo debo hacerlo solo—murmuró en el momento que los tres autos se estacionaron en el hospital psiquiátrico—. No sé qué tan lúcido esté mi padre y no quiero que vaya a insultarlos de alguna manera, puede ser un día conservador y otro el hombre más liberal que exista, así que antes de presentarlos debo de saber cómo se encuentra.

—Está bien—murmuré con una pequeña sonrisa—. Nosotros bajaremos solo para acompañarte...

Él nos miró un par de segundos y asintió, realmente no me gustaban los hospitales psiquiátricos porque se parecían demasiado al lugar donde yo había estado recuperándome de mí adicción, estaba compuesto por diversos pabellones en donde estaban las personas con diferentes enfermedades mentales, no era algo bonito de ver y yo tampoco quería verlo, no quería que se me desencadenara alguna especie de crisis de ansiedad que arruinara lo poco que había ganado con él.

Conall y yo nos sentamos en los jardines del hospital, Kris envió a un par de escoltas con Arniel y el resto nos quedamos disfrutando la belleza del cielo italiano, era realmente hermoso y me gustaba poder estar ahí. Podía tener nuevos recuerdos de Italia y me gustaba eso.

—¿Por qué dicen que él se puede convertir en Shrek?

—Porque cuando algo nos preocupa demasiado sobre nuestro pasado, dejamos de ser los coroneles buena onda y nos convertimos en monstruos, no queremos que tú veas esa parte horrible de nosotros...

—Ahora esa parte también me pertenece, es algo que es parte de ustedes y que también es parte de mí, ahora son mis esposos y no me importa que se vuelven Shrek de vez en cuando, puedo lidiar con ello y realmente no me asusta—murmuré pegándome a su pecho.

Conall soltó una pequeña carcajada mientras me aferraba a su pecho, no supe si pasaron un par de minutos o un par de horas hasta que regresó Arniel, lucía un poco más tranquilo pero era claro que tenía demasiadas cosas por decirnos. Ambos nos pusimos de pie, queriendo escuchar las noticias que estaba por darnos.

—Los médicos me recomendaron una clínica en Suiza—murmuró—. Mi padre no lo siente pero todo su cuerpo está sufriendo demasiado, me acaban de recomendar que tenga una muerte digna.

Me cubrí la boca sin creer lo que estaba diciendo, los médicos le habían recomendado la eutanasia para su padre, una muerte digna para un hombre que había sufrido demasiado la mayor parte de su vida. Podía ver que sus ojos se encontraban completamente rojos por el llanto y sin pensarlo mucho, me abracé a su cuerpo con fuerza.

—Amor... lo siento...

—Y...Yo no sé qué hacer, les juro que no sé qué hacer... mi padre está sufriendo, es un buen hombre y me dijeron que el daño que está sufriendo su cuerpo es demasiado, es egoísta hacer que siga viviendo...

—Amor... podemos llamar a varios médicos, hacer lo que sea necesario para salvar a tu padre... darle más tiempo de vida...

—Estoy de acuerdo, hermano... ¿Lo hablaste con él?

—Lo podremos llevar con nosotros en unos cuantos minutos, los doctores me dijeron que si decidimos que él obtenga el derecho a la eutanasia, ellos nos brindarán el transporte y todo lo necesario para que lo lleven a Suiza, realmente no quiero perder a mi padre y sé que al llevarlo a ese lugar, me cortará tiempo de estar con él.

—Amor...—murmuré tomando su mano—. No puedo decirte que entiendo lo que está sufriendo, pero realmente no estás solo y no importa lo que ocurra, vamos a estar aquí nosotros para ti...

—Gracias, amor—murmuró con una sonrisa—. Se que debería consultarlo con mis hermanos o incluso con mi mamá, Álex se negará a la idea de Suiza, pero estoy seguro de que mi madre y Dorian lo aprobarán, si mi padre muere automáticamente su dinero se descongelara, Dorian podrá hacer uso de él...

—Amor... Álex te apoyara—murmuré —. Debes decírselo...

—Dorian nisiquiera vino cuando lo llamaron, la enfermera me dijo que estuvieron llamándolo hace semanas, ni siquiera contestó el maldito celular y mi padre estaba aquí. Realmente lo necesito a mi lado para sentirme bien, necesito que él esté bien.

Veía cómo sus ojos azules se convertían en dos cristales que sólo lloraban, él estaba realmente triste y por más que quería entenderlo no podía, pero podía imaginarme lo que yo sentiría si alguno de mis padres estuvieran en el mismo peligro que el suyo, él estaba entre la vida y la muerte y debía de tomar una decisión, quizás para muchos el darle una muerte digna era la mejor opción, y no es que él fuera egoísta, pero entendía que no quisiera cortarle la vida a su padre tan de repente.

—Hermano—murmuró Conall—. Creo que él es quien debe tomar la decisión... entiendo que tú quieres tenerlo con vida, pero si está sufriendo quizás lo mejor sea que deje de hacerlo.

—Los doctores también me dijeron que puede que ni siquiera llegue a Suiza, su corazón está demasiado débil y puede morir en cualquier instante... creo que lo mejor es que él viva sus últimos días en el lugar que siempre amo, en su bella Firenze—murmuró —. Siempre fue feliz en ese lugar y quizás estar cerca, le haga sentir bien...

—Entonces... vallamos a Firenze—murmuré con una sonrisa—. Si fuera tú también tomaría esa decisión, quizás tu padre lo que necesita es vivir sus últimos días tranquilo y saber que te tiene a su lado, quizás por eso te recordó ahora porque quiere estar contigo.

—Si quieren pueden irse, no quiero que...

—Mejor ni lo digas, Hermano, no olvides que tu esposa es la mujer más letal del ejército—murmuró Conall risueño.

—No me vas a alejar tan fácil—murmuré —. Estaremos contigo, te prometemos que no vamos a irnos y nos quedaremos a tu lado hasta que sea necesario, además, queremos estar a tu lado.

Arniel sonrió besando mis labios con ternura, realmente ni yo ni Conall pensábamos dejarlo solo, en los necesitaba tanto como lo necesitábamos alegre a él, quizás no podríamos impedir la muerte inminente de su padre pero podíamos darle unos últimos días realmente felices. mi madre siempre me había hablado del destino, por lo que estaba completamente segura de que su padre lo había recordado por un motivo, quizás era porque quería pasar los últimos días de su vida al lado de su hijo.

Conall sonrió y le dio un fuerte abrazo a su mejor amigo, quizás él tampoco demostraba muchas emociones, pero si se trataba de alguno de nosotros siempre era empático y eso realmente me gustaba de ambos, sabía que estando a su lado todo era más fácil, realmente podía concentrarme en amarlos a ambos.

.

.

.

¿Qué les pareció este capítulo?

¿Qué creen que ocurra con el padre de Arniel? 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top