Capítulo 46.

Entre laureles.

"Quiero hacer contigo lo que la primavera hace con los cerezos."~ Pablo Neruda



*Los diálogos que se encuentren en cursiva, significan que hablan en otro idioma, en este capítulo es italiano.

La vida muchas veces nos pone en momentos donde tenemos que poner a prueba todo lo que hemos creído a lo largo de nuestra vida, momentos en los que realmente necesitamos saber en dónde estamos parados para no caer en lugares equivocados, pero hay otras veces que las estrellas alinean al ser humano y no es necesario seguir un orden para las cosas. Cuando esto pasa el ser humano y todo lo que ha estado imaginando por toda su vida, es en el momento en el que se lograron metas y donde se cumplen profecías.

Siempre había creído que mi padre tenía pequeños delirios en los que me contaba historias que realmente no podían ser ciertas, eran momentos en los que yo creía que él tenía un poco de lucidez pero siempre me contaba historias sobre las almas o las llamas gemelas, él siempre decía que la vida nos la pone cuando más la necesitamos, quizás nosotros no sepamos que la necesitamos en ese tiempo pero la vida sí que sabe el momento en el que no la va a poner al frente.

Otras veces aunque las busquemos hasta por debajo de la piedra, si no es el momento indicado jamás va a llegar, también me decía que podía hacer que alguien no tuviera un alma gemela y yo realmente tenía miedo de que ese alguien fuera yo. Aunque nunca había creído en las historias de amor, realmente quería tener a alguien a quien amar, a alguien a quien entregar mi corazón como lo había hecho mi padre con mi madre, aunque ella lo hubiese pisoteado, mi padre en sus pequeños momentos de lucidez no dejaba de decir lo mucho que la amaba.

La vida muchas veces se empeña en hacernos sufrir cuando estamos bien, eso era algo que también mi padre siempre me había dicho, siempre me había dicho que a veces a la vida le encanta hacernos ilusiones con lo que puede ser, para después arrebatarnos la de la forma más horrible que puede existir, muchas veces nosotros creemos que todo está completamente bien pero en realidad la vida sólo está planeando el momento de jodernos. Mi padre en sus pequeños momentos de lucidez siempre había sido un hombre sabio, siempre me había gustado que él realmente era un hombre respetable y sinceramente yo quería seguir su ejemplo, de amar a una sola mujer a pesar de que ella me pisoteara.

Pero estaba seguro de que mi muñequita no haría eso, por eso había decidido entregarme completamente a ella, porque sabía que cuidaría mi corazón como su más valiosa posesión, y sabía que mi mejor amigo también tenía ese pensamiento, ella no nos pisotearía y nos cuidaría completamente así como nosotros estábamos dispuestos de proteger su corazón y ponerlo en un pedestal para hacerlo feliz.

Nunca hablaba con mi padre, y trataba de no abordarlo en muchas conversaciones a pesar de que lo extrañaba, él había sido mi ejemplo durante toda mi infancia antes de que mi madre decidiera abandonarme en Londres, quizás para un niño yo no tenía tantos recuerdos sobre ese viejillo que me hacía feliz, pero realmente lo recordaba, lo guardaba en lo más profundo de mi corazón. tampoco hablaba de mi hermano, no, no Álex, sino de Dorian, mi hermano mayor, jamás hablaba de él porque realmente no importante en mi vida, sí era quien cuidaba mi padre pero también quien había sido un hijo de puta que lo había encerrado en una asilo y eso yo no se lo perdonaría nunca.

Yo había cuidado a mi padre pero también sabía que necesitaba avanzar para poder tenerlo en un lugar mejor. Sólo una persona no el mundo sabía la real historia de mi familia y ese era Conall, nisiquiera a mi muñequita me había atrevido a contarle eso, era una historia demasiado dolorosa que no quería que ella sufriera.

Siempre que salía el tema de esas cosas trataba de evadirlo, pero sabía que de una u otra manera yo tendría que decirlo en algún momento, sabía que tenía que hablar sobre mi pasado y sobre mi familia.

Aunque realmente estaba muy feliz en ese momento, en el momento en el que por fin podían nombrar mi esposa a la mujer que amaba podía ver en Conall la misma felicidad de saber que ella era nuestra por todas las leyes, que era nuestra mujer y que eso nadie podía cambiarlo.

—No nos excedimos, ¿Cierto? —pregunté risueño al ver a nuestra muñequita totalmente dormida sobre la cama.

La visión de su trasero completamente descubierto y las pequeñas marcas que habíamos dejado sobre su piel eran realmente toda una obra de arte, su piel blanca brillaba bajo la luz de la luna y su cuerpo aún experimentaba pequeños temblores que realmente me hacían sonreír. Ella era perfecta en todos los sentidos y realmente me gustaba verla.

Sentí un pequeño tirón de mi miembro, bajo los pantalones de pijama que vestía pero realmente ya había sido demasiado, ella estaba completamente cansada y debía descansar.

—Creo que nos excedimos un poco, pero ella está bien, tiene una sonrisa en el rostro a pesar de estar dormida, así que eso significa que lo hicimos bien—murmuró con una sonrisa—. Creo que rompimos récord.

Solté una carcajada sin poder evitarlo, no podía dejar de ver las marcas que habíamos dejado sobre su piel, no éramos sádicos o algo por el estilo pero realmente se sentía bien saber que ella era completamente nuestra y que no sabía cedido toda su voluntad durante esas noches, ni siquiera yo sabía cómo habíamos aguantado tanto. Pero ella era una verdadera adicción, una adicción que nos invitaba a poseerla todo el tiempo, nuestra fantasía favorita.

La luna iluminaba todo el interior de la habitación, ninguno de los dos dijimos nada pues habíamos dormido lo suficiente y la debíamos dejar descansar a ella, a pesar de ser madrugada ambos teníamos hambre y seguramente tendríamos que pedir servicio al cuarto. Él y yo no necesitábamos decir palabras para comunicarnos, parecía que todo lo que queríamos lo decíamos con una simple mirada o con gestos y recordaba que Kennett siempre había bromeado sobre ello, decía que éramos almas gemelas y por ese motivo no necesitábamos decir una sola palabra.

—Iré a pedir algo para comer... ¿tú recoges?

—¿Me ves cara de chacha? —me burlé.

—Te falta poco para serlo...

Solté una carcajada y asentí, se colocó una camiseta y salió en dirección al elevador, realmente habíamos dejado todo un desastre en la habitación, pero eso sólo era señal de todo lo que habíamos hecho con nuestra muñequita, no podía olvidar su rostro de satisfacción y saciedad le había puesto en el último momento antes de quedar completamente dormida, ella era hermosa y claro que me encantaba hacerla sentir bien.

Recogí las cosas que habíamos tirado, incluidos varios condones usados, ninguno de los tres nos preocupábamos por hacerlo sin protección, pues conocíamos el historial clínico y ninguno de los tres tenía alguna enfermedad o infección, además de que Conall y yo teníamos la vasectomía, por lo que un embarazo no era una opción. Sin embargo, usábamos condones para otro tipo de juegos.

Limpié un poco el piso y también recogí la ropa que había quedado regada por todo el lugar, también había un par de botes de lubricante vacíos y los recogí para poder terminar de limpiar todo el lugar. Ella seguía dormida al terminar de limpiar y suspiré dejándome caer en el sillón frente a la cama, verla a ella completamente desnuda sobre nuestras sábanas era una imagen realmente hermosa, no tenía idea de cuánto tiempo habíamos dormido, pero habían sido más de diez horas y ella seguía sin despertar, señal de que la habíamos dejado completamente agotada.

Nuestro ego como Doms era alimentado por ella, para ser un Dom no simplemente se necesita saber follar y golpear al sumiso sin causarle placer, como Doms, nuestra principal tarea no era simplemente meternos dentro de ella, era hacerla disfrutar como nunca, gemir hasta perder el habla, hacerla tener orgasmos tan explosivos que la dejaran atontada, hacerle temblar las piernas pero también nos inflaba el ego saber que ella confiaba en nosotros, que confiaba tanto como para irse al subespacio cuando sentía tanto placer que era imposible contenerse en su pequeño cuerpo, nos gustaba saber que nosotros éramos un lugar seguro en donde ella podía ser quien era y dejar salir este lado sumiso que nos encantaba.

A pesar de que dentro del ejército era la mujer más letal, con nosotros en la intimidad ella seguía siendo como un conejito dispuesto a ceder todo a nosotros. Nos encantaba saber que con nosotros tenía un lugar donde se sentía en paz, donde podían liberarse de la carga y que se sentía en completa confianza, como para dejar que su mente volara y se refugiara en el subespacio, no cualquiera logra eso, para hacer llegar a una sumisa al subespacio siempre se necesita que ella confíe plenamente en su Amo y ella lo hacía con nosotros, confiaba porque se sentía valorada y protegida, sabía que nosotros la amábamos y que la cuidaríamos todo el tiempo, por eso dejaba escapar ese lado tan hermoso de ella, ese lado donde la veíamos completamente vulnerable.

Me encantaba ver su cuerpo sobre la cama enorme, se le veía pequeña y vulnerable; pero no vulnerable en términos de debilidad, ella no se había demostrado que no era débil en lo más mínimo, pero ciertamente ella despertaba en mí y en mi mejor amigo algo que nos movía, era como una necesidad de mantener nuestros ojos sobre ella y protegerla de todo lo que quisieras asecharla o dañarla.

El sonido de mi celular me hizo perder la concentración en la imagen que veía, salí al pequeño balcón donde se encontraba una mesita y tres sillones individuales de cuerina roja, me senté mientras daba clic en la pantalla para contestar la llamada de un número desconocido, no tenía miedo de quién pudiera estarme llamando, mi número era privado y no podían llamar a menos de comprobar que me conocían, así que no me preocupaba algún tipo de extorsión o algo, además, era un número con la lada de Italia, por lo que podía imaginarme que se trataba del asilo donde el hijo de puta de mi hermano había encerrado a mi padre.

—¿Pronto? —murmuré la típica contestación italiana—. Cosa posso fare per lei? (¿Qué puedo hacer por ti?)

—Arniel...—la voz cansada de mi padre se escuchó del otro lado, y estuve a punto de atragantarme con mi propia saliva.

Mi corazón comenzó a latir con una velocidad impresionante, no lo había escuchado nunca decir mi nombre desde que era niño, siempre me confundía con mis hermanos y nunca decía mi nombre.

Mi padre había tenido una vida llena de enfermedades, cuando era un niño recordaba que él tenía leucemia, logró curarse, pero a los pocos meses le detectaron un cáncer en los pulmones, de igual manera lograron curarlo pero después de eso todo su cuerpo se empezó a deteriorar más y más, tuvo un trasplante de riñón, apendicitis, cáncer prostático, realmente lo admiraba porque a pesar de todo lo que había sufrido, él había seguido luchando por querer vivir.

Hasta el momento que nos dijeron que sufría Alzheimer, eso paso cuando yo tenía sólo seis años, desde ese momento, mi padre nunca habia vuelto a ser el mismo, tenía pequeños momentos de lucidez pero en esos momentos lo único que recordaba era a mi madre, mi padre podía ser un niño de 5 años un día y al siguiente un adulto de 33, se trasladaba al momento en el que estaba viviendo su cerebro, tenía recuerdos que realmente habían pasado de años atrás y no vivía en el presente. Siempre me había confundido con su mejor amigo, con su hermano que nisiquiera yo conocía o con alguien más, pero jamás me había reconocido como su hijo, siempre decía nombres distintos al llamarme y yo me acostumbré a ello, quizás por eso en ese momento sentía que las lágrimas bajaban por mis mejillas, al escuchar que después de tantos años volvía a mencionar mi nombre.

—Papá—murmuré.

—¿Dónde estás hijo? Me levanté para buscarte y la señorita me dijo que no estás aquí.

Sentí que una lágrima descendía por mi mejilla, yo jamás había querido dejarlo, pero había tenido que mudarme de sede para poder continuar y pagar sus tratamientos, a pesar de que él tenía una gran fortuna, no queríamos que es su único legado se viera afectado, por eso yo era quien me encargaba de la mayoría de los gastos de sus tratamientos, pues mi hermano parecía que sólo se había encargado de robarle algún dinero a mi padre y de vivir una vida llena de tonterías. Álex y yo éramos los encargados de mantener los pagos del asilo.

—¿Estas llorando? —interrogó.

—Lo siento—murmuré—. ¿Dónde estás ahora?

—Me dicen que estoy en el hospital de Asis... es un hospital psiquiátrico ¿Por qué estoy aquí?

—Hijo de puta—murmuré con furia al escuchar a mi padre, mi hermano no lo había encerrado en un asilo, lo había llevado al maldito hospital psiquiátrico—. Papá, ¿podrías pasarme a la señorita que está contigo?

—Por supuesto, hijo—aseguró con voz alegré —. Vendrás a visitarme ¿Cierto?

—Lo haré... Pásame a la enfermera...

Escuché unos cuantos movimientos antes de que la voz de una mujer se escuchará dando indicaciones que mi padre fuera llevado a su habitación, tenía tanta ira en mi corazón que realmente quería irme y meterle mil balas en la cabeza a mi hermano ¿Cómo era posible que lo hubiese internado en un hospital psiquiátrico?

—Buongiorno signore, ¿Qué puedo hacer por usted?

—¿Cómo se encuentra mi padre? —pregunté en mi idioma natal.

La verdad es que tenemos muy buenas noticias sobre todo lo que refiere a su padre, pero nos gustaría más que estuviera aquí para poderle informar todo lo que hemos encontrado en sus últimos estudios.

—No creo poder viajar pronto, mi trabajo no me lo permite— murmuré.

Claro que quería ir a Italia pero era un coronel y realmente no podía dejar mis obligaciones, teníamos que estar en la Gran Ciudad al siguiente día y realmente no podía ir a Italia, claro que me alegraba la mejora de mi padre, pero no podía dejar mis responsabilidades.

Es comprensible, señor. Sin embargo necesitamos que alguien venga por él al hospital, y creo que he dado la situación de que no puede venir es preciso informarle que a pesar de que no existe una cura para el Alzheimer, su padre parece estar recobrando la memoria, tiene un par de semanas sin olvidar nada y parece que realmente está viviendo en el presente. Para casos como él, este tipo de avances son prácticamente imposibles, los doctores y enfermeras que lo atendemos coincidimos que debería pasar este momento en el que está recordando todo en casa.

Sentí que un par de lágrimas bajaban por mis mejillas, desde que había sido diagnosticado con Alzheimer, mi padre no había tenido periodos de lucidez mayores a un par de horas. Sentí que mi corazón dolía un poco, quería estar con mi padre pero realmente no sabía si tendría oportunidad, odiaba a mi hermano por no estar presente, pero sabía que seguramente estaba derrochando toda la fortuna de mi padre.

¿Llamaron a Dorian?

—Si, señor—aseguró—. Hemos estado tratando de comunicarnos con él desde hace una semana, pero le va a fascinar lo que estoy a punto de decirle, nosotros sabíamos que su padre tenía un segundo hijo o sea usted, pero jamás lo mencionaba, solo mencionaba a Dorian, sin embargo su padre recordó su nombre, quién era e incluso su número de teléfono, no soy muy experta en este tipo de cosas pero creo que su padre lo quiere aquí.

—¿Puede viajar?

—¿Su padre? No, su presión arterial es alta y aunque está controlada no debemos arriesgarlo, por lo que no puede tomar un avión...

—Están en el hospital de Asís, ¿cierto?

—Si, señor... estamos en el hospital psiquiátrico de Asís, su padre tiene uno de los mejores tratamientos y creemos que puede mantenerse así por un par de años, quizás ahora los momentos de perdición sean los esporádicos—suspiré ante las palabras de la enfermera.

¿Por qué siento que hay algo que no me están diciendo? —pregunté.

No creo que sea buena idea decirlo por este medio.

—Hágalo, quiero saber si mi padre esta bien o algo me estan ocultando.

No queremos presionarlo de ninguna manera, pero el motivo por el que su padre tiene un periodo de lucidez tan largo puede deberse a que tuvo un infarto hace un par de semanas, los doctores no dan muchas esperanzas, y creemos que lo mejor es que vaya a casa para que esté tranquilo.

Sentí que mi mundo se derrumba por un segundo, sentí que los ojos me ardían al escuchar esas palabras, me estaban diciendo que mi padre podía morir en cualquier momento y a pesar de que eso era una probabilidad desde que era un niño, saber que había tenido un infarto que podía repetirse, pero algo que realmente me hacía sentir mal.

Entonces supongo que lo de un par de años es solo un dicho ¿cierto?

—Creemos que su padre necesita estar con su familia los últimos días de su vida, no sabemos cuándo llegue el momento en el que su corazón deje de resistir, según su expediente clínico ha sufrido más infartos en los que puede resistir el cuerpo humano, no sabemos si el próximo sea uno fulminante, su corazón tiene una necrosis muy grande. No queríamos decirlo, el señor Dorian dijo que no nos atreviéramos a hacerlo...

—Gracias...—susurré no queriendo decir nada más, tragándome la ira de lo que mi hermano había ocultado —. Haré lo que esté en mis manos para ir, por favor manténgalo con vida hasta que llegue...

—Haré lo posible, Señor Vallarelli.

Colgué la llamada cuando sentí que un sollozo se escapaba de mi boca, mi padre lo era todo para mí, era lo único que me hacía sentir bien de mi infancia, mi madre nos había abandonado y me había dejado con él por eso lo amaba tanto, por eso quería mi padre con tantas fuerzas. Mi padre me había heredado su gusto por la pintura, él había pagado mis primeros cursos como artista, me había llevado a mi primer museo y me había enseñado lo que era el arte, aunque mi madre siempre lo había considerado una basura, porque no podía darle lo que la señora quería, para mí, mi padre había sido todo en mi niñez.

Sin pensarlo un solo segundo marqué el número de los ministros, no quería dejar sola a mi muñequita cuando apenas teníamos pocos días de habernos casado, pero mi padre era importante para mí no quería que ella sufriera.

—¡Arniel! —chilló la ministra—. ¡Amor, son los chicos!

—¿Cómo la estan pasando? —preguntó el ministro.

—Buenos días, ministros—murmuré con la voz apagada.

—No, nos llamas como tus suegros, ¿cierto?—preguntó la ministra y negué con un pequeño ruidito—. ¿Qué ocurre, coronel?

Me gustaba que a pesar de que fuéramos familia, ellos sabían separar lo que ocurría con su hija y lo que ocurría en la milicia, suspiré sintiendo un nudo enorme en mi garganta, no sabía ni siquiera cómo decir que mi padre estaba mal, ellos sabían un poco de mi historia pero no sabían todo, ni siquiera sabían de la enfermedad de mi padre. Limpié las lágrimas que bajaban por mi mejilla, soltando el aire para poder hablar aunque sentía que las palabras no salían de mi boca.

—Sé que no debería saltarme la autoridad de la general, pero necesito que ustedes me den un consejo y un permiso, les conté sobre mi familia y algunas cosas, pero jamás les dije que mi padre tiene Alzheimer, mi hermano lo internó en un hospital psiquiátrico porque seguramente está derrochando todo su dinero en apuestas o en las cosas materiales, pero acabo de recibir una llamada desde Italia donde me dijeron que mi padre tiene periodos de lucidez, sin embargo los doctores dicen que puede deberse a que tuvo un infarto que afectó alguna neurona en el cerebro.

—Oh, Dios...

—Han tratado de comunicarse con mi hermano pero no piensa ir, así que yo soy el único que puede ir a verlo y no creo que sean muchos días, pero realmente necesito ir a ver a mi padre, sé que tenemos obligaciones en la base, pero no puedo dejarlo solo.

—¿Necesita más de la semana de licencia? —preguntó la ministra—. Tiene un licencia por matrimonio al igual que Key y Conall.

—No lo sabía—murmuré.

—Les enviamos un correo... pero supongo que han estado demasiado ocupados para verlo... así que por el tiempo no se preocupe si necesitan más licencias nos lo dicen y veremos la forma de darles, con lo ocurrido el viernes decidimos retrasar las misiones un par de semanas más, no son misiones urgentes y creemos que los capitanes pueden hacerse cargo de las misiones pequeñas.

—Necesito que hagan que Key regrese a la base—solté de repente.

—Sabes que eso es imposible, ¿cierto? —murmuró la ministra—. Ella no te va a dejar solo y aunque nosotros le demos la orden de regresar a la base, ella no nos va a hacer caso y va a seguir a tu lado, entonces creo que tú debes saber que no hay forma de que la hagamos regresar a la base, te va a seguir.

—Pero no quiero que ella me vea sufrir.

—Arniel—llamó el ministro—. Cuando aceptaron casarse y se dijeron los votos, dijeron que estarían en la salud y una enfermedad, no siempre tiene que ser una enfermedad física a veces es del alma. Necesitas que ella esté a tu lado y ella no se va a querer alejar de ti, y estoy seguro de que Conall tampoco te querrá dejar solo...

—Pero...

—Sabes que ella no te va a dejar solo, aunque tú te niegues te va a perseguir y va a ser peor, porque se va a convertir insoportable, es mi hija pero cuando te dije hace algunos años lo que significaba estar a su lado, te dije que aunque quisieras alejarle en momentos de tristeza, ella se iba a quedar a tu lado para juntar todos tus pedacitos rotos, así que no trates de alejarla, ella te ama de mil formas distintas y no te va a dejar solo.

—Ella te va a seguir, y si eres listo mejor dejarás que ella lo haga. Recuerda que la mujer más letal del ejército y ahora es tu esposa—murmuró el ministro—. Tienen la licencia de una semana por matrimonio y si necesitan una semana extra nos lo dicen, les quitamos una semana de vacaciones.

—¿Estan seguros de que es una buena idea decirle?

—Si—aseguraron al unisonido—. Decimos como ministros, pero también como padres de tu esposa, ella no te va a dejar solo y lo mejor es que no trates de alejarla.

Solté un pequeño suspiro, sabía que no era buena idea alejarla pues ella no se quedaría tranquila pero tampoco quería hacerla pasar por un dolor tan grande como lo era el verme destrozado a perder a mi padre, no era que estuviera atrayendo lo malo, pero siempre me habían dicho que mi padre podría sufrir tantos infartos que su corazón dejaría de funcionar, así que era claro que ese era el momento.

Colgué la llamada después de que los ministros me informaran que enviarían un jet para llevarnos inmediatamente a Italia. En cuanto colgué la llamada no pude contener más mis lágrimas, no me importaba parecer un niño chiquito mientras lloraba, volví a ser ese pequeño niño de 6 años al que le habían arrebatado a su padre, mi madre había decidido que ella podía cuidarme, que no quería que estuviera con un enfermo, pero eso era una completa mentira, sólo me había ido a botar a Londres con su familia.

—Hey, hermano—murmuró Conall llegando al balcón.

No me importó que mis ojos estuvieran completamente llenos de lágrimas, ni siquiera me apresure a limpiarlas, Conall sabía la vena sensible que tocaba cada que hablaba sobre mi padre y que mi padre estuviera mal era algo que realmente me afectaba.

—¿Qué ocurrió con tu padre? —murmuró.

No hacía falta que dijera una sola palabra, él sabía lo que significaba mi llanto y de cierta forma esa era la manera por la que siempre habíamos coordinado todo lo nuestro, nuestra amistad no necesitaba de palabras con simples acciones sabíamos lo que al otro le ocurría.

—Me llamaron—murmuré—. El hijo de puta de Dorian no lo refundió en un asilo, lo hizo en un puto hospital psiquiátrico, encerró a mi padre como si estuviera loco, se supone que él debía cuidarlo, ese fue el maldito trato para que yo siguiera enviándoles dinero cada mes, supe que lo había metido un asilo de ancianos porque supuestamente él empezaba a trabajar, pero el maldito hijo de puta lo encerró en un hospital psiquiátrico.

—Que hijo de... ¿Qué tienes que hacer ahora? no dejarás a tu padre encerrado en ese lugar.

—En estos momentos eso es lo que menos me preocupa, por lo menos ese hijo de puta se aseguró de que mi padre tuviera una buena atención médica, pero para lo que me llamaron fue para decirme que mi padre tiene lucidez, tiene dos semanas sin tener un solo episodio.

—¡Eso es fantástico!

—Lo sería, pero los doctores creen que se debe a que tuvo un infarto hace dos semanas, de alguna forma esto afectó su cerebro y por ese motivo no ha tenido un episodio... sin embargo no le dan muchas esperanzas de vida—susurré.

—Hermano... Dios...—susurró Conall.

—Su corazón está tan dañado que el próximo infarto puede ser fulminante, la mayor parte de su corazón tiene una necrosis y en cualquier momento puede morir, por eso me dijeron que debo ir a Italia, para poderlo llevar a casa y que pase sus últimos días en el lugar donde él fue feliz...

—Arniel... Tenemos que ir...

—No quiero que ella me vea así—murmuré —. Sabes que mi padre es una vena sensible y...

—Cuando aceptamos casarnos con ella, sabíamos que venía incluido en el paquete que se iba a pegar a nosotros como un chicle, no podemos evitar que ella esté en los momentos de tristeza y la necesitamos para seguir sonriendo, así que lo mejor es que se lo digamos y ella decida si quiere ir o prefiere y regresar a la base.

—Sabes que no soy yo cuando se trata de mi padre, puedo lastimarla sin darme cuenta...

—No te preocupes por eso, Vallarelli, si tú la lastimas yo te corto las bolas, eso prometimos—aseguró con una sonrisa ladina—. Además creo que ella nos asesinaría sino le decimos lo que está pasando.

—Tienes razón en ello... los ministros me dijeron que enviarían un jet para que nos lleve directamente a Italia...

—Ya hablaste con ellos...

—Si, me dijeron que tenemos la semana de licencia por matrimonio y que si necesito más tiempo, verán la manera de dejarme en la siguiente semana también... quizás ustedes en ese momento sí deben regresar.

—De acuerdo, si quieres ve a despertarla en lo que yo hago las maletas, supongo que el jet no tardará más de tres horas en llegar y debemos de ir para que se alimente un poco antes de viajar...

—¿Seguro? —pregunté.

—Tú eres quien necesita decirle que su luna de miel implicará conocer a su suegro e ir a Italia—bromeó con una sonrisa—. Anda, limpia las lágrimas porque de esa manera se dará cuenta de que has estado llorando y se va a preocupar.

Asentí.

Me limpié rápidamente las lágrimas, entré en la habitación encontrándola en una diferente posición a la que la había dejado, estaba completamente hecha bolita en la cama, con su cuerpo totalmente desnudo y su piel brillando por la luna. Estaba por amanecer por lo que seguramente el jet llegaría junto con el sol.

Me senté en la cama, sintiendo que mi corazón latía rápidamente, nunca le había hablado de mi padre ni siquiera le había dicho que había tenido enfermedad, lo único que ella sabía era que me gustaba el arte por él y ella jamás hacía preguntas sobre ello, quizás era porque realmente sabía que era un punto sensible para mí.

Acaricié su cabello con delicadeza, sintiendo la suavidad que éste tenía, ella era hermosa, su cabello perfectamente ondulado caía sobre su espalda y cubría un poco de sus clavículas, pero aun así lucía perfectamente hermosa. Se removió un poco ante mi tacto, pero no lo hizo con brusquedad más bien fue con ternura, como si buscara mi calor.

—Muñequita—susurré quitando un mechón de su cabello, ella hizo un pequeño gruñido, causando una fuerte risa de mi parte—. Amor...

—No me despiertes—murmuró.

—Amor, despierta, conejita— susurré besando su mejilla.

—Olvidé como hablar—susurró y solté una carcajada.

—Estás hablando, mi amor—murmuré.

Ella soltó un pequeño gemido al estirarse, parecía un hermoso gatito descansando todos sus músculos al estar modorra. Sus ojitos curiosos se abrieron mientras me veía. Inmediatamente al ver mi rostro se sentó en la cama, olvidando completamente la modorres que tenía y supe que debía de verme realmente mal con los ojos llorosos.

—¿Qué ocurre? —preguntó con preocupación.

<< ¿Y así pensabas que ella te dejara ir solo? no lleva despierta ni dos segundos y ya sabe que te ocurre algo>>

—Amor...

—Dime qué ocurre, puedo ver en tus ojos que algo está mal y realmente no me gusta verte así... lo que sea sabes que puedo ayudarte o podemos buscar una solución.

<<Mi muñequita, por eso la amo tanto>>

—Amor, nunca te he hablado de mi padre, porque para mí es un punto demasiado sensible platicar sobre lo que le ocurrió a él... y te daré todos los detalles, pero ahora necesitamos ir a Italia, él está mal y soy el único que puede ayudarlo. Pero claro que si tú quieres quedarte puedo decirle Conall que ustedes vayan a la Gran Ciudad.

—Estás tonto si crees que voy a dejarte solo y no me importa que esa palabra genere un castigo para mí, ahora somos esposos y tú tienes que aguantarte que yo voy a estar detrás de ti todo el tiempo, eso viene incluido en el paquete de ser mi hombre o uno de mis hombres—aseguró con una sonrisa.

—Amor cuando se trata de mi padre dejo de ser yo... no quiero lastimarte de alguna forma...

—y estás muy equivocado si crees que voy a dejarte solo... no sé qué sea lo que le ocurre a tu padre, pero si es por dinero, mi cuenta de banco esta disponible...

—Mi padre tiene Alzheimer, no me recuerda la mayoría de las veces y esta fue la primera vez que me llamó por mi nombre desde que era un niño, ha tenido un periodo de lucidez desde hace dos semanas... pero eso no es lo preocupante, dicen que quizás ese periodo de lucidez tan extenso se deba a que tuvo un infarto hace dos semanas, de alguna manera eso afectó su cerebro y le está permitiendo tener lucidez... pero su corazón está tan dañado que...

No pude evitar que las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos, mi padre era todo para mí, él me había enseñado todo lo que sabía sobre el ejército y también sobre el arte, mi padre me había dado varios consejos de vida que realmente me habían servido y no quería perderlo, y aunque me creía realmente preparado para el momento en que me dijeran que él estaba por morir, realmente no lo estaba.

—Amor—murmuró tomando mis mejillas entre sus manitas—. No te preocupes, ¿si? Encontraremos una solución juntos. Por supuesto que no voy a dejarte solo y si es necesario voy a pedir un permiso extenso con mis padres, lo podemos pedir por algún motivo familiar ahora tú y yo somos familia y eso implica que estemos juntos.

—Amor...

—¿Ya tienen las maletas listas? Llamaré a Kris para que nos llevé al aeropuerto y partamos a Italia en cuando amanezca—murmuró.

Dejó un rápido beso en mis labios, haciéndome sentir que realmente ella estaría ahí y que no pisotearía mi corazón en ninguna circunstancia, me amaba tanto como yo la amaba a ella y su corazón era tan enorme que nos daba el mismo amor a ambos.

Sin poderlo evitar sonreír al verla, eso era lo que hacía que todo mundo la amara y la quisiera, ella tenía la capacidad de ponerse en los zapatos de cualquiera y de buscar soluciones para problemas que no los tenían. Por eso era tan fácil amarla porque ella se ganaba el cariño de todo mundo, ella con su hermosa sonrisa y su chispa lograba hacer enloquecer a todos.

Antes de que pudiera decirle algo, pegó un salto de la cama, vi que hizo un pequeño gesto seguramente por todo lo que su cuerpo seguía sintiendo, pero aun así siguió caminando hacía donde se encontraba mi mejor amigo, sonriendo sin decir una sola palabra y por sus ojos podía ver que él tenía los mismos pensamientos que yo.

Los dos estábamos locamente enamorados de ella y en esos momentos donde nosotros éramos los vulnerables nos dábamos cuenta de que ella también estaba enamorado de nosotros, ella era una chispa que encendía toda nuestra vida y que nos hacía sentir realmente afortunados de tenerla, era nuestra esposa, nuestra muñequita, nuestra conejita y nuestra mujer, una que estaba dispuesta a todo por vernos sonreír.

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¿Qué les pareció este capítulo?

¿Estan listos?

Hasta aquí llego nuestro maratón <3 Espero les haya gustado tanto como yo y hayan disfrutado de estos tres que estan chiflados y enamorados. Prepárense porque la autora ya se volvió loca <3.

Les tengo un par de noticias <3

Primera: Espero terminar de publicar este libro antes de Septiembre, ya que tengo otros proyectos en mente. Así que estén preparados para muchos maratones estas semanitas <3

Segunda: Esta es más bien una preguntita <3 Comencé a escribir otra serie de libros, aun no les daré adelantos, pero constará de varios libros con historias diferentes de máximo 40 capítulos, pero todas estarán conectadas y sucederán algunas simultáneamente, y la pregunta es ¿Les gustaría leerlo? La temática seria de mafiosos, pero con el toque personal que ya saben les da esta autora. Si les gusta la idea, pronto comenzaré con la publicación de esos libros.

Muchas gracias a las personitas que se tomaron el tiempo de felicitarme <3 No saben lo bonito que se siente. Espero hayan disfrutado este maratón en honor a mi cumple<3 Y nos leemos pronto, trataré de publicar mañana, pero no sé si pueda. En todo caso si no puedo se los informaré. Por cierto, ¿Ya leyeron Sólo Mía y las correcciones? No cambie demasiadas cosas de la temática pero puse datos interesantes que seguro ayudarán a entender mejor todo el contexto.

Los quiero mucho, muñequitos.

Autora fuera. 

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