Capítulo 43.
¿Esposos?.
"Hay una sola forma de felicidad en la vida: amar y ser amado"~ George Sand
A veces pensamos que en la oscuridad que está en nuestras vidas durará para siempre, y cuando lo menos lo esperamos nos damos cuenta de que frente a nosotros tenemos la luz de salida y es una luz tan brillante que no se apagará fácilmente, y muchas veces es tan grande que es imposible apagarla con un solo soplido, es tan fuerte que ni terremoto es capaz de agotarla.
Toda mi vida había caminado en la oscuridad sin darme cuenta, sin embargo, me gustaba tener planes completamente estructurados y tener resguardos en caso de que el principal fallara, siempre habia tenido una esquematización en mi vida e improvisar era mi último recurso, quizás de esa manera era como había logrado todo lo que tenía en ese momento, era una general del ejército más poderoso sobre la Tierra, no era la modelito que todos creían, yo me valía por mí misma y lograba avanzar sin tener que jugar sucio.
Siempre había sido alguien que se valía por sí misma, incluso desde pequeña mi madre siempre había dicho que yo era demasiado independiente, quizás eso era algo que había heredado de ella y por ese motivo sentía que no necesitaba la ayuda de nadie para ser feliz, sólo me necesitaba a mí y eso estaba bien hasta cierto punto, porque aunque seamos independientes, hay veces en la vida que realmente necesitamos un abrazo de alguien o una palabra de cariño que nos haga sentir vivos.
Mi papá siempre había dicho que era caprichosa, pero que esa era una buena virtud en mí, pues todo lo que yo quería lo conseguía gracias a mis caprichos, no eran caprichos en los que me tiraba al suelo a chillar, eran caprichos en donde me exigía a mí misma superar cada uno de los retos y superarme a mí misma a cada segundo. Eran caprichos en donde yo no me tiraba al suelo a llorar, me creaba mis propias estrategias y lograba alcanzar las metas que quería.
Pero con ellos, me gustaba ser caprichosa de todas las maneras posibles, me gustaba hacer pucheros o pedir helado a las 3:00 de la mañana, me gustaba que me consintieran a cada instante y que me dejaran ver la película que yo quisiera, ellos sabían cómo consentirme y eso me encantaba a pesar de que jamás había deseado que alguien hiciera eso por mí.
Para mí ellos se habían convertido en mi todo, eran esa luz al final del camino que había encontrado y que me había hecho sentir viva después de transitar durante años en la oscuridad, jamás había creído en las historias de amor pues pensaba que eran realmente tontas, sólo la de mis padres había funcionado para mí, pero cuando los conocí a ellos realmente quería que esos tontos cliché se volvieran realidad, quería tener ese par para toda la vida a mi lado, quería que fueran mis buenos días y mis buenas noches, los hombres que viera al despertar y al dormir. Ya no tenía miedo de atarme a álguienes, como lo habia dicho Nick.
Yo realmente ya no tenía miedo a amar, lanzarme al mar tormentoso porque sabía que ellos serían mi ancla, que me mantendrían cerca de la orilla y sujetarían con fuerza para evitar que naufragara, y que en caso de naufragar, ellos se asegurarían de construirme una hermosa cabaña en una isla desierta. Los amaba y realmente quería todo con ellos, verlos frente de mi se resumía a todo lo que habíamos atravesado por toda nuestra vida como relación.
Habíamos sufrido de miles de formas diferentes, habíamos creído que jamás podríamos volver a estar juntos, habíamos creído que seríamos separados incluso juzgados por tener una relación secreta, todo el dolor y la pérdida que habíamos sufrido durante los últimos 2 años se resumía ese pequeño momento en el que ellos no esperaban en un altar.
Quizás casarnos en Las Vegas no era una de las mejores ideas que había tenido, pero había decidido tomar las riendas de mi vida y uno de esos primeros pasos mira lograr enlazar mi vida con ellos. Ya no tenía miedo de hacerlo, como se lo había dicho a mi papá ya no tenía ganas de huir, quería aferrarme con fuerza a lo que la vida me pusiera en frente.
Sentía que cada uno de mis músculos temblaba, las lágrimas se acumulaban en mis ojos mientras estaba con los ojos de esos dos hombres, de alguna manera mi cerebro había logrado enfocarlos a los dos a la vez.
Caminamos por el largo pasillo de alfombra roja, ellos me sonrieron al verme y pude ver que una lagrima caía por la mejilla de ambos, ellos al igual que yo estaban seguros de lo que querían, me querían a mí y yo lo sabía de sobra, habíamos enfrentado tantas cosas que realmente era increíble que lo hubiésemos hecho.
Me aferraba el brazo de mi padre tratando de no caer, de repente todo el suelo parecía ser de nubes y sentía que con un paso caería, pero había dos cosas que me sujetaban, mi padre y ver la hermosa combinación de los ojos de ellos, dos hermosos pares de ojos, unos grises y unos azules, como las tormentas más hermosas que existían. Eran como dos ángeles, que me hacían sentir en el cielo.
Mis manos comenzaron a temblar en el momento que el aroma sus perfumes llegó a mis fosas nasales, era una aroma tan delicioso que realmente afectaba todos mis sentidos, ellos con su presencia misma me hacían sentir en cada instante volando, me hacían sentir completamente en un mundo nuevo tan mágico que era enormemente diferente. Mi padre y yo nos detuvimos frente a ellos, y puede ver una pequeña lágrima bajando por las mejillas de Conall y todo se convirtió instantáneamente en algo perfecto.
—Les entrego a mi única hija—murmuró mi padre cuando llegamos a su lado—. No se les olvide de quien es hija, si piensan en algún momento hacerle daño. Cuídenla con su vida y más les vale hacer que el mundo arda si ella está en peligro.
Solté una pequeña risa por la amenaza de mi padre, claro que él realmente no pensaba dañarles ni un solo cabello, mi padre era no recurrir a la violencia a menos de que fuese necesaria, mi padre se giró a verme y pude ver esa mirada oscura que siempre me había llenado de amor, saber que él era mi padre siempre me había hecho sentir segura y reconfortado, sabía que él estaba dispuesto a todo por mí y me protegería como su princesita, su hija.
Conall y Arniel pusieron las palmas de sus manos hacia arriba para recibir la mano que mi padre los ofrecía, ambos realmente tenían una sonrisa sincera en su rostro, ambos me amaban tanto como yo los amaba a ellos y estaba completamente segura de que sin importar nada, ellos estarían a mi lado y como en ese momento, sostendrían mis manos para darme formaleza.
—Señor Kim, le prometemos que sí es necesario, volveremos a quemar el mundo por su hija, lo haremos arder por mantenerla a salvo—murmuraron a la vez como si se hubieran aprendido un mantra.
—Mi amor, siempre seré tu padre y si necesitas cortarle las bolas a este par, solo Llámame—murmuró besando mi mejilla con delicadeza—. Te quiero, florecita.
Pronto Sentí las manos de ambos tomar la mía llenándome de completa calor y seguridad, dejé de tener miedo y supe que ahí estaba bien lugar seguro, el lugar en el que quería permanecer por toda mi vida. Sonreí, reprimiendo las ganas de llorar, no quería arruinar el momento llorando como una cría.
—Hola, nena—murmuraron al unisonido besando mis dos mejillas.
Sonreí, teniendo las ganas de besarlos en ese mismo instante.
Conall se colocó a mi derecha y Arniel a mi izquierda, ambos sosteniendo cada una de mis manos dándome la fortaleza que realmente necesitaba. Ya no tenía miedo a lo que pudiese pasar en mi vida, sabía que si ellos sostenían mis manos como lo hacían en ese instante, todo el mundo perdería valor y yo sería capaz de protegerlos a ellos mientras dejaba que me protegieran a mí.
—Estamos reunidos aquí para presenciar la unión de Keylani Kim Rossi con Conall Harrison y Arniel Vallarelli, aclarando que toda la unión es legal solo dentro de la gran unión y al ser una relación que implica a más de dos partes, es necesario que sepan que cualquiera de las partes puede realizar la anulación, aunque realmente espero que no sea así—murmuró el hombre —. Es un honor poder ser el presidiario de una unión tan hermosa, son una relación que se nota de lejos el amor que se tienen. Conall Harrison y Arniel Vallarelli, al venir aquí por decisión propia aceptan que Keylani Kim Rossi será su mujer, a la cual deberán brindar amor, cariño, lealtad y fidelidad el resto de su vida ¿Son conscientes de ello?
—Si, lo somos—murmuraron a la vez.
Dejé de prestar atención a las palabras del hombre, en mi cabeza solo podían reproducirse los cientos de imágenes en donde ellos eran los protagonistas de todo, desde el primer momento en el que habíamos estado juntos, donde yo les había entregado mi virginidad hasta el momento en el que había visto sus hermosas sonrisas cuando los fuegos artificiales habían iluminado el cielo de Las Vegas. Recordaba el brillo en su mirada, ese brillo que me habia hipnotizado a pesar de no haberles visto el rostro en nuestro primer encuentro, ellos eran los hombres que quería en mi vida y no pensaba dejar que pasará más tiempo.
—Digan sus votos, primero Conall Harrison y después Arniel Vallarelli.
Puse los pies en la tierra cuando ambos sonrieron, acomodándose cada uno al lado del otro para mirarme con una sonrisa hermosa en sus labios, todo temor o nerviosismo desapareció, solo los quería a ellos, realmente solo a ellos.
—Muñequita—murmuró Conall siendo el primero en tomar mis manos—, aunque en estos momentos tengo tantas cosas por decirte no me salen las palabras para expresar todo lo que mi corazón siente en este momento, sólo sé que te amo con todas mis fuerzas, que no quiero pasar un solo minuto del resto de mi vida lejos de ti, recuerdo la primera vez que entraste a mi vida y desde ese momento no quiero nada más que a ti. Amo cada centímetro de ti, cada una de tus muecas y de tus pequeños berrinches, también cada una de las manías que tienes y todo lo que te hace ser mi muñequita. Eres la luz que ilumina mi vida y cuando creí que estabas muerta, todo perdió sentido, pero cuando regresaste ese sentido regresó a mí y me doy cuenta de que tú eres lo único que me mantiene con los pies en la Tierra. Eres mi dulce tentación, mi dulce tormento y mi dulce salvación, así que nunca me faltes, por qué no dudaré hoy en qué mar cada maldito centímetro del mundo hasta encontrarte y si es necesario descender al infierno para traerte de regreso a mi lado. No dudaré en quemar cada lugar del universo para encontrarte, y cómo lo hizo Dante por Beatriz, porque sé que ese es uno de tus libros favoritos, descenderé al infierno una y otra vez si es necesario para mantenerte a salvo. Te amo como nadie en el mundo.
—Princesa—murmuró Arniel tomando mis manos con una hermosa sonrisa en sus labios—, desde que llegaste a mi vida pusiste todo de cabeza, te amo desde el primer momento en que te vi, no quiero pasar un solo instante lejos de ti, quiero tenerte el resto de mi vida a mi lado importa absolutamente nada más que tenerte entre mis brazos. Como ya lo dijo Conall, tú eres mi dulce tentación, mi dulce tormento y mi dulce salvación, y si tú me faltas, moveré toda la tierra por ti.
—Te prometemos que juntos vamos a hacerte feliz cada segundo del resto de nuestras vidas—murmuraron a la vez.
—Keylani—murmuró el hombre —. Es momento de que digas tus votos, puedes decirlos por separado o junto, tú lo decides.
—Gracias—murmuré.
De repente todo a mi alrededor desapareció, sólo existíamos ellos y yo, suspiré sabiendo que tenía las palabras correctas para decir a pesar de que todo mi cuerpo se encontraba en un estado de shock, mi corazón seguía reaccionando y dictaban las palabras que debía decir en los votos que me unirían completamente a los hombres que amaba.
—Conall—murmuré tomando sus manos primero—. Cuando te conocí realmente pensé que eras un idiota, estaba tan molesta contigo por cómo te comportabas que pensé miles de formas de asesinarte, pero poco a poco me demostraste que esa forma de comportarte sólo era una máscara para ocultarte de todos los que querían hacerte daño, te amé desde el primer instante que te vi y aunque oculté mis sentimientos durante mucho tiempo, dejé de tener miedo en el momento en que tú me demostraste la misma manera sentías que me amabas. Me enseñaste que el amor puede ser totalmente desinteresado y también apasionado, Por Primera Vez en ti la protección de alguien cuando estuviste a mi lado y sentí que había conectado totalmente contigo, te volviste alguien que me hacía ver las estrellas y qué me bajaría la luna sin tener miedo de ello, me mostraste un camino del amor que yo no conocía, me ayudaste cuando más lo necesitaba —me giré tomando las manos de Arniel entre las mías—. Arniel, contigo todo fue diferente, desde el primer momento que te conocí sentí que tú eras una persona maravillosa, te amé de la misma manera que desde el primer instante que te vi, dejé de tener miedo amar, porque sabía que tú estarías a mi lado sin importar nada y que me haría sentir amada sobre todas las cosas.
Me separe de él y tome las manos de ambos con las mías, ellos al estar juntos, era fácil verlos y poder decirles todo lo que mi corazón sentía.
—Ambos entraron como un huracán, llegaron a descolocar todas las creencias que tenía sobre el amor y llegaron a destronar cada una sí mis reglas, pero de la misma manera llegaron a enseñarme lo que era el amor verdadero, llegaron a enseñarme que no importaba mi pasado que ustedes me amaban de la misma forma. A pesar de todo lo que hemos atravesado estos años, sé que con ustedes siempre tendré mi lugar seguro, que puedo lanzarme a un mar tormentoso y ustedes van a ser las anclas que me mantendrán sujeta a la orilla, que sin importar nada ustedes me van a amar. Dejé de tener miedo al amor, dejé atrás cada uno de los temores que tenía porque ustedes me hicieron sentir que era realmente valiente, han sido mi fortaleza en los momentos que sentí que la vida me abandonaba, han sido lo único que me he mantenido con vida cuando estaba secuestrada y no que me mantuvo a flote mientras salía de una maldita adicción, con ustedes dejé de tener miedo a todo, porque sabía que ustedes podrían sostener y mantenerme a flote sin importar todo el peso que llevaré en mi espalda. No me importa si todo está en contra, si ustedes y la familia que está aquí estan a mi lado, estoy segura de que podremos enfrentar todo. Te amo Conall, Te amo Arniel y no pienso negarlo nunca más.
No me importaba si todo el mundo nos juzgaba y nos quedábamos completamente solos, estaba segura de que con ellos podía ser completamente feliz, el hombre sonrió cuando finalizamos nuestros votos, realmente era algo hermoso poder unir mi vida a la de los dos hombres que amaba con toda mi alma, no me importaba nada más, solo saber que ellos estarían en mi vida el resto de ella.
—Conall Harrison, te pregunto a ti. ¿Quieres tomar como esposa a Keylani Kim, para amarla, respetarla, adorarla y serle fiel el resto de tu vida? —miré al hombre y a Marlen que había llegado a nuestro lado con un pequeño cojín que llevaba los anillos que yo habia mandado diseñar esa misma tarde.
—Yo Conall Harrison, te quiero a ti, Keylani Kim como mi esposa, para amarte todos los días del resto de mi vida, para cuidarte, protegerte incluso de tus pesadillas, serte fiel y quemar el mundo si es necesario para encontrarte, te cuidare y protegeré en la salud y en la enfermedad, todos los días del resto de mi eternidad.
Conall tomó uno de los anillos, el que tenía un hermoso diamante ahumado, era completamente diferente al de promesa que me habían dado semanas atrás, pero de igual manera, era hermoso. Tomo mi mano derecha y deslizó el anillo mientras nuestros ojos se conectaban, demostrando todo lo que sentíamos.
—Ahora, Arniel Vallarelli ¿Quieres tomar como esposa a Keylani Kim, para amarla, respetarla y serle fiel el resto de tu vida?
—Yo Arniel Vallarelli, te quiero a ti, Keylani Kim como mi esposa, para amarte cada instante del resto de mi vida, serte fiel y descender al infierno si es necesario para resguardarte de todo mal, prometo cuidarte en la salud y en la enfermedad, cada segundo del resto de mi vida.
Arniel tomó el segundo anillo, que tenía un hermoso zafiro, nuestros ojos se conectaron y al igual que con Conall, me di cuenta de que sus ojos no se comparaban ni con la más hermosa o exclusiva piedra preciosa, eran tan perfectos y brillantes que eran completamente únicos.
—Keylani, ¿Aceptas a estos hombres como tus esposos, para amarlos, respetarlos y adorarlos por el resto de tus días?
—Yo Keylani Kim, acepto a estos hombres, Conall Harrison y Arniel Vallarelli, como mis esposos, para amarlos, quererlos y respetarlos el resto de mis días y si hay más vidas, deseo pasar cada una de ellas a su lado. Prometo cuidarlos y darles muchos dolores de cabeza con mis berrinches—todos soltaron una pequeña risa por mis palabras—, pero sobre todo prometo protegerlos y ser completamente suya el resto de mi vida.
Tomé uno de los dos anillos que mi mejor amiga me ofrecía, tomé el primero sintiendo que mi corazón estaba completo nuevamente, los ojos gris tormenta de Conall me observaron, era esa mirada de adoración que tanto me encantaba ver, esos que me hacían sentir que mi corazón realmente se encontraba completo. Deslicé el anillo en su dedo y me dio una enorme sonrisa, mostrando como nuestras almas se unían en una sola.
—Te amo—murmuré deslizado el anillo en su dedo.
Tomé el segundo anillo, tomé la mano de Arniel, nuestros ojos se unieron en uno solo, cómo hacía el tiempo se detuviera en ese momento, coloqué el anillo y mi corazón se hinchó de amor al tener a mis dos hombres unidos a mí.
Sentí que lagrimas bajaban por mis mejillas, no tenía idea de que nuestro supuesto aniversario empezaría con nosotros siendo esposos, realmente podía ser una decisión impulsiva de mil maneras diferentes ¿Quién regresa de la muerte y un mes después de pide matrimonio a los hombres que ama?, pero había descubierto que realmente no necesitaba un plan para todo, ellos me habían enseñado a improvisar.
—Por el poder que me ha conferido la gran Unión, yo los declaro... Esposos y Esposa... Pueden besar a la novia.
Solté una pequeña risa, antes de sentir los labios de Conall sobre los míos, el sabor de sus labios era delicioso, siempre parecían tener un ligero sabor a café, ese que me dejaba completamente atontada y parecía robar cada una de las neuronas, cuando se separó, Arniel ocupo su lugar de la misma mantera dejándome completamente abrumada de una hermosa forma, afectando mis neuronas.
—No se te ocurra volver a escapar, amor, porque te buscaremos en donde sea—murmuró besando mis labios rápidamente.
—Tiene razón—murmuró Conall—. Ahora somos tus esposos y no pensamos dejarte escapar. Si decides ir al infierno, prepárate porque estaremos justo detrás de ti.
Solté una pequeña risa, sintiendo que mi corazón se llenaba de amor, ya no tenía ni un solo miedo, nisiquiera el infierno que había atravesado siendo una esclava de Magnus importaba, en ese momento lo único que era sustancial era mi nuevo comienzo con ellos.
Mis padres firmaron como nuestros testigos, mientras todos nuestros amigos explotaban en aplausos que me hacían sentir realmente afortunada por tenerlos en ese lugar, ninguno de ellos juzgaba lo que éramos, nadie pensaba que era algo enfermo amarnos, ellos nos seguían queriendo de la misma manera y nos apoyarían durante toda nuestra vida.
Cuando plasmé mi firma en el papel, sentí que mi corazón se inundaba de amor, las firmas de mis hombres eran completamente perfectas al lado de la mía y eso era como estar sobre las nubes, sintiendo que mi mundo estaba completo por primera vez en mi vida, no importaba absolutamente nada más en la tierra y estaba segura de que si era necesario, éramos ellos y yo contra el mundo.
Todo lo demás ocurrió como una nebulosa en la que yo no era capaz de pensar con mucha coherencia, estaba tan feliz que de alguna forma sentía que mi corazón se encontraba completamente renovado, ya no tenía miedo de amar o de decir lo que sentía, menos de enfrentar al mundo o quemarlo por ellos, por primera vez, supe que no tenía que seguir un plan para todo, si ellos estaban a mi lado... era bueno improvisar.
Nos tomaron un fotografía para el carnet de matrimonio, un pequeño librito que era común en todas las bodas civiles, donde de mostraban algunos datos sobre la unión y la fotografía, sentí que mi mundo se llenaba de completa alegría al tener el libro entre mis manos, era un papel que representaba todo.
Como era de esperarse, todos nuestros amigos decidieron que debíamos celebrar con una pequeña cena, sin embargo, mis padres se negaron completamente a la idea, alegando que todos debían regresar a la Gran Ciudad y que ellos debían ir a los Ángeles, a pesar de que todos querían refutar, al ver la mirada cómplice de mi madre, aceptaron.
—No se salvaran, Kim Harrison Vallarelli—gruñó Archie apuntandonos con un solo dedo—. Regresando a la Gran Ciudad, ustedes van a tener una gran fiesta de bodas—aseguró.
—¡Exacto! —gritó Álex —. Todos necesitamos una gran fiesta.
—¡Yo la organizo! —gritó Hunt como un niño pequeño.
—¡Dejen a los recién casados en paz! —gritó mi madre—. El Jet los está esperando para ir a la Gran Ciudad.
Solté una carcajada al ver el puchero de todos, era realmente tierno saber que todos deseaban estar con nosotros, me sentía amada y no podía evitar pensar que por fin toda la tormenta que habíamos atravesado por el bastardo de Magnus había terminado.
Todos se despidieron por la insistencia de mi madre, quien no tenía idea del motivo de su prisa, yo incluso habia pensado hacer una pequeña cena para celebrar, pero nadie parecía estar completamente de acuerdo. Cuando todos abordaron los autos designados, mis hombres me llevaron a la limosina que no tenía la menor idea de donde habían sacado, no era como si no existieran limosinas en Las Vegas, pero era claro que no eran fáciles de conseguir.
<<Tú conseguiste una cita en uno de los lugares para bodas más reservados y fuegos artificiales para pedirles matrimonio, a ellos tampoco les debió costar mucho>>
No decíamos ni una sola palabra, parecía que todo lo habíamos dicho en ese lugar, nos habíamos expresado y desnudado nuestra alma para unirnos completamente. Los amaba a ellos como nunca había amado a nadie más y solo con ellos quería compartir el resto de mi vida.
Mis manos se encontraban entrelazadas con las de ellos, mientras disfrutábamos del camino hacia donde se suponía era nuestro Hotel, Kris y Félix eran nuestro únicos escoltas, pues habíamos pedido discreción además de privacidad.
—Estas muy callada, esposa—murmuró Conall con voz risueña.
—Tiene razón, ¿Qué te ocurre, esposa?
Cuando los escuché mencionar esa palabra fue cuando mi cabeza logró centrarse y pareció comprender lo que había ocurrido, me había casado con los hombres que amaba, era completamente suya y no había forma de que alguien deshiciera nuestra unión. Nos habíamos casado en Las Vegas, pero no importa más el lugar en donde fuera, solo que ellos y yo estábamos completamente unidos por las leyes y que sería suya por el resto de mis días.
—Parece que la averiamos con esa palabra, compañero—murmuró Conall.
—Efectivamente—aseguró Arniel soltando una pequeña risa
Mi rostro debía ser todo un poema, realmente no podía creerme lo que estaba ocurriendo, toda mi vida habían llevado una esquematización de mis planes, no daba paso sin estar segura de que las cosas resultarían a mi favor. Los miré sin ser capaz de decir una sola palabra, dirigí mi vista hacia las manos izquierdas de ambos, encontrando los anillos con la hermosa esmeralda que les habia elegido.
Esos anillos realmente representaban todo para mí, era signo de que ellos me pertenecían completamente y que yo era su esposa, no importaba si teníamos que atravesar mil tormentas o enfrentarnos a mil criminales, no había nadie que pudiera separarnos y nosotros estábamos seguros de que si sentíamos que la llama se apagaba la encenderíamos. yo los amaba y ellos me amaban a mí, no necesitaba nada más para vivir.
—Nos casamos—susurré, causando la risa de ambos varones—. ¡Joder, nos casamos!
Ambos soltaron una fuerte carcajada al escuchar debía aparecer una niña chiquita que no podía creerse el regalo que sus padres le habían llevado en Navidad, estaba realmente feliz y no había nada que pudiera cambiar esa felicidad, ambos me miraron con los ojos llenos de brillo, ese brillo que me demostraba todo lo que ellos sentían por mí y estaba segura que mis ojos brillaban con la misma intensidad , pues para mí ellos lo eran todo y realmente estaba enamorada, los quería por el resto de mi vida.
—Si, amor—murmuró Arniel con una sonrisa—. Y más te vale que sea para siempre.
—Exacto, o nos aseguraremos de llevarte a la isla Keyniall para hacerte entrar en razón...
—¿Por qué la Isla Keyniall? —pregunté.
—Porque sólo en ese lugar nadie te escuchara gritar como planeamos hacerlo.
Sentí que mis mejillas se encendían al ver las sonrisas perversas de ambos, estaba segura de que en sus mentes estaban cientos de pensamientos e ideas de lo que tenían planeado para hacerme entrar en razón si en algún momento dejaba de quererlos a mi lado.
—Kris, llévanos al lugar que te indicamos—murmuró Conall.
—Tenemos una reservación en el hotel—murmuré con un puchero.
—¿Desesperada por tenernos, Señora Harrison Vallarelli? —preguntó Arniel con una sonrisa. Alzando las cejas—. El hotel puede esperar, tenemos planeado algo más antes de hacerte nuestra por primera vez como esposos.
—¡Perderemos la reservación! —chillé.
—¿A que nombre la pusiste? —preguntó Conall juguetonamente.
—A mi nombre...
—Bueno, entonces de todas formas la perderemos, ahora eres Keylani Harrison Vallarelli—aseguró con una sonrisa—. Así que necesitas llamar y cancelar, ya no hay Keylani Kim.
—Pero que posesivos me salieron—bufé cruzándome de brazos con falsa molestia—. Quiero el divorcio.
—Lo siento, amor... pero aún no existe el divorcio de tres—murmuró Arniel con un guiño.
Me crucé de brazos, realmente no me molestaba en lo más mínimo que ellos tuvieran pensado hacer algo antes de ir al hotel, había reservado con una gran suma de dinero por lo que no podían quitar nuestra reservación. Miré por la ventana, realmente toda la ciudad de Las Vegas parecía no dormir, las luces de los casinos y los hoteles inundaban cada lugar de las cuadras que atravesábamos. no tenía idea dónde íbamos y aunque me había grabado el mapa de Las Vegas para no perderme, realmente me encontraba perdida pues no sabía hacia dónde nos dirigíamos.
—¿Piensan secuestrarme y llevarme a las islas caimán?
—No me des ideas—murmuró Arniel con una sonrisa.
—¿A dónde vamos?
—Amor—murmuró Conall tomando mi barbilla entre sus largos dedos—. Si no dejas de preguntar, te pondremos una mordaza.
—No me da miedo, coronel—murmuré dejando salir un poco mi lado descarado.
—Debería, muñequita—murmuró Arniel acariciando mi pierna sobre el vestido.
— Tienes acumulados muchos castigos, así que no creo que quieras pasar la noche de bodas con tu delicioso trasero rojo—murmuró Conall con un guiño.
—Mi culo queda fuera de la ecuación cuando se trata de nuestra noche de bodas—gruñí.
—No creo muñeca—murmuró Conall—. Más por la palabra que acabas de decir.
—¡Dios! —chillé —. Supérenlo, ¡es más divertido decir culo que trasero!
—Lo divertido será azotarlo, amor—aseguró Conall.
Antes de que pudiera reclamar, se apoderó de mis labios robándome el aliento y descolocando todos mis sentidos, claramente afectándome por tan delicioso movimiento de sus labios contra los míos, el sabor al Champagne que nos habían dado en el lugar de nuestra boda seguía sobre sus labios, dándome un delicioso sabor combinado con el café que siempre tenía su boca. Se apoderó de mis labios, sin darme la mínima oportunidad de rechistar, pero decir verdad me encantaba el sabor de sus labios, me encantaba sentir que ellos me marcaban como suya con un beso que me robaba el aliento, un beso que realmente no tenía comparación con nada.
—Olvídalo, Kris—murmuró Conall al despegarse, mirando con ferocidad mis ojos que debían parecer los de un gatito desubicado—. Llévanos al hotel, la sorpresa puede esperar para mañana o pasado, nuestra esposa tiene mejores planes para esta noche...
Tragué saliva al escuchar sus palabras, era claro que nuestra pequeña celebración de bodas sería completamente intima, disfrutaríamos de estar completamente solos y ellos me harían experimentar todo lo que siempre me daban, un placer tan indomable que me robaría cualquier sentido cuerdo que tuviese en mi cabeza.
Con solo imaginar lo que me esperaría al llegar al hotel que había reservado específicamente para nosotros, sentí que todo en mi cuerpo se despertaba y las ganas de ser completamente suya afloraban, claro que los necesitaba y no me importaba absolutamente nada, lo único que queria era ser de mis esposos.
<<Se escucha tan bien llamarlos mis esposos>>
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¿Qué les pareció este capítulo?
¿Les gusto su pequeña boda?
Créanme, disfruten porque a esta autora ya se le empezó a botar la canica. (Mensaje que escribí cuando escribí estos capítulos, no me maten jajaja)
Hasta aquí dejamos el maratón de hoy! Espero lo hayan disfrutado y nos vemos mañanita con la ultima parte de este mega maratón en honor a mi cumple!
Los quiero, muñequitos y quizás mañana les de algunas noticias <3
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