Capítulo 41

Néctar.

"Y para estar total, completa, absolutamente enamorado, hay que tener plena conciencia de que uno también es querido, que uno también inspira amor". ~ Mario Benedetti


Hay veces que cuando miras el pasado te das cuenta de que todo lo que has atravesado fue realmente nada a comparación de lo que el destino tenía preparado para hacerte feliz, muchas veces creemos que el destino es un desgraciado que nos daña por simple diversión y muchas veces sí es cierto, porque el destino le encanta jugar con nosotros y hacernos enojar, pero al final siempre nos va a mostrar lo que necesitábamos desde un principio.

Cada que miraba a mi muñequita me daba cuenta que todo lo que habíamos atravesado para poder llegar nuevamente a estar juntos se reducía a nada, todo el dolor que habíamos vivido durante los últimos 2 años tratando de superar su muerte o encontrarla cuando había desaparecido por culpa del mafioso que estaba obsesionado con ella, era nada a comparación de tenerla nuevamente a nuestros brazos, aunque realmente nunca la dejamos de sentir, nosotros creímos realmente que ella había muerto, nos resignamos a no volverla a ver y a vivir solo con su recuerdo.

Keyli era la mujer que se había convertido en nuestras más grandes fantasías pero a la vez la mujer que nos hacía sentir con los pies en la Tierra era como lo que nos anclaba a la realidad que nos hacía saber que nos encontrábamos en un punto de la vida en donde éramos felices y donde ella era esa felicidad.

Recordábamos su primer miedo a decirnos que nos amaba porque era un miedo que nosotros también compartíamos con ella, no sabíamos lo que era el amor, ella nos lo había enseñado todo y realmente cuando comenzamos a sentir ese incontrolable amor por ella era imposible pensar que podía ser algo real, pero poco a poco ella nos había enseñado que el amor es tan desinteresado y hermoso que no tiene una explicación por eso se convierte en lo inefable.

Nuestra muñequita nos había enseñado que con una simple sonrisa o una palabra de amor era suficiente para mostrarnos el sendero de lo inefable, ella nos había enseñado que no siempre existe una explicación a las cosas, no siempre hay un significado o algo que se pueda expresar ese sentimiento, es algo que solo se siente, pero que al sentirlo llena completamente el alma.

Ella seguramente no era consciente de todo lo que nos hacía sentir, ella no sabía que nuestro mundo se había convertido en total oscuridad cuando se había ido, ella no sabía el dolor que habíamos sentido en nuestros corazones en el momento que la habíamos visto sin vida tampoco era consciente de que nuestros corazones sólo le pertenecían a ella.

Ella nos había demostrado que el amor era suficiente para destronar ejércitos y para quitar coronas, ella era la mujer más fuerte que conocía y realmente me había sorprendido verla derrotar a tantos soldados sin tener un solo rasguño, no era porque dudaba de sus capacidades o algo por el estilo, ella era perfecta en todos los sentidos y yo era consciente de toda esa fortaleza que ella poseía, me la había demostrado en el mismo instante que había roto cualquier ley internacional para operar a un hombre árabe que necesitaba ayuda, me había demostrado que tenía una enorme fortaleza en su corazón y que era tan fuerte, que no existía una sola comparación con nadie más.

Nuestra muñequita a la mujer que habíamos decidido compartir mi mejor amigo y yo, era tan fuerte que no le había importado que todo el mundo estuviera en su contra, ni siquiera había necesitado de nuestra ayuda, cuando claramente nosotros queríamos protegerla y teníamos pensado romper nuestra única promesa de no tocar a una sola mujer por ese par que se habían atrevido a dañarla, pero ni siquiera había sido necesario ella sola se había defendido y había demostrado no solo que nosotros le pertenecíamos sino que ella seguía siendo la mejor del ejército.

Seguramente se encontraba cansada en el momento que los ministros le habían impuesto el castigo de 150 vueltas al campo mayor, pero ella las había terminado sin siquiera despeinarse claro que sus manos y su cuerpo estaba lleno de lodo por las pruebas que tenía que atravesar arrastrándose debajo de mallas eléctricas o púas, pero ella no parecía afectarle en lo más mínimo haber estado corriendo por más de 3 horas.

Ella se empeñaba o quizás lo hacía inconscientemente, en demostrar que era tan fuerte como un huracán, que ella tenía la fuerza de destronar a cualquiera que se atreviera a dañarla o que se atreviera a dudar de sus capacidades. Ella no era la que se deja pisotear por cualquiera por el simple hecho de no querer problemas, eso era algo que nos encantaba de ella porque no bajaba la mirada ante nadie y tampoco le daba el gusto a las personas que la querían ver abajo.

Por más que realmente queríamos soportar sin tenerla hasta mostrarle su sorpresa, eso era algo completamente imposible, considerando que estábamos completamente endiosados por ella, menos cuando indiscretamente dejo la puerta de su habitación abierta, dándonos una mirada lasciva que solo podía expresar el deseo que sentía, eso era algo que nos encantaba, ella se acoplaba perfectamente a los monstruos deseosos de sexo que éramos, ella no tenía suficiente de nosotros así como nosotros no teníamos suficiente de ella.

No era como si quisiéramos cambiarla o hacer que ella fuera a alguien más, el simple hecho de que era ella era lo que le despertaba tantas emociones en nosotros, despertaba sensaciones que terminaban en un punto que se despertaba a cada nada cuando la veíamos a ella, realmente nuestra muñequita era como una diosa que nos demostraba una y otra vez lo que ella deseaba, no tenía miedo de decirlo y nosotros éramos felices de complacerla.

Mis manos las tenía sobre sus caderas mientras sostenía sus manos en la espalda, ella no soltaba gemidos porque mi mejor amigo se encontraba frente a ella, alimentándola como a ella le encantaba, conocíamos sus perversiones y una de sus mayores fantasías era cuando lo hacíamos dentro de la ducha.

No nos habíamos dado cuenta cuánto la necesitábamos hasta el momento en que habíamos vuelto estar dentro de ella, tenerla entre nuestras piernas era la mejor jodida sensación que podía tenerse en el mundo, ver su cuerpo retorcerse bajo nuestras manos o verla arquear su espalda una y otra vez cuando la embestíamos era algo que realmente nos hacía perder todos los estribos de maneras tan alocadas que era imposible darnos cuenta de lo que ocurría, estábamos realmente enamorados de ella.

Lo que ella nos pedía con su dulce voz era una orden para nosotros. Pero también nos encantaba la dulce corderito que se convertía cuando estábamos en la cama o más bien sin ropa poque habia una larga lista de lugares donde nos encantaba tomarla. Ella era tan perfecta que no tenía comparación con absolutamente nadie, ella nos hacía sentir que todas nuestras emociones se volvían nada cuando estaba cerca de nosotros y también que no tenía la mínima comparación con nada a nuestro alrededor.

La sentí apretarse justamente cuando sentí mi derrame dentro de ella, se retorció jadeando con dificultad al sentir el líquido de mi mejor amigo entrar en su boquita, quizás debía de ser extraño que nos gustara verla de esa manera, pero realmente no importaba, nos daba el mismo placer a ambos y nosotros nos desvivíamos por hacerla gozar.

Antes de que pudiera caer de rodillas por la debilidad de sus piernas, la sostuve de la cintura para evitar eso. Ella sonreía, una sonrisa de una mujer complacida, pero que siempre estaba lista para más, era una mujer y tan insaciable que realmente parecía hecha para nosotros, nos encantaba llenarla de amor y ella parecía ser feliz en cada momento que estábamos con ella, claro que existía el cansancio, no éramos de palo, pero cuando ella estaba cerca parecía que eso pasaba a segundo plano.

—Amor...—susurré sobre su cuello.

Salí de su interior escuchando un gemido lastimero, no era por dolor o algo por el estilo, era que ella quería seguirnos teniendo adentro, quería seguir sintiendo todo el placer que le dábamos y eso realmente nos encantaba, pero no podíamos retrasarnos más considerando que teníamos una cita con los ministros, con sus padres a quienes a pesar de que se habían convertido en algo así como figuras paternas para nosotros, en ese momento nos presentaríamos como sus yernos, oficialmente.

—T...Te amo, Conall...—susurró pegando su cabecita a mi cuerpo—. Te amo, Arniel.

—Te amo, muñeca—murmuró mi mejor amigo, ayudándome a sostener a nuestra muñequita que parecía ser de tela mientras se deshacía en nuestros brazos.

—Te amo, mi amor—susurré sobre su oído.

Ella sonrió, abrazando el pecho de mi mejor amigo pero recargando su cuerpo sobre mí, quizás para muchos podía considerar algo extraño que Arniel y yo nos tocáramos mientras la abrazábamos, pero a ninguno de los dos nos molestaba, siempre y cuando ella estuviera de intermediaria.

—Me están convirtiendo en una ninfómana—susurró ella y soltamos una pequeña carcajada.

—¿Nosotros? —pregunté con diversión.

—Por lo que recuerdo la que ha perdido más de tres veces hoy es otra—aseguró Arniel.

—Es imposible que controle mis hormonas con ustedes cerca—gruñó rodando lo ojos—. Además, con solo verlos me ponen como una jodida hornilla.

Ambos soltamos una carcajada, amábamos a la conejita post orgasmo, esa que decía todo lo que se le ocurría y que no se mordía la lengua, la que se comportaba como una niña berrinchuda y una muñequita insaciable.

—Amor... tus padres deben estarnos esperando.

—A los ministros no les importará que esté follando con mis novios que me hacen correrme como si fuera una maldita llave.

—La palabra—gruñó mi mejor amigo mordiendo su cuello.

—Entonces, no Les importará que esté haciendo el amor con mis novios que me hacen correr me como una maldita llave.

Solté una carcajada pellizcando su apetecible trasero que rozaba con mi entrepierna, ella era inconsciente de que su cuerpo era la tentación en persona y que no importaba que, tenerla entre nuestros brazos era lo único necesario para que despertará los más grandes y posesos demonios de nuestro ser.

—Muñequita, creo que realmente tenemos que ir o tus padres se molestarán mucho...—susurré —. No creo que les agrade saber lo que sus yernos le hacen a su hija.

—¿Qué hora es? —preguntó.

Miré el reloj que habia en la ducha.

—Las 6—murmuré.

—¡Puta madre! —chilló empujándonos a los dos —. ¡¿Dos horas?! ¡Tenemos dos horas duchándonos!

—Tú fuiste la que no dejaba de pedir más y más—bromeó mi mejor amigo.

—¡Calla, Vallarelli o te contare las bolas! —gruñó con fuerza mientras me empujaba a un lado—. ¡Ya vístanse!

Ella salió de la ducha y solté una carcajada al ver que entre sus piernas aun escurría todo lo que habíamos hecho, antes de que pudiera dar un paso fuera del baño, la tomé de las caderas se la regrese a mi lado, a pesar de que pataleaba no le hice caso y volví a encender la llave para poder limpiarla, realmente no sería agradable si sus padres se daban cuenta por qué motivo estábamos tan retrasados.

Me aseguré de limpiarla mientras su hermosa boca descarada me insultaba en cada uno de los idiomas que ella dominaba, me encantaba escucharla, ella era capaz de incluso estando a un pérdida de un orgasmo insultar a medio mundo hasta conseguir lo que quería. Después de asegurarme de que estuviera totalmente limpia del desastre que había entre sus piernas, me aseguré de llevarla hacia su cama para poderla vestir.

Mi mejor amigo se ofreció a sostener a la hermosa conejita que parecía estar teniendo una crisis de ansiedad, pero a la vez estaba tan enojada que sus mejillas se inflaban y se ponían rojas seguramente planeando un asesinato para nosotros, realmente nosotros la habíamos querido detener al principio, pero era imposible que le sacáramos una idea de la cabeza y había querido que la hiciéramos nuestra por lo menos tres veces.

Fui rápidamente a su closet, tomando un hermoso vestido blanco de seda con un perfecto escote tipo corse que seguramente se ceñía a su perfecta cintura, realmente me encantaba cómo se veía vestida de blanco y no importaba lo que dijeran, realmente buscaría el lugar donde pudiésemos unir nuestras vidas con ella, quizás incluso esa sería una de las sorpresas que prepararíamos para nuestro siguiente aniversario.

Tomé también una de sus bragas, suponiendo que con el vestido era imposible usar brasier, pero realmente para ella no era necesario, los perfectos montes que sostenía su torso eran tan firmes y grandes que permanecían en un solo lugar sin importar nada, realmente ella parecía haber sido esculpida por las mismísimas manos de Dios, todo estaba en su lugar y aunque su cuerpo estaba lleno de cicatrices, eso realmente la hacía lucir más sexi, además de los preciosos tatuajes que la adornaban.

Cuando regresé al lado de mi mejor amigo y nuestra novia, no pude evitar que mi cuerpo reaccionara al verla acariciándose los pezones erectos y moviendo sus finos dedos entre sus pliegues, miré a mi mejor amigo quien trataba de no tocarla, seguramente para no ceder al placer que tan hermosa imagen provocaba.

—Amor, no es una buena idea que nos des una imagen asi—murmuró Arniel, tratando de ocultar el bulto entre sus piernas.

—Concuerdo—murmuré.

—¿Se dan cuenta lo roja que me dejaron? —preguntó como si estuviéramos hablando del clima.

Ella es la tentación hecha mujer, estaba tan perfecta que era imposible no reaccionar al verla totalmente desnuda, con sus finos y largos dedos entre sus pliegues y su segunda mano tocando sus pezones que se encontraban rosados. Su cuerpo era tan perfecto que parecía hecho de porcelana, adornado por pequeñas cicatrices, pero también hermosos tatuajes que demostraban toda la fortaleza que ella había tenido, por lo que sabíamos había hecho tatuajes en cada una de las cicatrices más significativas para ella, de esa manera las recordaba de una buena forma.

Su cuerpo era completamente una tentación y una fantasía, era como la electricidad misma que despertaba todos nuestros sentidos y recorrían nuestros cuerpos como un voltaje interminable, era nuestra fantasía favorita y podíamos tenerla cuando quisiéramos, pero realmente en ese momento teníamos que ir con los ministros o quizás podrían enojarse.

—Eso lo solucionaremos esta noche, amor—murmuré acercándome a ella y besando sus labios, sintiendo el sabor de su pasta sabor a fresa—. Pero ahora, debemos ir a conocer oficialmente a nuestros suegros.

Ella me miró y asintió, tomó el vestido que le ofrecía.

Antes de que pudiera volvernos a tentar, la dejamos cambiándose para poder ir a nuestras habitaciones y colocarnos nuestra ropa, me sequé rápidamente y me coloqué un traje negro con una camisa del mismo color, queria lucir lo más propio posible para poder presentarme frente a mis suegros de la manera más correcta. Me coloqué el reloj de diamante que ella me habia regalado dos años atrás y sonreí al ver que quedaba perfecto con el atuendo, arreglé mi cabello y no me demoré mucho haciendo lo mismo por la barba que comenzaba a crecer.

Salí de la habitación y solté una carcajada al ver a Arniel vistiendo casi igual que yo, a excepción de que él llevaba un pequeño pañuelo en el bolsillo del traje.

—Dios, realmente debes dejar de copiar mis oufits—murmuré.

—¿Yo? ¡Ja! Tu debes dejar de hacerlo, hermano, parece que nos ponemos de acuerdo y nuestra muñeca No tardará mucho en comenzar a hacer las burlas sobre ello—murmuró riendo.

Esperamos unos cuantos minutos hasta que vimos que la puerta de su habitación se abría, y fue como si una luz destellante nos iluminará completamente al verla, había cambiado claramente el vestido que yo había seleccionado, pero de igual manera era blanco, parecía hecho de seda y era un poco suelto, pero detrás de ella llevaba una especie de cola que caía como cascada desde el frente, dejando a la vista sus hermosas piernas pero a la vez cubriendo de atrás. El escote era parecido al vestido que yo había elegido, pero no era simplemente un escote sino que terminaba en unas hermosas mangas acampanadas que caían como si fueran un velo.

Llevaba unas zapatillas que parecían hechas de cristales, dejaban sus dedos descubiertos hermosamente pintados de rosa, ella lucia perfecta en todos los sentidos.

Cuando miré su hermoso rostro no pude evitar una exclamación de total amor, me descolocó completamente al ver sus hermosos ojos maquillados, resaltando el verde que me había vuelto completamente loco, sus largas pestañas parecían haber crecido incluso más y sus hermosos labios tenían un color carmín, algo que llamaba la atención en cualquier sentido.

Su cabello lo llevaba amarrado en un peinado medio suelto, dos trenzas despeinadas se unían detrás de su cabeza con un pequeño y hermoso broche plateado con lo que parecían diamantes incrustados.

—Así parece que vamos a casarnos—murmuró soltando una melodiosa risa—. Creo que debemos ir, mis padres me enviaron un mensaje para decirme la ubicación del restaurante.

—¿Dónde es?

—¿A dónde me planeaban llevar esta noche? —preguntó con una sonrisa.

—A nuestra isla—murmuré —¿Por?

—Porque creo que debemos cambiar un poco los planes...

—¿Sí? ¿por qué?

—Porque iremos a cenar a Los ángeles.

Abrí los ojos con sorpresa al escucharla, era algo realmente completamente nuevo, cenar en París sonaba algo completamente nuevo, pero considerando la riqueza que tenían los ministros no era de extrañarse que sus cenas incluso fueran tan ostentosas.

—¿Los ángeles?

—Si—aseguró —, y reservé la suite real en el mejor hotel de las vegas, bueno, no sé si sea considerado hotel... pero tendremos muchas cosas con las cuales divertirnos. Mis padres me dijeron que nos veíamos en los Ángeles, así que después de eso tomaremos un Jet a las vegas.

—¿Qué tienes pensado, muñeca? —pregunté.

—Dije que sería suya por 48 horas—murmuró con una sonrisa—. A partir de las doce de la media noche seré completamente suya.

La miré con una sonrisa sin poder evitar la emoción que me provocaba eso, pude ver el rostro de mi mejor amigo que al igual que yo, estaba completamente afectado por verla a ella tan hermosa, pero a la vez por la noticia que nos habia dado.

Ella soltó una melodiosa risa y antes de darnos tiempo de decir algo, comenzó a jalarnos hacía el ascensor, Realmente ninguno de los 2 pudimos reaccionar a sus palabras, no podíamos creernos que esa hermosa conejita había planeado todo un fin de semana con nosotros en una de las capitales del pecado. Los Ángeles solo era una parada para ver a sus padres, pero aún así no tenía idea por qué en Los Ángeles.

—Antes de que la pregunten mis papás tienen asuntos que arreglar allá mañana por la mañana, no pueden viajar en la madrugada pero sí ahorita en la tarde entonces son cuatro horas de vuelo llegaremos allá a las ocho más o menos ya que estamos 2 horas adelantados, mis padres querrán irse a las 10 u 11 de la noche y después tomaremos un vuelo a Las Vegas, e iremos al hotel donde los tengo pensado llevar, ya que vamos a la gran unión ¿por qué no celebrar en grande?

—Se supone que quien ganara los retos, era quien iba a decidir qué haríamos esta noche y todo el fin de semana— murmuré bromeando.

Claro que su plan sonaba mejor que todo el que nosotros habíamos tratado de estructurar para sorprenderla, ya se nos había adelantado y era claro que no nos dejaría tomar opinión sobre ello.

—Nop—murmuró con una sonrisa tierna—. El trato era que quien ganara decidiría qué hacer con el otro todo el fin de semana, si yo ganaba decidía qué hacer todo el fin de semana con ustedes y como ustedes ganaron decidirán qué hacer conmigo todo el fin de semana, pero el destino lo escojo yo.

—Amor...

—No se preocupen—murmuró—. Planeo ser una conejita muy obediente este fin de semana, pero lo haremos en donde yo quiero que sea, además les tengo una pequeña sorpresa que creo merecen por nuestro aniversario.

—Amor...

—Solo disfruten, ¿Sí?

Hizo una mueca de gatito mojado, imposible resistirnos a ese rostro cada que estábamos cerca de ella y ella sabía el efecto que tenía en nosotros. Solté una risa y asentí, antes de tomar sus labios en un beso que le demostraba todo lo que sentía por ella, un beso con el que le decía que me entregaba a ella y que podía llevarnos hasta el fin del mundo y nosotros la seguiríamos como cachorros obedientes.

Cuando me separé de ella, mi mejor amigo realizó la misma acción y ella sonrió, sabiendo que habíamos cedido.

Realmente no pusimos mucha atención al viaje, claro que teníamos que llevar a los escoltas de Key y lo ministros nos habían enviado uno de sus cientos de Jets privados a la base para no tener que movernos de lugar, lo abordamos y dos de los escoltas tomaron el control del lujoso Jet.

No hicimos mucho en todo el viaje, eran solo cuatro horas pero la mayoría de ellas aprovechamos para dormir, pues sabíamos que nuestro fin de semana sería todo menos descanso, considerando que tendríamos para nosotros totalmente a una conejita insaciable, una mujer que era capaz de dominar todos nuestros sentidos con una sola sonrisa y que nos pediría todo lo que nosotros sabíamos podíamos darle.

Además de que teníamos una sorpresa para ella ella, nos pusimos en contacto con los que teníamos que hablar y planeamos completamente todo aprovechando que ella dormía entre nosotros, era perfecto sentir su calor cerca de nosotros y no sólo eso, sino también escuchar sus ligeros ronroneos cada que estaba por despertar.

Cuando llegamos a Los Ángeles varios autos nos esperaban en el aeropuerto, realmente me sentía como una celebridad por tener tanta protección en un país que no era el nuestro, pero de igual manera podía sentir el nerviosismo de mi muñequita al tener a tantas personas rodeándola, no era que no le gustara la atención, era que seguramente al tener tantas personas rodeándola era un recuerdo de que todo el tiempo podía estar en peligro.

Nos llevaron a uno de los restaurantes más lujosos que existían en ese lugar, parecía una niña chiquita mientras atravesábamos Hollywood y la mayoría de los lugares que representaban algo en esa ciudad, ella nos señalaba varias cosas mientras chillaba al ver rostros conocidos de actores que ella amaba.

—¡Se imaginan que lo conozca! Me olvido de ustedes—aseguró.

—¿Te olvidas de nosotros? —pregunté —. Ese actor será capaz de causarte los orgasmos que tanto te gustan...

—Tienes razón—murmuró ella—. Creo que me causaría orgasmos con mayor felicidad.

Mi mejor amigo y yo gruñimos y ella soltó una carcajada.

Era claro lo que estaba buscando y era algo que a nosotros nos encantaba darle, nuestra muñequita estaba buscando que la castigáramos de la manera en que ella le encantaba, claro que habíamos tenido algunos juegos en donde volvíamos a comportarnos como verdaderos Amos con ella, pero no habíamos hecho una escena como tal, una en donde la lleváramos a perder todos sus sentidos antes de penetrarla y hacerla chillar con todo lo que la hacíamos explorar de su propio cuerpo.

—una pequeña duda, muñequita ¿Qué hotel reservaste?

—Es uno que estoy segura les encantara y por el precio, realmente espero que lo disfruten o yo seré la que use todo con ustedes.

— ¿Segseu?

—Quizás—murmuró con una sonrisa juguetona.

—Amor—murmuró Arniel —. ¿Sabes que terminaras mal si fue ese hotel en donde reservaste una habitación?

—Quizás lo que quiero es terminar mal—murmuró con una sonrisa cargada de deseo —. Pero primero deben presentarse a mis padres.

—No puedes decirnos esas cosas y pensar que podremos concentrarnos en una cena con nuestros suegros—gruñí.

—Pues tendrán que hacerlo, amor—murmuró guiñando un ojo—. Despues de eso... seré suya 48 horas, hasta las 23:59 del domingo.

—Eso es muy interesante, amor...

—¿Qué tienes pensado, muñequita?

—Mi cuerpo es su regalo—aseguró con una sonrisa—. Y tenemos que estar instalados a la media noche en el hotel o perderemos la segunda sorpresa.

Antes de que nosotros pudiéramos decir nada, los autos de estacionaron en el restaurante, ella sonrió como una niña chiquita al ver a sus padres esperándola y de repente toda nuestra valentía se esfumó, realmente ver al ministro más como el padre de nuestra novia que nuestra más grande autoridad era algo que aterraba y nos acojonaba.

Su mirada oscura nos hacía saber que a pesar de todo lo que habíamos compartido durante toda la ausencia de su hija, en ese momento desaparecía y se comportaría como el verdadero padre celoso que era, aunque claro que si yo llegaba a tener una hija realmente me comportaría de la misma manera.

—¿Aun podemos huir? —preguntó Arniel.

—Creo que le tendría más miedo a Key que a su padre—murmuré.

—Bueno, entonces, bajemos porque tengo miedo a morir por la bala del ministro.

Mi mejor amigo y yo intercambiamos miradas antes de bajar del auto, los escoltas de nuestra pequeña nos siguieron y se unieron a todos los escoltas de los ministros, ahí no eran conocidos como las más grandes autoridades del ejército más poderoso de la Tierra, sino como a las personas más ricas del mundo y con tanto dinero que si lo deseaban podían comprar los derechos de la tierra y enviar al espacio a todos los humanos, ellos eran los empresarios número uno en todo el mundo, claro que no tenían miedo de gastar tres millones de dólares en un solo platillo.

—M...Ministros—saludamos a la vez.

—Señores Kim—murmuró el hombre—. Aquí solo somos civiles, señores.

—¡Amor! —chilló la ministra soltando una carcajada—. Deja de ponerlos más nerviosos de lo que ya están, Dios les prometemos que no tenemos ningún arma con nosotros—aseguró la ministra soltando una carcajada.

—Es un honor poder presentarnos por fin como sus yernos—murmuré con la voz temblorosa.

—Si, es un honor presentarnos como los novios de su pequeña hija...

—oh vamos, basta de formalidades. Tú...—la ministra señalo a su esposo—, deja de poner nerviosos a los chicos, son simplemente los hombres que nuestra hija ama así que deja de poner tu cara de papá celoso porque sabes que ellos son los indicados para nuestra pequeña. Y ustedes...—nos señaló—, dejen de estar nerviosos solo somos nosotros, si nuestra hija es feliz nosotros también seremos felices.

La Ministro nos regaló una hermosa sonrisa que realmente nos tranquilizó, aunque su esposo nos seguía mirando como si quisiera asesinarnos en ese preciso instante estábamos un poco más confiados en que eran solamente los mismos ministros que teníamos en la base todo el tiempo. Sin demorarnos mucho tiempo mi mejor amigo tomo la mano derecha de Key y yo la mano izquierda, sintiendo un pequeña temblor en ella.

—Señores Kim—saludó un hombre rubio—. Es un honor tenerlos en nuestro restaurante...

—Lucas—saludó el ministro—. Nuestra hija, Keylani Kim y sus novios, Conall Harrison y Arniel Vallarelli.

—¡Oh, Dios! ¡Por fin conozco a la belleza de Keyli!

El hombre Se acercó a nosotros y antes de que pudiéramos hacer algo abrazó a nuestra pequeña quien parecía realmente sorprendida por la presentación de su padre, no era la pena era porque su padre al decir que éramos sus novios era que lo aceptaba y aunque ella lo negaba una y otra vez sabíamos que la única opinión que le importaba era la de sus padres.

—Hola...—murmuró ella con una sonrisa.

—Te agradezco mucho las donaciones que haces cada mes al orfanato, realmente le das a los niños nuevas oportunidades de vivir—aseguró con una sonrisa—. Es un gusto conocerlos a ustedes—murmuró abrazándonos a Arniel y a mí.

—El gusto es nuestro—murmuré.

—¡Les preparé la mejor mesa y ordené a nuestro mejor chef que sea quien les prepare toda su comida!

—Gracias, Lu—murmuró la ministra.

El hombre se alejó dando pequeños saltitos mientras nos guiaba a la mesa, era una de las del balcón que daba perfectamente una visa a toda la ciudad, al encontrarnos en uno de los últimos pisos era de esperarse que pudiéramos ver a la perfección cada uno de los detalles de la ciudad.

—¿Qué fue eso? —preguntó la ministra a su esposo.

—Me siento orgulloso de que mi hija aprendiera a amar así que también voy a presumir a mis yernos—aseguró tomando una de las mejores botellas que se encontraba en la cava que estaba detrás de él—. Por qué el amor es amor—aseguró el ministro levantando la copa después de llenarla —. Bienvenidos a la familia, Coroneles.

Era indescriptible la sensación de ver nuestra hermosa muñequita con una sonrisa tan preciosa al escuchar a su padre sabíamos que aunque ella a veces ocultaba eso quería gritar a los cuatro vientos lo que éramos, y que sus padres lo supieran era solo un paso para que todo el mundo se enterara.

<<Mi amor, te ganaste la lotería>>

.

.

.

¿Qué les pareció este capítulo?

¿Qué creen que ocurra? 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top