Capítulo 37.

Volviendo a subir.

"Temple en el fuego, y nos volveremos más fuertes. Cuando sufrimos, sobrevivimos ". ~ Cassandre Clare

Siempre dicen que en los cuentos de hadas la princesa siempre va a ser salvada por los príncipes con altanería y problemas de confianza, siempre nos han presentado que ellos son los que van a proteger a la mujer de todo mientras ella no es capaz ni siquiera de tomar un palo para defenderse.

Claro que era bello tener a alguien que protegiera y que rescatara de la persona mala, pero no te puedes quedar de brazos cruzados cuando sabes que tu vida está en peligro y tampoco vas a sacrificar todo un reino por ti. Es tonto pensar que la princesa no puede defenderse y siempre tiene que ser rescatada por el príncipe con complejos de superioridad, las mujeres también tienen autonomía y muchas veces, estas son más fuertes que cualquier príncipe que tiene ciertos complejos de "ser el macho alfa".

De niña siempre odié las historias de las princesas ¿Qué mujer se enamora de una bestia que le quita la libertad? O peor aún ¿Quién se enamora de un hombre que solo tiene dos líneas en la película y es como 20 años mayor? Las únicas películas de princesas que me gustaban eran esas en donde la mujer se superaba a sí misma y no era porque tuviese un complejo feminista o algo por el estilo, era porque si una mujer no tiene carácter, termina con cualquier idiota que la sepa follar, pero no amar; un idiota que se comporta como una bestia y solo la verá como un tozo de carne o un trofeo al cual exhibir.

Quizás por eso yo nunca esperé un príncipe azul, porque nos damos cuenta que las películas infantiles siempre te ponían que debía ser delicada y bella para poder atraer a alguien que te amara y que aun así tratará de cambiarte, yo jamás esperé un príncipe azul porque mi madre me había dicho que los príncipes azules son unos papanatas que no saben hacer nada y que sólo se ocultan tras una espada.

Yo quería un Guerrero que luchará a mi lado, alguien que no intentará cambiar quién era y que aceptará que yo no me iba a quedar de brazos cruzados si alguien estaba en peligro. mi madre siempre había bromeado con que yo lo que quería era un General Shang como en la película de Mulán, un hombre que no dudará en amarme aun en la guerra y que sí, me protegería pero también me daría la libertad de protegerme a mí misma.

Realmente siempre había deseado tener alguien que estuviera dispuesto a luchar a mi lado, no que quisiera encerrarme en una torre para protegerme, siempre había querido a alguien que estuviera dispuesto a sacrificarse tanto como yo y que sí, me protegiera de las balas pero que también me dejara protegerlo a él.

La vida me había sorprendido no sólo dejándome encontrar a uno, sino dándome a dos perfectos hombres que estaban dispuestos a mover cielo, mar y tierra por mí, pero que también me daban la libertad de protegerme a mí misma y de protegerlos a ellos. Eran los guerreros incansables que me protegerían sin importar nada, eso es realmente me hacía sentir bien y completa porque sabía que a su lado no importaba las tormentas que atravesáramos, siempre sostendrían mis brazos pero dejarían mis manos libres para poder seguir disparando a todos aquellos que atravesarán en nuestro camino, sí, ellos me protegerían y moverían hasta el mismísimo infierno para encontrarme, pero de la misma manera dejarían que yo lo hiciera para encontrarlos a ellos.

Realmente amaba mi trabajo siempre me había gustado ser un soldado y no me molestaba tener que mandar, sabía que al principio sería un poco difícil poder tener todo el control, pero ya lo había tenido una vez y me había ido bien, sólo era cuestión de volverme a acostumbrar a tener todo el control en mis manos.

Mis padres habían decidido volver a asentarse en la Gran Ciudad, para poder tener el control de sus empresas pero también de todos los ejércitos del CMI, pero a pesar de que seguirían dentro de la base Alpha, yo tendría el control total de ella, además también habían comenzado con la construcción de una nueva base dentro de la Gran Ciudad, que fungiera como las oficinas principales del CMI, todos los miembros del consejo habían aprobado la moción de mis padres, pues en su mayoría eran conocidos de ellos.

Nuestras vacaciones habían culminado de la manera más hermosa posible, el fin de semana mis padres se habían ofrecido a cuidar a Niall y había descubierto que a ellos no les molestaba tener a un pequeño niño rondando a su alrededor, no era que Conall fuera un mal padre, en realidad la mayoría de las veces que alguien le decía que podía cuidarlo él se negaba, pues había dicho que quería ser un padre presente que estuviera en la vida de su hijo y no lo abandonara por algo más, pero mis padres habían insistido en cuidarlo, pues querían tener la alegría de un niño en casa y Niall parecía más que feliz de poder pasar tiempo con sus belitos, como él los llamaba.

Así que nuestro fin de semana había sido lleno de caricias y amor, no habíamos ni siquiera salido del territorio de la casa, ellos se habían tomado en serio lo de hacerlo en cada lugar de la casa, nuestro fin de semana había sido realmente romántico y caliente, nos la habíamos pasado cocinando juntos, comiendo, viendo películas, pero entre cada una de esas actividades, teníamos tanto sexo desenfrenado que sentía que mi cuerpo estaba completamente hecho una gelatina.

Además, como lo había planeado, los anillos que habían mandado crear para ellos, se los había entregado en una pequeña cajita, había mandado a hacer anillos de oro blanco con una pequeña Esmeralda, pues había entendido que la joya preciosa que poseía cada uno de sus anillos era del color de sus ojos, así que ellos debían llevar un anillo con el color de mis ojos. También había mandado grabar en esos anillos nuestros tres nombres, el de Conall decía Conall, Key, Arniel y el de Arniel en el orden contrario, había ordenado que nuestros nombres estuvieran enlazados por tres corazones, yo estaba en el centro por lo que los otros dos corazones se unían dentro de mi corazón.

Realmente me había tomado en serio lo de presumirlos como mis esposos, quizás no había ningún papel que lo comprobara pero nuestro amor, sí que lo hacía, claro que sí pensábamos tener una ceremonia pero teníamos hacerlo en el momento indicado, cuando los tres nos sintiéramos completamente listas de unir nuestras vidas.

Ellos me habían demostrado durante toda la semana de vacaciones, cuánto me amaban y deseaban, yo había hecho lo mismo, les había demostrado de mil maneras distintas todo lo que me hacían sentir, ellos hacían que mi corazón explotase en cientos de emociones y que con su simple roce mi cuerpo despertara ante el deseo, pero no todo era sexo, él amor me lo daban en todo momento y yo lo sentía en mi corazón.

Me removí en la cama al escucharé sonido de la alarma, pero antes de que pudiera reclamar, sentí a Conall moverse de debajo de mi cabeza y la apagó, sonreí aun sin abrir los ojos, al sentir los pequeños besos húmedos de Arniel sobre mi espalda desnuda y los de Conall sobre mi frente, realmente esa se había convertido en mi forma favorita de despertar.

—Puedo acostumbrarme a levantarme así todos los días—susurré.

Aún sin abrir los ojos busqué los labios del hombre que se encontraba bajo mi cabeza, Conall sin rechistar los aceptó, saboreando con delicadeza mi boca y mordiendo un poco mi labio inferior, causándome cientos de sensaciones a primera hora de la mañana. Cuando me separé de sus labios, el que estaba detrás de mí buscó los míos y yo los recibí gustosa, por mágico que escuchaste, parecía que el sabor a su pasta de dientes de café no desaparecía en toda la noche y eso me encantaba, por qué era como saborear cada mañana dos deliciosas tazas de café antes de levantarme de la cama.

—Pues más te vale que te acostumbres, porque de esta manera será como te levantes el resto de tus días mi amor—murmuró Arniel al separarse de mis labios y besar con ternura la punta de mi nariz.

—Exactamente, amor—murmuró Conall besando mi cuello.

—Tenemos que ir a la base—susurré al sentir como ambos comenzaban a atacar mi cuello y mis labios a la par.

Era claro que esos planes no eran dejarme ir sin darnos una última sesión de placer desenfrenado, sus manos se movían hábilmente sobre mi cuerpo y cuando los sentí dentro de mí, fue algo que realmente me hizo explotar, había perdido completamente el pudor de gemir cuando estaba con ellos; debía confesar que las primeras veces que estuve entre sus brazos, me daba pena disfrutar de tanto, pero ellos me habían hecho perder la vergüenza y disfrutar realmente lo que ellos me hacían sentir.

Cuando sentimos que estábamos completamente satisfechos, tomamos una rápida ducha con una sesión de besos y sin decir mucho más, mis hombres se vistieron y fueron a preparar el desayuno mientras yo me alistaba, sería la bienvenida oficial de todos los nuevos cadetes, no era una ceremonia demasiado larga pero tenía que ir lo más presentable posible.

Me puse un traje sastre de falda de un hermoso tono rosado pastel, que se combinan a la perfección con el top blanco de escote de corazón. me maquillé rápidamente con algo sencillo y arreglé mi cabello en un moño de trenza alta dejando un pequeño cairel caer sobre mi rostro.

No me demoré mucho alistándome, y tampoco al desayunar con mis hombres, sabíamos que entran a la base a pesar de que querríamos presumir lo nuestro, seguía existiendo una ley que dentro de los pasillos no podíamos demostrar nuestro amor y como máximas autoridades no podíamos poner mal ejemplo

Kris desplegó a todos los escoltas en el momento que nos vio salir de la casa, él se habia mantenido a una distancia considerable, dándonos toda la privacidad que necesitábamos y eso era tranquilizante, no los tenía pegados como moscas todo el día. Ni siquiera había tenido tiempo de hablar con mis padres sobre eso, pero sabía que su respuesta sería la misma que me habían dado a mis hombres.

Abordamos el auto y le di la indicación a Kris de que nos dirigiéramos a la cafetería principal para comprar café. Ellos siguieron mi orden y pronto los autos se pusieron en marcha.

—Me será difícil controlar mis manos cuando estemos dentro de la base—murmuró Conall.

—Ni me lo recuerdes—murmuró Arniel como un niño emberrinchado —. ¿No puedes quitar esa ley, amor?

—Si lo hacemos saben que todo mundo va a querer estar abrazándose o besándose en los pasillos y eso los desconcentra.

—Entonces en la oficina...

—¡Pervertidos! —bromeé soltando una carcajada.

—Así nos amas, amor—murmuró Conall soltando una carcajada.

Ordené a Kris comprar café para todo el equipo y para mí también, cuando todos teníamos el café en nuestras manos todos comenzamos a avanzar directo a la base, en los controles tuve que dar las explicaciones de que ellos eran mis nuevos escoltas y que tenían que dejarlos pasar, después de largas revisiones de papeles y demás cosas pues no podían arriesgarse a dejar pasar a cualquiera, pudimos llegar hasta el comando.

Los autos de la guardia se estacionaron en los lugares designados para los soldados y el de nosotros en el lugar de siempre, los pocos soldados que se encontraban en el estacionamiento voltearon a mirarnos y Por Primera Vez en mi vida sentí vergüenza.

Bajé del auto sin hacerle caso a mis escoltas o a mis hombres, realmente me apenaba tener a 10 hombres detrás de mí.

—¿A dónde van? —pregunté al ver a Kris y Félix caminar detrás de mis hombres y de mi.

—Protección 24/7—contestó Kris.

—Estoy dentro del comando, aquí nadie puede hacerme daño y no se atreverían.

—No quería decirle el argumento que nos dio su madre cuando le dijimos que eso diría usted, pero dijo que la última vez la secuestraron fue en el comando y que por supuesto no la podíamos dejar sola.

—¿Enserio? —murmuré sintiendo un tic en mi ojo.

—Sólo cumplimos con nuestro trabajo, General

— Pero los demás no van a estar quietos, denles un uniforme y todo se integrarán a las filas, concuerdo con que debo de tener una protección, pero esa protección también se entrenará con mis entrenamientos.

—Si así lo ordena usted—murmuró el Kris llamando a todos los trajeados—. Todos se colocarán el uniforme de la IISMFCMO y entrenarán junto con las tropas, nosotros cuidaremos de cerca a la General y haremos los cambios de turno como lo ya pactado.

—Sí, señor—dijeron los hombres al unisonido, dándome un saludo militar a mí y otro a los coroneles.

—Pondremos algunas reglas dentro del comando, entiendo que están haciendo su trabajo pero yo también necesito hacer el mío en privacidad—murmuré hacía Kris y Félix—. Uno: se quedarán en la puerta de mi oficina y no entrarán a menos que yo se los pida, Dos: cuando yo quiera entrenar en mi gimnasio lo haré completamente sola, ustedes pueden esperar en la puerta y no quiero ser molestada, Tres: cuando esté comiendo en la cafetería pueden estar cerca pero sin ser tan obvios porque realmente no me gusta tener la atención, ya sé que eso es imposible porque soy la general pero realmente no quiero tener a 10 hombres a mi alrededor mientras disfruto mi comida con mis amigos y por último, cuando los coroneles estén en mi oficina, no quiero a nadie afuera, esperaran en el ascensor y no permitirán la entrada de nadie ¿Estamos?

—Fuerte y claro, general.

—Y lo olvidaba, los días que nos quedemos en el comando no es necesaria su presencia en los camerinos, los coroneles pueden cuidar de mi por la noche y no quiero a nadie en pasillo de nuestras habitaciones, haré que les asignen algunas a ustedes.

—Como ordene, general—murmuró Kris con una sonrisa.

Todos los hombres se dispersaron, dejándome con Kris, Félix, Arniel y Conall, caminamos a nuestros camerinos y me apresuré a ponerme mi uniforme de entrenamiento, realmente me gustaba ese uniforme por el top, el calor del verano que se acercaba era horrible y estar entrenando todo el día era agotador.

Cuando salí del camerino me encontré a mis hombres esperándome, les di una pequeña sonrisa pero sabía que ellos sabían que estaba realmente abrumada por tener que tener escoltas, realmente no me gustaba tener tanta gente a mi alrededor, pero también era consciente del peligro que corría estando en el mundo, pues en cualquier momento los criminales podían ir por mí.

Comenzamos a caminar hacía el patio principal, yo era seguida por Kris y Félix, quien hablaba poco.

—Aun no te hemos mostrado tu oficina—murmuró Conall —. La semana antepasada, creo que ni siquiera te acordaste de que tenías una oficina.

—¿No es en lo que estuve trabajando?

—Esa es la oficina de planeación—murmuró Arniel—. Tu oficina o la oficina del general ahora se mudó a nuestro piso, no precisamente en nuestro piso sino arriba, tienes todo un piso para ti...

—Vaya—murmuré con una sonrisa—. Eso me gusta...

—Y los pervertidos somos nosotros—se burló Conall —. Demos la bienvenida y podemos llevarte a tu nueva oficina, tú madre contrato a una secretaria.

—Entiendo—murmuré con una sonrisa —. ¿Y Victorio?

—Dejó de ser secretaria un par de meses después de que tú te fuiste, tu madre decidió que podía contratar secretarias específicas para ello.

—¿Civiles?

—Agentes que han decidido estar en la milicia como personal de administración—aseguró.

—¿Ustedes tienen una secretaria?

—Dos—murmuró Arniel y Conall le dio un golpe en el hombro.

Hice una falsa mueca de molestia, claro que no me iba a poner celosa de 2 secretarias pero eso ellos no lo sabían y me encantaba sentir que hacían de todo para contentarme.

<<Quizás estrenar mi oficina no sea una mala idea>>

—¿Te molesta eso?

—Oh no, por supuesto que no me molesta que tengan a dos mujeres hermosas con falda rondando a su alrededor—murmuré con falsedad.

—Amor... ¿Estas celosa? —preguntó Arniel.

—No—murmuré—. ¿Por qué lo estaría?

—Porque eres una conejita celosa—murmuró Conall —. Y porque todo lo que dijiste en esa frase es incorrecto, no digo que no sean bonitas, porque todas las mujeres son bonitas, pero no usan falda y tienen el mínimo contacto con nosotros.

—Dije que no estoy celosa—murmuré riendo—. Sólo estaba jugando, sé que ninguna mujer les llama la atención desde que tienen a esta Diosa.

<<Dos gramitos de humildad no te vendrían mal>>

—Qué bueno, porque ya estábamos ideando una forma de contentarte en tu oficina—murmuró Conall y solté una carcajada.

—Siempre puede enseñarme esa forma, coronel—murmuré sonriendo coquetamente.

Me alejé un poco de ellos al ver qué nos encontrábamos en el campo mayor, algunas de las tropas ya se encontraban formadas en sus lugares, había tanto reclutas nuevos, como cadetes recién graduados y las tropas que ya tenían sus puestos asignados, todos tenían el uniforme de entrenamiento.

—¡Escuchen! —grité cuando todos se encontraban formados, logrando que se irguieran—. ¡Si están aquí es por una razón; Es porque tuvieron las agallas de superar todas las pruebas que les pusimos en el último examen que les hicimos. Todos los que están aquí es porque tienen las habilidades de un verdadero militar! ¡Cómo se los dije en los múltiples entrenamientos y pruebas que tuvimos la semana antepasada, no quiero nenitas que se van a poner a chillar porque ya no soportan sus pies al final de la semana, no quiero bebés llorones que van a estar sufriendo de moretones por haberse resbalado en el fango, deben grabarse algo, que aquí no vinieron a jugar a ser soldados, aquí son o no son soldados y no crean que porque ya pasaron las pruebas tienen el puesto asegurado, se necesitan agallas para conservarlo y si alguien no las tiene es mejor que se vaya!¿Quedó claro?

Mi grito era fuerte y no tenía miedo de decirlo.

—¡Sí, general!

—Daré todas las instrucciones necesarias para que comiencen con su entrenamiento de un verdadero soldado Alpha, quiero que todos se graben eso en este momento, ya no son soldados del ejército al que pertenecían antes o cadetes de la academia Jr. ahora son soldados Alpha, ese es su nuevo nombre Y si quieren conservarlo luchen por hacerlo—murmuré con firmeza—. Todos pertenecen ahora al mejor ejército del mundo, aunque somos una organización secreta todos sabemos que los civiles confían en eso que llaman el ICI o el FBI, esos somos nosotros, es nuestro sobrenombre civil. ¿Tienen las agallas para ser soldados Alpha?

—¡Sí, General!

—¡Pues demuéstremelo en cada uno de los entrenamientos, en cada una de las pequeñas misiones que tendremos y pongan todo su empeño cuando tengamos misiones a grandes escalas. Pero para eso deben de prepararse todos ¿Quedó claro?!

—¡Si, General!

— Tenemos una reunión coroneles y capitanes en 15 minutos en la sala de juntas—ordené—. Capitanes segundos, supervisaran el entrenamiento mientras todos regresan, quiero que para comenzar el día, todos, absolutamente todos den cincuenta vueltas al campo mayor y culminen en la zona de tiro, quiero puros blancos.

—¡Si, General!

Una de las capitanas segundas levantó la mano y enarqué la ceja al ver que se trataba de Maddison.

—Hablé, capitana Dupont.

—¿Nosotros no debemos hacer el entrenamiento? Vamos a supervisar y...

—¿Se cree que es incapaz de entrenar y supervisar a la vez?

—N...No, p...pero es complicado y...

—Dije todos—contesté con firmeza—. ¡Es mejor que se graben que todos no tendrán el descanso hasta el anochecer, esto es el ejército Alpha no cualquier cosa! ¡A entrenar!

Sonreí al ver que todos los soldados comenzaban a correr en dirección al campo de entrenamiento, escuché una pequeña maldición de Maddison hacía mí, pero no presté atención, por lo que había escuchado en la semana de entrenamiento, ella se había tomado el puesto de reina de la base después de que estuviese saliendo con Conall. Era claro que mi presencia le molestaba pues no podía hacer lo que le placiera y tenía que acatar las ordenes al pie de la letra.

Comencé a caminar hacia la sala de juntas para poder tener la reunión con todos los capitanes, no teníamos misiones pendientes por lo que podíamos dedicarnos de lleno a todos los entrenamientos que debían completar los soldados para ser capaces de volver a tener el mismo nivel que antes.

—Señora.

Una mujer de cabello negro y ojos del mismo color se acercó a mí con una sonrisa un poco tímida, antes de que la mujer pudiera acercarse a mí, Kris se puso delante de mí evitando que me alcanzará, era una mujer que llevaba el uniforme reglamentario de la IISMF, pero sin ningún logotipo.

—Kris—murmuré.

El hombre me hizo caso haciéndose a un lado, la mujer tenía la mirada seria y podía ver su tez trigueña, era bonita y parecía ser inteligente, llevaba unos anteojos grandes sobre su rostro. Podía notarla un poco tensa y sabía lo que se sentía estar en un lugar que apenas conocías.

—¿Si? —pregunté con amabilidad.

—S...Soy Beatrice Stewart, soy su secretaria.

—Entiendo—murmuré con una sonrisa—. Es un gusto... Kris, dale todos los detalles que te di, dentro de la base formará parte de tu equipo y todas las reglas...

—Si, señora...

—¿Algo que deba saber?

—La secretaría de sus padres me informó esta mañana que ellos deben viajar a Corea a mediodía, pero que volverán al anochecer, sólo querían informarle para que usted no se preocupe y sepa dónde están.

—Recuérdenme comprar un celular—murmuré hacia Conall y Arniel—. De acuerdo.

Cuando pensé que la secretaría se iría se unió al club de los hombres que me seguían, realmente me sentí abrumada teniendo tantas personas detrás de mí, estaba acostumbrada a estar libre por la base, pero con mis nuevos escoltas eso era un sueño. Nick se acercó a mi lado y agradecí que nadie lo detuviera, saludó a los coroneles con un asentimiento y un saludo militar, al igual que conmigo.

—Sus llaves, general—murmuró entregándome las llaves del murciélago.

—Gracias al cielo—murmuré agarrándolas entre mis manos —. ¿Sobrevivió?

—Que poca confianza le tienes a tu chofer designado en Suiza—murmuró riendo—. Por supuesto que está bien, lo cuide con mi alma.

—Gracias—murmuré con una sonrisa—. ¿Cómo estuvo tu semana?

—No me malinterpretes, pero fue la mejor semana de mi vida al lado de mi chica—murmuró con una sonrisa —. ¿La tuya?

—Fue perfecta—murmuré viendo a mis hombres que sonreían complacidos por la respuesta—. Ahora estoy casada.

—¿Casada? ¡Joder! Ustedes si no perdieron el tiempo—murmuró soltando una carcajada.

—Por supuesto que no—aseguró Conall —. Solo necesitábamos que te quitaras del camino—bromeó.

—Son unos mal agradecidos ustedes—gruñó y no pude evitar soltar una carcajada.

Todos caminamos directamente a la sala, donde poco a poco todos comenzaron a sentarse en sus lugares designados, estaba feliz porque la mayoría de los capitanes primeros eran mis amigos eso era una gran ventaja a la hora de planear estrategias.

—Bienvenidos a todos los que estamos de regreso después de todo lo que hemos vivido en estos dos últimos años y también en los nuevos capitanes Pávlov y Raissa, es un verdadero honor tenerlos aquí pues si están con un título de capitanes significa que lograron destacarse en las pruebas y conservar el puesto que tenían en sus antiguos ejércitos—comencé —. Estuve viendo los informes de los meses que me ausenté, no tengo que dar una explicación porque todo mundo sabe que fue lo que ocurrió, el nivel del ejército bajó a un 60%, debemos regresar a nuestro 100% si queremos seguir en la punta de los ejércitos.

—Dagger fue un traidor de lo peor, pero su entrenamiento fue funcional—murmuró Conall.

—Exactamente—murmuré—. Necesitamos volver al entrenamiento que ese hombre nos ponía, por ahora no tenemos misiones de riesgo o que sean tan importantes y en caso de que lleguen a presentarse antes de que se completen los entrenamientos, armaremos una tropa con los capitanes coroneles y conmigo.

—General, podemos agregar también al entrenamiento un poco de inteligencia, algo que noté cuando estuvimos en rescate fue que los soldados saben pelear y demás, pero no tienen muy bien desarrolladas las capacidades de planificación de estrategias o búsqueda de soluciones—murmuró Nick.

—También es necesario que les demos un corto entrenamiento legal—murmuró Hunt—. Son pésimos con las leyes y es algo necesario.

—Y también debemos de entrenarlos en cibernética, no solo mi tropa debe tener ese conocimiento.

—Apoyo la idea de ellos, general, los entrenamientos que completamos nosotros solo eran físicos, dejaban de lado completamente todas las habilidades necesarias de un soldado Alpha—murmuró Conall.

—Concuerdo, general—murmuró Arniel—. Además, no estaría de más entrenarlos en criminología y balística, deben de tener poco conocimiento sobre todos estos temas dentro de la academia, pero sí queremos volver a hacer el ejército de antes creo que debemos entrenarlos y fortalecer cada una de las habilidades de un soldado.

—También estoy de acuerdo con todas sus opiniones—murmuré —. Si queremos que nuestro ejército vuelva a ser el de antes tenemos que darle un entrenamiento a la medida, quizás sea un poco difícil considerando que tenemos varios factores en contra entre ellos el tiempo, pues no sabemos en qué momento llegarán las misiones que necesiten de nuestra atención inmediata. Sin embargo creo que todos podemos lograr un buen entrenamiento si nos dividimos las tareas ¿Quién está a favor de implementar un nuevo entrenamiento?

Todos los capitanes levantaron la mano, dándome la razón de que podíamos crear un entrenamiento especializado y hacerlo en el menor tiempo posible para poder tener a todas nuestras tropas con un entrenamiento apto y digno de un soldado Alpha. Claro que necesitábamos volver a ser nosotros de esa manera regresaríamos atender al nivel que teníamos antes. Marlen fue la única en no levantar la mano, cuando la miré me regaló una pequeña sonrisa y levantó la mano.

—General, creo que también podríamos incluir un entrenamiento psicológico, entrenarlos un poco más que en la academia para resistir torturas psicológicas—murmuró.

—Estoy de acuerdo con eso—aseguré—. Bien, Eun Ji, presenta un cuadro de horario.

En medio del escritorio apareció holograma con una tabla parecida a un horario escolar.

—Dividiremos nuestro entrenamiento en tres semanas, supongo que es tiempo suficiente para que el entrenamiento sea completado, y podemos irlo modificando en la marcha. La primera semana nos ocuparemos del entrenamiento físico y en el área de criminología y balística, el jueves comenzaremos también con el entrenamiento legal.

Eun Ji, al ser una asistente inteligente, podía ordenar o sugerir diferentes horarios para lo que yo le decía, comencé a editar lo que no me gustaba y lo que sugerían los capitanes, claro que sería un entrenamiento verdaderamente extenso y cansado, pero los resultados serían grandes. Distribuí todo a lo largo de las tres semanas, priorizando el entrenamiento físico y de inteligencia, realmente necesitábamos a más soldados que fueran capaces de crear estrategias en minutos.

Di por terminada la reunión, Nick, Conall y Arniel se encargarían de los entrenamientos físicos, yo de los de planeación y tiro, Archie y Jerry de los entrenamientos cibernéticos, Álex con apoyo de Arniel se dedicarían a los de criminalística, Mis hermanos, Giancarlo y Liz se enfocarían en legal, Marlen, Jacob y Mik, tendrían a su cargo el área de psicología.

Realmente el ejército tenía que volver a ser de los mejores queríamos esforzarnos por volverlo a poner en los primeros lugares, se suponía que éramos el mejor y no podíamos seguir cayendo en un ejército conformista.

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¿Qué les pareció este capítulo?

¿Qué creen que ocurra en el próximo?

¿Creen que logren ser nuevamente el ejercito que nuestra Keyli quiere? 

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