Capítulo 33.

Siempre has sido tú.

"El tiempo no es un campo que se mida por codos; no es un mar que se mida por millas; es el latido de un corazón." ~Nikos Kazantzakis


El amor es tan complejo que no puede escribirse con una sola ecuación, para absolutamente todas las personas el amor es diferente, no existe una regla que nos diga cómo debemos hacer el amor o qué pasos debemos seguir para enamorarnos y para amar a las personas indicadas. El amor funciona de diversas formas, formas que muchas veces para nosotros son imposibles de comprender pues no sabemos en qué momento va a llegar y puede llegar incluso en el momento más inesperado.

Pero quizás eso es lo que hace entretenido al amor y que todas las personas deseemos tener en algún momento a una persona a la cual amar, pero como lo había dicho Marlen años atrás, la media naranja a veces puede venir partida a la mitad, esa media naranja puede estar dividida en dos personas y no te sentirás completa hasta tenerlos a los dos a tu lado.

Eso era lo que me había ocurrido a mí pues no estaba segura de lo que estaba esperando hasta que ellos todos llegaron a mi vida y supe entonces que estaba enamorada de dos hombres que estaban dispuestos a entregar todo por mí, al principio pensé que era algo idiota e incluso enfermo amar a dos personas a la vez, pero yo siempre había tenido la creencia de que para amar no existen reglas y tampoco es una enfermedad, si fuese una enfermedad seguramente alguien ya habría inventado un antídoto contra ello, pero no era así, el amor era lo más puro que el ser humano podía ser y se materializaba de formas tan extrañas que era imposible para el ser humano reconocer cada una de ellas.

Cuando supe que estaba enamorada de ellos, me di cuenta la razón por la que no podía entregarme completamente a una relación con John, era como si me faltara otra parte de mi corazón y en ese momento lo entendí, era porque al elegirlos a ellos cuando mi corazón se había enamorado, los había elegido en paquete y no individualmente. Ambos me habían mostrado diferentes facetas del amor, pero al juntarse me habían mostrado que esas facetas no eran ni siquiera el inicio de cómo podía representarse ese sentimiento tan bello y puro que poseemos los humanos para entregarnos todos aun encontrándonos completamente rotos.

Mi madre siempre me había dicho que cuando llegara la persona indicada, a la que debía amar yo lo sabría en el fondo de mi corazón, que no necesitaba comprobarlo con cosas sin sentido. Yo sabría que estaba en el lugar correcto y con la persona correcta desde el primer momento en que nuestras miradas se cruzaran, siempre me había dicho que yo era quien se daría cuenta de que esa persona era la indicada porque simplemente el mundo dejaría de girar a mi alrededor cuando estuviera cerca de él.

Y así ocurrió, cuando ellos dos estuvieron juntos conmigo Por Primera Vez fue como si el mundo se detuviera completamente y no fuera capaz de procesar nada de lo que había a mi alrededor, todo parecía estar hecho de diferentes materiales que eran tan indescriptibles que no había forma de que yo no me diera cuenta de que eran ellos. Mi mundo había dejado de girar en torno a todo lo demás y se había centrado en ellos dos a pesar de que traté de olvidar esa noche durante tantos años creyendo que había sido una estupidez, me di cuenta de que en realidad no lo había sido, ahí los había encontrado y mi corazón se había aferrado a ellos.

Estando bajo la luna de la gran ciudad nuestros ojos se habían cruzado Por Primera Vez y nuestras almas se habían enlazado, la mía con la de ellos, quizás para la mayoría era algo tonto poder amar a dos personas e incluso estaba esperando que alguien me juzgara como normalmente la gente juzga lo que no conoce, pero a decir verdad no me importaba si alguien me juzgaba porque yo solo sentía lo que había dentro de mi corazón y era un amor tan puro jamás lo había sentido ni siquiera con una sola persona.

Mi madre siempre me había enseñado que el amor tiene el poder de derrumbar barreras y destronar creencias, que un amor fuerte puede ser capaz de derrotar a un rey y de robar el aliento a cientos de soldados, el amor es la fuerza más grande dentro del planeta y que los humanos poseemos como un recordatorio de lo que somos.

Realmente ellos habían marcado un antes y un después en mi vida, sabía que no debía depender de ellos pero me habían enseñado a amar también que era imposible sentir que podía volver a amar a alguien más con la misma intensidad que lo hacía con ellos y había quedado reafirmado esa noche. La hermosa noche en donde habíamos regresado en el tiempo como cuando nos habíamos conocido, pero al contrario de la primera vez ya no tuve miedo de seguirlos. No me importaba si me llevaban al fin del mundo si estaban a mi lado sabía que estaba segura.

Arniel manejaba por las hermosas calles de la gran ciudad, podía ver a mi alrededor que todos se encontraban celebrando algunas cosas y seguramente disfrutando de su fin de semana, muchos civiles se encontraban en bares, discotecas y otros tantos solo paseaban por el centro, disfrutando de algunas atracciones.

No me importaba a donde me llevaban ni siquiera cuando desaparecieron hacia la costa, solté una pequeña carcajada al ver que a lo lejos estaba el yate en donde habíamos obtenido mi cumpleaños más hermoso que había vivido. Era un yate hermoso que en realidad llamaba la atención, pues se veía que estaba completamente adornado por luces y en la oscuridad del mar se veía aún más hermoso.

—Si no quieres estar aquí puedes decirnos y podemos ir a cualquier lugar donde tú quieras—murmuró Arniel aparcando el auto

—Y cómo te lo dijimos la primera vez, que estemos aquí no significa que te vas a aceptar algo, tú tienes la decisión de elegir lo que tú quieres.

—Yo tengo la decisión de lo que quiero—murmuré con una sonrisa—. Y eso qué quiero son ustedes dos, no me importa nada más sólo quiero tenerlos a ustedes y esa es mi decisión.

En el rostro de ambos se dibujaba una pequeña sonrisa al escucharme, yo también sonreí sabiendo que me había atrevido a decir de una vez por todas lo que quería y lo que anhelaba, no volvería a tener miedo de gritar a los cuatro vientos lo que sentía en mi corazón, lo diría de cara para que ellos supieran cuánto los amaba y los elegia, los elegía sobre cualquier otra cosa o persona.

Ambos me ayudaron a bajar del auto, el vestido era hermoso pero estorboso y ellos lo sabían, ambos soltaron una pequeña carcajada cuando yo caminaba como pingüino por no poder mover bien las piernas al estar en tacones sobre la arena.

Conall sin esperar nada, me cargó estilo princesa hasta que estuvimos sobre Sobre el muelle lugar qué se conectaba con el yate. Les sonreí en el momento que la suela de mis zapatillas tocó el suelo, se sentía tan mágico que era hermoso.

No me importaba absolutamente nada más que ellos, ambos volvieron a ofrecerme sus manos y yo con gusto las tomé, fue en ese momento que me di cuenta de que esas eran las manos que quería sujetar el resto de mi vida, no me importaba absolutamente nada más sólo quería tenerlos a ellos a mi lado.

Cuando subimos al yate, me llevaron hacia el frente, donde nos esperaba una enorme mesa con un extravagante ramo de peonias, sonreí cuando ambos me acercaron a la mesa para que pudiese sentarme en una de las sillas que parecían hechas de oro, era claro que habían remodelado ese hermoso yate de como lo recordaba. Antes de que pudiera preguntarles algo, ambos desaparecieron en el yate y suponía que era para ir por la cena.

Cuando menos me di cuenta nos encontrábamos lo suficientemente lejos de la orilla como para poder arrepentirme y escapar, pero no quería hacerlo, ya no más, yo no quería escapar quería enfrentar lo que mi corazón sentía y decírselos a ellos para que entendieran lo mucho que los amaba y cuánto los anhelaba mi corazón. Quería gritarles todo lo que había sentido al no tenerlos a mi lado durante un año y 9 meses y que supieran que los habían anhelado cada maldito instante.

Sonreí como una niña chiquita cuando ambos regresaron con 2 enormes charolas con bastante comida, seguramente suficiente para alimentar todo el ejército que teníamos en la base. Ambos dejaron las cosas sobre un pequeño carrito de servicio y lo acercaron a la mesa mientras se sentaban a mi lado. Uno a cada lado dejándome completamente encerrada, pero a decir verdad no me sentía así, me sentía libre estando con ellos.

—No supimos que prepararte, no sabemos si sigues queriendo lo mismo que hace un año y diez meses, por lo que decidimos preparar tu favorito, lasaña y algunas hamburguesas, tenemos suficiente comida en el refrigerador.

—Si no quieres esto, siempre podemos calentar una pizza o...

—Está bien—murmuré con una sonrisa —. Mis gustos sobre comida no han cambiado mucho... solo que ahora no puedo comer varias cosas por las vitaminas que debo tomar...

—Hablando de eso, en la maleta que preparo Marlen, dijo que puso tus vitaminas.

—¿Marlen preparó mi maleta? Si saben que solo metió lencería, ¿cierto?

Ambos soltaron una pequeña risa, me sirvieron mi plato y no podía estar más feliz, quizás era la combinación más extraña que podía existir comer lasaña con hamburguesas, pero a mí me encantaba que ellos me conocían también que sabían que era lo que me gustaba comer y las combinaciones raras que me gustaba hacer.

Los tres comimos en completo silencio, aunque mi cabeza me bombardeaba de ideas que debía decir sabía que no era el momento aún, primero teníamos que terminar de comer para poder charlar todo lo que debíamos, claro que quería decirles todo lo que sentía, decirles lo mucho que los amaba y cuando había anhelado regresar para estar entre sus brazos.

Cuando terminamos de comer ambos se llevaron los platos y regresaron con un pequeño pastel de chocolate. Me gustaba disfrutar de su compañía y era como si de repente todo el tiempo que había permanecido en soledad desapareciera y se redujera a nada, no me importaba todo lo que había sufrido en mi soledad porque habían desaparecido en el momento en que ellos habían puesto su mirada sobre mí.

Claro que teníamos demasiadas cosas de las cual es hablar, pero teníamos tiempo de hacerlo pues por la dirección que habían tomado, era claro que no pensaban regresar pronto a la gran ciudad. Ninguno se atrevía hablar incluso cuando habíamos terminado de comer, pero parecían inquietos mientras miraban al frente.

—Arniel... Conall...

—Hablaremos—murmuró Conall.

—Pero cuando lleguemos a nuestro destino.

—¿Nuestro destino no era el Yate? —pregunté.

—No—murmuró Arniel—. Queremos llevarte a un lugar...

No hice muchas preguntas después de eso pues no me importaba en realidad cuál era nuestro destino, si ellos estaban a mi lado sabía que estaría segura a pesar de que estuviera un huracán sobre nuestras cabezas, ellos me hacían sentir toda la seguridad del mundo.

Después de lo que me pareció toda una eternidad con la única melodía del mar, a lo lejos pude ver una isla que se iluminaban con todo un camino de luces ámbar, era preciosa y podía verse también una hermosa casa que parecía ser una especie de castillo, pero era tan bella que no podía ponerme a pensar en nada más.

Sentí como los brazos de ambos me rodeaban la cintura, era extraño como podían coordinarse para hacerme sentir amada a la vez y no parecían muy incómodos al estar juntos y eso era lo que me encantaba. Los miré por encima de mi hombro, ambos parecían realmente emocionados por mostrarme ese lugar y no tenía la mínima idea de la razón.

—Es hermoso—susurré.

—Es la Isla Keyniall—murmuró Conall.

—¿Keyniall? ¿Cómo tú hijo?

—Como nosotros—murmuró Arniel —. Keylani, Arniel y Conall...

—Espera—murmuré separándome de su abrazo—. ¿Le pusiste a tu hijo el nombre de nuestro Ship?

Mi voz sonaba divertida, podía creer que había nombrado a un niño con nuestros nombres y eso realmente era algo que me divertía.

—Fue idea de Álex—aseguró Arniel —. Puedes cortarle las bolas cuando regresemos

Solté una carcajada asintiendo, realmente tenía que hablar con él sobre los nombres de los niños, pero no podía negar que me encantaba ese nombre, era algo único y me encantaba.

Sonreí en el momento que el yate se paró justo frente al muelle que conectaba con la casa, ambos me ayudaron a bajar nuevamente y no tuve miedo de estar en un lugar completamente remoto con ellos, todo lo que se veía a nuestro alrededor era mar y detrás de la casa podía haber que se alzaba un hermoso bosque.

No hice preguntas y simplemente los seguí hacia el interior de la casa, la cual era completamente hermosa, no tenía la mínima comparación con todo lo que había visto y era tan preciosa que incluso sentía ganas de llorar al verla, las paredes estaban construidas de cantera pura y podía ver los grandes ventanales que seguramente daban una vista impresionante al atardecer, en el patio principal había una enorme alberca.

La casa se encontraba a unos 500 metros del mar, no teníamos que caminar mucho para llegar a ella pero tampoco las olas llegarían al anochecer, me encantaba que el todo el piso del camino estaba construido de madera y tenía hermosas rocas. cuando estábamos más cerca de la casa pude ver que había varios pétalos de rosa esparcidos por toda la arena y sobre el camino, los miré y solté una pequeña risa.

—¿Cómo sabían que aceptaría venir con ustedes?

—No lo sabíamos, pero tu madre dijo que si te negabas ella misma te daría la orden de venir.

—¿Mi madre está confabulando con ustedes?

—tu madre al igual que todos quiere verte feliz, y si nosotros no somos su felicidad quizás esta casa lo sea—aseguró Conall.

—Ustedes saben que son mi felicidad—murmuré —. Pero es injusto que se hayan adelantado a declarar sus sentimientos cuando yo también lo estaba planeando.

—¿Por eso estabas molesta en la tarde?

—¡Si! digo no pensaba traerlos en un yate a una isla desierta pero pensaba declararles mis sentimientos cuando terminara la ceremonia.

—Supusimos que era para eso, pero no podíamos dejar que te nos adelantaras...—murmuró Arniel.

Solté una pequeña risa mientras ambos me internaban a la casa, sentí un jadeo al ver el precioso interior, a pesar de que las paredes exteriores serán de cantera, dentro todo era de un hermoso y fino color blanco perla, las paredes brillaban asemejándose al mármol y varios cuadros que seguramente había pintado Arniel colgaban de las paredes.

Frente a la puerta de entrada había una enorme escalera en tipo caracol dejando en medio un hueco que suponía dejaba paso a otra parte de la casa. El suelo era compuesto totalmente por mármol blanco, y los muebles como sillones que estaban sobre este parecían hechos de oro blanco con la tela más fina de un hermoso color rojo, los sillones tenían un diseño de tipo árabe, estaban tan hermosos que me gustaba ver todo lo que había a mi alrededor. En el medio de los sillones había una pequeña mesita hecha de cristal y las decoraciones parecían haber sido sacadas de los museos.

Seguí caminando sin importarme que ellos se quedarán atrás, entré a una de las puertas que se encontraba detrás de las escaleras y pude ver una gran cocina, era realmente moderna y todo parecía estar cubierto por una ligera capa de oro blanco y no tenía idea de dónde carajos habían sacado todos esos muebles, pero me encantaban.

Salí de ahí como una pequeña niña y me dirigí a una gran puerta que se encontraba en el pasillo. Me encontré con un gran comedor, parecía ser de mármol y las sillas eran más semejantes a tronos con hermosas decoraciones en oro blanco.

—Sólo tengo una pregunta ¿De dónde demonios sacaron tanto oro blanco?

—Tus padres son las personas más ricas sobre la Tierra, no les fue difícil contactarnos con alguien que podía conseguir todo el oro blanco que quisiéramos y luego contactamos a los mejores diseñadores de muebles para que crearan lo que teníamos en mente.

Solté un jadeo sin poder creerlo, cuando estaba a punto de subir por las escaleras para poder ver la parte de arriba, ambos me detuvieron.

—Querías que habláramos—murmuró Arniel.

—Y si subes haremos todo menos hablar.

Solté una pequeña carcajada y dejé que me guiaran en dirección a la sala, donde se encontraba absolutamente todo lo que había visto en primera instancia.

—Los escucho—murmuré sentándome en el sillón pequeño frente a ellos.

—Quisimos traerte aquí porque este fue el lugar en donde enterramos el collar que te habíamos dado hace un año y 10 meses—murmuró Arniel.

—Esta isla mi abuela me la había regalado un día antes de que tú desaparecieras, yo pensaba ponerle tu nombre porque quería tener algo tuyo y Arniel y yo lo habíamos hablado, la noche de la fiesta en donde se suponía iban a celebrar tu cumpleaños y el cumpleaños de tus hermanos, te íbamos a traer aquí al terminar y mandamos plantar cientos de peonias por todo el jardín porque queríamos que tú vieras que no importa si estamos en medio del mar o en medio de la guerra, siempre te vamos a amar.

—la casa aún no estaba construida pero nosotros pensábamos mostrarte el terreno y que tú eligieras la decoración que querías y la casa que querías construir en este lugar, pero después pasó todo lo que pasó y no pudimos traerte nunca.

—Los primeros dos meses no pudimos ni siquiera levantarnos de cama, lo único que hacíamos era llorar y querer morir contigo, en el tercer mes comenzamos a embriagarnos tanto que por suerte estamos con vida porque ambos íbamos a terminar con comas etílicos—murmuró Conall.

—Después los ministros nos internaron en un centro de rehabilitación alcohólica, ahí entendimos que tú te habías ido y no podíamos regresarte, que teníamos que continuar con nuestras vidas. Pero no queríamos hacerlo porque tú eres nuestra vida y no tenía sentido continuar si tú no estabas a nuestro lado...

—Entonces cuando salimos del centro de rehabilitación, ni siquiera lo pensamos o avisamos a alguien... los únicos que sabían eran tus padres y les dijimos que teníamos que ausentarnos durante un tiempo porque necesitábamos estar solos y pensar en cómo superar que tú no estabas con nosotros—murmuró Conall tomando mi mano.

—Contratamos a tres arquitectos y a muchísima gente para que viniera a esta isla—murmuró Arniel sosteniendo mi otra mano —. Era tonto pero queríamos construir una casa que te gustara a ti, comenzamos a recordar tus gustos cómo te gustaba decorar las cosas, la decoración de tu departamento de tu habitación y quisimos ponerle un toque del hogar en donde creciste.

—Así que todo eso se lo planteamos a los arquitectos y a los decoradores, nosotros teníamos una idea de cómo queríamos y resultó ser mejor de lo que esperábamos—murmuró Conall—. Contratamos incluso barcos que traían todo el material de construcción, en menos de dos semanas nuestra casa estaba completamente construida, amenazamos a todos con que si no estaba construida en 2 semanas serían despedidos, fue un contrato y a todos les convenía y lo hicieron.

—Cuando llegó el momento de decorar, no nos importó gastar cientos de dólares por conseguir los muebles más especiales del mundo, queríamos que todo fuera en honor a ti. Queríamos construir esta casa para cuando quisiéramos escapar, tener un lugar a donde llegar...

—Nosotros queríamos tener un lugar, donde pudiésemos recordarte eternamente incluso nosotros planeamos mudarnos aquí cuando comenzamos a envejecer para poder tener un poco de tranquilidad sabiendo que quizás tú estabas a nuestro lado en un lugar tan alejado.

Para ese momento mis ojos ya eran todo un mar de lágrimas, lloraba sin poderme contener al escuchar sus palabras y saber todo el dolor que habían tenido que sufrir durante mi ausencia, también los había herido por haberme ido y aunque yo lo había hecho con la mejor intención del mundo que era salvarlos sabía que la herida que les había causado era realmente fea.

—Lo siento—susurré —. Y...Yo no queria causarles tanto dolor... yo... sólo pensé en salvarlos porque sabía que si yo no fingía mi muerte, él los iba a matar y yo no podría hacer nada, estaba demasiado débil y totalmente drogada no podía ser yo, no podía defenderlos como me gustaba. No podía luchar.

—Amor, no llores muñequita—murmuró Conall.

—Princesa...

—Yo los dejé hablar ahora déjenme hablar a mí...—murmuré y ambos soltaron una pequeña risa—. No hubo día que yo no los extrañara o que desear estar a su lado, yo los anhelaba para sentir su calor y tener sus brazos abrazándome. Lo único que me consolaba cuando estaba en rehabilitación era poder imaginarme que ustedes estaban ahí abrazándome, dándome besos en el rostro mientras yo sufría con una maldita droga que no salía de mi sistema. Lloraba todas las noches hasta quedarme dormida lo único que recuerdo o que los doctores me dijeron, era que repetía sus nombres una y otra vez.

>> Hubo tantas veces que quería regresar, pero sabía que si lo hacían los dañarían a ustedes y yo podía vivir alejada de ustedes pero no sabiendo que estaban muertos, sin embargo los anhelaba cada maldita noche que pasé lejos, soñaba con tener sus brazos a mi lado y quizás eso era lo que lograba que conciliara el sueño todos los días. Cuando tenía miedo recordaba todo lo que había vivido a su lado y ese miedo se iba, momentáneamente, porque después recordaba que quizás jamás volvería a verlos.

Las lágrimas caían de mis mejillas y antes de poder evitarlo, me encontraba sobre los muslos de ambos, mientras acariciaban y tocaban mis mejillas, dándome el calor que había estado anhelando durante tanto tiempo, sentirlos tan cerca era como sentir que mi corazón volvió a estar completo, yo siempre había sido mucho de contacto físico me gustaba abrazar a quienes amaba.

—Mi amor, nosotros también te extrañamos y anhelábamos día con día, lo único que nos mantenía con vida era tu recuerdo porque nada más tenía sentido sin ti—susurró Conall.

—Cuando llegué a Suiza y tuve que despedirme de lo poco que tenía en mi pasado, realmente tuve demasiado miedo, porque despedirme de mi pasado era como decir que no lo había vivido y yo no quería eso, yo realmente quería seguir viviendo todo lo que ustedes me habían dado y al parecer lo único que podía reconfortarme era poder imaginarlos ahí a mi lado. Cuando volví a verlos estando ahí en el bar, no pude con tanto porque yo sabía que si él se enteraba que yo estaba con vida les iba a hacer mucho daño y lo hizo, si yo no hubiera llegado, si por alguna razón yo sí estuviera muerta, él los habría matado.

—No lo habría hecho, amor—murmuró Conall —. Y si lo hubiera hecho, seríamos felices al estar a tu lado.

—Son un par de tontos—murmuré riendo entre lágrimas—. Se qué quizás no lo dicen pero deben de pensar que fui una cobarde al irme y no luchar contra el bastardo, pero como ya lo dije la mujer que rescataron no era yo, era un maldito monstruo adicto a las drogas que no podía vivir sin eso, me había convertido en una adicta y necesitaba ayuda, mi adicción era tan fuerte que los doctores me dijeron que yo era una sobreviviente real, a pesar de que no tenía una adicción como muchos por años y sólo había sido por un par de días, la cantidad que me habían inyectado era mortal.

—Hablaste sobre un bebé...—susurró Conall y asentí con tristeza.

—En ese momento no podía pensar en que ustedes tienen la vasectomía—murmuré —. Pero fue lo que me mantuvo con vida, si hubiera recordado en ese momento que ustedes no podían embarazarme, creo que habría muerto, me hubiese dado por vencida. El creer que podía tener un bebé que yo tenía que proteger era suficiente para darme la fortaleza de continuar a pesar de ver tantas torturas.

—¿Te dolió saber que no tenías un bebé?

—En realidad no me lo dijeron hasta el cuarto mes de rehabilitación, en ese mismo mes me dijeron que lo que había tenido en mi útero era un quiste que había dejado completamente inservible a mi matriz y mis ovarios eran incapaces de producir óvulos, por las malditas drogas que me habían inyectado.

—Amor...

—Si les soy sincera... yo sí quería ser madre... de hecho tuve un tonto sueño cuando estaba con las drogas, en el que estaba en algún lugar, en una casa hermosa y ustedes me hacían burla porque a mí me gustaba caminar descalza mientras estaba embarazada. Recuerdo perfectamente la frase que decían en mi sueño "Ahí dentro llevas a nuestros pequeñines", supongo que de alguna manera habíamos logrado embarazarme de los dos a la vez.

—Mi amor—murmuró Conall abrazándome con fuerza, seguido de Arniel.

—Cuando me enteré no sólo de que no tenía un bebé en mi vientre, sino que era infértil, tuve una fuerte recaída en la depresión que provocaron las drogas, me sentí inservible como mujer porque si no podía tener bebés entonces ¿para qué mierda servía?, todo mundo quiere tener un hijo propio y yo no podía tenerlo, jamás podré tenerlo, sentí que no era útil en la vida y no podría jamás sentir lo que mi madre sintió al cárgame por primera vez.

—Para nosotros, sigues siendo tan mujer como antes, eres nuestra muñequita que prometimos cuidar y vamos que mover cielo, mar y Tierra, para verte sonreír lo haremos. Sé que tu sueño de ser madre es para más adelante, estamos a mitad del siglo XXI hay demasiados avances científicos y podemos hacer algo, por ahora no hay que preocuparnos por eso y te prometemos que haremos lo imposible para ver una sonrisa en tu rostro, y quizás a un bebé con tus ojos.

—Keyniall tiene mis ojos—murmuré.

—Es algo que ni la ciencia va a ser capaz de explicar—murmuró Conall—. Cuando llegó a nuestras vidas todos creímos que era la reencarnación tuya, no has convivido mucho con él pero tiene demasiadas mañas que tú tienes, ama el chocolate, ver películas, esconderse en la biblioteca, jugar con Persi...

—Quiero conocerlo mejor—murmuré riendo—. Aun no sé por qué me dice mamá...

—Nosotros tampoco podemos explicarnos eso—aseguraron riendo.

Nos quedamos en un corto momento de silencio, quizás pensando en las siguientes palabras que diríamos o las proposiciones que tendríamos que hacernos, porque era claro que todos queríamos lo mismo, yo los quería a ellos y ellos me querían a mí, no había duda de que nos habíamos elegido y que queríamos pasar todo el tiempo que la vida nos permitiera juntos, incluso quizás queríamos pasar más vidas.

—Muñequita—murmuró Conall y giré mi mirada hacía él.

—¿Sí?

—Nunca te dijimos todo, la noche en que pensábamos traerte aquí y queríamos decir las palabras, quizás son evasivas para cualquier persona, pero para ti y para nosotros sabes qué significa más que palabras, significa que estamos dispuestos a bajar el infierno por ti—murmuró Conall.

—Estamos dispuestos a volver a quemar el mundo y volverlo cenizas si es necesario para tenerte a nuestro lado... —complemento Arniel.

—Sabemos que para ti esas palabras son importantes, para nosotros también lo son y por eso queríamos que fuera especial cuando te las dijéramos, no queríamos decirlas al aire como todo mundo lo hace, porque cuando alguien dice esas palabras al aire después se las dice alguien más y pierden su significado...

—recuerdas que siempre odiamos Romeo y Julieta, compartimos la idea de que ellos eran la excepción y no la regla, siempre dijimos que era tonto morir por pensar que la otra persona estaba muerta. Pero cuando nos hiciste falta en nuestras vidas, créeme que lo único que queríamos los dos era que llegara el final de nuestras vidas para poderte volver a tener entre nuestros brazos—murmuró Arniel.

—Por eso no queremos esperar más tiempo para decirte...

—Que te amamos, que te amamos con todas nuestras fuerzas—susurraron ambos.

—Que la única mujer que es capaz devolver nuestros mundos ceniza y de convertirnos en las bestias que van a buscar protegerte de una y 1000 maneras más—murmuró Conall.

—Que eres tú la muñequita de ojos curiosos, que nos hizo poner el mundo de cabeza con tal de encontrarte a salvo, eres tú la hermosa mujer de la que queremos sostener la mano el resto de nuestras vidas.

—Porque te prometemos que lo nuestro no se va a acabar mañana, no se va a acabar de aquí a 50 años... porque te vamos a amar eternamente y tú sabes lo que esa palabra significa. Quizás para muchos piensen que cuando eliges a la persona es fácil cambiarla, pero nosotros ya experimentamos lo que es una vida sin ti y créeme que nos dimos cuenta que no importa cuántos años pasen o cuántos huracanes se atraviesen en nuestros caminos, nosotros queremos y anhelamos tenerte a nuestro lado—susurró Conall acariciando mi mejilla—. Queremos que seas tú la mujer que veamos todas las mañanas al despertar y la hermosa muñequita que nos llene de preguntas que no podemos contestar.

—Queremos que seas tú, queremos amarte eternamente...

Ambos me ayudaron a estar de pie con delicadeza, se pusieron frente a mí y sentí que mi mundo se ponía de color rosa al ver que ambos se hincaban, tapé mi boca con las manos, sintiendo que un par de lágrimas caían por mis mejillas, no tenía la menor idea de lo que ocurría.

—Sabemos lo que queremos y eso está en nuestras vidas eternamente...

—Te amamos y queremos pasar el resto de nuestras vidas a tú lado...

—Claro nuestro mayor sueño es verte con un vestido blanco caminando hacia nosotros, pero sabemos que por el momento debemos disfrutar lo que somos, pero eso no quita que queramos darte un par de anillos de promesa, la promesa en que algún momento lograremos firmar actas de matrimonio en las que tú seas nuestra esposa.

Vi como ambos sacaban una pequeña cajita de sus pantalones, las abrieron frente a mí y dejaron a la vista dos hermosos anillos de oro blanco, el que sostenía Conall tenía un hermoso diamante ahumado, tan perfecto que brillaba con el simple hecho de tener la luz sobre él y el que sostenía Arniel, tenía una hermoso zafiro azul, ambos eran completamente iguales, pequeños y discretos pero tan hermosos que eran perfectos.

—Muñequita... aceptas pasar el resto de tu vida con estos dos idiotas que estan dispuestos a todo por ti—preguntaron al unisonido y sentí que las lágrimas brotaban de mis ojos de manera incontrolable.

Claro que tenía la respuesta en mi boca pero no salía ni una sola palabra, estaban proponiendo pasar el resto de su vida conmigo y yo estaba dispuesta a pasar esta vida y mil más a su lado, porque estaba segura de que ellos dos no tenían comparación y los elegía sobre todas las cosas en el mundo.

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¿Qué les pareció este capítulo?

¿Qué creen que ocurra en el próximo?

¿Creen que puedan tener tranquilidad?

Espero hayan disfrutado este maratón tanto como yo, una aclaración, no le estan pidiendo matrimonio, es más bien la promesa de que en algún momento lograran ello, ahora ellos disfrutaran un poco de ser simples mortales amándose y queriéndose (después vendrá el desmadre 😉😉, no desesperéis)

Nos leemos mañana con nuestro capítulo habitual<3 y nuevamente una disculpa por no haberlo subido ayer, Wattpad se puso sus moños y no me dejaba entrar a mi cuenta, pero ya estamos de regreso.

Advertencia para el próximo capitulo: Tener mucha agua porque va a ser un capítulo ardiente 🔥 🔥.

Los quiero mucho, muñequitos y gracias por estar aquí. 

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