Capítulo 30.

"El verdadero soldado no lucha porque odia lo que hay delante de él, sino porque ama qué hay detrás de él." G.K. Chesterton.

Valientes de corazón.

A veces la vida nos sorprende dándonos espacio para poder continuar, nos deja saber que la vida podemos tomar decisiones que nos ponen encima son de todos o que nos hacen caer totalmente, una de esas decisiones es a quien debemos amar, no podemos amar a alguien a medias, debemos entregarnos completamente y si eso no es posible significa que no lo amamos completamente, que amamos a alguien más por quien sí somos capaces de entregar todo en el mundo.

No está mal amar, no podemos mandar a quién queremos amar o a quién podemos entregarle el amor que tenemos en nuestro corazón, pero debemos ser claros para no lastimar corazones que no son el nuestro, no podemos andar pisoteando sentimientos cuando sabemos que nosotros no podemos entregarnos para amar a alguien que requiere más amor del que le damos.

Mi madre siempre había sido clara conmigo, <<si sientes que no estás entregándolo todo; ahí no es, si sientes que te están dando menos de lo que tú estás dando; ahí no es, el lugar donde tú puedes amar y ser quien tú eres sin fingir u ocultar nada, ahí sí es el lugar donde debes estar, donde sabes que está tu corazón y que no importa lo que ocurra, sabes que la persona a la que amas está igual de dispuesta a quemar el mundo por ti, como tú lo estás por él>>

Siempre creí que mamá exageraba al decirme esas cosas, como era posible que pudiese amar a alguien cuando yo no estaba totalmente lista para amar, pero ellos me habían enseñado que no existía un momento idóneo para amar, que puede darse en cualquier momento siempre y cuando tú entregues todo y te entreguen lo mismo a ti, porque eso de que en el amor no tienes que esperar nada a cambio es una completa mentira, no puedes amar sin ser amado y no te pueden amar sin que tú ames, así que en mi conocimiento personal, si amas a alguien no te reprimas, porque sabes que no podrás encontrar ese mismo amor en nadie más.

No puedes simplemente esperar a que alguien te ame, si tú no entregas todo y tampoco puedes amar a alguien si esa persona no te entrega todo, el amor es para los valientes de corazón, porque sabes que estando con una persona tienes que comprometerte a entregar todo y hacer capaz de sacrificar tu propia vida por el bienestar de la otra, es una tontería los que dicen que el amor es sencillo porque eso de sencillo no tiene nada, el amor es complejo y nada rutinario, no puedes esperar que sea como una ecuación matemática en la que el resultado será el mismo si cambias un paso del proceso , puede compararse más con una ecuación química en la que si realizas un paso diferente vas a obtener algo completamente nuevo.

En el amor no existe una sola regla que debe de seguirse al pie de la letra para alcanzar el resultado, no existe una sola ley que nos diga lo que se tiene que hacer para alcanzar lo que merecemos o lo que deseamos.

Nick había tenido completa razón al decirme que yo lo que necesitaba era un amor que me consumiera, que me hiciera sentir única y que la pasión fuera algo de cada día, porque yo ya había encontrado ese amor y no tenía ganas de cambiarlo, yo ya había encontrado el amor que me consumía y que me hacía sentir amada y única en cada instante, un amor que me volvía cenizas en miles de sentimientos, pero que a la vez me reconstruía cada mañana que despertaba en los brazos de los hombres que amaba. Los amaba y no pensaba negarlo más.

Siempre había dicho que las personas que se lanzan a amar debían tener un corazón valiente pero que también las que estaban dentro del ejercito necesitaban tener un corazón dispuesto a sacrificar su propia vida por quienes amaban y por todo el mundo en general, estar en el ejército no es simplemente pararse y verse bonito, la milicia te exige y te quiebra a cada instante de tu vida, la milicia no es para cualquiera, no basta con tener un sueño debes tener el coraje de hacerlo.

Ellos me habían conquistado desde el primer momento que habíamos cruzado miradas en aquella fiesta de disfraces en la que habíamos asistido, aunque ese año no teníamos preparado ningún baile de disfraces, me confesaría a ellos después de la gran ceremonia de la IISMFCMO, pero para poder llegar a esa gran celebración, debíamos hacer los exámenes finales a los nuevos reclutas y cadetes y como dos años atrás, también a la mayoría de las agentes en servicio.

Había regresado a quedarme al castillo por unos últimos días, pues sabía que pronto debería mudarme a mi departamento para que me quedase más cerca de la base y además, poder tener a mis mascotas sin miedo a que se ahogaran en el mar, Conall y Arniel los mantenían en su hogar y aunque había tenido cientos de ganas de ir a visitarlos, me la había pasado demasiado ocupada cuidando a todos los que recuperaban en mi hogar, ese era el motivo por el que no podía llevar a mis pequeñas mascotas a casa, pero sabía que pronto podría volver a verlos.

Habían sido tres días de arduo entrenamiento para todos los que estaban como candidatos para entrar como titulares al ejército Alpha, todo el mundo quería un lugar pero sólo pocos lo lograrían y los que se creían que ya tenían una base, podían perderla en cualquier momento e incluso podíamos degradarlos de puestos.

Como general del ejército yo me sentía la mujer más feliz por poder dar un buen entrenamiento a mis tropas y rendir los máximos exámenes, las pruebas las habíamos dividido en cuatro días, los primeros tres debían de rendir exámenes psicológicos, de inteligencia y capacidades fuera de lo físico, además de que todos debían demostrar que tenían un gran interés por estar dentro de la Élite de Élites, los exámenes aplicaban desde la solución de una ecuación matemática hasta medir sus capacidades dentro del área en la que se especializaban. En esas pruebas habíamos perdido un 5% de nuevos reclutas y un 2% de soldados en servicio, dejándonos con un 93% del total de los candidatos para ocupar un lugar.

Habíamos juntado a todos en un solo total, pero llevábamos un control de todo, 75% era de nuevos reclutas y cadetes, y el 25% era de los soldados en servicio. Sólo los que yo había seleccionado en mi última prueba del año antes de fingir mi muerte eran los que estaban a salvo de no hacer ninguna prueba y los que eran mis amigos, solo deberían rendir un pequeño examen. Pero todos los demás sin importar el rango en que se encontrarán debían rendir los exámenes, se volvían como nuevos reclutas de nuevo y si desaprobaban podían tener castigos desde disciplinarios hasta degrado de sus puestos.

Eran más de trescientos soldados los que estaban en pruebas y más de 900 nuevos reclutas que buscaban una oportunidad. Todo mundo quería poder ingresar dentro del ejército más poderoso del mundo, también se le había dado oportunidad a varios reclutas que cumplían con las características necesarias de un soldado de la tropa Alpha, pero que no habían sido seleccionados por los ministros.

—¡Cariño! ¡Ya nos vamos! —gritó mi madre desde abajo.

—¡Los veo en la base!¡Los quiero! —respondí mientras abrochaba el ultimo botón de mi blusa.

Amaba volver a poder vestirme como era yo, con los hermosos trajes sastre de faldas, tops y blazers, me gustaba vestir de esa manera y también poder lucir mi cuerpo en una ropa tan elegante. Elegí un conjunto lila con un corse tipo corazón, blanco con flores lilas, unas zapatillas de tacón de aguja blancas y un peinado sencillo de medio moño con dos trenzas laterales.

Terminé de arreglarme y me coloqué bloqueador en el rostro, después de aplicar todo mi tratamiento, no podía maquillarme mucho pues tendría que estar bajo el Sol durante muchas horas mientras rendiríamos las últimas pruebas físicas, habíamos subido bastante el nivel de dificultad pues no queríamos que ninguno pudiera hacer trampa. Ya ansiaba poder escuchar a los bastardos que querían hacerse los importantes, cada examen era lo mismo, me encantaba dejarlos tirados en el piso mientras se retorcían de dolor.

Tomé las pocas maletas que tenía en casa, después de terminar las pruebas regresaría a mi departamento y comenzar a decorarlo nuevamente como me gustaba a mí, claro que quería seguir viviendo en casa de mis padres pero sabía que ellos también querían su privacidad, no era un secreto que ellos parecían dos conejos que no paraban de tener sexo a pesar de ser mayores. Ninguno de los dos aparentaba la edad que tenía, realmente parecían ser personas de por mucho 35 años y sabía que aun tenían mucho por demostrarse.

Subí a mi hermoso murciélago que me habían devuelto Conall y Arniel, estaba tan bien cuidado como el día que lo había dejado y siendo sincera extrañaba demasiado poder manejar en tan magnifico auto, era elegante y precioso, tan hermoso que llamaba la atención. Yo lo habían logrado con mi esfuerzo y eso me hacía sentir orgullosa de mí misma.

Manejé por toda la gran ciudad, ganándome las miradas curiosas de algunos transeúntes que caminaban o manejaban por ese lugar, siendo sincera siempre me había gustado la atención y no me negaba eso, me encantaba ser el centro de atención y siempre lo había logrado sin tener que exagerar quien era, simplemente por ser yo me volteaban a mirar y eso puede sonar incluso un poco vanidoso o egocéntrico, pero así era yo.

Me había concentrado en otras cosas que olvidé por pasar por mi café y al ver la hora supe que no tenía tiempo de dar el retorno y regresar, claro amaba el café de la cafetería, pero no tenía comparación un delicioso frappe con crema batida y galletas oreo espolvoreadas.

Me desvié en la intersección para poder manejar a la base, me había dado cuenta de que habían reforzado un 50% más los centinelas que cuidaban el bosque periférico, debíamos pasar controles antes de poder llegar siquiera a la puerta que daba inicio a la base, además de que más de treinta drones sobrevolaban todo el tiempo el bosque que rodeaba a la base, se había prohibido totalmente el paso a civiles y los únicos que podíamos ingresar éramos los que teníamos una placa.

Cuando pasé por fin al último control y pude entrar a la base, estacioné en mi lugar, que incluso había conservado desde que era coronel, me gustaba ese lugar pues en las tardes que hacía sol mi auto quedaba completamente cubierto por la sombra. Justo antes de bajar, tres autos igual de lujosos sonaron sus bocinas, solté una pequeña carcajada al ver quiénes eran los recién llegados.

En uno de ellos era Archie con su esposa, quiénes habían podido recuperarse después de todo lo que habían vivido en el pozo, podía notar que estaban volviendo a ser ellos y eso me hacía feliz. Habían superado las pruebas y podían reintegrarse al ejército, pues tampoco podíamos pedirles que se reintegraran antes, si su matrimonio no estaba arreglado.

En el segundo auto era Jerry y Álex, solté una carcajada cuando ambos salieron con dificultad mientras una esposa los encadenaba al otro, no sabía que tipo de perversiones habían tenido durante la noche anterior pero era claro que se habían divertido a lo grande, pero por alguna razón seguían teniendo las manos amarradas con unas esposas.

—No preguntare—murmuró Archie.

—Yo tampoco—murmuré riendo—. Sólo les recuerdo que no pueden hacer uso de lo que se utiliza en las misiones y dudo que esas esposas sean en las que se utilizan para ciertas perversiones.

—¡Zolovka! —chilló Álex poniéndose rojo—¡No es nada de eso!

—Parece que si lo es—agregó Julia —. Pero esas esposas pueden lastimarlos, yo recomendaría las que tienen peluchito y...

Solté una carcajada al escuchar a Julia y al ver el rostro totalmente rojo de Archie, era claro que eso no estaba contemplado en las palabras de su esposa. Saqué mi bolsa y les sonreí.

—Debo entrar tenemos que preparar demasiadas cosas antes de la prueba—murmuré.

—Parece que otro par de personas tiene algo diferente que pensar—murmuró Archie señalando detrás de mí.

Me giré con tranquilidad, sabiendo de qué personas hablaba, no era muy difícil adivinar que se trataba de Conall y Arniel. Solté una pequeña risa al ver que en sus manos llevaban un frappe con crema batida y galletas oreo.

—Gracias—murmuré mirándolos con una sonrisa.

—Yo te compre una tarta de fresa—murmuró Arniel poniendo La pequeña charolita frente a mí—. Pedí que le pusieran 1/4 de nueces parece que te gustan demasiado...

—¿sí saben que parecen niños tratando de conquistar a una adolescente? —se burló Archie.

—Calla, Smirnov—gruñó Álex—. Yo soy feliz y ella vuelve a ser mis Zolovka...

—Eso por dos—aseguró Jerry —. Quiero que sean mis Zolovkos.

—Creo que no se dice así—se carcajeó Archie.

Escuchaba todo lo que ocurría a mi alrededor pero no ponía atención, mi mente estaba completamente perdida en esos 2 pares de ojos que me miraban con intensidad, intercambiaba mi mirada de uno a otro sintiendo como mi corazón bombeaba con una gran energía, me encantaba verlos, era como si estuviese en una realidad tan hermosa que no tenía comparación.

—Oigan... ¿Siguen con nosotros?

La voz de Julia me sacó nuevamente de mí pequeña hipnosis en la que ellos me habían metido, les sonreí.

—Gracias—murmuré —. No tuve tiempo de pasar por mi café y creí que tendría que tomar uno de la cafetería... gracias por haberme comprado...

—Lo sospechamos cuando pasamos y preguntamos si una chica hermosa había comprado ya un café, nos dijeron que había pasado una pero que había comprado un café con bastante granola e inmediatamente supimos que no eras tú.

—¿Quién le pone granola a su café? —pregunté—. La granola se le pone la fruta no al chantilly.

Ellos soltaron una carcajada y levantaron los hombros a la par.

—Creo que ahora sí podemos ir arreglar todo lo que necesitamos antes de las pruebas—murmuró Conall con una sonrisa.

—Ahora son coroneles—aseguré —. ¿Trajeron sus discursos para darles miedo?

—Eres mala, muñeca—murmuró Arniel y sonreí con inocencia.

Los tres nos dirigimos a los camarotes, nuestros camarotes estaban en el área VIP de las residencias, mi puerta se encontraba en medio de la de ellos dos y por lo que mi madre me había dicho ellos eran los que habían elegido cuál camarote me daban, pues habían dicho que yo debía tener un camarote reservado aunque estuviese en otra vida y eso realmente me gustaba.

No dijimos mucho, sólo nos preguntamos cómo había sido nuestra noche o preguntas normales que hace cualquier persona, sabía que en algún momento debíamos abordar lo nuestro, pero realmente quería ser yo la que dijera mis sentimientos primero, y por eso lo tenía planeado hacerlo después de la ceremonia de graduación y de aniversario.

Me coloqué mi uniforme rápidamente, el uniforme de entrenamiento que mi madre me había dado completamente nuevo, pues el mío no tenía idea de dónde había quedado después de lo que había ocurrido con Schiavone, consistía en un top que tenía la insignia que me reconocía como general, además de que en la espalda tenía una especie de estampado que contenía cada uno de las medallas que yo poseía, algo que mi madre había ordenado colocar en todos los uniformes para que no solo tuvieran un título, sino también el motivo de este.

Sonreí al verme frente al espejo, no muchos sabían que la cicatriz de la bala que había perforado mi abdomen, yo la había convertido en un hermoso tatuaje de luna, para muchos quizás esa luna no tenía absolutamente nada Y era simplemente con muchos borrones, pero si lo mirabas con detenimiento podías ver que dentro había dos lobos y en medio de ellos un pequeño conejito.

Muchos buscan tapar las cicatrices y yo había decidido resaltarla; había mandado a diseñar ese tatuaje para sentir que ellos estaban conmigo al lugar donde fuera, me lo había hecho el Suecia, uno de los últimos días de mi estancia en el CTRATA que el doctor me había permitido salir para convivir con la gente del pueblo.

Salí de mi camarote, descubriendo que los dos me esperaban en la salida, les sonreí y sin decir nada, caminamos juntos al campo de entrenamiento mientras yo devoraba mi pastel y ellos trataban de robarme un pedazo.

Ingresamos al campo de entrenamiento donde algunas tropas ya se encontraban formándose para poder comenzar con la última prueba que determinaría quiénes se quedaban, quienes eran aptos para estar dentro del ejército y quienes de plano terminaban en el exilio. No podíamos tener tibiezas dentro de la milicia después de todo lo que había ocurrido, todos tenían que ser completamente investigados y no había persona que no tuviera por lo menos un expediente completo.

Cuando mis padres hicieron su maravillosa entrada, todas las tropas ya se encontraban formadas y listas para comenzar con la prueba final, que no le daría la mínima oportunidad a nadie si no se exentaba esa prueba, además no sólo era pasarla sino demostrar que se merecían un lugar dentro del ejército. En esa prueba ellos podían demostrar que tenían las habilidades para ser un capitán siendo incluso sargentos.

Mis padres seguían siendo los mismos ministros respetados que todo el mundo adoraba, el caminar de mi madre era seguro a pesar de tener unos tacones más altos que nada y mi padre a pesar de comenzar apenas a dar pequeños pasos, se paraba firme y caminaba con seguridad. Me gustaba verlos porque ellos realmente eran las mayores autoridades de toda la IISMFCMO, verlos era como sentir que estabas frente a los reyes más poderosos del mundo y ellos tenían más poder que cualquier otra persona importante, pues tenían el poder de todos los ejércitos.

—¡Todos firmes! —grité al ver que mis padres caminaban directo a la tarima.

Todos se pusieron firmes mientras ellos subían los escalones con ayuda de los coroneles, antes de que yo pudiera decir algo, mis padres se pararon firmes frente a todos, su expresión sobria hacía que cualquiera que los viera mojar a los pantalones por el miedo que ellos provocaban, pero no era un miedo por lo que podían hacer sino por el respeto que les tenían, ellos expiraban de cada poro de su cuerpo lo que eran.

—Siempre he dicho que hay 3 cosas que hacen a un soldado, valentía, honor y lealtad, pero hoy quiero agregarles algo más a ustedes, confianza. Deben tener confianza en ustedes mismos para poder aprobar estas pruebas y no sólo eso, si logran pasar y ser parte del equipo titular del ejército Alpha, más le vale tener la confianza en ustedes y tener la confianza en su ejército, porque si no lo hacen, absolutamente todos van a morir, y no tendrán una muerte rápida será lenta y dolorosa—murmuró mi padre.

—Escuchen con atención. No quiero nenitas lloronas que se van a quebrar en la primera prueba, no quiero bebitos llorones que cuando comiencen a sangrar quieran rendirse. ¡Esto es el ejercito Alpha! ¡La elite de las elites! Un error cuesta miles de vidas y no queremos un ejército que cometa errores, esa palabra no debe entrar en su vocabulario. Somos los Ministros Generales Superiores de la IISMFCMO, ustedes están aquí para demostrar que merecen un lugar en este ejército, estan aquí porque se sienten capaces de superar estas pruebas y estan aquí porque tienen en coraje de pelear con su vida.

La voz de mi madre retumbo por toda la base, logrando que todo mundo se quedase en silencio ante esa poderosa mujer.

—No somos condescendientes con nadie, este ejército no perdona y no da una segunda oportunidad a nadie. Quien crea que no es lo suficientemente valiente, retírese ahora y no haga perder el tiempo. Quien no crea ser capaz de dejar su vida a un lado para luchar por los principios que rigen a la humanidad, largo. Quien no se crea lo suficientemente valiente para soportar un cañón en el entrecejo sin parpadear, largo. Y quien crea que estar aquí va a ser un juego de niños, largo. No queremos personas que van a flanquear ante la primera amenaza.

—No queremos personas que van a llorar cuando tengan una pistola en el corazón, no queremos personas que van a traicionar a la IISMF por no perder su patética vida, porque déjenme decirles algo; si sobreviven, desearan estar muertos por traidores.

Sonreí sin poder evitarlo, parecía que su discurso era el mismo cada año, pero cada año impactaba más, todos quedaron con la boca completamente abierta y el rostro del más de uno parecía deformado con terror, les habían dicho prácticamente que debían despedirse de sus familias pues podían morir en cualquier instante.

—Coroneles—murmuré.

Arniel y Conall asintieron, me dieron una pequeña sonrisa y ambos caminaron al frente, todos los miraban y las cadetes parecían tener pequeños ataques al corazón a ver a mis hombres, entre todos los soldados pude ver a Nick a lado de una rubia, no tenía idea de quien era pero extrañamente, cuando lo había visto el lunes al llegar, él tenía la mirada diferente, como si estuviera completamente feliz.

—¡Escuchen! —gritó Conall.

—¡Somos los coroneles de la base Alpha! No queremos más nenitas que van a vender información por unos miserables millones. No queremos nenitas que van a ponerse a llorar después de recibir una tortura. Sí, está bien llorar, carajo, pero después tienen que levantarse.

—Todos los que ven en este pódium hemos sufrido torturas donde hemos llorado lágrimas de sangre, algunos hemos tenido que cruzar dolores tan grandes que no podemos levantarnos sin sentir que la vida se nos va... si no se creen capaces de resistir una tortura en donde quieran obtener información sobre uno de sus compañeros o sobre la misma IISMF, mejor rompan filas y lárguense, porque si deben de tener algo claro, es que si ustedes traicionan o le dan la espalda a los suyos, nosotros lo haremos con ustedes—gruñó Conall.

—Levante la mano quien tiene pareja.

Comenzaron a levantar la mano y otros dudaban en hacerlo, me sorprendí demasiado ver a Nick y a la chica rubia levantar la mano mientras intercambiaban una mirada y por los ojos de él, supe que habíamos tomado la decisión correcta, por alguna razón creía que ella era Mikaela, la mujer que amaba.

—Quien no la tiene, largo—murmuró Conall y lo miré con sorpresa—. Porque quien no sabe lo que es amar a una persona con la fuerza de un maldito huracán y con las ganas de un torbellino, no tiene motivos para estar aquí, estar en el ejército es como tener una pareja, debes estar dispuesto a quemar el maldito mundo y a volverlo cenizas por protegerla.

—Si no tienen el valor de descender al infierno por la persona que aman, también rompan filas porque no nos sirven en este ejército—murmuró Arniel —. No queremos nenitas que se van a poner a llorar cuando les salga sangre en esta prueba o que tengan miedo de empuñar un arma y defender a los suyos. En el ejército defienden con su vida a la humanidad teniendo en cuenta que entre esa humanidad también se encuentra la persona que ustedes aman.

—Quienes aprueben deben de saber que en este ejército no hay juego, porque un error son mil vidas. Así que quienes obtengan un puesto titular dentro del ejército, más les vale no ser unas nenitas lloronas, porque nosotros los haremos sufrir...

—Quienes aprueben, prepárense para la victoria, porque este ejército es victoria.

Una ovación se escuchó en toda la base, todos alegres por las palabras de ellas y yo tampoco pude evitar sonreír, ellos realmente habían cambiado y me hacían sentir orgullosa. Los miré por un par de segundos, sabiendo que era mi turno y que yo iniciaría la prueba como general.

—Soy la General Keylani Kim Rossi, durante los próximos tres meses van a estarme insultando por el cansancio que van a tener después de esta prueba y para que les quede claro, yo diseñe cada una de las bases. Van a querer morirse en cada segundo y créanme cuando les digo que me lo agradecerán cuando estén con su título en manos. El ejército Alpha está formado por personas leales, osadas y valientes, no quiero nenitas lloronas ni dramáticos que no van a poder desactivar una bomba bajo presión o que van a temer por sus insignificantes vidas cada que se topen de frente con un criminal.

Todos me miraron con miedo, me pare firme y sin el mínimo rastro de temor, yo era una maldita guerrera, la puta ama que había vencido a Magnus Schiavone y a su maldita mierda que me había inyectado, era una Diosa que no bajaba la mirada.

—No quiero personas que se la van a pasar insultando a los demás, no quiero chismes de mercado y lo más importante, todos son un equipo, no se va a tolerar que quieran sobresalir haciendo daño por lucirse, eso los descalificara completamente y se largaran a casa con las bolas en las manos—aseguré —. Antes yo decía que el compañerismo era el segundo valor de este ejército, pero en este momento les digo que es el primero, no pueden dejar a su compañero atrás, no importa si pierden su vida tratando de rescatarlo, van a sacrificar todo por proteger a los suyos.

Miré por un par de segundos a todos los que se encontraban detrás de mí, a ellos no les había importado sacrificar todo cuando yo había estado en peligro, se habían lanzado al fuego y habían descendido al infierno para protegerme y rescatarme de las manos del bastardo que me tenía secuestrada.

—Tengo una frase que quizás les sirva para el enemigo —dije regresando a ellos —Si el diablo no negocia por un alma, yo no me doblego por un arma en mano de mi enemigo —murmuré con una sonrisa ladina—. Quiero gente valiente que tenga el coraje de ensuciarse las manos por luchar por sus principios, no princesitas que supliquen piedad y estén dispuestas a poner en riesgo al mundo por proteger su trasero.

Mi voz era firme y sin titubear.

—Me he ganado mi puesto con sudor, sangre, perdida y lágrimas, estoy aquí como todas las personas que pueden ver detrás de mí, porque tuvimos el coraje de enfrentar la muerte de frente y en vez de temerle la saludamos como una amiga. El ejército no es simplemente portar un uniforme, si solo fuera eso seriamos la Solncevskaja bratva, el Ejército Rojo Revolucionario o los perros falderos que protegen al clan de los Schiavone, que por cierto, tienen frente a ustedes a los soldados que los capturaron—murmuré sonriendo—. Todos aquí hemos enfrentado torturas, todos hemos sentido que la vida se va de nuestras manos, pero aun así nos paramos de frente y no le tenemos miedo a ningún criminal.

Un hombre levanto la mano entre las tropas, sonreí sabiendo que se venía, amaba que siempre había una maldita oveja negra que se ponía altanero y se sentía el macho alfa de la manada, pero que en realidad era una rata asustadiza.

—Hablé, cadete—ordené.

—Vistiendo como puta y cogiendo a cuanto se ponga enfrente que tenga un título superior, es fácil avanzar, más si se coge al rey de la mafia ¿No?

—Esa es una buena teoría y me agrada que sea un hombre con cultura o que más bien, que leyó todos los periódicos donde fui secuestrada por ese hijo de puta—aseguré —. ¿Por qué no sube aquí y le enseño lo fácil que es coger con superiores para llegar a este puesto?

El hombre me miro dudando, a pesar de que mi padre, Arniel, Conall e incluso Nick entre las filas tenían el rostro molesto, levanté la mano. Pero odiaba a quienes trataban de echar en cara el pasado.

—Cadete Lambert, supongo que su hermana es la capitana Lambert ¿Por qué no me sorprende su comentario? —murmuré al ver al hombre frente a mí.

—No me da miedo su complejo de superioridad.

—Si tuviera una moneda por cada que alguien me dice eso, sería malditamente millonaria y créeme, No me creo superior, cadete. Soy superior — dije con firmeza.

<<Si hiciesen un concurso de egocentrismo te llevas el primer lugar por 5to año consecutivo >>

Lo tomé del hombro, logrando que se doblegará al caer de rodillas. Doble su brazo y lo hice caer de bruces contra el suelo,

—¡Soy la General Keylani Kim Rossi y con orgullo digo que tengo este puesto por mi esfuerzo! — escupí con ira tomándolo de los cabellos —. Tengo el título en investigación criminal, comercio internacional y oficialmente titulada con el doctorado en criminología avanzada. Soy poliglota dominando doce idiomas actuales y dos lenguas muertas, soy especialista en armas y bombas, francotiradora especializada y también piloto de fuerzas aéreas. Tengo el título de médico militar y soy la científica que creo dos antídotos para las drogas más mortales del momento.

Mi voz sonaba firme mientras todos miraban expectantes la escena donde un hombre del doble de mi tamaño era sometido sin un solo esfuerzo.

—Soy la General y agente con más medallas que me han sido otorgadas y lazos que me reconocen como el mejor agente de las fuerzas especiales de la IISMF. Francotiradora, rescatista, escuadrón antibombas, combate sin armas, tiro avanzado, mejor estratega de la IISMF y de los ejércitos internacionales, infiltración, operativos especiales, piloto de ataque y lucha contra crímenes internacionales, —murmuré tomando las mejillas del bastardo—. No solamente luzco los lazos de adorno, cinta verde de supervivencia en el amazonas y en la guerra internacional, Cinta blanca por mis misiones contra redes de pedofilia, cinta roja con medalla honorifica de lucha contra el narcotráfico, cinta azul por los rescates de víctimas de trata de blancas, amarilla por mis hazañas contra mafias internacionales y morada de valentía y supervivencia en manos de uno de los bastardos más grandes del mundo. Usted no va a venir a rebajarme por su complejo de machito.

—P...Perdón—murmuró con miedo y sonreí, claro que me encantaba presumir mis títulos y amaba cuando alguien se me ponía al tú por tú.

—Tengo poca paciencia, si crees que por ser mujer y estar en este puesto me he acostado con lideres, déjame decepcionarte, lo hice porque tuve el coraje de levantarme y llegar hasta aquí, algo que tú... nunca lograras.

—Y...Yo lo siento...

—No te voy a eliminar, porque si tanto te crees superior a las mujeres, quiero ver hasta donde aguantas.

Lo tiré en el suelo parándome recta nuevamente para seguir hablando.

—Hoy medirán lo que son, lo que valen y la razón por la que merecen un puesto, el ejército Alpha no necesita valientes machitos, necesita personas con el coraje de matar con los ojos abiertos y sin parpadear. Mostraran lo que valen, porque para valientes machitos y mierda detrás de una falsa mascara de osades, el mundo está lleno. La pista está compuesta por trescientas cincuenta pruebas Cada una con tiempo limitado, no descansaran un solo músculo hasta en día de mañana a las doce del mediodía.

—No quiero bebés llorones que se rindan a la primera por miedo a no seguir, el miedo en el ejercito es el peor enemigo, si sienten miedo transfórmelo en coraje. Si quieren volver a casa, más les vale luchar por sus vidas —dijo Conall.

—Ni nenitas que se crean machos, todos son iguales y quien no tenga el coraje de ayudar a quien lo necesita, este ejército no es para ustedes—continuó Arniel.

— ¡Todos! ¡Comienzan veinte vueltas por cada uno de los campos de entrenamiento!

Las tropas comenzaron a correr como lo había ordenado. Todos mis amigos me rodearon.

—No hay prueba sin un machito—murmuró Julia soltando una carcajada—. Amo ver la cara que todos ponen.

Solté una carcajada asintiendo, nadie dijo nada más.

Las pruebas consistían en diferentes bases, se medirían las destrezas en tiempo de guerra, las habilidades que tenían para el tiro, sus fortalezas y debilidades, también se mediría la disciplina y todo lo que registra un soldado. Además se rendirían pruebas físicas sobre resistencia, velocidad, fuerza, nado y resistencia al encierro. La última prueba como siempre sería la de pilotaje, pues se suponía que absolutamente todos debían saber pilotar un avión o por lo menos un helicóptero.

Para medio día, sólo quedaba un 70% de todos los que habían iniciado, la mayoría de los que habían desertado se encontraban con heridas por todo el cuerpo, deshidratación y algunos otros con heridas que les dejarían marca de su ineptitud. Para la segunda mitad del día, solo quedaba el 63%.

A la hora del descanso nocturno de un par de horas, sólo quedaba la mitad de todos los candidatos y un 5% de los soldados en servicio, como en mi última prueba, solo estaban sobreviviendo los más fuertes, los que merecían un puesto en el ejército Alpha y que merecían un verdadero honor.

Para el amanecer, todos los candidatos se encontraban completamente derrotados mientras completaban las últimas pruebas físicas que consistían en resistencia, velocidad, fuerza, combinadas con supervivencia, donde tenían que curar sus propias heridas con pólvora o fuego. Todo era realmente emocionante y yo estaba viendo como los verdaderos merecían un lugar.

Cuando la una de la tarde del día siguiente llegó, todos estábamos en la pista de vuelo, esperando a los 150 soldados que habían completado las primeras pruebas, entre ellos se encontraban Nick, la chica rubia, para mi sorpresa el tipo que me había retado, pero no estaba ninguna de las dos capitanas que ya tenía un puesto.

—¿Qué paso con Lambert y Dupont? —pregunté a mi madre.

—Quedaron en el lago de los cocodrilos—murmuró —. Lo bueno es que tenemos una tropa sin capitán y creo saber a quién se la daré—aseguró mi madre mirando a Nick.

—Se ve feliz ¿Verdad?

—Si—aseguró con una sonrisa —. Es la capitana del FEMS Mikaela Raissa...

—Es ella—aseguré—. La encontró...

—Pero parece que tú también necesitas que un par te encuentre—murmuró codeándome —. Recuerda, para el amor no hay reglas.

—Te amo, mamá—murmuré evitando las ganas que tenía de abrazarla.

—Yo a ti, mi niña.

Las pruebas finalizaron con éxito las pruebas de vuelo a excepción del cadete que me había retado, no había nisiquiera logrado ponerse en el aire, lo que lo había enviado a la mierda y sin querer, me sentía bien por ese resultado. No servía en el ejército, los resultados se darían el día de la celebración, por lo que todos los aprobados debían asistir, si eran nuevos reclutas, debían hacerlo con sus uniformes de sus respectivos ejércitos o divisiones y los cadetes y soldados en servicio, debían hacerlo con su uniforme de gala.

<<Aprobaron los que tenían que aprobar>>

.

.

.

¿Qué les pareció este capítulo?

¿Qué creen que ocurra en el próximo?

¿Cómo creen que Key confiese sus sentimientos? 

Holi, aquí tenemos nuestro primer capítulo del maratón que les prometí, tuve algunos problemas para ingresar a Wattpad ayer, pero aquí estamos de regreso y listos para todo <3 Los quiero Muñequitos, y disfruten ;)


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top