Capítulo 20.

Este capítulo tendrá muchos puntos de vista, por lo que he decidido escribirlo en tercera persona, espero les agrade. <3

"A veces tienes que quemarte hasta los cimientos antes de que puedas resurgir como un fénix de las cenizas"~ Jens Lekman.


El recate.

Muchas veces los humanos sean egoístas sólo ven por su punto a favor y no hacen nada por ayudar a los demás, no les importa nada a su alrededor ni siquiera las personas a las que aman, sólo quieren colocarse en la cima de la cadena de poder, sin importarse que con ellos se lleven a todos el mundo, se disfrazan de héroes diciendo y jactándose de que lograron una gran hazaña, Y tal pareciera que todos les celebran. pero cuando alguien sacrifica todo con tal de proteger a quienes ama, lo llaman el villano, creen que es una forma egoísta de actuar pero lo que ellos no saben es que si no se protege a quien se ama entonces el villano se convierte en héroe.

Magnus estaba sentado en el sillón en el que él se había proclamado rey, en su mano movía una ligera copa de coñac del más fino, la noticia de que realmente su pequeña Ptichka estaba con vida lo había alterado a grados cósmicos. Él sólo tenía una simple hipótesis, pero cuando supo que realmente ella no había muerto, ordenó a todas las mafias que la buscaran. Aunque había perdido poder en contra de su hermano, sabía que si él ordenaba volvía a ser el maldito rey de la mafia.

Para él su hermano no era más que un papanatas que no sabía hacer nada y se valía del éxito de los demás, su hermano siempre se había valido artimañas para conseguir lo que quería, se había colgado de su éxito pero tenía un ligero problema, se drogaba más que cualquier otro drogadicto en la maldita Tierra, sabía controlarlo, sí, pero esto no evitaba que su cerebro estaba tan podrido que no tenía buenas ideas.

Por eso cuando lo llamó diciéndole que tenía la carnada perfecta para atraer a su pequeña Ptichka, no lo creyó ni un solo segundo, si él no había logrado atraer a su mujer menos lo podía hacer su hermano que estaba totalmente perdido en las drogas, Pero ¿Cuál fue su sorpresa? cuando su hermano enlazo una llamada que su mujer le había hecho.

A Magnus se le hincho el corazón de alegría, Sintió que todo su mundo volvía a tener color y de repente todo lo que había sufrido en su ausencia se había reducido a nada al verla frente a la maldita cámara. No le importaba si era una mentira de su hermano, tenía que comprobar que ella realmente estaba con vida y si la única forma era hacer las paces, por supuesto que lo haría.

Su obsesión con Keylani era enferma, al grado de que no podía tocar a otra mujer sino se la imaginaba a ella, él sentía un deseo incontrolable por ella ni siquiera teniendo las maldita droga que él mismo había inventado tenía tal efecto en cualquier persona. Para él, Keylani tenía un efecto peor que cualquier droga que existiese dentro del mundo, sólo podía tener erecciones por ella, sólo pensar en su cuerpo podía hacer que se corriera y cada que la pensaba terminaba con un gran dolor de bolas, no le importaba nada si la tenía para él.

Ni siquiera la dañaría por haber escapado, o por haberle causado daño alejándose de él, la trataría como una verdadera reina, pondría el mundo a sus pies y le daría cada maldito centavo que tuviera, no le importaba absolutamente nada más, ni siquiera si perdía su imperio por volverla a tener entre sus piernas, él la deseaba de una forma tan incontrolable que era incluso enferma, pero no le importaba eso, para él su mujer lo valía.

—señor, si me lo permite, que usted vaya es demasiado peligroso, no sabemos si esto es una trampa de su hermano o si está coludido con la maldita agencia que quiere su cabeza... recuerda que su hermano le quiere quitar el trono y... —murmuró Alexei, queriendo cuidar a su señor.

—No recuerdo haberte pedido tu opinión—gruñó Magnus tirando el resto de coñac sobre la alfombra —. Pide que limpien mi maravilloso hogar y dile a las putas que se larguen, no quiero a ninguna aquí y que nadie nos vaya a interrumpir, esta será la luna de miel que no pudimos tener, así que hazme el favor de que todo se larguen y no me vayan hacer enojar.

—Si, señor—murmuró no muy convencido.

Sabía que podía ser una trampa para atrapar a su rey, después de todo su cabeza ya tenía precio en el mundo militar, no sólo porque había matado a una de las coroneles más amadas de la milicia, sino porque había secuestrado a cientos de personas con tal de encontrarla a ella. Su señor estaba realmente obsesionado con una mujer que ni siquiera lo volteaba a mirar, pero lo que Alexei en verdad sentía eran celos, él secretamente también quería que ella estuviera viva, pues había estado enamorado de ella desde que tenía memoria.

—Quiero que mi Jet esté listo en menos de 20 minutos, partiremos a Italia para encontrarme con mi hermano y poder por fin acariciar el rostro de mi hermosa pajarita.

—Si, señor—murmuró el hombre.

Por otro lado, Dereck sonreía complacido al saber que su plan había funcionado, necesitaba que su hermano lo aceptará nuevamente en el clan, pues a pesar de que todos lo empezaban a considerar su rey, pronto le pedirían una nueva sustancia que lo subiera a la cima, y él no era tan inteligente como su hermano para crear sustancias que fueran realmente todo un éxito en el mundo de las drogas, además que no existía mejor hombre para la trata de personas y las mulas que transportaban la carga.

Dereck era un asco para todas esas tareas, en el poco tiempo que llevaba en la cima le habían arrestado a más de cuatro mujeres que se suponía llevaban la droga a la Gran Nación, a su hermano jamás le habían hecho algo así, nunca había salido mal una distribución y si quería seguir en la cima, la única manera era que su hermano lo aceptara en el clan.

Jin Hee se había negado a su plan, pero después de todo él le había salvado la vida y tenía que servirle, ese era uno de los mandamientos más grandes que existían en el mundo criminal, si el clan aliado o incluso el enemigo te rescata de la muerte, tienes que pagar con la misma moneda y servirle por el resto de tu vida. Aunque también quería el poder, reinar al lado del hombre que amaba no sonaba tan mal, él amaba ser su Consigliere, amaba tener la oportunidad de aconsejarlo.

De hecho el plan de secuestrar a los seres queridos de Keylani había sido su idea, secretamente también quería vengarse de los mal nacidos que le habían arruinado la vida y que lo habían echado a la ruina, pero no lo haría frente a su señor los haría sufrir desde lejos y él sabía cómo darles en el punto más débil, los torturaba psicológicamente todos los días y para él era algo perfecto ver el rostro de terror de todos los que lo escuchaban, les mostraba imágenes falsas del cuerpo de Keylani mutilado de mil formas posibles, sabía que no había nada mejor que torturarlos de esa manera.

Todos los que estaban en ese maldito infierno sentían que la vida se les iba a cada minuto, no era por las ratas que les habían roído más de la mitad de la ropa o por las torturas psicológicas que el maldito tipo les daba, sino porque sabían que no saldrían de ese lugar, después de todo, su único boleto de salida se encontraba tres metros bajo tierra.

El ministro solo podía pensar en el dolor que sentiría su chiquita, su hermosa esposa estaría destruida en el momento que se enterara que él había muerto y sabía que la dejaría sola, rompiendo la promesa de envejecer a su lado, esa era su mayor tortura. Para Giandrick, solo imaginaba el dolor de su madre y de su hermano, los dejarían completamente solos en el mundo y no podían hacer nada para evitarlo.

Para los coroneles, lo único que les dolía era que habían dejado al pequeño Niall sin padres, que tendría una vida llena de dolor y perdida, de las mujeres que se jactaban de ser sus novias nisiquiera se acordaban, como ellos lo había dicho, para ellos solo era sexo y nisiquiera del bueno, era solo para satisfacer los deseos carnales que tenían.

—¡Prisioneros! —gritó Jin Hee, su expresión era alegre—. ¡Yo que ustedes comenzaba a rezarle a los mil saltos, porque estan a punto de ver un maldito fantasma!

—¿Qué mierda quieren? ¡Ya les dijimos que ella no está con vida sólo están perdiendo su tiempo! Déjennos ir de una vez porque cuando salgamos les prometo que ustedes morirán—gruñó el ministro.

El hombre se puso de pie con dificultad, tenía varias heridas por las mordidas de las ratas y las pupilas dilatadas, gracias a la droga que les inyectaban diariamente. Pero aún así no dejaría de luchar, podrían arrancarle cada pedazo de su cuerpo, pero él lucharía hasta el final con tal de salir de ese maldito lugar.

—¿Qué quieren, no podemos darles lo que quieren? —murmuró Conall siguiendo al ministro —. Déjennos libres.

—cómo quieren ser libres, déjenme decirles la gran noticia del año, vengo a sacarlos ya que conseguimos lo que queríamos...

—¿Saben que la necrofilia es una enfermedad? —preguntó Arniel, quien se encontraba realmente lastimado después de la golpiza que le habían propinado.

—Parece que tú no entiendes—murmuró con fastidio —. Quizás te vengan bien otros azotes y...

—Suficiente...—gruñó Magnus.

Quedaron completamente sorprendidos al ver el mafioso, ellos habían tratado de sacarlo de su escondite y no había salido ni una sola vez, eso solo significaba que realmente habían conseguido que alguien se pareciera demasiado a Keylani y se entregará falsamente. Tampoco era como si pudieran coordinar bien sus ideas, estaban drogados, heridos y aturdidos, no podían saber mucho de lo que estaba ocurriendo.

—señor—murmuró Jin Hee.

—Llévalos arriba, haz que tomen una ducha y dales ropa nueva... no podemos recibir a nuestra reina estando todos andrajosos

—Estas enfermo—gruñó Conall—. No descansaré hasta volarte los malditos sesos...

—No te preocupes por eso, ambos queremos lo mismo y no te voy a atacar cuando estés en desventaja, tengo honor, así que cuando salgas de aquí, más te vale estar preparado porque con mi reina al lado voy a ser invencible.

—¿Vas a llevar un cadáver colgado del brazo? Estás más enfermo de lo que creía.

—Oh, no—murmuró con una sonrisa —. Mi reina esta camino hacia acá, seguro quieren verla así que quítense esa ropa andrajosa y hagan lo que les digan, todos queremos recibir a nuestra reina lo más pronto posible.

Ellos se encontraban realmente confundidos, no sabía si era producto de la droga o si realmente estaba pasando todo eso, siguieron las instrucciones que les había dado el mal nacido que los tenía secuestrado, después de todo no tenían muchas opciones y lo que más rogaban al cielo era que no les inyectaran más maldita droga.

En otra parte de Italia, una hermosa mujer de larga cabellera negra con pequeños rayos cobrizos y unos ojos verdes que importaban a cualquiera, bajaba de una de las avionetas que había sido enviada por Schiavone, el vestido rojo carmín se ceñía perfectamente a sus curvas y hacía que cada uno de sus atributos resaltará el triple.

Sus prominentes pechos resaltaban bajo el escote de tipo corazón, en su pecho brillaba una hermosa joya, única en su clase y de un tono carmín tan perfecto que deslumbraba a cualquiera, era la joya que había estado en la familia Kim desde el principio del clan, nadie había hablado de ella pero su madre conocía la procedencia y claro que era parte del plan de venganza de su hija, ella también había sufrido con la falsa muerte de su pequeña y pensaba cobrarle con creces al maldito bastardo que había provocado eso.

—mi hermosa reina—murmuró Alexei con una sonrisa viendo a Keylani—. Sabía que estabas con vida...

—Por supuesto que estaba con vida... si estoy aquí es porque voy a intercambiar mi vida por las personas que tienen secuestradas—murmuró —. Dile al rey que ya me tiene, ahora que suelte a sus rehenes.

—todos te están preparando una gran bienvenida en casa, así que será mejor que los veas primero y después los dejaremos ir, ya sabes el protocolo, mi reina.

—Por supuesto que lo sé Alexei—murmuró con seguridad —. Dile a tu rey que la reina ha llegado...

—Ya está enterado, señora.

Mientras ellos mantenían esa pequeña conversación, los capitanes se deshacían de todos los escoltas que supuestamente seguían Alexei, él estaba tan embobado en los pechos de la mujer que no era capaz de distinguir que ni que hablan reemplazado al chofer y dos capitanes a los escoltas del segundo auto.

Keylani era la mujer que hacía que las fantasías de cualquiera salieran a la luz y vestida de rojo era como maldita Kriptonita a cualquier ser humano sobre la tierra, no había persona que no cayera en los encantos de tan deslumbrante mujer, ella era capaz de despertar instintos que nadie conocía y realmente parecía la diosa del deseo. Alexei le indicó el auto que debía abordar y ella caminó con suma elegancia moviendo sus caderas, era tan perfecta que un simple paso podía provocar mil huracanes y por supuesto, tiendas de campaña en cualquier pantalón.

—Creo que debes respetar más a tu reina—murmuró Keylani deslizándose en el auto.

Alexei se sintió apenado y decidió abordar el auto de los escoltas, estaba tan perdido los encantos de la mujer que no fue capaz de distinguir el cambio que habían hecho, realmente el plan estaba funcionando a la perfección y todos estaban orgullosos de ver que su general era capaz de idiotizar hasta al consigliere de la mafia más poderosa.

Todo eso ocurría mientras las tropas se deslizaban ágilmente a los alrededores de la casa donde mantenían cautivos a los rehenes, la ministra encabezaba la misión, como en los viejos tiempos debía salvar a su esposo y no le importaba quemar al maldito mundo para lograrlo. Todos la seguían sin rechistar, era una misión realmente difícil pues se tenían que enfrentar a los más grandes capos.

Sólo estaban los más entrenados con ella, tenientes que habían estado bajo el cargo de Keylani antes de su muerte, soldados que habían recibido entrenamiento de primera y se habían destacado como los mejores. Claro que en la base hacía falta Key, sin ella todo parecía patas para arriba aunque todos se esforzaran por alcanzarla.

—Debo decir que se ve muy bien, señora—murmuró Nick sin salirse del papel.

—Mi novio pensaría lo mismo—coqueteó Keylani, Queriendo distraer su mente de toda la mierda que se aproximaba—. Estoy segura de que le encantaría arrebatarme este vestido en la noche...

—No tiente a su novio, señora... que puede parar el maldito auto y tomarla en este instante—murmuró Nick guiñándole el ojo por el retrovisor —. Todos estan en posición...

—Por favor no me vayas a dejar sola...

—Le volaré la cabeza si es necesario—murmuró señalando la ametralladora que llevaba en el asiento del copiloto —. Como dije, te protegeré con mi vida, amor...—susurró.

A lo lejos pudieron ver la gran mansión de Dereck Schiavone, era enorme y todas las paredes estaban tapizadas por cantera rosa, una de las piedras más difíciles de conseguir en el continente europeo en ese tiempo. Key pudo ver a los lados como se deslizaban varios guardias, y no pudo evitar sonreír al ver que algunos eran su ejército. Ella había criado a esos pequeños inservibles y se sentía orgullosa.

Dentro de ese lugar, Magnus se encontraba más que ansioso por volver a ver a su Ptichka, se acomodaba una y otra vez el corbatín que llevaba puesto tratando de dar una buena imagen a su mujer, pensaba una y otra vez como la haría suya, no le importaba lo que había hecho, para él, ella era todo.

La puerta se abrió de golpe dejando ver a una hermosa mujer que caminaba con tanta elegancia que parecía averiar el cerebro de todos los presentes; se deslizaban por el suelo en vez de levantar los pies, los altos tacones negros relucían bajo el hermoso vestido rojo con la pierna descubierta y el escote pronunciado hacía babear a cualquiera. Su cabello se movía con sutileza de un lado hacia otro en cada paso que daba, hermosa sonrisa bajo los labios rojos invitaba a cualquiera a querer besarlos.

Los que se encontraban de rehenes en ese lugar temblaban de miedo, estaban demasiado drogados y no eran capaces de discernir qué era realidad y que era mentira, Hunter no podía creer que había escuchado la voz de su pequeña, la niña que él había creído que estaba muerta y quien le había llorado durante noches. Giandrick tampoco podía creerlo, era su hermanita y eso lo llenaba de alegría, por más drogado que se encontrara, sabía que era su hermanita y eso era algo que había esperado durante meses.

Por otro lado, los coroneles se encontraban en Shock, su princesa, su muñequita estaba con vida y había ido a rescatarlos, la mujer que ellos habían visto muerta se encontraba con vida y no cabían en la felicidad, incluso parecía que la droga había desaparecido, lo único que en lo que podían pensar era en que la volverían a ver.

Ella era como la fantasía de todo el mundo, era como la lujuria hecha mujer, pero lo que no sabían era que esa mujer había renacido de las cenizas llena de venganza y lista para matar a todos los que le habían jodido la vida. Su mirada Esmeralda se perdía en los ojos azules que la habían anhelado tanto. Pero su mirada se encontraba vacía, lo único que deseaba más que rescatar a los que amaba, era ponerle una maldita bala en el cráneo a ese bastardo.

Magnus se acomodó el pantalón, tenía una maldita erección con solo verla y no podía evitar sentir que se atoraba un nudo en su garganta al ver a su mujer tan elegante. No podía evitar ver que estaba más hermosa de cuando ella había escapado, era tan preciosa que no tenía la mínima comparación con nadie en el mundo ni siquiera en el plano celestial, había persona que se le compara a la belleza de esa mujer.

Todos estaban completamente anonadados de verla; Hunter, quien nunca lloraba, tenía las mejillas llenas de lágrimas al ver a su pequeña hija, la pequeña niña que había creído que estaba muerta y que le había llorado en silencio para no alterar a su madre. Quería que ella volteara a verlo, necesitaba que lo mirara para saber que era ella, pero Keylani tenía un objetivo en mente.

Conall y Arniel parecían haber perdido cualquier rastro de inteligencia, miraban con la boca abierta cómo se meneaban esas hermosas caderas y como los ojitos verdes que tanto habían extrañado no dejaban de ver al maldito bastado que estaba frente a ella.

En toda La Habitación se escuchó un aplauso, que rompió toda la tranquilidad que habían tenido, una risotada se escapó de los labios de Dereck y sin poderlo evitar, se acercó hipnotizado a la mujer que había entrado.

—Benvenuti nel vostro regno, Vostra Maestà.

—Benvenuta nel tuo regno, mia regina—murmuró Magnus, perdido completamente en los ojos de Keylani.

—Mi rey—murmuró Keylani con una sonrisa en sus labios —. Che bello essere di nuovo al tuo fianco (Que lindo estar a tu lado otra vez)

Se acercó a ella y tomó su mano con delicadeza, dejando un beso sobre sus nudillos, no pudo evitar sentir como la piel tersa de su mujer se ceñía perfectamente a sus labios, era como si ella fuese hecha para él. Sonrió al despegarse de ella, quería tomarla en ese preciso momento pero sabía que tenía cosas que arreglar antes.

—Señor—murmuró Alexei—. Es hora de irnos... ya tiene a su reina...

Magnus no era capaz de decir palabra, quería ver los profundos ojos verdes que había extrañado tanto y que creyó haber perdido, pero en realidad estaban ahí tan profundos que era imposible no tomarlos en cuenta, sentía que el aire le faltaba y era como si de repente todo su mundo se volviera de un solo color.

La había imaginado tantas veces, pero no la recordaba tal como la estaba viendo en ese momento, era preciosa y no tenía comparación, no tenía la mínima similitud con todas las putas que se había tenido que coger para poder saciar las ganas que sentía por ella, la mujer de perfectas curvas y rostro angelical estaba frente a él, se aseguraría de no volver a soltarla, aunque de eso dependiera su vida.

Afuera de la mansión, todos los escoltas de Magnus se encontraban desmayados y completamente perdidos, mientras la ministra tomaba el frente y estaba lista para derrumbar la puerta, el bastardo que le había arrebatado a su felicidad pagaría con creces lo que había hecho, le había arrebatado a su hija y ella eso no lo perdonaba aunque su pequeña estuviera con vida, pues el dolor que le había causado no tenía comparación.

—Quiero a todas las tropas listas para atacar, todos en posición—murmuró la ministra.

—Tropas en posición, Monkey H. por lado norte.

—Acabemos con ese hijo de puta.

Adentro nada había cambiado, Magnus no había dicho ni una sola palabra porque se encontraba demasiado perdido en los ojos que había extrañado durante toda su tortura y soledad, Keylani, solía causar ese efecto en todo mundo y eso a ella la enorgullecía. El hombre no soltaba su mano, pero eso para ella era una ventaja, podía tener el control.

—Señor—volvió a llamar Alexei —. Debemos irnos.

—Bienvenido al clan, hermano—murmuró Magnus sin despegar la mirada de Keylani.

Antes de que cualquiera pudiera anticipar sus movimientos, tomó el arma bañada en oro que siempre llevaba en la cintura y apuntó directamente al cráneo de Conall sin siquiera verlo, quería probar la lealtad de su mujer y al ver que nisiquiera se inmutó sonrió con satisfacción.

—Quiero que los maten a todos y los dejen tirados en la carretera—ordenó.

—Como ordené, señor—murmuró Nick, disfrazado de su escolta.

Hizo el ademán como que les dispararía a los rehenes, logrando la distracción de Magnus.

Keylani sonrió, en un solo movimiento le arrebató el arma, descargándola en el aire y levantando su vestido para sacar el arma que su padre le había obsequiado, los pocos escoltas que tenía Magnus se lanzaron a Keylani, quien nisiquiera tuvo que hacer un solo movimiento, pues las balas de Nick la protegieron.

Todos al escuchar los disparos, rompieron las ventanas e ingresaron al lugar. Las ametralladoras comenzaron a sonar causando una hermosa composición a los oídos de Keylani, había extrañado sentir la adrenalina de estar dentro de un tiroteo, pero había extrañado más volarle los sesos a los bastardos que eran fieles a un maldito monstruo.

Jin Hee enfrentó a Keylani, ella no parecía realmente sorprendida de verlo con vida, después de todo ella también había fingido su muerte y sabía que era relativamente fácil hacerlo, ambos se miraban apuntándose con armas de fuego que echaban humo, ninguno de los dos dudaría en jalar el gatillo.

—creí que ya eras comida para gusanos, maldita perra.

—Yo también creí lo mismo, pero mírate sigues siendo la misma mierda y perro faldero de Dereck Schiavone, que vergüenza—murmuró Keylani con seguridad.

—Que haya cuerpo no significa que exista muerto—murmuró con sadismo Jin Hee.

—En eso tienes razón, pero esta vez me aseguraré de darte 2 malditos tiros en la cabeza para que no quede duda de que estás muerto.

—Quiero ver que lo intentes—murmuró.

—¿Sabes que es lo mejor de todo esto? Que tú estás muerto, así que no voy a tener ni un solo problema por volarte los sesos—aseguró Keylani con voz fría y llena de irá.

El arma de oro blanco centelló, expulsando una bala directamente al entrecejo del bastardo que se había atrevido a meterse con su familia, Keylani no bromeaba al decir que le volaría la cabeza a todos los que le habían hecho daño y ese bastardo era uno de los que encabezaba la lista. Cuando el cuerpo del bastardo aterrizó en el suelo, ella sonrió con satisfacción.

Había acabado con uno de los que no estaba contemplado pero que se había puesto frente a ella.

Alexei al ver que Keylani no era la misma niña miedosa y temblorosa de casi dos años atrás, protegió a su rey mientras se defendía de las balas que lo apuntaban, su rey lo miró por un segundo, indicándole a la puerta trasera, Magnus no se iría sin su Ptichka, no importaba si tenía que morir, no la dejaría otra vez. Alexei no dudo ni un solo minuto, asintió y salió corriendo en la lluvia de balas que amenazaban con atrincherarlo. Logró camuflarse y escapar, pero parecía que nadie le prestaba atención a él sino a los soldados que habían salido de quién sabe dónde, soldados de Dereck, pero que tampoco eran un impedimento para el ejército Alpha.

Dereck jalo a su hermano, de nada le servía tener un rey muerto, él lo necesitaba con vida para seguir en la cima, pero el hombre se resistía a ceder. Justo cuando creyó que estaba por escapar, tres ametralladoras y un arma de oro blanco lo apuntaron.

La sonrisa de Keylani ilumino todo el lugar, estaba dichosa de atrapar a dos de los grandes y asesinar de una vez por todas al hijo de puta de Jin Hee, se había asegurado de darle dos malditos tiros en el cráneo. Todo se volvió completo silencio, ellos no tenían la mínima escapatoria pues estaban siendo apuntados por todo el mundo, porque ni se ellos habían creído eran sus escoltas y por la mujer que habían creído muerta.

—Mi amore, no sabes lo caliente que me pone que seas tan ruda —murmuró Magnus.

—Vuelve a llamar a mi novia amore y yo seré quien te vuele los putos sesos, Magnus Schiavone—gruñó Nick.

—Sigues consiguiéndote niñatos—gruñó Magnus—. Un día caerás rendida a mis pies, mi ptichka.

—Creo que ese día se acabó—murmuró con una sonrisa —. Hay una frase que me encanta decir, "La mujer salvaje se levanta como un fénix de las cenizas de su vida, para convertirse en la heroína de su propia leyenda". Tú me arrebataste todo lo que tenía, así que ahora yo te devuelvo el favor.

El arma se descargó, sin embargo, Magnus no cayó muerto y las balas nisiquiera impactaron un cuerpo humano. Arniel tomó a Keylani evitando que matará al bastardo de Magnus, todos lo miraron con extrañeza y con ganas de asesinarlo a él también.

—¡¿Qué haces, idiota?!

—No eres una asesina—murmuró Arniel abrazándola.

—¡Nisiquiera lo iba a matar, imbécil! —gritó empujándolo con todas su fuerzas al ver que Magnus trataba de escapar.

Keylani se apresuró a apuntarlo con certeza, le hizo una seña a Nick, quien sin dudarlo, descargó dos dardos cargados de morfina para desmayarlo completamente. La ministra apunto al Schiavone mayor, logrando que el bastardo cayera detrás de su hermano y logrando una captura exitosa.

Keylani no mataría tan fácil al bastardo, ella tenía planeadas peores torturas que matarlo con una bala en la cabeza, eso era demasiado fácil y rápido, ese bastardo merecía sufrir en grande.

Keylani evadió por completo a Arniel, quien tenía las pupilas dilatadas en señal de que se encontraba completamente drogado, miró a todos los demás descubriendo que se encontraban de la misma manera. Miró a Arniel, quien parecía un muerto viviente.

<<Imbécil>>

Pensó.

A decir verdad, le enojaba no que hubiera continuado con sus vidas, ella también lo había hecho e incluso ella había terminado la relación en sus supuestos últimos suspiros, pero le molestaba que lo hubieran hecho con dos mujeres que eran la viva representación te torpeza e idiotez juntas, ¿Quién podía pensar que ser reina de la mafia era una bendición?

Keylani extendió la mano para recibir el antídoto que había empacado, conocía a Dereck y sabía que la única forma de que lograra dominar a los soldados era inyectándoles una droga capaz de adormecer sus sentidos. Lo encajó directamente en el cuello de Arniel y este inmediatamente quedó completamente dormido. El antídoto también tenía un poco de morfina, sabía que los encontraría alterados y completamente drogados, por eso se había prevenido y llevando consigo los antídotos para lograr calmar los efectos secundarios.

Keylani tomo varias agujas, inyectando a todos los rehenes y ordenando que los llevaran a los Jets que habían aterrizado con maestría en el jardín de la gran mansión, sus tíos se encargaban de pilotarlos.

—Papá—murmuró al ver al ministro, quien se encontraba en un estado de Shock.

Ese hombre no podía creer que su hija, su pequeña se encontrara con vida y que se hubiese vuelto tan valiente como para rescatarlos aunque tuviese que enfrentar al maldito bastardo más grande de la tierra y quien había sido su verdugo personal. De todos era el que menos droga tenía en su sistema, pues las palabras de Dereck habían sido claras <<Cuando mate a tu esposa, quiero que estes consciente>>

—M...Mi niña—murmuró acariciando el rostro de su hija.

Sus manos tenían heridas y estaban completamente llenas de yagas, tenía golpes por todo su rostro y Keylani notó que en el supuesto elegante traje blanco, había varías manchas que indicaban heridas abiertas en el tórax.

—¡Necesito atención para el ministro! —gritó.

Nick y Hunter Jr. se acercaron con una camilla para llevar al jet al ministro, era el que tenía más heridas junto con Conall, ellos habían sido golpeados por los cobardes; tenían golpes y laceraciones por todo su cuerpo, estaban tan malheridos que Key se sorprendía que siguieran conscientes.

—El coronel Harrison también perdió mucha sangre, pero esta igual de consciente que papá—murmuró Hunter Jr. —. Giandrick solo tiene algunas mordidas de lo que parecen ser ratas y droga.

—Llévenlos al último Jet—ordenó Key.

—¡Mi amor! —gritó Selene al entrar a la mansión y ver a Arniel, Keylani le había dado una buena dosis de morfina.

—¡Oh dios, mi amor! —gritó la otra mujer al ver a Conall.

—Llévenlos a todos a los jets, En el último Jet solo podemos ir, los coroneles, los ministros, los capitanes Kim y el capitán Pávlov, todos los demás tienen espacio en los otros Jets—ordenó Keylani.

—Es mi novio—murmuró.

—Mis ordenes se respetan—gruñó Keylani.

Todos obedecieron las ordenes, llevando a los heridos a los respectivos Jets. Había sido una misión victoriosa, el primer operativo de Keylani, de la mujer que se había convertido en cenizas pero que se había levantado como un fénix para mostrar su glorioso vuelo, un vuelo que apenas comenzaba.


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¿Qué les pareció este capítulo?

¿Qué creen que ocurra en el próximo?

¿Qué creen que pase cuando todos estén sin droga en sus sistema y vean a Keylani?

Holi mis muñequitos<3 perdón por haber desaparecido, estuve un poquito atareada. Espero les haya gustado mucho este capítulo. 

*Avisos parroquiales:

1. Hasta principios de julio estare muy atareada, ya que empieza mi cierre de semestre, mi certificación en Frances e Inglés y de pilon el comienzo de mi Tesis, así que voy a estar muy muy atareada. Tenía pensado poner la historia en pausa, pero no me gusta cuando estoy picada en una novela y tengo que esperar años para que actualicen, así que voy a tratar de actualizar, pero tenganme poquita paciencia, mis neuronas estan muriendo con la U. 

2. Trataré de publicarles todas las semanas 1 o 2 capítulos, les prometo que en Julio les haré un super maratón de hasta diez capítulos <3 

3. Igual, a principios de julio tengo una pequeña sorpresita para ustedes, para todos los que han estado aquí siguiendo las locuras de esta autora a la que le faltan como 20 tornillos. 

4. ¡Muchas gracias por leerme y seguir aquí! Perdón por no actualizar, queria hacerlo pero les juro que mis días han sido terriblemente ocupados. 

*Fin de los avisos parroquiales. 

Los quiero mucho, mis muñequitos <3 ¡Nos leemos pronto! 

Autora fuera <3

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