Capítulo 03.
«La esperanza surge como un ave fénix de las cenizas de sueños destrozados». – SA Sachs
Rayito de esperanza.
Cuando la vida nos pone sorpresas inesperadas, lo mejor que podemos hacer es afrontarlas con una enorme sonrisa en los labios, pues muchas veces llegan como un rayito de luz que ilumina el largo camino de oscuridad que estábamos viviendo. El destino se apiada de nosotros y nos deja conocer un poco la felicidad que puede darnos si estamos dispuestos a recibir lo imprevisto.
Keyniall era ese rayito de luz que habia llegado a nuestras vidas en un momento inesperado, si habia sido una gran sorpresa que nos costaba aceptar y adaptarnos a un nuevo integrante, pero la felicidad que todos sentíamos al tener a ese pequeño niño era incomparable. Era la viva imagen de Keyli por alguna extraña razón, sus ojitos, su naricita y las hermosas mejillas sonrosadas era como tener la imagen infantil de Keyli, nos hacía sentir bien y como si la oscuridad de nuestras vidas hubiese desaparecido.
—Papá—murmuró el niño señalando a Conall y soltando una carcajada —. Papá... —me señaló.
—Creo que esa es la palabra que más dice—murmuré riendo—. Aunque no sé si papá es alguna palabra que usa para decir todo lo que piensa.
—No me quites la ilusión, Vallarelli, deja que me siga diciendo papá todo lo que quiera—reclamó Conall haciéndole cosquillas al bebé —. Nunca creí que estaría cargando a un bebé que tiene mi sangre.
—Ni me lo digas—murmuré riendo —. Cuando la loca llego a decirte que tenías un hijo no lo podía creer, pero ahora que salieron los resultados y que lo podemos ver, tiene toda tu rostro.
—Por supuesto que tiene mi rostro, es hermoso. Se nota que mis genes son los que dominan—murmuró acariciando la mejilla del niño risueño.
—Necesitaríamos conocer a la mamá para decir eso—aseguré riendo.
Conall soltó un pequeño suspiro.
—Jamás la buscaré, ella queria mantenerse en el anonimato y respetaré eso, puedo ser madre y padre a la vez—aseguró.
—Tú serás la madre y yo el padre—me burlé.
—Eso es lo más gay que has dicho, hermano—se burló —. Si Key...—cayó sus palabras, para ambos era difícil mencionar su nombre, era como si nos clavarán un puñal en lo más profundo de nuestros corazones.
—Ella estaría feliz y orgullosa de ti—murmuré con una sonrisa —. Y ahora mismo estaría haciendo bromas sobre choques de espadas.
En el auto se creó un gran silencio, seguramente por los recuerdos que nos invadían a ambos, era imposible que su nombre no desencadenara cientos de emociones, la extrañábamos como nada y era un calcinante dolor que no se podía borrar con nada. Ella habia sido nuestra mayor felicidad y estábamos seguros de que nada ni nadie sería capaz de remplazarla.
—La extraño—murmuró de repente —. Cuando la juez dio el dictamen, no pude dejar abandonado a este niño, ella lo hubiera aceptado sin dudarlo un solo segundo... pensé en ella y supe que debía hacer lo que ella haría.
—Después de todo, Archie tenía razón, Keyli fue la mujer que domo a dos bestias—susurré —. También la extraño, demasiado... van 21 meses que apenas duermo.
—Pensé que era el único... —murmuró—. Me hace falta ella para poder dormir, cada que cierro los ojos veo sus ojitos sin vida y es atemorizante...
—Yo tengo pesadillas, apenas puedo dormir un par de horas—murmuré —. Ella no nos querría ver así, seguramente nos estaría regañando u amenazando. Nos diría que debemos avanzar y dejar el pasado atrás.
—Yo no soy tan fuerte como ella—murmuró —, ni tú tampoco, ella era más fuerte que nosotros dos juntos, ella fue capaz de vivir y superarse después del trauma que tuvo, pudo vivir una vida, siguió amando y entregándose... pero nosotros no podemos superarla, porque se clavó en lo más profundo de nuestros corazones.
—En eso tienes razón—murmuré—. Yo no creo poder estar nunca más con otra mujer... nisiquiera siento algo por alguien... nisiquiera deseo.
—Yo tampoco—aseguró —. La semana pasada que fuimos al club, no te lo dije pero salí con nauseas de ahí... creo que jamás regresaré...
—Yo tampoco—aseguré riendo —. No puedo creer que antes nos gustaban esas cosas... parece que sin ella todo perdió sentido.
El pequeño niño toco mi mano, llamando mi atención, cuando logró que lo mirara, me dio una dulce sonrisa.
—Mamá—murmuró el pequeño niño señalando a Conall.
—¿Ves? Tú eres la mamá—me burlé.
—¡Oh, cállate, Vallarelli!
Solté una carcajada, estacionando el auto en nuestro hogar. Katy y Lucia se acercaron a nosotros con curiosidad al ver que el pequeño niño era el primero en bajar y correr a las mascotas que se paseaban de un lado a otro en el amplio jardín.
—¿Un niño? —preguntó Katy—. ¿Es su sobrino?
—Es mi hijo—contestó Conall con una sonrisa orgullosa, mientras abría la cajuela del auto para bajar varias bolsas con regalos y juguetes—. Es una larga historia.
—La resumimos en que la bruja de su ex tuvo a un niño in vitro...
—No digas niño in vitro, se escucha horrible—gruñó Conall—. Cynthia hizo fechorías horribles y trajo a este bebé a mi vida.
—¿No tenía la vasectomía? —preguntó Lucia con una ceja enarcada, esa mujer conocía a Conall desde que habia aprendido a caminar.
—Si—murmuró Conall—, pero deje una muestra de esperma en la clínica donde me realice el procedimiento, de alguna forma Cynthia lo averiguo, se hizo pasar por una enfermera y después hizo que le implantaran un óvulo fecundado, no sabemos muy bien todo lo que ocurrió, pero esa es la versión resumida.
—¿Y la madre?
—Es anónima—contestó con una sonrisa —, y así se quedará, mi hijo crecerá sin mamá, Arniel lo será.
—A no, yo soy el papá y tú la mamá—me burlé.
—Podrían decirle que Keyli era su mamá—murmuró Katy cargando al niño —. Tiene sus ojos...
—Todos notamos eso, no cualquiera tiene los hermosos ojos verdes de Key... son únicos en el mundo...—contesté—. Aún tiene tiempo de decidir que le dirá cuando pregunte por su madre.
—Eso es cierto—aseguró Conall—. Prepararemos la cena, si pueden ayúdenos a montar las mesas en el jardín, la cena será aquí.
—Por supuesto—aseguraron ambas mujeres, completamente hipnotizadas por el bebé.
Soltamos una pequeña risa sin decirles nada, ambas eran madres y sabían cuidar niños mejor que nosotros, las dejamos en el jardín y ambos nos metimos a la cocina para poder preparar la cena para todos los invitados, cada mes nos reuníamos para cenar en tranquilidad, era una tradición que habíamos comenzado desde la muerte de Key, de alguna forma nos sentíamos cómodos sabiendo que a ella le encantaba reunir a sus amigos con su familia.
—¿Tú pasta y yo carne?
—Por supuesto—aseguró riendo —. Yo soy pésimo para la carme.
Pasamos la mitad de la tarde cocinando, no solo el plato fuerte, sino algunos postres que ella siempre había amado, a ambos nos encantaba la cocina y era de las cosas que más disfrutábamos hacer, desde la partida de Keyli, ambos habíamos encontrado una especie de refugio cocinando.
—Los señores Kim ya llegaron—murmuró Katy entrando a la cocina con Keyniall en brazos —. Y este caballerito es muy inteligente y aprende rápido.
—¿Qué le enseñaron?
—Los nombres de los cachorros—aseguró señalando a Persi.
—¿Cómo se llaman los cachorros? —interrogó Conall secando las manos en el delantal y acercándose a Katy para cargar a su bebé.
—Pelsefone—murmuró señalando a la perrita mayor—. Hales... Tikka...
—Este niño si es inteligente—aseguró Conall.
—Miau—imitó el niño al ver a Tikka montarse en la barra de la cocina—. Son monitos...
—¿Seguro que tiene un año y ocho meses? —pregunté riendo al ver al niño.
—Eso me dijeron—aseguró riendo —. Has pasar a los señores Kim, van a ayudarnos con la decoración de la habitación de Keyniall.
—Tengo curiosidad de saber lo que significa ese nombre—murmuró riendo.
—Key de Keylani, ni de Arniel y all de Conall—contesté.
—Y no tiene un significado, pero si alguien me lo pregunta, la respuesta es que el amor rompe barreras y da luz hasta en el punto más oscuro, quizás rayito de esperanza—aseguró Conall dándole una pequeña caricia en el cabello a su hijo.
—Me gusta ese significado—murmuré con una sonrisa.
Los ministros entraron a nuestro hogar acompañados por todos los tíos de Keylani, todos con una gran sonrisa en sus labios y con cientos de cosas para decorar la habitación del bebé, Mike y Charly cargaban una de las grandes cunas que habíamos comprado, Avery y Berto ayudaban con la cama con diseño de barco y el ministro estaba cargado con todo tipo de decoraciones.
—¿Cuál habitación debemos decorar, Bambini? —preguntó Lui, el tío diseñador de Keyli.
—Los guio—murmuró Conall con una sonrisa—. Ahora vengo para ayudarte con la ensalada.
—Si no supiera que son hetero, creería que son una familia—se burló Avery con una carcajada—. Mar y Jacob llegaran un poco atrasados... estan en el tráfico...
—Giandrick traerá mi postre de fresas con crema—murmuró la ministra.
—Y mi hijo vendrá más tarde, creo que tiene cosas que hacer, pero llegará a la hora acordada—murmuró Mike con una pequeña sonrisa—. Pero igual podemos ayudar con lo que falta para cenar.
Asentí.
Todos comenzaron un desfile por nuestro hogar, metían y sacaban cosas, pegaban alfombras en las paredes de hermosos tonos verdes y amarillos, Lui se encargaba de crear hermosos murales con pintura y los ministros de organizar la habitación, colocando la cama y un espacio de juguetes.
El niño parecía muy feliz, corría de un lado a otro investigando lo que todos realizaban, era bonito ver como un ser tan pequeño era causar una alegría tan inmensa que no habíamos experimentado desde casi dos años atrás. El niño me mostraba todo lo que los demás hacían, comía mi postre o robaba las galletas de la señora Isabella, era inteligente a pesar de no tener los dos años cumplidos.
—¿Alguien ha visto a Niall? —preguntó Conall con una ceja levantada.
Enarqué una ceja, ninguno de los presentes habíamos visto al pequeño niño, después de terminar de recoger el desorden nos sentamos en la mesa para arreglar todo para la cena, sin embargo, el pequeño niño había desaparecido.
—Creí que estaba contigo—murmuró la ministra —. Me pidió que lo bajara y se fue llamándote...
—Lo busqué en el jardín y en la casa, pero no está—murmuró Conall con cierto grado de preocupación.
—Tranquilo—murmuró La ministra poniéndose de pie—. Mis hijos solían esconderse cuando se hartaban de tener toda la atención... quizás el pequeño quiere descansar y se ocultó en alguna parte de la casa.
—Tiene un año y ocho meses—murmuró Conall.
—Hoy nos ha demostrado que tiene la mentalidad de uno de 5—aseguró el ministro—. Busquémoslo.
Todos nos pusimos de pie para buscar al pequeño Niall, de cierta forma esa pequeña acción me recordaba mucho a nuestra muñequita, siempre que se sentía cansada o abrumada, se encerraba en alguna de las habitaciones para poder despejarse un poco. Lo buscamos por toda la casa, todos gritaban su nombre incluso llamándolo Kent, pero no hacia ninguna señal.
—Llevo menos de diez horas siendo padre y ya extravíe a mi hijo—murmuró Conall.
Solté una carcajada sin poderlo evitar, era cierto, ya habíamos extraviado al pequeño Keyniall en menos de diez horas.
—Bueno, no se nace siendo padres—murmuré riendo.
—Key nos colgaría de las bolas—murmuró risueño.
—Ella no lo hubiera extraviado—aseguré —. ¿Ya revisaron en la biblioteca? —pregunté recordando que ese era el lugar preferido de Keyli.
—No—murmuró la ministra —. Volveremos a revisar el jardín, vayan ustedes a la biblioteca.
—¿También lo pensaste? —preguntó.
—Si—afirmé —. No perdemos nada investigando si Niall está ahí...
Ambos asentimos en silencio, caminamos hacia la biblioteca, era imposible que estuviese en ese lugar, pues siempre lo cerrábamos para que nuestras mascotas no entraran e hicieran desastres con los documentos que siempre teníamos en el suelo.
Abrí la puerta y encendí la luz. Keyniall estaba acostado en medio de los documentos abrazando lo que parecía ser una de las hojas, nuestras mascotas lo rodeaban como dándole calor y uno de los cachorros dormía sobre su abdomen.
—Es igual a ella—murmuró Conall.
Sentí que una lagrima bajo por mis mejillas ¿Cómo era posible que un niño tuviera la inteligencia de abrir una puerta y escapar del bullicio que provocaba que él fuese el centro de atención? Conall lucía igual de afectado, parecía que para ambos era duro ver que alguien realizaba pequeñas acciones o mañas que ella tenía, era como sentir que nuestros corazones volvían a latir.
—¿Qué está abrazando? —pregunté.
—No tengo idea...—murmuró acercándose a su hijo, lo tomo en brazos con cuidado para no lastimar su cabecita.
—¿Lo encontraron? —preguntó Hunt con una sonrisa —. ¡Ma' ya lo encontraron!
—Cállate, lo vas a despertar—susurré en un regaño.
—Lo siento, no estoy acostumbrado a los bebés.
Hunt le hizo espacio al nuevo papá para que pudiera salir y llevará a la habitación al bebé, el niño descansaba sobre el pecho de mi amigo, como si éste fuera el lugar más cómodo del mundo, hola hacía pequeños gestos y soltaba pequeñas risas seguramente por los sueños que tenía.
—Es hermoso aun durmiendo—murmuró la ministra acariciando la cabecita del niño
Conall sonrió, parecía que le llenaba de orgullo que halagaran a su pequeño nuevo hijo, tenía un hermoso cabello cobrizo, tan sedoso y bonito que parecía hecho de seda. Su rostro era dulce, tenía una piel de porcelana completamente blanca en la cual resaltaban los enormes ojitos verdes que nos recordaban tanto a nuestra muñequita, realmente parecía que era un hijo de Keylani, algo completamente imposible pero quizás era cierto lo que la ministra había dicho, y Dios se había apiadado de nosotros mandándonos una pequeña copia de ella.
Pasaron un par de horas, todos platicaban y compartían momentos, las pláticas siempre terminaban abordando el tema de ella, cualquier cosa nos llevaba a platicar algunas historias o recuerdos que teníamos de la hermosa muñequita que nos había dejado casi 2 años atrás, reímos, lloramos y hasta hicimos promesas como cada mes que nos reuníamos, Keylani había cambiado algo en todos, nos había hecho querer ser mejores personas cada día.
—Están organizando una salida, podemos ir ¿Qué les parece? —preguntó Hunt.
—Nosotros vamos—aseguró Álex con una sonrisa tomando la mano de Jerry.
—Nosotros también vamos—afirmó Marlen—. Deberían ir ustedes hace mucho no salen...—murmuró señalándonos a Conall y a mí.
—No, en definitiva no. Estamos cansados por el día y por toda la semana que hemos tenido, además no podemos dejar solo a mi hijo, ahora soy padre y no puedo pensar solo en mí.
—Si quieren ir nosotros podemos cuidar al niño, no tenemos nada que hacer... y ustedes merecen celebrar haber ganado un juicio—murmuró la ministra con una sonrisa maternal —. Además no es muy difícil mantener con vida a un pequeño niño, nosotros tuvimos que cuidar a 3 pequeños demonios, así que se quedará en buenas manos
Solté una carcajada.
—Yo prefiero dormir—murmuré.
—¡Oh, vamos! —chilló Álex —¡No seas aburrido! ¡La vida es corta!
—Demasiado corta como para pensar en embriagarte todo el tiempo—contestó Conall.
—¡No sean aburridos! —se burló Archie—. No pasará nada, los ministros pueden cuidar a Keyniall y ustedes pueden pasar un bonito momento con todos los de la central, todos quieren festejar la misión vitoriosa...
—Pero...
—Deberían ir a divertirse—aseguró el ministro—. Podemos hacernos cargo de Niall...
—¿Seguros? —preguntó mi amigo.
—Es divertido compartir tiempo con ese pequeñín, además parece que no planea despertarse hasta la mañana—aseguró con una sonrisa de oreja a oreja.
—Si se despierta podemos prepararle algún snack y vemos alguna película o le leemos cuentos... como ya lo dije, nosotros criamos a tres pequeños demonios, uno no es nada—aseguró la ministra —. Ustedes son jóvenes, deben de disfrutar un poco el salir.
—Pero regresamos antes de la una—murmuré.
—A la media noche estamos de regreso—aseguró Conall.
—Bueno, los abuelitos vendrán a dormir temprano—se burló Archie —. Vamos ya, o nos dará la media noche aquí.
Soltamos una carcajada, pero aceptamos.
No nos cambiamos ni nada, realmente no pensábamos nisiquiera tomar un trago, nuestra idea era solo hacer acto de presencia para que nuestros amigos dejaran de estar jodiendo todo el tiempo, abordamos el McLaren de Conall, desde que nos habíamos mudado juntos, compartíamos los autos y preferíamos transportarnos en uno solo, siempre íbamos a todos lados juntos y cuando estábamos en servicio, ocupábamos los vehículos de la IISMFCMO.
—¿Finges tú o finjo yo? —preguntó.
—Te toca—aseguré —. Yo hice el ridículo en la última reunión.
—Es que es más fácil que tú te embriagues—se burló —, yo tengo más aguante.
—Claro—me burlé—. Lo dice el que con tres preparados termino ebrio en la plaza principal.
—Ni me lo recuerdes—murmuró riendo—, tenía un par de ojos verdes que no podía olvidar.
Ambos soltamos una pequeña risa, recordando que los primeros meses de dolor, transcurrieron entre botella tras botella, ambos nos embriagábamos durante días. Cuando no llorábamos, estábamos bebiendo en algún bar de mala muerte y cuando no hacíamos esas cosas, nos encargábamos de atacar mafias y volarle lo sesos a más de cien. Habían sido meses de real oscuridad, donde el simple hecho de escuchar su nombre desencadenaba cientos de emociones conflictivas.
En la supuesta fiesta, ninguno de los dos podía "divertirse", sólo veíamos como se restregaban unos con otros mientras gritaban barbaridades y se embriagaban hasta el tuétano, nos sentíamos hastiados de tener que soportar a críos como los que estaban dentro de ese lugar, todos parecían niños que no sabían comportarse y que amaban ser el centro de atención.
Algunas Strippers bailaban sobre las tarimas de tubo, mientras otras se paseaban con poca ropa entre las mesas, algunas coqueteaban con nosotros, guiñándonos el ojo para llamar nuestra atención, pero ni una sola lo hacía, era como si nuestras ganas de sexo hubiesen muerto.
—¿Y si nos vamos a dormir? Creo que es más divertido estar con Keyniall que aquí—murmuró Conall.
—En cuanto lo digas, nos vamos—aseguré bebiendo un último trago de mi copa—, tengo demasiado sueño, no sé nisiquiera por qué les seguimos la corriente a esos tontos.
—Porque de esa forma dejarán de molestarnos por un par de meses—aseguró riendo —. Pidamos otra limonada y larguémonos de aquí, que mi paciencia esta por acabarse... me hastía que se comporten como bebés.
—No insultes a Keyniall—me burlé —, él es más educado que toda esta bola de ebrios...
—El lunes asesinaremos al payaso de Archie—murmuró.
—Te apoyo—aseguré.
Ambos soltamos una carcajada, bebiéndonos una última limonada, ninguno de los dos deseaba embriagarse, pues ciertamente queríamos llegar lucidos a casa y si era posible, compartir un momento con el niño, queríamos averiguar con que se habia quedado dormidito.
—¿Dónde dejaras a Keyniall cuando salgamos? —pregunté —. Según el itinerario, la siguiente semana viajaremos a las instalaciones de FEIC en Suiza, los ministros nos pidieron ir a acompañarlos...
—Creo que Kennett estará feliz de cuidar a su nieto—murmuró con una sonrisa—. Le diré que lo lleve a la guardería todos los días y que lo cuide por las noches, él niño parece adaptarse rápidamente a estar con desconocidos...
—Quizás es porque vivió abandonado desde que nació—aseguré —. Los padres de Cynthia son unos hijos de puta, dudo que le hayan dado el amor que el bebito merece... cuando te conocí tú eras bueno adaptándote a los cambios... así que supongo es lo mismo para él.
—Aun no entiendo como Cynthia logró embarazarse... debió de tener un maldito control antes de realizarse el implante y no recuerdo haberle visto nunca las inyecciones que se recetan...
—Según los expedientes, no llevo un control prenatal—murmuré —. No me mires mal, se lo pregunté a Giandrick y él afirma que el embarazo estuvo en riesgo tres veces... Por eso se desapareció de tu vida, porque estuvo en cama la mayor parte del tiempo...
—No entiendo que es lo que pretendía embarazándose...
—Atarte a ella—murmuré con obviedad —. No podrías comprobar que ese niño no era tuyo... todos le creerían a ella y tú quedarías como el abandona familias... pero no contaba con que tu padre y tú solicitarían un divorcio...
—Gian me dijo que buscará la manera de enviarla al psiquiátrico... intento matarse cuando el niño nació... por eso los padres se lo quitaron.
—Es una enferma—aseguré —. Por lo menos no te drogo e hizo que te acostarás con ella, ahí cambiarían mucho las cosas.
—Me hubiera cortado las bolas y el pito—aseguró en una carcajada—. Sentí un sabor extraño en esta bebida...
—También lo sentí... como picoso ¿Cierto?
—Si, exactamente... —Conall llamó a uno de los mozos—. Oye, nuestras bebidas tenían un sabor extraño... algo picoso...
—Comprendo, se los cambiaré, una disculpa por...
—No hay problema—interrumpí —. Mejor tráenos las cuentas de lo que consumimos.
El hombre asintió, se alejó un par de minutos y regreso con lo la cajita de cobro.
—¿Usted es Conall Harrison? —preguntó el mozo cuando Conall pagó.
—¿Sí? ¿Por qué?
—Aquí dice que rentó una habitación privada... ¿Ya estan por irse?
—Archie—aseguré riendo.
—Hijo de puta—se burló Conall —. Cobre la habitación, ya me las veré con ese desgraciado—solté una carcajada, dejando a un lado la copa.
—Yo lo agarró—aseguré.
—Yo le cortó las bolas—complementó, causando la risa del mozo —. Vamos, quiero ir a ver a mi pequeño Einstein.
—¿Quién lo diría? ¿Conall Harrison sentando cabeza?
—¡Hey! ¡No olvides que tú eres la mamá!
Solté una carcajada poniéndome de pie, pero un repentino dolor de cabeza me hizo trastabillar, fue como si me punzará el cerebro o se desconectarán mis neuronas, algo completamente extraño para no haber tomado ni un mililitro de alcohol.
—¿También lo sientes? —preguntó Conall agarrándose la cabeza.
—Si—susurré —. Es droga—afirmé al sentir la lengua entumecida.
—Lo es—aseguró.
Mis oídos punzaron y un fuerte pitido me taladró el cerebro, mi vista se comenzó a nublar y no sabía qué diablos me pasaba, bueno era claro que se trataba de droga, quizás estábamos demasiado conscientes para sentirla, pero era una posibilidad que todos tuvieran alguna especie de droga en sus bebidas, pero por más que queríamos hacer algo, era imposible, pues nuestros cuerpos habían dejado de funcionar.
—Mierda—murmuró Conall—. S...Solicito refuerzos...
Antes de que pudiera hacer algo, lo vi caer nuevamente en el sillón donde habíamos estado sentados.
<<Maldita sea...>>
Perdí el conocimiento, no sabía que mierda estaba ocurriendo pero si estaba seguro de algo, no debimos haber salido esa noche.
Abrí los ojos ante la molesta luz de algo contra mi rostro, mi cabeza era todo un maldito lio, sabía que no me habia desmayado pero por alguna jodida razón no podía recordar una mierda de lo que habia hecho, mi cuerpo se sentía extraño y estaba seguro de que se trataba de la porquería que me habían dado en las copas.
Mi cabeza me dolía como si mil enjambres sonaran a mi lado, era horrible sentir que todo estaba dando vueltas y que no había algo de lógica en lo que estaba pasando, la extrañeza en mi cuerpo era más bien una sensación casi olvidada, una sensación que solo tenía después del sexo, pero no sexo placentero, sino del carnal al que estaba acostumbrado cuando éramos adolescentes.
—Qué bueno que despertó, Señor... ¿A caso quiere más?
—¡¿Qué puta mierda?!—grité al ver a la francesa recostada sobre mi pecho, mientras acariciaba mi miembro con sus manos ásperas.
Me levanté de golpe, recibiendo una guantada de recuerdos vagos sobre lo que habia ocurrido. Temblé de rabia conmigo mismo, habia follado con Selene, sentí asco y repulsión conmigo mismo, era como una sensación extraña de sentirme sucio, como si yo no fuese capaz de controlar lo que habia ocurrido.
—¿Por qué gritas? Es temprano y Niall nisiquiera ha despertado—murmuró Conall.
Busqué con la mirada a mi amigo, quien tenía los ojos cerrados mientras la mujer sobre él acariciaba su pecho con supuesta delicadeza. Sentí asco, por primera vez sentí un tremendo asco de ver a una mujer desnuda, nisiquiera podía ver su atractivo, estaba tan fúrico que no habia descripción para todos los pensamientos que me atacaban.
—¡Despierta! —grité palmeándome las mejillas a mí mismo, queriendo despertar de esa maldita pesadilla—. No, esto no puede haber pasado.
—¡¿Pero que mierda?!—gritó Conall.
El hombre se puso de pie como un resorte, sentí asco y repulsión hacia nosotros al ver que ambas mujeres reían cómplices de lo que habia ocurrido, mientras nosotros estábamos completamente perdidos, llenos de mierda en la cabeza sin ser capaces de razonar.
—¿No les gustó, coroneles?
—Vístase y largo—escupí con furia, nisiquiera atreviéndome a mirarlas.
—Relájense, solo fue sexo...
—Dime que no es cierto y es una maldita pesadilla—murmuró Conall.
—Quiero que me digas lo mismo—murmuré viendo los condones usados en el suelo y la ropa esparcida por lo que parecía ser un privado.
—No tienen que ponerse así, ustedes fueron los que nos insistieron que deseaban sexo, nosotras solo se los dimos—murmuró Selene tratando de tocar mi pecho, pero me alejé antes de que sus manos pudieran tocarme.
—Cometieron un maldito delito—murmuró Conall —. No se molesten en presentarse el lunes, ambas quedan destituidas de su maldito puesto...
—Pero...
—¡Largo! —grité empujando la mesa del centro, volcándola y logrando que se hiciera añicos en el suelo—. ¡Ya escucharon!
—P...Perdón, nosotras...
—¡Largo! —gritó Conall —. Lárguense antes de que las saque desnudas a la puta discoteca—gruñó.
—Pero ustedes...
—¡Nos drogaron y luego quien sabe que mierda hicieron! ¡Es un puto delito y ambas quedan destituidas de su puto cargo! —grité con rabia.
Sentí que los efectos de la droga habían desaparecido, lo único que sentía era una maldita rabia incontrolable, nos habían drogado y lo que habían hecho era una maldita violación, nos habían violado por sus malditos caprichos de "conquistar a las bestias".
—P...Perdón... nosotras... no sabíamos... yo...
—¡LARGO! —gritamos ambos a la vez.
La mujeres tomaron un albornoz y se cubrieron, ambas salieron corriendo de la habitación completamente roja, una habitación que parecía creada para ese tipo de cosas. Miré a Conall, quien al igual que yo tenía los ojos cargados de rabia y decepción hacia si mismo, ambos nos habíamos prometido no tener relaciones con nadie.
—Nos drogaron y obligaron a tener relaciones, debemos mandarnos a hacer un examen toxicológico para saber que mierda nos pusieron...
—Bueno, por lo menos usamos protección—susurré—. ¿Qué mierda paso? ¿Recuerdas algo?
—Nada—murmuró —. Sólo algunas partes de lo que paso... No sé cómo mierdas llegamos aquí.
—Debemos irnos...—susurré —. Keyniall...
—Nadie nos va a creer—murmuró despues de unos segundos —. No podemos levantar ninguna investigación hasta no tener las pruebas necesarias para comprobar un abuso, además... con nuestro historial...
—Tienes razón—murmuré —. Nadie nos va a creer... los ministros pero... no me puedo atrever a decirles lo que paso...
—Quizás debamos hablarlo con Bausili y buscar la manera de que nos den una orden para intervenir en las cámaras del lugar...
Ambos terminamos de vestirnos con rapidez mientras tomábamos los condones para poder llevarlos a analizar, seguramente tendríamos que mentir a unas cuantas personas, pero era necesario para desenmascarar a esas mujeres que no habían aceptado un no por respuesta.
—Se supone que eran compañeras nuestras, incluso las llegamos a considerar amigas... pero creo que lo que hicieron merece un castigo, pero debemos respaldarnos con pruebas contundentes para poder levantarles una investigación... A ellas y a su amiguita Melanie...
—Bien—aseguró—. Tú encárgate de los condones y yo hablo con el toxicólogo de la central...
—Hagámoslo, entonces...
Escuchamos gritos desesperados afuera de donde nos encontrábamos, ambos intercambiamos miradas sin saber que estaba pasando, aunque la adrenalina causada por la ira había disminuido, los efectos de la droga que nos habíamos tomado aumentaron, causando que nos sintiéramos desorientados, pero conscientes.
—¿Qué mierda fue eso?
Ambos nos tiramos al suelo cuando una bala atravesó la puerta donde nos encontrábamos, miré a Conall, ambos pensamos exactamente lo mismo al ver la maldita bala que impactó contra uno de los muros a nuestras espaldas, era de Oro con una S gigante, sólo habia un maldito clan que usaba ese tipo de balas y se jactaba de hacerlo.
—Creo que ellas no pusieron la droga en la bebida.
—Al parecer... es hora de que los muertos revivan—confirmó—. Bueno, algo lo hizo despertar...
Tomé el arma que siempre cargaba conmigo, agradeciendo que no nos hubiesen desarmado las mujeres que habían estado con nosotros. Vi a mi mejor amigo hacer lo mismo, sacando el arma que Kennett le habia regalado de cadete, era un arma que él siempre habia atesorado.
—Pues hagamos que vuelva a dormir y esta vez para siempre... —susurré cuando llego una segunda tanda de disparos a la puerta, seguramente queriendo asesinarnos —. Esto es personal.
—Es personal desde que la secuestro...
—Entonces, démosle el boleto VIP al maldito infierno.
Ambos nos dimos un pequeño asentimiento, sin una sola palabra corrimos hacia la puerta, Conall la voló de una patada mientras yo lo cubría, disparando certeramente a los hombres encapuchados que se cernían sobre los agentes y civiles.
Se escuchaban gritos de terror y por las miradas perdidas y pupilas dilatadas de todos, supe que no éramos los únicos drogados, todos en ese maldito lugar se encontraban bajo los efectos de una droga o alucinógeno.
Conall y yo nos abrimos paso, disparando a los hombres que se encontraban con el rostro cubierto pero que dejaban a la vista el inconfundible tatuaje perteneciente al ERR, Podía tratarse de los enviados de Magnus o de Dereck, pero de quien fuera... tenían ordenes específicas de eliminarnos.
Lo único que se escuchaba en esa discoteca era el viento al ser cortado por las balas y los gritos atemorizados de los civiles, nosotros tratábamos de dar batalla pero era imposible teniendo en cuenta que habia más de cien hombres con pasamontañas.
La balas se nos agotaron, obligándonos a detener nuestro caminar.
—No tengo municiones—murmuró Conall, mientras ambos nos ocultábamos detrás de uno de los barrotes —. ¿Qué mierda hacemos ahora?
—Me quedan dos—murmuré —. Pero son más de ochenta los que quedan...
—¿Qué tan fuerte te sientes?
—No—me negué a su idea —, nos van a hacer mierda, Conall...
—Nos van a hacer mierda por el lado que lo veas—aseguró.
—Tú derecha, yo izquierda—murmuré.
—Tres...
—Dos...
—¡Ahora! —gritamos al unisonido.
Nos pusimos de pie, tomando cualquier cosa que fuese necesaria para noquear, atacar o herir a los hombres que se cernían sobre nosotros como panteras hambrientas. Salté la barra, tomando botellas para lanzarlas en contra ataque a las balas. Conall se defendía como podía con objetos a la vista y se cubría de los golpes con los mismos encapuchados.
—¡¿De dónde mierda salen?!—gritó.
Por lo menos veinte hombres más entraron por la puerta con armas largas en las manos.
—¡Necesitamos refuerzos! —grité.
—¡Ya lo sé, pero todos nuestros refuerzos estan drogados! —respondió señalando a nuestros amigos quienes parecían dormidos en los sillones, seguramente drogados hasta las canicas.
—¡El jefe los quiere vivos! —gritó uno de los hombres en una orden.
—¡Dile a tu puto jefe que no se acojone y que si nos quiere vivos venga en persona y se deje de mariconeadas! —grité, esquivando una ráfaga de balas que impactaron de lleno con toda una fila de botellas —. ¡Vete a la mierda! ¡Rompiste botellas que valen tu puta casa!
—¡Si los llevo con vida el dinero me alcanzará para comprar el triple! —respondió el hombre.
Lancé una botella con fuerza, logrando que impactará en la frente del hombre, haciendo que cayera de espaldas al ser noqueado. Atravesé la barra, corriendo para tomar su arma y usarla en defensa propia, estaba siendo una maldita masacre, pero no de nosotros, sino de ellos.
—¡Quien sea el puto mensajero! ¡Dígale a Schiavone que no sea maricón, si quiere nuestras cabezas que venga por ellas y afronte la puta culpa!—gritó Conall.
Conall y yo esquivábamos las balas que parecían salir de las paredes, tratábamos de acabar con todos los encapuchados pero parecía que se multiplicaban como malditas cucarachas, disparaban de un lado y del otro, no nos daban marguen para planear una estrategia y todos nuestros refuerzos se encontraban bajo los efectos de las drogas.
<<Sabía que era una muy mala idea venir>>
Las balas se nos terminaron y pronto todos comenzaron a acorralarnos en medio de la pista, parecía que no habíamos reducido el número, incluso habían aumentado. Conall y yo juntamos espaldas, tratando de averiguar una manera de que no nos acorralaran como malditas ratas en medio de leones, pero todo estaba en nuestra contra, empezando por que nuestros sentidos no estaban al cien.
—Dime que tienes un puto plan B—murmuré.
—Ya agotamos hasta el plan Z—murmuró —. Son más de cien contra dos... Esto solo puede ser obra de ese hijo de puta.
—Una mierda sin bolas—aseguré —. ¿Por qué no se dejan de mariconadas y le dicen a su puto jefe que salga de su maldita ratonera?
—El jefe lo manda preguntar una sola ves—murmuró uno de los hombres —. ¿Dónde mierda esta su mujer?
—¿Evangeline? Muerta, donde más—me burlé —. Él la mató.
—¡Déjate de mamadas, Arniel! —gritó Magnus en el holograma que uno de sus hombres había conectado—. ¿Dónde mierda esta Keylani? ¡¿Dónde mierda la metieron?!
—En una caja de oro de 24K y tres metros bajo tierra—gruñó Conall con furia —. ¿Sabes por qué? Porque tú la asesinaste, maldito cabrón hijo de puta.
—¡Mientes!
—¡¿Tienes amnesia o que mierda?!—exploté —. Tú la mataste hace un maldito año y nueve meses, tú eres el puto culpable de su muerte y para que estes enterado por si no lo sabías, te vamos a encontrar y disfrutaremos cortarte la puta garganta.
—Mátenlos—ordenó.
Dos hombres se acercaron con nosotros con dos inyecciones, miré a Conall tratando de adivinar las intenciones del bastardo.
—Serán los primero en probar mi nueva droga, una capaz de adormecer todo el puto sistema nervioso, matar en minutos pero antes de eso... se convertirán en jodidas bestias que acabarán con todo a su paso...
—Te juro, Schiavone... que te buscaré por todo el puto planeta y cuando te encuentre te mataré de la peor forma posible—gruñó Conall.
—Los esperaré sentado—aseguró en burla —. Da zdravstvuyet korol'.(Larga vida al rey.)
— Smert' korolyu—contestó Conall con furia.
— Smert' korolyu(Muerte al rey) —contesté con rabia.
Un pitido nos desconcentro de todo lo que estaba ocurriendo, nos obligó a bajar la cabeza y cubrir nuestros oídos por el sonido tan ensordecedor.
<< ¿No podemos tener un poco de paz?>>
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¿Qué les pareció este capítulo?
¿Qué creen que ocurra?
¿Qué creen que les paso cuando los drogaron?
Hola muñequitos! Lo prometido es deuda! Aquí les traigo nuestro maratón, perdón por no haberlo publicado ayer, unos idiotas cortaron mi cable de internet y no tuve durante una semana. Pero aquí estoy de regreso y espero disfruten enormemente este maratón.
*Arriba una foto de lo más parecido a como me imagino a Niall, no encontre un bebé como lo queria, pero a ese bebé pongale cabello cobrizo y los ojos más verdes. (Recuerden que son libres de imaginarlos cono deseen <3)
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