Capítulo 02.
"No tenemos control de las leyes de la vida. Solo tenemos que fluir con lo inesperado"~ Lailah Gifty Akita
Esperar lo inesperado.
A veces la vida nos hace creer que estos momentos de felicidad durarán para siempre, lo que no nos dice es que la tristeza es más fuerte que cualquier alegría y que si pierdes lo que te hace sentir feliz y lleno el mundo, no existe cosa que lo reemplace.
Siempre dije que no me quería amarrar a alguien o depender de que alguien fuese mi felicidad, pero ella lo había sido y con su partida no había dejado más que sobras de mí, pues ella se había llevado más de la mitad de mi corazón dejando un hueco abismal en mi pecho.
Las noches desde su muerte eran las más largas que había experimentado en mi vida, las horas parecían detenerse a cada instante y no pasaba más de dos horas dormido, pues las pesadillas me atormentaban. Sí, había buscado todo tipo de alternativas, incluso tomar medicinas para dormir, pero al parecer mi cerebro era igual de terco que yo y no podía cerrar los ojos sin imaginarse a esa hermosa muñequita que se había ido llevándose todo consigo.
Las madrugadas me alcanzaban y por la mañana me levantaba antes del sol salieron en su primer rayo, sentía que sin ella me había quedado completamente solo en el mundo, a pesar de que lo compartía con Conall, ese sentimiento no se iba en ningún momento.
Sabía que él sufría lo mismo que yo, pues muchas veces en mi insomnio lo había descubierto llorando por las pesadillas que también lo atormentaban, era tonto que ambos sufriéramos lo mismo pero habíamos perdido al amor de nuestra vida y eso... eso nadie parecía comprenderlo.
A pesar de que tratábamos de permanecer cuerdos, sin dejar que los pensamientos nos abrumarán y nos quitarán el hermoso recuerdo de ella, superarla, cada día se convirtió en un trabajo más difícil... habíamos repetido una y otra vez el ciclo de luto, habíamos intentado de todo para superarla, incluso yendo a clubs de BDSM, algo que ambos nos había llenado durante toda nuestra adolescencia, sin embargo eso ni siquiera parecía llamar nuestra atención.
Teníamos una larga lista de pretendientes, todas hermosas, que querían tener algo más con nosotros, sin embargo para los dos no existía mujer más bella como la que habíamos tenido y en nuestros corazones no había forma de que alguien más cupiera, ella a pesar de ya no estar con nosotros, seguía acaparando cada uno de los rincones de nuestros oscuros corazones.
Keyli se había ido y con ella se había llevado cada uno de nuestros sentimientos, dejándonos como dos masas llenas de odio, rencor y sed de venganza, pues en lo único que pensábamos desde su muerte era en acabar con el desgraciado de Magnus.
No éramos los únicos que querían venganza, los ministros eran los que principalmente nos habían ordenado buscar a ese desgraciado, cortarle la cabeza y entregarla charola de plata para colgarla en la pared. Todos queríamos venganza y acabar con la vida del desgraciado que habían apagado la luz del ejército, pero al parecer nos llevaba ventaja y no había forma de encontrarlo a pesar de que lo habíamos buscado por cada maldito rincón del mundo.
Escuché unos cuantos ruidos la cocina, con pereza me levanté pues no tenía las mínimas ganas de hacer algo en el día. Me puse unos vaqueros y dejé el torso descubierto, así era como normalmente andaba siempre en casa, de alguna manera me sentía cómodo sin tener que usar un uniforme... claro que amaba ser militar, pero por alguna razón desde la muerte de Keylani nada parecía llenar mi corazón.
Enarqué una ceja al ver a mi compañero enfundado en un traje azul marino, se veía realmente elegante con el cabello peinado hacia atrás y la barba recién afeitada, en su muñeca izquierda llevaba el reloj que Keyli nos habia regalado a ambos y en gemelos de oro en la manga de la camisa blanca.
—Hola—saludé acercándome a él —. ¿A dónde vas?
—¿Por qué carajos no estas cambiado? —interrogó con una ceja levantada.
—¿Cambiado? ¿Para qué?
—¡Arniel! —chilló en una pataleta, a veces ambos nos comportábamos como un par de niños pero eso era solo nuestro, algo que fortalecía nuestra amistad—. ¡Te lo recordé anoche!
—Mierda—murmuré—. Dame diez...
—Te doy cinco y me largo.
Solté una carcajada corriendo a mi habitación nuevamente, me había olvidado por completo la fecha que era y lo importante que era para mi hermano ese día, no me demoré mucho en ducharme, peinarme y enfundarme en un traje negro, lustre mis zapatos y me los coloqué a la velocidad de la luz.
Satisfecho con el resultado, salí corriendo en dirección de mi amigo, quien permanecía hablando como un loco por teléfono mientras suponía trataba de tranquilizar a sus abogados. Me hizo una seña, y sin una palabra lo entendí.
Ambos abordamos el jaguar y arranque sin preguntarle nada, mi mejor amigo parecía más estresado que nunca, podía ver cómo su pierna temblaba en un intento de tranquilizar los nervios o cómo movía de un lado a otro el anillo que llevaba en su mano derecha, algo completamente tonto para nosotros, pero que nos hacía sentir de alguna forma pertenecientes a ella.
Conecté mi teléfono al auto cuando esté sonó.
—¡¿Dónde mierda estan?! ¡Vienen atrasados una maldita hora! —gritó Giandrick con furia —. ¡Hasta mis padres ya estan aquí!
—Tranquilízate—murmuré.
—¡Nada de tranquilízate, Vallarelli, estuvimos esperando esta audiencia por tres meses!
—¡Estamos en camino! —grité —. Es los juzgados de la IISMF ¿Cierto?
Aceleré el auto, escuchando el rugir del motor. No me importaban los pitidos de los autos al vernos pasar, rebasábamos de un lado a otro tratando de llegar a la audiencia más importante para mi amigo, él estaba más que nervioso y por un momento me maldije por no ser más puntual.
—Tranquilo—murmuré —. Todo saldrá bien, tienes a los mejores abogados de tu lado, no debes tener miedo a perder, Giandrick y Hunter son los mejores de la IISMFCMO...
—Lo dices como si fuera lo más fácil del mundo—murmuró rodando los ojos.
Estacioné el auto en los lugares reservados para los visitantes, él ni siquiera me esperó a descender del auto, bajó de un brinco y corrió al interior de los juzgados. Lo seguí lo más rápido posible, él me había pedido estar presente y de cierta forma sabía que lo habia hecho para poderse sentir en confianza, nos habíamos convertido en el refugio del otro, como verdaderos hermanos.
—¿Por qué diablos llegaron tan tarde? —interrogó Archie.
—Olvidé que era el juicio—murmuré —. ¿Todos estan adentro?
—Si...
—¿Cómo estan las cosas?
—La loca, está loca—aseguró Archie —. Todos vienen preparados para lo que pueda ocurrir, sabes que él no lo está...
—Nuestras vidas pueden cambiar para siempre—murmuré —. La situación es delicada.
—Hablas como si fueran esposos—se burló —. Estoy empezando a creer que Keyli tenía razón con lo de choque de espadas.
—Primero muerto—aseguré riendo —. Somos como hermanos que comparten hogar, vida y dolor...
—Por cierto, ahora que lo mencionas, mi prima...
—Ni lo pienses—lo interrumpí —. No hay forma de que algo así pase, nuestros corazones y braguetas estan cerrados, no hay forma de que amemos a alguien más, nisiquiera que le metamos la polla a alguien.
—De acuerdo—murmuró —. Dejaré de insistir, no quiero que un día Key se levante de entre los muertos para cortarme las bolas.
Solté una fuerte carcajada ante las palabras de Archie, todos nuestros amigos intentaban que nosotros saliéramos del profundo nido de depresión, pero a decir verdad, no había forma de que eso ocurriera, por el simple hecho de que no queríamos hacerlo, sólo teníamos sentimientos por ella y por nadie más, jamás habría sentimientos por nadie que no fuera ella.
Archie y yo entramos a la audiencia, viendo el nombre de una de las jueces más respetadas de la IISMFCMO.
Conall se encontraba hasta el frente, con la cabeza en alto y el pecho inflado, Giandrick y Hunter Jr. a su lado. Los ministros lo respaldaban en las sillas continuas y todos nuestros amigos se encontraban detrás de él, brindando el apoyo.
Me acerqué a la fila de los ministros, quienes sin dudarlo me hicieron espacio para colocarme detrás de mi hermano, podía sentir su miedo y nerviosismo, era como si de alguna forma tuviésemos una especie de conexión neuronal que nos uniera incluso más.
—Todos de pie, para recibir a nuestra condecorada juez Kristin Hoffman.
Todos los presentes nos pusimos de pie al escuchar el nombre de la juez, podía ver desde lejos las manos temblorosas de mi mejor amigo, quien parecía tener un ataque de pánico frente a todo mundo, él era un hombre inquebrantable, pero el motivo de esa audiencia lo tenía realmente jodido.
—Buenos días—saludó la Juez—. Tomen asiento por favor.
Todos seguimos su orden sin decir una sola palabra, la mujer miró por un par de segundos a Conall, como queriendo encontrar una señal de lo que debía deducir, era la audiencia final de su caso y todo mundo estaba expectante con la resolución.
—Damos comienzo a nuestra audiencia extraordinaria para el caso del Coronel Conall Harrison y la excapitana Cynthia Edevane. Defensa de la señorita, tienen dos minutos para hablar libremente.
La abogada de Cynthia se puso de pie, tenía una sonrisa macabra en su rostro algo que no era una buena señal para Conall.
—Buenos días, señora juez, mi cliente la señorita Cynthia Edevane, acusa al señor Conall Harrison, ya que este no le ha dado ni un solo peso durante los 20 meses de vida de su hijo, además de que anuló su matrimonio hace más de 19 meses, por lo que mi cliente y yo, solicitamos la anulación del divorcio y una pensión de por vida de 40% del sueldo del señor Harrison para su hijo Kent Harrison Edevane.
—Defensa del coronel Harrison, ¿Qué responde ante la acusación?
—Mi cliente, el coronel Harrison, niega cualquier acusación por parte de la señorita Edevane, pues en su matrimonio no se llegó a la consumación del acto sexual. No hubo ningún encuentro antes, durante o después del matrimonio.
—También es importante destacar que este matrimonio fue arreglado y obligado por el padre de nuestro cliente, para el momento que se casarón, ella ya debía estar embarazada, pues si hacemos cuentas el niño nació hace un año y ocho meses. Por lo que el coronel Harrison se deslinda de cualquier responsabilidad de ese niño, además de que pide la suma de 13 millones de dólares por daños y perjuicios, al dañar su apellido con una falsa acusación, así mismo, nuestro cliente solicita la anulación de su apellido en el infante Kent Harrison Edevane, pues en ningún momento autorizó darle su apellido.
—Bien—murmuró la juez—. Hace tres meses tuvimos esta misma discusión, estoy al tanto de ambas partes pero no podíamos proseguir o tomar una decisión sin hacer una prueba de ADN al infante, la señorita Edevane quien por el momento tiene la patria potestad del infante se negó a realizar una prueba de ADN por muestra de sangre, por lo que recurrimos a un método antiguo pero exacto.
—¿Qué puede pasar si resulta positivo el ADN? —le pregunté a Álex.
—Es algo imposible, pero en caso de que sea así, la juez tomara una decisión que favorezca al niño... incluso si sale negativa, Cynthia tiene problemas mentales por lo que es posible que al niño lo envíen a trabajo social.
—Entiendo—murmuré.
Miré a Conall quien trataba de espabilar el nerviosismo, él estaba seguro de que ese niño no era suyo, pero conocíamos a Cynthia y cualquier cosa era posible.
—Tengo en mis manos los resultados de la prueba de ADN del menor. Primero que nada quiero decirles que sea cual sea el resultado se tomará la decisión que favorezca más al menor incluso si a ninguno de los dos se le otorga algún beneficio. Abogados ¿puedo proseguir?
—Adelante—contestaron los abogados.
La mujer recibió un sobre con el logo del laboratorio de la IISMFCMO, Conall se había negado que la prueba la realizarán por fuera pues sabía que era posible que la falsificarán. La juez abrió con cuidado el sobre, causando una gran conmoción en toda la sala pues nadie sabía el resultado de eso y aunque tenían la confianza en Conall, sabíamos que Cynthia estaba completamente loca y era capaz de cualquier cosa.
—Bien, como ya lo hice saber los resultados de la prueba de ADN están en mis manos—murmuró desdoblando el papel—. El resultado para la prueba de paternidad del coronel Conall Harrison y el infante Kent Harrison Edevane, es de...
Toda la sala se quedó en silencio al ver el rostro de la juez quien parecía realmente confundida y como si no pudiera creer los resultados que veía en el papel.
—¿Qué ocurre? —se atrevió a preguntar Giandrick.
—Los resultados, arrojan un 99.9 % de similitud en el ADN en el infante Kent Harrison Edevane.
Todos nos quedamos en completo silencio sin saber qué decir, mi mejor amigo se dejó caer en la silla tratando de regular la respiración, era imposible que ese resultado fuera verdadero pues estaba seguro de que mi amigo primero se cortaba las bolas antes de tener intimidad con la mujer que había sido su esposa.
—¿Alguien me puede explicar que mierda pasa? —preguntó el ministro.
Quien al igual que todos tenían la plena confianza de que el resultado sería completamente negativo, pero al parecer todos estábamos realmente equivocados. Cynthia se soltó a reír como una maldita loca desquiciada, había gato encerrado y todos lo sabíamos.
—Es imposible—murmuró Hunter Jr.—. Nuestro cliente niega cualquier intimidad con la señorita Edevane.
—Los análisis no mienten—murmuró la mujer —. Coronel Harrison, tiene la oportunidad de declarar la verdad y tomaré cartas en el asunto para que usted no tenga que pagar ninguna condena por evasión de responsabilidades paternas.
—Niego cualquier intimidad con la Cynthia Edevane, nuestro matrimonio fue por conveniencia y obligación por parte de Walter Harrison. No la toqué ni una sola vez y tenemos pruebas de que yo no estaba presente en la supuesta concepción del niño, pues en esos momentos me encontraba en una misión en Nasit los ministros del CMI y la IISMFCMO, Los generales de división y los capitanes Kim, son testigos de ello.
—Aquí dice que usted estuvo en esa misión junto con otra colega ¿Puede decirnos su nombre?
—Es correcto—murmuró Conall y lo escuché tragar, seguramente porque al igual que a mí, la mención de su nombre dolía como un hierro caliente —. La coronel Keylani Kim Rossi, quien falleció hace un año y nueve meses.
—Señora juez, tenemos las pruebas necesarias para desmentir la acusación que se está haciendo y solicitamos una nueva investigación a la señorita Edevane—murmuró Hunter, pero la juez levanto la mano, señalando al jurado.
—El jurado defensor del menor, solicita permiso para presentar las pruebas recaudadas antes del juicio.
—Permiso concedido...
—¿Pruebas? —pregunté.
—El jurado defensor de los menores, se encarga de buscar lo que afecte menos al niño, quizás encontraron algo—explicó Álex—. No soy especialista en juicios familiares, pero puede que hayan encontrado algo que respalde lo que Conall afirma.
Miré a mi mejor amigo, quien nisiquiera parecía con los pies en nuestra tierra. Debía ser un shock realmente devastador enterarse de que era padre, él siempre habia jurado no abandonar a sus hijos sin importar las circunstancias.
—¿Coronel Harrison, usted realizó alguna donación de esperma? —preguntó quién suponía era el vocero del jurado defensor.
—En ningún momento, su señoría.
—¿Alguna muestra para algún laboratorio?
—Si—murmuró girando la mirada hacia mí.
—¿Hay algún testigo de ello?
—Lo hay. El coronel Vallarelli también se realizó una prueba.
—¿Podemos saber de qué se trató esa prueba? —preguntó la juez, interrumpiendo al jurado.
—Ambos nos realizamos la vasectomía, hace cinco años determinamos que nosotros éramos los que teníamos que cuidarnos, por lo que nos realizamos la vasectomía reversible... pero en el laboratorio nos dijeron que congelarían nuestro esperma en caso de que la cirugía no fuera reversible... nosotros aceptamos pues ambos queríamos ser padres más adelante.
A pesar de que pensé que todos harían un escándalo, en realidad lo vieron lo más normal del mundo.
—Bien, estas preguntas sólo eran para confirmar el testimonio de la clínica donde se realizaron la vasectomía hace cinco años. Señorita Edevane, tiene la oportunidad de declararse culpable por el uso indebido de las muestras de esperma del coronel Harrison y del soborno a los médicos que implantaron un óvulo fecundado con el esperma del Coronel.
Una exclamación de sorpresa se escuchó en toda la sala, no podíamos creer la maldad que tenía esa mujer para embarazarse con un óvulo implantado.
—¿Puedo saber quién es la madre? —preguntó Conall precipitadamente.
—No tenemos dicha información, pues la clínica cuida la identidad de las donadoras de óvulos, pero sabemos que no es un óvulo de la señorita Edevane, pues esta no puede concebir hijos, además, la prueba de ADN revelo un 0% de compatibilidad...
—Este chisme esta bueno—murmuró Álex a mi lado, recibiendo un apretón por parte de la ministra.
—Señora Juez, como ministro superior del CMI, quiero que se realice una investigación completa a la clínica.
—Ya lo hicimos, señor—murmuró el jurado, entregándole varios papeles al ministro—. La señorita Edevane se hizo pasar por una enfermera, cambio las muestras del Coronel Harrison y después hizo que le implantaran un ovulo fecundado, mintiendo sobre su identidad.
—¿No hay forma de saber quién es la donante?
—No—murmuró el hombre —, y no podemos violar los códigos de privacidad, las mujeres que donaban óvulos son anónimas y no hay forma de identificar el ADN. Pero la paternidad tampoco es obligada, menos cuando no se es concebido ni consentido el acto.
—Bien, tomando en consideración los hechos expuestos—murmuró la juez—. Le concedo la demanda al coronel Harrison y envío al menor Kent Edevane a servicios sociales. La señorita Edevane deberá pagar una condena de 10 años en prisión por suplantación de identidad y violación a los códigos de ética de la clínica Santo Domingo, no tiene derecho a fianza o reducción de condena, sin embargo también será evaluada psicológicamente. Doy por terminada esta audiencia.
—¡No! ¡Eso es una maldita injusticia! —gritó Cynthia—. ¡Te vas a morir Harrison!¡Te vas a morir por el daño que me haces!
La juez enarcó las cejas e hizo un movimiento con la mano hacia los agentes, un par de mujeres la tomaron de los brazos esposándola. La sacaron de la sala mientras la mujer no paraba de gritar que la dejaran libre o todos pagaríamos su ira, pero nadie le hacía caso, todos estábamos expectantes a lo que estaba ocurriendo.
Conall se giró a verme y sin que dijera una sola palabra supe que no estaba conforme con la decisión, mi mejor amigo ya me lo había dicho <<Si ese niño es mío, sea como sea, no seré mi padre... no lo voy a abandonar>>
—¡Señoría! — llamó Conall.
—¿Qué haces? —preguntó Hunter Jr. pero Giandrick le dio un palmetazo para que se callara.
Mi mejor amigo podría ser la peor bestia, pero lo conocía perfectamente y no dejaría a un niño solo ni abandonado como lo habían dejado a él cuando era un niño.
—¿Si, Coronel?
—Quiero la patria potestad de mi hijo—murmuró con firmeza.
La juez se giró en dirección a mi amigo, no creyendo sus palabras, pero pude notar una pequeña sonrisa surcando en sus labios, como si ella al igual que yo pudiera ver más allá de la mascará de monstruo que mi mejor amigo se habia construido, una mascará igual que la mía.
<<Ese es mi mejor amigo>>
Podía ser un maldito hijo de puta y la mayoría del tiempo un bastardo sin sentimientos, pero no dejaría a una criatura inocente a su suerte, más si tenía mi sangre corriendo por las venas. No sería como mi padre y estaba seguro de que si mi muñequita estuviera a mi lado, no me dejaría abandonar a ese pequeño ser, quizás no tenía la mínima idea de cómo ser padre, pero ¿Quién nace sabiendo serlo?
—Usted no queria ser padre, la paternidad no es obligada en estos casos. El niño será enviado a servicios sociales para la reubicación del menor en una familia de acogida—murmuró la juez negándose a mi idea.
—Señora juez, ese niño no tiene por qué vivir en lugares de acogida si tiene un padre, no buscaré a la madre... pero el menor no tiene que pagar las faltas de esa mujer... así que solicito la patria potestad completa del niño y una orden de alejamiento de por vida a toda la familia Edevane—murmuré con firmeza.
Si era mi hijo, no tenía por qué sufrir en familias de acogida.
La juez me miró con una ceja levantada, pero sonrió con cierta alegría.
—Coronel Harrison, no hay nadie que demande la patria potestad de su hijo y como usted es el único padre con vida... ¿Desea usted tener el derecho a la paternidad y patria potestad del menor Kent Harrison?
—Si—afirmé sin titubear.
Aunque no tenía la mínima idea de quien era la madre o como sería yo un buen padre, no dejaría a ese niño solo, lo llenaría de amor y cariño, nunca le faltaría absolutamente nada, pero a decir verdad, odiaba el nombre ¿Quién nombra a su hijo como un muñeco de plástico?
—Entonces, por el poder que me es conferido por el CICF del CMI yo...
—Pero ¿Puedo cambiarle el nombre? —interrumpí a la juez.
La juez soltó una carcajada, pero asintió con una pequeña sonrisa.
—Por el poder que me ha conferido el CICF del CMI, le concedo la patria potestad al Coronel Conall Harrison, otorgando el poder legal de todas las decisiones del menor ¿Algún nombre que quiera elegir? Evitemos el proceso largo.
Giré la mirada a Arniel, quizás sonaba tonto pero jamás había imaginado como nombrar a un niño y él era lo más cercano a familia que tenía, además de que estaba seguro él sería un buen tío para mi pequeño niño.
—No podemos ponerle el que queremos—se mofó refiriéndose a Keylani.
—¿Kilian? —preguntó el ministro —. Empieza con la K, si es que quieren nombrarlo como ella.
—¿Kennett, como tu tío? —preguntó la ministra.
—¿Qué tal Keyniall? —preguntó Álex, como si estuviéramos jugando a las adivinanzas.
—¿Keyniall? —pregunté girándome en dirección al hermano de Arniel con una ceja levantada.
—Key de Keylani, ni de Arniel y all de Conall.
Los ministros miraron a Álex como si se le hubiese salido un tornillo, sin embargo, era un nombre bonito y único, quizás no sabríamos nunca quien era la madre de ese pequeñín, pero de alguna manera sentíamos que podía ser un rayito de luz en la oscuridad que había estado en nuestras vidas durante un año y nueve meses.
—Me gusta—murmuró la ministra—. Aunque creo que la decisión es del padre—aseguró.
—¿Tomaron una decisión? —preguntó la juez divertida.
En realidad eso ya no era un juicio, pero como miembro del consejo legislativo internacional y el CICF (Consejo Internacional de Casos Familiares), podía agilizar los trámites de cambio de nombre y entregarme la patria potestad del niño.
—Keyniall—murmuré —. No estaba en mis planes ser padre ahora, pero al parecer lo seré...
—Pues... felicidades, coronel Harrison—murmuró con una pequeña sonrisa mientras hacia una seña a la trabajadora social que tenía en brazos a un pequeño bebé de un poco más de un año—. No lo conocía, pero le presentó a su hijo: Keyniall Harrison, otorgándole el poder total en las decisiones del menor... Una trabajadora social lo visitará cada primero de mes. Por su trabajo, se le brindará la opción de dejar al niño en la guardería especial hasta que usted decida la educación que recibirá o si tiene los medios para pagar guardería privada, debe solicitar permiso en el CICF. Sólo necesito algunas firmas y podrán ir a casa...
Sentí un pequeño temblor en mi cuerpo al ver al pequeño niño, aunque fuese absurdo, había algo en él que me hacía sentir que mi muñequita estaba ahí con nosotros, no sabía si eran sus profundos ojitos verdes o la hermosa sonrisita que me daba, pero había algo que alteraba mi corazón.
El hermoso niño le dio una sonrisa a los ministros, haciendo que mi corazón se inundara de un sentimiento que habia jurado dejar en el pasado, algo tan lindo que era como volver a sentir el corazón latir.
—Parece un Kim—murmuré.
—Es bonito—susurró la ministra—. De alguna forma siento que soy abuela.
—A ese niño no le faltará nada—murmuró el ministro con una sonrisa —
—Nada me haría más feliz que ustedes formen parte de su vida—murmuré sin ser capaz de decir nada más—. ¿Pueden cargarlo mientras voy a firmar?
—Por supuesto—aseguró la ministro extendiendo las manos para cargar al pequeño bebé.
Me sentía extraño, era como una conexión diferente con ese pequeño niño, no era que fuese mi hijo sino que había algo más, algo que hacía sentir que tenía un pedacito de mi Key. Nisiquiera presté mucha atención a los papeles que debía firmar, Giandrick se encargó de leerlos mientras me indicaba todo lo que debía firmar y algunos acuerdos que tendría con el estado, no podía tener adicciones como el Alcohol, cigarro o drogas, debía darle todo lo material al niño y demostrar que podía ser un buen padre.
<<Es mi sangre, claro que puedo ser un buen padre>>
Terminé de firmar todo, la juez me dio una pequeña sonrisa y una gran felicitación por aceptar un título que no esperaba. Sabía que ser padre no era fácil, pero ese pequeño bebé parecía que se convertiría en un hermoso rayito de luz en mi vida y aunque Arniel lo negase, también sería un rayito de luz en la suya.
Arniel, los ministros y mis amigos se adelantaron al estacionamiento, cuando los alcanzamos, mi mejor amigo se acercó dándome un puño en el brazo, un gesto común entre nosotros.
—¡Eres papá! —gritó Arniel abrazándome con fuerza —. Yo sabía que mi mejor amigo es un gran hombre bajo toda esa mascará de mierda...
—¡Sin malas palabras! —gruñó la ministra arrullando al bebé que jugaba con los mechones cobrizos que caían por sus hombros—. No van a maleducar a este pequeñín.
—Amor...
—Conall nos dio permiso de ser abuelos postizos—afirmó la ministra haciéndole gestitos a Keyniall—. ¿Quién es un bebé bonito?
El pequeño bebé soltó una carcajada al ver a la ministra, en pocos minutos esa mujer se había ganado el amor y la confianza del niño, un bonito niño que tenía una hermosa sonrisa que por alguna extraña forma me recordaba a ella.
—Tú también lo estás pensando—murmuró Arniel con una ceja levantada —. Se parece a ella...
—Por más loco que parezca... si, es como una copia de Keyli cuando era bebé—aseguró la ministra —. Quizás Dios se apiadó de nosotros y nos mandó una pequeña copia de ella...
Sonreí ante la alegría de la ministra, a pesar de que los ministros eran buenos ocultando su dolor, a veces no lograban hacerlo y demostraban la tristeza que los acompañaba por la partida de su hija.
—Nunca imaginé verte de padre—se burló Arniel —¿Quién lo diría?
—Ni yo—murmuré riendo.
La ministra se colgó de mi brazo, mientras le hacía pequeños pucheros a mi hijo.
—¡Debemos ir de compras! ¡Llama a Lui para que ayude con la decoración de una habitación y nosotros vamos a comprarle juguetes y todo lo necesario! —gritó la ministra con emoción, interrumpiendo la burla de Arniel —¿Estás de acuerdo, Niall?
—¿Niall? —preguntó el ministro.
—Si le digo las primeras tres letras comenzaré a llorar—aseguró —. Así que yo lo llamaré Niall, claro si no le molesta a su padre.
—Me gusta la idea—murmuré con una pequeña sonrisa.
La ministra me regalo una pequeña sonrisa, meciendo a mi hijo con delicadeza.
Giandrick llego a nuestro lado después de varios minutos, con unos papeles en mano y una maleta que suponía era de mi pequeño.
—Según lo que dicen estos papeles, el niño ya sabe caminar y dice varias palabras... como papá, comer, popi y pipi—murmuró Giandrick —. Cynthia no dejó que continuaran con las pruebas, pero hable con la trabajadora social, el niño tiene un coeficiente elevado...
—Ya tendremos tiempo para pruebas—murmuré con una pequeña sonrisa.
Quizás no era algo esperado, pero si algo que necesitábamos para volver a sonreír, era la sorpresa más bonita que habia llegado a mi vida.
Como lo dijo la ministra, todos nos dirigimos a una de las zonas de tiendas más lujosas de la Gran ciudad, los ministros y mis amigos no miraron su cartera a la hora de comprar todo tipo de cosas, cuna, carriolas, cama, pañales, juguetes y miles de cosas para bebés. Arniel, Julia y yo nos encargamos de elegir ropa para el niño, quien dormía cómodamente en los brazos del ministro.
Era como si fuéramos una verdadera familia, a pesar de la inesperada sorpresa del bebé, todos parecían amarlo como si fuera suyo. Cerca de las tres de la tarde, todos nos sentamos en un restaurante de Pizzas, ordenamos varias y algunas bebidas para comer, me sentía feliz de poder ver un poco de alegría en el rostro de todos, desde ella nadie había podido sonreír con tanta alegría.
Comimos en tranquilidad, mientras Keyniall nos enseñaba lo inteligente que era, por lo que sabíamos Cynthia no lo tenía nunca, sus padres le habían quitado el niño y ella habia escapado después de robarlo para poder usarlo en mi contra, por lo menos los padres de ella habían hecho un buen trabajo enseñándole algunas cosas a Niall.
El niño me extendió los brazos con una sonrisa tierna, sin dudarlo lo tomé mientras Arniel le hacía muecas que causaban carcajadas.
—Papá—murmuró señalándome con sus pequeñas manitas.
—¡Muy bien! —aseguró la ministra—. Este niño te ama, Conall—murmuró con una sonrisa.
—Creo que es un niño que tiene mucho amor—murmuró Archie risueño —A todos nos da los bracitos...
—Déjalo tranquilo, Archie—murmuró Julia —. Debemos ir por la pequeña Keyla, su nana se siente un poco mal...
—Vayan—murmuró la ministra con una sonrisa —. Los vemos en la noche para la cena, creo que cambiaremos la sede a casa de Conall y Arniel, así podemos ayudarles a arreglar y acondicionar una de las habitaciones...
—Podemos acondicionar la de la derecha—aseguró Arniel —. La que queda en medio de ambos, así podemos estar pendientes de cuando despierte...
—Este pequeño monstruito parece que es de los que duerme como tronco—aseguró el ministro.
—¡belito! —dijo el niño aplaudiendo al ver al ministro.
—¿Belito?
—Quizás quiso decirle abuelito, asi le decía Conall a su abuelo... —contestó Arniel —. Creo que los reconoce como sus abuelos en unas cuantas horas que lleva con nosotros...
—Es que este niño es fácil de amar—murmuró la ministra—, se nota que no tiene la sangre de Cynthia, su madre debe ser una mujer muy tierna.
—Yo también tengo mi lado tierno, ministra—me defendí.
—Nada de ministra, tú hijo ya nos dice abuelos—murmuró la ministra estrujando al niño con delicadeza —. Llámanos por nuestro nombre...
Solté una pequeña risa al ver los gestitos del niño, era tierno y sus ojitos verdes me hacían sentir que de cierta forma Keylani estaba con nosotros.
—Quizás reencarno en tu hijo—murmuró Arniel con una pequeña risa.
—Espero así sea... —murmuré con una sonrisa al ver a mi hijo reír en brazos de los ministros.
No sabía la razón por la que sentía tan presente a Keylani o el motivo por el que mi corazón se sentía completo, pero me sentía feliz de que después de tanta oscuridad, un rayito de luz iluminará nuestro caminar.
<<Estoy seguro de que estarías orgullosa de nosotros, muñequita>>
.
.
.
¿Qué les pareció este segundo capítulo?
¿Qué piensan de la noticia de que Conall es papá?
¿Tienen alguna teoría?
¿Se lo esperaban?
¡Holi! ¿Cómo estan? Espero se encuentren bien, hasta ahora, que uno de ustedes me escribió por privado para preguntarme sobre el maratón, me di cuenta de que no coloque la fecha ¡Lo siento! Nuestro primer maratón será publicado el sábado 08 de Abril, constará de 3 o 4 capítulos. Espero les haya gustado este capítulo <3
¡Los quiero muñequitos! (Felices vacaciones para quienes tienen)
Autora fuera.
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