Capítulo 49.

Familia.

"Cuando todo se va al infierno, la gente que está a tu lado sin vacilar es tu familia." ~ Jim Butche

Muchos dicen que el vínculo de nuestra verdadera familia no es el de la sangre, que no es sólo compartir el ADN y los cientos de características físicas que se heredan en la familia, un vínculo sanguíneo no representa absolutamente nada si no existe amor entre las personas. Una verdadera familia se caracteriza por el respeto, la alegría y el amor entre ellos.

La unión de la familia no significa que sean pocas personas, en realidad no existe un número correcto en el que se deba ver cuántos miembros debe haber en una familia para que exista una real unión, si no se refiere más bien a la fortaleza que hay entre los lazos que se estrechan entre las personas, porque a veces la familia no es de sangre, lo único que comparte son intereses objetivos, pero sobre todo el amor.

Muchos creen que tener el dinero suficiente nos da la felicidad, pero en realidad el dinero no sirve de nada si estamos completamente solos en el mundo, si no encontramos amistades que se convierten en familia y que nos dan la salud que necesitamos en nuestras almas, porque quizás el dinero nos sirva para sanar las heridas físicas, pero no lo hace para sanar las heridas que hay en nuestro interior, porque cuando encontramos a la verdadera familia, nos damos cuenta de que el amor es lo único capaz de hacer que nuestras vidas tengan más sentido.

Las familias más unidas no son aquellas que se reúnen cada domingo a celebrar cualquier estupidez, no son aquellas que se reúnen para fomentar creencias y costumbres entre ellos, tampoco es aquella en donde fingen tener una buena calidad de relaciones y en realidad sólo se la pasan criticando a los demás. Una familia, una verdadera familia no es eso.

Podemos tener todo en nuestras vidas, creer que somos alegres cuando en realidad nuestra alma está completamente oscura y no tenemos absolutamente a nadie que nos ayude a salir del pozo, es cierto que a veces la familia en la que nacemos se convierte en nuestra familia para toda la vida, pero en muchas otras ocasiones eso no es así, porque la familia en que nacemos quizás es un nido de víboras y nosotros somos pequeños ratones en búsqueda de una madriguera en la que no nos quieran comer.

Sin embargo existen otras familias que son desde el nacimiento hasta la muerte, y que poco a poco se va construyendo una nueva familia conforme a más miembros se unen a ella, hasta crear una gran familia que es capaz de destruir todo el mundo con tal de mantener a los miembros a salvo. Esas familias son muy raras y escasas, pero cuando las encontramos nos damos cuenta de que estamos a salvo en el lugar en el que estemos con ellos, que no importa si estamos en la Patagonia o en la antigua China, nuestro hogar es donde ellos se encuentran.

La familia es el eslabón más importante en nuestra unión, siempre nos ayuda a progresar como personas, a formar nuestro carácter y es el lugar en el que siempre vamos a aprender valores, pero muchas personas crecen y sin esa seguridad que brinda la familia, porque muchas familias han sido creadas bajo la enseñanza de la envidia y el egocentrismo, sin dejar cabida a que el amor entre a sus vidas. A pesar de que de nosotros depende el vínculo que creemos en nuestro entorno familiar, no podemos elegir este y muchas veces por más que nosotros nos esforcemos en crear algo bueno entre nuestra familia, es imposible porque las envidias y el dolor pueden más con nuestras almas, causando un dolor inmenso cada que alguien intenta progresar como familia.

Cuando nosotros nos expresamos desde el amor, desde el cariño y el afecto, nos damos cuenta de que la fuerza de la familia es realmente grande y no simplemente se trata de que siempre va a estar cubriéndonos las espaldas cuando lo necesitemos, si no también se trata de que en los momentos de alegría las personas que amamos estarán a nuestro lado, nos darán la fortaleza que necesitamos para no salir huyendo y como muchas personas lo creen, la familia a veces no es aquella en la que nacimos, si no la que nosotros construimos, en el lugar en el que nos sentimos acogidos y en el que disfrutamos los momentos que compartimos con las personas que amamos.

Yo me había criado en una familia grande, desde siempre mi familia no solo había sido mis padres y mis hermanos, ellos me habían inculcado que a veces la familia es la que construimos y que siempre va a estar ahí cuando la necesitamos, y no sólo hablaba de mi tío Charly, mi tía Isa y mi tío Mike, sino también de todos los que habían estado a nuestro lado conforme nosotros íbamos creciendo, personas que incluso no tenían el mínimo lazo de sangre con nosotros, se habían convertido en más familia que cualquier otra persona, mi familia había formado un lazo realmente fuerte, en todos los sentidos de la palabra, mi familia se había convertido en algo irrompible.

Yo había crecido en una familia en la que siempre habían recalcado el amor como la fuerza más poderosa que el ser humano podía tener, en donde incluso las pequeñas discusiones que existían se resolvían con un abrazo y hablándolo sin recurrir a las peleas, y cuando existía algún malentendido se aclaraba antes sea ir más allá. Ellos siempre me habían inculcado que no importaba cuánto dolor sintiera en mi corazón, siempre debía darle cabida al amor y pensar las cosas antes de actuar.

Todos me habían enseñado, que el amor era más fuerte si estábamos en familia, que ese amor familiar era capaz de destronar a cientos de villanos que se sentían con el poder de hacernos daño, mi familia había sido el núcleo más fuerte de mi vida, siempre habían estado ahí cuando los necesitaba y cuando me sentía derrumbar ellos siempre estaban a mi lado, protegiéndome y dándome el calor de una verdadera familia.

Incluso si ellos no compartían mi lazo de sangre, no era necesario para todo el amor que nos teníamos unos a otros, porque si de algo estaba completamente segura, era que mi familia era fuerte si estaba junta, que no importaba cuántas tormentas tuviésemos que atravesar, si estábamos juntos encontraríamos la balsa salvavidas que nos mantendría a flote hasta llegar a la costa. Esa era mi familia y siempre lo había admirado.

Quizás hay circunstancias en la vida en las que no somos capaces de controlar nuestras emociones, en las que dejamos que el dolor nos invada y así alejamos a nuestra familia que nos ama, pero a veces ese dolor es demasiado como para centrarnos en algo que no sea lo profundo que existe en nuestras almas, nuestra vida muchas veces nos muestra que a pesar del dolor tenemos que ponernos de pie y continuar con todo lo que haya alrededor y la familia es un pilar importante para ello.

Cuando era pequeña siempre le había dicho a mi madre que yo quería encontrar una familia como la que ella había encontrado. Ella siempre me decía que la familia en la que me había criado podía extenderse, pero jamás creí que esas palabras se volverían una realidad hasta el momento en el que nos encontrábamos todos juntos en un lugar para protegernos unos con otros, en el lugar que sabíamos estaríamos sin importar absolutamente nada más y en el lugar en el que yo quería mantenerlos durante el resto de mi vida, porque sabía que ahí podía protegerlos.

Mi familia era mi todo, era la fortaleza que siempre me hacía sonreír incluso en los momentos donde la tormenta me embriagaba, me sentía realmente dichosa por tener una familia tan grande y bonita, una familia en la que no se hiciesen daños uno con otro, cuando existían problemas se hablaban y simplemente se resolvían y en el peor de los casos simplemente salían un par de puñetazos y después un abrazo para tranquilizar todo.

Ellos eran la mayor fuerza que tenía en mi vida, ellos eran lo que me hacía sentir que estaba de pie y que cualquier cosa que hiciese ellos estaban ahí para mí. Y a pesar de que tenía mi familia en la que me habría criado y también a la que había construido con mis amigos, aún quería seguir formando la familia con mi esposo, porque ambos queríamos una familia numerosa que se uniese a todo el clan que mis padres habían creado en un principio.

Toda mi familia era la parte más importante de mi vida, con ellos podía ser quien era y sabía que no me juzgarían, todos ellos me amaban tal y como era y sin importar absolutamente nada sabían que yo los protegería, ellos tenían la plena confianza en mí a pesar de todo lo que había pasado en nuestras vidas y yo me había prometido una y otra vez mantenerlos a salvo.

Nuestro hijo había estado insistiendo durante toda una semana que tenía asistir al parque de diversiones como motivo de una de las fiestas tradicionales de Sicilia, nosotros no sabíamos qué tan buena idea era eso, después de todo era poner frente a muchos turistas que podían reconocernos y dar nuestra ubicación, pero con la simple carita de nuestro hijo que suplicaba algo era imposible decirle que no.

Los tres nos vestimos a conjunto, con ropa casual pero hermosa, mis dos hombres llevaban un pantalón color miel, con una camisa blanca de botones y zapatos cafés, mientras yo llevaba una especie de jumper de color miel y una blusa abotonada debajo. El tiempo parecía avanzar sin detenerse, en poco tiempo ya estábamos a finales de mayo por comenzar junio y eso significaba que comenzarían las vacaciones de verano, por lo que teníamos que estar preparados para la visita en Sicilia de miles de turistas, aunque nosotros teníamos el poder de prohibir cualquier visita, no queríamos levantar ninguna sospecha.

Nuestro hijo estaba más que emocionado de participar en su primere feria y sinceramente yo me encontraba con la misma emoción, porque de alguna manera me llenaba que hiciésemos cosas de personas normales, no de reyes de la mafia como siempre estábamos acostumbrados, estaba feliz de poder pasar tiempo con mi familia sin tener que hablar de cosas del trabajo y de poder estar con la familia que tanto adoraba, celebrando Por Primera Vez ese festival.

—¿Sí saben que son festival de verano? —preguntó en burla Archie—. Parecen hermosos pastelitos de calabaza.

—Sigue con eso y te juro que voy a cortarte las bolas—gruñó mi esposo—. Si mi esposa quiere que nos vistamos como pastelitos de calabaza nos vestiremos como pastelitos de calabaza; más lo que tienes es envidia porque tú no estás vistiendo algo que eligió a tu esposa o estoy seguro de que combinaría.

—¡Hey!

—Eso te pasa por estar hablando—se burló Julia de Archie.

—Sé que parecen conjuntos otoñales, en realidad son de verano y queremos lucir iguales para un festival tan bonito, además Niall fue el que eligió el color que deberíamos vestir el día de hoy, yo solo lo combiné con blanco para que no fuese completamente otoñal.

—Vale, vale—murmuró Archie levantando las manos en señal de paz—. Prometo que no me volveré a burlar de lo que vistan, solo que me parece realmente curioso que vistan a conjunto.

—En realidad a mí me gusta—murmuré —. ¿Todos estan listos? He diseñado todo un plan para que podamos pasar el tiempo juntos, reservé uno de los restaurantes en la ciudad para que podamos cenar ahí, visitaremos un viñedo al atardecer para poder probar vinos deliciosos. Es uno de los miles de festivales que hay en Sicilia del vino.

—Dios—murmuró mi nonno—. Cree un monstruo del control, no tengo pruebas pero tampoco dudas, quizás deberíamos pasar un día sin horario.

—Sé que llevar un horario no es la mejor forma para pasar un día agradable, pero me parece que debemos hacerlo para que todos estemos de acuerdo en lo que sea, si quieren que cambiemos algún punto podemos hacerlo, pero lo diseñé para que todos pasáramos el tiempo juntos.

<<Joder, no vayas a llorar>>

Me regañé a mí misma cuando sentí que mis ojos picaban lágrimas, mi llanto normalmente era causado por cosas estúpidas, eso estaba hartándome, pero mi esposo insistía que era algo bueno, significaba que mi cuerpo estaba reaccionando favorablemente a las hormonas y qué quizás pronto podríamos quedar embarazados.

No había otra cosa en la que pudiese pensar aparte de quedar embarazada, quizás porque esa era mi nueva meta con mi esposo y por qué quería que fuese mientras teníamos la tranquilidad, porque estúpidamente seguía creyendo que tarde o temprano la vida se daría cuenta de que había sido demasiada bondadosa con nosotros y nos arrebataría absolutamente todo lo que nos hacía sentir seguros.

—Lo haremos como lo tienes planeado—murmuró mi esposo—. Estuviste reservando todos los lugares para que estuviéramos tranquilos y no corriéramos ningún peligro, creo que como nosotros somos parte de la mafia debemos tener cuidado a donde asistimos y a dónde no, no podemos simplemente estar en nuestros paseos.

—Yo...

—Estoy de acuerdo, creo que te esforzaste demasiado haciendo este plan como para que nosotros no lo aceptemos. No te preocupes todos seguiremos el plan que tienes, pero deberías explicárnoslos para estar todos de acuerdo—concordó mi madre.

—Tenía planeado que por la mañana vayamos a la feria, no hay mucha gente en los juegos y por eso podemos subirnos a varios todos juntos, después de ello me gustaría que pasáramos un tiempo juntos almorzando en el restaurante que reserve, es de comida tradicional y me gustaría que todos probáramos y después nos trasladaríamos a uno de los viñedos más grandes de toda la isla, aunque pertenece a Nonno, lo administra en otras personas y queremos ver qué hay ahí.

—A mí me parece que es un plan hermoso, todos estaríamos juntos y podríamos realizar actividades normales, creo que por eso decidimos que haríamos esto, porque queremos por un día dejar de ser parte de la mafia y concentrarnos en ser una familia normal—murmuró mi madre—. Además, me parece que te esforzaste demasiado creando un plan, todos estamos de acuerdo.

—Si algo no les gusta podemos cambiarlo—murmuré.

—Creo que todo está perfecto—murmuró—. Vamos en los autos, estoy seguro de que también implementaste todo un batallón para que nos esté protegiendo en medio de los turistas.

Me sentía realmente feliz de poder pasar tiempo con mi familia, realmente no me molestaba que quisiesen cambiar los planes yo había pensado incluso en pedirles la opinión para reservar en diferentes lugares, pero mis emociones seguían fluctuando de una forma descontrolada y todo se debía a las hormonas que me estaban siendo inyectadas.

—¿Estas bien? —preguntó mi nonno cuando todos comenzaron a salir para subirse a los autos—. No lo dije con la intención de molestarte, solo que creo que de vez en cuando podemos tomarnos las cosas a la ligera.

—No me molesté, tampoco me hiciste sentir mal pero mis emociones no las puedo controlar... estoy bien, sólo debo tratar de controlar más todas las emociones que fluctúan en mi interior, puedo estar bien ahora pero dentro de unos pocos minutos descontrolar completamente mis emociones, no es algo por lo que tú tengas culpa o por lo que debas disculparte.

—Vas a ver que todo el esfuerzo que estás haciendo va a rendir frutos pronto, ya me imagino a pequeños como tú corriendo por toda la mansión, vas a ver que pronto van a lograr por lo que están luchando.

—Espero que Dios te escuche, sigo teniendo miedo de despertarme y darme cuenta de que todo está siendo un sueño para superar el dolor... a pesar de que ya han pasado bastantes meses, no puedo evitar seguir pensando eso—murmuré.

—Te conté de cuando perdí a la mujer de mi vida, los primeros meses que ustedes llegaron aquí y me hicieron compañía, yo también sentía que me iba a despertar y darme cuenta de que estaba realmente solo, que mi cabeza estaba tan enferma que había inventado a una Sobrina – nieta. Es algo normal del dolor, porque a veces cuando sentimos que hemos vivido demasiadas cosas buenas, nos parece algo completamente absurdo que el destino se apiade de nosotros.

—Justamente así es como me siento—murmuré.

—Es algo completamente normal, viviste demasiado dolor y ahora piensas que la vida de un momento a otro te reventará la felicidad—dijo con tranquilidad—. Pero debes de dejar de pensar en eso todo el tiempo, porque si no pasaras todo el tiempo que deberías estar feliz, preocupándote por algo que ni siquiera estás segura de que ocurrirá—aconsejó.

—La vida es eso que pasa mientras estás ocupado haciendo otros planes—murmuré.

—John Lennon — afirmó—. La vida te dio una segunda oportunidad para realizar lo que siempre quisiste, así que aprovéchalo y no dejes que se te pase pensando en lo malo que puede ocurrir, por qué quizás nunca ocurra y la vida por fin te ha dado lo que siempre has estado buscando.

—Gracias, nonno—murmuré.

—Yo soy el que debería agradecerte a ti, desde que llegaste iluminaste mi vida y por eso me doy cuenta de que la vida te está dando una segunda oportunidad porque tienes un gran corazón y mereces vivir alegremente.

Sonreí, olvidándome completamente de que minutos antes estaba a nada de soltarme en llanto. Él pareció notar mi cambio de humor, sólo pudo reír mientras negaba y me ofrecía su brazo para que acompañáramos a todos los que ya habían abordado los autos que había solicitado para que nos llevaran a la gran feria.

En cuanto llegamos a la feria mi hijo salió corriendo junto con todos los niños para comenzar a subirse a los cientos de juegos que había, mientras nosotros caminábamos detrás de ellos comiendo banderillas o disfrutando de la comida que había dentro del lugar. Era realmente sorprendente que todo lo que estaba comiendo no me he estaba haciendo subir de peso, quizá se debía al mágico metabolismo que siembre había tenido.

—¡Mami, quiero entrar a la casa de los sustos!

Miré a mi esposo quien solo soltó una carcajada, nuestro hijo había resultado más valiente que cualquier otro y eso significaba que nosotros estábamos obligados a ser valientes por él, mi esposo no se asustaba con nada, pero no podía decir lo mismo de mí, seguía teniendo un pavor horrible a las casas de los sustos y no sólo se debía que de pequeña me había quedado encerrada en una, sino porque el lugar lleno de gritos y dolor me recordaba a mi mayor trauma, incluso aunque eran actuados.

—Papi te puede llevar, yo buscaré algo más que comer...

—¡Oh, vamos mami! —murmuró mi hijo haciendo un puchero—. Te prometo que papi y yo te protegeremos, incluso aunque te de mucho miedo vamos a abrazarte y a tomar tu mano como tú tomabas la mía cuando tenía miedo en la noche ¿sí?

—No estoy muy segura de entrar a ese lugar, me da mucho miedo... pero tu papi puede llevarte...

—Tú una vez dijiste que siempre teníamos que ser valientes para enfrentar nuestros miedos, si no lo intentábamos nunca íbamos a saber si realmente éramos valientes o si solo nos disfrazábamos de ello para engañar a los demás.

—A veces odio haberte heredado mi memoria fotográfica—murmuré—. Entraré con ustedes, pero si me da mucho miedo voy a salirme porque no puedo tener emociones muy fuertes ¿De acuerdo?

—Sí, mami.

Por supuesto que era imposible hacer a mi hijo que desistiera de la idea de entrar a la casa de los sustos y yo no quería que creciera con la idea de que no quería estar con él o de que no les tenía la confianza suficiente para entrar con ellos y saber que me protegerían. Mi esposo solo me dedicó una mirada de que no me dejaría sola, extendió su mano y yo como si fuese una niña chiquita, corrí a tomarla para sentirme segura.

El terror me invadía a cada segundo mientras entrábamos a la supuesta casa de los sustos, la oscuridad y los gritos falsos sólo hacían que mi memoria se metiera en un bucle de recuerdos, trataba de dejar de pensar en ello porque era imposible que no pudiese superar los traumas de una manera tan fácil, fue entonces cuando sentí la mano de mi hijo agarrar la que estaba libre de mi esposo.

Bajé la mirada para verlo y entonces supe que estaba a salvo entre ellos dos, no tenía por qué tener malos recuerdos si estábamos construyendo nuevos recuerdos en familia. Traté de tranquilizar la respiración que se me había agitado en el primer instante que había puesto un pie dentro de la casa y pensé positivamente durante todo el tiempo, nada podía pasarme si ellos estaban a mi lado.

—Así como tú lo proteges a él, él está dispuesto a protegerte a ti—murmuró mi esposo sobre mi oído—. No debes tener miedo, ni él ni yo te soltaremos aquí dentro... y estoy seguro de que él no quería entrar aquí, pero quería mostrarte que incluso él puede protegerte...

—¿Cómo sabes eso?

—Conozco a nuestro hijo, además salió muy bueno en leer las expresiones de los demás, seguramente vio la expresión que pusiste al ver el letrero y quiere hacerte enfrentar tus miedos como tú lo ayudas a enfrentar los suyos.

—Debería sentirme avergonzada—murmuré.

—Más bien dichosa, amor—murmuró—. Tu hijo te protege y te ayuda a enfrentar tus miedos.

Solté un pequeño grito de temor sin poder evitarlo, cuando un payaso sangriento apareció frente a nosotros. Normalmente la sangre no me causaba miedo, pero el payaso sí que lo hacían, un recuerdo invadió mi mente y fue demasiado tarde para sacarme de él.

—¡Hoy celebremos a la cumpleañera! ¡Sólo tres años y será toda nuestra!¡Happy Birthday to you, happy, Happy birthday to you, Happy birthday, dear one, Happy birthday to you!

Stefan hizo entrar a un payaso enorme a la pequeña habitación, las lágrimas caían por mis mejillas sin poder evitarlo y por primera vez odiaba mi cumpleaños con toda mi alma, la fecha que se suponía debía ser alegre, estaba siendo la peor de mi vida.

—¡Feliz cumpleaños, nenita!

—¡Señor, no me haga daño!¡Por favor! —sollocé—. ¡Él es malo, llame a la policía, quiere dañarnos!

Un fuerte ardor se extendió por toda mi mejilla, sentí la sangre acumularse dentro de mi boca, señal de que seguramente me había mordido la lengua por el fuerte golpe que me había propinado el bastardo de mi secuestrador.

—Perra estúpida—gruñó—. Yo quería que pasaras un bonito cumpleaños pero ya lo arruinaste y arruinaste mi humor, así que ahora, veras como Alegrín se divierte con Natalia, quizás así aprendas agradecer que tengo un buen humor.

—¡No! ¡Con Naty no!

Pero fue demasiado tarde, me encadenaron a la pared y vi cómo abusaba el enorme payaso de la pequeña chica que se encontraba casi desmayada, había sido el juguete de casi diez hombres durante aproximadamente tres días. Después de eso no volví a saber nada de la chica y no podía evitar pensar que yo había sido la culpable de que la asesinaran.

—Te encenderé una luz en la mirada; Para que nunca te de miedo nada; Y vuelvas a soñar tranquila.

La suave voz de mi hijo me sacó de mis pensamientos, abrí los ojos completamente desconcertada al darme cuenta de que me había apretado contra el pecho de mi esposo. Bajé la mirada para ver a mi pequeño hijo, quien tomaba mi mano con fuerza mientras seguía cantando con amor y delicadeza la canción que yo le había enseñado.

Mi esposo susurraba pequeñas palabras de amor en mi oído, dándome la tranquilidad que estaba buscando después de la horrible pesadilla que estaba en mi mente. No me había dado cuenta de las lágrimas que corrían por mis mejillas y aterrizaban sobre su camisa blanca, pero él parecía no molestarse con que estuviese manchando su camisa, en su lugar estaba completamente consternado y podía verlo en su mirada.

—Si sientes frío; Y hay mucha niebla; Si las estrellas; Esconden su brillo—cantó mi esposo sobre mi oído—. No estás sola y ese hombre jamás va a volver a tocarte, te lo prometo...

—¿Cómo sabes que lloró por eso?

—Sólo lo sé, es mi deber saber leer a mi esposa y en estos momentos sé que el miedo que tiene se debe a ese bastardo—murmuró—. Vamos fuera de aquí, necesitas respirar aire fresco para tranquilizarte y creo que nuestro pequeño también quiere terminar ya el recorrido ¿no es así campeón?

—Sí, mami—murmuró mi hijo—. No tenía intención de hacerte llorar, pero tú dijiste que cuando te viera insegura de algo, te dijera que eras fuerte y que necesitabas enfrentar tus miedos, tú eres mi mami y no quiero verte llorar.

—No es tu culpa, amor—sollocé.

Realmente no sabía qué había hecho para merecer a la familia que la vida me habría brindado, mi esposo y mi hijo era lo más preciado que tenía en este momento y sólo ellos los me hacían querer continuar a pesar del dolor que podía existir en mi corazón, en ese momento mi hijo no tenía la culpa de haberme hecho enfrentar mis miedos, yo se lo había pedido una vez cuando él había tenido miedo de quedarse solo por primera vez en su habitación, Le había dicho él me ayudará a enfrentar los míos cuando creyera que era necesario y lo estaba haciendo en ese momento, mi pequeño niño valiente estaba enseñándole a su mamá a ser valiente.

Salimos en la casa de los sustos, mis dos hombres agarraban mis manos llevándome afuera de la casa, las lágrimas seguían saliendo de mis ojos y corrían por mis mejillas, pero me sentía más segura y confiada de tenerlos a éstos rodeándome. Ellos serán mi mayor seguridad, mi mayor fortaleza y mi pilar.

—Mami, deberíamos ir por gelato, mereces un premio por ser tan valiente—aseguró con una sonrisa.

No pude evitar que mi corazón se hinchara de amor, aunque había tenido mis dudas de la crianza que le había dado a mi hijo, en ese momento me estaba dando cuenta de que había hecho lo correcto al guiarlo por el camino del bien y educarlo como lo había hecho, porque no solo era un niño extremadamente inteligente, sino que también tenía amor, bondad y valores dentro de su corazón.

Mi hermoso niño era realmente valiente, incluso más valiente que yo y su padre, era nuestro pequeño campeón y nuestro pequeño gran valiente. No me atreví a decir ni una sola palabra, estaba segura de lo que dijese saldría entrecortado y mi hijo se percataría de todas las emociones que fluctuaban en mi interior.

—Mami seguramente quiere un litro de gelato ¿Qué te parece si vamos a buscarlo?

—¡Sí!

Mi pequeño hijo comenzó a correr por todas las ferias y nosotros los seguimos de cerca, ninguno de los dos decía una sola palabra porque no era necesario, mi esposo me estaba dejando procesar todo y eso era una de las cosas que más amaba, porque cuando él sabía que mi cabeza estaba revuelta y qué debía organizar todas mis ideas, me dejaba en completo silencio pero no me abandonaba.

Llegamos a un pequeño puesto de gelato, sorprendiéndome al encontrar a toda mi familia en ese lugar, parecía que todos habíamos decidido a la vez tomar un pequeño descanso y disfrutar de las delicias de la feria. Al llegar todos habíamos subido a un par de juegos juntos, y después habíamos decidido separarnos en familia para poder estar tranquilos.

—Vorrei tre coppe al cioccolato, per favore.

—Chiaro, piccolo.

Nuestro pequeño hijo cada día hablaba mejor el italiano, se estaba convirtiendo en un siciliano verdadero y no me podía sentir más orgullosa de él. Nuestro hijo era nuestro caballerito, todo el tiempo estaba alerta para protegerme a mí o a su padre, Claro que tenía una infancia divertida y tratábamos de no presionarlo demasiado, pero parecía que entre menos le exigíamos nosotros, él tomaba más responsabilidades.

El hombre nos entregó los tres helados que mi hijo se había encargado de solicitar, mi esposo pagó la cuenta y nos dirigimos junto con toda la familia, todos ellos estaban felices de que estuviésemos cerca y me gustaba enormemente estar junto a ellos, realmente estábamos pasando una maravillosa salida familiar, por primera vez desde que habíamos regresado a vivir y no sólo sobrevivir, sentía que nuestra vida era normal y perfecta. Me sentía realmente alegre por todo lo que había a mi alrededor, estaba feliz, porque como lo había dicho mi abuelo, la vida nos había dado una segunda oportunidad de estar junto y no tenía la intención de desaprovecharla, no dejaría que la vida se me escapara de las manos para empezar a arrepentirme de lo que no había hecho.

El resto de la tarde fue realmente perfecto, como lo había planeado habíamos ido a uno de los restaurantes más emblemáticos de toda la ciudad, era un lugar perfecto y con todo el aire siciliano tradicional y estaba perfecto para pasar con la familia. Me encantaba la idea de estar al lado de mi familia, todos nos carcajeábamos y reíamos al unísono, mientras disfrutábamos de la compañía de los otros.

—¡Mamma, parezco una foca! —murmuró mi hijo haciendo el movimiento de las focas bebés.

—Eres mi pequeña foquita—murmuré.

Mi hijo imitó el sonido de la foca mientras dejaba sus codos y aplaudía, todos soltamos una fuente al ver las ocurrencias de mi pequeño hijo y ver que todos los niños que se encontraban ahí repetían la acción. Mi hijo era como su líder y no podía evitar pensar en que quizás la historia que habíamos tenido todos mis amigos y yo volvería a repetirse y esos niños que estaban creciendo juntos, al convertirse en adultos serían los mejores amigos.

—¡Mami, papi! —gritó nuestro hijo—. ¡Ya sé que quiero de navidad!

Solté la risa al escucharlo.

—¿Qué es lo que deseas, amor? aunque aún falta mucho para Navidad...

—Sé que falta mucho, pero considerando que la tía Julia tardo mucho tiempo con Jackson en su pancita, creo que debo pedirlo mucho antes—murmuró con inocencia.

Mi esposo y yo compartimos una mirada, deduciendo a que iba su pedido y cuál sería lo que nos pediría para Navidad. Pero decidimos no hacer mucho alboroto quizás olvidaría los segundos lo que estaba por pedir.

—¿Y qué es eso qué quieres de regalo para Navidad? —preguntó Archie con intriga.

Lo miré mal, no quería que mi pequeño hijo se hiciera ilusiones de que pudiese tener un hermanito cuando nosotros aún no estábamos con la certeza de ello.

—¡Un hermanito!

Mi esposo escupió el agua que había tomado, mientras todos soltaban una fuerte carcajada ante el pedido de mi hijo. Sentí que mis mejillas se teñían completamente de rojo, por supuesto qué lo que más quería darle a mi pequeño era un hermanito, pero no podíamos simplemente decirlo frente a todos y causar falsas esperanzas.

<<Ya estamos en ello, mi pequeño angelito>>

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¿Qué les pareció este capítulo? 

Si soy sincera me dolió escribirlo por el recuerdo del truma de nuestra Keyli, pero sabemos que nuestra niña tiene a todos abrazándola para que no se sienta sola. 
Los quiero muñequitos y ¿adivinen qué? ¡Tenemos triple actualización!

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