Capítulo 44.

Vita mia.

"Lo que yo siento por ti, parece ser menos de la tierra y más de un cielo sin nubes." – Víctor Hugo


Muchas veces la vida nos pone a prueba y nos hace ver que en momentos diferentes tenemos cosas que no podemos cambiar, que a pesar de que la vida suele ser muy dolorosa y que a veces no tenemos la oportunidad de cambiar las situaciones, tenemos la oportunidad de volver a iniciar. Tenemos la oportunidad de volver a sonreír y de darnos cuenta de que sin importar absolutamente nada de nuestro pasado, el futuro puede sonreírnos y brillar con tanta luz que es imposible que se apague.

Todos tenemos pasados difíciles, pasados que de una u otra manera nos son difíciles de olvidar, porque marcaron de una u otra manera todo lo que teníamos sentado en nuestras vidas, porque de una u otra manera nos marcaron y dejaron heridas que son imposibles de sanar, por más fuerza interior que tengamos o por más ganas que tengamos de destronar el dolor en nuestras vidas, el pasado siempre se quedará ahí y es imposible que lo olvidemos, por el simple motivo de que siempre existe algo diferente en nuestras vidas, algo que lo marca y que nos hace ver un antes y un después del dolor que se nos presenta.

Dicen que el pasado es aquello que nos hace fuertes, es aquello que fuerza nuestro carácter y que nos hace ver que no somos tan débiles como lo creemos, el pasado es como la recta que nos dice que estamos haciendo las cosas bien y que a pesar de todo el dolor que estamos sintiendo en nuestras almas, estamos continuando y poniéndonos de pie sin importar el dolor que haya. Muchas veces tenemos el dolor en nuestros corazones, un dolor tan profundo que es extrañamente difícil de sobrellevar, las situaciones de nuestro pasado nos hirieron tan fuerte que sentimos que lo que estamos viviendo no puede ser una realidad, sentimos que a pesar de que todo lo que hay a nuestro alrededor es hermoso, de una manera u otra va a desaparecer y nos hará perecer en el dolor.

Dicen que el saber que tienes un futuro es algo que nos va a hacer seguir, no importa el dolor que tuvimos en el pasado si nos damos cuenta de que nuestro futuro será precioso, continuaremos luchando para lograrlo, nos desgarraremos el alma hasta conseguir lo que deseamos y lucharemos por conseguir aquello que el futuro puede darnos, sin importar qué ocurra a nuestro alrededor, tarde o temprano encontraremos la paz que necesitamos para sonreír.

El futuro es verdaderamente incierto, no tenemos algo que nos haga saber qué ocurrirá el día de mañana o incluso qué ocurrirá el siguiente segundo, pero eso es lo que hace que el mundo brille, la esperanza de un futuro mejor es lo que nos hace pararnos de frente ante las adversidades y enfrentarlas, porque sabemos que vamos a lograr despojar del poder a todo eso que nos está haciendo daño y el futuro llegará a darnos la luz que necesitamos. La esperanza es lo que nunca muere en el ser humano, no importa Cuántas veces el dolor golpeé, si se tiene la fuerza necesaria, es suficiente para pararse de frente y no dejar que la desesperanza embriague el corazón de alguien.

Es cierto que la vida suele ser muy impredecible, podemos tenerlo todo y mañana perderlo absolutamente, podemos sonreír al lado de las personas que amamos y mañana saber qué eso ha terminado, porque nuestras personas y las personas que amamos han dejado de existir. La vida muestra que debemos ser fieles ante nuestras creencias, que debemos permanecer inquebrantables a pesar del dolor que pueda haber en nuestras vidas, porque sin importar absolutamente nada, con el mínimo rayo de esperanza significa que hay un futuro mejor esperándonos. Significa que sin importar el dolor que sintamos en nuestras almas, podremos continuar si nos aferramos a ese futuro brillante.

Mi madre siempre me había dicho que el futuro era a lo que yo me debía aferrar, Claro sin dejar de lado el presente y el pasado, porque incluso por las heridas que me hubiese causado, siempre marcaban algo diferente en mi vida, me volvía más fuerte a cada instante o ante cada situación que la vida me ponía, mi madre siempre me lo había dicho, no podía quitar la mirada del presente y el pasado, sin embargo debería permanecer fija ante mi futuro.

Ella siempre me había dicho que cuando perdemos todo en la vida a veces es necesario centrarnos en algo, aferrarnos a cualquier cosa que nos haga sentir vivos y saber que sin importar absolutamente nada, nuestra vida continuará. Incluso si el dolor es demasiado, siempre podemos continuar y darnos cuenta de que el amor es más fuerte que cualquier cosa, que esa esperanza de un futuro es lo suficientemente fuerte como para quebrantar barreras del tiempo y el espacio, muchas veces sentimos que nuestra alma está corrompida por diferentes situaciones, sentimos que por más que nos aferramos a algo, tarde o temprano nos veremos colapsados por el dolor. Pero si nos aferramos a que existe un futuro mejor frente a nosotros, podemos vencer todo eso y continuar con nuestra vida.

Siempre había deseado un futuro tranquilo, un futuro en el que pudiese sonreír sin sentir que mi alma se escapaba y darme cuenta de que la vida era realmente perfecta sin importar las miles de circunstancias que existieran a mi alrededor. Me había aferrado a esa idea y aunque al principio no me sentía merecedora de ello, me había dado cuenta de que en realidad todo el sufrimiento que ya había vivido pagaba en ese momento lo que debía hacer de mí. Debía aferrarme con todas mis fuerzas a un futuro mejor, a un futuro en el que pudiese amar al hombre que quería y tener a mi hijo protegido durante todo el tiempo, pero de la misma manera tener más pequeños que fueran nuestros herederos.

La simple emoción de saber que realmente podía ser madre era suficiente para hacer que mi alma volviera a brillar, me había sentido completamente inútil durante años y aunque todos tienen diferentes concepciones sobre ser madre, para mí era algo importante, a pesar de que al principio me había negado a ello, siempre había deseado tener hijos y más aún con el hombre que amaba, quizás por eso sentía que el alma me era devuelta después de que me diesen la esperanza de que podíamos procrear.

Quizás muchos lo encontrarían idiota, pero así como todos quieren conseguir un carro o una casa, yo quería conseguir hijos, quería tener a pequeños Conall o pequeñas yo, quería tener una gran familia en donde el amor nunca faltará, quizá se debía a que yo había crecido en una cuna perfecta, en donde el amor era lo más fuerte que existía en nuestras vidas y quizás por ello, anhelaba con todas mis fuerzas replicar ese amor que mis padres me habían inculcado desde pequeña, quería mostrarle a esos pequeños seres que serían nuestros hijos, lo que el amor podía hacer. Quería mostrarles que el amor era suficientemente fuerte como para destronar reyes y para hacer que los mafiosos más poderosos de la tierra se inclinarán ante mí.

La ilusión de ser madre estaba ahí desde que aprendí lo que significaba serlo, siempre había anhelado tener a un bebé entre mis brazos, no perderme ni un solo segundo de su vida y verlo crecer y convertirse en alguien de bondad. Claro que amaba a Niall, lo hacía con mi vida entera, sin embargo, queria tener más pequeños y aunque la vida sólo nos diera una oportunidad, quería aprovecharla, porque sabía que uno de los mayores riesgos, era volver a quedar infértil.

Pero no quería pensar absolutamente nada respecto a ello, no quería ser negativa en esa situación porque yo estaba segura de que por fin el universo nos sonreiría y nos diría que podíamos ser felices durante el resto de esa vida, que nos daría lo que estábamos buscando para que pudiésemos ser felices después de todo el dolor que habíamos tenido que atravesar para estar en ese lugar.

Yo anhelaba con toda mi alma tener un futuro hermoso, un futuro al lado del hombre que más amaba en la Tierra y al lado de mi hijo y los hijos que estaban por llegar. Sabíamos que era un proceso realmente difícil, un proceso en el que incluso yo con la fortaleza que sentía tenía en mi interior, podía hacerme caer si algo salía mal. Pero estaba siendo positiva en todos los sentidos, a pesar de que había riesgo sabía que había más oportunidades de éxito, por lo cual era necesario mentalizarme en ello y no dejar que la desesperanza de un momento a otro me atacara, yo quería a mi familia y la tendría porque estaba luchando completamente para ello.

Ver la sonrisa de mi esposo y mi hijo era suficiente para darme la fortaleza que necesitaba para darme cuenta de que sin importar absolutamente nada, ellos estarían ahí para mí, no importaba si las cosas salían realmente mal o si la desesperanza me embriagaba de un momento a otro sin ser capaz de detenerla, ellos estarían a mi lado y serían mi fortaleza en todo momento. Siempre estarían ahí para mí para darme la fuerza necesaria para romper huracanes y darme cuenta de que ellos sostendrían mi mano incluso en la tormenta más feroz.

Los veía correr entre las cristalinas aguas de la playa frente a la gran mansión, aunque habíamos estado charlando sobre mudarnos a una casa, no habíamos concretado absolutamente nada, quizás era nuestra subconscientes que no querían alejarse de nuestras familias, a pesar de que todos en su mayoría habían encontrado casas cerca, quizás queríamos estar en el punto de reunión para estar al pendiente de cualquiera de ellos.

Escuchaba las carcajadas de mi hijo mientras su padre lo elevaba por los aires y ambos se sumergían en el agua. Nuestro pequeño era la luz de nuestras vidas, era la luz que ambos compartíamos y que a pesar de no haberlo tenido de una manera convencional, lo amábamos como si fuese así, nuestro pequeño hijo era inteligente, además sumándole que tenía de herencia a mi memoria, era un cerebrito completamente.

Nuestras mascotas saltaban a sus alrededores, ladrando y jugueteando con mi esposo y mi hijo, era un momento mágico y perfecto, por el simple hecho de que ellos estaban ahí y que me hacían sentir completa en cada instante. No podía ni siquiera volver a imaginarme una vida sin ellos, porque como lo había dicho mi esposo, existía un antes, un durante pero no un después de ellos, porque estaba completamente segura de que mi vida se acabaría si alguno de ellos llegase a faltarme, eran la luz de mi vida y los amaba con todo mi corazón.

—¡Mami! Ven a jugar con nosotros.

Solté una pequeña risa, pero le hice caso. Dejé el libro que estaba leyendo a un lado de la tumbona y caminé en su dirección, pero antes de que pudiese siquiera acercarme a tocar el agua, sentí los brazos de mi esposo rodearme con tanta fuerza que solté un grito por la sorpresa. Me ingresaron en el agua de sopetón, mojando mi vestido y llenando mi corazón de amor al escuchar sus carcajadas

Nuestras carcajadas resonaron en todo el lugar, mientras a lo lejos podía ver a mis padres, mis suegros, nuestras abuelas y mi nonno, reírse por la imagen. Todos estaban comenzando a tener una vida diferente, la mayoría se había mudado a otros lugares y aunque al principio yo no había estado totalmente de acuerdo de que se alejaran, sabía que cada uno de nosotros quería tener la privacidad para estar con sus parejas y familia, tener su lugar propio.

Lo había hablado cientos de veces con mi esposo, pero habíamos llegado a la conclusión de que nos lo tomaríamos con calma, no había prisa por mudarnos y más cuando estábamos tan cerca de su cirugía. Estaba nerviosa pues faltaban sólo tres días para ello, además de que el mismo día iniciaría mi tratamiento hormonal, no sabíamos cuánto tiempo tardaría en hacer efecto y como me lo habían hecho saber por medio del papel, así como podían ser un par de semanas, podían ser incluso un par de años, cada cuerpo funcionaba diferente y mi cuerpo estaba realmente extraño, por lo que no había nada que me hiciese saber qué ocurriría.

Solté una fuerte carcajada cuando mi esposo nos tomó a ambos y nos empujó dentro del agua, mi hijo comenzó a reírse mientras mis mascotas se acercaban rápidamente a él para ayudarlo a flotar, nuestras mascotas siempre lo protegían a él y eso era completamente perfecto. Mi esposo soltó una risa, cuando se puso de pie yo me lancé a su espalda, logrando que cayera nuevamente en el agua. Me deslicé hacia abajo por su piel resbaladiza, pero no pude evitar soltar una carcajada mientras Hades se montaba en su espalda y lo empujaba contra el agua.

—¡Hey, hola rey del Inframundo, ¿podrías quitarte de encima de mí?!

Hades soltó un ladrido, que todos interpretamos como que no se movería de ahí, era un momento perfecto y familiar, tan perfecto que me hacía sentir nueva porque sabía que en ese momento nuestra felicidad se nos estaba presentando.

Todos estábamos completamente felices, era hermoso saber que de un momento a otro, nuestra vida había cambiado por completo. Después de estar huyendo durante dos años, de estar completamente separados y de que el llanto fuese algo de cada día, saber que nuestras almas estaban nuevamente en paz, era suficiente para volver creer que existía una esperanza del futuro.

—Te amo—murmuró Conall.

Solté una pequeña risa, cuando mi hijo se subió en su espalda y mi esposo lo jaló hasta colocarlo sobre sus hombros. Comenzó a correr en el agua, metiéndose de vez en cuando para mojar a nuestro hijo.

—¡Mami!¡Papi te ama!

—Y yo lo amo a él—murmuré con una pequeña sonrisa.

Con Conall realmente no tenía miedo de reescribir en las estrellas, quería seguir la voz del amor, lo que dictaba mi corazón y eso haría durante el resto de mi vida, porque estaba segura de que el universo se apiadaría de nosotros, pues ya no sabía hecho sufrir demasiado como para volverlo a hacer.

Mi esposo cargó entre sus brazos a mi hijo, mientras corría directo al mar. Solté una pequeña risa cuando mi hijo comenzó a removerse porque sabía que su padre lo sumergiría en el agua, ambos amaban ese juego y a mí me encantaba ver su alegría desbordándose, porque me recordaba que de una forma u otra, el amor brillaba en nuestras almas. Me sentía completamente dichosa al saber que mi familia estaba completa y que pronto sería más grande, a pesar de que no me estaba haciendo muchas ilusiones de que funcionara, no podía evitar sentir que estábamos cerca de completar los que amábamos.

Después de un par de horas en la playa, decidimos que era momento de salir del agua, aunque no estaba completamente segura porque mi esposo estaba insistiendo en que saliéramos, me había dicho por la mañana que tenía una sorpresa para mí, y yo amaba completamente sus sorpresas porque siempre eran perfectas y siempre me hacían sentir más amada de lo que él me hacía sentir, sus cenas siempre eran perfectas y normalmente esas eran sus sorpresas y yo las amaba.

—¿Papi y mami, saldrán? —preguntó mi hijo.

No vestíamos ropa muy formal, yo llevaba un simple vestido de seda en tono rosado y mi esposo un pantalón de vestir y una camisa tres cuartos completamente negra, se veía perfecto pues su pecho brillaba con los dos botones abiertos. Me encantaban la imagen de verlo tan casual, pero a la vez tan formal sólo en lograba hacer que la ropa tomará un sentido diferente.

—Ayer dijiste que querías tener una tarde de películas con tus abuelos—murmuró Conall—. ¿Por qué no va ni compran gelato, palomitas y tienen una tarde noche de películas?

—¡Si! —chilló Niall.

Solté una pequeña carcajada cuando nuestro hijo nos ignoró completamente y salió corriendo, para seguir a sus abuelitos, me gustaba ver la alegría en su rostro y realmente mataría si era necesario para tenerla siempre, mi hijo era lo más hermoso y a la persona que más quería ser feliz, Claro que además de mi esposo.

—Diviértanse, lo acostaremos temprano y te aseguro que mañana por la mañana haremos que asista a todas sus clases...

—¿Mañana por la mañana?

—Dudo que quieras regresar antes— contestó mi madre con un guiño—. Váyanse antes de que se les haga tarde, estoy completamente segura de qué han estado esperando esto durante mucho tiempo, así que tienen toda una noche libre para ustedes.

Me despedí de mis padres y mis suegros, todos tenían una mirada llena de complicidad hacia mi esposo y no estaba muy segura de cuál era el plan para esa tarde, pero de una u otra manera sabía que estaba completamente segura en los brazos de mi esposo.

Me sentí extraña cuando tomó uno de los autos, no había seguridad siguiéndonos por lo que estaba segura de que no iríamos a un lugar público, incluso dentro de Sicilia yo era la que había insistido en que todos tuvieran seguridad si se iban a presentar en público, realmente no quería que nada ni nadie atentara contra mi familia y sabía que incluso en mi territorio podía haber bastardos que seguían siendo valientes.

No hice demasiadas preguntas porque estaba segura de que él no me contestaría ninguna, mi esposo siempre sabía cómo hacerme guardar silencio y él sabía que cuando tenía curiosidad, la única manera de hacerlo era poniéndome a cantar.

Estaba realmente feliz porque mi esposo me entendía completamente, él y yo nos complementábamos perfectamente, siempre había sido así y era aún más fuerte en ese momento. Cuando comenzamos a alejarnos más y más de la mansión, no tenía ni la menor idea de a dónde nos dirigíamos, porque no era una de las vías principales, más bien era una de las secundarias que llevaba a los lugares históricos de la costa.

Minutos después tomó un camino secundario, era perfectamente arreglado y había cientos de focos que iluminaban el camino, haciéndolo notar más perfecto de lo que era y con la costa tan cerca daba un aire completamente mágico. Sin embargo ese camino sí lo conocía, y se trataba del gran castillo que se situaba en la costa, había pertenecido a la familia real de Sicilia pero había sido deshabitado años atrás.

—¿Por qué nos estamos dirigiendo al castillo? —pregunté.

—Es una sorpresa y sabes que tu amas las sorpresas.

Solté una pequeña risa y asentí, mi esposo siguió manejando hasta que llegamos al patio principal. Era un lugar tan hermoso que no había comparación, la vista estaba completamente hacia el mar y la entrada principal estaba a un costado, todos los ventanales que lograban verse desde abajo tenían una preciosa vista hacia el horizonte, lo había visto de lejos cientos de veces, pero jamás me había imaginado que podríamos estar tan cerca, incluso cuando mi abuelo era el dueño de todas esas tierras.

—Es precioso—murmuré.

—Lo es, ¿cierto? ¿Por qué no damos una vuelta?

Solté una pequeña risa cuando mi esposo comenzó a guiarme al interior, me mostraba y me decía todo sobre la historia de este castillo, sin embargo parecía que sí era habitado, pues todos los muebles estaban impecables, aunque no había demasiados cuadros, estaba segura de que todos ellos habían sido restaurados pues lucían impecables y realmente preciosos.

Las largas cortinas que colgaban desde los techos hasta el suelo se encontraban limpias a pesar de que se decía que era deshabitado. La sala principal que se encontraba en el recibidor estaba perfectamente hecha de la más fina tela de sofá, el piso era completamente de mármol al igual que las paredes, todos los muebles estaban hechos de la más fina madera, podría verse como si hubiese sido remodelado.

Mi esposo me dio un ligero recorrido por todo el primer piso, la cocina era enorme y estaba equipada con máquinas de última generación, los refrigeradores estaban empotrados en la pared haciéndolos lucir como un mueble más, la estufa era de las más recientes y había una habitación aledaña con cientos de alimentos.

También me llevó al comedor principal, hermoso con una mesa hecha de mármol de la mejor calidad y con sillas de trono, con tela hueso y oro blanco, tan costosas que estaba segura habían dejado en bancarrota a la persona que los había comprado.

Me explicó que había 2 salas de conferencias, una que albergaba espacio hasta para 400 personas, pues el castillo era enorme. Era más bien conocido como un salón de baile, pues había toda una pista para que las personas disfrutaran en caso de una fiesta. La segunda sala se encontraba equipada con tecnología de última generación, había pantallas holográficas, una mesa inteligente y sillas de la más costosa piel.

Me llevo otra sala de la planta de abajo y me sorprendí realmente al encontrar una hermosa biblioteca llena de libros, había libros de todos los idiomas y los sofá se veían realmente cómodos, había incluso una chimenea eléctrica cerca de los sofá, seguramente se debía a que daba el calor a la habitación en caso de frio.

—Es perfecto—murmuré—. Dios...

—Esta es la biblioteca pequeña—murmuró.

Arqueé las cejas ante su afirmación, no era algo que estuviese esperando porque de por sí esa biblioteca era enorme, no podía imaginarme cómo era la que él llamaba grande, tomó mi mano y nos guio a la segunda planta e inmediatamente el aroma a comida recién hecha llegó a mi nariz, fruncí el ceño pues ya habíamos estado en la cocina. Pero el observar pude ver que al final de los pasillos, se encontraba una enorme mesa en un balcón.

Mi esposo me dio un recorrido por la biblioteca y algunas de las habitaciones que se encontraban en la primera sección, prometiéndome que después de cenar recorreríamos la segunda sección, era un castillo realmente enorme, pero a pesar de que por fuera se veía conservador, por dentro todo era completamente renovado, las paredes eran de mármol al igual que los pisos, eran perfectas y destilaban elegancia por todos lados, las puertas estaban hechas de roble y con pequeños detalles en oro blanco. Había todo un pasillo con arte que llevaban hacia la segunda sección de la segunda planta.

—Espero te guste la cena, tu madre la preparó para nosotros y la envío con uno de los guardias—murmuró mi esposo riendo.

—Eres un tramposo—murmuré riendo—. Pero tengo demasiada curiosidad de ¿cómo lograste que te prestara en este castillo?, estuve viendo la página en línea hace meses, y no había reservaciones durante más de un año... y aunque mi nonno sea el dueño de la isla, no estoy segura de que pueda conseguir este castillo.

—Bueno, sólo fue necesario decírselo al dueño y no rechisto ni un solo segundo cuando le dije que traería a la reina de la mafia—lo miré perpleja.

—¿Diste a conocer nuestra identidad?

—Por supuesto, así pueden tenerte miedo y no nos hará nada.

Lo mire completamente incrédula, él era el que había dicho que lo mejor era mantener un perfil bajo. Respire frustrada al escuchar a mi esposo, a veces realmente no estaba segura de que pensase con claridad, aunque lo amaba, muchas veces sus sorpresas se salían de control.

Decidí no hacerle mucho caso, me dediqué a disfrutar la deliciosa comida de mi madre, mientras cambiábamos de tema una y otra vez sobre otras situaciones, tratando de evitar los temas de la mafia, era un momento perfecto y no quería arruinarlo regañándolo por haber revelado nuestras identidades, estaba segura de que tendría que hablar con el dueño y desmentir a mi esposo, incluso ofrecerle un puesto dentro para que no abriese la boca.

—No sabía que estaban remodelando el castillo—murmuré—. En las fotografías que hay en línea parecía un castillo más modesto... pero me agrada, tiene un aire muy elegante.

—El dueño quiso cambiar todo, quizás planea mudarse con el amor de su vida a vivir aquí.

—¿Sí sabes que el dueño es un anciano, verdad? Aunque sería una mágica historia si encontró a su pareja tan tarde y vendrá a vivir el resto de sus días aquí, es un hermoso castillo aunque estoy segura se gastó toda la fortuna que recolectó durante su vida remodelando.

—Bueno, yo no estaría seguro de esa afirmación, después de todo, es el jefe y gana lo que gastó aquí cada hora—murmuró con un guiñó—. Además no gastó nada en constructoras, tiene en su nómina cientos de arquitectos, que no dudaron en hacerle el favor al jefe, para construir la casa de sus sueños para él, su esposa y sus hijos.

—No tenía idea de que el dueño tenía hijos, mi nonno me dijo que después de que él muriera el castillo pasaría a ser parte de la historia nacional, es el último descendiente—murmuré.

—Quizás ha llegado el momento, de que otra familia tenga descendencia—murmuró con un guiño—. Por cierto estaba pensando que la habitación que está al lado de la biblioteca, podría ser una excelente oficina para Niall, aunque tendremos que preguntarle si no la quiere en su habitación, quizás cuando sea hermano mayor va a querer tener su propio espacio. En nuestra habitación también tienes la oportunidad de colocar una pequeña biblioteca, pero eso lo puedes decidir tú, le pediré al arquitecto que vuelva a venir.

—No suena una mala idea, pero...—me detuve abruptamente al procesar sus palabras—. ¿Su habitación? ¿Nuestra habitación? ¿Arquitecto?

—Pensé que mi reina debía tener su propio castillo—murmuró.

—¿Compraste este castillo?

—Sólo fue necesario eliminar un par de fichas de ajedrez, y salió una ganga—murmuró con desinterés.

—No mataste al pobre hombre ¿o sí? —pregunté con un poco de pánico al ver su mirada feroz.

—Si—murmuró con simpleza.

—¡Conall!

Mi esposo soltó una carcajada, mientras se ponía de pie y se acercaba a mí con una gran sonrisa en sus labios.

—Por supuesto que no lo maté, mi amor—murmuró riendo—. Le ofrecí un intercambio y lo aceptó, ¿Recuerdas la isla Keyniall?, bueno, pues se la di a cambio de todo este castillo, Claro que le di una buena suma de dinero y le dije que él podía hacer lo que quisiera con esa isla.

—Dios—murmuré—. ¿Por qué hiciste algo así?

—Porque no hay precio que pueda pagar la sonrisa que ahora estoy viendo en tu cara—murmuró con una dulce sonrisa en mi dirección—. No hay forma de que algo pueda compararse con la luz que irradias cada que sonríes de esa manera, eres perfecta, y me siento afortunado de causar esa sonrisa en ti. Además como ya lo dije, creo que mi reina merecía su castillo.

Solté una respiración entrecortada, no podía creer todo lo que sea hombre hacía por mí, me amaba tanto como yo lo amaba a él y era suficiente para saber que toda nuestra vida estaba construyéndose. Tomé su mano con delicadeza, sintiendo que la vida tenía un mejor sentido en ese instante.

—No puedo creer lo que haces por mí... Dios... debió costarte una fortuna.

—Tranquila—murmuró con una sonrisa—. Nada tiene precio en comparación de tu sonrisa, así que no importa cuánto gasté remodelando este lugar, lo vale. Lo decoré de la mejor forma posible, sabía que te gustan las paredes de mármol y el suelo también, aunque los muebles sé que los prefieres un poco más rústicos, no podía darle a mi reina nada menos que oro blanco y madera de roble.

—No es lo material, es lo que haces por mí—murmuré sintiendo que las lágrimas se acumulaban en mis ojos—. Creí que jamás volvería a tenerte entre mis brazos y ahora estamos planeando un futuro juntos, tenemos nuestra casa, a nuestro hijo y estamos a 3 días de iniciar con los tratamientos para poder tener bebés.

Él se acercó a mí y antes de que pudiera detenerlo me estrechó con fuerza entre sus brazos, dándome toda esa seguridad que necesitaba en ese instante, lo amaba con todo mi corazón y el saber que de cierta manera todo se estaba volviendo a nuestro favor, era suficiente para sonreír, no importaba realmente si vivíamos debajo de un puente, no eran los lujos lo que me daba una sorpresa, era el detalle de que él tenía guardado en su memoria todo de lo que yo hablaba, incluso si eran las cosas más banales de la Tierra.

De un solo movimiento me cargó entre sus brazos, estrechándome con fuerza contra él dándome toda el amor que me decía, amaba con toda mi alma y era suficiente saber que él estaba a mi lado para sentir que la vida estaba a mi favor, no importaba todo el dolor que habíamos vivido a lo largo de nuestras vidas, no importaba si habíamos tenido incertidumbre durante los últimos años o si habíamos estado alejados durante meses, todo se reducía a que nos amábamos.

Enterré mi rostro en el hueco de su cuello, aspirando su aroma y sintiendo la seguridad que sólo él podía brindarme, una de sus manos se aferró mis muslos y yo rodeé sus caderas con mis piernas, sosteniéndome con fuerza contra él, mientras su mano libre, acariciaba con total delicadeza mi cabello y me daba pequeñas caricias por debajo de mi cuello, dándome todo el amor necesario para sonreír.

—No sé lo que hice para merecerte—murmuró sobre mi oído—. Pero te prometo que jamás volveremos a estar separados, tú y yo somos uno solo y aunque la vida me cueste, siempre voy a mantenerte a salvo y voy a hacerte feliz.

—Lo único que necesito para ser feliz, es tenerte a mi lado—murmuré.

—Y yo a ti, mi amor—murmuró.

Me alejé de su cuello y antes de que pudiera prever mis movimientos, me apoderé de sus labios en un húmedo beso pasional, no tardó demasiado en responderme con la misma intensidad con la que yo lo besaba. Sus manos pronto comenzaron a moverse por todo mi cuerpo, dándome caricias de ternura pero también de pasión, eso era algo que amaba de nosotros, podíamos tener un momento sentimental y al siguiente estar completamente desnudos, jadeando y deseando más de nosotros.

Quizás un beso para cualquier otra persona era demasiado inocente para comenzar con el baile de nuestros cuerpos, pero para nosotros era la mecha que encendía el fuego todo el tiempo, era como una llamar diente a nuestro interior, que con el simple contacto de nuestros labios se encendía. Era el amor que sentíamos el uno por el otro, lo que lograba hacer que nuestros cuerpos se correspondieran en cada instante.

Esa era la conexión que nos unía siempre, que él y yo estábamos hechos el uno para el otro y que sin importar absolutamente nada, el amor era suficiente para hacer que nuestros momentos fuesen perfectos, no importaba si nos dábamos amor o placer, para nosotros era lo mismo porque nuestras almas bailaban al compás.

—Quiero llevarte a nuestra habitación.

Jadeé cuando sus besos se detuvieron sobre mi cuello, asentí pero no me bajé de su cuerpo, él soltó una pequeña risa mientras comenzaba a caminar por los pasillos del castillo, no decíamos ni una sola palabra, solo de vez en cuando nos deteníamos para besarnos pues el deseo que sentíamos por los labios del otro era completamente incontrolable.

Cuando menos lo pensé, mi esposo empujó la última puerta del pasillo. Solté un jadeo sin poder evitarlo al ver la enorme habitación frente a mis ojos, ocupaba un gran espacio, tenía dos paredes de cristal, quedaban perfectamente una preciosa vista a todo el mar y dos paredes de concreto, en donde había dos puertas que seguramente se trataban del closet y del tocador era una habitación hermosa, con tres enormes candelabros de araña con gemas brillantes que iluminaban todo a su alrededor al centro de la habitación, justo frente al enorme ventanal, se encontraba una preciosa cama que estaba segura no coincidía con ninguna de las medidas regulares, era enorme y tenía un dosel de cortinas de seda rojas.

Era perfecta.

Pero no tenía cabeza para analizar toda la habitación, cuando quería que mi esposo me tomara como siempre lo hacía después de los momentos de sensibilidad entre nosotros. El movimiento de mis caderas le hizo soltar una pequeña risa, Pero a pesar de que creí que me detendría para darme un recorrido en nuestra habitación, tomó mis caderas las empujó contra él sacándome un gemido realmente alto.

—J...Joder—gruñí.

—Eso es, mi amor—gruñó—. Me encanta lo malditamente consciente que eres del placer que yo puedo darte.

Su voz era más gruesa de lo normal, señal del excitación que estaba sintiendo, ni siquiera me percaté del momento en el que ambos terminamos completamente desnudos, su polla estaba completamente dura y el calor que desprendía chocaba de lleno con mi excitación.

—Conall.

—Déjame tomarte ahora, amor... quiero marcarte esta noche para que me sientas dentro de ti durante las tres semanas que no podré tocarte—gruñó.

—Joder, ¡Sí! Tómame—gruñí.

Su sonrisa se ensanchó y antes de que pudiese decirle cualquier otra cosa se encajó en mi interior con una fuerza descomunal logrando que mis labios se abrieran de sorpresa y un grito lleno de placer saliera de mi boca, no había sido necesario El juego previo, aunque nosotros siempre jugábamos antes, en ese momento era tanto el calor y el deseo que sentíamos por el otro que nuestros cuerpos estaban deseosos de disfrutarse uno al otro.

Y así bailamos durante toda la noche, entre gemidos de placer y gritos de completa excitación, en cada lugar de nuestro nuevo hogar, la biblioteca, la cocina y la sala de cine. La piscina y el jacuzzi también fueron testigos de nuestro amor y fue en ese momento en el que entendí lo que mi madre me había dicho, ni siquiera toda la noche y todo el día había sido suficiente para dejar de entregarnos.

Nos amábamos y eso era suficiente para todo, lo amaba el con todas mis fuerzas y él me amaba con la misma intensidad. Ambos éramos conscientes de que todo lo que demostramos en la cama, era el sinónimo de el amor que nuestras almas no podían expresar. 

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¡Y qué tal si le dieran su castillo!

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