Capítulo 41.
Nuestra esperanza.
"No hay nada como un sueño para crear el futuro." ~Victor Hugo
A veces cuando el pánico nos hace completamente vulnerables no tenemos la capacidad de escalar hasta el lugar donde tenemos que llegar, a cuando el pánico nos hace entrar en un estado en el que lo único que podemos hacer es reaccionar a los impulsos de nuestro ser, no podemos continuar con nuestras vidas como desearíamos hacerlo.
El pánico puede ser realmente horrible en la vida, porque nos bloqueamos completamente y es imposible que podamos pensar con claridad en las situaciones de riesgo, el pánico nos hace que perdamos cualquier capacidad de decisión pronta, es decir no importa qué tan fácil sea tomar un camino, el pánico nos hace bloquearnos y no podemos seguir hasta que éste se va de nuestro ser.
En la vida debemos ser capaces de tomar decisiones a cada instante que transcurre, porque no tenemos ni la menor idea de cuándo estas decisiones cambiarán y modificarán todo lo que tenemos planteado en nuestras vidas, no importa si tenemos algo que nosotros creemos es una verdad absoluta, si no lo tenemos completamente trazado, puede llegar la vida y destruir absolutamente todo a su alrededor, hacer que de un momento a otro lo que nosotros creíamos era una verdad, se convierta en una simple coincidencia.
A veces la vida nos muestra que debemos volver a nuestro pasado, dar un paso atrás para darnos cuenta de lo que teníamos anteriormente y valorar más lo que tenemos en el presente, porque quizás éramos antes otro tipo de personas, quizás luchábamos por cosas diferentes pero a final de cuentas la persona en la que nos convertimos cuando algo transcurre, se debe a las decisiones que tomamos en el pasado y todo ello repercute en nuestra vida de una u otra forma.
Cambiar nuestra forma de ser no es algo completamente absurdo, de una u otra manera todos cambiamos con el pasar del tiempo, porque tenemos diferentes aficiones y diferentes metas que queremos lograr a lo largo de nuestros años, si tuviésemos una sola meta en la vida nunca cambiaríamos de ser. Pero a veces la vida misma nos obliga a cambiar, nos obliga a ser más fuerte, a no dejar que el pánico nos haga sentir completamente perdidos, cuando los fantasmas del pasado nos alcanzan es importante que nosotros mismos reconozcamos que esos fantasmas nosotros los creamos, pero sin embargo somos capaces de destruirlos y de seguir adelante a pesar del dolor que ellos provocan.
Muchas veces creemos que nuestra vida es infinita, que tendremos la oportunidad una y otra vez de tomar las decisiones y así llegará a final de cuentas al sitio en el que teníamos que estar desde un principio, y no dudo que a veces haya situaciones en las que eso sea una realidad, sin embargo la mayoría de las veces eso sólo es una falacia. La vida no es algo eterno, somos seres humanos mortales que tarde o temprano dejarán de existir en la Tierra y no dejarán absolutamente nada más que su memoria.
Hay veces en las que realmente tenemos que dejar ir, soltar lo que haya en nuestro camino y darnos cuenta de que no importa el sitio en el que nos encontremos, siempre habrá un final y tenemos que alcanzar ese final. Quizás tomamos decisiones erróneas, decisiones que no van a cambiar y que como seres humanos mortales quizás desperdiciamos la única oportunidad que teníamos para ser felices, sin embargo también somos conscientes de que como seres humanos mortales, tenemos la oportunidad de tomar nuestras riendas y continuar con la vida.
A veces tenemos que tomar decisiones que realmente van a afectarnos y afectarán a las demás personas que nos rodean. A las personas que amamos y a las que queremos proteger, sin embargo esas decisiones las tenemos que tomar de una u otra manera, para evitar que las situaciones se hagan más grandes.
La seguridad que demostramos ante el enemigo debe de ser la misma que demostramos frente al amigo, eso era algo que mi madre siempre me había dicho a pesar de que sabíamos que podía ser algo que nos hiciese sentir vulnerables frente al enemigo, porque no era lo mismo estar frente a alguien que sabías que no te iba a dañar, que estar frente a alguien que sabías que sólo esperaba la oportunidad para encajar una daga en tu corazón.
Sin embargo si quieres que la otra persona te respete, que aprenda lo valioso que eres y que te deje tomar las riendas de tu propia vida, debes demostrar la confianza que muestras frente a un amigo, es algo completamente extraño pero las decisiones que tomas pueden repercutir en tu confianza, sabes que frente a un amigo siempre tomarás las decisiones correctas, por eso debes tener esa misma confianza cuando hables con un enemigo, de esa manera tú te darás cuenta qué tienes la decisión correcta en tus manos sólo es cuestión de que lo externes.
A veces algunas decisiones deben de ser tomadas de manera radical, me había dado cuenta de ello en el momento en el que había ascendido como coronel en las fuerzas especiales de la IISMFCMO, sabía que las decisiones que tomará en mi vida repercutirían también en mi vida militar, lo había entendido a las malas, pero a su vez me había dado cuenta de la fortaleza que había en mi interior para poder tomar esas decisiones sin tartamudear.
Una vez que me había convertido en la reina de la mafia sabía que cada una de las decisiones que yo tomara no sólo repercutirían en mis hombres, sino también en toda mi familia porque ellos eran parte de eso, aunque me negaba a ello y no quería seguirlos arriesgando, sabía que una de las cosas más importantes era que tenía que tomar las decisiones con la cabeza fría, que debía parar frente a todo lo que hubiese a mi alrededor y a la vez, tratar de siempre tomar las decisiones para favorecer a las personas a mi alrededor, sin importar si ello me afectaba sólo a mí.
Desde el momento en el que habíamos ocultado nuestras identidades, en las que nos habíamos hecho pasar por muertos y que habíamos muerto no solo para los militares, sino también para los civiles. Sabíamos que de una u otra manera, cuando terminásemos con la amenaza mayor era momento de regresar a nuestras vidas, pero todos sabíamos que primero debíamos poner las cosas en Claro y eso era lo que habíamos hablado entre todos.
A pesar de que queríamos regresar a lo que nosotros habíamos considerado nuestro hogar durante la mayor parte de nuestras vidas, era necesario que nos mantuviéramos en Sicilia pues ahí estaríamos seguros de cualquier repercusión que hubiesen dejado ese par, porque era Claro que incluso después de su muerte seguíamos teniendo enemigos que habían sido sus seguidores, necesitábamos terminar con ellos para volver a nuestras vidas, por eso deberíamos tomar las decisiones fríamente, ver lo mejor para nosotros y de esa manera darnos cuenta si era prudente regresar, o si en su lugar era necesario quedarnos en ese lugar.
También teníamos que tomar la decisión sobre reconstruir al ejército que habíamos perdido, era Claro que yo no podía volver al ejército, a pesar de que esa había sido mi vida, en el momento en el que había asumido el cargo de reina de la mafia, ya no podía volver a la milicia y yo lo aceptaba, a pesar de que toda mi vida había deseado estar ahí.
Sin embargo aunque no muchos lo sabían y sólo se lo había comentado a mi esposo, de alguna manera ser la reina de la mafia se sentía más liberador, se sentía como si fuese más parte de mí que de lo que había sido alguna vez la milicia, me sentía como mi verdadero yo y eso era realmente extraño, sin embargo de alguna manera, me había dado cuenta de que siendo la reina me sentía más libre y segura de mí misma, a pesar de que los fantasmas me atormentaban de vez en cuando.
Pero esos fantasmas nunca se quedaban más tiempo del necesario, quizás se debía a que el mismísimo diablo estaba a mi lado y él se encargaba de ahuyentar a todos esos malditos fantasmas que trataban de dañarme. Mi esposo, incluso cuando yo me dejaba caer, siempre estaba debajo de mí para sostenerme y ayudarme a caminar. El amor que me tenía era completamente único y yo lo sabía perfectamente.
Me miré frente al espejo una última vez, el viaje a Italia había sido realmente agotador, pero estaba completamente segura de que valdría la pena, no habíamos tenido tiempo de planificar algo más grande, a pesar de que creía que la carta que me había prometido el líder de la interpol en nuestro encuentro en Grecia llegaría meses después, me había dado cuenta de que estaba demasiado equivocada, pues con pocas semanas que habían pasado desde que habíamos matado esos bastardos, habíamos recibido una carta en donde el hombre explicaba y nos invitaba a una cena formal en el centro de la Gran Ciudad de Verona.
Todos nos habíamos sorprendido al descubrir que la supuesta reunión serían la misma noche en que nos había llegado la invitación, aunque al principio había creído que se trataba de una trampa, el hombre me había enviado un correo asegurándome que todo era meramente negocios y que para nuestra seguridad, había decidido que fuese en una de las celebraciones más importantes de la ciudad de Verona, pero qué podíamos recorrer al día si nos requeríamos. Después de hablarlo con todo el consejo, con mi esposo y mis hombres, llegamos a la conclusión de que era mejor terminar de una vez por todas con ese trato que habíamos hecho.
Llevaba un hermoso vestido de espalda descubierta, escote largo que culminaba en unas largas mangas acampanadas, era brillante y de un tono rojo tan perfecto que realmente estaba segura no había comparación, mi maquillaje era neutral pero lo que más resaltaba eran los preciosos labios rojos que detonaban poder y a la vez sensualidad.
Sonreí al mirarme frente al espejo y detallar los anillos que decoraban mis dedos, mi mano izquierda tenía los anillos de promesa, compromiso y matrimonio de mi esposo, en mi mano derecha llevaba el particular anillo que había pertenecido a la familia Rossi desde cientos de años atrás. Lo que me reconocía completamente como la reina de la mafia. Mi cabello lo llevaba completamente suelto, a excepción de una hermosa diadema de oro blanco con flores de diamantes, y pequeños rubies que apenas eran detectados, sin embargo eran perfectos en todos los sentidos, simulaba ser una tiara, por lo que era perfecta para la ocasión.
—Te ves perfecta, muñeca—murmuró mi esposo.
Sonreí al verlo entrar con un traje de tres piezas perfectamente amoldado a su enorme cuerpo, era completamente negro incluida la camisa, sin embargo, podría detectar el pañuelo rojo a conjunto con mi vestido. Lucia perfecto con los gemelos de oro blanco y diamantes, su barba perfectamente afeitada y delineada le daban un aire dominante, su cabello peinado a la perfección hacia atrás, sólo lo hacía lucir más guapo y estaba segura de que mis bragas se encontraban completamente mojadas ante la vista de mi hombre.
—Si sigues mirándome de esa manera, nos vamos a salir de aquí—murmuró con un guiño —. Realmente luces perfecta.
Sonreí ante el halago de mi esposo, me gustaba cuando me decía cosas así porque me hacía sentir realmente amada sin importar absolutamente nada a nuestro alrededor, él era lo único que necesitaba para sentirme bella y aunque yo misma me veía hermosa frente al espejo, que él lo dijera era más hermoso.
—Eso debería decir yo, señor Nikolaev—murmuré.
—Joder, toda mi vida me dijeron Harrison, pero que ahora tú me llames Nikolaev, realmente me la pone dura—murmuró.
Solté una carcajada sin poder evitarlo, sus manos atraparon mi cadera y antes de que pudiera despegarme, chocó nuestras bocas para comenzar con un ardiente beso que estaba segura estaba arruinando mi maquillaje, sin embargo no me importó en lo más mínimo, pues el simple hecho de tenerlo tan cerca era suficiente para mandar al carajo todo mi autocontrol.
—Conall—gemí.
—Amor, no gimas de esa manera, que voy a arrancarte este vestido y a follarte hasta que pierdas la conciencia.
—¡Hey, tortolos! —el gritó en la puerta intervino nuestro ardiente beso.
Gruñí en voz baja al escuchar a Archie, lo odiaba en ese instante por interrumpir un ardiente momento que seguramente mi esposo y yo podíamos haberlo convertido en un delicioso polvo nocturno.
—En definitiva voy a asesinarlo—gruñó sobre mis labios.
Solté una pequeña carcajada al escuchar a mi esposo, pero acompañé completamente su pensamiento. Nos separamos a regañadientes y me aseguré de acomodar mi maquillaje, antes de que mi esposo tomaste mi mano y nos guiara a ambos fuera de la habitación.
Archie, Nick, Hunt, Álex, mi nonno, mi padre y Lev nos esperaban en la puerta. Lev y Archie vestían completamente de negro ni podía ver audífonos inalámbricos colgando de su oído, no eran discretos porque querían que supieran que teníamos seguridad, Por el contrario, mi padre, mi nonno, Nick, Álex y Hunt vestían trajes formales, pero con corbatas de diferentes colores.
—Creí que tendría que entrar por ustedes, realmente parecen críos que no pueden controlar sus pasiones—se burló Archie.
—Eso es demasiada información—gruñó mi padre—. No quiero saber las intimidades de mi hija.
Todos soltamos una carcajada ante la declaración de mi padre, pero también coincidimos con su punto, yo tampoco quería que mi intimidad se divulgará con todos mis hombres. Mi esposo tomó mi mano e inmediatamente todos hicieron una formación detrás de nosotros, de forma que nos protegieran en caso de una emboscada.
—Tengo hombres que nos están vigilando de todas partes—murmuró Archie.
—Perfecto—murmuré.
Bajamos por el elevador hasta la recepción, en donde una mujer ya nos esperaba con una charola de copas con champán y una sonrisa deslumbrante. Nos dio un cordial saludo antes de guiarnos a lo que suponíamos era el salón de baile, ese hombre había sido precavido al hacerlo en una reunión social, quería que hubiese testigos en caso de que las cosas se descontrolaran.
Inmediatamente la música clásica me golpeó, podía ver un gran escenario al frente de todo, mientras las mesas estaban acomodadas perfectamente de manera que los meseros pudiesen moverse en cualquier momento, todos vestían de etiqueta y era Claro pues era uno de los festivales de ópera más grandes de todo el año en la ciudad de Verona, por supuesto que era un festival privado, pero eso no quita el hecho de que era una reunión social.
Reprimí una risa cuando todos centraron su atención en nosotros, por supuesto que era extraño ver a una mujer de mi complexión, rodeada por tantos hombres gigantes. Mi esposo estaba a mi izquierda, mi hermano y mi padre iban detrás de nosotros, seguidos por Nick y mi nonno. Mientras Archie y Lev estaban en una formación un poco más separada, Permitiéndoles que si habían un altercado tuviesen la rapidez para protegernos.
Todos nos miraban con cautela y a la vez con admiración, mi esposo soltó nuestras manos y en su lugar rodeó mi cintura de forma protectora, solté una risa discreta cuando observé un par de hombres mirándome.
—Les arrancaré la cabeza si no quitan la mirada de mi esposa—gruñó.
—Déjalos que me miren, amor, sólo tú puedes tocarme.
—Joder—gruñó—. Y en cuanto salgamos de aquí, y tomaremos un puto jet a casa, te follaré hasta que pierdas el conocimiento.
—Joder, yo no queria escuchar eso—gruñó Hunt detrás de nosotros—. Pero qué bueno qué lo sé, así puedo llevarme a mi sobrino lejos de ustedes dos, par de pervertidos.
—¿Qué han dicho? —preguntó mi padre.
—Mejor no lo sepas—murmuró mi hermano de manera risueña—. Creo que dejarías de ver a tu niña como una niña...
—Eso fue demasiada información—gruñó mi padre.
Reprimí una carcajada, realmente mi padre me seguía viendo como una niña en pañales en lugar de toda una mujer y lo comprendía perfectamente, después de todo siempre había dicho que yo era su niñita. Pero en ese momento ya era una mujer casada y la reina de la mafia.
—Veo que se ha tomado en serio la invitación que le he hecho—murmuró el hombre castaño frente a mi—. Majestad, es un gusto que nos honre con su presencia esta noche, soy Eliel Callaghan, ministro de la Interpol—dijo con cierto sarcasmo.
—No me perdería por nada del mundo una fiesta de ópera, aunque esperaba que fuese una reunión sencilla, pero debí suponer que era una reunión social para que hubiese testigos, aunque no estoy muy segura por qué quiere testigos.
—Simples formalidades, además me invitaron a esta fiesta y solicité unos cuantos boletos extra. Espero su estadía este siendo agradable—murmuró—. Déjenme acompañarlos a nuestra mesa, me tomé la libertad de llamar a otros miembros del consejo militar, sí vamos a hacer esto por las buenas, creo que todos ellos deben estar presentes.
Sonreí.
—Por supuesto, no vamos a hacer nada que afecté a los demás, sí acepté venir a esta reunión es porque quiero llegar a un acuerdo con toda la red militar, ustedes quieren mantener a salvo a su gente y yo a la mía, así que estamos luchando por un mismo fin—murmuré con tranquilidad.
El hombre me dedicó una sonrisa, antes de darse media vuelta y comenzar a moverse con agilidad entre las mesas, caminé con seguridad siguiendo al hombre, teniendo detrás de mí a los hombres que estaba segura estaban dispuestos a dar su vida por mí, además de qué eran los hombres más peligrosos sobre la Tierra en ese momento.
El nombre nos guio hasta una segunda planta, un palco que se encontraba directamente conectado con el escenario y estaba segura de que daba una completa y perfecta vista al show que se llevaría a cabo ahí. Había varios rostros desconocidos ahí, todos vestían con trajes elegantes, pero con distintas insignias sobre sus sacos, que nadie reconocería a menos de formar parte del mundo militar.
Todos los hombres al verme se pusieron de pie, no estaba muy segura de que si se trataba de que había sido nombrada ministra dos años atrás o porque todos ellos estaban enterados de cuál era mi posición en ese instante, seguramente era la segunda y querían formar alianzas con nosotros. El hombre les hizo una pequeña seña, y todos realizaron una reverencia respetuosa hacia mí.
—Majestad—murmuraron.
—Demasiada formalidad para ser la reina de la mafia—murmuré con una ceja arqueada—. Digo, todo el mundo me trata así, pero viniendo de ustedes, realmente me sorprende, esperaba recibir más bien un saludo militar o algo por el estilo.
Mi esposo soltó una ligera risa a mi lado.
—La respetamos por quién fue y por quién es ahora, porque estamos seguros todos aquí, de que ninguno de nosotros sería capaz de hacer lo que usted ha hecho, es una mujer en toda la extensión de la palabra y una guerrera que merece todos los honores del mundo.
—Se los agradezco—murmuré con cierta desconfianza—. Pero no es necesario que inclinen sus cabezas frente a mí, soy reina para mis hombres, para ustedes solo soy su enemiga, o por lo menos eso es de lo que me enteré camino hacía acá, hay dos de ustedes que no querían reunirse conmigo porque me mencionaron como el enemigo.
—Lamentamos eso—murmuraron rápidamente dos hombres.
—Si acepté venir aquí no es porque quiero que todo se inclinen ante mí, es porque todos estamos luchando por algo, tenemos un objetivo en común, lo que significa que todos nosotros estamos buscando terminar con los hombres que acabaron con nuestra felicidad de alguna u otra manera—murmuré—. Y dado que ustedes trajeron a su propio consejo, yo traje el mío... Mi esposo, nuestros segundos al mando, nuestros consigliere y nuestros escoltas, así que espero no les moleste.
—Para nada, al contrario es un honor tenerlos a todos aquí.
—Por supuesto—murmuré.
Mi esposo recorrió la silla para que pudiese tomar asiento, de forma que yo quedase en medio de todos ellos y si alguno trataba de atacarme fuese detenido antes de llegar a mí, era una mesa enorme por lo que todos nos encontrábamos bien acomodados.
—Recibimos la invitación con muy poca antelación, por lo que si no es molestia desearíamos que termine lo más pronto posible, ya que dejamos en nuestras familias en casa—murmuró mi esposo.
—Por supuesto—murmuró Eliel—. Creo que primero todos tenemos que expresarle nuestro mayor respeto por ser la mujer que acabó con los dos bastardos que todos nosotros estuvimos persiguiendo durante años, aunque no teníamos ni la menor idea que uno de ellos se reunía con nosotros como si fuese un viejo amigo.
—Creo que se fue más bien un acto egoísta, no un acto altruista como todos lo creen, esos hombres me debían algo y simplemente cobre la deuda, sin embargo todos los demás que se dedican a otro tipo de comercio, a ellos sí estoy dispuesta a perseguirlos—murmuré con firmeza.
—La escuchamos—murmuró el hombre.
—Cómo saben mientras estuvo en funcionamiento a manos de mis padres la organización militar que todos ustedes conocen, todas esas ratas se escondieron, se esfumaron como el agua y cuando aparecían eran capturadas, pero tomando en cuenta que yo ahora pertenezco a la mafia, no me gustaría ser perseguida por los militares y tampoco mi gente—murmuré.
—Tenga por seguro que si llegamos a un acuerdo esta noche la gente que pertenezca a su reino no será perseguida—murmuró uno de los hombres.
—Incluso podemos llegar a ciertos acuerdos para no romper las reglas entre nosotros. Algo que dictamine que nosotros podemos solicitar su ayuda cuando sea necesario y ustedes pueden de la misma manera solicitar nuestra ayuda—murmuró otro hombre.
—Sin embargo, todos aquellos que ya causaron daño, no pueden quedar impunes...
—Estoy de acuerdo con ello, pero si vamos a crear una alianza, creo que es necesario que eliminemos a mi mafia de su lista de perseguidos, no se preocupen por todos aquellos bastardos que tuvieron algo que ver con Lombardi y Schiavone, ya fueron debidamente juzgados como traidores y los que aún siguen libres, los estoy cazando uno por uno para eliminarlos. Incluso si pertenecen a mi reino, si tuvieron algo que ver con ellos o si realizaron algún negocio, ya están bajo Tierra—murmuré con total tranquilidad.
—¿Entonces está matando a su propia gente?
—Si ellos tuvieron algo que ver con ese par de monstruos, no son mi gente—murmuré—. Sin embargo pertenecen a mi reino y preferiría ser yo quien acabe con sus miserables existencias, creo que un juicio sólo los condenaría a cárcel donde tarde o temprano encontrarían la forma de escapar, sin embargo la muerte que yo le doy... es al puro estilo siciliano.
—Perfecto, entonces los que pertenecen a su orden, a su reino son su responsabilidad —murmuró Eliel—. Me parece perfecto de esa manera no nos involucramos con sus decisiones, siempre y cuando esas decisiones no nos afecten a nosotros.
—Tengan por seguro que si quiero hacer una alianza no es para afectarlos de alguna forma, si quiero hacerlo es para tener paz y saber que no voy a estar siendo perseguida cada dos minutos y me parece perfecta la idea de que establezcamos reglas, no solo para mí sino también para las mafias a las que yo les estoy brindando protección—murmuré.
—Algo me dice que usted ya tiene algunas reglas para los que pertenecen a su reino, ¿Por qué no nos las comparte y las discutimos?
—Me parece perfecto—murmuré—. Aunque no creo que les agrade los métodos para eliminarlos, ellos saben que si cometen algún crimen no serán encarcelados, al contrario, si no huyen lo demasiado rápido como para escapar de mí, los torturaré hasta que me canse.
—il gatto soddisfatto—murmuró mi nonno—. Tengo entendido que varios de ustedes ya habían escuchado ese término, los gatos satisfechos cuando se hartan de comer, pero aún tienen una presa juegan con ella simplemente por diversión, hasta que terminan matándola después de una interminable tortura.
—Debo decir que en lugar de parecer aterrador, tiene cierto grado de atracción—murmuró uno de los hombres con una sonrisa.
—Puedo darte una demostración si quieres, te estás ganando un boleto si sigues viendo a mi esposa de esa manera—gruñó Conall.
Todos soltaron una carcajada seguramente creyendo que mi esposo solo estaba bromeando, pero yo estaba completamente segura de que él no bromeaba con su amenaza.
—Bien—interrumpí—. Somos criminales, eso nadie lo va a negar, sin embargo, he establecido algunas reglas. Ninguno de mis hombres o mis mafias que estén dentro de mi protección, deben tener algún contacto con redes de tráfico de personas, tampoco deben comercializar drogas sean sintéticas o naturales, ni siquiera alucinógenos, tampoco tienen permitido secuestrar torturar o asesinar a personas sin comprobar que tienen algunas deudas sin pagar, y por deuda me refiero a algo que sea de vida o muerte. Y nuestra mayor regla de oro, es no meterse con inocentes ni civiles, incluso militares... a menos que logren comprobarme que ellos son culpables de algo, sino para mí los culpables serán ellos.
—Creo que no son reglas muy diferentes a las que nosotros habíamos pensado, aunque nos gustaría aumentar la que mencionamos al principio, que ustedes siempre estarán disponibles para cuando requiramos su ayuda y de la misma manera nosotros estaremos disponibles en caso de ser útiles—murmuró Eliel.
—Antes de todo o de pensar si vamos a firmar algo o no, me gustaría saber si alguno de ustedes alguna vez estuvo coludido con ese par de bastardos... y por favor no mientan, créanme que yo tengo la manera de saber si me están diciendo la verdad o no y no les gustará el castigo que tengo para mis hombres cuando me mienten—murmuré con seriedad.
—Yo tuve un contacto con ellos, de hecho mi esposa pertenecía a una de sus redes de prostitución y antes de que piense en levantar su arma contra mí, la encontré en uno de sus prostíbulos, estaba ahí como simple observador, pero cuando la vi a ella supe que no estaba bien; la compré y la rescaté de su infierno.
—Estoy completamente enterada de ello—murmuré—. Gracias por ser honesto y todos los demás sé que no han tenido ningún contacto con ellos al menos no que haya sido por voluntad propia.
—¿Nos ha puesto una prueba?
— Es importante aclararles algo, sí hacemos una alianza y hay algo que yo considero traición, puede que rompa la alianza y los asesiné a todos ustedes. Soy muy intolerante con las traiciones, así que si alguno de ustedes planea traicionarme, será mejor que comience a correr antes de que firme un papel conmigo... yo no doy segundas oportunidades a nadie, así que si quieren firmar una alianza conmigo será mejor que lo piensen dos veces si planean jugar chueco a la primera oportunidad que tengan.
—¿Y por qué no en la firma de esta alianza acordamos otras cosas, por ejemplo la restitución de la IISMFCMO? No sería una organización contra mafiosos en su totalidad, por qué al contrario trabajaría a la par con la mafia que pertenece a su reino y de esa forma acabaríamos con los verdaderos criminales.
—Creo que la restitución no sería algo viable, las familias originales ahora pertenecen a la mafia y no me gustaría que una organización de esa magnitud quede en manos de cualquier persona.
—Por lo que tengo entendido cuando se creó también era por mafiosos, sin ofenderlos—murmuró Eliel —. Y usted lo mencionó al principio de la reunión, sus padres guiaron con sabiduría durante casi treinta años sin ser interrumpidos, creo que sí hay dos personas que pueden volver a levantar ese ejército, son sus padres.
—¿Padre? —pregunté.
—Ahora estoy bajo tus órdenes, si tú ordenes que regresemos ser los ministros de la organización militar, ambos aceptaremos.
—¿Saben que ellos estarán bajo mi total protección? Si alguno de ustedes trata de atacarlos yo no dudaré en atacar.
—No trabajaremos como enemigos. Lo haremos como aliados—murmuró Eliel—. Si queremos un verdadero cambio creo que debemos comenzar a cambiar nuestras propias costumbres, hemos vivido durante años creyendo que la mafia es nuestra enemiga, cuando solo son algunas personas las que están en nuestra contra.
—Creo que una alianza entre nosotros sería buena, y para sellar esa alianza la restitución de la IISMFCMO sería una buena opción, claro además de firmar un tratado entre mafia y militares, de esa manera ambos nos protegeremos en caso de que haya desacuerdos entre nosotros, sin embargo algo les voy a pedir, si alguno de los que pertenezcan a mi mafia llegan a traicionarnos, no van a ser juzgado por ustedes, serán juzgados por mí... al igual que todos los criminales que se dediquen a la trata de personas, a la prostitución y a la pedofilia, todos esos pertenecerán a la mafia y su destino lo decidiré yo.
—Creo que no tengo problemas con dejar que usted acabe con esas escorias andantes—murmuró Eliel—. Y ya que estamos en ello, pienso que el título que le pertenece no es el de una reina, sino el de una emperatriz... Por lo tanto, para todos los militares, Vuestra Majestad, es la Emperatriz Keylani Rossi Kim, Emperatriz de la mafia.
—Entonces brindemos, por qué creo que tenemos un trato—murmuré levantando mi copa en el aire.
Miré a todos los hombres que estaban dispuestos a luchar por lo mismo que yo estaba luchando, no sólo por el hecho de que yo había sido una víctima años atrás, sino porque todas esas chicas estaban sufriendo en manos de bastardos que no tenían el mínimo remordimiento de causarles daño, todos esos bastardos estaban dañando la vida de cientos de chicas y todos nosotros sabíamos que podíamos acabar con eso si nos uníamos.
Como siempre lo había dicho, protegería a mi familia y sabía que la única forma de protegerlos era no dejándolos fuera de todo lo que éramos porque incluso en la mafia nosotros teníamos un lugar, nosotros sabíamos que éramos parte de las familias originales de toda la mafia, aquellos que habían creado una organización secreta años atrás para proteger a los inocentes de los verdaderos criminales.
Mi esposo tomó mi mano por debajo de la mesa, gire la mirada hacia él y con una sonrisa me dijo lo que las palabras no podían expresar, sabía que estaba orgulloso de lo que estaba haciendo en ese momento, más porque él me había visto completamente rota y me había visto derrumbarme cuando la debilidad había llegado a mí. El amor que su mirada expresaba era completamente inolvidable y sabía que entre sus brazos yo estaba completamente a salvo, él nunca me dejaría caer y no importaba si teníamos que seguir luchando durante el resto de nuestras vidas contra malditos criminales que sólo se empeñaban en hacernos la vida difícil, él siempre sostendría mi mano y nos guiaría a la victoria para que ambos pudiésemos tener la vida que siempre habíamos soñado.
La vida que cada día estaba más cerca de llegar.
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¡Gracias por el apoyo, muñequitos<3! Agradezco a todos los que están aquí; pronto tendrán noticias de los nuevos proyectos que les traeré<3.
¡Los quiero, muñequitos<3!
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