Capítulo 33.
Plan en marcha.
"El diablo es más diabólico cuando es respetable."~ Elizabeth Barret Browning
Dicen que cuando una venganza se cocina a fuego lento no hay forma que el ser humano sea capaz de detenerla, una venganza que está planeada desde años atrás es incapaz de detener y se llevará completamente a la guerra en el momento que ésta se consuma. Las guerras muchas veces son conquistadas por la venganza, esa venganza que se consuma por el dolor que fue provocado por la avaricia o por cualquier sentimiento de odio de una persona.
Existen venganzas que se vuelven realmente peligrosas en la vida, venganzas que se dan por hechos que fueron apilándose uno sobre el otro son como una caja de pandora, cuando la venganza y los hechos llegan al tope y la caja se abre sólo deja a la vista desgracias y dolor.
Las venganzas muchas veces terminan de una forma realmente estrepitosa, acaban con La Paz de cientos de personas y hacen doler el corazón de formas indudables, es imposible que una venganza no cobre vida en el momento en el que hacen daño a la persona que más amas.
Muchos piensan que elegir el camino de la paz es porque quieren evitar una guerra, Que quieren evitar la catástrofe y la muerte en miles de hogares, que de una u otra manera quieren hacer que no haya sangre y que se cause un acuerdo mutuo. Pero otros piensan que quienes toman el camino de la paz es porque simplemente quieren salir rápido de un problema, porque no tienen los recursos necesarios para iniciar una guerra o quizás que no tienen la fuerza mental necesaria para que haga sus ejércitos. Esa segunda es más acertada, el ser humano es egoísta y cualquier forma de acabar la guerra siempre ha sido porque se ha iniciado con una violencia extrema, ¿La segunda guerra mundial? Acabó con un ataque nuclear a Hiroshima, Japón
Para mí la guerra siempre había sido la segunda opción, jamás había recurrido a la violencia a menos que fuese necesaria, incluso cuando era un soldado y teníamos que hacer atracos violentos, me sentía culpable durante días, quizás por la muerte que había causado o por el dolor que les había hecho sufrir a personas. Pero poco a poco fui dejando eso atrás, no era que me estuviese convirtiendo en un monstruo, si no que estaba viendo que la paz no me había llevado a ningún lado bueno, en su lugar habían hecho que mi familia sufriera y mi corazón se destruyera, así que no estaba dispuesta nuevamente a ver cómo mi familia caía, por el egoísmo y la culpa de todos esos bastardos que se empeñan en hacernos la vida imposible.
No volvería a caer, no importaba cuánto tuviese que luchar para ello, no volvería a doblar ni una sola vez mi rodilla porque no lo merecían, no habían tenido compasión y no tenían compasión en ese momento, habían asesinado, ultrajado y violentado a niñas inocentes, con tal de llevarme hacia ellos, ellos sabían que mi bondad era mi punto débil y yo también lo sabía, por eso como mi madre siempre lo había dicho "Haz de tus puntos débiles tu mayor fortaleza" , sí, el que dañaran a las niñas me afectaba a mí, porque era algo más personal, pero eso no sería nada comparado con los que yo les haría a ellos, no pensaba rendirme y los haría sufrir cada instante del resto de sus malditas vidas.
Por eso no tenía ni un poco de miedo al declarar la verdadera venganza contra los bastardos que nos habían hecho daño, porque a ellos no les había importado un poco marchitar toda mi familia y hacerla sufrir, por el contrario se habían sentido victoriosos y habían seguido con una matanza de personas completamente inocentes.
No los dejaría descansar, no me importaba ni un poco lo mucho que quisieran tregua, ellos no nos habían dado la mínima oportunidad de ello. Quería proteger a mi familia, queria hacer arder en fuego el mundo para protegerlos y no dejar que nada los lastimara. Ellos eran mi familia, lo eran absolutamente todo y realmente no me rendiría hasta tener a esos malditos bastardos tres metros bajo tierra.
No sabíamos que hacer, las cosas se complicaban a cada hora que pasaba y no simplemente se debía a que esos bastardos estaban recuperado aliados y según nuestras fuentes, tres ejércitos nacionales se habían unido a ellos a base de mentiras y chantajes, no sabíamos cómo lo lograban, pero teníamos la ligera sospecha de que tenían alguna droga que controlaba aún más la mente.
Pero no nos importaba si esos bastardos acababan con todos nuestros aliados, no nos importaba demasiado si esos hijos de puta involucraban más y más gobernantes, lo único que yo deseaba era acabar con todos y cada uno de esos bastardos. No solo con Magnus y Massimo, sino con todos los que participaban en el supuesto intercambio de bellezas, cambiar mujeres como si fueran ganado, era lo más bajo que estaban haciendo.
Queria la sangre de todos esos bastardos regada por el suelo, no me importaba una mierda nada, los queria muertos.
—¡Por favor! —gritó el hombre frente a mí.
Sonreí con malicia, mientras apretaba otro par de kilos la presión de las pinzas.
—¿Asi te suplicaban? —pregunté con una ceja arqueada.
—No...No... por favor... haré lo que quiera—gritó retorciéndose con las cadenas que lo ataban contra la cruz—. ¡Tengo familia!
—Ellas también tenían familia—escupí con furia—. Ellas tenían un futuro, querían ser muchas cosas y ¿tú? Las torturaste, les hiciste daño y las dejaste morir ¿Eso te importó? ¿Te detuviste una sola vez mientras las abusabas?
—¡Fue Magnus!¡Lo juro! —gritó—. ¡Él ordenó la muerte de esas niñas, no queria que tú las rescataras!
—¿Así que ordenó matarlas? ¿A cuántas?
—¡200! —gritó—. ¡Dijo que mataría 200 cada día que tú no aparecieras!
—¿Por qué me quiere a mí?
—¡Esta obsesionado, los dos lo estan! —contestó con las lágrimas saliendo de sus asquerosos ojos—. ¡Por favor, es todo lo que sé!
—Eso es lo que sabes, no lo que hiciste—murmuré tomando unas pinzas con filosas cuchillas en la presión—. Te dieron una orden, pudiste desobedecerla y hacer lo correcto.
—¡N...No tenía opción... é...él dijo que ... que... mataría a mis hijas! —solté una carcajada sonora.
—¿Sabes que odio más que a los mentirosos? A los Violadores y tú eres los dos, un maldito cobarde que no solo no tiene hijas, sino que el único hijo que tienes fue porque violaste a una de tus criadas, después, has pagado año con año una maldita suscripción para esas subastas, donde ofrecían a inocentes—murmuré con furia—. Ahora dime, ¿A cuántas te atreviste a tocar?
—Yo... ¡eso es mentira!
—No lo es—murmuré—. No es mentira, sabes que todo lo que digo es verdad, eras malditamente rico por la herencia de tu familia... pero en lugar de aprovecharlo para algo bueno, te lo gastaste en cuatro años comprando "carne fresca" como ustedes la llaman.
—Pero...
—Sé todo, Charles—murmuré—. Lo sé todo...
—Déjeme, la ayudaré... la ayudaré...
—No—murmuré—. Yo no doy segundas oportunidades, fallas una vez y tu castigo es la muerte, tú ya estas tiempo extra aquí.
—Pero...
—Quiero que su tortura dure 23 horas—murmuré hacía el par de hombres que estaban en la puerta—. Abuso de 23 chicas inocentes, así que será una chica por hora ¿Les parece bien?
—No—murmuró el hombre con los ojos cargados de lágrimas—. P...Por favor no...
—Quiero que sufra... córtenle la lengua y cauterícenlo, no quiero escuchar una sola palabra más de su asquerosa boca—ordené—. Cuando se cumplan las 23 horas, quiero que le prendan fuego, no pude morir si no es quemado, como mató a la última chica que tuvo en sus manos. ¿La recuerdas? Aurora, una chica que fue secuestrada de su viaje familiar y te la entregaron después... ella estaba estudiando para ser médico—murmuré —. Eres despreciable, quiero su sangre quemada...
—¡Te lo suplico!
—Yo no escuchó suplicas de bastardos que no tuvieron corazón—murmuré con furia—. Comiencen.
—Sí, señora—murmuraron ambos hombres.
Apreté un poco más las pinzas y el hombre chilló de dolor, viendo como su más preciado órgano era desprendido de su cuerpo, inmediatamente ambos hombres se acercaron para cauterizar la herida y sin decir nada, comenzaron con la tortura ordenada.
Cuando los dos hombres se quedaron en ese lugar, me di la media vuelta y salí del sótano de tortura, nunca había sido violenta, pero todos los hombres que habían capturado mis hombres merecían la muerte. Esos bastardos habían seguido las órdenes de mis enemigos, en una supuesta subasta que se había llevado al norte de Nueva York, habían vendido a chicas completamente inocentes, a precios ridículamente altos, pero que aun así, como el hombre al que acababa de asesinar, habían comprado sin siquiera rechistar con el único fin de poseerlas, usarlas y no dejarlas vivir más de veinticuatro horas.
Cuando salí de ahí me di cuenta de que todos los hombres con los que estaba planeando la estrategia de ataque, estaban esperándome afuera de la bodega. Los miré con una ceja arqueada, pero no les pregunté absolutamente nada, simplemente comencé a caminar hacia mi oficina, para que pudiésemos tener ahí una conversación.
Cuando llegué, Conall me regaló una pequeña sonrisa que correspondí, revisaba algunos de los planes que habíamos trazado junto con Nick y mi padre. Realmente todos sabíamos que teníamos una sola oportunidad, no había manera en que falláramos o sabíamos, que más chicas seguirían desapareciendo.
—Están intercambiando a esas chicas como ganado—murmuré—. ¿Tienen la lista que le solicité hace dos días?
—Si—murmuró—. Tenemos a los Colombianos, ingleses e indonesios, como sus enemigos principales, claro aparte de ti. También conseguimos una lista de los hombres que les deben favores, si hacemos una cuenta exacta, considerando que todos ellos tienen por lo menos una hija, tenemos a más dos mil.
—¿Son prestamistas o que mierda? ¿Investigaron sus perfiles?
—La mayoría son apostadores compulsivos, drogadictos o personas nefastas, no les importa en lo más mínimo preservar con bien a sus hijas, si ellos se las llegan a pedir se las entregarán sin rechistar.
—¿Cuándo creen que sea la próxima subasta?
—No tenemos idea—murmuraron todos.
—Me pondré a ello enseguida—murmuró Archie.
—Bien—contesté—. Sabemos que este ridículo acuerdo de bellezas por poder, se está saliendo del control de todos esos bastardos, ellos ya no están vendiendo simplemente mujeres por poder, lo están haciendo por dinero, y algo me dice que necesitan recursos para conseguir armas de ataque...
—¿Quién sería tan idiota para proveerlos? Considerando que todo el bajo mundo está a tus pies.
—Ellos no lo van a conseguir en el bajo mundo—murmuró Conall—. Debemos tener en cuenta de que ellos tienen a gobernantes y políticos, incluso hay ejércitos... no les cuesta absolutamente nada conseguir lotes enormes de armas, quizás nosotros tenemos más dinero y poder, pero no tenemos el lado legal de nuestro lado.
—Pero aun así me quieren a mí...—murmuré.
—Pero no te van a tener—murmuró Conall—. Jamás van a volver a poner sus asquerosas manos encima de ti, de eso no tienes que preocuparte, creo que todos los que estamos en esta sala nos aseguraremos de protegerte y de no dejar que vuelvan a acercarse a ti, esos bastardos primero terminar con una bala en la cabeza antes de volverte a siquiera dirigir la mirada—aseguró.
Tomó mi cintura y estampó sus labios con pasión sobre los míos.
—Debemos tener en cuenta, que será demasiado difícil adentrarnos al mismo lugar en el que ellos estén, a menos que estén en alguno de nuestros territorios, nos prohibirán la entrada a cualquier lugar, saben quiénes somos y tienen los nombres de nuestros soldados como nosotros tenemos los nombres de los suyos, los conocen... será imposible infiltrarnos—murmuró Hunt.
—Pues parece que te tengo una buena noticia— murmuró Archie—. Tenemos su próxima locación.
—¿De verdad?
—Por supuesto—murmuró con un guiño—. Será en la discoteca Demons de Grecia, ellos no tenían ni idea que los estamos rastreando, quizás lo sospechan, pero también son demasiado confiados, creen que no vamos a seguirles la pista...
—¿Así que van a estar en mi bar y van a realizar una maldita subasta de chicas? —gruñó Peter—. ¿Cuándo será?
—Mañana por la noche—murmuró Archie.
—No van a hacerlo de manera pública—murmuró Peter—. Mañana todos tendrán la ventaja de ir con máscaras, una vez a la semana se hace la noche de carnaval, lo que significa que todos Irán cubiertos del rostro e incluso disfrazados...
—Podríamos usar eso para ingresar... ¿es seguro que ellos van a estar ahí?
—Van a estar ahí—aseguró Archie—. No se van a perder la diversión por nada del mundo, ese par de bastardos necesitan dinero y también nueva mercancía, según los expedientes hay cien familias en Grecia que les deben favores...
—Ni siquiera a mí, que soy el dueño de Grecia me deben tantos favores, ¿Cómo es posible que estén en mi territorio vendiendo favores y cobrándolos?
—De la misma forma que comenzaron a hacerlo sus antepasados, no son favores que ocurrieron en los últimos años, son favores que vienen ocurriendo desde generaciones atrás, incluso puede ser que ni siquiera eran poderosos, pero las familias recuerdan y si tienen una deuda saben que deben pagarla.
—Jodidas deudas—gruñó Conall—. Bien, ¿Tenemos quiénes son esas familias?
—Si—murmuró Archie.
—quiero que un equipo se adelante y resguarde a las chicas de esas familias, sean esposas, hijas, nietas o amigas de la familia—murmuré.
—Eso nos llevaría por lo menos medio día.
—Puedo hablar con King, le explicaré la situación y él nos ayudará, yo soy el que controla el bajo mundo en Grecia pero él es a quien conocen. King me aseguró que nos ayudaría.
—Bien comunícate con él para que nos ayude, necesitamos sacar a todas esas niñas inocentes que pueden pagar el precio de esos bastardos.
—Hablando de ello, creo que no es lo más factible que tú no asistas—murmuró el hombre alemán.
— Sé que te gusta la acción pero podemos traerlos aquí, si tú vas allá debes de tener en cuenta que todas esas personas están buscando tu cabeza, el acuerdo de bellezas por poder sigue en pie, a pesar de que lo han distorsionado y puesto dinero por belleza, tú sigues encabezando las listas y eres la más solicitada ahora, ellos van a dar lo que sea necesario por tenerte—complementó Peter.
—Y yo haré lo necesario por asesinarlos—murmuré—. ¿Creen que me voy a quedar sentada mientras mi ejército va a pelear? Una vez ya abandoné a mi ejército ¿y saben cuál fue el resultado?, murieron más de cinco mil personas inocentes. No voy a permitir que vayan a luchar la guerra que me pertenece.
—Pero...
—Yo le prometí a cada una de mis tropas que no las iba a abandonar, sé que todos quieren que me quede para protegerme, pero no lo voy a hacer—murmuré—. Así que van conmigo o nadie se mueve y todos sabemos que lo segundo no es una opción.
—Creo que mi esposa tiene la razón—murmuró Conall tomando mi mano—. Ella es la que se ha estado partiendo la espalda por entrenar a todos esos soldados, no vamos a dejarla afuera sólo para sentirnos seguros nosotros mismos porque bien sabemos, que ella es capaz de matar a más de esos bastardos que todos nosotros juntos, además conozco qué es necia hasta la muerte y no va a ceder, así que mejor preparémonos para protegerla ahí.
—También estoy de acuerdo—murmuró mi padre—. Mi hija nos ha demostrado que es más fuerte que todos los que estamos aquí, así que como lo dijo su esposo, vamos a protegerla en el lugar, aunque pensándolo bien creo que ella nos protegerá a nosotros.
Todos los hombres soltaron una carcajada, mientras perdían su atención en lo que he comenzaba a decir Archie sobre sus armas. Solté un ligero suspiro al saber que no se había creado la tercera guerra mundial por los comentarios de mi esposo y mi padre. Todos en ese lugar a pesar de que no lo demostraban demasiado, tenían cierto complejo de hombre dominante y a pesar de que me habían aceptado un puesto como reina, seguían creyendo que era demasiado débil como para enfrentar los traumas.
—Gracias...—susurré.
—Sé lo fuerte que eres—murmuró con una dulce sonrisa—. Aunque, quizás no puedas moverte, porque pienso hacerte mía toda la jodida noche—susurró.
Sentí que las mejillas se me calentaban y agradecí que todos estuviesen poniendo atención a otras cosas, amaba a mi hombre y sus simples palabras eran capaces de hacerme arder como la maldita hoguera infernal. Golpeé su brazo de manera juguetona, mientras ponía completa atención en nuestro amigo.
—Estas armas no necesitarán recarga, ya que no funcionan como las que conocemos—murmuró—. Eso nos dará una ventaja de 10 segundos contra los enemigos, mientras ellos tendrán que parar de disparar para recargar cartucho, nosotros podremos seguir atacando. Las armas están compuestas por una barra metálica y en su interior tienen un machote que funciona como el formador de esta barra, es como si creáramos balas al instante.
—Joder—murmuró Peter—. Eso sí es un arma.
—Sí queremos tener la ventaja contra ellos, debemos de saber cuál es nuestra ventaja. Si nos enfrentamos a ellos mañana o la siguiente vez que tengamos oportunidad, debemos tener cuidado completo con Alexei y Maddison, aunque la segunda es una completa perra idiota, era una buena tiradora y supongo que ese don fue explotado por ellos, así que puede que sea una de las más mortales—explicó Nick.
—Alexei, de él también debemos cuidarnos, se podría decir que es el mejor tirador de ellos, claro, aparte de Massimo. Quizás no son veloces, pero son precisos, calculan la distancia que hay entre ellos y su oponente y utilizan esa ventaja para volarle la cabeza a quién sea necesario—murmuró Archie.
—Bien—murmuré—. Como ya lo estábamos planeando, aún no tenemos algo para entrar al lugar y para distraerlos, pero tenemos la forma en que saldremos de ahí sin dejar rastro en caso de que tengan a más gente que quiera perseguirnos. Avery y Andrew, se encargarán de colocar bombas por todo el edificio, tendremos que volar Demons.
—No es un problema en realidad, estaba pensando en remodelar así que me ayudarán con la destrucción—afirmó Peter.
—Álex y Hunt se encargarán de borrar nuestro rastro—murmuré—. Quedaremos como completos fantasmas para todos los que sean testigos de lo que ocurra, debemos estar completamente preparados para atender cualquier cambio.
—Todos los demás a los que no mencioné ahora, entrarán con nosotros.
—¿Tantos?
—Necesitamos rodearlos por cualquier ruta de escape, sabemos que esos bastardos son tan escurridizos como las malditas serpientes, así que debemos estar preparados para su plan de escape. Primero debemos inmovilizar a sus dos perras, Alexei y Maddison. Odio expresarme así de las mujeres, pero alguien que traicionó y que intentó robar a mi esposo, no merece otro seudónimo—murmuré—. A ellos son a los primeros que debemos inmovilizar, sin sus dos tiradores estrella se verán obligados a desplegar a sus tropas y entonces nuestras tropas contra atacarán, ellos pueden tener a militares y a mercenarios, pero no tienen el entrenamiento que tienen nuestros soldados.
—Bien—murmuró Peter—. Ahora lo más importante ... ¿Cómo diablos vamos a entrar?, es mi propiedad, pero no podemos colarnos antes de tiempo, ellos se darían cuenta de la situación... y más si secuestraron a todas las personas que trabajan ahí, seguramente tendrán espías esperando que no se les complique nada.
—Dijiste que había un baile de disfraces—murmuró Nick.
—Baile de carnaval, lo realizamos todos los jueves y es una forma de atraer turistas y visitantes; los jueves nos llega a nuestro cargamento y las bodegas se encuentran justo debajo de Demons, entre más gente haya es más fácil tener una distracción.
—Una distracción—murmuró Lev.
—Me gusta como piensas, Nikolaev—murmuró Hunt—. La mayoría de nosotros somos expertos en camuflaje, participamos en misiones en donde teníamos que estar rodeados de personas que conocían nuestra identidad y sin embargo nunca fuimos atrapados, porque lográbamos mezclarnos de la mejor manera.
—¿Cuál era esa forma? —preguntó el Irlandés arqueando una ceja.
—El viejo dicho, si quieres ocultar algo, ponlo a plena vista—murmuró Hunt.
—Ellos nos conocen completamente, eso no funcionaría si tratamos de llamar la atención hacia nosotros—murmuró mi padre.
—Créeme que atraeremos atención y no lograrán descubrirnos... recuerdo que dos personas aquí son expertas en el baile erótico bajo la lluvia.
—No—murmuró mi padre—. Eso sería poner la atención completamente en quienes queremos ocultar... a este punto todos los del bajo mundo conocen que ellos dos están casados y que mi hija es la reina.
—No hable de Key, papá—murmuró mi hermano—. Pero Conall, puede ser una buena distracción. Puede enseñarnos a todos nosotros una manera de bailar, algo que atraiga la atención al frente y no nos deje al descubierto.
—Me gusta como suena eso—murmuró Archie—. Es una buena idea, podemos dirigir la atención a nosotros, mientras ella dirige toda una tropa para atrapar a esos bastardos.
—Podría funcionar—aseguré —. Pero necesitamos algo más que los distraiga... algo que los haga quitar a sus guardias de alrededor.
—Tengo la idea perfecta—murmuró Conall—. Cuando todos estemos dentro, un guardia puede informar que hay personas desconocidas tratando de entrar, ellos enviarán a las personas que los rodean para que investiguen.
—Yo puedo ayudar con eso—murmuró Peter—. Y sé a qué guardia pedírselo, en cuanto ellos envíen a su gente a revisar quién quiere entrar, será el momento de iniciar con el show para llamar la atención del resto. Pueden entrar por el techo, si los datos no fallan, ellos siempre piden el mismo balcón VIP, lo que significa, que podrán atacarlos sin que se den cuenta.
—Mientras tanto eliminaremos a los guardias que queden, yo sé hacerlo de una forma demasiado rápida—murmuré —. Cuando se encuentren totalmente desprotegidos, les haré una seña para qué todos se acerquen.
—No podemos arriesgarnos a trasladarlos—murmuró Conall—. Y aunque merecerían una muerte más dolorosa, debemos matarlos en el lugar.
—Y asegurarnos que estén muertos—murmuré—. En cuanto nos aseguremos, volamos el lugar, que no haya forma de que se lleven sus cuerpos ¿Hay alguna otra salida que no conozcamos?
—No—murmuró Peter—. Sólo en las salidas que les dije, el techo la bodega y las laterales, ni siquiera existen túneles subterráneos.
—Perfecto—murmuré—. Entonces, someto a votación este plan... levanten la mano los que están de acuerdo con hacer lo que hemos dicho.
Miré a todos que levantaban la mano, afirmando que estaban a favor del plan que habíamos trazado, aunque faltaban demasiados huecos por llenar y por afirmar que sí se encontrarían en ese lugar, sabíamos que teníamos más ventajas que ellos, no solo porque se encontrarían dentro del territorio de uno de los nuestros, sino porque todos estaríamos preparados para el ataque, no importaba con la fuerza que se atrevieran a golpearnos, nos volveríamos a poner de pie una y otra vez hasta conseguirlo.
—Bien—murmuré—. Entonces, mañana por la noche llevaremos a cabo este plan, no quiero fallos y si se sienten inseguros, quiero que me lo digan ahora... la única cosa en la que voy a ceder es no participar, si alguno de ustedes no quiere hacerlo porque sabe que tiene familia o tiene más cosas que perder que las que ganar, no va a haber reprimendas y tampoco los vamos a abandonar, pero si todos queremos un lugar en el que dejen de existir estas malditas fechorías que hacen esos bastardos, creo que es hora y momento de participar. Sí, todos los que estamos aquí también somos criminales, también hemos asesinado a sangre fría, pero nunca a un inocente.
—Hagámoslo—murmuró mi padre.
—Hagámoslo, pateamos el culo de esos bastardos.
Solté una pequeña risa ante la afirmación, sabíamos que no era algo fácil, internarse en un lugar tan pequeño podía llevarnos a la muerte, pero también podía ser beneficioso para todos nosotros, porque acabaríamos con esos bastardos de una u otra manera. Era cierto lo que les había dicho: todos en ese lugar éramos criminales, habíamos matado a personas que lo merecían, también traficábamos armas, lavábamos dinero, pero de alguna forma esperaba que todo eso fuera retribuido con acabar con los bastardos que estaban quitando vidas inocentes y que lo habían hecho también en el pasado.
Me despedí de todos ellos y salí junto con mi esposo, para poder pasar un tiempo juntos, todo se había convertido en un gran relajo, había veces en las que ya ni siquiera nos alcanzábamos despiertos y sólo teníamos pequeños momentos libres durante la mañana. Pero queríamos tener un tiempo a solas pues aunque a veces teníamos momentos relajados, los ocupábamos para pasarlos con nuestro hijo, ninguno de los dos queríamos que él creciera creyendo que no lo cuidábamos.
Ambos jugamos durante toda la tarde con nuestro pequeño, lo perseguíamos y le dábamos de comer golosinas, él los amaba y cada palabra que nos decía era de completo amor, eso me hacía saber que nuestro pequeño en realidad no nos estaba guardando ningún rencor, no importaba cuánto tiempo estábamos pasando lejos de él.
—¡Mami! —chilló mi hijo cuando su padre lo cargó y lo metió bajo las cobijas.
—Es hora de dormir, mi amor—murmuré riendo—. Debes descansar para mañana levantarte más bello que hoy.
— Mamma, ma non è ancora ora di dormire voglio giocare!—gritó sacando al pequeño italiano mandón que llevaba dentro.
—Y yo dije que ya es hora de dormir, mañana podrás jugar todo el tiempo que quieras con los niños, nonno Vin, y nonna Tassi se quedaran—murmuré —. Así que ellos los van a llevar al parque de juegos.
—Davvero, mamma?
—Sólo si te duermes ahora—murmuré.
—¡Ya tengo sueño! —gritó.
Solté una pequeña risa, mientras mi esposo cobijaba a mi pequeño. Caminé con lentitud hasta el gran librero que tenía frente a su cama, a pesar de tener cuatro años, tenía la mentalidad de un niño de siete o incluso de más, su lectura era fluida y amaba leer.
Conall Y yo nos sentamos a sus laterales y como cada noche nos encargamos de leerle uno de los hermosos cuentos que le gustaba, de guerreros y dragones. Nuestro hijo tenía una gran imaginación y siempre decía que sus padres eran guerreros, incluso se lo había dicho a su maestra y no sabía dibujado con armaduras y espadas.
—Esta dormido—susurró Conall.
Miré a nuestro pequeño hijo, notando sus hermosas y largas pestañas negras, incluso aunque su cabello era de un tono cobrizo oscuro, sus pestañas eran tan negras y largas que parecían postizas. Sus ojitos estaban completamente cerrados, mientras abrazaba al oso que Nonno Vin le había dado después de nuestra llegada Y que se había convertido en su mejor amigo.
—Deberíamos ir a descansar—murmuré.
—Sí—murmuró Conall.
Ambos nos pusimos de pie, tomó mi mano y nos dio a ambos afuera de la habitación. Pero al contrario de lo que creía, no entramos a nuestra habitación como podía pensarlo, enarqué una ceja y él solo me dedico una sonrisa llena de amor, esa sonrisa que era capaz de hacerme suspirar.
—¿Qué tienes planeado?
—Es sorpresa, una sorpresa para mi hermosa y valiente esposa—murmuró besando mis labios.
Solté una pequeña risa, cuando tomó mi mano y me guío directamente a la salida de la gran mansión, realmente no tenía idea a donde podía dirigirnos. Ambos nos dirigimos a la orilla de la playa y solté una risa cuando comenzamos a caminar lejos de la mansión, con dirección a las colinas del sol, como las había nombrado mi abuelo.
—Conall, no deberíamos alejarnos tanto—murmuré.
—Tranquila—contestó—. Me encargué que todos estuvieran seguros antes de planear esto, hemos estado demasiado alejados por todos nuestros pendientes y aunque es posible que mañana terminemos con todo, quiero demostrarte cuanto te amo y cuanto quiero que esto termine para pasar el resto de mi vida a tu lado.
—Me harás llorar, idiota—murmuré sintiendo lagrimas acumularse en mis ojos.
—Tengo la intención se hacerte llorar, amor... pero no precisamente de tristeza.
Mis mejillas se sonrojaron furiosamente al escucharlo. Cuando menos pude preverlo, se inclinó y tomó la parte trasera de mis rodillas y me elevó por los aires, solté una fuerte carcajada mientras me aferraba con todas mis fuerzas a su cuello.
Las risas fluyeron bajo la luz de la luna, mientras mi hombre nos guiaba al lugar en donde tenía preparada nuestra sorpresa, era aún dentro del territorio de la mansión, pero lo suficientemente lejos para que nadie nos molestara.
—Conall—murmuré viendo sus ojos—. Eres lo mejor que me ha pasado en toda mi vida...
—Y tú eres lo mejor que me ha pasado en toda mi existencia, porque estoy seguro de que incluso en mis vidas pasadas, tú estabas en mi vida y eras lo que me hacía brillar.
Lo miré, tomé la parte trasera de su nuca y lo acerqué a mí, hasta que ambos pudimos devorar nuestros labios y jadeamos en el intento de recuperar el aire que parecía estábamos perdiendo, solté una pequeña risa sobre su boca, al sentir, como la mano que estaba debajo de mis rodillas subía a mi trasero.
—A...Amor...—jadeé.
—Eres tan jodidamente receptiva—murmuró con un jadeo—. Nisiquiera hemos llegado al lugar donde planeo hacerte gritar.
—Apúrate—murmuré—. O haré que me folles aquí y ahora.
—Eso no me suena mal, muñequita—murmuró.
No tardamos ni dos minutos en llegar hasta el lugar, pude ver una pequeña tienda de campaña modelo emperador, era preciosa y podía ver que había pequeñas velas falsas en el interior y una hermosa cama cubierta por sábanas de seda.
—Amor—susurré viendo la hermosa decoración—. Es hermoso...
—Lo hice para mi hermosa esposa, aunque Nick y Hunt fueron quienes me ayudaron a ponerla aquí, yo planeaba acampar en la azotea.
Solté una risa, me lancé a sus brazos y nuestros labios se unieron deliciosamente, pero de una manera lenta, realmente lenta mientras nos saboreábamos como si fuésemos uno solo, disfrutando completamente del delicioso sabor de tenernos uno al otro. Me tomó de las caderas y me subió sobre su cadera, hasta que llegamos a la tienda de campaña y me recostó con suma delicadeza sobre la colcha.
Pronto nuestras manos comenzaron a bajar por nuestros cuerpos, sin prisa nos desvestimos mutuamente, riendo de vez en cuando y amándonos como siempre lo habíamos deseado. Sus labios abandonaron los míos y descendieron a mis pechos, dándoles atención a mis pequeños botones que lo gritaban.
Mi esposo conocía mi cuerpo mejor que yo misma, sus labios sabían dónde besar y sus manos donde tocar, mientras atendía mi pecho comenzó a mojar mi intimidad, tocando con tanta delicadeza y veneración que era jodidamente delicioso.
—Joder, muñeca—murmuró —. Siempre estas húmeda ¿Quién te ha puesto así?
—T...Tú—gemí.
—Me encanta—gruñó.
Su boca descendió hasta mis pétalos y fue imposible guardar los gemidos en mi garganta, su boca era hábil, enroscaba su lengua sobre mí botón de placer y colaba uno de sus dedos entre mis pliegues, sacándome jadeos y gemidos que poco a poco iban subiendo de intensidad. El placer comenzó a nublar mi vista y antes de que pudiera gritar mi liberación, lo sentí escalar por mi cuerpo hasta que su boca quedó cerca de la mía.
Nuestras narices chocaron y sin esperarlo, comenzó a devorar mis labios, regresándome a esa nebulosa de placer en la que él me hacía caer completamente perdida.
—C...Conall—murmuré.
—Dime lo que quieres, muñequita... dilo.
—Joder—gruñí cuando sentí que su erección se deslizaba sobre mis pliegues, de una forma tan jodidamente caliente que me hacía derretirme—. Te quiero dentro.
—¿Haciendo qué, muñeca? —gruñó, tan afectado como yo—. Joder, amor... dilo, di lo que quieres que haga...
—Fóllame, Conall, duro—ordené.
—Joder, como ordenes—gruñó sobre mis labios.
Alineo su miembro en mi entrada y de una sola entorcada todo mi cuerpo se contrajo, mis gemidos no tardaron en salir y mis uñas se encajaron en su espalda, seguramente rasgando su piel. Sus caderas chocaban con las mías, nuestras respiraciones se volvían una sola y nuestros labios luchaban por el poder de nuestras bocas.
La respiración se nos entrecortó, era imposible respirar con tranquilidad mientras se encajaba con fuerza en mi interior, nuestros gemidos eran altos, nuestras bocas chocaban y cuando nuestros orgasmos se acercaban, fue imposible parar.
Nos liberamos con fuerza, gritando el nombre del otro, sudando y jadeando en búsqueda de aire, nos amábamos, y era suficiente con vernos el rostro para comprobarlo, todo el aire estaba lleno de amor a nuestro alrededor.
Besó mis labios y me acunó en sus brazos, sin salir de mi interior, comenzó con los mimos de todas las noches, hasta que ambos recuperamos fuerzas y continuamos con nuestra noche. No tuvimos prisa en amarnos, nos amamos como siempre lo habíamos deseado, como si nada nos amenazará, porque sabíamos que esa noche era el pequeño adelanto de la vida que nos esperaba, sabía que pronto podríamos escribir en las estrellas y llenar nuestra vida de alegría.
Todo estaba alineado, solo necesitábamos acabar con esos bastardos para poder tener una vida tranquila, una vida en la que él y yo pudiésemos criar a nuestro hijo y tener más bebés, tantos bebés como siempre lo habíamos deseado, queríamos una familia numerosa, lo deseábamos y realmente, sabíamos que el universo nos sonreiría pronto.
.
.
.
¿Qué les pareció este capítulo?
¿Creen que lo logren?
¿Qué piensan que puede pasar?
Pequeño consejo para los próximos capítulos, tengan pañuelos cerca y una antorcha para linchar a la autora. ¡Los quiero, muñequitos!
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