Capítulo 23.
Lealtad a la reina.
"La Reina es, con mucho, la más poderosa de las fuerzas". ~ Howard Staunton.
Dicen que muchas veces abrir el corazón puede crear soldados completamente fuertes, abrir las emociones a pesar de que muchos lo consideran vulnerabilidad puede lograr que las personas abran su corazón a un nivel completamente nuevo, en el que no importa absolutamente nada, sólo proteger a quienes aman y lo que desean.
Mostrar los sentimientos nunca es ser vulnerable, quizás te sientes de esa manera porque abres una parte de tu corazón que queda descubierta a personas que pueden usarlo en tu contra, pero eso jamás será hacerte vulnerable. Una persona que oculta sus sentimientos tarde o temprano, se ve consumida por ellos y es cuando se crea la avaricia y el sentimiento de desesperación que lleva a una persona a convertirse en villano, incluso cuando tiene un alma tan llena de luz que puede iluminar la Tierra.
En el ejército siempre enseñan que debes mantener la cara en alto y nunca mostrar tus sentimientos, que debes de ser alguien implacable para que tu juicio no se vea nublado por aquellas emociones qué pueden consumirte a un nivel en el que dejes de procesar la información como es debido y siempre quieras velar por el bien de los que amas.
Pero por lo menos a mí nunca me habían enseñado eso, me habían enseñado que quizás no debía mostrar la vulnerabilidad al enemigo, pero eso no significaba que la vulnerabilidad significaba mostrar los sentimientos, sino mostrar aquel punto débil con el que podían dañarte, el amor o cualquier otro sentimiento capaz de destruir barreras, nunca había sido prohibido en mi formación militar, quizá se debía a que mis padres habían sido los encargados de guiarme, que desde pequeños a mis hermanos y a mí nos habían enseñado que no existía arma más poderosa que el amor por las personas que nos rodeaban.
Ellos habían entendido completamente esa noción, porque habían vivido en carne propia lo que era perder absolutamente todos a su alrededor y quedarse solos, por ese motivo siempre nos habían enseñado que el rodearnos de las personas que amábamos no era volvernos vulnerables, sino que era crear nuestro propio ejército de confianza en el que supiéramos que encontraríamos refugio en caso de que el ejército que habíamos elegido nos traicionara.
Mis padres siempre me habían enseñado que no importaba si mostraba mis emociones, no debía cerrarme a ello porque eso tarde o temprano terminaría contaminándome y haciéndome una mujer que no pudiese salir del profundo pozo de la desesperación. Mostrar las emociones nunca nos hacía vulnerables, mi madre siempre nos había dicho que no importaba si queríamos llorar de un momento a otro o si queríamos reírnos a carcajadas, el ser humano en su fragilidad y humanidad tiene la manera de ser cambiante en todo momento y llevar a cabo lo que muchos conocen como la expresión de las emociones.
Toda mi vida crecí rodeada de amor, mis padres jamás habían ocultado sus sentimientos frente a nosotros, incluso recordaba haber visto a mi madre llorando un par de veces cuando la desesperación la consumía o incluso cuando los viejos ataques de ansiedad llegaban a su mente recordando lo que había ocurrido en su juventud cuando había tenido que escapar de una maldita mujer que la quería dañar a toda costa. Mi padre tampoco, a pesar de no ser tan expresivo, nos había ocultado lo que sentía.
Cuando estaba orgulloso de nosotros nos lo decía, porque él decía que era lo que un padre siempre debía hacer, expresarle a sus hijos el orgullo que sentía por ellos porque si no estaba creando un monstruo que siempre estaría sediento por alcanzar más para hacerlos orgullosos.
Claro que él decía que quería que fuéramos las personas más fuertes y las que siempre buscarán mejorar, pero que no lo hiciéramos en medida de la avaricia o de las ganas de sentir orgullo por sí mismos o qué otras personas se sintieran orgullosas de nuestros logros, porque eso tarde o temprano nubla el juicio y hace que el ser humano deje de pensar con claridad.
Claro que hay momentos en la vida donde el alma se vuelve vulnerable, pero no la vulnerabilidad para ser atacadas, si no aquella que los pone en la mira de las tentaciones el odio el rencor y la avaricia que pueden enfermar su corazón de una manera completamente irreversible. Cuando una persona lucha por conseguir lo que desea de la forma avariciosa, tarde o temprano terminará completamente oscurecido por lo que este sentimiento provoca.
Mi madre siempre me había dicho que en esos momentos era cuando el alma de una persona estaba realmente en problemas, cuando se veía consumida por las tentaciones y por todo aquello que nublaba el juicio de un alma pura, mi madre muchas veces utilizaba analogías sobre ángeles y demonios, ella me decía que cuando algo nublaba la visión de los ángeles, era cuando esos seres se convertían en demonios, que incluso los ángeles más bondadosos y puros a veces se convertían en verdaderos demonios por todo aquello que había en su interior.
En cierto punto ese había sido mi mayor miedo cuando los había perdido a ellos, porque sabía que de una u otra manera yo podía convertirme en un demonio, un demonio tan sádico que nadie sería capaz de detenerme. Suponía que la única forma por la que no me había convertido en un ser de oscuridad, había sido por mi pequeño niño, porque no quería darle una madre que no se preocupará por él, cuando ya había perdido a su padre, quizás eso era lo único que me había mantenido completamente cuerda o por lo menos de alguna manera sin volverme un demonio que causará daño a personas inocentes.
Saber que todo lo que había ocurrido en esos dos años me había llevado hasta el punto, en el que me había convertido en la mujer más poderosa de la mafia y que vez tenía cerca de mí al hombre que amaba con todo mi corazón. Era suficiente para saber que había hecho las cosas bien, agradecía a mi corazón por realmente tener la fortaleza en el interior de no haberse dejado consumir por las emociones que me habían atacado después de la falsa muerte de todos los que amaba, porque estaba segura de que me hubiese llegado el arrepentimiento, si hubiese hecho todo lo que mi mente quería que hiciera con las personas que habían tenido la mínima intervención en la muerte de los que amaba.
Sin embargo sabía que una parte del rencor y el odio si se había instalado en mi corazón, y quizás esa era la razón por la que tenía ganas de sentir la sangre de esos bastardos sobre mis manos, me importaba una mierda si mi alma se corrompía, lo único que quería era que ellos vieran el dolor que me habían hecho sentir durante 2 años, incluso si mi familia había regresado a mi lado el dolor y todo lo que había embriagado mi corazón durante ese tiempo, era imposible de regresar a su estado original. Por lo que sin importar absolutamente nada, era Claro que me había convertido de una manera u otra en un monstruo, un monstruo que sólo sería aplacado en el momento que acabara con la vida de los que me habían arrebatado mi felicidad durante años.
Sabía que tarde o temprano ese rencor terminaría haciéndome daño, pero también sabía que la única forma de eliminarlo era asiendo que tanto mi alma como mi corazón obtuvieran la venganza que estaba esperando, porque lo único que deseaba era acabar con los bastardos que nos habían arrebatado tantos años juntos.
Claro que la noticia del compromiso de mi mejor amigo había llegado en el momento justo, porque nos había hecho sentir que incluso teníamos algo más por lo cual luchar, todos queríamos tener el final feliz con las personas que amamos, todos queríamos formar nuestras familias y los que ya las tenían querían conservarlas completamente intactas.
Todos nosotros anhelábamos poder llegar al día en el que no tuviésemos que huir por nuestras vidas, sabíamos que después de ellos quizás no terminaríamos con todos nuestros enemigos, no podríamos mantener el control de las cosas durante todo el tiempo o el resto de nuestras vidas, pero también sabíamos que acabando con esos dos bastardos nuestra vida podía tener un punto diferente, una perspectiva en la que todo cambiara.
Realmente tenía miedo de que llegase el momento en el que no pudiera proteger a los que amaba, ya me había ocurrido una vez y si ese sentimiento volvía a embriagarme estaba segura de que no lo dejaría pasar. Aunque en ese momento me sentía confiada, porque de cierta manera sabía que nadie se atrevería a tocarle un solo cabello a mi familia por el miedo de lo que yo podía hacerles, todo el mundo sabía quién era, sabía el poder que tenía en ese instante y no se meterían conmigo a menos que quisiesen terminar muertos.
Era la maldita reina de toda la mafia, porque en ese momento todos los que habían permanecido ocultos para no llamar nuestra atención, ya no tenían nada de qué ocultarse, porque todos sabíamos que los ejércitos de las naciones, siempre y cuando no nos metiésemos con sus poblaciones no nos atacarían. Sumando que tenía toda la lealtad no sólo de las familias de la Cosa Nostra, sino todas aquellas que pertenecían a las mafias del Sacerdozio.
Quizás por ese motivo era por el que no sentía real miedo de lo que pudiese pasar, porque sabía que no estaba completamente sola, porque sabía que el ejército que tenía detrás de mí no estaba por conflicto de intereses o porque de alguna manera habían sido obligados a estar ahí, sino porque todos y cada uno de ellos me eran completamente leales. Sabía que no solo las familias que le habían pertenecido a mi abuelo estaban bajo mi poder, sino todas aquellas que habían tenido incluso el mínimo que ver con alguna de las mafias que está dentro de la unión que habían creado para permanecer en paz.
Incluso para ese par de bastardos, sería completamente idiota que nos atacaran y estaba segura de que no lo harían en donde estábamos, pues teníamos una fortaleza a nuestro alrededor y si intentaban traspasarla, sólo lograrían acabar con las pocas tropas que les habíamos dejado de pie, me sentía orgullosa de lo que habíamos hecho, el ataque los había debilitado a tal punto que ni siquiera con toda la fuerza que tenían serían capaces de derrotarnos.
También estaba completamente segura de que ellos ya estaban al tanto de que yo estaba al frente de todos, me había encargado de que la noticia se supiera incluso a los que les seguían siendo fieles, porque había algunos idiotas que se habían negado a unirse a nosotros, creyendo que ellos les podrían dar protección. Cómo se lo había dicho a mi nonno, no pensaba atacar a esas personas porque estaban completamente nublada de su juicio por este par de idiotas, les daríamos una segunda oportunidad después de derrotar a los que nos habían hecho la vida imposible, si seguían rehusándose a permanecer en nuestra unión, simplemente los eliminaría.
No me gustaba ser fría con las decisiones, yo siempre había pensado en las demás personas y no dejaría que el ser de la mafia quitara esa característica de mí, ni siquiera por el hecho de que era la reina y que todo el poder o las decisiones estaban sobre mí, no iba a arrebatar vidas, que quizás no eran inocentes, pero que a final de cuentas se encontraban completamente nubladas por promesas vacías que les habían hecho. Pero si se rehusaban después de ver caídos a las personas que supuestamente los regían, no dudarían en acabar con ellos, no iba a dejar de pie a nadie que pudiera hacer de alguna manera qué legado de los bastardos continuara.
Pero mientras el momento de atacar llegaba, me estaba asegurando de disfrutar cada momento que pasaba al lado de las personas que amaba, no me importaba si eran minutos o eran años, jamás volvería a desperdiciar el momento que podía pasar con las personas que habían ocupado un enorme lugar en mi corazón.
Sentí unos cálidos labios sobre mi cuello y no pude evitar soltar una pequeña risa al sentir el calor de mi hombre, tan cerca de mí que me volvía completamente loca, él era la persona que amaba con todas mis fuerzas, el hombre con el que quería pasar el resto de mi existencia.
—Mi amor—susurró sobre mi cuello—. Las familias ya estan aquí.
Solté un pequeño suspiro de molestia al saber que mi pequeño descanso había concluido, habíamos pasado prácticamente toda la noche despiertos, platicando sobre cosas banales pero perfectas para conectarnos y sentir que estábamos juntos. Incluso, habíamos estado abrazados, solamente viendo películas y disfrutando del calor del otro.
Se había sentido realmente perfecto estar juntos de una manera tan única, ni siquiera había sido necesario el sexo, por qué estar juntos había sido suficiente para sentirnos en casa, ambos sabíamos que éramos el lugar del otro, no importaba si nos encontrábamos en la Patagonia o en la antigua China, si estábamos juntos ese era nuestro hogar.
Estaba tan cansada, que después de haberme arreglado para la reunión, había caído completamente dormida sobre el hombro de mi esposo mientras esperábamos que llegaran los líderes de las familias, nos habíamos quedado en uno de los cómodos sillones de la sala principal.
—No volveremos a desvelarnos—murmuré, escondiendo mi rostro en su cuello.
—No, muñequita, no volveremos a hacerlo—aseguró riendo—. Menos si tienes que levantarte a entrenar a las tropas y después a reunirte por primera vez con todas las familias.
—Dios, nisiquiera me lo recuerdes—gruñí—. Estoy jodidamente agotada, sólo quiero ir a la cama y dormir el resto del día entre tus brazos.
—Dejemos ese plan para cuando no tengas que ver a todos los líderes de las familias, todos seguramente están esperando por qué su reina les hable por primera vez—aseguró.
Lo vi acomodarme el traje de dos piezas que había elegido para la reunión, tenía un hermoso tono vino que resaltaba mi piel blanca y un pequeño broche que Nick había diseñado con el logo que nos representaba.
Solté una pequeña risa sin poder evitarlo, al ver que bostezaba con el mismo cansancio que yo sentía, a pesar de que yo debía levantarme dos horas antes de lo que estábamos acostumbrados, él no me había dejado sola en ningún momento, se había levantado para entrenar junto conmigo a todas las tropas que conformaban nuestro ejército.
—¿Me veo presentable?
—Te ves fantástica—aseguró—. Tan hermosa que creo que entraré a esa reunión solo para gruñirles a los hombres que te miren.
Solté una pequeña risa, acunando su mejilla entre mi mano.
—Amo cuando eres así de posesivo, pero en estos momentos creo que esto debo hacerlo sola—murmuré.
—Lo sé, mi amor—aseguró—. Jamás me interpondría en algo que sé que va a hacer que más personas te tengan lealtad, me siento orgulloso de ver cómo cada persona, incluso los que se ven tan rudos como mi primo, guarda silencio cuando tú estás hablando o inclina su rodilla, cuando te ve pasar.
—Lev lo hace para molestarme.
—Lo conozco y ese bastardo, te tiene más miedo a ti que a mí.
La ronca risa de Lev a unos pasos de nosotros inundó el espacio, quien asintió secundando la idea de mi esposo, sonreí, sintiendo que realmente todas esas personas me admiraban por quién era y por primera vez en mi vida sabiendo que estaba haciendo lo correcto y que la lealtad de todos ellos no era porque tenían algún recurso monetario que lo estuviera atrayendo, era algo más fuerte como la lealtad y el respeto que me tenían a mí.
Escuché las voces cercanas a las puertas principales de la gran mansión, sabiendo que había llegado el momento de separarme del hombre que amaba y de recibir a todos los líderes de las familias. Solté un suspiro y deposité un rápido beso sobre los labios de mi hombre, queriendo embriagarme de su seguridad y de su compañía para no caer.
—Tú puedes, mi reina—aseguró con una sonrisa—. Yo estaré con Lev, estaremos en la oficina que tu nonno nos asignó para tener privacidad con los asuntos de la Bratva, si necesitas algo solo dile a alguno de los chicos que se llamen y estaré enseguida a tu lado.
—Te amo—murmuré.
—Te amo más, mi amor—murmuró besando mis labios.
Ambos nos pusimos de pie cuando escuchamos que los pasos se hacían cada vez más cercanos, solté un pequeño suspiro al saber que había llegado el momento de presentarme frente a las familias de las que era reina. Antes de que pudiera decir algo más, Conall y Lev desaparecieron de mi vista y Nick, Hunt y Archie los remplazaron. Álex guiaba a los hombres, con la característica sonrisa que lo hacía ver tranquilo, aunque yo sabía que ese hombre era capaz de destruir a todo un ejército sí se lo proponía.
—Majestad—saludaron todos al unisonido mientras hacían una reverencia.
—Señores—murmuré—. Gracias por haber asistido a mi llamado, sean bienvenidos, Álex los guiara a la oficina dónde se realizará la primera reunión de mi consejo, espero no les moleste que nuestro antiguo rey este presente.
—Sus decisiones son órdenes para nosotros, señora—aseguró uno de los hombres.
Podía reconocerlo como el mayor, mientras a su lado había un hombre un poco más joven, quien por el color de los ojos no era difícil adivinar que se trataba de su hijo. Los demás hombres tenían edades aproximadas a las de mis padres y sólo un par de ellos serán jóvenes, como si tuviesen menos de 40 pero más de 30. Todos serán mayores que yo, podía anotarse en sus perfiles y agradecía tener la habilidad de leer todas las expresiones de sus rostros.
Podía notar esa admiración de la que mi esposo había hablado, sus rostros eran de completa lealtad y respeto hacia mí, ellos no tenían ni la mínima expresión de querer traicionarnos o de querer luchar por sus propios intereses. Mi nonno me había hablado bastante sobre ello, las familias eran leales a quien les daba la mano cuando la necesitaban, también me había explicado que cuando habían elegido a los Rossi como la realeza, cada una de las generaciones seguía manteniendo la lealtad y el respeto por todos nosotros, incluso a mí, que parecía ser una niña entre todos ellos.
Cuando los vi perderse en el pasillo de la casa, los tres hombres que me acompañaban me dieron una sonrisa tensa, seguramente esperando mis indicaciones.
—Escuchen, todos ellos son aliados, pero será la primera vez que esté al frente de las familias, por lo que les pido que estén ahí, Álex me acompañara para la redacción de los acuerdos que se lleven a cabo, pero necesito a mi consejero y a mi segundo en línea para la toma de decisiones. Archie, tú te encargaras de estar pendiente a cualquier peligro, ellos no nos traicionan, pero no podemos confiar en sus allegados, por lo que necesito que estes al pendiente.
—Lo estaré, no te preocupes—aseguró.
—Bien—murmuré—. Nick y Hunt, solo intervengan cuando yo se los solicite, nonno también estará presente y él es mi consejero principal, llevó la Cosa Nostra durante años, por lo que su experiencia nos será útil.
Ambos asintieron, sabiendo que mis palabras eran certeras. Antes de decir otra palabra, todos comenzamos a caminar con dirección a la sala de reuniones, Archie caminaba frente a mí y Hunt y Nick cubrían mis lados y espalda. Estábamos en casa, pero habia personas desconocidas, por las que no debíamos bajar la guardia, incluso si eran familias de la familia.
En cuanto las puertas del salón fueron abiertas por Archie, escuché que todos se ponían de pie y segundos después inclinaban sus cabezas mientras me deslizaba con delicadeza y completa elegancia hasta el puesto en la cabecera, esa que mi nonno había ocupado durante más de 30 años.
Mi nonno me regalo una pequeña sonrisa, se encontraba a mi lado izquierdo, a su lado se colocó Nick y mi hermano tomó el lugar libre a mi derecha, mientras Álex se encontraba a su lado y Archie se colocaba estratégicamente detrás de mí. La cabeza de todos permanecía gacha y por primera vez en mi vida sentía el poder de ser una verdadera reina.
—Pueden sentarse—ordené con voz firme.
Todos siguieron mi orden, levantando las cabezas cuando tomaron asiento y admirándome, como si fuese una verdadera reina, podía identificar en sus miradas el respeto y adoración que me tenían como su máxima autoridad, nisiquiera habia sentido esa emoción desbordante cuando me habían nombrado ministra.
—Quiero agradecer que todos se encuentren aquí, han venido desde lugares muy lejos para poder tener esta reunión y sé que la mayoría de ustedes tiene lealtad hacia mí, sea por el vínculo que crearon con los Rossi o por cualquier otro motivo. Quiero decirles que me siento realmente honrada de estar frente a ustedes por primera vez, todos saben quién era antes de estar aquí, saben lo que tuve que pasar porque los rumores corrieron realmente rápido en el bajo mundo, pero quiero decirles que en estos momentos yo ya no pertenezco al ejército, ya no soy más una general o incluso la ministra, ahora soy su reina y mi lealtad estará con cada una de las familias que pertenecen a la Cosa Nostra—murmuré—. No voy a cambiar lo que tenían establecido con su antiguo rey, los porcentajes que se darán a la familia seguirán siendo los mismos que manejaban con él, por lo que no deben de preocuparse de que sus negocios se vean afectados por este cambio.
>>Sin embargo, existirán modificaciones en cuanto a las reglas. No vamos a actuar por separado, si tenemos un problema se informará a la familia principal sobre ello, lo evaluaremos y si es necesario el Sacerdozio intervendrá. Por otro lado, si el Sacerdozio necesita su intervención, se los haré saber, todos deberán cooperar y estar dispuestos a ofrecer a sus hombres. ¿Alguno tiene duda?
Uno de los hombres mayores levantó la mano con respeto. Asentí para que hablara y él respiró profundo.
—Esto significa que deberemos dar informe de todo lo que hagamos a la familia primera ¿Cierto?
—Así es—murmuré—. Sé que todos decían sus actuares a la familia primera, pero mantenían ocultos cambios internos como reclutamientos y cosas por el estilo, ahora deberá informase a nosotros, pues planeamos entrenar a todos los soldados por igual, con el fin de tener una mejor protección. Secondo les informara todo esto.
Miré a Archie, quien asintió, sabíamos que la ley de los numerale era llamarlos por números, de esa manera su identidad no quedaba completamente al descubierto.
—Bien, esto será para establecer un entrenamiento militarizado por así decirlo, se ha adaptado una isla en el mar mediterráneo, Monte Carlo, ahí dentro de unos cuantos meses comenzaremos con el entrenamiento para los soldados, ustedes decidirán a quienes someterán a dicho entrenamiento primero o si desean que todos sean entrenados a la vez. En entrenamiento será dirigido por nuestra reina y durará dos semanas de forma intensiva.
—Esto me agrada—aseguró uno de los hombres—. Creo que el que todos tengan un entrenamiento de la mujer que entreno a soldados que les patearon el culo a Schiavone y Lombardi, es algo que necesitamos. Sin ofender, majestad.
—Exactamente—aseguró otro de los hombres.
—Bien, con el conocimiento del nuevo entrenamiento, también deben de saber que cualquier interacción o comercio no autorizado e incluso algún plan de ataque no informado a nosotros, puede ser considerado traición—murmuró mi nonno—. Así lo habíamos estado manejando y nuestra reina continuara con ello.
Todos asintieron en respuesta.
—Sé que todos entenderán los motivos por los que estamos cambiando todas estas reglas, y también quiero decirles que si ustedes no desean estar aliados con la Cosa Nostra, será mejor y es el momento que digan lo que piensan, ustedes son pertenecientes a las familias originales que crearon esta unión, pero no voy a obligarlos a quedarse si no quieren hacerlo. Pero eso significa que perderían cualquier apoyo que pudiésemos brindarles en caso de ser atacados—murmuré.
—Señora—murmuró uno de los hombres poniéndose de pie—. La familia Vrenna, declara su lealtad y honor a la familia original de los Rossi, estamos completamente de su lado y esperamos poder mantener la estrecha relación que hemos tenido desde la creación de esta unión.
—La familia Greco, también renueva su lealtad a la familia Rossi y la Reina.
—La familia Arcuri, declara su lealtad a la familia rossi y la reina, para poder permanecer en sus filas.
—Los Bianco, declara la lealtad que tiene a la familia real y a la reina, cualquier cosa que necesite puede acudir a nuestra familia y trataremos de hacer lo que sea necesario para protegerla.
—la familia Spadafora, también declara la lealtad a nuestra reina. Estaremos dispuestos a pelear si es necesario para usted y todas las leyes que acaba de proclamar creo que son las necesarias para este reino.
—Los Nistico le son leales, señora y lo serán siempre—aseguró uno de los hombres jóvenes.
—Los Russo tambien estan de su lado, señora, cualquier cosa que sea necesaria para su protección o para su bienestar, la familia Russo le será leal.
—Los Franzé, Filice, De Luca y Procopio, estan de su lado, somos leales desde nuestro asentamiento en la gran unión, sea lo que sea necesario, somos leales a la familia real y a la Reina.
—Se los agradezco a todos, mi lealtad también está con cada una de sus familias y si tienen algún problema no duden en acudir a nosotros. Yo le soy leal a mi familia y ahora ustedes son mi familia también, así que no duden en acudir si necesitan algo.
Todos asintieron, y cuando creí que volverían a sentarse para continuar con la reunión, todos doblaron una rodilla en su lugar, como si me estuviesen declarando no sólo con sus palabras sino también con las acciones que eran completamente leales a mí, que no les importaba absolutamente nada y que esa pequeño acto significaba que estaban de mi lado.
Solté un pequeño jadeo de sorpresa al verlos, porque ni siquiera me había imaginado que ellos podían hacer algo así, que podían declararme su lealtad de una manera tan explícita, ellos me veían como su reina sin importar que acababa de unirme 2 años atrás a la mafia, ellos me veían como la mujer que había sido en el ejército y que podía tener el poder de guiarlos con sabiduría y llevarlos a la victoria.
—Lealtad y respeto a nuestra reina—murmuraron todos al unisonido—. Dio salvi la regina! Lunga vita alla regina! Possa la regina vivere per sempre!
—Gracias por su lealtad, les prometo que ninguno de ustedes perecerá en caso de una guerra, ser parte de nosotros, significa que tendrán el apoyo completo de nosotros—aseguré—. Los apoyaremos.
Todos ellos me eran fieles, todos ellos estaban listos para atacar en caso de que alguien me atacara a mí, me sentí poderosa en ese instante, porque no importaba si me habían robado a mi ejército 2 años atrás, en ese instante estaba formando mi propio ejército que se volvería imparable y que lograría exterminar a los bastardos que nos habían hecho daño.
Después de las referencias que todos me habían hecho a mí, se pusieron de pie y volvieron a sentarse en sus lugares correspondientes. Comenzaron a informarme de todo lo necesario sobre lo que ocurría en sus diferentes familias.
Dos horas después nuestra reunión acabó y por fin pude ser libre de ir a dormir al lugar que quería, me sentía realmente agotada y lo único que quería era dormir, pero eso desapareció completamente de mi mente cuando vi a mi pequeño hijo siendo cargado por mi esposo, quien sonreía con una alegría indudable.
—¡Mami!—chilló—. Possiamo andare a prendere un gelato?
—Lo único que he entendí es que quiere helado—murmuró Conall—. Necesito una maestra, creo que estoy olvidando completamente el italiano.
Solté una pequeña risa, mientras estiraba los brazos y mi hijo no dudo un segundo en pasar de los brazos de su padre a los míos. Sonreí con ternura, al ver el puchero de mi pequeño bebé, quien estaba completamente feliz.
— Certo, oggi pomeriggio mangeremo un gelato, amore mio.
—Joder, amo tu acento italiano, amor, me prende demasiado escucharte hablar ese idioma, me vuelve loco—susurró mi hombre sobre mi oído.
Solté una pequeña risa y le lancé un beso, mientras bajaba a nuestro pequeño al suelo para que camináramos juntos hacia su habitación, mi esposo nos siguió de cerca. Preparé ropa para mi pequeño hijo y lo dejé que se cambiara, mientras mi esposo y yo fuimos a nuestra habitación para que pudiésemos cambiarnos de ropa y salir por el delicioso helado que nuestro hijo quería.
Mis padres y los padres de Conall se nos unieron, realmente me encantaba poder convivir con los que amaba, porque sabía que mi esposo también le gustaba pasar tiempo con sus padres y sus suegros. No me había hablado mucho de la conversación que habían tenido el día que mejor amigo se había comprometido, pero había visto el emotivo momento en el que se habían abrazado los tres y era fácil adivinar que quizás era porque esa pequeña brecha que lo separaba se había corregido.
Niall estaba completamente eufórico corriendo de un lado a otro con sus abuelos, quienes no dudaban ni un solo segundo en consentirlo, me encantaba ver cómo un pequeño hijo corría de un lado a otro feliz, como si absolutamente nada lo preocupara y por un momento quería que así fuese por el resto de su vida. Realmente no quería que mi niño sufriera el dolor o la pérdida, y haría lo imposible porque eso no ocurriera.
Mi hijo era feliz con su helado, mi esposo y sus padres estaban con mi niño, mientras mis padres y yo, preparábamos una pequeña manta en el parque. Mi padre abrazó a mi madre, mientras ambos se carcajeaban por un chiste que se habían dicho, no comprendía su alegría, pero realmente me sentía contenta de que a pesar de toda la desgracia y el dolor que nos habia acompañado, ellos estuvieran ahí, no me podía imaginar una vida sin ellos dos.
—Gracias—susurré mirando a mis padres.
Ambos giraron su mirada hacía mí.
—Gracias ¿por qué, pequeña? —preguntó mi madre, sentándose a mi lado sobre la manta.
—Por todo—murmuré—. Siempre han estado a mi lado, siempre me han apoyado incluso cuando ni siquiera yo tenía ganas de creer en mí, ustedes lo hicieron sin dudarlo. Nunca me abandonaron, nunca perdieron la fe de que yo estaba con vida cuando me fui a Suiza y siempre me tuvieron en sus corazones, no importó absolutamente nada.
Mi madre soltó una pequeña risa y me estrechó entre sus brazos.
—Mi pequeñita, no importa la razón por la que tengamos que estar lejos, te amamos porque somos tus padres y te amaremos cada instante de nuestras vidas, tu mereces todo el amor del mundo—murmuró besando mi frente.
—Y estaremos a tu lado, no importa cuantas veces tengamos que estar alejados, siempre encontraras el camino a casa, pequeña flor—murmuró mi padre.
Nos estrechó a ambas entre sus brazos. Un sollozo salió de mis labios, mientras sentía el calor de mis padres, un aliento en el momento en el que sentí como que mi corazón daba un pequeño brinco, latiendo como realmente lo había esperado durante esos dos años.
Quería eso de por vida, saber que mi familia estaba completa y que sin importar nada, podríamos tener un futuro lleno de alegrías y amores.
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¿Creen que nuestra Keyli pueda tener ese final feliz que tanto quiere?
¿Qué creen que ocurra?
¿Están listos?
Holi, mis muñequitos.
Aquí reportandome con un nuevo capítulo, como ya se los había dicho, publicaré un capítulo por semana, ya que estaré muy ocupada con mi ultimo semestre universitario, pero aquí estaré, dandoles emociones, alegrías y corajes.
Espero les haya gustado este capítulo y lo único que puedo decirles es ¡PREPÁRENSE PORQUE ESTO SE PRENDIÓ!<3
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