Capítulo 21.
Cuento de hadas.
"Piensa como una reina. Una reina no teme fallar. El fracaso es otro escalón hacia la grandeza".~ Oprah Winfrey.
Dicen que a veces en la vida hay momentos en donde el fuego sea del amor o el deseo consume todo lo que hay a nuestro alrededor, el fuego arde tan fuerte que es capaz de crear o destruir vida a su alrededor. Esos dos sentimientos que a veces son tan fuertes que son imposibles de controlar se vuelven algo que convierten al humano en alguien adicto a esto, que una vez que el ser humano prueba lo que realmente es el amor y el deseo, es imposible que den vuelta atrás y se descubren a sí mismos, encerrados en la perfecta sintonía de estos dos.
Todo ser humano nació para tener amor en su corazón, todo ser humano fue creado con esa capacidad en la que se es capaz de amar con tanta fuerza que se pueden destruir montañas o quemar el mundo. El amor es algo completamente hermoso pero cuando se convierte en algo más fuerte casi imposible de controlar, pueden incluso volverse peligroso para aquellos que no tienen el corazón dispuesto a tener ese sentimiento tan grande y profundo, adueñándose de toda su vida.
El ser humano es frágil por naturaleza, no podemos controlar demasiadas cosas en la vida a pesar de que creemos que a veces podemos ser superhéroes, eso es completamente imposible y la fragilidad humana nos embriaga cada dos minutos, la fragilidad humana que nos hace ser completamente mortales y quizás esa es la parte por la que disfrutamos la vida, porque no importa lo que hagamos, al final todos tendremos el mismo destino. La vida nos muestra que un día podemos estar completamente tristes y derrumbados y al siguiente estar disfrutando de todas aquellas hermosuras que nos da la vida, de todos esos momentos que nos llenan el alma y nos hacen sentir completos.
Mi madre siempre me decía que la fortaleza no se medía por los músculos sobre tu cuerpo, no se medía por la resistencia de tu piel al calor o por cualquier otra cosa de superhéroes, sino que la fortaleza humana se medía en el momento en el que sabía si levantarte o quedarte en el pozo profundo a la hora de la desesperación y el dolor provocado por agentes externos de nuestra vida.
Ella siempre me había dicho, que en la vida existen dos formas de tomar las situaciones que acontecen a lo largo de toda la vida, la primera es sumiéndose en un profundo pozo de desesperación y depresión, ocultándose para de alguna forma protegerse del dolor una salida falsa que pronto termina, no importa qué tan seguro sea el lugar en donde te escondas, sabes que jamás podrás estar completamente tranquilo; y la segunda opción que ella siempre me daba era tomar al toro por los cuernos, refiriéndose a que puedes enfrentarlo, ponerte de pie y darte cuenta de que la fortaleza que tienes no se mide simplemente por los músculos que posees sino por la valentía y todas las cualidades que te hacen ser único.
Mi madre era mi mayor admiración, la admiraba porque ella había sido fuerte a pesar de que su propia familia la había pisoteado de mil formas distintas, Claro que después se había enterado que sólo había sido una manipulación por parte de una bruja que quería su vida, pero ella no solo había sufrido en el momento después de la muerte de sus padres, también lo había hecho cuando era una niña y su madre, había sufrido lo mismo por parte de sus hermanos, nadie las había querido precisamente porque conocían la fortaleza que tenían en su interior y que sabían que si ellas la descubrían, serían imparables. O al menos esa era mi teoría, aunque mi madre siempre decía que ellos habían nacido con el corazón de demonio, yo estaba completamente segura de que se debía a que esas personas sentían que si mi madre o su madre llegaban a descubrir de lo que eran capaces y descubrir la fuerza que había en su interior, los destruirían y quizás ese era su mayor miedo.
Mi madre siempre había sido una mujer bondadosa a la que no le importaba dejar todo para proteger a los menos afortunados de la vida, siempre la admiré porque ella era como a lo que yo aspiraba a ser, no simplemente porque era la ministra con más poder en todo el mundo militar, sino también porque ella tenía tanta fortaleza en su corazón que no importaba Cuántas veces la pisotearan, jamás bajaba la mirada y de cierta manera yo quería tener esa fortaleza en mi interior, porque la única vez que alguien me había pisoteado lo había hecho y me había dejado tumbada durante meses.
Ella siempre había creído que el amor, la bondad y todo lo que pudiera ser hermoso en la Tierra, era capaz de destruir a los demonios más poderosos, egoístas y fuertes que existían sobre nuestro mismo universo, que se disfrazan con cara de hombres y mujeres sedientos de odio y avaricia. Ella siempre me había dicho que el amor triunfaba sobre todo eso que podía destruir el mundo, que no importaba cuántas veces el amor fuera vulnerable, tarde o temprano el amor siempre encontraba la brecha para abrirse camino en la vida de una persona y le mostraba la fortaleza que había en su corazón.
El amor es la cura para cualquier herida del corazón, como mi madre siempre lo había dicho, la persona que está destinada a estar a nuestro lado, siempre, sea cuando sea, va a sanar nuestra alma sin importar absolutamente nada. Cuando ella me hablaba de ello después de que Stefan había destruido mi dignidad, creía que jamás llegaría alguien que me amara con la fuerza de un huracán, veía el amor de mis padres y me resignaba a que jamás llegaría a sentir algo tan fuerte por otra persona o por lo menos, jamás nadie me amaría por lo dañada que me encontraba, sin embargo, cuando había conocido a Conall, todo había cambiado en mi vida y en mi perspectiva, él me amaba sin miramientos, no veía mi pasado, pero me ayudaba a superarlo; me ayudaba a caminar en las sombras sin importar que estuviese perdida, él tomaba mi mano y me guiaba para poder ser lo que él sabía que yo era.
Con Conall todo era completamente fácil de hacer, su sonrisa era capaz de hacer que mi corazón vibrara de amor, sus palabras me llenaban de confianza y su toque me hacía arder como una jodida hoguera. Lo amaba con todo mi corazón y sabía que él me amaba con esa misma intensidad, el amor, el deseo, la posesividad e incluso los pequeños celos, siempre nos mostraban el amor que nos teníamos, ni importaba nada, solo el amor que él y yo sentíamos.
Conall era lo que me complementaba, sabía que era fuerte por mí misma, sabía que era un maldito torbellino que podía seguir viviendo si él me faltaba, lo había hecho por dos años pero sabía que él era mi vitalidad, lo que me hacía sentir viva y que me hacía saber que sin importar absolutamente nada, si lo tenía a mi lado, la vida se convertía en algo único y esa era la razón por la que lo deseaba a mi lado el resto de mi vida.
Sabía que ambos éramos autosuficientes e independientes, pero también sabíamos que juntos éramos más fuertes y poderosos, nos complementábamos uno con el otro y eso nos mantenía fuertes, amándonos en todo momento. El amor en nosotros era nuestra fortaleza, él era mi fuerza y lo sabía, tener sus manos sobre mi cuerpo era suficiente para saber que todo nuestro amor era perfecto.
Sus manos eran todo lo que anhelaba, incluso a minutos de haberme convertido en la mujer más poderosa de toda la maldita mafia, sus manos me hacían sentir sumisa a su toque, sus manos se afirmaban a mi trasero mientras mi cuerpo ardía en llamas y su boca se pegaba en mis pechos. La música se escuchaba a todo volumen a unos pasos de nosotros y estaba segura de que cualquiera que prestara atención, escucharía mis gemidos.
—Joder, mi amor—murmuró—. Sabes cuanto he tenido que aguantar, estoy tan jodidamente duro por ti y el jodido vestido que te hace lucir como una diosa.
—Conall... —gemí cuando sus labios se posaron sobre mi cuello.
—¿Sabes las jodidas ganas que tengo de enterrarme en tu estreches? Joder, Keylani... me estas volviendo malditamente loco con ese vestido y ahora mismos tengo ganas de rebanarle la garganta a todos los hijo de puta que te miraron—gruñó posesivamente—. Voy a follarte aquí y ahora, amor y voy a hacer que grites hasta que todos esos malditos que te miraron escuchen a quien perteneces, quien hace arder este hermoso cuerpo de Diosa caliente.
Sus palabras no debían causarme tantos estragos, pero era todo lo contrario, mi cuerpo temblaba con su calor tan cerca del mío, sentía su dureza contra mi pelvis y el vestido estaba sobre mis caderas, mientras sus dedos se apoderaban de la delicada piel de mis muslos.
Antes de poderlo evitar, sentí como mis bragas eran arrancadas de mi cuerpo de una forma demandante. Metió los jirones de tela en su elegante pantalón antes de tocar mi ardiente intimidad y notar la humedad que corría entre mis piernas, anhelando su toque.
—N...No estoy mojada por nadie más que tú—gruñí.
—Lo sé, amor—murmuró.
Jadeé cuando uno de sus dedos se introdujo dentro de mi encharcada intimidad, sentirlo de esa manera seguramente debía ser un jodido delito, su cuerpo tan pegado al mío, mis piernas sobre su cintura y sus dedos incrustados en mi sexo, era la experiencia más malditamente placentera que en mi vida había experimentado.
Saber que estábamos a metros de todos, de los que minutos atrás me habían coronado su reina y se habían puesto de rodillas frente a mí, me encendía como una llama. Mi cuerpo temblaba, presa de un orgasmo que se instalaba en mi vientre, Conall era tan jodidamente experto en hacerme arder, que no iba a dejarme salir sin haberme follado.
—C...Conall.
—Joder, me siento tan malditamente orgulloso de ti—gruñó—. Eres una leyenda y estoy malditamente honrado de ser tu caballero, el caballero que está a tu lado y te folla todo el tiempo.
Solté una pequeña risa, escuchando su voz ronca sobre mi piel, atrapé entre mis dedos sus cabellos, jadeando al sentir como se prendía de mis pechos tras bajar la copa de mi vestido, saber que él estaba sosteniéndome y afirmándome contra su cuerpo, me hacía sentir totalmente perdida.
Un tercer dedo se abrió paso en mis pliegues, causando que soltará un gemido tan alto que estaba segura todos lo habían escuchado, pero no me importaba, mi cordura comenzó a nublarse, al sentir que mi cuerpo subía de temperatura a una manera jodidamente escandalosa. Sus dedos comenzaron a salir y entrar de mi estreches, logrando que jadeos y gemidos salieran desde la profundidad de mi garganta.
—¡Dios... Más!
—Dios no te está dando este placer, muñeca—murmuró subiendo sus labios hasta los míos—. Lo está haciendo tu hombre—gruñó.
Lo vi bajar con una velocidad inhumana el zipper de su pantalón, mientras con otra de sus manos me afirmaba con fuerza entre la pared y su cuerpo. Al ver lo jodidamente duro y grueso que se encontraba, solté un jadeo. No importaba cuantas veces habíamos estado juntos, seguía sorprendiéndome su tamaño y seguía sintiendo que me partiría por la mitad. Era largo, pero eso no era lo más sorprendente, estaba tan malditamente grueso que no importaba si estaba en reposo, siempre lograba verse gigante.
Sonrío al ver mi mirada hambrienta sobre su miembro, bombeo un par de veces su virilidad y mi sexo parecía tener vida propia, pude sentir como mis líquidos escurrían hasta mi trasero y solté un jadeo, cuando antes de poder pensar con coherencia, Conall introdujo nuevamente tres dedos en mi interior.
Viré los ojos y me removí ante su toque, me encontraba tan malditamente sensible que sentía que en cualquier momento explotaría en un orgasmo, me aferré a sus hombros, sintiendo el maldito placer que me volvía cenizas ante su toque.
—C...Conall... fóllame.
—Mi pequeña muñequita codiciosa—gruñó.
Aceleró sus dedos en mi interior, causando que mi cuerpo temblara. Me sentía volando en el universo, nisiquiera pude contener mis propias reacciones, la mano que sostenía mi trasero, se dirigió a mi clítoris y lo punteo, logrando que todo mi cuerpo convulsionará en un maldito orgasmo que no pude contener.
Me afirmé a sus hombros, lo arañé con fuerza y me apreté a su cuerpo. Antes de poder bajar de la cima, sentí sus dedos salir de mi interior y con toda la fuerza, me empujó contra la pared, tomando mis manos sobre mi cabeza y empujando nuestros cuerpos para que se estrecharan aún más.
Grité, cuando de una sola embestida entró en mi interior, estaba segura de que todos habían escuchado mi grito, pero no me detuve. Sus embestidas comenzaron a ser tan duras y profundas que mis paredes se apretaban a su alrededor, gemía y me retorcía entre sus brazos, anhelando liberarme del jodido placer que me hacía sentir completamente aturdida.
Sus bombeos eran salvajes, escuchaba su respiración agitada contra mi cuello y sus gemidos en mi oído, estaba completamente desesperada por el placer, giraba los ojos por las emociones que me embriagaban y me trataba se sostener de sus manos, porque era lo único que podía agarrar.
Gemí fuerte, cuando su miembro toco el punto de ebullición en mi interior, logrando un segundo orgasmo, pero que no lo detuvo ni un solo segundo, Solté un fuerte grito y me retorcí sin poder evitarlo. Mis paredes lo apretaron y escuché su gruñido sobre mi oído, señal de que eso le gustaba.
—Tan malditamente estrecha—gruñó—. Tan mi mujer.
—C...Conall—gruñí —. E...Eres mío.
—Tuyo, mi amor—aseguró—. Soy solo tuyo, tu hombre y jamás vas a deshacerte de mí.
—No...No lo haré—gruñí.
Sonrió, satisfecho con mis palabras, me empujo contra la pared y su mano que sostenía mi trasero, subió para aferrar sus dedos contra la pared, ayudándose a penetrarme con tanta fuerza y dureza que me sentía más aturdida.
—Eres mi mujer, soy tu hombre y no volveré a dejarte ir, me importa una mierda, voy a ser una bestia que no volverá dejarte escapar.
—No... no quiero escapar—gruñí—. Jamás.
—Ni yo—aseguró.
Cada embiste era brutal, mis pechos se agitaban con fuerza con cada choque se sus caderas contra mí. No me importaba una mierda si en ese momento se acababa el mundo, con saber que lo tenía a él tan cerca de mí era suficiente.
Sentía una deliciosa mescla de placer y dolor con mi espalda raspando contra a pared, su miembro se abría paso entre mis paredes de forma desmedida y mi sexo palpitaba, preso de un tercer orgasmo, me arqué contra mi espalda y solté un alto gemido cuando el orgasmo llegó a mi ser, pero no detuvo sus embates.
—Mía... sólo jodidamente mía—gruño.
Alargó mi orgasmo, logrando que me arquera. Sus caderas me empujaban con dureza y yo solo podía gritar, sin importarme que me escucharan, lo escuché gruñir en la nebulosa del placer que me embriagaba, en un último gruñido, lo sentí internarse por completo dentro de mí y explotar en lo profundo de mi intimidad, llenándome completamente de él.
Nuestros jadeos se combinaron en uno solo, mientras ambos sonreíamos como adolescentes idiotas que acababan de tener un calentón en la fiesta de graduación, pero lo nuestro era más, no solo era follar salvaje, era hacernos el amor de la forma más carnal posible, anhelando el cuerpo del otro.
Mis respiraciones eran agitadas, Conall soltó mis manos y me aferré a su cuello. Nuestros labios no tardaron en unirse, demostrándonos con delicadeza todo el amor que sentíamos por el otro, le sonreí, sintiendo que mi corazón se embriagaba de completo amor al saber que solo éramos él y yo. Éramos nuestros y lo sabíamos.
—Te amo—susurré.
—Te amo, más de lo que es humanamente posible—aseguró en un jadeo cuando salió de mi interior.
Solté un pequeño suspiro de necesidad, deseando volver a sentirlo en mi interior, Conall soltó una pequeña risa mientras volvía a besar mis labios y me ayudaba a acomodar las copas del vestido, seguramente orgulloso por las pequeñas manchas moradas que había en mi blanca piel.
Me dio otro beso, antes de volverme a parar sobre el césped. Solté una pequeña risa cuando mis piernas temblaron, señal de la buena follada que habíamos tenido. Lo ayudé a acomodarse el elegante smoking y ambos nos sonreímos como adolescentes traviesos.
Era realmente impresionante como podíamos estar un segundo con el momento más caliente de nuestras vidas y al siguiente sonreír como si fuésemos dos almas que recién se encontraban y se amaban sin siquiera pensarlo. Un amor tan fuerte que era hermoso y perfecto.
Traté de refrescarme un poco para parecer menos recién follada, aunque me encantaba sentir mis piernas temblando y mi rostro sonrojado por el calor que él me provocaba, estaba completamente segura de que más de una de las personas que se encontraban en la fiesta de mi coronación notarían lo que había ocurrido detrás de esa pared, aunque era bastante Claro que había sido escuchada, pero las ventajas de ser reina era que nadie me juzgaría con la mirada y si lo hacían ni siquiera me importaba, porque amaba a mi hombre y me valía una mierda lo que los demás pensaran.
Cuando me sentí menos aturdida y mi mente estaba fuera de la nebulosa que lograba entumecer todo mi cuerpo, mi esposo tomó mi mano y nos llevó de nuevo a la fiesta, nuestras manos se afirmaban con fuerza a la del otro, sabiendo que éramos la fortaleza que necesitábamos para poder enfrentar todas las preguntas que seguramente nos comenzarían a hacer, no sobre nuestra relación sino el cómo de los mayores agentes secretos habíamos pasado a ser los reyes de las mafias más poderosas que se encontraban ocultas o bajo el agua.
—No quiero saber qué diablos estaban haciendo—gruñó Kennett acercándose a nosotros—. Pero Niall los estuvo buscando desde hace una hora y le di chocolate para tranquilizarlo, ahora está teniendo una conversación del principito con el líder de los griegos.
—¿Con Peter? —pregunté riendo.
—Si—aseguró con una pequeña sonrisa—, al parecer encontró un nuevo mejor amigo—murmuró riendo.
Solté una pequeña risa sin poder evitarlo, afirmé mi mano a la de mi esposo y nos guíe a ambos hasta donde estaba mi hijo sentado, hablando como todo un experto sobre su libro favorito, lo amaba en todos los sentidos y saber que mi pequeño era tan inteligente como haber aprendido a leer a los cuatro años me hacía sentir realmente orgullosa de él, incluso cuando había sido un Guerrero desde pequeño, porque aunque nunca lo habían maltratado había estado alejado de nosotros con una familia que no lo quería. Era mi pequeño gran valiente y siempre lo sería.
—¡Papis! —chilló al vernos.
Mi pequeño niño se lanzó a los brazos de su padre, mientras reí al ver que le daba besos por su rostro, solté una pequeña risa al ver la hermosa interacción de mi hijo con su padre, ambos se veían realmente felices y por un momento sentía que estaba en un cuento de hadas. Me había convertido en la reina para proteger a los que amaba y haría hasta lo imposible porque esos momentos fueran más seguidos y que ellos no tuvieran ningún miedo, me aseguraría completamente de que ambos fueran felices, al igual que toda mi familia.
—Tu abuelo dijo que comiste chocolate—murmuré.
—Eso no es cierto yo solo comí dulces—aseguró con una sonrisa inocente, enarqué una ceja y mi hijo hizo un pequeño puchero—. Sólo fue un trocito, lo prometo, mamá.
—El doctor dijo que no debes de comer tanto chocolate o las muelas van a picarse, debes recordarlo, pequeño, no es porque nosotros queramos malos contigo queremos que tus muelas no se piquen y tengas que usar dientes de metal.
—Si, mami—murmuró con un puchero—. Pero mañana si puedo comer ¿Verdad?
Solté un ligero suspiro al ver el pequeño puchero qué hacía, era imposible decirle que no, cuando hacía esa hermosa carita que me daba mil años de vida, él sabía cómo manipularme y eso era lo peor, pero a la vez sabía que no podía negarle absolutamente nada a mi hijo. Sus ojitos brillantes y sus labios fruncidos en un puchero eran suficientes para tener a mi esposo y a mí en su dedo meñique.
—Bien—murmuré con frustración—. Puedes comer un chocolate mañana, pero solo uno ¿De acuerdo?
—¡Si, mami! —chilló con una creciente emoción.
Me encantaba ver la emoción en su rostro y realmente no me importaba absolutamente nada más que ver la sonrisa de mi pequeño hijo siendo perfecta, aunque eso significaba que me tenía completamente a sus pies y ni siquiera siendo la reina de la mafia, tenía la fuerza necesaria para decirle no.
Mi esposo soltó una pequeña risa, mientras dejaba a nuestro pequeño nuevamente en el suelo. Peter soltó una pequeña risa, mientras veía que el niño corría en su dirección, ese hombre realmente se había vuelto alguien importante para nuestro hijo, quien lo habia adoptado como un mejor amigo.
—Enseñaré a mi hijo a elegir sus amistades—murmuró Conall a mi lado.
—Peter es bueno—murmuré—. Perdió a quien más amaba... de cierta forma, me recuerda al dolor en los ojos de Hunt y de Álex, los tres tienen en común que perdieron al amor de su vida y sé lo que se siente creer que he perdido a quien amo, así que le tengo confianza a pesar de que sea de una mafia distinta a la nuestra, tú también lo eres y eres mi esposo.
—Eres una tramposa muñequita—susurró—. Sabes que cuando me das explicaciones de esa manera, me tienes completamente amarrado a tu dedo meñique... no tenía ni idea de lo que ha pasado él.
—Me lo contó el día en que fue la reunión de todas las mafias, yo sentía que me estaba volviendo loca porque te veía en todas partes y se lo conté a él fue cuando me dijo que él también había perdido a alguien que amaba. Murió el mismo día que Amé...
—¿Dónde estaba?
—Era un agente de la FEMR—murmuré —. Por eso en cuanto mencioné que la venganza era contra ese par, él no dudó en apoyar y ser el primero en decir que estaba dentro porque quiere venganza para la mujer que ama y que perdió por culpa de esos bastardos, por eso sé que tenemos cosas en común.
—Eso es algo que realmente amo de ti, no eres como yo al ver que todo el mundo puede ser malo, tú siempre ves la bondad en las personas y te interesas por la historia de cada una de ellas no importa si son de diferentes bandos.
—Bueno ahora no somos de bandos diferentes, todos estamos buscando lo mismo que es acabar con ese par de bastardos que están jodiéndonos la existencia, pero entiendo lo que dices y siento que mi madre siempre me enseñó a ello, que no importa cuánta maldad hay en el corazón de alguien, todos tienen una historia.
—Incluso esos bastardos.
—Tienen una historia, pero no es lo que los ha hecho ser malos, ellos son malos porque no supieron ver la bondad de la vida y decidieron tomar el camino equivocado, los dos tenían oportunidad de no seguir los pasos de sus padres, pero dejaron que la avaricia y todo lo que conlleva esta los cegará.
—No todos tienen un corazón tan puro y hermoso como el que tú tienes, muñequita—murmuró—. Pero también creo que tienes razón en todo lo que dices, ellos tuvieron la oportunidad de tomar el camino correcto y lo sé porque ambos fueron mis amigos, quizás fueron en diferentes momentos o en diferentes circunstancias, pero ambos tenían la oportunidad de no continuar con la maldad que sus padres significaban, en lugar de eso decidieron seguir sus pasos.
—¿Crees que Arniel sabía quién era su familia?
—Creo que eso nunca te lo contó él, un par de años antes de que nos conocimos en aquella fiesta, él fue asignado a proteger a una mujer, era su protegida y yo podía ver que tenía una gran conexión con ella, porque éramos como hermanos... un día Luna, la chica que protegía, desapareció de la faz de la Tierra, él se sentía culpable porque la última frase que le dijeron a la chica y que él logró escuchar, fue que era que él no podía estar con absolutamente nadie. Levantaron una investigación al creer que se trataba de un ajuste de cuentas, pero determinaron que no sabían qué clan había atacado, yo creí que él se había detenido pero se obsesionó demasiado con la investigación de una familia antigua, los Lombardi. Jamás me habló de ello y creo que tampoco sabía a ciencia cierta que era su familia, era como si sólo tuviese una corazonada. Finalizó su investigación como 14 meses después de iniciarla, después de ello quemó absolutamente toda la información que había encontrado y cuando yo le pregunté qué era lo que lo había hecho retroceder, lo único que me dijo era que no había encontrado nada relevante y que debía continuar con su vida.
—¿Por qué ninguno de los dos me mencionó eso antes? Bueno, por lo menos cuando estábamos juntos...
—Siéndote sincero, amor. No me correspondía a mí decirlo y él dijo que jamás hablaría de ello, no solo cuando te conocimos sino mucho antes, incluso cuando mi padre le llegó a preguntar sobre ello, él se hacía el desentendido, así que dejamos de insistir con el tiempo. Y supongo que él jamás lo quiso mencionarlo en nuestra relación—aseguró—. Pero ahora que sabemos que ese hombre tenía una relación con los Lombardi, es posible que lo supiera o que por lo menos supusiera que su padre realmente era Giuseppe.
—Cuando lo estuvimos investigando. ¿Alguna vez creíste que podía ser él?
—No—murmuró—. De todas las personas de las que desconfíe, él ni siquiera se me pasó por la cabeza, aunque sabía lo que nos había hecho y lo que te había hecho a ti, sabía que ese hombre no podía traicionarnos o por lo menos creía que así era, nunca me imaginé que él era el real bastardo que estaba detrás de todo.
Asentí.
—Era tu mejor amigo—murmuré—. Se conocían desde niños.
—Lo sé, amor—murmuró—. Pero él tomó sus decisiones y yo también tomé las mías, y mi decisión era quedarme a tu lado sin importar absolutamente nada a nuestro alrededor, ni siquiera porque él se había alejado de nosotros tenía pensado dejarte. Cuando nos separamos, al principio creí que tú me dirías que no querías continuar y si te soy sincero, ideé cientos de planes para reconquistarte.
—Tonto—murmuré con una pequeña risa—. Jamás se me pasó por la cabeza siquiera decirte que no podíamos continuar, después de todo por ti fue porque no acepté estar con los dos...
—¿A si? —preguntó coqueto.
—Por supuesto—murmuré—. Ni siquiera cuando llegué a odiarte era capaz de pensar en alguien sin que tu aparecieras, y creo que mi relación con él comenzó gracias a que mi cabeza no lograba recordarte, porque estoy segura de que de otra manera jamás te habrías casado con esa mujer—aseguré—. Planeaba intervenir.
—Fui un idiota en ese tiempo—aseguró—. Me comporté como un verdadero animal, y créeme que es de lo que más me arrepiento, te trate como si hubiese sido solo una cuestión para mí, cuando yo estaba totalmente consciente de que me tenías completamente atado a tu dedo meñique.
—Ambos fuimos idiotas—murmuré—. Yo debí haberte dado la oportunidad de que me explicaras, pero me cerré a la idea de que tú estabas con ella desde un principio, no sé la razón pero a mi cabeza creía que me habías estado usando como la segunda opción y que la amabas en realidad a ella.
—Nisiquiera porque fuese la última mujer en la Tierra, sería capaz de amarla—aseguró—. La detestaba con cada célula de mi ser.
Solté una pequeña risa sin poder evitarlo.
—Creo que ambos fuimos realmente idiotas al creer que podíamos vivir sin el otro. Aunque creo que yo tengo un poco más de justificación, perdí la memoria y no me acordaba absolutamente nada de ti. Así que tienes una oportunidad de perder la memoria y alejarte de mí si no me quieres—bromeé.
Mi broma pareció no agradarle demasiado, escuché un pequeño gruñido salir de lo profundo de su garganta mientras me pegaba con una de sus manos a su cuerpo, solté una pequeña risa al sentirlo tan cerca de mí, reclamándome posesivamente como me encantaba que no hiciera.
—Ni porque perdiera la memoria mil veces, sería capaz de volverme a alejar de ti... y menos de dejar de quererte, de amarte y adorarte—murmuró—. Ahora tú eres toda mi vida, Keyli, no importa si pasan mil o dos mil años, estoy seguro de que mi alma va a seguir buscándote en cada vida y el corazón de mi cuerpo, seguirá latiendo cada vez por ti.
—Conall—murmuré sintiendo que las lágrimas se acumulaban en mis ojos.
—Creo que a partir de ahora me aseguraré, de recordarte día y noche esto que te estoy diciendo porque no me importa absolutamente nada, no me importa si tengo que acabar con todo un ejército, siempre voy a luchar para regresar a tu lado y amarte como te he amado desde la primera vez que mi corazón latió en esta Tierra.
Antes de que pudiera detenerlo o decirle alguna cosa, sus labios se estamparon con los míos creando un hermoso sonido de nuestras respiraciones y nuestros cuerpos cerca del otro, lo amaba con cada centímetro de mi ser y no importaba absolutamente nada a nuestro alrededor, era mi hombre y yo era su mujer y quería que así permaneciera durante el resto de nuestras vidas, porque como él lo había dicho era completamente incapaz de volver a vivir sin él, sabía que sobreviviría pero no lograría vivir la vida.
Un carraspeo interrumpió completamente nuestro mágico y romántico momento, gruñí sobre sus labios y giré la mirada hacía el hombre que sonreía con perversión. Lev estaba frente a nosotros, siendo seguido por Nikolai, Álex, Hunt y Archie.
—Perdón por interrumpir—murmuró Nick—. Nonno nos dijo que querías vernos, te estuvimos buscando durante horas pero no te encontramos.
—Mi mujer y yo estábamos ocupados—gruñó mi esposo abrazándome contra su cuerpo.
—Jodes, brat, nadie va a quitarte a tu esposa—aseguró Lev con una sonrisa juguetona—. Pero me temo que yo le tendré que quitar a su esposo, hay unos asuntos que necesitas ver y resolver, traté de hacerme cargo pero no puedo hacerlo porque tú eres el rey de la Bratva.
—Ve, mi amor—murmuré con una pequeña sonrisa—. Debo hablar con ellos.
Conall frunció sus labios en un pequeño puchero como si fuese a un niño al que le había negado un dulce, besó mis labios rápidamente y depositó un beso sobre mi coronilla antes de marcharse siendo seguido por Lev. Les sonreí a los cuatro hombres y les indiqué que me siguieran a la pequeña mesa que se encontraba en uno de los laterales.
Todos los hombres al pasar me hacían reverencias, como si realmente fuese de la realeza y a decir verdad no me molestaba en lo más mínimo, me gustaba tener esa atención. Les indiqué a los cuatro hombres que tomaran asiento y los seguí.
—Sé que esto no se lo esperaban, pero ustedes son mi equipo y son a quien más les tengo confianza, son mi equipo y los quiero a mi lado, incluso siendo la reina de la mafia, por lo que ustedes cuatro serán los que secundarán mis ordenes—murmuré—. Todos sabemos la estructura que tiene la mafia, la estudiamos durante años, aunque estábamos del otro lado. Yo me convertí el día de hoy en la reina, algo así como el Capo di tutti capi, la máxima autoridad de toda la mafia. También me convertí en la líder de nuestra familia, los Rossi, por lo que también necesito que ustedes sean mi apoyo en ambos lados. Hunter... sé que me vas a decir que no sabes cómo hacerlo, pero eres mi hermano y Giandrick esta con Conall, así que te he elegido como mi Sottocapo, el segundo al mando, el que tomará las riendas si a mí me llega a pasar algo.
—Yo... No lo esperaba—murmuró mi hermano—. Pero, tampoco voy a refutar, acepto con honor el puesto, pequeña.
—Gracias—murmuré—. Nick, estoy completamente segura de que tú si no te esperabas lo que voy a pedirte, pero cuando estuvimos juntos en Suiza siempre me di cuenta de que eras el hombre más inteligente que jamás he conocido, sabes tomar decisiones con la cabeza fría, incluso si la tormenta está sobre nosotros... por eso te necesito como mi consejero, el consigliere, mi nonno te enseñara todo lo que necesites y ambos estarán como mis consejeros.
—No puedo decir que no a mi mejor amiga y reina—aseguró—. Gracias por tomarme en cuenta.
—Gracias por no abandonarme—murmuré—. Archie... aunque todo mundo sabe que eres un asco para la lucha cuerpo a cuerpo; con las armas y con las computadoras, y todo lo referente a la seguridad eres un maldito genio al que no se le pasa absolutamente nada, por eso quiero pedirte que seas mi jefe de seguridad, mi Numerale en pocas palabras.
—Será un honor, Keyli—murmuró.
—Y por último, Álex. Sé que te sentiste culpable por lo que hizo tu hermano, pero yo te dije que no importa absolutamente de donde venga tu familia o lo que le hizo a la mía, tú me juraste lealtad y creo en qué has sido de los más leales que se ha quedado a mi lado, por eso te necesito como el hombre que va defendernos en casos legales y también para manejar las finanzas, son 2 cargos distintos pero dejémoslo en que serás mi hombre de confianza, quién me dirá qué es lo que ocurre legalmente, ilegalmente, lo que hacen las familias y cómo van las finanzas.
—Créeme que mi lealtad siempre ha estado contigo, al bastardo de mi hermano, mi madre o mi familia, no les debo absolutamente nada, así que mi lealtad siempre estará de tu lado, y te agradezco enormemente que me tomes en cuenta a pesar de dónde vengo, pero te prometo que jamás voy a darte la espalda.
—Por eso te elegí mi hombre de confianza, aunque en realidad los cuatro lo serán—murmuré—. Tendré que afirmárselo a las familias para que conozcan que ustedes también podrán dar órdenes cuando yo lo solicite, pero supongo que haré la reunión la siguiente semana cuando todo esté más tranquilo.
—Gracias por tomarnos en cuenta, Keyli—murmuró Hunt.
—Ustedes saben que son mi equipo, los demás que estaban con nosotros los nombraré como Coporegíme, lo que significa, que serán como los capitanes de nuestro ejército... les agradezco a todos que hayan aceptado y les prometo que vamos a hacer, que esas personas que nos fallaron y nos traicionaron paguen con lágrimas de sangre—murmuré —. Pueden seguir disfrutando de la fiesta, y les prometo que la siguiente semana nos pondremos al tanto de todo lo que necesitamos saber.
Todos se despidieron antes de darme la felicitación como debía ser, una reverencia y las gracias. Pasé el resto de la tarde hablando con diferentes capos de las familias que pertenecían a la mafia siciliana.
Hasta que por fin cuando llegó la noche, mi hombre me tuvo entre sus brazos mientras mirábamos el espectáculo de fuegos artificiales que habia ordenado mi nonno, me sentía completamente feliz porque sabía que de una u otra manera, ese era solo el inicio de la felicidad que obtendríamos después de acabar con los bastardos que nos habían hecho daño, no descansaría realmente hasta demostrarles a esos idiotas lo que no debían hacer, meterse conmigo y con mi familia.
Porque estaba completamente segura, de que mi cuento de hadas y aquella historia que quería con un hermoso final feliz estaba comenzando y el principio era acabar con los bastardos que nos estaban haciendo daño. Lo había prometido, protegería a mi familia a capa y espada y haría que ellos fueran felices como siempre lo habíamos merecido.
.
.
.
¿Qué les pareció este capítulo?
¿Qué piensan de nuestra Keyli?
¿Qué creen que ocurra?
¿Creen que este cerca el desmadre?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top