Capítulo 20.

Regina nostra.

"Una reina ofrece su mano para ser besada & puede formarla en un puño mientras sonríe todo el maldito tiempo" ~ Elizabeth Acevedo


Bien dicen que un ejército de leones dirigido por una oveja no funciona para absolutamente nada, pero que por el contrario un ejército de ovejas dirigido por un León es realmente letal. Porque un solo León es capaz de hacer que mil ovejas sean las más salvajes y las más letales que puedan existir, pero que una oveja no es capaz de movilizar a los leones más letales.

Dicen que un ejército dirigido por alguien que sabe lo que quiere y qué sabe que debe de proteger a aquellos que le han dado su lealtad, es más poderoso que cualquier otro, no importa si los demás están armados con última tecnología o si tienen armas que son capaces de destruir la Tierra, un ejército que tiene la verdadera lealtad con su líder es más poderoso que cualquier arma.

Mi madre siempre había dicho que nosotras habíamos nacido para ser leyenda, que no habíamos nacido para ser simple subordinadas o para estar en niveles bajos, ambas habíamos nacido para estar en los cargos altos, para ser las mujeres a las que les tuvieran miedo y que con la simple mención de su nombre fueran capaz de doblegar rodillas.

Siempre había creído que mi madre exageraba un poco, reconocía que teníamos gran poder sobre las personas o incluso sobre las hormonas masculinas, porque éramos capaces de ganarnos el amor de quien nosotras quisiéramos. Mi madre siempre lo había dicho, cuando nosotras nos lo proponíamos éramos capaces de dominar el mundo y si alguien se atrevía a retarnos, era porque nosotras le dábamos la oportunidad.

No quería verlo de esa manera, aunque sabía que la mayoría del tiempo nosotros habíamos sido invencibles, había llegado el punto en el que sabían cómo jodernos y cómo quitarnos el poder que teníamos en el ejército más grande del mundo, ellos habían encontrado una manera de despojarnos de todo y aunque ya habíamos intentado reconstruirlo, sabíamos que tendríamos que primero derrotarlos para poder tener lo que habíamos construido.

Sabía que las palabras de mi abuelo eran verdaderas, yo había guiado al ejército más poderoso del mundo durante años, por lo que aunque al principio no estaba del todo de acuerdo con su elección, sabía que yo tenía la capacidad de dirigir a nuestro nuevo ejército para la victoria, yo lo había hecho sola con mi ejército y estaba segura de que con el apoyo de todos ellos, podíamos llegar a ser un ejército más fuerte de lo que yo había tenido.

Mis padres siempre habían dicho que yo era una líder nata, que desde que había nacido a pesar de haber sido la última, siempre había sido la que ordenaba lo que se tenía que hacer, cuando comencé a dar mis primeras palabras mi papá decía que era solo para dar órdenes. A mí me gustaba ser líder, siempre lo había sido y siempre me había gustado serlo porque solo de esa manera yo me hacía cargo de lo que ocurría y podía tener un completo panorama de lo que ocurría con los demás.

Quizás por ese motivo siempre había estado con los grandes, incluso en algo en lo que yo no había crecido que era en la actuación, desde el primer momento me habían considerado para hacer un papel protagónico incluso cuando estaba en mis inicios, Claro que todo eso se había visto colapsado por el bastardo que me había secuestrado, pero si eso no hubiese ocurrido estaba completamente segura de que estaría liderando los rankings de Hollywood.

Siempre me había gustado tener el control de las cosas, por ese motivo yo siempre tenía un plan completamente trasado, no podía haber huecos en ellos, porque sabía que era esa forma podía fallar completamente el plan. Sabían que cuando eso ocurría era fácil que alguien más llegará a joderlo, siempre me había gustado mantener el control, porque de esa manera las cosas se harían a mi forma.

Esa era otra de mis virtudes o defectos, dependiendo de la perspectiva que se vieran, siempre quería hacer las cosas a mi manera porque sabía que era de la manera que saldrían bien, algunos lo llamarían arrogante, pero yo conocía el potencial que tenía y de lo que era capaz si me lo proponía. Por eso estaba completamente segura de que yo era capaz de guiar a mi nuevo ejército a la victoria, estaba completamente segura de ello porque tenía la capacidad de hacer que me siguieran, no lanzaría amenazas a mi ejército como lo habían hecho el par de bastardos, sino con lealtad, porque siempre me había ganado la lealtad de las personas que me seguían y eso se debía a que yo les daba mi lealdad con la misma fuerza que ellos me la entregaban. Ellos sabían que no les fallaría si las cosas se complicaban, sabían que si las cosas se salían de control, no me alejaría y tampoco los abandonaría a su suerte.

Siempre me habían considerado una guerrera a mí, no sólo porque era una mujer de armas tomar, sino porque siempre había demostrado mi valor y mi lealtad, sin importar que el mundo cayera sobre mis hombros. Yo realmente estaba dispuesta a dar la cara por mi ejército y no eran idiotas, todos sabían que si estaban de mi lado, estarían del lado ganador en el momento el final de la guerra estuviera frente a nosotros.

Porque aunque sonase arrogante, durante esos dos años, no me había dado por vencida porque no habíamos perdido la guerra, sino una batalla en la que ellos habían sabido hacernos caer, me había asegurado de qué eso jamás volviera a suceder, había fortalecido cada uno de nuestros puntos débiles y los pilares que habían logrado derribar. Había hecho que la lealtad, el honor y la valentía, fueran nuestro fuerte.

No importaba si nos volvían a atacar con la misma o con una fuerza mayor, porque estábamos tan fortalecidos, que no sería tan fácil derrumbarnos por segunda vez, para hacerlo tendrían que hacerlo después de terminar conmigo, porque ellos se habían dado cuenta de que sólo de esa manera acabarían con mi fortaleza, incluso en mi último aliento yo seguiría peleando, no me daría por vencida; era una maldita guerrera y estaba segura de que la Diosa Atenea me había dado su fortaleza. No caería sin pelear y defendería mi honor hasta el final de los tiempos.

Mi corazón se sentía completo, pero sabía que no estaría tranquilo hasta que todos tuviéramos una vida tranquila, una vida en la que esos bastardos no estuvieran con vida, un mundo en donde pudiésemos estar tranquilos, en donde esos hombres no nos jodieran la vida. Quería acabar con ellos, no me importaba cuanto tuviese que hacer para ello, le daría la estabilidad y seguridad que mi familia necesitaba.

Planeaba darles un futuro, un verdadero futuro para que todos viviéramos con tranquilidad, esa era mi principal motivo por el que había aceptado ser coronada como reina.

Realmente estaba dispuesta a hacer cualquier cosa por mi familia no me importaba sí para ellos tenía que volverme la reina de los que antes eran mis enemigos, aunque a decir verdad el Sacerdozio nunca se había metido con nosotros, pero en ese momento yo era tan criminal como ellos y lo haría si con ello protegería a mi familia.

Los brazos de mi esposo me rodearon por la cintura, mostrándonos el hermoso reflejo que creaban nuestros cuerpos en el espejo. Sonreí, nos veíamos perfectos, era como si nuestros cuerpos estuviesen hecho el uno para el otro y nuestras manos para permanecer unidas por el resto de la existencia.

Recargué mi cabeza contra su pecho, sintiendo su respiración tranquila y el latir de su corazón de una manera desenfrenada, su corazón latía con la misma fuerza que el mío, se acompasaban de un forma perfecta, tan hermosa que parecía uno solo, mi amor por él era único, lo que mi corazón sentía era más fuerte que nada y la fuerza que sentía mi alma era hermosa.

Había creído durante dos años que lo había perdido, dos jodidos años en los que creía que mi vida se había acabado por completo. Lo amaba, él era mi fortaleza, lo único que me mantuvo con vida había sido que teníamos un hermoso bebé juntos, él se había convertido en mi fuerza es lo que necesitaba para seguir viviendo, estaba segura de que si no hubiese sido por él, mi corazón se habría destruido completamente sin oportunidad de regresar a ser nuevamente yo.

Porque a pesar de que mi plan de venganza estaba incluso si él no regresaba, después de acabar con los que amenazaban a mi familia, habría caído. Lo necesitaba a mi lado para sentir que mi vida tenía un sentido y no era porque teníamos alguna dependencia emocional, sino porque al conectarnos tanto y a complementarnos, una parte de nosotros estaba con el otro y así había sido desde la primera vez que nuestras miradas se habían cruzado, por eso habíamos funcionado también como equipo, porque nuestras almas estaban conectadas incluso antes de que ambos habitáramos la Tierra.

Me gustaba creer ello y realmente me emocionaba saber que había encontrado la otra mitad de mi alma, mi madre siempre me había dicho que al mundo veníamos solo con la mitad de nuestra alma, y necesitábamos encontrar a nuestra pareja para poder complementarnos y tener la mitad que nos faltaba.

Mi presentación oficial como reina no solo de la Cosa Nostra sino también del Sacerdozio, era algo que me emocionaba y me asustaba en la misma sintonía. Sabía todo lo que estaba poniendo en juego porque no solo era poner la atención sobre mí sino sobre cada uno de los que pertenecían a ella.

—Tranquila, muñequita, puedo sentir tus nervios a flor de piel—murmuró Conall.

—Estoy demasiado nerviosa, son tantas cosas que implica el volverme reina que no sé cómo voy a lograrlo—murmuré —. Sé que no debería asustarme porque ya una vez estuve al frente de toda una organización, pero es gracioso que no dure más de cinco minutos antes de que me destronaran y me hicieran mierda.

—Amor, deja de pensar en que alguien va a querer llegar a destronarte, si son inteligentes no lo harán porque saben que ahora tú tendrás más poder que todos ellos juntos, cuando te vuelvas reina del Sacerdozio, significa que vas a tener completo poder no solo de la mafia sino de todo el mundo, ellos perdieron su oportunidad de estar con los ejércitos, por lo que por la ley no nos debemos preocupar.

—Pero eso también significa que nos pondremos en la mira—murmuré—, significa que de un momento a otro ellos pueden llegar a jodernos completamente, conocemos que sus supuestas huidas no son eso, ellos se esconden cuando comienzan a planear algo para acabar con todo mundo... así que ahora sé que puede ocurrir eso.

—Es algo posible, pero estoy completamente seguro de que mi muñequita es lo suficientemente fuerte para ser una reina con el poder de destruir todo—murmuró besando mi cuello—. Tienes el poder de destruir a cada maldito que nos hizo daño, así que tú eres el pilar de todos y si tú no caes ninguno de nosotros caeremos.

—Esta vez me aseguraré de que si yo caigo mi ejército no lo haga—murmuré—. Pero, tengo miedo... no quiero volver a ver como desapareces de mi vida.

—Mi amor—murmuró—. No voy a volver a alejarme de ti, por qué te amo y voy a estar a tu lado hasta el final de mis días, no somos invencibles, pero cuando tú estás a mi lado siento que de verdad lo soy...

—Tonto, ninguno de los dos somos invencibles ambos lo hemos comprobado y tengo miedo de que nuestra mortalidad nos vuelva a separar.

—Ser mortales es lo que nos hace nosotros—murmuró besando mi cabello—. Te amo con toda mi alma, y no importa si la vida nos permite estar dos minutos o doscientos años, quiero pasar cada instante a tu lado como lo prometí el día de nuestra boda, y estoy seguro de que si existen otras vidas, Cuántas sean vamos a estar juntos.

—Siempre tienes las palabras que necesito—murmuré.

—Es mi deber, mi amor—murmuró con una sonrisa—. ¿Ahora estás lista para enseñarle a todo el mundo que eres la ama y señora de todo?

—Suenas como mi madre cuando me da ánimos—murmuré con una risa nerviosa.

La puerta se abrió y solté una pequeña risa al ver a mi mamá.

—En eso te equivocas mi amor—murmuró mi madre—. Yo siempre digo que eres la puta ama de todo el universo—aseguró con un guiño—. Conall, Lev te estaba buscando.

—No entiendo cómo pudo mantener a toda la organización de pie durante tanto tiempo—murmuró riendo—. Cada dos minutos necesita que esté ahí.

Solté una carcajada por la rabieta de mi esposo. Me giré y le di un delicado beso sobre sus labios, el cual, antes de poderlo prever él intensificó colocando una de sus manos sobre mi nuca, haciendo que nuestros cuerpos se pegaran aún más y el beso se volviese pasional. Su dientes atraparon mi labio inferior, antes de hurgar en mi boca con su lengua.

Solté un pequeño gemido y mis mejillas se calentaron al saber que mi madre estaba en la misma habitación de nosotros, no era un secreto o un pecado lo que estábamos haciendo, pero por moralidad estaba segura de que no estaba muy bien visto que mi madre fuera testigo de un beso tan pasional entre mi esposo y yo.

Me separé del hombre que amaba, escuchando su risa malévola al saber que me estaba provocando, golpe de manera juguetona su brazo, antes de verlo huir por la puerta. Negué y solté una pequeña risa, antes de que mi madre, con su elegante vestido negro se acercara a mí.

—Te vez preciosa, mi niña—murmuró con una pequeña sonrisa—. Como toda una reina...

—El tío Lui lo preparó para mí—murmuré—. Escuché que me llaman la reina roja y la reina Fénix, eso me da miedo, mamá.

—¿Por qué, pequeña?

—Porqué significa que todo mundo quiere que sea despiadada, quieren tener una reina que sea capaz de cortarle la cabeza a quien intente atentar contra nosotros y no sé si yo estoy completamente preparada para ello, se supone que debería estarlo... pero no lo estoy y eso me atemoriza, porque si no soy capaz de darles lo que quieren...

—Nunca entendí lo que mi madre me decía, porque no sabía que ellos pertenecían a una organización militar y menos que teníamos antepasados de la mafia. Pero mi madre siempre decía, que una reina no se mide por lo que quieren sus súbditos sino por lo que cree que es mejor para ellos. Y tú eres una mujer que siempre has sabido qué es lo correcto—murmuró con una sonrisa—. Estoy completamente segura de que ahora qué eres la reina, no vas a reinar con tiranía y vas a protegernos, incluso si no les das sangre a los sanguinarios.

—Ese es otro de mis miedos, no estoy preparada para ser despiadada pero sí lo estoy para ser sanguinaria, porque que quiero es acabar con los bastardos que me alejaron de ustedes durante cuatro años si hacemos cuentas—murmuré—. Quiero asesinarlos y ver su sangre correr y eso me atemoriza, tú siempre dijiste que la venganza era buena hasta que enturbiaba el corazón.

—Y es cierto, pero cuando digo que enturbia el corazón es cuando por ejemplo, dejas de pensar en los demás y crees que eres el único que habita la tierra—murmuró —. Cuando la venganza enturbia el corazón, es cuando te conviertes en personas como Massimo o Magnus, ellos dos fueron enturbiados por la venganza y por la avaricia del poder...

—Pero... yo quiero sangre...

—Y yo también—murmuró—. Pero a lo que voy es que en el momento en el que esa venganza se convierte en avaricia de poder y que tú dejas de ver que existen más personas a tu alrededor y comienzas a pensar que eres el único por el que el mundo gira, ahí es cuando tu corazón se ha enturbiado completamente por la venganza y en ese momento es cuando dejas de ser humano, te conviertes en una bestia que de verdad hace daño a personas inocentes. Tú jamás has matado a un inocente, por eso estoy completamente segura de que no te volverás un monstruo.

—Si en algún momento la avaricia o la venganza llega a cegarme, asegúrate de matarme, mamá—murmuré.

—Si llega a ocurrir eso, estoy segura de que todos nos volveremos igual, amor—murmuró—. Tú eres el Ángel más bello y puro que vino a la Tierra, por eso estoy completamente segura de que si la avaricia y la venganza llega a cegarte a ti, significa que todos los demás seremos cegados antes que tú.

—Me haces ver como si fuese un ser mitológico—murmuré.

—Para mí lo eres, mi pequeña—murmuró—. Eres mi fénix, por qué no importa cuántas veces hagan que te quemes y tampoco las veces que te pisoteen, siempre te levantas de las cenizas en un vuelo glorioso en el que cada vez eres más fuerte. Eres la puta ama, mi niña, la leyenda que debe estar escrita en cientos de libros antiguos.

—Mamá, estoy lejos de ser una leyenda. Nisiquiera duré cinco minutos como ministra.

—Tú naciste para ser una leyenda, para ser la reina que domine el mundo y una leyenda siempre tiene una historia.

—¿Vez? —murmuré riendo—. Me ves como un ser de mitología.

—Mi amor, tú y tus hermanos son el resultado del amor de una bestia y una Diosa—murmuró con un guiño—. Así que no te sorprenda ser un ser mitológico.

—Mamá—murmuré riendo—. Solo tú le dices bestia a papá.

—No, mi amor, él es la Diosa—se burló —. Anda, tu Nonno nos está esperando, quiere hablar contigo en privado antes de presentarte oficialmente como la nueva reina ¿Sabías que tienen una corona y todo?

—Aún sigo sin entender cómo no nos dimos cuenta de que existían, nonno me contó que facturan millones al año, no entiendo cómo no vimos eso.

—Nuestros antepasados se encargaron de hacer que nosotros jamás los encontráramos, incluso si cambiábamos completamente de métodos, hubiese sido imposible para nosotros detectarlos, ni con toda la tecnología que tenemos actualmente es posible detectarlos... debo decir que estoy bastante impresionada y me impresioné mucho cuando hablé con él por primera vez.

—Lo que me convenció para quedarme, fue que me mostraran tu vídeo... ¿Cómo sabías que iba a ser tan necia?

—Mi amor—murmuró—. Yo te di a luz, te pasé mi terquedad y la de tu padre, así que sabía que lo primero que harías sería odiar la idea de quedarte aquí. Algo me decía, que te tendríamos que dejar sola, por eso me puse en contacto con el número que mi padre me dijo que solo marcará cuando me quedará sin opciones y en ese momento sabía, que con nuestro ejército traicionándonos, no podía confiar en ellos.

—Al principio me enojé demasiado, incluso agarré a mi hijo y quise llevármelo de aquí, pero cuando me mostraron tu vídeo y pude ver que tú le tenías confianza a Vincenzo, supe que yo también debía tenerla. Tú no confías en nadie a menos que te demuestre que sus intenciones son buenas.

—Bueno, confíe a ciegas en él, pero me pasó algo similar, si mi padre confiaba en él estaba completamente segura, de que yo debía confiar él, mi padre si no era de confiar en nadie—murmuró—. Vamos, amor... debes hablar con nonno.

Me dio una pequeña sonrisa y ambas nos encaminamos a la oficina de mi nonno. Vestía un traje formal en lugar de sus conocidas bermudas y guayaberas, se veía demasiado formal a lo que estaba acostumbrada Y sólo recordaba haberlo visto así un par de veces, pero su cabello peinado hacia atrás incluso le daba un aire juvenil. Solté una pequeña risa al visualizarlo, si no supiese que tenía sesenta Años fácil podría confundirlo con un hombre de cuarenta, realmente parecía que estaba en nuestros genes aparentar una edad más pequeña a la que teníamos.

Mi madre me dio un beso en la mejilla, antes de alejarse por completo por el pasillo, seguramente para encargarse de los últimos detalles de mi presentación. Le di una sonrisa a mi nonno y me señaló la silla, su boca se curvó en una sonrisa, mientras tomaba un par de folders que tenía en su escritorio.

—Mamá dijo que querías verme—murmuré.

—Y así es pequeña—murmuró con una sonrisa—. Sé que al principio no querías este puesto, antes de que todos regresaran me lo recalcaste una y otra vez, pero también sé que eres la única capaz de llevar a nuestro ejército y a todas las personas que nos siguen a la victoria, sé que también de la misma manera tienes miedo, yo también tenía demasiado miedo la primera vez que mi tío me dijo que debía hacerme cargo de esto, pero... ahora tienes el poder del mundo en tus manos.

—El Sacerdozio—murmuré—. Y tú sabes es la principal razón por la que acepto esto, es porque quiero proteger a mi familia a capa y espada, así que no me importa lo que tenga que hacer, lo voy a hacer para poder salvarlos y construirles un mundo en el que debamos olvidarnos de toda la mierda que nos ha perseguido.

—Bueno—murmuró risueño—. Tú coronación es la primera que ha reunido a tantos mafiosos que no dudaran ponerse de rodillas a tu servicio—aseguró—. Schiavone y Lombardi pudieron arrebatarte el ejército que buscaba justicia y lealtad, pero no te arrebataron tu esencia, honor o valentía. Ahora es momento de que tú les arrebates todo lo que ellos tienen, jamás habíamos tenido a tantos seguidores además del Sacerdozio, lo que significa que todos están aquí por ti, en cuanto a anunciamos que haríamos el cambio todos comenzaron con la idea de asistir, te quieren a ti como su reina.

—No me pongas más nerviosa de lo que ya estoy nonno...—murmuré.

Piccola—murmuró—. Tú eres la mujer que es capaz de que su desgracia se vuelva una bendición para todos eres la mujer más fuerte, la mujer que tuvo tantos seguidores cuando estaba para ministra que la única manera de despojarte de ello fue haciendo que todos te tomaran como traidora, La mujer que aun cuando la han pisoteado de formas que ninguno de nosotros sería capaz de levantarse, se levantó y no sólo lo hizo para ponerse de pie sino para volar y acabar con todos los que han estado jodiéndote la vida.

—Nonno—murmuré.

—Seguro tu madre ya te lo dijo, pero tú no naciste para hacer una subordinada, tú naciste para ser una leyenda, para que cada rodilla sea doblegada y vean el poder que tiene Keylani Kim Rossi—aseguró—. Naciste para ser poderosa, pequeña, naciste para ser una reina.

Por supuesto que me sentía completamente orgullosa de mí y sabía las capacidades y la fortaleza que había en mi interior, pero también tenía miedo de fallar, porque sabía que si yo caía, me llevaría a personas que no tenían nada que ver. Pero sabía que en el momento en el que me convirtiera reina, debía tener cada uno de mis pilares bien fortalecidos porque estaba segura de que esos dos bastardos me atacarían con todo lo que tenían, tenía que asegurarme de ser más fuerte y aunque me destruyeran nuevamente, me aseguraría de darles pelea y hacer que ellos fuesen los que cayeran.

—Nonno—murmuré—. ¿Estarás a mi lado? Se dirigir un ejército, no todo un reino criminal.

—Bueno... ahora, este reino criminal te pertenece, querida—murmuró—. Estaré a tu lado, como tu consigliere si asi lo requieres, pero, podría decir que Nikolai y Hunt pueden ser tus segundos al mando.

—¿Lo crees?

—Tu hermano es bueno para los tramites, después de todo estudio en una de las mejores universidades de derecho, por lo que puedes elegirlo como tu Sottocapo, tu segundo al mando.

—¿Y Nick?

—Nick, ese hombre es malditamente inteligente, tiene una experiencia que he visto jamás y puedes nombrarlo como tu Consigliere, yo puedo educarlo y darte consejos cuando lo necesites, pero Nick merece estar en ese puesto.

—Nonno...

— Y Archie, él puede ser tu jefe de seguridad, vi en acción a ese niño, quizás sea un asco para la pelea cuerpo a cuerpo, pero con las armas y las computadoras, es un maldito genio. Además, su lealtad a ti lo hace el perfecto Numerale como nosotros lo conocemos.

—¿Tu primer consejo como consigliere? —pregunté.

—Consigliere en turno, querida—murmuró—. Necesitas a tu propio equipo, pero si me lo pides, ahí estaré.

—Gracias, Nonno—murmuré—. ¿Kris, Kennett, Julia, Avery, Charly, Álex y Andréi? Ellos También son parte de mi equipo...

— Caporégime—murmuró—. Puedes nombrarlos tus capitanes de tropas, recibirán tus órdenes y guiaran tus tropas, estoy seguro de que todos ellos lo lograran. Después de todo, era capitanes en tu ejército.

—Bueno, quiero a mi equipo como mi equipo, pero... tú tienes un equipo.

—Tengo familias, pequeña. Familias que yo coordino por todo el mundo, ellos tienen a sus hombres, al único que yo tengo es a Aitor y no se molestará si es el jefe de seguridad del consigliere—aseguró.

—Nunca habia sentido el impacto de en lo que me convertiré en unos minutos—murmuré.

—Serás la jefa de jefas de la Cosa Nostra, lo único que hay después de ti es Dios—aseguró, haciendo que sus palabras tuviesen mayor impacto—. Te ayudaré, guíe esto sólo, Enzo, mi antiguo consigliere murió porque le dio cáncer de pulmones y días después ustedes llegaron, así que no vi necesidad de nombrar a nadie más, sabiendo que te tendría a ti. Pero... sí aun así... quieres irte.

Asentí hacía mi nonno. Traté de que las palabras no impactaran, pero era imposible, estaba a punto de ser la reina y señora de la Cosa Nostra, algo que jamás había creído, siempre había sido una chica del ejército.

—¿La corona es bonita? —murmuré.

—La modifiqué para ti—murmuró con una sonrisa—. La primer reina de la Cosa Nostra merece una corona única.

—Nonno—murmuré—. ¿Crees que todas las familias estén de acuerdo en hacerme su reina? Sé que estamos a mitad del siglo XXI, pero no puedo evitar pensar en que quizás muchos no me sean leales por el simple hecho de ser mujer.

—No es así, pequeña—murmuró—. Nadie se atrevería a no serte leal, todos los hombres que estan allá afuera tienen algo en común y es respeto por alguien que ha demostrado que tiene más cojones que todos nosotros juntos.

—Nonno—murmuré.

—Es así, Keyli—aseguró—. Esos hombres, aunque se vean rudos o su deporte sea hacer malditas carnicerías humanas, no dudaran en doblegar sus rodillas por la ama y señora que tiene más cojones que cualquiera de ellos. Tendrás su apoyo y te aseguro que hoy, todos te juraran su lealtad, porque te la ganaste desde que eres una leyenda.

Lo miré por un par de segundos, sus palabras me impactaban con fuerza, era claro que no había entendido hasta qué punto yo tendría el poder sobre todas las mafias, jamás me había imaginado que tendría que tomar el reinado de la organización criminal más poderosa, una mafia que ni siquiera nosotros habíamos sido capaces de rastrear.

Sabía lo poderosa que yo sería y no me daba miedo porque había sido poderosa siendo una militar y estaba segura de que siendo una mafiosa sería aún más, nunca le había tenido miedo a los criminales y en ese momento los tendría a mis pies. Mi nonno lo había hecho todo bajo las aguas, yo tendría que hacerlo en la superficie y asegurarme de que incluso siendo criminales no asesinaran a un solo inocente.

—¿Nos vamos? —preguntó mi nonno ofreciéndome su brazo.

—Si—murmuré agarrando su brazo, tratando de no tropezar al llevar ese hermoso vestido.

Era un hermoso vestido carmín, corte de sirena con una de mis piernas completamente descubierta, el bordado del torso era floreado con pequeños toques dorados quedaban en el aire de ser de la realeza, tenía un escote profundo que dejaba los hombros descubiertos. La parte trasera del escote era recta, con bordado floreado que sujetaba una hermosa capa de encajé, era tan hermoso que realmente parecía un vestido de coronación.

Caminé del brazo de mi nonno, sintiendo que tropezaba por los altos tacones que adornaban mis pies, tan perfectos que parecían hecho de oro blanco. No podía concentrarme, no era la primera vez que me darían un puesto alto pero Claro que era la primera vez que mi nombrarían con alguna autoridad en la mafia.

Mi corazón latía de un ritmo desenfrenado mientras nos acercábamos cada vez más a la enorme palapa que habían montado en el jardín trasero de la mansión, era un enorme terreno con piscina, con cientos de árboles y con grandes jardineras cargadas de flores.

Había demasiadas personas en el lugar, todas con hermosas prendas que seguramente costaban una fortuna, miraban a todos lados, hablando desinteresadamente, la mayoría buscando estrechar lazos con las demás familias e incluso intentando obtener beneficios.

Miré con curiosidad a todos lados, observando algunas miradas curiosas en mi dirección, pero en cuanto me reconocían hacían reverencias como si estuviesen en una coronación real. A lo lejos pude ver a mi hombre, Conall sonreía mientras cargaba a nuestro hijo entre sus brazos y platicaba animadamente con nuestros padres.

Me acerqué a ellos, mis pensamientos fluctuaban de un lugar a otro, realmente no era capaz de concentrarme al 100% considerando que mi vida estaba a punto de tomar un camino completamente diferente al que yo había construido a lo largo de todos mis años. Sabía que todas las personas que estaban ahí habían cometido actos atroces, pero que también todos ellos eran los únicos capaces de defender a mi familia si los malditos bastardos que nos habían arrebatado todo volvían a aparecer.

Había construido mi historia desde que era una niña, por supuesto que no me rendiría por ningún motivo, yo era una maldita reina que había venido a la Tierra a ser una leyenda, tenía que pararme firme mostrar de lo que yo era capaz, lo había hecho en el ejército pero era momento de que demostrara mi valor frente a criminales, siendo su líder mayor.

Conall se giró en mi dirección, y antes de que pudiera decirle algo tomó mis labios en un beso, seguramente demostrando a todos los hombres que yo no estaba disponible, solté una pequeña risa y coloque mi mano detrás de su cuello para seguirle el beso, yo también queria mostrarles a todas las mujeres que se lo comían con la mirada que no estaba disponible.

—Dios—murmuró Kennett—. Todo mundo entendió que ustedes dos no estan disponibles.

—Estoy seguro de que quedó más que claro—secundó mi padre—. Aunque creo que es momento de que mi pequeña se convierta en reina—murmuró.

—Dios, no me pongan más nerviosa—murmuré.

—Lo harás bien—murmuró mi madre—. No importa si eres coronel, general o la reina de todos estos, eres y siempre serás una leyenda, para eso viniste a la tierra, mi pequeña flor—aseguró.

—Todo mundo está obsesionado con llamarme reina—murmuré.

—Es que eso es lo que eres, pequeña—murmuró mi nonno—. Pero tu padre tiene razón, es momento de coronarte reina frente a todo tu reino.

—Eso me pone aún más nerviosa—murmuré.

Ambos soltaron una pequeña risa. Mi esposo volvió a besar mis labios, Niall soltó su típica expresión de asco y beso mi mejilla con ternura. Le devolví el beso a mi pequeño y caminé junto con mi nonno.

En cuanto subimos al pequeño quiosco elevado en el centro del amplio jardín, todos prestaron atención en nuestra dirección, parecía una coronación real, había incluso un hombre con atuendo de sacerdote y a su lado un baúl de cristal con una hermosa corona de rubies, tan brillante que parecía hecha de oro blanco y tenía tantos picos que era imposible contarlos, pero también parecía tener una enredadera entretejida.

—Es bonita—murmuré.

—Te dije que era especial.

—Dijiste que modificaste la tuya—aseguré.

—Tiene el diamante de la corona que han usado todos los reyes de la Cosa Nostra, desde Salvatore Rossi—aseguró—. Ahora eres de los grandes, pequeña.

Suspiré y alcé el rostro, encontrando a cada una de las personas que estarían bajo mi poder. Mi familia y amigos se encontraban en la primera fila, sonriendo y dándome apoyo, Podía ver que de un lado de encontraban todos los que habían estado con Conall y del otro todos los que había estado conmigo y ahí fue cuando comprendí que a pesar de que volvíamos a estar juntos, pertenecían a diferentes organizaciones. De un lado podía reconocer a personas que había visto en la fiesta, mientras del otro lado no era difícil identificar a los pertenecientes a la Cosa Nostra, familias que se unificaban y coronaban a los Rossi como los mayores.

—Hace más de doscientos años se creó la gran Cosa Nostra, Giuseppe el Grande fue nuestro creador pero Salvatore Rossi nos unifico—comenzó el sacerdote—. Hoy tenemos frente a nosotros a nuestra nueva reina, por primera vez en toda nuestra historia una mujer que ha renacido de las cenizas y ha escrito su leyenda por sí sola, se posicionará como nuestra todo.

>> Todos conocemos quién es ella, todos sabemos lo poderosa que ella fue en el ejército y la mayoría de nosotros conocemos la historia del bastardo qué quiso quitarle poder a los Rossi. El día de hoy coronaremos a una guerrera como nuestra reina, sabiendo que ella tiene más valor que todos nosotros juntos, por eso las familias han aceptado su puesto, no solo como reina y señora de la Cosa Nostra, sino como líder máxima del Sacerdozio. Nuestra historia se convertirá en leyenda, porque tenemos una leyenda siendo nuestra cabeza—murmuró el hombre, causando aplausos de todo mundo.

—Hoy nombrare a mi sucesora, saben que siempre he tomado decisiones que nos favorezcan y he sido un rey que siempre ha velado por cada uno de ustedes, así que hoy les aseguro que esta decisión que he tomado es una de las mejores de mi vida, porque ahora tendrán una guerrera como reina, que sabrá quitarse la corona y pelear junto a su gente, una mujer que es leal hasta los huesos y no va a darles la espalda—murmuró mi nonno tomando mi mano—. Acompáñame, querida.

Me guío hasta una de las sillas que se encontraban en el centro del kiosco, todos nos miraban con asombro y podía ver en sus miradas lo que mi abuelo habia dicho, todos y cada uno de ellos estaba dispuesto a dar su vida por mí, todos ellos me tenían lealtad con una simple mirada y no era difícil saber que como lo había dicho mi nonno, todos doblegarían una rodilla ante mí.

—Dio salvi la regina, Dio guidi la regina e possa il suo regno essere di saggezza, lealtà e coraggio. Dio conferma il tuo trono nella giustizia, perché rimanga saldo per sempre—murmuró el sacerdote, alzando la corona para poder ponermela sobre mi cabeza—. Lealtad, honor y valentía. Dio salvi la regina! Lunga vita alla regina! Possa la regina vivere per sempre!

El sacerdote coloco sobre mi cabeza la corona, haciendo que todos se pusieran de pie, me dio una sonrisa y colocó sobre mi mano derecha algo que parecía ser una esfera similar al mundo, del mismo material de la corona.

Me puse de pie y cuando lo hice, el sacerdote fue el primero en doblegar una rodilla y como si fuera una orden, cada persona en el lugar lo siguió.

—Dio salvi la regina! Lunga vita alla regina! Possa la regina vivere per sempre!—contestaron todos al unisonido.

Dejé salir un suspiro al ver a todos de rodilla, era como mi nonno lo había dicho, todos doblegarían sus rodillas al verme. No era como la vez que Magnus me habia coronado como su supuesta reina, esta vez cada rodilla que se doblaba era por el respeto que sentían por mí, cada rodilla doblada era sinónimo de la lealtad que me tenían y por supuesto, que todos me miraban como su verdadera reina.

Levanté la cabeza en alto, mirando a cada persona que había doblado su rodillas ante mí. Era la jodida reina de un imperio criminal y aunque nunca había sido mi idea, me sentía de cierta manera orgullosa de mí misma, porque a pesar de que me habían pisoteado y me habían tratado de arrebatar mi dignidad, coraje y honor, seguía leal a mí misma y a mi familia.

Me pare firme, sintiendo que todos me miraban con ojos de que yo realmente era su reina, la reina que siempre había merecido ser. Mi madre siempre me lo había dicho "Naciste para ser una leyenda" y en ese momento, yo era la jodida leyenda.

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¿Qué les pareció este capítulo? 

¿Qué creen que ocurra apartir de ahora? 

¿Estan listos para lo que viene? 

Hola mis queridos muñequitos. 

Aquí les traigo un capítulo más de su libro favorito, espero les este gustando esta historia, se nos vienen sorpresas buenas, pero les prometo que pronto nuestros personajes tendrán una vida llena de felicidad y llena de buenos momentos. 

Por cierto, ¿Saben que soñe anoche? Que llegabamos a 1M de leidos y lograbamos publicar toda la saga (desde Sólo Mía) en fisico, un sueño lejano pero no imposible, espero pronto crezcamos más y más, si conocen a alguién que haga promociones, plis mandenme el contacto, no me sacó el sueño de la cabeza jajaja. 


Los quiero demasiado, muñequitos y mis personajes y yo, les deseamos un feliz y prospero año nuevo 2024, espero todas sus metas se cumplan y sigan acá acompañando a esta loca autora. 

Les gusta mi edit? Quien me diga quien es cada personaje, se gana un libro grátis cuando los publique en fisico (Nadie me quitará eso de la cabeza);)

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