Capítulo 05.

Tan real.

"Los sueños lúcidos son la capacidad de un cerebro para descargar la información de un posible estado futurista de un evento de un Universo Paralelo".~ Vishwanath S J.


Dicen que cuando los planetas se alinean, cosas maravillosas suceden, el universo conspira a nuestro favor y nos deja respirar la belleza de la vida. Eso es lo que nos hace sentir completamente listos para enfrentar lo que sea que se nos ponga enfrente, nos llena de recuerdos hermosos que podemos usar en la adversidad para sentirnos poderosos y completamente renovados, incluso si nuestro corazón se siente dañado por las adversidades.

Las adversidades siempre estan presentes en nuestra vida, pero el universo se apiada de nosotros y nos da oportunidades que solo se repiten una vez en la vida, nosotros debemos de saber el momento en el que es necesario soltar el dolor del pasado para poderle dar paso a la belleza del futuro.

Mi madre siempre me habia dicho que debía mirar al futuro, que no debía quedarme en el pasado o la vida se me iría pensando en el hubiera, no debía permitir que toda mi vida se resumiera a esas palabras porque tarde o temprano me amargaría la vida, sabiendo que todo era completamente un simple recuerdo que no regresaría y tampoco podía ser modificado por mí.

Siempre habia sentido que mi corazón estaba seguro, que tenía un lugar en el cual refugiarme si la vida decidía darme limones en lugar de flores, incluso después del trauma que me habia provocado Stefan, habia aprendido a sobrellevar el dolor que me provocaba aquello, porque realmente me sentía segura aunque mis padres no supieran toda la verdad. O eso era lo que yo habia creído.

Siempre habia tenido un pilar en el cual apoyarme, incluso mis recuerdos habían sido un pilar cada que necesitaba sentirme fuerte y poderosa, porque recordaba cual era mi familia y lo poderosos que eran, eso era siempre suficiente para saber que podía ser invencible. Mi familia siempre habia sido eso que me habia apoyado cuando caía y después lo habia sido Conall.

Cuando era niña, mi madre siempre me decía que la fuerza que necesitaba para sobrevivir a las situaciones que la vida me pusiese enfrente siempre sería esa que estaba en mi interior, esa fuerza indomable que me hacía sentir que la energía corría por mi cuerpo y que no importaba absolutamente nada a mi alrededor, si me mantenía firme podía destronar a cientos de reyes y ser la mujer más fuerte del planeta.

Ella siempre me habia dicho que yo y mis hermanos llevábamos la fuerza en la sangre, que nuestras familias de antepasados habían sido guerreros que habían luchado por el bien común y que nos habían abierto camino para ser los más poderosos del universo. Siempre creí que mi madre exageraba, al decir que nuestra familia misma implicaba un gran poder, que nuestros apellidos habían doblegado rodillas y creado fuego en el pasado, pero cuando descubrí la verdad de mis antepasados me di cuenta de que todo aquello era una realidad.

No me habia dado cuenta del real poder que mi nonno tenía hasta el momento en el que habíamos ido a la reunión, nadie se atrevía a nisiquiera levantarle la mirada, todos trataban de agradarle y lo que él decía era ley, incluso para aquellos que decían ser leales a los "reyes", el respeto por mi nonno era inigualable y realmente me hacía sentir segura.

Tras el regreso a la mansión, por fin pude descansar. Mi cuerpo se encontraba realmente agotado y pedía a gritos un descanso. Estaba agotada, mi cuerpo y cerebro se habían desacostumbrado completamente al trabajo de campo, a infiltrarme y fingir ser alguien más.

Entré a la habitación de mi pequeño para asegurarme que estuviese dormido. Verlo tan tranquilo, abrazando su almohada me hacía sentir realmente en paz, mi niño se habia convertido en el único motor de mi vida, lo único que me hacía sonreír y por quien me aseguraría de quemar el mundo para mantenerlo a salvo.

Me acerqué a su cama, se senté en la orilla y acaricié sus hermosos y perfectos cabellos cobrizos que brillaban con el reflejo de su pequeña lamparita de luna. Me encantaba ver su rostro dormido, se veía tan tranquilo que realmente queria protegerlo de cualquier mal que pudiese acecharlo.

—Si lo vieras, Conall... nuestro hijo es tan valiente—murmuré al aire—. Se parece tanto a ti que me da terror, es tan intrépido, curioso y valiente, que seguramente cuando pueda regresar a la academia va a romper muchos corazones.

Mi niño se removió, cubriéndose más con las mantas a pesar del calor que hacía en el ambiente, me gustaba saber que tenía las mismas mañas que yo, no importaba si hacia demasiado calor, ponía el aire acondicionado a tope y se cobijaba hasta la cabeza.

—Descansa, il mio bel bambino—murmuré—. Mi pequeño italiano.

Me alejé de la cama, sentía que mi cuerpo pesaba cada vez más, realmente estaba agotada y lo único que deseaba era dormir. Pero algo me detuvo completamente, un murmullo de mi pequeño.

—Papi...—susurró moviéndose entre sus cobijas—. ¿Puedes regresar? Mami esta triste... ella te extraña como yo te extraño.

Sentí que mi corazón se apretujaba al escucharle decir esas palabras, no me habia permitido llorar por Conall frente a él en ningún momento, pero seguro habia notado la tristeza en mi cada que alguien lo mencionaba, mi pequeño valiente era demasiado observador e inteligente.

—Mi niño—murmuré—. Si tuviese un solo deseo, sería pedirle a la luna que tu padre regrese...

Mi corazón se sentía oprimido, me dolía verlo tan herido de su pequeño corazón, solo tenía cuatro años y ya habia sufrido la muerte de su padre. Realmente queria encerrarlo en una burbuja de cristal para que nada pudiese dañarlo, era mi bebé, mi guerrerito de cuatro años.

Cuando me aseguré de que se habia quedado completamente dormido, caminé hacia mi habitación. Me deshice de toda mi ropa y me metí a la ducha, seguramente tomar un baño a la media noche no era lo mejor, pero mi cuerpo se sentía agotado y necesitaba relajarlo con algo y una ducha tibia era lo mejor.

Mientras el agua caía por mi cuerpo, las enormes ganas de llorar me embriagaron, me habia jurado no llorar porque eso me volvía débil, pero mi corazón estaba sintiendo demasiado. Me estaba volviendo loca al verlo en la reunión, mi hijo tenía miedo de que su padre no lo quisiera y por si fuera poco, el dolor de extrañarlo se estaba intensificando cada vez más.

Salí de la ducha y me sequé, incluso sintiendo que mi corazón se partía en mil pedazos, me coloqué una bata de seda, solo para cubrir mi desnudes y me dejé caer en la cama, llorando como no lo habia hecho desde casi dos años atrás, mi corazón dolía y sentía como si un hierro caliente me quemara completamente.

—Te extraño—susurré.

Sentí una caricia en mi cabello, abrí los ojos asustada al sentirlo tan real. Mi cabeza se sentía confundida y el llanto se olvidó por completo de mi cabeza, no sabía si estaba en un sueño o si me estaba volviendo completamente loca.

—Estás haciendo un buen trabajo, mi muñequita—murmuró acariciando mi cabello—. Niall es un niño grande y valiente, estoy muy orgulloso de ti...

—Es nuestro hijo—murmuré—. Te habrías vuelto loco cuando lo supe...

—Me volví loco cuando lo supe, mi amor—murmuró—. Después de todo, si tengo un bebé con la mujer que más amo en esta tierra.

—Conall... te extraño—susurré—. Quiero que regreses aunque sé que eso es imposible...

—Ya estoy aquí, mi amor—murmuró—. Solo espera un poco y podremos estar juntos... amar a nuestro hijo...

Las lágrimas volvieron a caer por mis mejillas, sabiendo que esas palabras era producto de mi imaginación, yo habia visto a Conall morir dos años atrás y habia escuchado el maldito disparo de Arniel.

No me importaba si era un sueño, queria abrazar a Conall con fuerza, sentir que me llenaba de energía para poder seguir viviendo, a pesar de que mi corazón se rompía cada que lo recordaba, no podía creer que lo habia perdido, que no podíamos amarnos como siempre lo habíamos deseado. Me lancé a sus brazos, aferrándome con fuerza a su pecho, queriendo fundirme con él para no volverlo a soltar.

—Mi amor—susurró sobre mi oído—. Tanto tiempo sin sentirte me está volviendo loco...

—Eso es algo que tú dirías—susurré, aferrándome más a él.

Escuché su ronca risa, haciendo que mi corazón se inundara de un calor enorme, me valía una mierda si era un sueño o una alucinación, queria tener a mi hombre para siempre ahí. Era realmente lo único que anhelaba, lo único que queria, no me importaba nada más.

Sus caricias de consuelo poco a poco fueron subiendo de tono, sus manos subieron la bata con delicadeza.

—No sabes cuanto he extrañado esto—susurró, apretando mi trasero con sus manos—. Me encanta la suavidad de tu piel, lo delicioso que se siente, saber que eres mía...

—Tuya—murmuré.

—Mía—aseguró, buscando mis labios con su boca.

No lo dudé, levanté la cabeza para encontrar sus labios, me importaba una mierda tener sexo con un maldito recuerdo o un sueño, esa era la manera en la que siempre me habia sentido más segura con él, porque le entregaba mi voluntad y sabía que él me protegía, incluso si me encontraba tan vulnerable que mi mente se nublaba.

Los labios de Conall se apoderaron de los míos, haciendo que todo a mi alrededor dejara de existir o de importar, me sentía dichosa, me sentía amada y venerada, Conall era el único que lograba hacerme sentir así.

—Te amo—susurré.

—Yo te amo más, mi muñequita—susurró sobre mis labios.

Me recostó sobre la cama con delicadeza, dejando que mi espalda se recargara contra las colchas. Su cuerpo me cubrió, haciéndome sentir protegida, como si cu cuerpo fuese la burbuja de seguridad que habia estado buscando durante tanto tiempo.

—Te extraño—susurré, dejando que una lagrima bajara por mi mejilla.

—No llores, muñequita—susurró—. Yo también te extraño, pero te prometo que pronto podremos amarnos...

—No me des falsas esperanzas—susurré.

—Jamás—murmuró—. Pero ahora, es hora de que guardes silencio, muñequita... creo que tu cuerpo necesita el placer que sabes que solo yo puedo darle.

—Sólo tú...—susurré.

Fue como si realmente Conall volviera a estar sobre mi cuerpo, sentía ese calor tan familiar que me era imposible seguir pensando que era un sueño, pero sabía que lo era. Me dejé llevar, dejé de pensar en que me estaba convirtiendo en una lunática obsesionada y me uní con mi sueño.

Mi cuerpo pronto quedó completamente desnudo, mientras mi hombre me acariciaba, haciéndome sentir completa y amada, solo como Conall sabía hacerme sentir. Sus labios comenzaron a descender por mi piel, logrando que mi cuerpo se estremeciera en la espera, mis sueños jamás habían sido tan detallados, jamás lo había sentido tan real.

Su boca se acercó peligrosamente a mi intimidad, causando que todo a mi alrededor se nublara por el calor de su respiración sobre la sensible piel de mi sexo. Bajé la mirada, encontrando su hermosa sonrisa lobuna, esa que me daba cada que estábamos a punto de cometer una travesura.

—Hoy quiero disfrutarte—susurró sobre mi piel—. Quiero saborear a mi mujer.

Solté un jadeo, perdiéndome completamente en sus palabras y alterando cada célula de mi cuerpo por el deseo de me consumía, lo queria completamente, queria saber que él estaba ahí sin importar que me estuviese volviendo loca, podía vivir con eso.

Un fuerte gemido salió de mi boca cuando su lengua tocó mi intimidad, era como sentir por primera vez esa deliciosa sensación que solo mi hombre me brindaba, no me importaba si en ese momento todo se caía a pedazos a mi alrededor, solo lo quería a él.

Su lengua precia una maestra, se movía por mis pliegues, causando que el calor me invadirá por completo. Fueron horas, realmente horas en las que siguió con eso, mientras soltaba palabras cariñosas, mi cuerpo parecía reconocerlo, sabía que era un jodido sueño pero no me importaba, lo queria así por el resto de mi vida.

Perdí la cuenta de los orgasmos que tuve, tan malditamente explosivos que mi cuerpo parecía una masa gelatinosa, lo anhelaba dentro de mí, pero mi cuerpo estaba tan cansado que los parpados se me cerraban.

—Conall—susurré.

—Duerme, mi amor—susurró.

Levantó la mirada para observarme, subió por mi cuerpo hasta que nuevamente el suyo me cubrió por completo, como una manta calientita llena de protección a mi ser. Mi cuerpo se sintió protegido, como si realmente él estuviese sobre mí, un par de lágrimas escaparon por mis ojos, ver sus ojos grises era lo más hermoso sobre la tierra.

—No te vayas...—susurré—. No lo hagas...

—No me volveré a ir, mi amor—susurró sobre mi oído—. Te juró que ambos estaremos juntos pronto y veremos crecer a nuestro bebé... Ahora, duerme...

—No—susurré.

No queria dormir, no queria ceder a dejarlo ir.

—Estaré aquí cuando despiertes—susurró besando mi frente—. Te amo, tres vueltas al universo a pasito de tortuga...

—Te amo, tres vueltas al universo a pasito de tortuga—murmuré.

Sus labios volvieron a posarse sobre los míos, mostrándome el amor que tanto me hacía sentir viva. Me recargué sobre su pecho, sin importarme si era un sueño o no, me permití cerrar los ojos, acurrucándome contra mi hombre.

Mi corazón se sentía tranquilo, se sentía bien y como si el amor de mi hombre estuviese presente, no me importaba si era un jodido sueño, saber que mi mente seguía recordándolo y recordando las sensaciones que él me hacía sentir era suficiente para que me sintiera en un lugar seguro.

El sonido de unos toques en la puerta me hizo abrir los ojos, desorientada, mire a todos lados tratando de averiguar que estaba ocurriendo, la luz mañanera entraba por el gran ventanal y a lo lejos podía escuchar el cantar de las gaviotas, mi corazón se sentía tranquilo, como si realmente hubiese pasado la noche con mi hombre.

Con decepción, miré que mi cuerpo seguía dentro de la bata, sabiendo que todo habia sido un maldito sueño.

<< ¿Y qué esperabas? Es claro que fue un sueño, Keylani... él murió>>

Me levanté para poder abrirle la puerta a quien estaba del otro lado, pero mis piernas temblaron con esa sensación tan perfecta que siempre habia dejado Conall, sentí mi centro húmedo, como si todo lo que habia pasado era completamente real.

—¿Qué mierda? —murmuré.

Me giré hacia las sábanas, encontrando un gran charco de mi excitación sobre las tela. Me reprendí por tener malditos sueños húmedos, por no poder tener sueños normales con mi hombre y por crearme ilusiones que yo misma derrumbaría.

Me coloqué rápidamente un albornoz y cubrí con las colchas la cama, para que quien estuviese detrás de esa puerta no se diera cuenta de mis sueños húmedos. Gemí en protesta, odiaba crearme esos sueños que solo dañaban mi corazón.

Abrí la puerta, dándole paso a mi pequeño torbellino. Nick me miró con una sonrisa, como si él realmente hubiese recibido la mejor noticia de su vida.

—Buenos días—murmuró son una sonrisa inusual.

—¿Qué mosca te pico?

—Una muy hermosa—aseguró con una sonrisa—. Deberías bajar, tu abuelo tiene noticias importantes que darte.

—¿Noticias?

—Empieza la segunda fase de nuestro plan—aseguró con un guiño.

Lo miré sin entender, pero asentí. Antes de que pudiera decirle algo más, se dio media vuelta y se alejó de mi habitación. Me giré hacia mi pequeño, que estaba sentado en el cómodo sofá de la habitación, mientras abrazaba su peluche favorito.

—¿Qué te tiene tan feliz, mi amor? —pregunté al ver sus ojitos alegres.

—Nada, mami—murmuró levantando su mirada hacia mi—. Estoy muy feliz que mami haya regresado como lo prometió...

—Mi niño—murmuré agachándome para poder abrazarlo—. Te prometo que siempre regresaré para darte besitos.

Mi pequeño hijo comenzó a soltar carcajadas mientras besaba todo su rostro, le encantaba que le diera cariñitos y a mí me encantaba dárselos, era como demostrarle cuanto lo amaba y lo feliz que me hacía tenerlo en mi vida, no importaba cuanta mierda hubiese a mi alrededor, con mi hijo era capaz de derrocar a medio mundo por su felicidad.

—Mami—murmuró cuando lo dejé de besar.

—¿Qué ocurre, peque?

—¿Crees que papi regrese? —murmuró con sus ojitos soñadores.

Sentí un pequeño golpe en mi corazón. A pesar de ser demasiado inteligente aun le costaba entender la parte en que su padre se habia marchado para siempre, acaricie con ternura su cabello, viendo sus ojitos ilusionados.

—Ya hemos hablado de ello, mi amor—murmuré—. Papi no puede volver, Diosito se lo llevó porque necesitaba un coronel que guiara sus ejércitos celestiales...

—¿Y puede venir a visitarme?

—Sólo en nuestros sueños, mi amor—murmuré besando su naricita—. De otra forma, papi no pude venir.

—Pero ayer vino—murmuró con su ceño fruncido—. Papi ayer fue a mi habitación y me dijo que pronto iba a regresar con nosotros... ¿Papi me mintió?

Sentí un pequeño hueco en mi corazón, habia visto a su padre entre sueños.

—Mi amor—murmuré—. Papi regresará... estoy segura de que está haciendo todo para regresar a casa ¿Sí?

No me gustaba mentirle, pero odiaba ver más sus ojitos tristes y llenos de dolor.

—¡Si, mami! —gritó abrazándome con fuerza—. Te quiero mami y a papi también.

—Papi y yo te amamos, mi pequeño gran valiente—murmuré besando su cabecita—. Ahora, ve con el nonno Kennett en lo que mami se cambia, ¿sí?

—Prometiste pasar la tarde en la playa conmigo—murmuró con uno de sus pucheros que podían convencerme de crear una maldita guerra si mi hijo lo pedía—. Y comer mucho helado de chocolate.

—Mi amor—murmuré riendo—. Mami no rompe sus promesas, pero primero debemos desayunar y tú debes ir a tus clases.

—Mamá—chilló alargando las vocales—. ¡Son vacaciones!

—Son vacaciones para los turistas, mi amor... tú tienes clases todos los días y también tienes la playa cuando quieras—murmuré.

—¿Pero me dejas comer en clase?

—Sabes que eso debes preguntárselo a tus maestros—murmuré besando su frente.

—¿Cuándo volver a entrenar para ser un super soldado?

—Podemos entrenar cuando tú quieras, peque—murmuré.

—¡Mami es la mejor! —chilló.

Besó mi mejilla y antes de que pudiera decirle algo más, mi pequeño salió corriendo de la habitación, dejándome completamente sola. Sonreí cuando escuché sus gritos de alegría por todo el pasillo.

—Mi niño—murmuré riendo.

No demoré mucho en vestirme, un simple conjunto de bikini y un vestido suelto eran necesarios para pasar un día relajándome en casa. Aunque debíamos ver todo lo que habíamos encontrado en nuestra primer fase del plan, podía pasar la mayor parte del día con mi pequeño.

Me aseguré de quitar las sábanas, sintiéndome avergonzada por haber tenido un maldito sueño húmedo, no era de sueños húmedos pero era claro que la falta de sexo durante dos jodidos años se acumulaba en mi cuerpo y solo habia una persona que podía saciarlos.

Bajé directo a la cocina, encontrando más ánimos de los que habia visto durante dos años, todos parecían realmente animados y estaba segura de que se debía a que estábamos teniendo buenos resultados con nuestra primera fase.

—¡Buenos días! —chilló Hunt.

—¿A ustedes que mosca les pico? —pregunté.

Kennett me dio una pequeña sonrisa, algo que no habia visto mucho desde la muerte de su hijo y madre, parecía realmente alegre. Me gustaba ver que todos sonreían, era saber que estaba haciendo bien mi trabajo.

—Una que nos da esperanza —murmuró mi nonno entrando a la habitación—. Buenos días, pequeña.

—Nick me dijo que nuestra primera fase salió bien.

—Bien se queda corto—murmuró Archie, adentrándose en la cocina con una tableta en una mano y con su bebé en la otra—. Escucha esto...

Puso la tableta frente a mí, comenzando lo que parecía ser la grabación de una de las noticias de la FEPIIC.

—Esta mañana, el ministro Arniel Vallarelli, ha declarado que las mafias se estan separando del tratado de "paz y esperanza". Recordemos que después del tratado que hizo nuestro máximo jerarca con el actual rey de la Mafia para evitar guerras como hace dos años, el ejército ha mejorado y no se ha puesto en peligro la vida de cada agente. —murmuró una de las mujeres, mostrando imágenes de Arniel en una conferencia de prensa.

— Pero ¿Qué ocurrirá ahora? Esta mañana, uno de los lideres que apoyaba a nuestro mandatario, declaró la guerra tras dejar una pancarta en el centro de la Gran Ciudad con las palabras "Muerte a Vallarelli y toda su maldita farsa".

—Aún no sabemos a lo que se refiere y nuestro ministro no dio declaraciones al respecto, lo que si sabemos, es que nuevamente nos vemos bajo amenaza con la ruptura del tratado de "paz y esperanza" esperamos nuestro ministro declaré lo ocurrido.

Miré con sorpresa las imágenes del cartel que habían pegado en uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad, era un cartel blanco con letras rojas que parecían bañadas en sangre.

—¿Quién hizo eso? —pregunté.

—Los griegos, princesa—murmuró Peter apareciendo de la nada—. Mis hombres me informaron que el líder del otro clan nos apoyará a nosotros...

—¿Qué querrán a cambio?

—Nada—murmuró—. Yo me las arreglaré con él, pero ahora su apoyo a nosotros es verdadero, resulta que Schiavone y Lombardi estan amenazando a su familia.

—Todos los que estan de su lado estan amenazados—murmuró mi nonno—. Ayer uno de ellos me lo comentó, Lombardi y Schiavone se han encargado de construir su trono por base del miedo.

—Entonces... su ejército es a base de amenazas—murmuré —. ¿Qué les ofreciste a los nuestros?

—Recuperar sus rutas—murmuró mi abuelo—. Ese par de bastardos se han adueñado de todo el planeta, lo único que no tienen es lo que pertenece al Sacerdozio

—Prometimos regresarles su tierra y protección—murmuró el irlandés.

—Tenemos esa ventaja—murmuré—. Su ejército es a base del miedo, el nuestro a base de libertad...

—Exactamente—aseguró mi nonno—. Lo que nos lleva a la segunda fase del plan, debilitar su ejército interno, acabar con el ERR y la unión latina.

—Nuestros ejércitos estan listos para ello—murmuró uno de los hombres del Sacerdozio—. Podemos debilitar su ejército en cuanto usted nos de la orden...

—Bien—murmuró—. Si vamos a atacar tenemos que atacar en todos lados... no podemos arriesgarnos a que si atacamos solo en un lugar lleguen los refuerzos...

—Si nos dividimos en equipos, podemos lograr atacar con fuerza—murmuré—. Acabaríamos con todos ellos de un solo golpe, los dejaríamos en las ruinas si logramos acabar por lo menos con la mitad de su ejército...Arniel cambio la estrategia de entrenamiento, lo que significa que los agentes reales no estan preparados para nosotros.

—Pero el ERR, sí—murmuró Archie.

—Los mezcló, así que si atacamos, podemos cargarnos a los que son inocentes, nos convertiríamos en él. Tenemos más cosas en contra, no podemos atacar hasta que sepamos quien es quien...

—No—murmuró Archie—. Podemos ver quienes tienen nuestro chip, puedo crear un programa que nos muestre quien es quien e implementarlo en un sensor de reconocimiento de las armas.

—¿Puedes hacer eso? —pregunté.

—Princesita, soy el mejor Hacker de la IISMFCMO, por supuesto que puedo—aseguró con un guiño—. Nick, necesitaré tu ayuda.

—Por supuesto, creo que necesito un poco de diversión. Solo necesitamos un laboratorio y una computadora.

—Exacto—murmuró Archie con un guiñó—. Tendremos las armas listas la próxima semana...

—Vaya, eso sí me sorprende—murmuró uno de los hombres del Sacerdozio—. ¿En qué podemos ayudarlos?

—Armas—murmuró Archie—. Denme cuantas armas puedan conseguirme, largas, francos, cortas... todo es útil.

—Yo me encargo de eso—murmuró Peter con un guiño—. Tengo las mejores rutas...

—Todos podemos conseguirlas—murmuró mi nonno—. Tendrán el cargamento mañana por la mañana, asegúrense de que nadie nos intercepte.

—¡Si, señor!

—Y llamen a Aitor, todos comenzaran con el entrenamiento para poder acabar con el ERR.

—Con gusto puedo entrenarlos—murmuré.

—¿Tú? —preguntó otro de los hombres—. No me lo tomes a mal, pero dudo que alguien con tu cuerpo sepa lo que significa entrenar soldados.

Sonreí de lado, como amaba que alguien dudara de mí.

—Yo que tú no la hacía enojar—murmuró Hunt—. Es la puta ama del entrenamiento...

—Hasta no verlo no creerlo...

Solté una risa, no me molestaba que dudasen de mí, era todo lo contrario, me alentaban a querer hacerlo mejor.

—Tráigame a sus mejores soldados—murmuré con seguridad.

Después de hablar unos cuantos minutos más, nos sirvieron el desayuno en la mesa principal, mi hijo como todas las mañana comió su desayuno con tanta alegría que me hacía sentir calor en mi pecho. Keyla desayunaba junto con él, mientras ambos platicaban entre murmullos.

—¡Mami me llevará a la playa! —chilló Niall.

—¡Mami! ¡¿Puedo ir?!—chilló Keyla.

—Puedes ir—murmuró Julia—. Solo si le haces caso a Key y a Nonno Ken.

—¡Si! —celebró.

—Pero primero Niall debe ir a clases—murmuré.

—Mamá—chilló Niall en protesta.

Amaba estudiar, siempre me lo habia dicho, pero odiaba hacerlo cuando todo el mundo se preparaba para las fiestas navideñas y a Sicilia habían llegado cientos de turistas que querían pasar las vacaciones decembrinas.

Miré su puchero, no me gustaba sobre exigirle, pero no queria que se retrasara en su estudio, además, necesitaba comenzar con su entrenamiento militar, no me importaba los cientos de estudios que estaban en contra de la educación que queria darle a mi hijo, lo mantendría a salvo mientras pudiese pero también le daría las armas para que él solo supiera defenderse y los únicos de los que necesitaba el apoyo, estaban de acuerdo con darle a Niall una educación perfecta.

—Aún estamos a dos semanas de navidad—murmuré—. Solo esta semana y después tendrás vacaciones... —aseguré rendida.

—¡Si! —chilló con alegría.

—Hablando de navidad...—murmuró mi Nonno—. Deberíamos comenzar a adornar...

—Mami—murmuró mi hijo—. ¿Podemos ir a comprar adornos?

—¿Hoy? —pregunté—. No pasaríamos la tarde en la playa... iríamos al centro a comprar adornos navideños.

Mi hijo colocó su manita bajo su barbilla, pensando en que era lo que queria hacer, ese gesto tan sencillo me hacía sentir feliz, era algo que Conall realizaba cada que pensaba en algo, su rostro se parecía tanto al de mi hijo que me hacía sentir realmente con una partecita de él.

—¿Qué deberíamos hacer, nonno? —preguntó hacia Kennett.

—Siempre van a la playa—murmuró—. Hoy pueden ir a buscar adornos para navidad... tu mami ama la navidad...

—¡Si! ¡Entonces, vamos por los adornos, mami!

Solté una pequeña risa ante la emoción de mi pequeño, me encantaba ver su carita llena de alegría, como si realmente no le preocupase nada a su alrededor porque así era como queria que estuviera todo el tiempo.

Cuando su profesora llegó, me concentré en planificar todo el ataque con mi nonno, sabíamos que solo teníamos una oportunidad para debilitar el ejército de Arniel. Sabíamos completamente que no podíamos tener un solo error, no había oportunidad de fallar, aunque todos los nuevos aliados habían debilitado ya una parte de su ejército, aún debíamos enfrentarnos con armas a él.

Dividimos todo nuestro ejército y aliados en diferentes equipos para poder ir a diferentes lados y atacar a la vez, Arniel había tapizado sus comandos con bastardos de ERR, eso se convirtió en un gran problema porque sería más difícil detectar quiénes eran buenos y quiénes eran malintencionados.

Claro que las nuevas armas que crearían mis amigos podrían ser de gran utilidad, pero aun así debíamos tener cuidado de no acabar con personas inocentes, tratar de convencerlos de que nosotros no éramos los traidores sino que su mayor traidor era el que estaba sobre ellos.

Aunque para ese punto ya algunos debían sospechar la conexión que tenía supuesto jerarca con la mafia, Arniel había creado una maldita dictadura, donde sólo él era el que hablaba y el consejo por supuesto, dictaminaba lo que debía hacerse, pero todo el mundo sabía que ese consejo no existía.

—Encontramos algo—murmuró Archie—. ¿Adivinen quien está del lado del bastardo?

—A este punto nada me sorprende—murmuré—. Pero tengo curiosidad.

—Maddison y Selene, resulta que después de que nosotros hayamos salido del juego él reunió a todos aquellos que tenían problemas contigo, los Edevane también están en sus filas —aseguró—. No solo del ERR, sino de todos...

—Recuérdenme volarle las bolas a ese bastardo—gruñó Nick.

—Lo siento, esas ya estan apartadas—murmuré riendo—. Entonces ¿Quiénes son nuestros aliados?

—Hasta el momento, les quitamos el 40% de sus más allegados y el 80% de los que han sido obligados a estar de su lado—murmuró—. Griegos, Alemanes, Bratva y Japoneses. Son los tres más fuertes que les hemos quitado.

—Lev Nikolaev estaba en la fiesta—murmuré—. Pero dijo que tenía a alguien más sobre él... no sabía que la Bratva habia cambiado de líder.

—¿Dijo eso? —preguntó Kennett enarcando una ceja.

—Si—murmuré—. No estaba enterada que existiera otro heredero Nikolaev aparte de Conall... y nisiquiera estaba en el árbol familiar.

—Seguro se alió con otros—murmuró mi nonno—. Bien, terminado de aclarar estos puntos, Smirnov y Pávlov, necesitamos esas armas para la siguiente semana, atacaremos el veinte de diciembre, ya saben... para recordar viejos tiempos...

—Me gusta tu idea—murmuré—. Dividimos los equipos con el fin de atacar a una sola vez... estaremos comunicados entre nosotros, debemos acabar con por lo menos en 60% del ERR, pero no lastimaremos a ninguno de los nuestros, a menos de que se levanten en armas, pero con el entrenamiento que Arniel les está dando, dudo que sepan empuñar un arma como nosotros...

—Bien—murmuró Peter—. Nuestro hombres llegaran el lunes por la mañana, todos estan dispuestos a recibir su entrenamiento—aseguró hacia mí.

—¡Joder! —gritó Hunt con emoción—. Esta mierda se va a prender y de manera épica.

—Por supuesto que lo hará—murmuré con un guiño—. Ahora, si me disculpan, tengo una misión más difícil.

—¿Cuál? —preguntó Nick.

—Convencer a un pequeño crítico de arte sobre adornos navideños—murmuré riendo—. Y que es más indeciso que su padre...

Todos soltaron una pequeña carcajada y me despedí de ellos para poder llevar a mi hijo al centro de Sicilia en búsqueda de los adornos navideños. Sí, se supondría que debía ser una fecha demasiado triste para nosotros, pero para mi hijo era una de sus favoritas y no queria arruinársela con nuestros malos recuerdos.

Tras vestir a mi pequeño y yo colocarme ropa más acorde para salir al centro, ambos salimos de la gran mansión junto con Julia y Keyla. El centro se encontraba lleno de turistas, que compraban en cada una de las tiendas cientos de recuerdos de su estadía en ese hermoso lugar.

—¿Qué te parece? —pregunté a Niall, señalándole un enorme Santa Claus.

—Nonno dijo que no queria santas—murmuró con un puchero—. ¡Mira esos reyes magos!

—¿Un nacimiento? —pregunté viendo las hermosas piezas de cerámica.

—¡Si! —chilló—. Llevémoslo.

—Mi pequeño italiano—murmuré riendo.

Niall soltó un grito de alegría cuando tome una de las enormes cajas donde suponía estaba el nacimiento. La coloqué cobre el carrito y caminamos al siguiente pasillo.

—Guías—murmuró mi niño—. Esferas rojas... esferas doradas... luces de colores.

Mi pequeño niño, recorría los pasillos, señalándonos como si realmente fuese un decorador o crítico de arte cada una de las cosas que queria para la decoración de navidad. Cuando se dio por satisfecho, comenzó a caminar en dirección de las cajas, tomando la mano de Keyla quien le seguía sus pasos y asentía en cada decisión que mi hijo tomaba.

—Si nuestros hijos terminan juntos, te doy dos millones—murmuró Julia.

—Trato—aseguré riendo, comprobando las compras de mi hijo.

—Olvidó el árbol—murmuró Julia y asentí soltando una risa.

Me paré frente a mi hijo, viendo su precioso mohín de duda.

—Peque—murmuré—. ¿No olvidas algo muy importante?

—No, mami—murmuró con una sonrisa.

Solté una carcajada, mi niño realmente parecía un adulto atrapado en ese mini cuerpo.

—¿Y dónde piensas colgar las esferas y las luces?

—¡Un árbol! —chilló.

Solté una carcajada al ver que arrastraba a Keyla hacia el lugar donde se encontraban los árboles, causándome demasiada ternura y risa a la vez. Cuando mi hijo encontró el adecuado y Julia y yo lo aprobamos, por fin pudimos salir del centro comercial y nos dirigimos al parque, para que nuestros niños comieran un helado y después pudiésemos regresar a la mansión.

—Mientras te esperábamos...—murmuró Julia cuando llegamos al centro comercial—. Niall le estaba contando a Keyla sobre Conall... dice que lo visitó anoche... que habló con él e incluso lo durmió...

—Si, me lo contó—murmuré—. Tiene miedo de olvidar a Conall, su pequeña cabecita le está creando sueños que lo ayuden a protegerse del dolor de la ausencia de su padre... Se crea la esperanza de que Conall regresará, aunque todos sabemos que no es así.

—¿Y no has pensado que sea otra cosa? —preguntó.

—¿A qué te refieres?

—Ya sabes—murmuró —. Qué Conall siga con vida... si te pones a pensar, nunca vimos sus cuerpos porque quedaron calcinados, pero... por lo que tengo entendido... Lev Nikolaev también debió quedar calcinado en ese lugar y no lo hizo...

—Julia—murmuré—. Mis padres murieron en mis brazos, me aseguré de ello cuando vi que la vida se iba de sus ojos y Conall, era imposible que sobreviviera a esas flechas, no solo lo perforaron... lo envenenaron. Los primeros meses creí que eso podía ser una posibilidad, pero si fuese así, ya nos hubiesen buscado.

—No pierdes nada en volver a creer—murmuró—. Después de todo, tu madre era la que siempre decía que siempre ocurren milagros navideños...

—Si pudiera pedirle algo al universo, realmente sería un milagro navideño, que esta navidad volvamos a estar juntos, todos...

—Pediría lo mismo—murmuró—. No me gusta ver a mi mejor amiga con el corazón partido...

Solté una risa, abrazando a mi amiga, mientras nuestros hijos corrían por todo el hermoso parque, lleno de juguetes. La vida era perfecta en ese momento, pero realmente no podía evitar sentir que mi corazón dolía por la ausencia de Conall, mis padres y toda mi familia.

<<Si existe algo allá arriba, concédanme un milagro de navidad... mi hijo lo necesita... yo lo necesito>>

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¿Qué les pareció este capítulo?

¿Qué creen que pase?

¿Estan listos para el primer desmadre de esta?

Holi, mis muñequitos, aquí esta nuestro capítulo semanal. 

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