Capítulo 04.

Reina.

"Para bien o para mal, la corona ha caído sobre mi cabeza."~ CLAIRE FOY


A veces dicen que la vida nos da razones para seguir sonriendo todo el tiempo, que no importa cuántas tormentas nos atraviesen, siempre y cuando tengamos una sonrisa en el rostro podemos ser capaces de destruirla y seguir siendo los mejores, que la sonrisas realmente pueden cambiar todo y que la felicidad la encontramos en uno mismo.

Mi madre siempre había sido una fiel creyente de eso, quizás por eso ni siquiera cuando la vida la golpeaba tan fuerte que era imposible que se levantase por sí sola, dejaba de sonreír. Ella realmente tenía un alma viva en su corazón, a ella no le importaba que todo el mundo la abandonara, si seguía teniendo a su esposo o a sus hijos a su lado, era capaz de hacer cientos de cosas con tal de mantenerlos a salvo.

Ella siempre tenía una razón para sonreír y siempre me lo había dicho, es suficiente saber que estoy con vida para sonreír, esas siempre eran sus palabras que me llenan el corazón, por qué me hacía entender que la vida realmente era valiosa, mi madre siempre había sido un alma joven, siempre tomaba mi mano cuando la necesitaba y no me dejaba caer por más dolor que sintiera en mi corazón.

Era doloroso recordarla, porque era como saber que ella había dejado de existir en mi plano terrenal y se había marchado por la avaricia de una persona, sentía el mismo dolor que sentía al recordar a mi padre, porque realmente no podía imaginar una vida sin ellos, sentía que mi vida se había ido en picada después de que los había perdido por completo, porque por más que me negara sabía que mi corazón no volvería a estar en una sola pieza desde su partida.

Para mí, ellos siempre habían sido lo más importante, ellos eran los que me habían dado vida, los que me habían guiado por el camino del bien y que me habían hecho sentir segura a cada instante de mi respirar. No importaba si todo el mundo se caía sobre mis hombros, porque estaba completamente segura de que mis padres estarían a mi alrededor ayudándome a cargar con ese peso o que por lo menos estarían frente a mí alentándome a continuar.

Cuando supe que mi vida había dado un giro de 180°, todo mi corazón se partió en mil pedazos, porque sabía que jamás podría volver a encontrar el calor de mi madre en los brazos de alguien más, que jamás nadie podría darme los consejos que mi padre me había dado durante todo mi entrenamiento como militar, que jamás podría volver a sentarme en la cocineta para verlos preparar sus deliciosos pasteles.

Mis padres eran todo para mí y se habían ido de repente de mi lado, yo me sentía sola incluso teniendo más de 25 años, por eso entendía perfectamente las inseguridades que mi hijo sentía, él creía que su padre nos había abandonado y yo realmente no quería que sintiera eso, porque estaba segura de que sí Conall estuviese con vida, ni siquiera lo habría dudado al regresar con nosotros.

Sin embargo lo que le había dicho a mi hijo era real, si el universo me daba una segunda oportunidad para amar a ese hombre, ni siquiera me enojaría sabiendo que se había ido por alguna u otra razón, si él quería regresar a nuestro lado se lo permitiría, porque desde que había partido un pedazo de mi corazón había muerto y como mi madre siempre lo había dicho, a veces la única persona que puede curar las heridas es la misma que la causo.

Pase la noche viendo películas con mi pequeño, comiendo helado y galletas de chocolate, cantando a todo volumen las canciones de las películas y poniéndonos apodos graciosos, Keyla se nos unió después de la media noche, aunque yo siempre dormía a mi pequeño antes de las diez, habia decidido desvelarme con él para hacerlo sentir feliz.

No había nada más hermoso que ver sus hermosos y perfectos ojitos verdes llenos de emoción y alegría cuando estaba a su lado, realmente me aseguraría de que mi pequeño fuese feliz el resto de su vida.

Cuando la mañana llegó a Sicilia, me encontró corriendo por toda la playa, ejercitándome. Me encantaba sentir como mi sangré corría por mis venas en descargas de adrenalina que me hacían sentir dichosa, mi cuerpo parecía recordar mis tiempos como agente y se sentía más ligero cada día de ejercicio.

La música de Imagene Dragons sonaba a todo volumen por los auriculares, me encantaba sentir como la música se conectaba con mi cuerpo, haciendo que la sangre corriera a niveles astronómicos por mis venas, mi corazón latía con frenesí y mi cerebro se despejaba gracias a la brisa fresca del sereno.

Aunque no habia dejado de entrenar, debía ajustarme nuevamente al ritmo al que me habia acostumbrado antes, necesitaba regresar a ser la antigua Keyli que le pateaba en trasero a todo el mundo. Seguía siendo buena con las armas, mi abuelo me habia dejado entrenar en su campo de tiro, pero aun así debía mejorar mi condición física.

Cuando sentí que mis piernas ya no podían moverse ni un solo centímetro y mi cuerpo exigía a gritos un descanso, sonreí satisfecha, dos horas de entrenamiento intensivo eran perfectos para volver a tener condición.

Regresé trotando a la mansión, dispuesta a tomar un baño y poder desayunar con mi familia antes de arreglarme para que pudiésemos ir a la reunión anual, no entendía muy bien el sistema de todas las mafias, pero mi nonno estaría conmigo y yo solo debía encargarme de hacer que mis atributos convencieran a varias personas de unirse al Sacerdozio

Me había parecido un plan vil y estúpido al principio, pero mi nonno tenía más conocimiento de la mafia que nosotros mismos, él era el rey de reyes, incluso en un balanza de poder, Schiavone y Arniel eran simples cucarachas al lado de mi nonno.

Sí, él tenía el poder de dejarlos en la nada y aunque nos habia dicho su plan inicial, nos negamos. Schiavone y Arniel merecían sufrir por nuestra mano, debían ver nuestro rostro cuando suplicasen por sus malditas vidas. Me importaba una mierda lo sádico que eso pudiese llegar a ser, quería ver como la vida se esfumaba de sus miradas.

Cuando llegué a la mansión, pude darme cuenta de que no estábamos solos, los cientos de guardias en las entradas y los autos de lujo solo podían significar que el Sacerdozio estaba en Sicilia.

Entré a la casa, encontrándome a todo el mundo desayunando en el comedor. Mi hijo estaba sobre los muslos de su abuelo y comía su fruta como si no hubiese un mañana, lo que causo que una sonrisa se dibujara en mi rostro, si era necesario para que se sintiera feliz era capaz de hacer pijamadas todas las noches.

—¿Le sirvo algo de comer, señora? —preguntó una tímida mujer.

Todos los presentes prestaron su atención en mí, las miradas divertidas de Nick, Hunt, Álex y Archie solo significaban que mi cabello y rostro eran un completo desastre, sentía mi cuerpo pegajoso por el sudor y la ropa de entrenamiento que apenas cubría mi cuerpo, no eran la mejor presentación para un desayuno, menos con todos los miembros del Sacerdozio tan cerca.

—Buongiorno, mia regina—murmuró Peter, el griego.

Si esperarlo, se puso de pie y se acercó a mi para hacerme una exagerada reverencia, con una sonrisa en su rostro, mostrándome su perfecta dentadura blanca y los ojos más azules que habia visto en mi vida, parecían incluso tener un toque radioactivo.

—Buongiorno—murmuré ignorándolo a él y dirigiendo el saludo en todos en la mesa.

El hombre me dio una sonrisa, tomando mi mano desprevenidamente y dejando un beso sobre mis nudillos. Me obligué a no rodar los ojos, realmente no quería tener problemas con un hombre que parecía estar bajo un hechizo.

—Señor—murmuró una voz dulce detrás de Peter.

El hombre giró la mirada hacía mi hijo, quien fruncia su ceño como si algo lo molestara y sus labios estaban curvados hacia abajo, un gesto que me recordaba tanto a Conall cuando tenía celos de algo. Reprimí una carcajada, tratando de no morir de risa al ver a mi pequeño celoso.

—¿Si, chiquitín?

—¿Podría no besar a mi mami? Mi papi se va a enojar—murmuró con las mejillas infladas en un puchero—. ¿Verdad, mami?

—Si, mi amor—murmuré riendo.

El hombre me miró con una ceja arqueada, pero lo ignoré, no tenía ganas de explicar cómo era madre de ese hermoso bebé.

—Mami—murmuró Niall, dándome sus bracitos para que lo cargara—. Te ves muy bonita...

—Gracias, bebé—murmuré besando su naricita—. ¿Nonno ya te dio de desayunar?

—Estaba comiendo fruta y pidió Waffles con chocolate.

—¿Más chocolate? —interrogué a Niall—. Sabes que no debes comer mucho chocolate o se te van a picar las muelas.

—Niall... dijiste que mamá habia dado permiso de comer chocolate—murmuró Kennett.

—Y ustedes siguen cayendo en lo que mi pequeño estafador dice—murmuré riendo—. Puedes comer chocolate, pero no comeremos hasta mañana.

—Si, mami—murmuró con un puchero.

Me senté con mi hijo en la silla libre, al lado de Julia, quien al igual que yo alimentaba a Keyla mientras Archie le daba de comer a Jackson, su pequeño bebé. Todos desayunamos en familia, disfrutando de la compañía de los otros, aunque creí que la compañía del Sacerdozio haría sentir incomodos a mis amigos, parecía ser todo lo contrario.

Realmente teníamos más cosas en común de las que siempre habíamos creído.

Julia me ayudó a prepararme para poder asistir a la reunión. Con ella habia desarrollado una amistad incluso más fuerte, algo que me habia enseñado que incluso en la adversidad una buena amiga podía ayudarme a superar el dolor de la perdida.

Ella se habia convertido en mi confidente y también mi guía para ser madre, la primera gripa de Niall me habia hecho llorar cuando su llanto no paraba, en su primera raspadura también habia llorado por no creerme capaz de ser madre, pero Julia me habia enseñado que era normal sentirme de esa manera y que sin embargo, era tan buena madre que mi niño sonreía a cada momento.

—No pude evitar escuchar ayer la conversación que tuviste con Niall—murmuró mirándome por el reflejo del espejo—. ¿Cómo estas con eso?

—¿Quieres terapiarme? —pregunté risueña.

—Quiero que no te guardes el sentimiento—murmuró—. He escuchado como lo llamas todas las noches, creo que es malo que trates de ocultarlo...

—Lo extraño—murmuré —. Creí que sería más fácil adaptarme a su muerte, pero ya pasaron dos años y lo sigo amando y extrañando como el primer día en el que entendí que había muerto...

—Es algo normal, Keyli—murmuró —. Lo amaste tanto que se quedó completamente tatuado en tu corazón.

—Si—murmuré—. Su nombre se tatuó en todo mi cuerpo...

—Lo noté—aseguró con una sonrisa juguetona—. Si estuviera en tu situación definitivamente me lanzaría a los brazos de ese griego, esta de muerte.

—Si tu esposo te escucha decir eso te hará una escena de celos—murmuré riendo—. Es guapo, pero no es Conall.

—Definitivamente, ustedes eran tal para cual—murmuró riendo—. Conall no miró a otra chica cuando tú te fuiste, no supimos que fue lo que paso con Maddison, pero estoy completamente segura de que debió estar bajo el efecto de algo para pararle bola.

—Maddison era linda—aseguré—. Pero tenía un corazón podrido y lleno de avaricia...

—Estoy segura de que él no la veía linda—murmuró riendo—. Ahora, regresando a Niall...

—No quiero que crezca pensando que Conall nos abandonó... porque no lo hizo...

—No creo que crezca pensando eso—murmuró—. Tiene una mami que le enseñara que su padre lo ama demasiado...

—Me aseguraré de eso.

—Te vez demasiado linda—murmuró señalando el espejo—. En definitiva el rojo es tu color...

—Amo el color rojo—aseguré—. Conall también lo amaba...

—En definitiva necesitas sexo—murmuró guiñándome un ojo—. O pronto comenzaras a tener alucinaciones con Conall—se burló.

—¡Julia!

—Sabes que tengo razón—murmuró acomodando mi cabello—. Aunque siendo sincera, me gusta más el rubio que este rojo...

—Yo también amo más el rubio, no nací para ser pelirroja.

Julia soltó una carcajada negando.

Después de que terminase de arreglarme, salimos dispuestas a unirnos con los hombres que nos esperaban en la primera planta. Mi hermano fue el primero en verme.

—¡Joder! Tu si te tomaste enserio lo del vestido de la venganza—aseguró con un guiño.

—Apoyo la moción—murmuró Álex—. Si no fuera gay, realmente querría tenerte a ti...

—Álex, no—gruñó Hunt, pero algo me decía que esas palabras no eran celos de hermano.

— Solo es un vestido y ustedes ayer eran los que estaban diciendo lo que Conall les haría si se enterase que estoy usando esto.

—Ni me lo recuerdes—murmuró Nick, haciendo un falso movimiento de escalofrió—. Tengo miedo de que regrese de la muerte y me asesine por permitir que su mujer use un vestido tan revelador.

—Oh, cállate, Pávlov—gruñó Kennett—. Mi hijo estaría orgulloso de su mujer...

Solté una pequeña risa.

Busqué con la mirada a mi pequeño, quien no tardó mucho en correr a mis brazos para que pudiese abrazarlo. Lo estreché, sintiendo su calor y armándome de valor, claro que tenía miedo de lo que pudiese pasar, pero tener a mi hijo entre mis brazos me hacía recordar la razón por la que lo hacía.

—Mi amor... mami debe de salir con Nonno, pero regresaré mañana ¿Sí?

Lo miré poner sus ojitos de corderito, no nos habíamos separado durante dos años, donde quiera que yo iba él me acompañaba y viceversa, los únicos momentos en los que yo estaba en otro lugar era durante sus clases. Niall tenía solo cuatro años y aunque el doctor lo habia calificado como superdotado, eso no significaba que no se sintiera abandonado si me alejaba de él.

—¿Vas a volver, mami? ¿Tú no iras con Diosito?

Solté un pequeño suspiro, no sabía si era por las fechas, pero estaba recordando más a su padre que en cualquier día normal.

—No, mi amor—murmuré—. Mañana que regrese, te prometo que te llevaré con Francesco a comer todo el helado que quieras y pasaremos toda la tarde en la playa ¿Te parece bien?

—¡Si, mami! ¿Y Podemos escribirle una carta a papi?

—Si, mi amor—murmuré besando la punta de su nariz—. Escribámosle una carta a papi mañana y luego hagamos una pijamada ¿Te gusta la idea?

—¡Si, mami—murmuró riendo—. Te quiero, mami...

—Y yo a ti, mi pequeño gran valiente—murmuré besando su cabecita—. Te prometo que en cuanto regrese pasaremos todo el día juntos... pero debes hacerle caso a tu nonno Ken y a tus tíos... debes dormir temprano y nada de chocolates en exceso...

—Está bien, mami... me portaré bien...

—Siempre lo haces, mi niño—murmuré besando su frente—. Te quiero, mi bebé.

Niall me dio un beso en la mejilla y corrió hacia Kennett, fue en ese momento en el que me di cuenta de que todos estaban dirigiendo la atención a nosotros, pude ver los ojos cristalizados de Kennett y un par de lágrimas traicioneras en los ojos de Archie, nunca hablaba de Conall frente a ellos, porque sabía que era un dolor horrible.

—¿Nos vamos? —pregunté.

—¿Segura? —preguntó mi nonno—. Podemos ir nosotros y tú puedes quedarte con tu pequeño... creo que al Sacerdozio no le importaría divertirse un poco, siempre podemos hacer que Peter se vista como Dios griego y atraiga.

—Después de esto, estoy dispuesto a convertirme en el David—murmuró.

—Estoy bien—murmuré—. Pero entre más pronto nos vayamos, antes regresaremos.

—¿Segura? —preguntó mi nonno.

—Si, nonno... estoy lista para que vayamos a comenzar nuestra primera fase de este plan... lo hago por mi niño, para que pueda regresar al mundo sin que esos bastardos le hagan daño.

—Entonces hagámoslo, mi niña—murmuró con una pequeña sonrisa.

Nos despedimos de todos los que estaban en la sala, me aseguré de encargarles a mi hijo para que lo cuidaran y lo protegieran durante toda mi ausencia, también era difícil alejarme de él, me habia acostumbrado demasiado a tenerlo a mi lado.

—Ve tranquila, prometo que lo cuidare—murmuró Kennett cuando subí al auto junto con mi nonno.

Sabía que dejarlo con ellos realmente era una buena decisión, no permitirían que nada dañara a mi hijo, pero no podía evitar sentir que me alejaba de una partecita de mi corazón.

Llegamos a un aeropuerto privado cerca de la gran mansión de mi Nonno, aunque me habia encargado de memorizar todo Sicilia, no recordaba ese aeropuerto.

—Este aeropuerto solo lo utilizo yo—murmuró—. Nisiquiera los del Sacerdozio tienen acceso—murmuró.

—Ahora entiendo porque no estaba en ningún mapa...

—No iba a poner la única entrada potencial a nosotros en un mapa—aseguró—. Este es de uso exclusivo de nosotros y como no habia salido desde que ustedes llegaron, creo que está un poco viejo.

—Nonno—murmuré al ver la gran pista de aterrizaje que parecía haber sido renovada el mismo día—. Jamás habia visto una pista tan nueva.

—Las ventajas de ser el Don de la Cosa Nostra—murmuró con un guiño.

El chofer de mi abuelo estaciono a una distancia prudente de un hermoso jet que parecía tener oro en cada parte, realmente era hermoso, me recordaba demasiado a los jets que mis padres tenían.

Bajamos del automóvil, siendo recibidos por un hombre alto y de piel bronceada, podía ver cientos de tatuajes por todo su cuerpo y su porte daba miedo en todos los sentidos.

— ¿Ya estan listos nuestros hombres? —preguntó mi nonno.

A pesar de que el hombre por lo menos les sacaba dos cabezas y parecían ser tres hombres en uno solo, pude ver cómo se acobardaba al escuchar la voz de mi nonno. Lucía realmente asustado y sumiso como si la voz de mi abuelo fuese la de un Dios.

—Si, señor—contestó.

—Keyli, creo que no te habia presentado a mi jefe de seguridad. Aitor DeLuca—murmuró mi nonno—. Será tu guardaespaldas personal esta noche, es retirado de las fuerzas especiales de la FEMR.

—¿FEMR?

—Me retire hace dos años—murmuró el hombre—. La conozco a usted desde hace años y realmente debo de decir que me siento honrado de protegerla... era toda una leyenda en la FEMR.

—Gracias—murmuré.

Después de la breve plática con el hombre, subimos al jet de mi nonno, era un jet precioso que realmente parecía ser sacado de una fundidora de oro, todo en el interior tenía dorado y los colchones de cada uno de los asientos parecían ser de lo más fina tela.

El viaje en realidad no fue demasiado largo y tampoco cansado, trataba de concentrarme en lo importante y no desviarme con los pensamientos de todo lo que podía salir mal, si alguien llegaba a reconocerme era Claro que le diría a Arniel que seguíamos con vida y aunque queria que viera mi rostro en su destrucción, era demasiado pronto para revelar mi identidad.

Archie se habia encargado de crearme un nuevo perfil, Julia me habia ayudado a cambiar el color de mi cabello y Nick habia conseguido pupilentes de un tono azul, dejando mis ojos de un color verdaderamente hermoso. Mi cabello parecía fuego, me gustaba pero a la vez lo odiaba, parecía que mi piel no había sido hecha para tener un color rojo en mi cabello.

Cuando el avión aterrizó en la isla en donde se llevaría a cabo la supuesta reunión, me sentí de cierta forma alterada, era la primera vez que iba a aparecer de nuevo dentro de la gente, después de mi supuesta muerte. Era completamente consciente de que me estaban cazando, querían mi cabeza y eso era un gran problema para mí, porque no tenían ni la menor idea del momento en el que atacarían y acabarían con cada una de las barreras que había puesto a mi alrededor.

—Recuerden, señores—murmuró mi nonno—. Mi nieta se llama Anastasia Rossi, si alguien hace preguntas, no saben nada de su familia o de donde viene, si alguien la reconoce inmediatamente negaremos que se trata de Keylani y si las cosas se complican, salimos de ese lugar ¿Quedó claro?

—¡Si, señor! —contestaron los hombres.

—Debería entrar conmigo, señorita—murmuró Peter—. Nadie se atrevería a acercarse a usted con el líder griego del Sacerdozio...

—Entonces probemos su teoría—murmuré.

—Dios, ¿De verdad?

—Hace un comentario fuera de lugar y no solo me separare de usted, me aseguraré de que sepa porque me llamaban la reina del infierno en el ejército ¿De acuerdo? —pregunté con una falsa sonrisa dulce.

—Por supuesto, señorita—murmuró con un guiño.

Cuando bajamos del jet varios autos nos esperaban para podernos transportar hasta donde se llevaría a cabo una reunión. Mi nonno no solo llevaba un gran número de guardias de seguridad, sino que todos eran de su entera confianza, los mismos que nos habían ocultado en Sicilia cuando el bastardo de Arniel se habia atrevido a ordenar nuestra búsqueda hasta por debajo de las piedras.

Cuando llegamos a la gran mansión en medio de la isla, pude ver que había cientos de autos de lujo, todos más lujosos que el otro, había desde simples Ferrari hasta los últimos modelos híbridos.

—Extraño a murciélago—murmuré hacia mi nonno.

—Podemos llevar uno más hermoso a Sicilia, principessa.

—Es la primer vez que me llamas así, nonno—murmuré riendo.

—Sei la principessa della famiglia italiana, la regina e la signora, un tuo capriccio può porre fine a centinaia di vite insignificanti.

Solté una carcajada, cuando nonno tenía una idea solo significaba que las cosas iban a arder.

—Principessa della famiglia italiana—murmuré con una sonrisa—. Me gusta.

—Lo sé—aseguró.

Tal como nonno lo había dicho, en cuanto llegamos todo mundo comenzó a hacer preguntas sobre mí por primera vez me arrepentía de llamar la atención tanto con un cuerpo hermoso y un vestido que apenas lograba tapar lo esencial.

Pero también como Peter lo habia afirmado, nadie se atrevía a acercarse a mi cuando veían que mi mano colgaba de su brazo, hasta cierto punto agradecía eso, porque nadie se acercaba más de dos metros de mí, por lo tanto no podían reconocer mi rostro a tan lejana distancia y aunque era el centro de atención nadie preguntaba más allá de lo esencial.

Como lo habíamos planeado, mi nonno me presento como Anastasia Rossi, hija de su hijo perdido. Me presentó como la heredera de la Cosa Nostra y en menos de 1 hora el rumor había corrido por cada rincón de esa reunión, y sí antes nadie se me había acercado después de enterarse que yo era la Regina della Cosa Nostra, nadie se atrevió a dirigirme una sola palabra.

—Lo ve, regina—murmuró Peter—. Nadie se le acercaría si quiere conservar los ojos en su lugar.

—Estoy segura de que se debe al miedo que le tienen a mi nonno—murmuré soltando una risa—. Todos le tienen miedo, no lo pase desapercibido.

—Es observadora—murmuró—. ¿Puedo ofrecerle un trago?

—No bebo—murmuré—. Pero me vendría bien un zumo...

—Por supuesto—aseguró con una sonrisa—. Puede esperarme aquí, iré a conseguirle un delicioso zumo.

—Se lo agradezco—murmuré con una falsa sonrisa.

Trataba de grabarme en los rostros de todos los que veía, buscando a alguien que pudiese ceder a nuestra petición de volverse contra los supuestos reyes que tenían el control de toda la mafia en ese momento. Repasaba cada una de sus características físicas tratándolas de conectar con los expedientes que había visto como general.

—El de la derecha—murmuré hacia DeLuca.

—Lo informare al señor—aseguró.

Lo vi alejarse hacia mi nonno, mientras yo miraba distraídamente a cada uno de los presentes.

Mi corazón se detuvo por un segundo, al ver un rostro familiar a la lejanía. Su sonrisa perfecta, sus ojos voraces y esa barba eran inconfundibles.

—Conall—susurré para mí misma.

Mis pies comenzaron a moverse por sí solos, sin importarme que algunas personas me reclamaran al ser empujadas, sentí que mi corazón latía con frenesí y era como si de repente me encontrase en una burbuja de agua en donde no existía nada a mi alrededor, solo esos ojos que había extrañado durante tanto tiempo.

Un cuerpo me empujó con fuerza, haciendo que me trastabillará hacia atrás, quitando mi vista del hombre que estaba completamente segura se trataba de Conall. Cuando regrese la mirada, cualquier emoción cayó en picada.

—Lev—murmuré con decepción cuando estuve a un par de pasos.

—Normalmente cuando dicen mi nombre está acompañado por un gemido, señorita—murmuró.

—Regina, para ti—gruñí.

—Vaya... pero si es la dama de la mafia—susurró solo para nosotros dos—. Si esta bola de idiotas te conociera un poco más, se daría cuenta de quién eres, pero parece que has logrado mezclarte bien.

—Lo dice el que es un gigante de dos metros—murmuré con burla—. Creí que habias sido desterrado de los lares de ya sabes quién.

—Lo fui—aseguró—. Pero esta es una reunión en armonía, cualquiera puede venir a buscar socios—afirmó—. Yo creí que tú eras comida para gusanos, eso fue lo último que supe...

—Ya sabes lo que dicen, querido... hierva mala nunca muere—murmuré con una sonrisa—. ¿Como me reconociste?

—Digamos que he tenido buenas referencias—aseguró—. Aunque creo que el color rojo en el cabello no te queda, es demasiado vulgar para la dama de la mafia.

—Dama no, querido... eso significaría que no tengo el poder total—murmuré con desinterés—. Yo soy la reina, la ama y señora.

—Así que la leyenda es cierta—murmuró—. La reina que renace de las cenizas es la más cruel y despiadada... fascinante...

—Vaya... me gusta la leyenda—murmuré con una sonrisa—. ¿Qué te trae por aquí? Siendo Pakhan de la Bratva.

—Ya no lo soy, ahora soy el Brigadier de la Bratva. Mi jefe me envió, el jefe de jefes

—¿A si? ¿Y por qué no vino?

—Porque si hubiese venido, estoy seguro de que más de una se le lanzaría—aseguró con un guiñó—. Incluida tú, tesoro.

—Por lo visto, es alguien más egocéntrico que tú—murmuré—. Fue un gusto encontrarte, Nikolaev.

—Lo mismo digo, Rossi—murmuró con un guiño—. Si haces fiesta para acabar con esos bastardos, envíame una invitación... quiero asesinarlos con mis propias manos.

—Creí que tu lealtad era con ellos.

—Mi lealtad es con mi familia y ellos amenazaron con quitármela—aseguró —. Así que no le debo nada a nadie y menos a esos bastardos...

—Entonces, ten por hecho que recibirás una invitación—murmuré.

—La esperare con ansias printsessa—murmuró con un guiño—. Y por tu mirada... ellos se sienten orgullosos de que estes luchando por ellos y no te dejes vencer...

—¿Cómo?

—Regina mia, la perdí—la voz de Peter me hizo girar hacia él.

Cuando regrese la mirada para ver a Lev, descubrí que me encontraba completamente sola, sin nadie que estuviese a mi alrededor a excepción de Peter.

—Lo siento—murmuré—. Me pareció ver a alguien conocido.

—Ya veo—murmuró con una sonrisa.

Ambos caminamos hacia una de las mesas vacías, para poder seguir con nuestra búsqueda de personas que pudiesen cambiar de bando, por lo menos sabía que Lev estaba de nuestro lado o por lo menos eso me habia dicho.

—¿Puedo hacerle una pregunta? —murmuró Peter después de horas en silencio.

—Si no pasan los límites, adelante.

—Desde que la conozco, noté tristeza en su mirada... sé que perdió a sus padres pero... cada que su hijo menciona a su padre...

—Él murió junto con mis padres—murmuré—. Por eso estoy planeando esto, porque no solo me arrebataron a mis padres, sino al amor de mi existencia...

—Por eso no quiere a nadie ¿Cierto? Su corazón se cerró.

—Pareces hablar con conocimiento—murmuré.

—Lo hago—aseguró—. No lo dije el día de la reunión, pero... mi futura esposa pertenecía a la FEMR, estuvo en una misión donde Schiavone ordenó su muerte, creo que fue cuando usted estuvo desaparecida ... estábamos esperando un bebé y nos íbamos a casar en enero...

—Lo siento—murmuré—. Después de todo tenemos más en común de lo que creí—aseguré.

—A veces me comporto como un idiota—aseguró—. Pero puedo decir que usted es hermosa y hace que mi corazón se altere por primera vez desde hace años.

—Lamento no corresponder a sus sentimientos—murmuré—. Pero, mi corazón solo pertenece y pertenecerá a un hombre el resto de mi vida...

—Entiendo su sentimiento—murmuró—. Si me permite, me gustaría ser su amigo... digo... puedo notar que uno de sus amigos la mira como yo la miro.

—Andréi—murmuré—. Lo sé, pero al igual que con usted, no puedo prometer amar a alguien cuando mi corazón solo amara eternamente a un hombre, mi hombre.

—No se sienta presionada—murmuró—. La vida a veces nos da segundas oportunidades, quizás su segunda oportunidad de amar llegue dentro de poco.

—No me presiono, creo que ahora lo único que deseo es amar a mi pequeño gran valiente.

—Es un niño hermoso e inteligente, me sorprendió cuando se puso celoso, creo que debería tener más cuidado de cuando le hable, ese pequeño tiene carácter.

—Igual que su padre—aseguré.

Ninguno de los dos dijo nada más, nos concentramos en continuar con nuestro trabajo y hablamos con un par de personas que se acercaban a nosotros, cuando la noche cayó, fue más fácil mezclarme y usar "mi arma secreta", mi abuelo hablaba y algunos aceptaban, coincidiendo que el Sacerdozio necesitaba renacer.

Pudimos estudiar más al enemigo, Arniel no solo estaba creando una dictadura dentro de la FEPIIC, sino que junto con Magnus, estaban apropiándose de todas las rutas de las familias, lo que podía significar un alzamiento de los que habían sido despojados de lo que les pertenecía.

Cuando la reunión terminó, alrededor de la una de la mañana, mi abuelo ordenó regresar a casa. Aunque podíamos quedarnos en la isla, sabíamos que no debíamos arriesgarnos a quedarnos en un lugar donde no teníamos toda la protección de Sicilia. El vuelo fue realmente cortó y agradable, aunque ninguno dijo palabra, parecía que todos salíamos que habíamos tenido nuestra primer victoria.

<<Pronto, Arniel y Magnus, haré que paguen haberme arrebatado a mi familia>>

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¡Hola, mis queridos muñequitos! ¿Cómo estan? disfrutaron de este maratón? Espero que sí, gracias a los que siguien por aquí y espero sigan hasta el final de esta aventura, ayer ya era muy noche cuando queria publicar, así que me esperé hasta ahora. 

¿Qué creen que pasara? ¿Les sorprendió la aparicion de Lev? ¿Cuáles son sus teorias? 

Nos leemos la próxima semana ¡Los quiero! 

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