PRÓLOGO
Narrador Omniciente.
[...]
Adira
Los grandes rayos del sol alumbraban todo el campo en el cuál la unidad de reclutas se encontraba. Algunos hablaban muy animadamente, otros descansaban, y el resto tan solo se había ocultado bajo los árboles buscando sombra. Justo ahora, siendo abrigados por la gran manta de oscuridad que aquel gigantesco árbol les ofrecía Adira habló.
—¿Qué sucede contigo ahora?—había preguntado la chica gentilmente y con curiosidad—Marco, ¿qué es lo que te pasa?
Adira era una chica que poseía el cabello marrón muy claro, casi rubio, y tenía unos penetrantes ojos azules, los cuáles ahora estaban fijos en terminar de cubrir la herida de uno de sus compañeros que se había caído desde una gran altura por culpa de un extraño árbol.
—Es que...
Marco Bolt se habia detenido a su lado, un poco triste. Alrededor de ellos estaban Armin, Eren, Jean y Mikasa descansando así que para no incomodarlos había tenido que susurrar. Además de eso Reiner también estaba allí, apoyando su cuerpo en el árbol soltando quejas debido al dolor que sentía gracias al entrenamiento.
—Es que Reiner se fracturó la pierna y eso me preocupa mucho—la voz de Marco fue suave, había hablado muy despacio, pero todos habían podido oírlo.
—Sanaré muy pronto—contraatacaba Reiner aún tocando su pierna mostrando una mueca de dolor en el rostro—Soy muy fuerte.
—También eres muy idiota—la voz de Ymir llegando al lugar hizo que Adira la observara, la chica llegaba junto a Krista, quién se había sentado al lado de Mikasa.
—Debieron pensar en hacer algo mejor que una carrera, bajar de esa colina llena de arboles ya era un peligro, ustedes lo sabian—Mikasa había abierto la boca, rodando los ojos y observándolos—Pero cómo siempre, jamás me obedecen.
—Estábamos jugando—había dicho Marco bajando la cabeza—Solo eso.
Era cierto, cómo los chicos estaban aburridos habían planeado una carrera y todos habían aceptado participar a excepción de Berthold y Armin. Lo malo es que al principio no habían reconocido que lamentablemente el lugar estaba lleno de muchos árboles. Por otro lado, las chicas habían estado descansando sin prestarle atención a lo que sucedía o a lo que ellos hacían.
—Ya sabia que algo así pasaría, por eso no quise jugar—decía Armin con un poco de timidez—Se veía muy peligroso de todas formas.
—Fue culpa de Eren—Jean habia roto el silencio y habia observado al aludido con cierto enojo—¡Todo es tu culpa!
—¡Claro que no, idiota!, No fue mi culpa que Reiner se me atravesara y que nuestros equipos se enredaran con un árbol—se quejaba el chico.
—¡Tengo mucha hambre!—el grito de Sasha desconcentró a todos allí, la chica se sentó en medio de Eren y Jean, evitando que estos dos discutieran por décima vez en el dia—Connie y yo nos estamos muriendo de hambre.
Los dos últimos en llegar se veían muy agotados, estos se sentaban entre Jean y Eren y prácticamente se habían tirado al suelo tan fuerte que sus cabezas habían chocado. Sin embargo, no se habían quejado, el hambre que poseían era mucho más grande que el golpe que ambos se habían propinado hace unos minutos.
—¡Es cierto!, mi madre me dio mucha comida, puedo compartirlo con ustedes, ¿Quieres un poco, Reiner?—Marco se había acercado a Reiner y lo observaba con una sonrisa, el hombre tan solo asentía serenamente—Pueden comer lo que sea que quieran.
Marco abrió su mochila y comenzó a sacar los platos que se encontraban allí, Sasha se quedó maravillada por la cantidad de comida que había mientras Connie y Reiner habían empezado a comer intentando saciar la voraz hambre que sentian.
—Qué haríamos sin ti, Marco—había dicho Jean cogiendo un trozo de pan—La carrera me dejó con mucha hambre, eres grandioso Marco, siempre piensas en todos.
Adira observó a Marco mientras éste bajaba la cabeza otra vez e inspeccionando su rostro supo que este se sentía culpable. Bolt se habia alejado un instante de sus amigos mientras ellos comían y ahora se encontraba viendo el horizonte.
—Si lo que te preocupa es la salud de Reiner, él estará bien, ya lo dijo, es muy fuerte y sanará pronto—Adira había aparecido a su lado observándolo con curiosidad—Que la idea de hacer aquella carrera haya sido tuya no significa que lo que le pasó a él es tu culpa, así que deja de atormentarte con eso, Marco.
—No puedo creer que hayan pasado 7 años desde la primera vez que nos conocimos—Marco se veía un poco sorprendido y había sonreído ligeramente—Te debo una Adira. Tu siempre haces que me sienta mucho mejor.
—Es lo poco que puedo hacer, tu siempre te preocupas por todos—decía la chica, Marco había sonreído otra vez—Además eres mi vecino, así que no pasa nada. Siempre haz sido muy amable conmigo.
—Tambien tu—susurraba Marco—Prometo que algún día te devolveré todos los favores que me haz echo. O bueno, de todos los problemas de los que me haz salvado.
Adira asintió con una sonrisa.
—Perdona la pregunta, es que me preocupas un poco y de verdad quiero que estés bien pero...¿ya sabes algo de tu hermano?
La sonrisa que la chica poseía se borró al instante, la mala relación que tenía con su hermano le hizo soltar un suspiro, ella lo quería demasiado, sin embargo, su supuesto "hermano" no se molestaba ni en hablar con ella a pesar de que cruzaban miradas durante algunos entrenamientos. Él era uno de los veteranos y ella solo una aprendiz más.
—¿Aún no haz tenido la oportunidad de hablar con él?
—La última vez que hablé con él fue hace 7 años, ya lo sabes.
—Lamento escuchar eso, sé qué lo quieres bastante y que haz pensado mucho en él últimamente.
Adira suspiro y aún mirando al horizonte, se dedicó a sonreír, claro que estaba triste por la pregunta que recién le habían hecho pero a ella le gustaba mantener su optimismo en lo alto y no dejarse sumergir en esa tétrica emoción. Y ahora que estaba frente al hermoso atardecer, la chica podía recordar cómo había conocido al muchacho que estaba a su lado.
Marco la veía con interés y por la sonrisa ladeada y un poco burlona en la cara de su compañera había adivinado lo que pronto ella le diría. La mujer lo había observado y él había evadido la mirada al instante solo para hacer un puchero con el rostro un poco enojado.
—Gracias por tu preocupación hacia mi, niño llorón.
—¡Oye!—se quejaba Marco sonrojado.
Adira había sonreído queriendo burlarse un poco del color en la cara de su compañero.
—¡Adira, ven a probar esto!—el grito lejano de Sasha los desconcentró, la chica patata alzaba la mano y zarandeaba en esta un pequeño pastelillo atrayendo la atención de las dos únicas personas que estaban alejadas del grupo—¡No se qué es pero sabe muy bien!
Adira observó a Marco y suspiro.
—En unos días tendremos que ir pronto a Trost y te aseguro que Reiner estará bien cuándo llegue aquel dia. Así que vamos, regresemos con los demás o se comerán toda tu comida.
Marco había asentido y volvió a acercarse con los demás debajo del gran árbol. Adira se había detenido por un instante solo a observarlos; Eren y Jean comian con mucha velocidad y no discutían, Sasha y Connie devoraban todo a su paso mientras Ymir, Mikasa y Krista hablaban animadamente. Marco le pasaba unos cuantos panes a Reiner y Armin y estos le agradecían. Todos tenían una sonrisa en el rostro, Todos estaban juntos y eran felices. Por un momento, la chica sentía que las cosas en su vida estaban mejorando.
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