Parte 3. Perdidos.
_____ Sigurd.
— Es una larga historia que empezó hace cinco años, para comenzar, esto es Berk, que como se sabe, nieva nueve meses al año y graniza los otros tres — asentí, ese era un dato que ya conocía, supongo que de algún modo es bueno que esté acostumbrada al frío — Y aquí, desde hace cinco años, somos jinetes de dragones, por ello nuestra convivencia con ellos se ha vuelto mucho más pacífica —.
— Déjeme ver si entendí — habló Sigrid — ¿Ustedes montan dragones? —.
— Así es niña — respondió el hombre con extremidades faltantes — Y todo gracias al hijo de Estoico, sin ese muchacho, ninguno de nosotros se hubiese atrevido a montar un dragón — explicó.
— ¿Ya oíste eso Sigrid? — susurré a mi amiga — Un tipo loco que se atrevió a montar un dragón, ¿Qué idiota suicida se atrevería a hacer eso?
— ¿Un monstruo superfuerte? — asentí.
Sin duda alguna, ese tipo debe ser alguien monstruosamente fuerte como para someter a un dragón y domarlo para usarlo como medio de viaje, de solo imaginar como puede ser él, estoy segura que no nos llevaremos para nada bien.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Astrid Hofferson.
— Le dijimos a Estoico que nos encargaríamos de que Hiccup estuviese aquí para cuando los visitantes de Dahlia llegasen y ustedes me están diciendo que lo han perdido — el par de gemelos se miró entre sí.
— El/Ella lo perdió — ambos señalaron al contrario.
— Obviamente no lo perdimos, lleva toda su vida viviendo en esta isla, ¿Qué tonto se perdería en su propio hogar? — habló Brutacio.
— El Tonto al que tuvimos que buscar la semana pasada porque no encontraba el camino a casa porque se había perdido — la rubia rió.
— Ya les dije que no me perdí, era de noche y estaba desorientado — Patán se quejó de inmediato.
Llevé una de mis manos a mi sien con cansancio.
— Brutacio, Brutilda, vengan conmigo, Patán ve con Patapez, en cuanto encuentren a Hiccup, vuelvan a este sitio — todos asintieron.
Estábamos por irnos, cuando Estoico hizo su aparición acompañado por un grupo de personas, que estoy segura son los visitantes de Dahlia.
Me aproximé rápidamente a él.
— Estoico, Hiccup no-
— está, lo supuse cuando no lo ví, tendrá que mostrarse en algún momento, ahora, la prioridad es encontrar a _____ Sigurd, hija del Jefe de Dahlia y a su acompañante Sigrid — explicó.
— ¿Se perdieron en el camino del muelle hacia aquí? — supongo que ninguna de las dos chicas debe de ser muy lista.
— Preferiría creer que se escaparon a sabiendas — habló aquel que sin dudas era el Jefe de Dahlia — Lamento esto Estoico, mi hija es-
— No pasa nada, Hiccup tampoco está aquí después de todo, encontraremos a ambas chicas y las traeremos y mi hijo seguro hará aparición un poco más tarde.
Les dí una mirada a los chicos para indicarles que nos marcharámos para poder ir en busca de las chicas, así nos retiramos del lugar.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
_____ Sigurd.
— Por los dioses, ¿Dónde te metiste Sigrid? — cuestioné al aire al no encontrar a mi amiga por ningún lado.
Se supone que solo nos alejaríamos para explorar un poco pero en algún momento terminamos por separarnos y tomar distintas direcciones.
Lo que más me preocupa es el hecho de que estamos en un territorio extraño, lleno de dragones y ella está desarmada por completo a diferencia de mí, que aunque me pidieron que dejase mis armas de lado, decidí conservar un par de pequeñas dagas.
Seguí caminando sin un rumbo dijo manteniendo la guardia alta ante cualquier cosa, pues a cada momento, sonidos extraños llegaban a mis oídos.
Fue mala idea venir a este lugar, no sé que provecho espera obtener mi padre casándome con un tipo de este lugar, lo único que hay son temibles, destructivos y monstruosos dragones.
— ¡Sigrid! ¡¿Me oyes?! - comencé a gritar esperando una respuesta — ¡Sigrid! — volví a llamar, pero como esperaba, no obtuve respuesta.
Después de varios minutos caminando, un grito llegó a mis oídos.
Hiccup Haddock.
Después de asegurarme que mi padre se hubiese marchado para recibir a los visitantes de Dahlia y notar que los gemelos estaban distraídos, tuve la oportunidad de escapar del sitio.
No quería faltar a la reunión con mi futura esposa y su familia, pero simplemente no estaba listo para verla, todo sucedió demasiado rápido y me serio incómodo.
Así que me decidí a caminar para poder meditar y despejar mi mente, por supuesto que mi buen amigo alado me acompañó en mi pequeño paseo, tenía planeado volver talvez un poco tarde pero no lo suficiente como para saltarme la hora de comer.
Después de pasar un rato haciendo el tonto, decidí que era hora de volver y justo en las entradas de la aldea me encontré con cierta rubia que claramente estaba furiosa.
— ¿Dónde estabas? — cuestionó con algo de molestia.
— Solo fuí a dar un paseo con Chimuelo — confesé — ¿Mi padre se ha enojado? — pregunté.
— Eso no importa ahora, tú prometida y su amiga están perdidas en alguna parte de la isla desde hace no mucho tiempo, aún no las hemos encontrado y debemos hacerlo antes de que se oculte el sol — explicó rápidamente.
Con razón había mucho ruido en la aldea y todos parecían apresurados.
— ¿Porque nadie está montando en sus dragones buscando desde el cielo? —.
— Lo están, pero no lo hacen muy alto, creí que lo sabías, en Dahlia aún pelean con los dragones, si ven uno es probable que se oculten y de ese modo no las encontraremos pronto — cada vez parecía más exaltada.
— Está bien, ya entendí, me uniré a la búsqueda — dije mientras me daba la vuelta para dirigirme al bosque.
— Y recuerda no montar en Chimuelo o las asustarás — hice un movimiento con la mano para que viese que le había escuchado.
Chimuelo y yo pronto estuvimos dentro del bosque buscando al par de chicas.
Si tuviésemos alguna pertenencia de ellas sería más fácil rastrearlas, pero no hay de otra de encontrarlos salvo la tradicional, buscando y buscando.
— ¿Crees que ellas puedan estar en--
Antes de terminar mi pregunta dirigida a Chimuelo, el claro grito de una chica me interrumpió.
Estuve a punto de subir a Chimuelo pero recordé las palabras de Astrid.
— Vamos Chimuelo — comencé a correr y el dragón me siguió rápidamente.
Sorpresivamente la chica se encontraba en aquel lugar donde encontré a Chimuelo hace años, de alguna manera había caído y para empeorar la situación, el pesadilla monstruosa herido que había traído hace unos días, ya la había visto.
— ¡Sigrid! — escuché el grito de otra chica.
¿Ese no era el nombre de mi "prometida"?
Antes de poder hacer algo junto a Chimuelo, la chica que supongo gritó antes, salió de una dirección opuesta a la nuestra y tras observar la situación de la castaña saltó sin pensar al claro, por supuesto que la caída fue dura pero tuvo la fuerza para ponerse de pie de inmediato.
La pelirroja se puso frente a la castaña intentando protegerla del dragón.
La miré llevar sus manos hacia su espalda.
Al notar que buscaba un arma miré a chimuelo para ir a ayudarles.
_____ Sigurd.
El dragón frente a nosotras claramente era un pesadilla monstruosa, llevé mis manos a mi espalda baja, sitio donde guardaba el par de dagas, estaba por sacarlas cuando noté algo.
El torso del dragón estaba vendado e incluso podía verse una mancha roja en la venda.
— _____, ¿Qué haces? Debemos irnos...— tiró un poco de mi brazo incitando a moverme.
— Espera — dije mientras alejaba mis manos de las dagas que estaba a punto de tomar — Estoico dijo que montan dragones, eso quiere decir que se pueden donar de alguna manera y él...parece herido...—.
— Heridas terminaremos nosotras si no nos defendemos, ¿Traes armas contigo, no? Siempre las traes, debes sacarlas, ¿Qué estás esperando? ¿Que nos coma? — por alguna extraña razón reí un poco ante sus palabras.
— Vamos a...relajarnos...— tomé la mano de mi mejor amiga y comencé a caminar por el borde del claro intentando alejarnos del dragón, quién solo nos seguía con la mirada y un semblante amenazante — Solo, hay que alejarnos lo suficiente e intentar salir de aquí, se encuentra herido así que dudo que pueda volar sin problemas — le expliqué mantenimiento un tono de voz tranquilo.
— ¿Cómo vamos a salir de aquí? Nosotras no tenemos alas como él — como siempre, Sigrid remarcando lo obvio.
— Antes tenías razón, traigo un par de dagas, si caíste aquí, seguramente estás herida — dije mirando algunas heridas en sus brazos y piernas así como un poco de sangre.
— Tú también estás herida — sentí su mirada en mi espalda.
— Pero soy más fuerte que tú — expliqué — Si subes a mi espalda, podemos escalar — .
— Tú espalda está sangrando, ¿Acaso no lo sientes? —.
— ¿En serio? Creí que era el sudor que me causó venir corriendo hasta aquí — finalmente nos encontrábamos lejos del dragón, saqué el par de dagas y pedí a mi amiga que se trepara a mi espalda.
Apenas y había avanzado cerca de dos metros cuando una voz nos detuvo.
— ¡Esperen! — ambas miramos hacia arriba, un tipo castaño se encontraba en la cima del claro — Yo puedo ayudarlas a salir — comenzó a decir — Pero necesitan bajar o podrían lastimarse más —.
Miré a Sigrid y ella estuvo de acuerdo, así que con un poco de cuidado bajamos los dos metros que ya habíamos escalado.
— Escuchen, puedo ayudarlas, pero deben mantenerse calmadas, mi dragón viene conmigo — ante sus palabras, Sigrid se pegó a mi brazo izquierdo — Es inofensivo, por favor, no se asusten y no griten, podrían alterar al pesadilla monstruosa — el dragón herido aún nos miraba con recelo a lo lejos.
— ¿Alterarlo nosotras a él? Por supuesto — dije — Está bien, por favor, ayúdanos a salir de aquí — pedí.
— Pero _____, eso significaría que debemos montar en el dragón — la castaña habló en mi oído.
— Puedo prestarte mis dagas para escalar si lo prefieres, pero si puedo subir de una manera no tan cansada, con gusto la aceptaré incluso si me ayuda un dragón en el peor de los casos podría suceder como dijo Einar y terminaré devorada por un dragón antes de mi boda — reí un poco, mi amiga solo apretó su agarre a mi brazo.
Hiccup Haddock.
Chimuelo y yo bajamos al claro con lentitud para no alterar al par de chicas aún más.
Una vez que tocamos tierra, ofrecí mi mano a la pelirroja, quién parecía más segura de montar a Chimuelo que la castaña.
— Vamos Sigrid — la pelirroja subió primero quedando frente a mí y después obligó a la otra a subir sentándola frente a ella — Por favor, es la primera vez que montamos un dragón, se hecho es la primera vez que estamos tan cerca de uno y desarmadas, así que...si pudieras no ser tan brusco — explicó, asentí compresivo mientras observaba como la castaña estaba casi paralizada.
Tenía razón, se lo dije a mi padre, mi futura esposa seguro odiaría a los dragones e incluso si no los odia, pero les teme, es razón suficiente para que no quiera a uno cerca.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
— Que sorpresa, las tres personas desaparecidas aparecen juntas — mi padre se encontraba de brazos cruzados justo afuera de la Herrería de Bocón.
— Las encontré en el claro, casi pelean con el pesadilla monstruosa — mi padre alzó una ceja — O al menos una de ellas casi lo enfrenta — miré a la pelirroja.
— _____ — habló la que sabía se llamaba Sigrid — Cuando volvamos a Dahlia--
— Sí, sí, lo sé, no diré nada, eso arruinaría tu reputación — terminó por decir la pelirroja.
Miré como una pareja se acercó, supongo son los jefes de Dahlia, el hombre movía su cabeza de un lado al otro, la mujer sonrió un poco al ver qué las dos chicas estaban a salvo.
— Mamá, Papá, les juro que puedo explicar que fue lo que sucedió — habló la pelirroja.
Momento...¿Ella es mi prometida? ¿Mi prometida no era Sigrid?
— _____ Sigurd, ¿Dónde demonios te habías metido? — el tono de su madre era entre molesto y preocupado.
¿Sigurd? ¿Sigrid? Supongo que tienen algún parecido...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top