Segundo Deseo
Está en su escritorio, mirando a la nada atraves de sus lentes, de su bolsa. Sostiene el lápiz sobre el papel, quiere hacer algo con eso, pero no puede. Su mente solo recrea la escena.
Una.
Y otra.
Y otra vez.
Y allí iba de nuevo.
- no importa. -fue la apagada respuesta de su jefe hace un rato mientras dejaba su copa sobre la mesa y se levanta.
Flug le miró confundido a más no poder, miró como caminaba a la puerta, con disposición a irse.
- pe-ero señor-
- no hay nada que puedas darme. -le interrumpe el demonio, sin dejar de caminar.
- ¿¡Entonces por qué hizo esto!? -grita, al tiempo que se pone de pie.
Podía estar confundido, frustrado y hasta molesto, pero no podía evitar sentirse rápidamente culpable y miedoso al ver como el jefe se detenía justo en frente de la puerta.
Dios, estaba muerto, definitivamente.
- ¡Di-isculpe-eme! ¡No-o qu-uería-!
- Flugslys.
Tragó duro ante la mención de su apellido, y se prepara para lo que será una serie de gritos.
- ya está pagado. -dice en voz baja y finalmente se retira del comedor.
Y no lo pudo dejar peor.
Mientras el doctor había recogido los platos y los dejaba en el lavaplatos para lavarlos al día siguiente, mientras caminaba a su laboratorio, mientras se sentaba en su silla frente al escritorio, su mente formulaba cuál había sido su forma de pagar.
No tenía nada para darle: su vida, su alma, su trabajo... Ya eran de Black Hat. ¿O era un bono? ¿O su recompensa por todo su trabajo? Puede ser, quiere creer eso. Pero le es muy difícil.
Ni siquiera lo pidió. Solo respondió de forma inocente a la cuestion de su jefe.
Deja escapar un fuerte suspiro al aire y mira el papel frente a él, lleno de manchones. Ya no sirve. En vez de hacer bola la página, decide hacer un avión, algo chueco, pero lo hace, y se gira en su silla y arroja el avión que vuela suavemente por el sitio.
Hace un giro, hace curvas, desciende poco a poco hasta chocar con una de las paredes y caer.
Y no evita soltar una débil risa al pensar que ese avioncito era libre, tomaba altura, hacía acrobacias en el aire y finalmente termina su recorrido en accidente, como él. Pero había una diferencia: el avión podía recomponerse y volver a volar, y él no.
Y siente una punzada en su cabeza.
Él solo podía quedarse en tierra y observar desde allí y soñar con volver a estar en las alturas.
Su respiración se vuelve pesada.
Así como sus cicatrices desaparecieron, hubieran desaparecido su... Su...
- ¡Flug! Oh no... ¡Flug! ¡Ven!
Logra escuchar la voz de Demencia y eso lo sacar de sus pensamientos. La escuchó preocupada, alarmada.
Ignora todo dolor en él, se levanta de golpe y sale corriendo hacia la habitación de la joven. Solo se escuchan los pasos del doctor por toda la mansión, doblando esquinas y finalmente llega a estar frente a la puerta, y trata de abrirla, pero está bajo llave. Sigue forcejeando y no lo logra.
- Flug.
Se gira y mira a su jefe, frente a él y sin emoción en su rostro.
- e-escuché a Demencia gritar y-
- solo ha sido un mal sueño. -le interrumpe Black Hat, con cierta brusquedad.
- pero puede que-
- solo un sueño, doctor.
- ¿Y si no-?
- ¡Flug! -levanta la voz, lo que provoca que el de bolsa se encoja en su sitio.
El demonio cierra los ojos y suspira con pesadez, antes de mirar con cierto cansancio al doctor y musita:
- está soñando.
- ¿Y si no es así? -pregunta temeroso.
- no lo sé... -murmura antes de comenzar a caminar lentamente.- sígame, doctor.
Duda un segundo, mira a su jefe y luego la puerta detrás de él. Ella sí gritaba en las noches debido a sueños locos, pero nunca la había escuchado de aquel modo, y eso lo inquietaba. Tal vez sí estaba mal, tal vez sí lo necesitaba, pero era más fuerte y grande la confianza a su jefe que su inquietud, y por muy poco. Mira con pesar y pena la puerta antes de seguir a su jefe.
Pasan por el despacho, por el comedor, por el salón, hasta la puerta principal, que es abierta y les permite salir a la fría noche.
No había ruido alguno, tampoco alma alguna por allí vagando, solo ellos y...
"Cielo"
El cielo oscuro, sin una estrella visible, solo el cuarto luna que lograba verse entre las oscurad nubes. Aquel cielo enorme, frío, donde ahora los murciélagos podían ser libres y volar sin límites alguno. Como él lo hizo alguna vez.
- ¿Sabe? Hacía bastante que no salía a hacer... Nada aquí afuera. -comenta Black Hat.
- ¿En serio? -pregunta en un susurro.- ¿Y por qué salía?
- tan solo para calmarme y gritarle insultos a la nada, esperando que alguien me escuchara. -dice con simpleza.- y tal vez veía a Batman por allí en el Batimovil, y me gustaba recordarle lo huérfano que es y verlo llorar, deseando que aquel callejón nunca hubiera existido. -Flug sonríe suavemente por ese comentario.
Y vuelve a sentirse extrañado por lo hablador de su jefe, pero no quiere cuestionarse más. Solo quiere disfrutar un poco.
- a veces yo también desearía que nunca hubieran muerto. -susurra con tranquilidad el demonio.
- ¿Por qué?
- así "Batman" no existiría y sería un mundo más malvado. -explica Black Hat.
- pero si él no existiera, varios villanos tampoco y nadie mataría a Superman. -alega Flug.- y sus ventas no serían las mismas.
- buen punto. -señala el de sombrero negro.- creo que ese deseo no estoy dispuesto a pagar.
- se-eñor... -llama en voz baja.- ¿Qué precios les ha puesto a-?
- ¿Los deseos? Creo que es obvio: almas, consecuencias, vidas, cosas que en verdad valen algo... y claro, todos me pagan. Que al final todo les vaya bien es otra cosa.
- oh...
- ¿Y usted doctor?
- ¿Yo qué?
- ¿Por qué pagaría el precio más alto? ¿Hay algún otro deseo muy valioso?
¿Había?
Flug queda callado, buscando en su brillante mente alguna respuesta a aquella cuestión.
Puede ser algo sin importancia, solo por quedar bien y no ignorar la pregunta, pero ¿Se cumpliría como el anterior? Puede ser así y tendría algo sin importancia. Pero y si desea algo más grande, puede no cumplirse y solo dejar una expectativa que quire matar y-
- no lo piense mucho -habla con su profunda y malvada voz el de sombrero.- solo desee algo.
El doctor le mira, dubitando, y luego alza la mirada al cielo, en un hilo de voz responde:
- deseo volar en el cielo otra vez... Daría mi vida solo por una última vez que... No acabe en otra malvada organización. -ríe débilmente.
Y cierra lentamente sus ojos y respira profundamente y relaja su cuerpo.
- hecho. -y luego de la voz de su jefe, escucha un chasquido.
Y luego las turbinas y el motor. Abre los ojos y con horror y sorpresa puede ver el oscuro cielo por la gran ventana frente a él, y sabe que está a varios metros del suelo, que por cierto la distancia comienza a descender rápidamente. Frente a él está el tablero de control y sabe lo que debe hacer sin pensarlo mucho.
Solo él sabe los botones que presiona antes de tomar el único par de cuernos mientras presiona los pedales y atrae a sí los cuernos y, a pocos metros del suelo, logra estabilizar el avión y adquiere aquella altura para poder volver a lo alto.
Suelta una risa nerviosa que adquiere diversión en poco tiempo.
Está allí, en medio del oscuro cielo, volando aquel avión oscuro relativamente pequeño de solo un piloto, de solo un pasajero. Se podía sentir nuevamente vivo, pilotando aquello que lo condenó pero que siguió amando.
Y vuelve a tomar altura, y gira en el aire, y vuela entre las nubes mientras su corazón palpita con fuerza sin llegar a dañarle. Es más, ese sentimiento de adrenalina y felicidad lo recorre en cada fibra de su cuerpo hasta.
No sabe cuanto tiempo pasa, siente que cada segundo es eterno y eso le fascina pero sabe que acabará cuando los cuernos comienzan a desvanecerse. Y cierra los ojos lentamente.
Y deja de escuchar el motor y las turbinas. Deja de sentir todo a su alrededor y en cambio siente el frío aire y momentos después, siente el asfalto tocar la suela de sus zapatos.
Abre los ojos y ahoga un suspiro y vuelve a ver al vecindario en penumbras desde la tierra.
- para haber pasado mucho tiempo, maneja muy bien, Flug. -comenta el demonio a su lado.
- ¿Fue-e real? -cuestiona con cierta confusión y una sonrisa.
Está dudando de la realidad, aun cuando el sentimiento que hace latir a su corazón latir con fuerza aun está presente y le da escalofríos.
- naturalmente. -responde Black Hat, mirando al cielo.- de lo contrario ¿Quién despejó un poco el cielo?
Alza su mirada y es verdad: las nubes ya no estorban mucho su visión al cuarto de luna. Y solo eso le basta para sentirse tan... Bien.
- gra-acias, jefecito. -susurra con dulzura.- ¿Cuál es el precio?
- te dije que no importaba eso. -le responde un poco cansado.
- a todos les ha pasado la factura. Pásemela a mí también. Déjeme pagarle. -pide.
- no puede si ya está-
- ¡No! ¡No no no! ¡Flu-ug!
- ¿Demencia?
[ CONTINUARÁ ]
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