Parte Cinco

Degel salió de la empresa después de un largo día de trabajo, pero en lugar de ir directo a casa, decidió hacer un desvío para visitar a Camus en la sastrería donde trabajaba. Habían pasado algunos días desde que se habían visto, y Degel no podía sacar a Camus de su mente.

Llegó a la sastrería y miró a Camus trabajando en una máquina de coser, concentrado en su tarea. Degel sonrió al verlo y se acercó a él.

- Hola - Saludó Degel, tratando de no distraer a Camus de su trabajo.

Camus levantó la vista y sonrió al ver a Degel.  -Hola - Respondió - ¿Qué te trae por aquí?

Degel se encogió de hombros - Solo quería verte. He estado pensando en ti todo el día y saber cómo has estado en tu trabajo.

Camus se ruborizó ligeramente y bajó la vista, pero Degel pudo ver la sonrisa en su rostro.

- Me alegra verte - dijo Camus nervioso - Pero tengo que terminar este trabajo. ¿Puedes esperar un rato?

Degel asintió y se sentó en una silla cercana de la máquina de coser, mirando a Camus mientras trabajaba. No podía creer lo mucho que había cambiado su vida desde que conoció a Camus. Se sentía vivo de una manera que nunca había experimentado antes.

Después de un rato, Camus terminó su trabajo y se acercó a Degel - ¿Quieres ir a tomar un café conmigo? - Preguntó - Aquella vez pagaste tú y ahora es mi turno.

Degel sonrió y se levantó de la silla - Me encantaría.

Camus fue a buscar a Shion, para avisarle que había terminado su trabajo. Shion se encontraba en la parte trasera de la sastrería, revisando algunos pedidos que aún tenía pendientes.

- Shion, he terminado mi trabajo - Dijo Camus, acercándose a él con un poco de dificultad pasando con la silla de ruedas entre varios rollos de tela.

Shion levantó la vista y sonrió - Excelente, Camus. Has hecho un gran trabajo hoy.

Camus sonrió, sintiendo un sentido de orgullo y satisfacción - Gracias. Me alegra haber podido terminar todo a tiempo, además pude adelantar parte de los pedidos pendientes que tiene aún.

Shion asintió - Sí, has sido muy eficiente. Ahora, ¿Por qué no te tomas un descanso? Te lo mereces.

Camus se sintió agradecido por la oferta. Además el dueño no era del tipo de persona que lo dejara horas extras sin paga alguna

- Gracias, Shion. Creo que voy a ir a tomar un café con Degel.

Shion sonrió al escucharlo - ¡Ah! Excelente. Disfruta tu descanso. Te veo mañana.

Camus se dió la vuelta, sintiendo una sensación de libertad y felicidad. Estaba emocionado de pasar tiempo con Degel y disfrutar de su compañía nuevamente.

Degel se ofreció a ayudar a Camus a llevar su silla de ruedas para ir a otra cafetería. Camus aceptó con gratitud y Degel empujó la silla mientras caminaban por la acera.
Charlaban sobre sus intereses y pasatiempos. Degel se enteró de que Camus amaba la lectura y la música. Camus descubrió que Degel no solo disfrutaba de los libros, sino también era un apasionado de las estrellas.

Llegaron a la cafetería cercana a un parque, Degel ayudó a Camus a sentarse en una mesa cerca de la ventana para que pudiera mirar a las personas andar entre los frondosos árboles y observar a los niños jugar. Pidieron sus bebidas favoritas y continuaron charlando.

Degel no podía creer lo mucho que disfrutaba la compañía de Camus. Se sentía como si se hubieran conocido durante años y no solo unos pocos días, era como su alma gemela, aquel que puede compartir sus mismas aficiones sin sentirse menos que los demás.

Camus, por su parte, se sentía igualmente cómodo con Degel. Le gustaba la forma en que Degel lo trataba, con respeto y amabilidad, a diferencia de las personas que solo usaron su confianza para llevarlo a tomar malas decisiones.

Disfrutando del aroma del café, Degel comenzó a descubrir que estaba desarrollando sentimientos más profundos por Camus aunque  se pregunta para sus adentros si Camus sentía lo mismo ó solo era una amistad ocasional.

Mientras miraba con detenimiento a Camus y perdiéndose entre sus pensamientos, el sonido de su celular lo interrumpió, rápidamente sacó el móvil de su bolsillo y se disculpó con Camus,  respondió la llamada de inmediato.
Escuchó en silencio durante un momento, su rostro cambiando de la relajación a la preocupación.

- ¿Qué sucede? - Preguntó Camus, notando el cambio en la expresión de Degel.

Degel suspiró y se pasó la mano por su cabello. - - Es mi departamento... Están a punto de desalojarme por falta de pago y mi primera nómina es a mes vencido.

Camus se sorprendió al escucharlo - ¿Qué? ¿Por qué no me lo habías dicho?

Degel se encogió de hombros - No quería preocuparte. Pensé que podría arreglarlo solo.

Camus se inclinó hacia adelante, poniendo su mano en el brazo de Degel - No deberías haberlo hecho solo. Podemos buscar una solución juntos.

Degel se sintió conmovido por la oferta de Camus. Nadie había estado allí para él cuando más lo necesitaba, y la idea de tener a alguien que lo apoyara era un alivio.

- Gracias - Respondió Degel, sintiendo un nudo en la garganta - Significa mucho para mí.

Camus sonrió y apretó el brazo de Degel - No te preocupes, vamos a arreglar esto juntos. Quizás podamos hablar con el administrador y encontrar una solución.

Camus pidió la cuenta mientras Degel lo ayudaba con su silla de ruedas, poco después salieron de la cafetería.
Caminaron en silencio durante un rato, hasta que llegaron al edificio donde Degel vivía.
Solo había una manera de hacer llegar a Camus a su departamento y esa solo era llevarlo entre sus brazos.
Camus entendió la idea de inmediato, se ruborizó levemente al ver como aquel joven de cabellos verdes lo acomodaba entre sus brazos.

Ambos podían experimentar como sus corazones latían con mayor fuerza, poco a poco subieron al departamento de Degel mientras le explicaba la situación a Camus.

- Estoy atrasado con el alquiler - Contaba a detalle - Y no tengo suficiente dinero para pagar los meses que me atrasé por darle prioridad a la escritura.

- Voy a hablar con el administrador - Agregó Camus- Debe haber una solución.

Degel asintió, sintiendo un poco de esperanza. Quizás, Camus podría ayudarlo a salir de esta situación difícil.

Cuando llegaron al departamento, Degel observó como sus pertenencias eran llevadas al pasillo.
Ayudó a Camus a sentarse en una caja para que no estuviera incómodo sin su silla de ruedas.

De inmediato el administrador se acercó a ellos y miró a Camus con una expresión firme - Degel adeuda varios meses de renta - dijo - No podemos seguir esperando. Si no paga todo lo que debe, seguiremos desalojando.

Camus se sintió preocupado por Degel y trató de negociar en ese momento - Por favor, démosle otra oportunidad - Ha encontrado un trabajo apenas y necesita un poco más de tiempo para pagar todo lo que debe, le aseguro que le dará hasta el último centavo que adeuda.

El administrador se negó - Lo siento, pero no podemos hacer excepciones - Si no paga todo lo que debe ahorita, tendremos que desalojarlo.

Camus se sintió frustrado. No podía creer que el administrador no estuviera dispuesto a ayudar a Degel en este momento difícil. Por unos momentos Camus creyó que la vida era sencilla ya que realmente en su familia siempre tuvo todo a su favor.

- ¿No hay nada que podamos hacer? - Preguntó con preocupación.

El administrador se encogió de hombros - Lo siento, pero las reglas son claras. Si no paga, tendrá que irse - El hombre se dió la vuelta para seguir dando la orden de sacar esos objetos del departamento.

Camus miró a Degel sintiendo una sensación de derrota. ¿Qué podían hacer ahora? Degel no tenía suficiente dinero para pagar todo lo que debía, y el administrador no estaba dispuesto a ayudar.
Degel se retiró los lentes mientras llevaba sus dedos a sus ojos con desesperación.

Camus pensó por un momento y luego se le ocurrió una idea, una que quizá sea útil - Degel, ¿Por qué no vienes a vivir conmigo? - Importando poco si la cuestión fue muy directa

Degel se sorprendió - ¿Qué? No puedo hacer eso.

Camus se encogió de hombros - ¿Por qué no? Tengo espacio de sobra en mi apartamento y podemos compartir los gastos. De esa manera, podrás ahorrar dinero y pagar tus deudas poco a poco.

Degel pensó por un momento. La idea de vivir con Camus era tentadora. Podría ahorrar dinero y también estar cerca de él, lo que le gustaba.

-¿Estás seguro de que no te importa? - Preguntó Degel ante tentadora oferta.

Camus sonrió - Claro que no me importa. Me gustaría que vinieras a vivir conmigo, así también no me sentiré muy solo.

Degel se sintió aliviado y agradecido - Gracias, Camus. Significa mucho para mí, creo que llegaste en el momento indicado a mi vida.

Camus estiró los brazos para poder abrazar a Degel - No hay de qué. Estoy aquí para ayudarte y también para que los dos podamos seguir adelante.

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