Y de Yo soy capaz de defenderlos a todos

27 de marzo 2013

Aquella charla con Molly me abrió mucho los ojos, quizás Darien se molestará por lo que iba a hacer, pero si su enojo era el precio por salvarle la vida lo iba a hacer sin dudarlo.

«Hay cosas que solo tú puedes hacerlas, Serena. Confía en ti, cree con fe de que salvaras a todos y saldrás victoriosa. Yo esperaré como siempre tu llegada al salón de clases... tarde, pero segura. Como siempre eres tú, Serena. ¡Ánimo!»

Aquellas palabras fueron el impulso para lo que estaba planeando. Salí de clases muy a prisa para que las chicas no pudieran encontrarme. Llegué hasta la plaza número diez y oculta entre los bosques, esperé hasta que la noche cayera sobre mi hermosa ciudad.

Con los primeros rayos de luna, elevé el cristal hacia ellos.

—Poder lunar, poder de luna, cura a todos mis seres queridos —pronuncié cerrando los ojos, cuando los abrí vi frente a mí una luz cegadora que se soltó del cristal como una explosión. Al parecer lo había conseguido... Si Darien, mi papá y Sammy estaban bien, yo estaría bien.

Caí, sin fuerzas, al suelo de rodillas, aquella locura se había llevado todas mis energías.

—Pero miren quien tenemos aquí —reconocí la voz, era la reina Beryl—, la princesa jugando a ser la heroína... Bien, es hora de nuestro encuentro.

Tomé aire y me paré algo tambaleante—. Di el lugar, ahí estaré.

—No te preocupes —gruñó la imagen que tenía frente a mí—, te guiaré hasta mí.

Seguí las indicaciones que me dio aquella vieja bruja, la puerta estaba en el Crown. No sé porque automáticamente me senté en el juego de Sailor V y empecé a jugar. No sé si era la rabia o el poder del cristal lunar, pero empecé a aumentar de puntos muy rápido, hasta que no sé en qué momento... me quedé dormida.

Cuando volví a abrir mis ojos, estaba en un lugar oscuro, tirando a lo tenebroso... Miré todo con miedo hasta que vi frente a mí a la mujer pelirroja.

—Saludos mi princesa... nos volvemos a ver después de miles de años... cuando por su culpa acabe con la vida de mi señor Endymion...

Con aquellas palabras, una escena vino sin permiso a mi mente, formando un nudo en mi garganta.

« —¡Príncipe, se pone de su lado! —Beryl los interceptó y dirigió la mirada a la princesa—. ¡Tú maldita princesa —elevó su espada para dañar a Serenity, pero Endymion la protegió con su cuerpo.

—¡No, Endymion! —la rubia de coletas tomó el cuerpo del amor de su vida entre sus brazos—. ¡Endymion, abre los ojos!

—¡Princesa, Príncipe! —Venus fue rápida, un sólo movimiento de su espada eliminó a Beryl.»

—Tu guardiana Venus fue muy asertiva en su golpe, me eliminó sin ningún remordimiento, pero de todas formas ya no quería vivir... había matado al hombre que más amaba en aquella Terra por tu culpa —extendió su mano hacia mí, lanzándome una gran cantidad de poder oscuro. Tomé mi portafolios que aun tenía conmigo para cubrirme pero éste resistió poco, en breves, quedo destruido frente a mí dejando caer mis cuadernos, mis lápices y...

—Una rosa —susurré al recordar la rosa que Darien había puesto en la bandeja de desayuno esa mañana—, Darien...

—¡Maldita! —escuché decirle a Beryl, pero esta vez no me llegó su ataque.

—Lo siento, amor mío —apoyé la rosa contra mi pecho—, pero —levanté la mirada decidida hacia Beryl— esto solo depende de mí.

Tomé el cristal de plata y el cetro lunar. Frente a mí, fusioné ambas cosas transformándome en la princesa Serenity...

¡No sabía que podía hacer esto! Aquel traje blanco era maravilloso...

¡Serena! Me regañé a mí misma... ¡No es hora!

¡Verdad!

Me concentré en lo que venía a hacer... derrotar a Beryl.

Con miles de pensamientos recorriendo mi mente, todos esos mágicos momentos, extendí el cristal de plata frente a mí... Rogando por el milagro que me haga proteger a todos mis seres queridos.

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Sólo soy una niña inocente.

Capítulo Final

Y de Yo soy capaz de defenderlos a todos

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—Solo eres una niña de catorce años... no podrás contra mí —exclamó Beryl formando energía negativa en una esfera... ¡Era mi oportunidad!

—Eso lo veremos... —apreté el cetro entre mis manos esperando que el halo de luz fuera lo suficientemente fuerte para derrotarla.

Cerré mis ojos y me concentré en reunir mi fuerza.

Tenía una familia que proteger, amigas que estaban esperando por mí, el chico arrogante que se transformó en un novio maravilloso... y un planeta. Amo demasiado mi vida y a mi planeta para permitirles que acaben con él.

Volví a abrir mis ojos, y preparé mi ataque.

—¡¡Curación Lunar!! —ataqué con todo mi poder, el halo rosado empezó a cubrir de apoco todo el sitio destruyendo toda la oscuridad a su paso, ni bien tocó a Beryl la energía que acumulaba se desvaneció junto con ella—. Pero, ¿qué? —exclamé sorprendida.

¿Eso era todo? ¿Había acabado con Beryl?

Un golpe en la espalda, me indicó que esto recién había comenzado.

—Princesa —dijo una voz escalofriante, a duras penas pude enfocar mi mirada ante el ente que tenía frente a mí, era como una sombra sin forma—, gracias por deshacerme de Beryl, desde que perdió a los generales era solo un estorbo.

—Tú eres...

—La energía más poderosa, soy Metalia, y estimada princesa aprovecharé que está débil para ocupar su poder.

—¡No! —traté de moverme, pero era imposible, mis piernas no me obedecían. ¿Acaso había gastado todas mis energías?

—No te preocupes... Darien te quería solo por el cristal de Plata, tu familia te detesta y tus amigas solo te ven como un estorbo... —sentí un frio recorrer todo mi cuerpo—, nadie te extrañaría si te unes a mí.

—¡Nunca! —le grité—. ¡Nunca me uniría a ti!

Lamenté esas palabras ni bien las pronuncié, la fuerza me tomó por el cuello y casi no podía respirar.

—Respuesta equivocada, mi estimada Princesa... ahora comenzará la verdadera batalla.

Lo último que recuerdo es ver a mi cristal de plata tornándose opaco.

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No sé los días que llevó aquí, pero no me voy a dejar vencer...

Algo lucha en mi cabeza, me muestra cosas horribles de mis amigos, de mi familia y de Darien...

Dicen que mis amigos me ven como estorbo... ¿Será por eso que ya no contaban conmigo para nada? ¿Será por eso que me sobreprotegían? ¿Porque creen que soy una inútil buena para nada?... Al igual que mi familia... mi mamá pasa castigándome... no entiende como soy, mi hermano me trata como basura y mi madre lo apaña... Se nota que no soy su hija realmente... mi madre real murió por mí, ésta solo me trata mal... Y mi padre... mi padre solo me ve como una bebita sin derecho a nada... Nadie me quiere... Nadie... Ni siquiera Darien... ¿No? Tú me aseguraste que no estabas conmigo por el cristal de plata, ¿verdad? Pero no es así, ¿cierto? ¡Todas tus palabras de amor son tontas y vacías! ¡No me quieres a mí! ¡Tú buscas el recuerdo de la princesa muerta, no a Serena, no a mí!

Apreté mis orejas con ambas manos...

¡Ya no quiero pensar... no quiero saber nada... quiero... quiero demostrarles a todos que puedo ser fuerte!

Todos aquellos que se burlaron de mí, iban a tener su merecido...

Así que cuando los vi parados frente a mí, a cinco de las ocho personas que me detestan... era hora de empezar mi batalla final.

—Estoy llena de poder oscuro, ya no queda nada de esa niña tonta a la que tanto les gusta criticar, a la que tanto odian por haberles arruinado sus perfectas vidas para convertirlas en Sailor Scouts. Lo sé, me detestan por ser imperfecta... Pero ya no... ya no soy imperfecta... Ahora cuento con el poder suficiente para demostrarles que soy capaz de destruir a todos los que se burlan de mí, a todos, a todos los que fingieron quererme por el Cristal de Plata.

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«Todos los seres que te rodean te aman, Serena, por lo que tú eres y no por lo que fuiste. Tus amigas, las cinco están contigo porque te quieren, tanto las scouts como Molly siempre están pendiente de lo que necesites, como ellas saben que tú estarás por ellas. Tu familia es estricta para tu propio bien, para tu futuro. Y yo princesa mía, te amo más que a nada en esta vida. A ti, a Serena Tsukino, la chica que creía que mi cabeza era un tacho de basura, la que me investigo de manera torpe y me mando a Osaka de pura odiosa, la chica traviesa que resulto ser Sailor Moon, ya te lo dije, no me importa si eres Serenity o no, te quiero a ti. A ti, mi Serena... porque, aunque nuestras almas se hayan reencontrado desde la antigüedad, somos dos seres distintos a ellos. Con distintas costumbres, distintas creencias y distintos futuros. Solo compartimos algo con los príncipes de la antigüedad... y es nuestro amor, nada más. Así que abre los ojos y ayúdame a terminar contra el enemigo»

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¿Qué había sucedido? Mi cabeza daba vueltas y vueltas, estaba mareada, con náuseas, pero una cálida energía en mi mano derecha fue volviéndome la paz y la energía a cada músculo de mi cuerpo. Me senté y abrí el puño para encontrarme en él, mi resplandeciente cristal de Plata.

—Darien lo hizo —me informó Mars y recién ahí, me di cuenta que estaba rodeada por mis amigas. Por las cuatro.

—¿Dónde está Darien? —pregunté, pero las cuatro bajaron sus miradas—. ¡No! —exclamé tratando de incorporarme—, ¡¿Dónde está Darien?! ¿Qué le paso? —exigí saber, pero Júpiter levantó su brazo y me señaló un lugar, seguí con mis ojos la dirección, y ahí lo vi.

Mi príncipe, mi querido y amado arrogante, estaba enfrentándose al ser que estaba tratando de controlar mi mente. Apreté con mi rabia contenida el cristal de plata en mis manos y me acerqué a ellos.

—¡Serena! —me gritaron, volteé con la mirada seria, y las cuatro retrocedieron.

—Tengo que ayudarlo —sostuve el cristal entre las manos y cerré los ojos para convertirme en la princesa de la Luna, luego las miré desafiante—, y lo voy a hacer, con o sin su ayuda.

No dijeron nada, así que me acerqué.

—¡Serena! —exclamó cuando me vio, le sonreí de lado.

—¡Darien... —amplié mi sonrisa—, no pienses que te dejaré toda la diversión para ti solo!

—No esperaba menos de ti, Serena —desvió la energía del cristal dorado que tenía en sus manos a mi cristal de plata, de inmediato sentí como el poder se intensificaba majestuosamente.

¡Vaya! ¡Él tenía su propio cristal!

—¿Por qué haces eso? —le pregunté, sorprendida.

—¿Por qué pelear separados si podemos unir las energías? —respondió con una enorme sonrisa. Y afirmé, ambos elevamos nuestros cristales mientras la energía plateada y dorada se mezclaba entre sí.

—¿Qué demonios hacen? —gritó el ente que estaba lanzándonos energía negativa, energía que ni siquiera sentía.

—Acabaremos contigo —miré de reojo a Darien, quien me miraba de la misma manera.

—Y esta vez es de manera definitiva —lancé mis manos hacia adelante a la par con Darien.

—Por el poder de Marte —escuché de pronto y una luz roja se unió al remolino dorado y plateado.

—Por el poder de Mercurio —ahora fue la luz azul de Amy la que llegó

—Por el poder de Júpiter —Lita también estaba dando su apoyo.

—Por el poder de Venus —gritó Mina, mientras la energía que se formó entre nosotros dos era casi imposible de sostener.

—A la cuenta de tres, la soltamos —me propuso Darien y yo solo asentí.

1... 2... 3 ¡Ahora!

—Pase lo que pase —gruñí entre dientes—. ¡Yo demostraré que soy capaz de defenderlos a todos!

Y la energía nos envolvió incluso a nosotros...

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POV DARIEN

Cuando volví a abrir mis ojos, después de la explosión de energía, no había una pisca de energía negativa en el ambiente, estábamos en la corteza terrestre en un lugar descampado con el fuerte sol brillando sobre nuestras cabezas.

Frente a mí, descansaba el cristal dorado, mi cristal protector. Pero había algo más debajo de éste, eran cuatro piedras. Una verde clara, una verde con motas amarillas y negras, una amarilla y la última era un cristal en tonos lilas. Apoyé mis manos sobre las cuatro piedras y las figuras de los Shitennou se inclinaron frente a mí.

—Maestro —saludaron los cuatro—. Es un placer volver a servirlo.

Los miré a los cuatro, sin saber que hacer o decir, se supone que ellos son...

—Somos sus guardianes, como las Sailor lo son de la princesa de la Luna —contestó -si no mal recuerdo- Kunzite de forma despectiva. Definitivamente, el tema de la otra vida a ellos le afectaba, era un punto que al parecer tendría que tratar con ellos.

Extendí mi mano hacia ellos.

—Aquí soy Darien Chiba —me presenté—. Mucho gusto, muchachos.

Los vi mirarse entre ellos y luego respondieron al saludo. Volteé a buscar a Serena que supuse que estaba con las chicas, pero su nombre se quedó preso en mis labios cuando la vi desmayada frente a mí. Corrí a su encuentro y estaba algo helada.

—Serena —la tomé entre mis brazos—, despierta, mi amor, por favor... despierta... —acerqué mis labios a los de ella —. Serena, escúchame, por favor —y la besé.

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Soy Serena Tsukino... tengo catorce años y hace unos cuantos meses, me encontré con una gata que venía del espacio en busca de su princesa perdida. Ella me transformó en ¡Sailor Moon! Una guerrera que lucha en el nombre del amor y la justicia.

Si bien, en un inicio odiaba tener que pelear con monstruos y todas esas cosas, que no van con las niñas hermosas como yo, empecé a comprender la importancia que tenía en esta misión. Conocí nuevas amigas, a un chico maravilloso y sobre todo... me conocí a mi misma.

No solo soy una niña llorosa, floja y distraída, también puedo ser valiente, decidida y fuerte.

El amor que siento por los míos es más fuerte que otra cosa y aunque siempre existan dudas, sé que no me dejaran caer en esas redes, que me rescataran de mis pensamientos... Porque yo lo haría por ellos, daría mi vida por ellos...

Porque los amo.

—Serena —sonó la voz de una persona, no sé porque su voz me resultaba tan parecida a mi abuelita, la mujer de cabellos lilas que se posó frente a mí, me sonrió. Definitivamente, es tan parecida a mi abuela Serenity.

—Siempre he estado contigo, mi pequeña, en esta vida protegiéndote como tu abuela, en mi otra vida, como tu madre, la Reina Serenity del Milenio de Plata.

—¿Tú fuiste mi madre? —pregunté sorprendida.

—Así es, yo te di esta nueva vida, esperando que puedas aquí cumplir todos tus sueños junto con Endymion, o con Darien, como se llama en esta vida. Por favor, hija mía, se feliz. Y nunca te olvides que la unión hace la fuerza, y que en tu corazón está la llave para la victoria segura.

«Serena»

La voz de Darien retumbó como eco en mi mente.

—Es hora de que regreses con los tuyos, mi pequeña Serenity, disfruta tu vida. Haz que valga la pena todos los sacrificios que tendrás que hacer de ahora en adelante.

—Mamá —susurré mientras cerraba los ojos para volver con los míos, para despertar. Para vivir mi vida una vez más, con las energías de siempre.

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El dulce sabor de los labios de Darien, fue lo primero que sentí cuando abrí mis ojos a la vida nuevamente.

—Serena —susurró—, estás viva...

—Siento haberte preocupado tanto, Darien —me disculpe de manera paulatina, mi voz se escuchaba cansada.

—Ya hablaremos de eso... mi Serena —me abrazó—, pero —se separó de mí y tomó mi rostro con ambas manos y clavó su mirada azul en la mía—. Si te vuelves a escapar de mí, no me contendré en el castigo —apegó la frente sobre la mía—, ya no huyas de mí.

—Ya no lo haré —respondí, cuando unas maléficas lágrimas se me escaparon de los ojos—, te lo prometo Darien. Ya no habrá forma de que puedas librarte de esta niña inocente.

Su carcajada me hizo recuperar todas las energías.

—¿Y quién dijo que quiero separarme de esta niña inocente? —me preguntó poniéndome de pie—. Te quiero así, tal y como eres.

Y cuando estábamos a punto de besarnos, unos ocho gritos nos lo impidieron.

—¡Príncipe!

—¡Princesa!

Y eso me sonó a deja vú. Volví mi mirada hacia las chicas que estaban frente a los Shitennou

—Parece —comentó Darien soltando el aire por la nariz—, que vamos a tener que hacer algo para que tus guardianas con mis guardianes se lleven bien.

—Lo sé —me apegué a su brazo derecho y le besé la mejilla—, pero eso, amor... es otra historia.

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