Capítulo 31. ¿Hermanos?
Capítulo 31. ¿Hermanos?
Un incesante sonido molesto hace que gima y me voltee en la cama. Caigo al suelo dado que esta cama no es tan grande como la de mi casa. Gruño en el suelo y me froto el rostro. Habría sido mejor despertar por la luz del sol o alguna cursilería de película parecida. Pero no, tenía que despertarme el maldito chillido del despertador que el señor Valdez me regaló hace una semana.
Al momento en el que me entregó el objeto cuando pasé por su búnker yo lo acepté amablemente. Vamos, el hombre notó que yo no tenía amigos más allá de los Jackson en el campamento. Sólo quería ser amable y yo no quería quedar mal con un amigo de mi madre. El despertaror, además, era bonito y pequeño... Pero esa cosa del demonio chillaba tan alto que me reventaba los tímpanos.
Se calla cuando escucha la ducha abrirse, me había explicado. Y yo muy sí, bueno, como sea. Ahora estoy muy mierda, quiero dormir, cállate.
Tomé el pequeño despertador plateado y fui a zancadas hacia la puerta. No me apetecía tomar una ducha, ahora me apetecía dormir hasta que Annabeth venga a buscarme por saltarme el entrenamiento a primera hora. Llevo demasiado tiempo en este lugar, tiempo suficiente para seguir siendo un asco en todo. Siquiera en Hogwarts era así.
Cuando estoy a dos pasos fuera de la cabaña lanzo el despertador del demonio con todas mis fuerzas. Este cae al suelo en un golpe que habría roto cualquier cosa... ¡Menos al maldito! Seguía entero y chirriando en el suelo. Di un grito exasperado mientras ponía mis manos en la cabeza.
—Debí comentarte que es indestructible —dejo de gritar y miro al señor Valdez caminar ante mi cabaña con un pequeño artefacto en sus manos.
Me sonrojo completamente y camino rápido hacia el despertador para poder tomarlo otra vez. La educación me superaba, no podía evitar sentirme avergonzada. Lancé su regalo al suelo.
—Merlín, lo siento —le dije con una mueca y el aparato seguía haciendo ese insufrible ruidito—. Es que... es que...
El señor Valdez se acerca sonriendo de lado y toma el despertador. Presiona un botón que nunca antes había visto y este se calla.
—Supongo que olvidé comentarte esto —me lo devuelve—. Ese botón lo apaga.
Suspiro y toco mi cabello. Está hecho un asco. Grasoso gracias a que sudé toda la noche, seguro parece un nido de pájaros. Las pesadillas me hacen llorar y sudar toda la noche, no me dejan ni una sola noche en paz.
—Tampoco me molesté en notarlo —digo girando el aparato en mis manos—. Lamento comportarme así. Nunca antes había hecho eso con un regalo.
La colección de gusanos de tierra de Nico no cuenta, ese regalo era un asco y me lo dio por pura maldad.
—Comprendo tu actitud. Los sueños de los mestizos son los peores.
— ¿Tanto se nota que he tenido pesadillas? —murmuro y sonrío de lado—. No respondas, sé que estoy hecha un asco.
—Si quieres hablar de tus pesadillas, puedes hacerlo conmigo —se señala y vuelve a sacar unos cables de sus bolsillos para comenzar a hacer... Alguna cosa de hijos de Hefesto—. Entiendo eso de las pesadillas, todavía las tengo —hace una mueca—. No son las mejores.
—No me siento cómoda hablando de ellas —admito mirando el suelo—. Bueno... Le dejo ir a desayunar.
—Ten un buen día.
Vuelvo a mi cabaña casi corriendo y cierro la puerta tras de mí. La enorme estatua de Zeus esta ante mí nuevamente. Ya me he acostumbrado a la constante presencia de mi padre, aunque todavía no puedo cambiarme ante ella. La observo mientras respiro hondo. Escucho unos truenos seguidos de gritos, no son reales, sólo están en mi cabeza.
Escucho una enorme tormenta y gente gritando aterrada. Es por mi culpa, suelo soñar con que hago una enorme tormenta y la gente a mi alrededor grita... yo los veo mientras corren y les caen rayos. Me aprieta el pecho al recordarlo. Yo quería detenerlo, pero no podía. No entiendo por qué no podía.
La misma pesadilla, una y otra vez. Se sentía horrible cuando notaba que llegaba la noche, como si mi día no fuese ya de por sí un desastre.
Llevo ya un par de meses en este lugar, pero no he logrado acostumbrarme aún así. Bea se fue a Hogwarts luego de estar unos días aquí, no soportaba que Apolo sea su padre y tampoco a su docena de hermanos. Le habría seguido, pero algo me estiraba a quedarme. Y de una u otra forma yo iba a abandonar Hogwarts, el colegio para ser una bruja no me iba... Y parece que el campamento para semidioses tampoco.
Todo este tiempo he ido a entrenar, a estudiar griego antiguo, a visitar a los Jackson y a ser la hija antisocial de Zeus. Aunque Daniel me ha dicho que para ellos no es extraño, que Lloyd tampoco era un chico social y por eso no me insistía. Teniendo en cuenta todas las historias que he oído sobre Lloyd, ellos deben pensar que soy una matona que va a asesinarlos con la mirada.
Es mejor, supongo, no me molestan si piensan eso.
Una vez mi mundo ya no da vueltas puedo ir a tomar una ducha. Me despojo del olor a sudor y froto mi piel hasta que ya no está grasosa. Lo hago todo muy lento y casi sin ganas. Hoy sería un día como todos. Seré mala en arquería y todos van a cuchichear que mi mamá era genial con eso. Seré mala con la espada y nuevamente van a citar a mamá. Un día de estos voy a perder la paciencia y les gritaré que no soy mi madre. Soy Marlee y soy un asco con todo eso, listo.
Salgo de la cabaña moviendo un poco mi cabello húmedo. Camino arrastrando los pies y sintiendo las miradas sobre mi. No se si me miran porque estuve gritando como una loca o porque tengo unas ojeras que me hacen ver como un mapache. Los ignoro y siento algo que me obliga a levantar la mirada hacia el fin de las cabañas.
Veo a unos chicos arrastrarse hacia nosotros y corro hacia ellos. Se ven sucios y lastimados. Estoy a unos metros cuando un par de ojos azules iguales a los míos me miran fijo.
Es Lloyd, lo reconozco de alguna forma. Su corte de cabello, su nariz y su mandíbula... Todo es demasiado conocido.
—Tú... —me aterra el hecho de que hasta su voz es reconocida—. ¡Eras tú! ¿Qué haces aquí?
Avanza hacia mí mientras me señala con su dedo. Se ve débil a cada paso, su rostro se parece al de un muerto. No me sorprendo mucho cuando tropieza y cae sobre mí. Sujeto su enorme cuerpo con dificultad. Seré alta para mi edad, pero él tiene más músculo y altura. Me arrodillo aún sujetándolo.
Acabo de conocer a mi hermano, y él literalmente se desmayó en mis brazos al conocerme... Luego de verme furioso, claro.
Unos hijos de Apolo lo toman y yo siquiera me detengo a mirarles antes de voltearme y huir. Lloyd me había mirado como si le hubiese frustrado algo. Sacudo la cabeza y mis brazos, me había manchado con tierra y... Morgana, creo que esto es sangre.
—Ey, tranquila. Se desmayó, no va a matarte —Daniel trota a mi lado y me aparto cuando intenta tomarme el hombro. Carraspea incómodo—. Perdona, no intentaba asustarte.
—No lo hiciste... Él sí —confieso mirando por sobre mi hombro, se llevan a los chicos y Lloyd a la enfermería—. Me miró como si quisiera golpearme... Definitivamente es hijo de Zeus, tienen la misma manía de intentar matarme al conocerme.
Ríe entre dientes y yo sólo sonrío un poco.
—Tranquila —repite—. No va a salir de la enfermería en unos días, así que aún tienes tiempo para vivir.
—Wuju —murmuro con ironía.
Vamos a desayunar y luego me acompaña a mi clase de griego antiguo con Annabeth, su madre. Yo estoy en un nivel inicial junto con otros niños mucho más pequeños que son nuevos en el campamento. Durante la clase suelo prestar atención cuando mi mente al borde de la esquizofrenia no me hace escuchar cualquier cosa.
Una vez escuché la voz de Jerome diciendo Todo lo que salga de tu boca, Marlee, tontamente lo creeré. Lo cual era estúpido y extraño, digo, él es el novio de mi amiga, ¿por qué me diría eso? Y no, no me lo dijo jamás. Si él me dijera tales palabras nunca lo olvidaría... Algo así de su parte sería inolvidable para mí.
Parpadeo y miro el libro en mi pupitre. Otra vez me distraigo pensando en él. Dioses, es el novio de mi amiga. Debo dejar de pensar en él así. Me gustaba y eso, pero está con Bea, y Bea es mi mejor amiga.
—Marlee —me llama Annabeth cuando la clase termina y estoy por retirarme—. Otra vez has estado distraída.
—Lo se, lo se. Sabes que lo siento.
— ¿Son las pesadillas? —la miro algo sorprendida—. He oído algunos de tus gritos en la noche.
Me sonrojo, por segunda vez en el día, y aparto mis ojos de los suyos. No puedo creer que todos escuchan mis estúpidos gritos en la noche. Qué vergüenza.
—No me gusta hablar sobre ellas —le digo lo mismo que al señor Valdez.
—Bien, si no te sientes cómoda ahora... Pero en algún momento debes desahogarte, verás que te sentirás mucho mejor.
—Sí, gracias.
Y ahora sí me retiro, ¿me veo tan mal que todos lo notan? Tal vez deba drogarme para poder dormir sin gritar y despertar a los quince minutos. Podría ir a la enfermería a amenazar a todos para que me den drogas, yo que se.
—Quirón —digo cuando cruzó con él. Se supone que ahora tengo arquería.
—Marly —asiente y acomoda su carcaj—. ¿Te pasa algo? Te ves mal.
Sí, estoy del asco. Definitivamente.
—Sólo quisiera preguntarte... ¿Me moriré si no hago alguna cosa hoy?
— ¿Qué? —me mira divertido—. No, no morirás, supongo. Estás segura aquí.
—Es suficiente para mí —respiro hondo—. Iré a mi cabaña a... Dormir, tal vez.
Él deja de caminar y yo igual, espero a que me imponga un castigo como lo haría la directora Bruce. Pero sólo me dedica una mueca preocupada.
—Si las pesadillas te atormentan tanto, podrías visitar a la cabaña de Hypnos. Ellos podrían ayudarte en alguna cosa.
—Lo tendré en cuenta —balbuceo sorprendida por su reacción—. ¿Y en verdad puedo ir?
—Sí... —hace una mueca—. Ella de todas formas ya quería conocerte.
— ¿Ah? ¿Qué ella?
Quirón mueve sus pezuñas algo incómodo— Hoy llegó una chica nueva en la mañana. Es hija de Zeus.
Abro los ojos como platos y pongo las manos en mis caderas mientras respiro hondo. Bien, como sea, ya me esperaba que Zeus tenga varios hijos. Pero no pensaba que iba a conocerlos a todos en un día.
—Wow, déjame asimilarlo —miro al cielo y froto mi rostro—. Vas a darme un infarto —le susurro al viento, o más bien a Zeus. Me he acostumbrado a reprocharle algunas cosas a veces aunque no lo tenga en frente. Sé que puede escucharme.
—Es una chica comprensiva y tranquila —intenta calmarme—. Fue muy agradable y me escuchó con atención... De las pocas que no reaccionan mal al enterarse de las cosas.
Pienso en mi reacción y empujo ese recuerdo al fondo. No es hora de pensar en eso... Tendré que hablar con mi nueva hermana.
—Quirón dame fuerzas —digo luego de un minuto y él me sonríe—. ¿Seguro de que es agradable?
—A mi me ha parecido agrable.
— ¿Yo te parezco agradable? —alzo una ceja.
—Claro.
—Pues entonces no puedo confiar en tu critica —digo sonriendo un poco—. Si hasta yo parezco agradable... Bueno, hasta luego.
Me vuelvo a la cabaña moviendo las manos nerviosa. En el camino practico mis palabras, ¿qué se supone que deba decir? Hola, soy Marlee y soy tu hermana. Ya sabes, tu padre estuvo con mi madre y la tuya... Dioses, ¿por qué nos ponen en esta situación? Es incómodo, terriblemente,
Un olor a desperdicio de vaca llega a mi nariz cuando estoy llegando a la cabaña. Miro a todas partes deseando no chocar o caer en la bienvenida de Hera. Después de todo, ella es algo así como mi madrastra y ella adora a los semidioses, en especial a los hijos de Zeus. Maldita diosa de las vacas.
Me seco las manos contra los jeans antes de alzar la derecha para abrir la puerta... Que se abre cuando estoy a medio camino.
Una pequeña rubia aparece. Tiene los ojos celestes y brillantes, su piel es blanca y tiene las mejillas rojas mientras se tapa la nariz con una de sus manos. Me mira fijo antes de chillar.
— ¡Eres Marlee! —dice emocionada y da saltitos—. ¡Una hermana!
Eso me ha sonado a convento de monjas...
—Eh, sí —afirmo incómoda y la siento abrazarme.
Su cabello huele al shampoo del baño, debe de haber tomado una ducha, está algo húmedo. Viéndolo de cerca, se acerca mucho al color blanco. Me quedo piedra mientras ella me abraza con efusividad. Si yo fuese ella, no saltaría contenta al enterarme que mi padre maldito tenía mil y un hijos más. Pero bueno, todos somos diferentes.
Se separa y me sonríe— Soy Aika Jakov, y supongo que ahora seremos hermanas.
Un nombre raro para una chica rara.
—Wuju —segunda vez en el día que murmuro eso con tanta ironía.
Uh, y otra vez ese sentimiento de que hay algo extraño.
¡Hola queridas!
Marlee aún recuerda cosas con Jerome :'v pobre mujer. Tal parece que el plan de las Moiras va algo bien.
Ya conocen a Aika :'3 mi bebé que ha sido planeada desde hace meses. Tiene hasta su propia historia corta que publiqué en el grupo de face hace poco... Les comento que yo me la imaginé como una pálida Dove Cameron, por si desean tener la idea de ella.
Con respecto a Lloyd, pues yo le pongo a Colton Haynes. Lloyd fue creado a su imagen y semejanza ahre
Bueno... Ya sólo puedo decir hasta luego.
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