Cap. 9
-Qué tontería. -me dije a mi mismo.
Volví a poner la invitación en el sobre y la arroje al casillero, mire mi teléfono para ver la hora, siete y veinte, tenía que apresurarme solo me quedaban quince minutos de tolerancia. Caminé rápido por todo el pasillo hasta llegar a las escaleras, subí al primer piso y mi salón quedaba justo a la vuelta. Me asomé por la ventana, el maestro pasaba lista; aún no llega a mi apellido lo que quiere decir que todavía no pierdo la asistencia, toqué la puerta para llamar su atención, el maestro volteo a la ventana, sacudió la cabeza y me hizo un gesto con la mano para que pasara. Entré y fuí directo a mi asiento mientras el maestro me sermoneaba sobre mi retraso.
-intente más temprano, Evans. -dijo con aliento reprobatorio.
-lo intentare. -dije sin ánimos.
Volvió a sacudir su cabeza y siguió pasando lista. Acomodé mis cosas a lado de mi asiento, como siempre. Tomé un momento para respirar, no fue mi culpa llegar tarde. Anoche mamá y papá me dieron permiso de quedarme solo este viernes mientras ellos iban a la boda de la tía Luz, no sin antes darme un montón de instrucciones:
1) No debo desordenar la casa y si lo hago tengo que recoger los desastres que haga.
2) Me dejaran algo de dinero para comprar comida pero no debo gastarlo en comida chatarra.
3) No dejar entrar a nadie desconocido.
4) Recoger el correo aunque no "espiarlo"
Y la última y más importante para ellos.
5) NADA DE FIESTAS EN CASA.
Ese es el mayor miedo de los padres, dejar solos a sus hijos y que ellos hagan una fiesta que se salga de control ellos terminen pagando el daño de sus hijos, a veces literal u otras veces metafóricamente. Aclarando de antemano: No estoy enojado, molesta que ellos no confíen más en mí, se tomaron UN MES para decidir si está bien dejarme solo y ni aun así están seguros de que no hare algún destrozo. O tal vez... solo soy negativo, es la primera vez que me dejan solo por mucho tiempo y posiblemente están asustados de que algo me pase.
-¿la recibiste? -susurró Jason para no llamar la atención del maestro.
-¿recibir qué? -respondí en voz baja.
-¡dah! La invitación para la fiesta del jueves en la noche. -si, tenía que ser eso.
-sí, la recibí, igual que los últimos dos años. -nótese que no me da ninguna emoción.
-Algo me dijeron sobre ello. Dicen que es una fiesta que organizan los alumnos de un grado diferente, una vez al año en una cabaña, algo así.
-no la organizan los alumnos, eso es solo un rumor. Nadie sabe quién la organiza, solo se sabe que es en un lugar diferente cada año y que se invita a todos los alumnos de la prepa sin excepción. Casi toda la escuela va y dicen que son increíbles. Ya sabes: buena música, baile, bebidas alcohólicas, el tipo de cosas que se supone le gustan a los adolescentes. -Cosas que en lo personal no me interesan.
-eso suena bien, ¿y vas a ir?
-por supuesto que no. -respondí rodando los ojos.
Jason se me quedo viendo con sorpresa. La respuesta que él esperaba era positiva, hora de explicar mis motivos. No puedo creer que este se supone que es mi mejor amigo. Bueno, mi único amigo. Uno creería que luego de ocho meses ya sabría que me siento muy bien lejos de las personas en general.
-No ire a una fiesta con un montón de gente que no me agrada, que a lo único que ira es a emborracharse y a tener sexo.
-¡Jason y Alexis! -demonios, cuando el maestro te llama por tu primer no nombre significa que estás en problemas. -Si tienen algo que compartir con la clase entonces pasen al frente y díganlo.
-n-no señor, no hay nada que comentar. -respondí avergonzado.
-¿y tú, Jason?
-t-tampoco tengo nada que decir. -puedo escuchar las pequeñas risas burlonas a nuestro alrededor.
-entonces guarden silencio y presten atención a la clase. -regresó al pizarrón.
-Esta conversación aún no termina. -me dijo Jason. Que testarudo, ahora no se rendirá hasta que yo acceda a ir con él.
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No me equivoque. En la hora de receso:
-por favor
-no
-por favor
-no
-por favor
-¡Que no, por un demonio! -siento que estoy peleando con un niño ¡y lo peor es que respondo! -¿no entiendes? Ya te dije mis razones y sigues insistiendo. ¡No iré a esa estúpida fiesta y punto!
-no seas aburrido.
-mira, aunque todas las razones que te he dado no fueran suficientemente validas. -y desde mi punto de vista, lo son. -mis papás se irán ese día a una boda algo lejos y no regresaran hasta el sábado.
-¿y...?
-agh, y: si no van a estar ¿quién cuidará la casa?
-Alexis. -puso sus manos en mis hombros y me miró a los ojos de una manera seria e incómoda. -Tenemos dieciocho años, haremos un examen para entrar a otro nivel en mes y medio, las probabilidades de quedarnos en una buena universidad son pocas, -¿eso que tiene que ver con lo que estamos hablando? -Lo que digo es... que quiero tener una buena noche olvidándome de ese asunto y de los problemas de mi casa y cuando lo haga me gustaría que mi mejor amigo este ahí conmigo. -maldición, ahora no me puedo zafar de esto, usa la carta de la amistad, a menos que...
-me encantaría hacerte ese favor, pero ya te dije: mis padres se van-
-¡esa no es una excusa! Si tus padres se van es mejor, así no hay nadie que te presione para llegar temprano a casa y la noche será más divertida.-lo más irónico es que como el viernes se suspenden las clases está bien si llego al amanecer o más tarde.-Sé que la mayoría de la gente en la escuela no es de tu agrado; así que puedes ver está fiesta como la forma de celebrar que no los volverás a ver.
-no estoy seguro. -mencioné con sinceridad.
-¡ash! ¿y ahora porque? -quitó sus manos de mí con frustración, ahora el que acaba con la paciencia del otro soy yo.
-tengo un mal presentimiento, ¿no te parece sospechoso? Que alguien haga una fiesta... y que invite a todos sin falta, es obvio que esta persona quiere algo.-Jason se pasa la mano por la cara, creo que empieza a desesperarse.
-Se honesto ¿sabes de alguien que haya desaparecido en estas fiestas? -me lo pensé un poco.
-mm... pues no.
-¿alguien fue obligado a hacer algo que no quería?
-que yo sepa no.
-¿alguien termino muerto en esas fiestas?
-creo que... no.
-¿entonces? No hay razón para negarte, la dirección de la fiesta está por el vecindario, así que puedes estar tranquilo e irte cuando lo desees.
-bueno... lo voy a pensar, te lo diré el jueves cuando lleguemos a la escuela.
-está bien.
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Cumplí mi promesa, lo pensé y lo pensé durante tres días: Jason tenía buenos puntos, no había razón por la que sentirme ten inseguro, he decidido ir a esa fiesta, porque realmente no puedo decir que no me gustan esas cosas si no las he probado. En fin, ya se lo dije. Obviamente ni se lo comenté a mis padres, no lo aprobarían.
Regresé a casa, papá y mamá se fueron hace horas, me dejaron un poco de dinero y de comida (aunque soy perfectamente capaz de cocinar solo). Por otro lado, la fiesta es hasta la noche.
¿Esto está bien? Siento que algo va a pasar, algo me lo dice. Posiblemente solo sean los Doritos con salsa que comí en el descanso. Ahora, ¿Qué clase de ropa se usa en una fiesta? Normalmente me daría igual, de hecho, me da igual, llevare la primera ropa que me encuentre, no es como si mamá fuera a regañarme porque mis zapatos y mi pantalón no van (como siempre lo hace).
Bien, aún falta una hora para que Jason venga a recogerme, voy a revisar unas cosas en la computadora y después me arreglo. Pero cuando fui al lugar donde tengo la Pc vi que había unos pantalones de mezclilla entubados junto con una camisa roja a cuadros de manga tres curtos, nuevos. Mamá debió comprarlos el día que se fue a comprarse su vestido para la boda, ella sabe que a mí no me gustan este tipo de pantalones, mis piernas son algo... se parecen a las de una chica, no son tan musculosas o tan huesudas como normalmente las tienen los hombres, mamá siempre me dice que parecen de modelo por ser largas y no gordas, por eso quiere que use este tipo de cosas. Mm... lme probare está ropa, si no me gusta me la quitare y se acabó.
Tardé veinte minutos en cambiarme.
Sinceramente creo que la ropa me va algo bien, aunque es tan diferente a lo que estoy acostumbrado que me siento fuera de lugar.
Tocaron la puerta, no era una sorpresa de quién se trataba.
Jason, nos quedamos viendo un rato, o más específico: me quedé algo sorprendido porque él debía venir por mí en cuarenta minutos más, demasiado puntual para su propio bien, por otra parte, él solo se queda viendo mi vestimenta.
-¿qué, me manché de algo o...?
-oh, no, no, para nada, solo que... te ves bien.
-eso es sarcasmo? -me hice a un lado para dejarlo pasar, se recostó en el sofá y yo hice lo mismo.
-no, es que me acostumbré a verte siempre con ropa menos llamativa y... que no combinaba. Nunca creí que pudieras estar tan bien vestido.
-porque para mí es más importante estar cómodo, ¿Qué no debías estar aquí en un rato más? En eso quedamos.-enciendo la televisión.
-lo fiesta es en un rato más, yo estoy aquí para estar menos rato con mi familia.
-si sigues con esa costumbre, tengo imagino que te volverás el tipo de adulto que busca cualquier excusa para no estar en casa con su esposa e hijos. -le dije en broma, aunque había un poco de verdad en eso.
-sí, cuando menos te lo esperes me la pasare en tu casa para que veamos una película mientras mis hijos se estén graduando. -me sigue la broma. -ah, y por cierto ¿Qué tal mi atuendo? -me le quede viendo unos minutos; traía una camisa abotonada en color verde olivo que hacía lucir su buen físico y unos jeans negros que acentuaba su cintura.
-no tengo muy buen sentido de la moda pero sere sincero: te vez menos gordo.-él se empieza a reír y luego dice:
-¡te matare! -y me lanza un mortal golpe con un cojín.
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HORA 1
Llegamos a la dirección de la fiesta un poco tarde (debido a que nuestra batalla de cojines se alargó mas de lo esperado), fuimos como a las diez, cuando la fiesta empezó hace una hora pero Jason quería terminar de ver la película. Como sea, es en un hotel lujoso, ya saben, donde algunas compañías hacen sus reuniones anuales o algo así. Solo que: 1) no somos una compañía y 2) en vez de trabajadores somos un montón de adolescentes que probablemente harán grandes destrozos que al anfitrión le saldrán muy caros, alto que no le importa ya que sigue haciendo estas fiestas.
Si bien somos una escuela privada, no somos de élite, mis padres nunca podrían costear algo así.
A donde sea que veo solo hay estudiantes y uno que otro chaperon, logro distinguir a Cristal besuqueándose con alguien de segundo, o alto, el tipo se propasó, Cristal le dio una bofetada y se marchó con sus amigas. Me dió algo de pena, creo que alcancé a distinguir que lloraba.
Cerca de la barra de bebidas veo a Dereck con su grupo de amigos, rodeados de mujeres, típico del idiota guapo. Ugh, que asco.
Yo tenía razón, estas fiestas son solo para ligar y emborracharse.
-¿quieres algo de beber? -Me dice Jason, grita un poco ya que la música está muy alta.
-si claro, estare en esa mesa.
Una mesa en un rincón apartado de todos, después de todo no puedo cambiar, soy el chico solitario, la comodidad ante todo. La gente se empieza a reunir para bailar en la pista, algunos con pareja y otros solos. Por supuesto que no sé bailar, jamás lo he intentado ya que si lo hago muy mal eso hubiera clasificado como una persona vergonzosa y hubiera "llamado la atención", la gente ya habla demasiado de mí desde mi "día rojo", ni loco les daré más razones.
-aquí tienes. -Jason puso enfrente de mi un enorme vaso con un liquido amarillo, lo probe, el sabor era asquerosamente amargo, lo peor que probe en mi vida.
-¿Qué es esto? -Dije entre tosidos.
-cerveza. -Él le da un sorbo a la suya como si nada. Bien, me ví demasiado inocente, era muy obvio.
-¿enserio Jason? Yo no bebo, a lo mucho tomo sidra en navidad.
-Bueno pues siempre hay una primera vez para todo, relájate, bro. -Se siente raro que me llame así, dio otro sorbo. - tampoco soy mucho de tomarla pero vamos, es tu primera fiesta tienes derecho a disfrutarla y alocarte. -Lo pensé cinco minutos,á di un suspiro y le di un segundo sorbo a mi vaso, vaya, es cierto lo que dicen, el segundo no sabe tan mal. No, mentira, sigue igual. -excelente. -choca su vaso contra el mío.
Tal vez una no me haga nada.
Y en efecto, no me hizo nada.
Luego probé los mojitos, y amé su sabor a limonada.
HORA 2
¡ES LA MEOR NOCHE DE MI VIDA! Llevo cuatro cervezas y estoy excelente, fui a la pista de baile junto con ese sujeto... ¿Cómo se llama? ¿Janson? ¿Jaiden? Bueno ese, ahora lo perdi de vista pero volverá luego. Sin querer choque mi espalda contra alguien.
-o disculpa ¡ey! ¡Eres tú!
Cuando me miró abrió los ojos, como si estuviera sorprendido. Luego soltó una risa, y me pareció sexy. Y no hay muchas cosas que me lo parezcan.
-así es, creo que soy yo.
-¿oye por que no bailas un poco más?-dijo colgándome de sus hombros.
Si, hace rato dije que no sé bailar, pero al carajo, la música no está nada mal.
Y él tampoco.
-ok, solo si tú eres mi pareja.
-eres un tipo muy tramposo pero creo que eso me gusta un poco así que bueno.
Noté sus mejillas poniéndose rojas, debe estar así por las margaritas, o los mojitos... o algún otro coctel. Aún así, se ve muy... lindo...
HORA 3
Me canse de bailar y fui con este sujeto a sentarme, se mueve bien. Me guió bastante bien en la pista.
Ya en la mesa el queda frente a mí. Y parecía divertido mientras me observava, por un momento pensé tener algo en los dientes, sería vergonzoso. Pero alo me decía que no era el caso. Su forma de verme me hacía sentir como... cálido.
-Nunca creí verte así. Tan... descontrolado. -que bonita sonrisa tiene.
-hoy me siento diferente, como... si pudiera hacer cualquier cosa y sentirme feliz.-le hago una señal al camarero para que me trajera otra margarita.
-eso es bueno, siempre te ves algo triste.
-no estoy triste, solo soy algo tendiente a la soledad. -que rapidos, ya trajeron los tragos.
-ya veo. -comentó tomando su copa , dando un sorbo muy tranquilo, casi elegante. En cambio yo...
-mjf.-le doy un sorbo y luego la dejo en la mesa.- sabes lamento haber sido tan cruel contigo la otra vez pero no podía hacer nada.
-no te preocupes, eso fue hace mucho. -quiso decir algo más.
Luego lo interrumpí cuando ví a la mesa de junto a un gorro ja pelotitas de pin pongo en vasos con tragos.
-¡oh, mira! ¡Allá están jugando beerpong! ¡Hay que ir!
HORA 4
-¡Sor el rey del beerpong!
-Bien hecho su majestad. -Me felicita y, y, y, y...
Me sonríe... tan lindo... Sé que lo repito mucho, pero me gusta mucho esa sonrisa. Y sus ojos, son tan brillantes... Cómo si tuviera estrellas en ellos.
-y desde ahora tú eres mi caballero. -Ni siquiera sabía que mi voz podía tomar un tono así.
-sería un honor. -Se inclina en señal de respeto aunque estoy muy ebrio sé que es de broma. Así que no puedo evitar reír cuando lo hace. Empecé a caminar hacia él.
-Entonces te nombro...
Y me tropecé.
Pudo acabar allí. Yo, completamente ebrio, tirado y con mi caballero burlándose de mí.
Sin embargo, sucedió otra cosa.
Él alcanzó a sujetarme de la cadera antes de que tocara el suelo, y se que debo apartarme de su lado pero el cuerpo no responde.
Nos quedamos viendo un rato, y jamás creí que lo tendría tan cerca. Ese cabello se ve tan sedoso que quiero tocarlo, solo un poco. Me atreví, él no me aparta, ni me suelta, solo me ayuda a pararme.
Frota un poco su cabeza junto a mi mano, la bajo un poco a su mejilla, puedo sentir el comienzo de una barba, me raspa un poco el pulgar, y no de forma desagradable.
Mis ojos se encuentran con los suyos. Y me encantan, brillan tanto que me pierdo en ellos, esa mirada me acelera el pulso más de lo que logró la caída, ya no es sólo amabilidad, o cariño.
Es deseo.
Bajo un poco la vista, y veo sus labios, son perfectos, no delgados ni exageradamente gruesos, ni siquiera se ven secos ni partidos. Si tuviera que elegir, quiero que sean esos labios.
Mientras más me concentró en él , más olvido el aquí y el ahora. No es una fiesta, no hay música, ni nada.
Sólo un chico observando a otro chico. Un chico que desea a otro.
Y yo soy uno de ellos.
Regreso la vista a sus ojos, y le doy permiso. Ni siquiera tuve que terminar de asentir.
Y me besa.
Es el primer beso de mi vida, y fue más de lo que esperaba.
Primero gentil, luego más profundo, sabe a alcohol, pero también a limón, a menta y a sal, y no puedo tener suficiente de él.
Mi mano regresa a su suave y sedoso cabello, no lo estoy jalando, aunque podría, podría jalar su cabello si se atreve separarse, a romper este momento, y no voy a permitirlo.
Sus manos siguen en mi cintura, lo cual aprovecha para jalarme más hacia él. Me queda claro que yo también estaré en problemas si me separo. Al contrario, nos frotamos más el uno contra el otro, allí de pie, junto a todos, ¿y saben que? Me importaba un carajo.
Nos vimos en la necesidad de tomar aire. Sentí como si mis labios persiguieron a los suyos al separarse. Se le habían enrojecido ligeramente, me pregunté si los míos también habían quedado así.
Pero había otro problema, por primera vez en mi vida, me sentía excitado, pero hablo de verdad. Podía sentir el bulto en mis pantalones. No supe si él se dió cuenta, o no, tampoco e atrevía a mirar si él estaba igual.
Al final. No tuve que esperar una respuesta.
-Ven conmigo
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Me llevó de la mano hasta una habitación. Quizás nos vieron pero para esta hora ya todos se encontraban más ebrios que yo, además, estamos a dos meses de graduarnos, al final ¿que importan los otros?
Seguimos con la sesión de besos en el elevador, puede que me sangren los labios mañana, y no podría importarme menos.
Finalmente, llegamos a nuestro destino, la habitación nupcial. No, en serio, así decía la puerta. No pude evitar reírme en mi mente por la ironía.
Al entrar solo pienso en un adjetivo para esta suit: Enorme. Es la palabra perfecta. La cama es muy grande, tiene unas hermosas colchas rojas adornadas con toques dorados. Y puedo jurar que esas almohadas son mucho más acolchonadas que una almohada de recién nacido.
Siento sus manos rodear mis cintura y su pecho chocar contra mi espalda. Empieza a besarme el cuello, la nuca, y nunca creí que eso podría sentirse tan bien. No soy idiota, se perfectamente lo que va a pasar aquí, pero lo deseo tanto que no lo evitare.
Me giro para quedar frente a él, encontrándome otra vez con sus ojos llenos de lujuria, me mira como si yo fuera algo precioso, no como un bicho raro. Sabe lo que soy, y no le importa.
Empezó a desabotonarme la camisa, lo hizo con bastante cuidado, casi disfrutandolo. Cuando terminó yo le quite la suya. Vi su torso, bien marcado, se me pasó por la mente la idea de besar esos cuadros perfectos, pero ya habría tiempo de eso. Por otro lado, yo soy delgado, con una cintura definida, siempre me ha dado un poco de vergüenza, por eso la ropa holgada. Él no se ríe de eso, todo lo contrario, posa su mano allí, el solo tacto me eriza la piel, nunca nadie me ha visto así, tal cual soy.
Nos volvimos besar caminamos hasta que llegamos a la cama,su cuerpo estaba sobre el mío, y solo quería que me envolviera con su calor. Me desabroché el pantalón con algo de dificultad, por suerte el me ayudó con la mitad del camino. Cuando por fin los quita, se puede observar fácilmente mi pene erecto bajo la tela de mi boxer, ahora sin el pantalón, forma una carpa allí, estaba muy ebrio para caer en cuenta de que nunca había estado tan duro en mi vida, y demasiado ansioso para pensar en otra cosa que no fuera su posible reacción.
Bajó un poco, para acomodarse entre mis piernas, también me moví, un poco hacia arrimo, apoyando bien mi espalda sobre esas benditamente cómodas almohadas.
Por fin consiguió el ángulo que quería, bastante cerca de mi pelvis. No quitaba la vista de allí, casi podría jurar que sus ojos emitieron un pequeño destello. Acercó su mano al resorte, y antes de hacerlo, me pidió permiso con la mirada, no pude más que asentir, era la primera vez que alguien veía mi cuerpo completamente expuesto. Al quitarlo, estoy tan duro que el largo queda rozando mi vientre, incluso la punta estaba mojandose. Obvio, me dio un poco de vergüenza, y traté de cubrirme el rostro fingiendo rascarme el puente de la nariz. Solo más abajo de mis testículos y encontraría esa abertura en cualquier momento podría cambiar su cara a una de desagradó, marcharse y dejarme aquí. En cambio, pasa su mano por la parte interna de mis muslos, sentí cálido en mi pecho.
-¿Puedo?
La pregunta sonó con cariño, lo preguntaba sinceramente. No sabía exactamente a qué se refería, pero con esa voz no podía ser nada malo. Solté un "sí" que sonó más como un ruego. Lo siguiente que hizo fue recostarse sobre sus codos (¡Dioses!), estaba tan cerca que podía sentir sus respiración cerca de allí. Lo tomó con una sola mano, de la punta a la base, sin prisa, asegurándose de que cada centímetro del largo quedará suficientemente húmedo, con ello consiguió no solo que yo empezara a soltar mas de un suspiro, si no también empezar por defecto otra parte de mí.
Su mano se movió más y más rápido, tuve que morderme para no hacer otra clase de ruidos.
Luego cambio de herramienta, la mano por la boca, y hasta allí llegó la poca cordura que me quedaba. Era caliente, suave, sus labios me apretaban en la base y el resto fue completamente engullido, no podía haber algo que se sintiera mejor. Luego empezó a moverse de arriba a abajo y me tragué mis palabras. Ya no me importaba hacer ruido, me aferré a la sabana lo mejor que pude y resistiendo el impulso de mover mis caderas.
En eso sentí que algo me rozaba en otra parte, más abajo. Esa abertura no tiene labios tan gruesos como una vulva, son más finos, pero se humedecen, lo han estado hace rato, aún así su tacto es suave, solo frota los alrededores, y no me imaginé que serían tan sensibles, incluso para mí es área inexplorada. Siento como los abre ligeramente, casi puedo imaginarlo, sus dedos se mueven en sincronía con su cabeza, frotando más y más haciendo que mi cuerpo tiemble.
Luego lo siento, jugando con las puntas de sus dedos, buscando abrirse paso allí. Mi primer pensamiento fue apartarme, porque eso podría llevar a más, y sin embargo, quería más, todo.
Un dedo, solo uno, y fue demasiado para mí, tocó algo y me liberé en su boca.
Se separó, por un aterrador minuto creí que hasta allí había llegado, era todo, arruiné mi primera vez corriéndome en su boca.
-Lo sien...
Empecé a disculparme. Y luego se lo tragó, no me esperaba eso.
-¡¿Por qué hiciste eso?! -cuestioné aterrorizado, y él solo sonrió de forma traviesa. No creí que pudiera parecerme sexy así.
-Sabe más salado de lo que creí.
Se acomodó para quedar a mí altura. Me sentí pequeño debajo suyo, descubrí que eso me gustaba.
Besó mi cuello, escuché como sonaba húmedo, se sentía como si me pellizcaran la piel, aunque no dolía, en absoluto. A la vez, retomó la atención en mi abertura, masajeando con cuidado mi cavidad hasta que estuviera lista para introducir otro dedo, no resistí el moverme un poco, quería sentirlo, más adentro, más duro. Comencé a sentirme mal por ser el único que era complacido. Con mi mano izquierda acaricié su cabello y cuello como él hizo antes, y con la derecha busqué hacia abajo, no fuí muy difícil encontrar lo que buscaba.
Se sorprendió cuando lo toqué, pero solo por un segundo antes de morderme en el pecho. Con solo acariciarlo noté la diferencia con el mío, más grueso, más largo, más grande. No pensé que eso fuera malo. Para nada.
Lo acaricié, ya estaba bastante erecto, sin necesidad de haberlo estimulado antes, no tardamos mucho en sincronizarnos con las caricias. Él no es tan ruidoso como yo, sus gemidos suenan más como pequeños y graves suspiros, si tuviera que escucharlo toda la vida no me molestaría.
Se vieron interrumpidos cuando guió su boca a mi pezón, y carajo, no pensé que esas cosas pudieran ser tan sensibles. Estuve por venirme de nuevo, estaba seguro de que él también, y entonces... Se separó.
Quise gritarle por parar, hasta que ví como sacaba una pequeña bolsa cuadrada de su pantalón, y me la mostró.
-Tú... ¿Quieres?
Este era el momento, podríamos parar aquí, e irnos, podía decir que no, él no me forzaría.
Sin embargo, algo en mí no había tenido suficiente.
Tomé su mano, y lo atraje de vuelta hacia mí. Le ayudé a abrirlo y entonces se lo puso, y yo solo podía pensar deprisa, apúrate, lo quiero.
Finalmente terminó, volvimos a acomodarnos, estaba nervioso, pero más decidido. Me sostuve de las sábanas cerré los ojos, y cuando lo sentí entrar las apreté muy fuerte. Dolía, solo que no tanto, él se había encargado de prepararme, y lo había hecho fantástico. Recorrió un buen tramo, estaba lleno, de él.
Abrí la mirada topandome con sus ojos, eran cálidos, no cambiaron en nada. Se dió cuenta de lo mucho que sostenía la tela, así que tomó mi mano y la puso sobre su hombro, quería que me sostuviera de él, dudé un poco, y luego lo hice.
Volvió a besarme el cuello, y entonces empezó.
No era brusco, no era doloroso, ardió un poco pero solo en lo que me acostumbraba, luego yo también participé, me moví torpemente persiguiendo mi propio orgasmo. Lo quería, quería tanto sentirlo todo.
¿Así se sentía siempre? ¿Era lo mismo para todos? Seguramente no.
Era tierno, cálido y también espectacular.
Golpeaba todas las partes importantes, con cada embestida, sus manos también eran bastante hábiles, tocando zonas en mi piel que no creí que pudieran hacerme temblar tanto. Me sentía más cerca de acabar, esperaba que él también, no era justo que yo fuera el único que terminó hasta el momento (y varias veces), sin embargo sucedería de nuevo. Estaba a nada.
Y se detuvo de golpe.
-¿q-que sucede? -pregunté con cierto agotamiento en mi voz.
-n-no es nada.- y siguió con lo suyo.
Debí insistir con la pregunta, pero luego golpeó tan bien, que lo olvidé rápidamente. Además, sigo estando ebrio.
Luego de un rato, lo único que alcanzaban a escuchar mis oídos eran mis propios gemidos y al otro llamándome por mi nombre, ya no aguante más, mi cuerpo se liberó. También me rogaba que parase, estaba sudado, adolorido, con los labios hinchados y el cuerpo lleno de marcas, solo quería acostarme y descansar en esta enorme y suave cama. Pero no podía irme con una racha de cero mientras él hizo un desastre conmigo.
Tomé una decisión.
Cruce mis tobillos tras él para atraparlo, después, concentré toda mi fuerza en mi pelvis mientras me movía más rápido. No lo dejaría salir hasta tener lo que quería. Ví una mirada sorprendida, y antes de que pudiera decir algo, le dí una sonrisa traviesa y lo besé, con todo lo que tenía, dientes, lengua y saliva.
Y finalmente, obtuve lo que quería, pude sentir la contracción dentro, sonreí satisfecho conmigo mismo. Al fin pude tirarme a descansar. Solo relajé mi cuerpo y me envolví por el sueño.
No vi cuando salió de mí solo lo sentí. Y al final, solo escuché un susurro, una voz grave que decía "te amo" el cual no respondí. No puedo decir algo que no siento. Aún así, nunca me había sentido más querido.
"Es fue el momento que cambió toda mi vida".
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